Es que se veía… terriblemente encantador ahí en la tina.
No sabía si era un error o no, pero seguramente no se arrepentiría de haber entrado.
Deidara era tan descuidado…
Se había quedado dormido en la tina, y ahí tirado mientras dormía, con el cabello largo cual era, sumergido un tanto en el agua, lucía tremendamente irresistible.
Sólo cuando dormía tenía tal rostro de paz; porque cuando estaba despierto, era todo un psicópata.
Y si…
No creía que le importara; después de todo, era un artista, y los artistas son excéntricos.
Antes de pensarlo dos segundo mas, ya se había terminado de quitar la ropa. Era que se la había estado quitando desde que entró. Lo que había estado dudando era si meterse o no a la tina…
Pero Deidara era aún mejor que su llamada "arte". Él mismo por si solo era explosivo.
Se metió, acariciando primero su rostro que le llamaba tanto la atención, retirando algunos cabellos desordenados que pudieran estorbarle.
Pero con el contacto le sintió estremecerse. Y pudo ver como comenzaba a abrir de a poco el ojo que le quedaba libre.
Estaba seguro de que gritaría, o por lo menos le reclamaría y lo sacaría de ahí. Por eso lo besó, dejándolo estupefacto.
Aquella era la boca que mas ansiaba probar de él; pese a que estaba seguro que las demás le serían muy útiles para sus "oscuras" razones.
Pese a todo pensamiento que pudiese tener respecto a lo que pasaría, el rubio le correspondió el beso.
Pero no hubiese sido tan extraño si sólo le hubiera correspondido…
Comenzó a pasar sus manos por la espalda de Itachi, lamiendo con ellas toda la plana y pálida superficie, escuchando satisfactoriamente los gemidos de sorpresa de su "sempai".
Se deslizo suavemente hasta su trasero, y fue cuando comenzó a introducir hábilmente su lengua en aquella cavidad, que Itachi reaccionó.
No iba a detenerlo…pero jugarían el mismo juego…
Se deslizó discretamente en el agua hasta alcanzar el miembro de Deidara con su mano.
Él no necesitaba de mas de una lengua para lograr su objetivo…Que el rubio se sobresaltara.
Eso SI era arte. El rostro de Deidara contraído por el placer…
Lo acaricio hasta sentir que estaba por ponerse duro, y entonces se dirigió directo a su entrada.
El menos abría los ojos de cuando en cuando para ver el rostro de Itachi concentrado en su labor; y él se limitaba a sujetarse de su espalda con la mano que le tenía libre, por que la otra se había deslizado de su entrada a su miembro; a la inversa de cómo lo había hecho la del moreno.
Se sujetó con fuerza de su espalda y se alzó hasta él para poder alcanzar su boca.
Deidara era tan impulsivo…
Podía sentir como la lengua en su mano rodeaba y lamía su miembro de abajo a arriba, lubricándolo todo.
Pero pronto se quedó sin que lamer, porque Itachi ya no podía soportarlo mas y se introdujo en él de una sola estocada.
Deidara era tan imprudente…
Pero aún así, pese a que alguien los pudiese descubrir, no le importaba nada después de haber podido escuchar ese sonoro gemido. Sentir la presión alrededor de su miembro hacia olvidar hasta el hecho de que su propio hermano lo quería muerto.
El rubio se sujetó aún mas fuertemente en su espalda al sentirlo dentro, y pasaba desesperadamente sus lenguas, llevándose con ellas un poco de agua, deslizándose suavemente hasta el cuello y sujetando la cabellera azabache.
Itachi comenzó a moverse.
Saliendo casi por completo para después entrar lentamente
Deidara era tan ruidoso…
Tan ruidoso que ni siquiera besándolo podía acallar sus gemidos. Hacia tanto ruido y respiraba tan rápido, retorciéndose en el agua, que parecía que en cualquier momento iba a desfallecer.
Comenzó a moverse mas rápido.
Entrando bruscamente, haciendo que el rubio levantara las caderas, acercando mas sus cuerpos, siguiendo el instinto incallable de su miembro que palpitaba con cada embestida.
Itachi se aferraba a sus caderas, levantándolo aun mas, haciendo que chocara contra su estomago, provocándole una mueca de dolor placentero en el rostro.
Deidara era todo un sadomasoquista…
Le mordió el hombro hasta hacerlo sangrar, como si de su arcilla se tratara, sin piedad, para aplacar las ansias de darle atención a su miembro, que lo exigía a gritos.
Embestía fuertemente sin detenerse ni un segundo. Y juntaba sus bocas aunque les faltara el aire y estuvieran al borde de la asfixia.
Cada vez mas rápido, mas fuerte, mas adentro.
El rubio se impulsaba hacia arriba y después hacia abajo para que Itachi entrara mas profundo.
Deidara era arte…
Llegaron juntos al éxtasis, extendiendo el clímax mientras tenían un largo orgasmo.
Los jadeos entrecortados de Deidara se mezclaron en el aire como el semen en el agua…
Deidara podía llegar a verse tan inofensivo…
Respiraba tratando de normalizarse y jalando aire en exceso como si aún estuviese teniendo un orgasmo.
Deidara era irresistible…
Mas cuando le ofrecía su cuello para recostarse y besar…
Pero a veces era Itachi el que podía llegar a ser sumamente irresponsable…
Había dejado la puerta entreabierta…
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