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Show me your teeth por LadyHenry

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Aleix estaba confuso, le dolía la cabeza y sentía los labios arrugados, con un sabor extraño y bastante asqueroso, como si se hubiera emborrachado con friegasuelos Pinus, cuyo anuncio rezaba "Detergente amoniacado con agradable perfume a pino. No raya ninguna superficie, limpia y desengrasa a fondo. Fácil y cómodo de aplicar, siendo inocuo para las manos." Se preguntaba si para la boca también sería inocuo, o si debería llamar al servicio de toxicología, como cuando su primo Alfie lo bebió por accidente al confundirlo con el refresco de manzana.

Intentó fijar la vista en una silla, empezaba a preocuparse por no conseguir enfocar nada. Pasaron cinco minutos en los que respiraba hondo y parpadeaba, se sentía como un merluzo, perder la potestad de las funciones vitales era una auténtica putada. Cuando por fin logró distinguir las formas y los colores lo primero que vio fueron unas botas negras que daban pequeños golpes en el marmóreo suelo, al subir pudo ir distinguiendo una figura atlética que lo miraba fijamente con una expresión entre tediosa y exasperada. El pelo azabache brillante, las facciones marcadas y la mirada penetrante le eran familiares, intentaba recordar de dónde, le llevó unos minutos dar con la respuesta.

-¡El morenazo del callejón!-exclamó como si hubiese dado con la fórmula de la eterna juventud, cosa que con algunas particularidades había hecho.

-¿Qué?-preguntó el vampiro sin entender lo que  pasaba.

Aleix guardó silencio, mientras se hacía consciente de la situación, estaba maniatado a un silla frente a un desconocido que horas antes le observaba desde la calle... Estaba jodido, y mucho, ese tipo podría querer hacerle cualquier barbaridad, desde ultrajarle el culo a vestirlo con un traje de su difunta abuela y pedirle que le hiciera galletitas de jengibre. Casi prefería que lo sodomizara, si a Jair le gustaba no podía estar tan mal, su amigo tenía muy buen gusto y siempre estaba bien experimentar.

-Hola...

El vampiro alzó una de sus arqueadas cejas con desdén, Aleix carraspeó antes de volver a intentar hablar.

-Verá, no nos conocemos, le vi por primera vez hace unas horas, estaba observando la casa de Jair...

-¿Cómo?-preguntó el vampiro extrañado.

-Ya sabe desde el callejón...

-¿La casa de Jair?

-Sí, era donde estaba.

-¿Tú no eres Jair?

-No.

-¿Y qué hacías en su casa?

-¿Y tú qué hacías en el callejón?-preguntó Aleix con tono irritado.

-Observar a Jair.

-Jair estaba tras la cortina

-¿Quién eres tú?

-Aleix, un amigo de Jair.

-La madre que me parió, tenía que llevarme al hijo de Roy no a su puta.

-Eh yo no soy su puta, soy su mejor amigo.

-Estabas en la casa del hijo de Roy en  vacaciones de navidad a altas horas de la noche,  si es la mitad de guarro y maricón que su padre, tienes que ser su puta.

-¿Tú eres la puta de Roy?

-Claro que no, en todo caso Roy sería mi puta.

-¿Y por qué ibas a querer secuestrar al hijo de tu puta?

-Roy no es mi puta.

-¿Qué tipo de relación tienes con Roy?

-Una que acabará en cuanto me devuelva lo que me ha robado.

-Así que Roy te ha usado y te ha robado... vaya no parece tan mal tipo.

-Roy no me ha usado, sólo ha confundido algunas cosas... digamos que no ha creído algunos detalles importantes a tener en cuenta en nuestros tratos, una lástima, era un tipo competente.

-Es...

-Tienes que llamar a Jair y pedirle que Roy se ponga en contacto conmigo.

-Vale, desátame y dime tu nombre.

-Me llamo Dante, y no hará falta desatarte, con el manos libres bastará.

-Me duelen los brazos.

-Eres un poco llorica, dame tu móvil.

-¿Cómo quieres que te lo dé?

-¿Dónde está?

-En el bolsillo derecho de la chaqueta.

El vampiro buscó en el bolsillo, encontrando condones y chicles aparte del móvil. Con una mirada escéptica tomó el pringoso teléfono, mostrándoselo a Aleix en busca de una explicación.

-Mierda, ya sabía yo que esa oferta de tres por uno era sospechosa. No me mire así soy joven y tengo que cuidarme-se defendió.

-No creo que esto-dijo estrujando el defectuoso amasijo de látex que formaba el pack de tres condones-fuera a protegerte, más bien te dejaría el paquete como un nabo pocho.

-Exageras... dale a rellamada el número de Jair es el primero.

-Repasemos lo que vas a decir antes-sugirió mientras terminaba de limpiar el teléfono.

-Vale.

-Lo primero que le dirás es que has sido secuestrado por Dante, después te asegurarás de que llame a Roy y busque eso que me ha robado para devolvérmelo.

-OK, dale-insistió Aleix ansioso porque lo desatara, era muy inquieto y empezaba a ponerse nervioso.

El vampiro marcó y puso el manos libres, esperando impaciente a que contestaran.

Al otro lado de la ciudad Jair corría como loco del baño al pasillo para coger la llamada.

-¿Aleix estás bien?-preguntó Jair casi sin aliento.

-Bueno he tenido mejores noches  ¿tú estás bien?

-Sí ¿por qué no iba a estarlo?-se extrañó Jair.

-No sé, te noto asfixiado... ¿no habré interrumpido algo?

-No ¿cómo crees? Estaba muy preocupado, la señora Prym me dijo que te fuiste con el morenazo.

-Oh bueno eso es cierto, aunque más bien fue el morenazo el que me arrastró...

-¿Qué pasó exactamente?-cuestionó Jair mosqueado.

-Después de hablar con la señora Prym el morenazo me secuestró y ahora me tiene atado a una silla...

-¿Estás atado ahora?

-Sí.

-¿El morenazo está contigo?

-Sí-

-¿Y cómo me has podido llamar?

-Él me lo pidió.

Un incómodo silencio se instaló en la línea, Jair intentaba encajar las piezas y Dante se frotaba las sienes procurando calmarse, la conversación no estaba siendo muy efectiva.

-Verás Aleix... suena muy raro, pensé que cuando descubrieras que eres bisexual sería de un manera más... corriente-suspiró Jair.

-Yo no he descubierto que soy bisexual, me han secuestrado Jair.

-¿No? ¿Y qué haces atado a una silla con un morenazo?

-¡YA ESTÁ BIEN!-intervino el vampiro furioso-No soy un morenazo.

-Sí lo eres-lo contradijo Aleix.

-Me llamo Dante, y he secuestrado a Aleix por error.

-Pues suéltalo-dijo Jair como si fuera lo más lógico del mundo.

-¿Tú quieres a Aleix?-preguntó el vampiro a Jair.

-No se haga ideas equivocadas, sólo somos amigos-contestó molesto porque todo el mundo se empeñara en liarle con Aleix-.Es usted el que lo tiene atado a estas horas...

-Porque lo secuestré, tenía que haberte cogido a ti, pero como es tu amigo supongo que harás lo que sea por liberarlo.

-Bueno si él quiere irse... ¿éste es alguno de esos jueguecitos raros?-no acababa de entender a dónde quería llegar el tal Dante- Me parece estupendo que te hayas dado cuenta de que también te gustan los tíos, ya era hora, pero preferiría que no me llamaras para estas cosas, es algo violento... no te enfades, ya sabes que soy muy liberal, pero no sé, es raro...

-Jair estás malinterpretando las cosas, Dante te está diciendo que si no haces lo que va a pedirte no me va dejar libre, y me tiene atado para que no me escape-aclaró Aleix.

-¿Quiere abusar de ti?

-Llama a Roy, y dile que me lo devuelva o no liberaré a Aleix-interrumpió el vampiro exasperado.

-¿A mi padre?-se sorprendió Jair.

-Sí-afirmó el vampiro, aliviado del progreso de la conversación.

-¿Qué relación tienes con mi padre?-preguntó suspicaz Jair.

-Hacíamos negocios.

-¿Ahora lo llaman así?-preguntó socarrón Jair, arrancado una risa da Aleix.

-¡Basta ya! Llama a Roy y haz lo que te he dicho.

-Decirle que te dé lo tuyo-rió Jair.

-Que me lo devuelva-puntualizó el vampiro.

-Vale... llamaré a Roy y le diré: "oye papá ha llamado un tal Dante que quiere que le vuelvas a dar lo suyo, como anda desesperado secuestró a Aleix, es un poco torpe y lo confundió conmigo, si no haces lo que quiere, él va a darle lo suyo a Aleix".

-Eh a mí nadie me va dar nada, sólo me va a retener ¿no?-preguntó Aleix algo temeroso.

En ese momento Dante se acercó a Aleix, susurrándole al oído algo que lo inquietó.

-¡¿Que me vas a chupar qué?!-gritó Aleix. Y Dante cortó la comunicación.

Al otro lado de la línea Jair empezaba a preocuparse, seguro que el morenazo iba a propasarse con Aleix, y de a cuerdo que a veces daban ganas de darle una lección, eso de que Aleix jugueteara con la ambigüedad y después dejara al personal caliente no era bueno.

 Pero Aleix no lo hacía con mala intención, era de esos chicos que se habían pasado el instituto manoseándose con el resto del equipo de rugby, creía que era lo normal entre tíos, ir en plan colega... A Jair también se lo hacía, hasta que le dijo que era bisexual, pero no fue por esa confesión que dejó de meterle mano, fue porque Jair lo amenazó con dejarle el culo como un bebedero de patos si seguía con la coña. Y Jair podía cumplir la amenaza, hacía yoga y aikido, no es que fuera muy fuerte, pero era flexible y ágil, y más vale maña que fuerza. Así que Aleix dejó de hacer bromas de ese tipo.

Jair creía que a pesar de su descaro, en el fondo Aleix era algo despistado o ingenuo, no se daba por enterado de que el ochenta por ciento de sus compañeros de equipo se lo montaban entre ellos, y el veinte restante eran unos pardillos como él que seguían el juego sin enterarse de nada. No entendía bien cómo unos tipos que se pasaban el rato toqueteándose y duchándose juntos usaban la amistad para justificarse, alegando que era un juego y lo normal entre amigotes. Desde entonces esperaba el día en el que a Aleix le hicieran "todo un hombre" o le estrenaran la cara B, estaba ansioso por ver la cara de su amigo cuando se diera cuenta de lo obvio, y ni sus innumerables ligues ni su fama de mujeriego le valieran para excusarse.

Pero no quería que fuera de esa manera, por mucho que insistiera la señora Prym en su gusto por el masoquismo, le parecía excesivo estrenarse en el otro lado de la acera de esa manera. Si hasta ahora no le iban esos juegos, no iba a convertirse en un fanático del bondage porque se lo montara con otro hombre.

Así que llamó a Roy, esperando que le explicara quién demonios era Dante y qué tenía que darle exactamente.

En su espacioso y alternativo triplex Roy intentaba decidir si vestirse de traje e ir a la inauguración de la nueva galería donde estaría ese atractivo marchante o dejar que su adorable  y adulto (hacía una semana que había dejado de ser menor de edad) vecinito usara su home cinema para ver esas películas tan macabras. Debería darle reparos que el chico tuviera casi la misma edad que su hijo, pero le daba igual, además él había sido un padre joven, a la tierna edad de diecinueve años había dejado embarazada a Vera. Se preguntaba qué demonios hacían los jóvenes hoy en día, su hijo de un lado para otro con Aleix, sin que a ninguno les durasen los ligues más de dos meses, por no hablar de que Aleix seguía creyéndose hetero, a él no le hubiese importado demostrarle que podía llegar a ponerse muy gay, le tenía guardado cierto rencor por su reacción al enterarse de que Jair era bisexual, a Aleix no se le ocurrió otra cosa que achacarlo a los genes gays que Roy debía haberle transmitido. En ese momento decidió que iba a quitar a su hijo de ese colegio católico, con lo que pagaban no era lógico que tuvieran que aguantar semejante derroche de ignorancia por parte de sus compañeros. Al ver que quitaban a Jair del Saint Patrick College la madre de Aleix se apresuró a hacer lo propio, Jair se puso muy contento, Roy suspiró, no se iba a quitar de encima a ese merluzo, se resignó esperando al día en que aflorasen los genes gays del chico, ya le restregaría la dichosa frasecita.

Otro ejemplo de lo poco espabilada que andaba la juventud era ese vecinito suyo, Tomy, dándole la vara para que le enseñase cómo ligar, diciéndole lo cool que se veía y pidiendo su asesoramiento ¿es que no se daba cuenta de que iba derechito a la boca del lobo? Una vez que apareció con unos shorts ajustados y una camiseta tres tallas mayor a la suya creyó que todo había sido una tapadera y en realidad era un lobo con piel de cordero, emocionado se cuestionó dejar de lado su regla de no intimar con menores, pero poco le duró la alegría porque el motivo de que se presentara así era que le diera cobijo hasta que llegasen sus padres porque al salir a tirar la basura se le había cerrado la puerta y no llevaba las llaves encima.

Sumido en sus meditaciones sobre los jóvenes estaba cuando su hijo le telefoneó, nada más descolgar supo que estaba indignado, usaba el mismo tono arrogante de su madre cuando se enfadaba.

-Roy-que le llamara por su nombre en lugar de papá era muy malo.

-Hola hijo-saludó intentando usar un tono apaciguador.

-¿Quién es Dante?

-Un cliente, ¿qué pasa con él?-preguntó Roy extrañado.

-Eso me pregunto yo... ¿es sólo un cliente o algo más?

-Bueno es un tanto... particular.

-Define particular.

-Tiene unas costumbres algo extravagantes...

-¿Cómo atar hombres y darles lo suyo?

-¿Qué? No, no me refería a eso, sino a que es muy estricto con ciertas cosas, como que sólo queda en la noche y detesta las luces fuertes...

-¿No es un dominatrix?

-No creo, es bastante mandón y exigente pero nada más que yo sepa.

-¿No te lo has ligado?

-No ligo con clientes Jair, tengo principios.

-Así que le gustan jovencitos...

-¿Qué insinúas?

-No sé qué se traen entre manos, pero ese tipo ha secuestrado a Aleix por error.

-¿QUÉ?

-Dice que tienes que darle algo y que hasta que no lo hagas no lo liberará.

-¿Por qué secuestro a Aleix?

-Lo confundió conmigo, estaba en casa y ese tipo nos vigilaba desde la calle.

-Dime que estás de broma...

-No estoy tan aburrido como para eso, el que anda con pirados eres tú Roy.

-Eh que tus amistades no son precisamente recomendables.

-Pero no van por ahí secuestrando a la gente.

-Tiempo al tiempo...

-¡Papá!

-Eso está mejor.

-Llama a Dante y haz que deje en paz a Aleix, lo tiene atado.

-Vaya, lo mismo de ésta se da cuenta...

-¡Papá!

-Vale.

-Oh espera acaba de llagarme un mensaje al móvil, dice que vayas a la casa de la bahía y que lleves eso contigo.

-¿Eso?

-Lo que tengas que darle supongo...

-Pues no sé qué es, iré a averiguarlo, con suerte suelta a Aleix.

-Ven a recogerme.

-Mejor voy solo, no quiero arriesgarme ni darle explicaciones a tu madre de por qué te saco de su casa a estas horas.

-Vale, pero llámame cuando acabes, por tarde que sea.

-Ok, voy saliendo, buenas noches Jair.

-Hasta después

Roy suspiró con pesadez, no le apetecía ir en busca de Dante, era  excéntrico y creía ser un vampiro. Había omitido esa información para no preocupar más a Jair, pero Aleix estaba jodido, si lo molestaba iba a dejarlo del revés. Esperaba que no acabase descuartizando al chico, Jair lo había pasado muy mal cuando la vecina envenenó al loro,  y no quería imaginarse cómo se pondría si le pasaba algo a Aleix.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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