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Lost por _Eris_

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Notas del capitulo:

Bueno, siempre he querido hacer un fic de este videojuego, aunque tenía intención de que fuera más largo y detallado, así se quedó, pues me hacía ilusión que hoy (Sant Jordi día del libro) en este día que me gusta tanto subir algo.

(los que leen mi fic de king of fighters el final está al caer, perdonadmeXD)

Espero que os guste: )

Lost

La noche era oscura como pocas se habían visto desde que iniciaron su viaje. En este fatídico día ni siquiera las estrellas brillaban, todas estaban opacas, de luto por la pérdida de alguien importante y querido incluso para los astros.

 

Luneth se encontraba encerrado en una de las tiendas de campaña. Se había sentido especialmente afectado por la pérdida y había pedido expresamente no compartir la tienda esa noche. Era algo díficil para el resto dormir en una misma tienda, pero entendían el dolor de su compañero y le concederían la soledad que pedía.  Aunque ellos también sentían con dolor esa la muerte de la ninfa.

Ingus y Refia comían pescado asado en una pequeña hoguera que habían encendido, más para no comer el pescado crudo que para calentarse. La cálidez esa noche no estaba permitida. Ni siquiera lo habrían pensado. No intercambiaron palabra desde que habían acampado, y seguramente, no lo harían a lo largo de toda la noche.

Arc, simplemente estaba sentado en uno de los peñascos que daban al lago contemplando el baibén de las aguas, abrazado a sus rodillas con su cabeza apoyada en éstas. Se sentía demasiado cansado para que su cuello pudiera sostenerla.

El día había sido horrible, y había terminado aún peor. La muerte de Aria había sido un horror, un accidente, si se le podía llamar así, terrible y pesado para todo el grupo. Aria se había portado muy bien con ellos y en todo momento les ayudó incluso en el combate. Todos habían quedado tocados por su pérdida. Pero Luneth…

Luneth no solo estaba terriblemente afectado. Estaba destrozado. Y no solo por que muriera en sus brazos… Arc  sabía que Luneth sentía algo por la ninfa del agua, lo había descubierto desde el mismo instante que se toparon con ella, la mirada de su amigo sobre la chica tenía un brillo especial que nunca había visto en sus ojos, y ahí fue cuando empezó a dolerle el pecho.

Ver a su amigo con la mirada vacía después del accidente, terminó por quebrarselo… Arc nunca podría estar en el corazón de su amigo. Solo eran eso, amigos… no importaba cuantas veces Luneth lo hubiera ayudado o salvado, no lo hacía con ninguna extraña intención, solo la de ayudar a un amigo, a su mejor amigo. Y debería ser algo bueno, debería alegrarse por ello, pero no era así, necesitaba más. Se había apuntado a la aventura solo para acompañar a Luneth, aunque supuestamente era para que nadie le llamara cobarde, y solo dios sabía cuanta razón tenían, pues estaba realmente asustado desde que habían abandonado Ur, pero el miedo a no volver a ver a su amigo era mucho mayor.

Dejó caer su pierna por el peñasco, sintiendo la húmedad y el frescor del agua fria en su pie. Hacía rato que se había quitado las pesadas botas, incluso se había quitado la túnica de mago, estaba agotado y le importaba muy poco lo que pudiera sucederle (y eso que teniendo en cuenta que estaban en medio del bosque, lo más seguro es que sucediera algo…).

Se quedó mirándo el agua como si pudiera ver algo más que pequeñas ondas producidas por sus dedos. Se preguntó si su amigo estaría llorando, y en cuanto le gustaría ofrecerle su hombro para ello. Que no pudiera conseguir su corazón no significaba que no pudiera seguir comportándose como un buen amigo, como siempre había sido. Aunque el que siempre lloraba y necesitaba un hombro en el que apoyarse nunca había sido Luneth.

-No deberías bañarte por la noche, ni siquiera deberías estar junto al lago, es peligroso.- Esa voz aguda y dulce, aunque a veces irritante le sorprendió por completo, aunque no necesitaba voltearse a mirar para saber perfectamente de quien se trataba: Refia. No le dijo nada, simplemente se encogió de hombros, y volvió a mirar las aguas, removiendolas con su pie.- Hay otras formas de suicidio menos violentas.- Ella apoyó sus manos en sus caderas, tenia el aspecto y la intención de dar una buena regañina. Comprendía a su amigo, o eso creía, de modo que se apiadó de él y se guardó la charla para ella. – Vamos a entrar ya a la tienda, es más seguro. Ingus hará la primera guardia.

-No importa, la haré yo.- Era la primera vez que abría la boca desde que vio esos ojos en Luneth, y sus palabras sonaban algo extrañas. Ni siquiera era consciente de lo que estaba diciendo con exactitud, simplemtente quería estar solo y lo más alejado posible de la tienda de su amigo. Solo le faltaba escuchar algún sollozo por parte de éste para que le diera un auténtico ataque. Aunque en realidad lo que le mataba era no tener el valor para entrar y reconfortar a su amigo… recordando un montón de cosas relacionadas con Luneth que tampoco se atrevía a hacer…

-No me parece prudente, estás removiendo las aguas a plena noche, y ni siquiera me escuchaste llegar.- Estaba realmente preocupada, pero no podría arrastrarlo a la tienda de todos modos, y Arc no parecía tener intención de moverse, quizá Ingus consiguiera algo… Lo cierto es que no comprendía por que estaba tan mal. Luneth era comprensible por que era obvio que le gustaba la ninfa, ¿Pero Arc? Tal vez simplemente era por su carácter dulce y apacible, mucho más sentimental que el resto. Tampoco quiso pensar mucho más en ello, estaba muy cansada y los pies la estaban matando, solo quería dormir y que el día pasara.- Como veas, pero no te aseguro que Ingus no venga a por ti…- Se fue resignada.

Arc agradeció el gesto, pero no podía ponerse en pie. Encogió de nuevo sus piernas, su amiga tenía razón, que quisiera estar solo no implicaba que tuviera que suponer un riesgo para todo el grupo, si atraía  a uno de esos enormes monstruos, todos tendrían problemas. Incluso se hubiera levantado para alejarse del lago, pero eso le parecía realmente dificil en ese momento, pero era una de esas cosas que tenías que hacer si o si. Por todos, no por ti mismo, si no por los demás. De modo que con sumo esfuerzo se puso en pie, cogió toda su ropa, armas y mochila, y se fue dirección al campamento. Le alivió ver que la hoguera ya estaba totalmente apagada, vio un pequeño vulto que supuso sería Ingus, Refia ya se había acostado.

Ingus solo le hico un gesto con la cabeza como saludo, en ese momento Arc agradeció que no fuera una persona muy habladora. Ingus en parte era sorprendente, siempre estaba listo para cualquier tipo de trabajo, era bueno con todas las armas que habían caído en sus manos, nunca mostraba fatiga y nunca se quejaba, y eso que lo hacía todo por su princesa.

Arc se sentó al extremo de la tienda donde dormía Refia, y no miró ni una sola vez a la de su amigo. A Ingus no le pasó desapercivido, pero no dijo nada, no era asunto suyo, al fin y al cabo. Pero entonces Arc habló.

-Puedes ir a dormir, yo haré la guardia.- No quería entrar, así que ya que estaba fuera, supuso que sería un bonito detalle vigilar y dejar que sus amigos descansaran, aunque siempre le había aterrado estar solo en la oscuridad.

-No importa, de todos modos no me apetece entrar en la tienda.- Dormir solo con Refia le resultaba violento y poco honesto para con Sara, siempre había intentado dormir con Luneth, aunque eso le molestara a Arc, eso lo sabía.

Arc hizo un gesto como que estaba bien, si no quería entrar… tampoco le iba a obligar. En parte fue mucho mejor que el Caballero Rojo permaneciera fuera despierto, por que contra todo pronóstico, Arc se quedó dormido sobre la hierba cubierta de humedad mucho antes de lo que habría imaginado.

Despertó con dolor de cabeza por el sol, y de todo el cuerpo por la mala postura. Ya se debería haber acostumbrado a dormir así, no era la primera vez que no podían montar un campamento, pero siempre le costaba… se maldijo por ser tan delicado, aunque siempre se esforzaba por no demostrarlo.

Se le quedó la boca abierta cuando vio a Luneth recogiendo las tiendas con una sonrisa apacible en su rostro, sonriendo amigablemente como siempre, pese a que sus ojos estaban visiblemente rojos.

Al parecer, Arc no era el único que escondía cosas. En ese momento pensó, que todos tendrían algó que esconder de su personalidad, algo que les avergonzaba o que no les gustaba y querían disimular a toda costa.

Desayunaron pescado que Ingus pescó del lago, era mucho más prudente acercarse al lago de día, normalmente los monstruos acuáticos de esa zona reposaban durante el día.

Arc sencillamente no pudo comer. Aunque le sorprendió que el resto de sus compañeros lo hicieran como si nada. Ingus era el único que de vez en cuando le miraba y cerraba los ojos, como haciéndole entender que comprendía su desconcierto y que a él tampoco le entraba la comida, aunque a pequeños bocados, consiguió comer algo.

Luneth comía y reía, y Refia simplemente conversaba con él riéndole la gracia. Arc sabía que era el carácter de Refia para enfrentarse a los problemas, pese a que se conocían desde hacía muy poco tiempo el compartir con ella la tienda por la noche les había dado cierta intimidad y acercamiento, ella se había sincerado muchas veces con él, y tenía la pequeña sospecha de que a ella también le agradaba Luneth, aunque su carácter obstinado nunca le dejaría admitirlo.

Arc se preguntaba, si el hecho de no poder admitir lo que uno mismo siente lo habría hecho más fácil. Se dijo inmediatamente que no. Ya intentó negarlo, se pasó muchos años intentando negarlo. Durante una temporada, lo sobrellevó haciendose creer que ese sentimiento era el de unos amigos de infancia normal y corriente, que era normal quererse, pensar en el otro constantemente y querer tenerlo cerca. No pudo seguir pensando lo mismo cuando empezó a desear tocar a Luneth. Eso fue horrible. Y lo seguía siendo, claro, lo seguía siendo, así como lo seguiría siendo por el resto de su vida…

El mismo Luneth fue quien rompió sus pensamientos, poniendose en pie e invitando a todos a ponerse en marcha. Ingus y Refia le siguieron, cogieron sus cosas y empezaron la marcha, para Arc, se le hizo un poco más dificil, aunque pronto se dio cuenta que una mano estaba frente a él, dispuesta a ayudarle. Cuando miró más arriba, Luneth le sonreía como siempre, esperando a que tomara la mano. Arc la apartó y se levantó solo. Bastante humillante resultara que su amigo no lo necesitara para nada, como para encima que éste se comportara como su niñera, por la cara que puso Luneth, pensó que no le debía haber hecho gracia su reacción. Pero aún así, se puso a caminar intentando no mirarle a los ojos para flaquear.

-¿Estás enfadado conmigo?- Esa voz suplicante de nuevo. Arc volteó para mirar a su amigo. ¿Con él? No, el no tenía la culpa de no corresponderle, de no necesitarle en los momentos en que se sentía hundido, de no tenerle en cuenta para nada, por lo que, tampoco podía culparle, aunque tal vez hubiera sido más fácil…

-No.- Le respondió secamente, no quería flaquear, no quería sonreirle. Lo había pasado muy mal esa noche, y no solo por Aria, fue por Luneth. Nunca se había sentido tan lejos de su amigo como esa noche. ¿Y ahora llegaba él como si nada hubiera ocurrido? Simplemente no podía aceptarlo. No podía. No quería… Debía olvidarse de esos sentimientos.

-Siento si estuve extraño anoche pero…

-Ya sé que Aria significaba mucho para ti.- Le dijo Arc cortándo a su amigo en seco. Lo que le faltaba, que Luneth le confesara cuanto estimaba a la ninfa y el tremendo dolor que había suponido su pérdida en sus propios brazos. No quería escucharlo, aunque se arrepintió un poco al ver la expresión de dolor en los ojos de su amigo. Solo él era capaz de descifrar lo que sentían esos ojos en todo momento. Se había pasado, tal vez el tono fue demasiado desagradable, pero simplemente estaba al límite. O se comportaba así o empezaría a llorar suplicándole que le abrazara.

Era obvio que Luneth no sabía que decir. Se llevo su mano a su cabeza, acariciando el pelo de su cola, siempre hacía eso cuando se quedaba sin palabras, aunque no quería hacerlo delante de Arc, pues sabía que le conocía y enseguida entendería que le había dejado sin habla. Pero en ningún momento esperó esa reacción por parte de su amigo pelirrojo. Siempre había sido alguien dulce con todo el mundo, mucho más con él, y nunca había escuchado una mala palabra dirigida a nadie salida de sus labios. Que le hablara en ese tono, debía significar que estaba realmente enfadado, aunque no sabía por que, pero sin duda, estaba muy enfadado…

-Yo… - No le salió nada, pero Arc volvió a mirarle de esa manera tan fria, de esa manera que nunca había visto.

-No digas nada.- Se giró y empezó a caminar. Ingus y Refia ya les sacaban bastante ventaja.

Luneth se quedó mirándo la espalda de su amigo. Había crecido, sin duda había crecido. Seguía teniendo un aspecto infantil, pero ya era algo más alto que él, y su espalda se veía como la de un hombre. Tal vez Aria se había equivocado.

Le había dicho que debía confesar sus sentimientos, que además, sabía que eran correspondidos y solo estaban alargando una agonía que terminaría en cuanto uno de los dos encontrara el valor. Incluso cuando estaba muriendo en sus brazos, Aria insistió en que debía ser valiente, que si podía salvar el mundo, también podría decirle a su amigo lo que sentía, y le prometió que haría las dos cosas.

Pero debía haberse equivocado, por que Arc estaba dándole la espalda por completo, alejándose cada vez más…

 

Arc retiró una lágrima de su mejilla antes de que recorriera el resto de su rostro o de que alguien se percatara que estaba ahí. Tenía que ser fuerte, tenía que comportarse como un hombre, como Luneth…  Lo que sentía era enfermizo, no estaba bien, y al final perdería la amistad que les unia, lo perdería. Tenía que olvidarse de todo, para poder seguir con Luneth, debía olvidar lo que sentía hacia él… Todo… y seguir caminando sin mirar atrás.

 

FIN

Lost


La noche era oscura como pocas se habían visto desde que iniciaron su viaje. En este fatídico día ni siquiera las estrellas brillaban, todas estaban opacas, de luto por la pérdida de alguien importante y querido incluso para los astros.


 


Luneth se encontraba encerrado en una de las tiendas de campaña. Se había sentido especialmente afectado por la pérdida y había pedido expresamente no compartir la tienda esa noche. Era algo díficil para el resto dormir en una misma tienda, pero entendían el dolor de su compañero y le concederían la soledad que pedía.  Aunque ellos también sentían con dolor esa la muerte de la ninfa.


Ingus y Refia comían pescado asado en una pequeña hoguera que habían encendido, más para no comer el pescado crudo que para calentarse. La cálidez esa noche no estaba permitida. Ni siquiera lo habrían pensado. No intercambiaron palabra desde que habían acampado, y seguramente, no lo harían a lo largo de toda la noche.


Arc, simplemente estaba sentado en uno de los peñascos que daban al lago contemplando el baibén de las aguas, abrazado a sus rodillas con su cabeza apoyada en éstas. Se sentía demasiado cansado para que su cuello pudiera sostenerla.


El día había sido horrible, y había terminado aún peor. La muerte de Aria había sido un horror, un accidente, si se le podía llamar así, terrible y pesado para todo el grupo. Aria se había portado muy bien con ellos y en todo momento les ayudó incluso en el combate. Todos habían quedado tocados por su pérdida. Pero Luneth…


Luneth no solo estaba terriblemente afectado. Estaba destrozado. Y no solo por que muriera en sus brazos… Arc  sabía que Luneth sentía algo por la ninfa del agua, lo había descubierto desde el mismo instante que se toparon con ella, la mirada de su amigo sobre la chica tenía un brillo especial que nunca había visto en sus ojos, y ahí fue cuando empezó a dolerle el pecho.


Ver a su amigo con la mirada vacía después del accidente, terminó por quebrarselo… Arc nunca podría estar en el corazón de su amigo. Solo eran eso, amigos… no importaba cuantas veces Luneth lo hubiera ayudado o salvado, no lo hacía con ninguna extraña intención, solo la de ayudar a un amigo, a su mejor amigo. Y debería ser algo bueno, debería alegrarse por ello, pero no era así, necesitaba más. Se había apuntado a la aventura solo para acompañar a Luneth, aunque supuestamente era para que nadie le llamara cobarde, y solo dios sabía cuanta razón tenían, pues estaba realmente asustado desde que habían abandonado Ur, pero el miedo a no volver a ver a su amigo era mucho mayor.


Dejó caer su pierna por el peñasco, sintiendo la húmedad y el frescor del agua fria en su pie. Hacía rato que se había quitado las pesadas botas, incluso se había quitado la túnica de mago, estaba agotado y le importaba muy poco lo que pudiera sucederle (y eso que teniendo en cuenta que estaban en medio del bosque, lo más seguro es que sucediera algo…).


Se quedó mirándo el agua como si pudiera ver algo más que pequeñas ondas producidas por sus dedos. Se preguntó si su amigo estaría llorando, y en cuanto le gustaría ofrecerle su hombro para ello. Que no pudiera conseguir su corazón no significaba que no pudiera seguir comportándose como un buen amigo, como siempre había sido. Aunque el que siempre lloraba y necesitaba un hombro en el que apoyarse nunca había sido Luneth.


-No deberías bañarte por la noche, ni siquiera deberías estar junto al lago, es peligroso.- Esa voz aguda y dulce, aunque a veces irritante le sorprendió por completo, aunque no necesitaba voltearse a mirar para saber perfectamente de quien se trataba: Refia. No le dijo nada, simplemente se encogió de hombros, y volvió a mirar las aguas, removiendolas con su pie.- Hay otras formas de suicidio menos violentas.- Ella apoyó sus manos en sus caderas, tenia el aspecto y la intención de dar una buena regañina. Comprendía a su amigo, o eso creía, de modo que se apiadó de él y se guardó la charla para ella. – Vamos a entrar ya a la tienda, es más seguro. Ingus hará la primera guardia.


-No importa, la haré yo.- Era la primera vez que abría la boca desde que vio esos ojos en Luneth, y sus palabras sonaban algo extrañas. Ni siquiera era consciente de lo que estaba diciendo con exactitud, simplemtente quería estar solo y lo más alejado posible de la tienda de su amigo. Solo le faltaba escuchar algún sollozo por parte de éste para que le diera un auténtico ataque. Aunque en realidad lo que le mataba era no tener el valor para entrar y reconfortar a su amigo… recordando un montón de cosas relacionadas con Luneth que tampoco se atrevía a hacer…


-No me parece prudente, estás removiendo las aguas a plena noche, y ni siquiera me escuchaste llegar.- Estaba realmente preocupada, pero no podría arrastrarlo a la tienda de todos modos, y Arc no parecía tener intención de moverse, quizá Ingus consiguiera algo… Lo cierto es que no comprendía por que estaba tan mal. Luneth era comprensible por que era obvio que le gustaba la ninfa, ¿Pero Arc? Tal vez simplemente era por su carácter dulce y apacible, mucho más sentimental que el resto. Tampoco quiso pensar mucho más en ello, estaba muy cansada y los pies la estaban matando, solo quería dormir y que el día pasara.- Como veas, pero no te aseguro que Ingus no venga a por ti…- Se fue resignada.


Arc agradeció el gesto, pero no podía ponerse en pie. Encogió de nuevo sus piernas, su amiga tenía razón, que quisiera estar solo no implicaba que tuviera que suponer un riesgo para todo el grupo, si atraía  a uno de esos enormes monstruos, todos tendrían problemas. Incluso se hubiera levantado para alejarse del lago, pero eso le parecía realmente dificil en ese momento, pero era una de esas cosas que tenías que hacer si o si. Por todos, no por ti mismo, si no por los demás. De modo que con sumo esfuerzo se puso en pie, cogió toda su ropa, armas y mochila, y se fue dirección al campamento. Le alivió ver que la hoguera ya estaba totalmente apagada, vio un pequeño vulto que supuso sería Ingus, Refia ya se había acostado.


Ingus solo le hico un gesto con la cabeza como saludo, en ese momento Arc agradeció que no fuera una persona muy habladora. Ingus en parte era sorprendente, siempre estaba listo para cualquier tipo de trabajo, era bueno con todas las armas que habían caído en sus manos, nunca mostraba fatiga y nunca se quejaba, y eso que lo hacía todo por su princesa.


Arc se sentó al extremo de la tienda donde dormía Refia, y no miró ni una sola vez a la de su amigo. A Ingus no le pasó desapercivido, pero no dijo nada, no era asunto suyo, al fin y al cabo. Pero entonces Arc habló.


-Puedes ir a dormir, yo haré la guardia.- No quería entrar, así que ya que estaba fuera, supuso que sería un bonito detalle vigilar y dejar que sus amigos descansaran, aunque siempre le había aterrado estar solo en la oscuridad.


-No importa, de todos modos no me apetece entrar en la tienda.- Dormir solo con Refia le resultaba violento y poco honesto para con Sara, siempre había intentado dormir con Luneth, aunque eso le molestara a Arc, eso lo sabía.


Arc hizo un gesto como que estaba bien, si no quería entrar… tampoco le iba a obligar. En parte fue mucho mejor que el Caballero Rojo permaneciera fuera despierto, por que contra todo pronóstico, Arc se quedó dormido sobre la hierba cubierta de humedad mucho antes de lo que habría imaginado.


Despertó con dolor de cabeza por el sol, y de todo el cuerpo por la mala postura. Ya se debería haber acostumbrado a dormir así, no era la primera vez que no podían montar un campamento, pero siempre le costaba… se maldijo por ser tan delicado, aunque siempre se esforzaba por no demostrarlo.


Se le quedó la boca abierta cuando vio a Luneth recogiendo las tiendas con una sonrisa apacible en su rostro, sonriendo amigablemente como siempre, pese a que sus ojos estaban visiblemente rojos.


Al parecer, Arc no era el único que escondía cosas. En ese momento pensó, que todos tendrían algó que esconder de su personalidad, algo que les avergonzaba o que no les gustaba y querían disimular a toda costa.


Desayunaron pescado que Ingus pescó del lago, era mucho más prudente acercarse al lago de día, normalmente los monstruos acuáticos de esa zona reposaban durante el día.


Arc sencillamente no pudo comer. Aunque le sorprendió que el resto de sus compañeros lo hicieran como si nada. Ingus era el único que de vez en cuando le miraba y cerraba los ojos, como haciéndole entender que comprendía su desconcierto y que a él tampoco le entraba la comida, aunque a pequeños bocados, consiguió comer algo.


Luneth comía y reía, y Refia simplemente conversaba con él riéndole la gracia. Arc sabía que era el carácter de Refia para enfrentarse a los problemas, pese a que se conocían desde hacía muy poco tiempo el compartir con ella la tienda por la noche les había dado cierta intimidad y acercamiento, ella se había sincerado muchas veces con él, y tenía la pequeña sospecha de que a ella también le agradaba Luneth, aunque su carácter obstinado nunca le dejaría admitirlo.


Arc se preguntaba, si el hecho de no poder admitir lo que uno mismo siente lo habría hecho más fácil. Se dijo inmediatamente que no. Ya intentó negarlo, se pasó muchos años intentando negarlo. Durante una temporada, lo sobrellevó haciendose creer que ese sentimiento era el de unos amigos de infancia normal y corriente, que era normal quererse, pensar en el otro constantemente y querer tenerlo cerca. No pudo seguir pensando lo mismo cuando empezó a desear tocar a Luneth. Eso fue horrible. Y lo seguía siendo, claro, lo seguía siendo, así como lo seguiría siendo por el resto de su vida…


El mismo Luneth fue quien rompió sus pensamientos, poniendose en pie e invitando a todos a ponerse en marcha. Ingus y Refia le siguieron, cogieron sus cosas y empezaron la marcha, para Arc, se le hizo un poco más dificil, aunque pronto se dio cuenta que una mano estaba frente a él, dispuesta a ayudarle. Cuando miró más arriba, Luneth le sonreía como siempre, esperando a que tomara la mano. Arc la apartó y se levantó solo. Bastante humillante resultara que su amigo no lo necesitara para nada, como para encima que éste se comportara como su niñera, por la cara que puso Luneth, pensó que no le debía haber hecho gracia su reacción. Pero aún así, se puso a caminar intentando no mirarle a los ojos para flaquear.


-¿Estás enfadado conmigo?- Esa voz suplicante de nuevo. Arc volteó para mirar a su amigo. ¿Con él? No, el no tenía la culpa de no corresponderle, de no necesitarle en los momentos en que se sentía hundido, de no tenerle en cuenta para nada, por lo que, tampoco podía culparle, aunque tal vez hubiera sido más fácil…


-No.- Le respondió secamente, no quería flaquear, no quería sonreirle. Lo había pasado muy mal esa noche, y no solo por Aria, fue por Luneth. Nunca se había sentido tan lejos de su amigo como esa noche. ¿Y ahora llegaba él como si nada hubiera ocurrido? Simplemente no podía aceptarlo. No podía. No quería… Debía olvidarse de esos sentimientos.


-Siento si estuve extraño anoche pero…


-Ya sé que Aria significaba mucho para ti.- Le dijo Arc cortándo a su amigo en seco. Lo que le faltaba, que Luneth le confesara cuanto estimaba a la ninfa y el tremendo dolor que había suponido su pérdida en sus propios brazos. No quería escucharlo, aunque se arrepintió un poco al ver la expresión de dolor en los ojos de su amigo. Solo él era capaz de descifrar lo que sentían esos ojos en todo momento. Se había pasado, tal vez el tono fue demasiado desagradable, pero simplemente estaba al límite. O se comportaba así o empezaría a llorar suplicándole que le abrazara.


Era obvio que Luneth no sabía que decir. Se llevo su mano a su cabeza, acariciando el pelo de su cola, siempre hacía eso cuando se quedaba sin palabras, aunque no quería hacerlo delante de Arc, pues sabía que le conocía y enseguida entendería que le había dejado sin habla. Pero en ningún momento esperó esa reacción por parte de su amigo pelirrojo. Siempre había sido alguien dulce con todo el mundo, mucho más con él, y nunca había escuchado una mala palabra dirigida a nadie salida de sus labios. Que le hablara en ese tono, debía significar que estaba realmente enfadado, aunque no sabía por que, pero sin duda, estaba muy enfadado…


-Yo… - No le salió nada, pero Arc volvió a mirarle de esa manera tan fria, de esa manera que nunca había visto.


-No digas nada.- Se giró y empezó a caminar. Ingus y Refia ya les sacaban bastante ventaja.


Luneth se quedó mirándo la espalda de su amigo. Había crecido, sin duda había crecido. Seguía teniendo un aspecto infantil, pero ya era algo más alto que él, y su espalda se veía como la de un hombre. Tal vez Aria se había equivocado.


Le había dicho que debía confesar sus sentimientos, que además, sabía que eran correspondidos y solo estaban alargando una agonía que terminaría en cuanto uno de los dos encontrara el valor. Incluso cuando estaba muriendo en sus brazos, Aria insistió en que debía ser valiente, que si podía salvar el mundo, también podría decirle a su amigo lo que sentía, y le prometió que haría las dos cosas.


Pero debía haberse equivocado, por que Arc estaba dándole la espalda por completo, alejándose cada vez más…


 


Arc retiró una lágrima de su mejilla antes de que recorriera el resto de su rostro o de que alguien se percatara que estaba ahí. Tenía que ser fuerte, tenía que comportarse como un hombre, como Luneth…  Lo que sentía era enfermizo, no estaba bien, y al final perdería la amistad que les unia, lo perdería. Tenía que olvidarse de todo, para poder seguir con Luneth, debía olvidar lo que sentía hacia él… Todo… y seguir caminando sin mirar atrás.


 


FIN


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