2) Lo peor es enamorarte de un hetero, a menos que seas masoquista.
3) Por sobre todas las cosas, NO SEAS OBVIO.
Sabios consejos de, lo que se supone, es mi hermano. Que hasta con marquito rosa me lo colgó en la puerta de mi habitación. Me recalcó una y unas ochocientas veces más que no debía fijarme en un chico hetero, ¡aunque fuera el más guapo de todo el mundo! Porque, según él, solo te hacen sufrir.
¡Pero él es el primero en infringir su ley! Enamorándose de quién sería su profesor de guitarras. Camui Gackuto. ¿Qué quién es mi hermano? Bueno, hermanastro Takashima Kouyou. Estudiante de último año en la preparatoria, según él, experimentado en toda clase de temas. Para nadie le es indiferente que mi ‘hermano’ es Uruha, la princesa de la cama.
Recalco que a mí no me sorprendería en nada que algún día este gay fuera prostituto en un futuro no muy lejano.
Volviendo al tema anterior, yo también infringí dos de las ‘leyes de Uruha’ enamorándome de uno de sus mejores amigos, y justamente el único del cual mi queridísimo hermano me prohibió enamorarme. Suzuki Akira.
Según todos los chicos a los cuales le he preguntado de forma anónima (especialmente el grupo más cercano y por teléfono) he llegado a la obvia conclusión de que no tengo oportunidades ni aquí ni en la quebrá del ají. El muy cabezota es hetero por donde lo mires, por lo que escuches salir de su boca y por lo obvio de sus movimientos de ligue. ¡Arsh! Si detesto cuando de repente a Uruha se le ocurre invitarme a una de sus ‘productivas’ salidas y lo raro que se pone cuando Akira le coquetea a las chicas de ¡cualquier lugar! (generalmente siempre estoy molesto cuando salimos todos juntos es como obvia la razón) pero lo que más me emputece ¡es que también se hace el lindo conmigo y me hace ilusiones! Me frustra el hecho de que lo hace sólo porque parezco niña ¬¬ y Uruha se encarga de recalcarlo con el afán de hacerme sentir mal. Y dejarme en ridículo frente a sus amigotes.
El otro día habíamos salido al centro comercial a comprar un poco de ropa para una fiesta a la cual yo no fui invitado. Pero obviamente asistiría igual solo por el hecho de que mi hermano extrañamente me había suplicado que fuera. Eso sí que era extraño y más extraño aún fue cuando él me regaló la ropa que yo quería, que era además la más cara y la más bonita.
Llegó la hora, y cuando me había subido ya la camioneta de Akira, Uruha ‘recordó’ que debía ir a buscar uno de sus celulares para ver si Gackuto quería ir. Y nos dejó solos.
Yo que estaba más que cohibido ahí, solo, con el chico que a mí me gustaba y al que no podía confesarme. Hablamos de trivialidades por mientras, y luego sonó algo así como un pito. Le habían mandado un mensaje. (Luego de unos días supe con exactitud que decía) y nos fuimos de allí sin mi hermano. Yo estaba muy nervioso, apenas y tenía dieciséis y Akira iba para los veintiuno en esa época, y yo me debatía en decirle que mejor me quería devolver a la casa o irme a la fiesta como el chico ‘maduro’ que aparentaba ser frente a él.
-Me gusta tu ropa.
Eso bastó para que en mis mejillas se prendieran dos llamas. Me sentía acalorado y muy incómodo, él solo sonreía de lado. Y como yo no tenía ni la más putísima idea de donde quedaba la maldita fiesta me deje arrastrar por la carretera toda rápida. Pronto me vi envuelto en un bosque frondoso y muy verde. Ya mi corazón estaba súper desbocado y me daba un paro cardiaco si no fuera porque de repente se le ocurrió parar la maldita camioneta.
-¿No me dirás nada?
-¿A dónde me has traído?- pregunté alzando una ceja, tratando de parecer de lo más calmado.
-Mm… cerca de aquí está mi casa.
-¿No que nos ibas a llevar a una fiesta?
-Sí, pero me han avisado que está muy muerta.
-Aah, pero… ¿Qué ha dicho mi hermano?
-Que iba a irse solo, que nos esperaba allá.
-¿Por qué no ha querido venirse con nosotros?
-Gackuto le confirmó que iría, pero que se juntaran en otro lado- me confirmó. Resoplé.
-¿Y qué vamos a hacer por mientras que ellos se dan su revolcón?
-¿Cómo sabías eso?
-Gackt no podría no caer a los encantos de Uruha, o por lo menos eso es lo que aseguraba mi hermano.
-…l y su ego.
-Ciertamente.
Silencio. Cruel silencio.
-Ya que no lo haces tú, lo hago yo. Taka tu me gustas y mucho.
Atiné a reírme.
-¿No me la crees?
-No, porque tú eres hetero.
-No, yo no soy hetero.
-¡Claro que sí!
-¡Por supuesto que no! ¿o cómo crees que me gustas grandísimo pendejo?
-¡Ah! Me emputecen tus mentiras ¬¬
-¿Y quién miente?
-¡TÚ!
-¡Claro que NO!
-Sí, ya no me sigas haciendo daño. Seguro Uruha te contó y quieren hacerme una broma, siempre lo hacen.
-Ahora no es una broma.
-¿Y cómo se yo eso?
-Esto…
-¿No sabes?
Le vi sonrojarse, y se me acercó. Debí suponer obviamente que me iba a besar, y yo debía de prepararme sicológicamente para no parecer un verdadero pendejo a su lado. Pero, obviamente debido a la extraña declaración que habíamos hecho, no me dio el tiempo y quedé como piedra cuando sus labios tocaron los míos dulcemente. Casi se me sale el corazón, ahora sí que sí. Yo no cerraba los ojos, no abría mi boca, ¡no reaccionaba! Y sentía la delicada y dulce lengua de Akira delinear mis labios para darle paso a lo que sería el beso más profundo. ¡Pero yo no hacía nada para que el primer beso con el chico que más me gustaba fuera mágico!
Pero cuando al fin pude reaccionar, se vinieron las experiencias más fuertes. Y resumiendo, lo hice con él. Me sentí fácil, pero Akira demostró que de verdad me quería, y luego nos fuimos juntos a la fiesta en donde todos nos felicitaron, y donde me pidió ser su novio.
¡O sea todo el mundo se había confabulado para hacerme caer en lo que sería una de las mejores experiencias de mi vida! Ahora seguimos siendo novios, nos amamos, nos entregamos. Yo ya tengo 24 y el cumplió sus 29, aún estudio, pero él ya es ingeniero, y me da todo lo que yo pueda necesitar. Amor, por sobre todas las cosas.
De hetero a Gay, ¿Cuántos pasos hubieron para mi Akira?