Sonrió un poco, aun podía sentir la calidez y la suavidad de esos labios que acababa de besar, pero lo que más le gustaba sentir en ese momento era la tibieza de los brazos que lo acunaban.
Desde chico su corazón se fue enfriando poco a poco, no es que pertenecer a una rica familia fuera malo, claro que no; lo único malo es que tener el apellido Usami siempre implicaba muchas cosas, como que tenias otra familia porque uno de tus padres lo decidió así o que casi nunca los vieras y que tu hermano mayor siempre le arrebatase todo lo que él quería.
Desde chico ya sabía que su corazón casi no había experimentado la tibieza de alguien que lo amara de verdad, incluso cuando estaba enamorado de Takahiro, un amor que le causaba de vez en cuando un extraño calor en el corazón que le gustaba bastante, pero no suficiente.
Algo siempre le decía que no podía confesarse ante Takahiro y no es que Akihiko no hiciese lo que le plazca, lo único que se lo impedía era que siempre Takahiro se lo tomaba como un juego, quizás llego una ocasión en que se lo haya dicho, pero él seguía creyendo que todo era un juego, quizás eso fuese de las pocas cosas malas de Takahiro ya que sin darse cuenta hacia que el corazón de Akihiko solo sintiera frio.
Después de 10 años de conocerlo y estarlo amándolo por todo ese tiempo, le empezó a darle clases a su pequeño hermano, Misaki, solo para ayudar a su amado, pero poco a poco se empezó a dar cuenta que en muchos momentos la tibieza que sentía con Takahiro era incrementada mas de 100 veces de lo que jamás creyó capaz pero su corazón aun seguía penando en un nombre.
Luego…ese día llego, cuando todavía poder concebir esperanzas, todo se vio derrumbado con aquella presencia femenina, por un momento creyó poder engañar a todos, demostrando lo buen actor que podía llegar a ser, pero el pequeño Misaki fue quien lo leyó como un libro abierto a pesar de apenas conocerlo de 6 meses.
Cuando lo vio llorar por el fue como si su corazón se calentara en su pecho, como si lo hubieran metido a un sauna y no salido nunca. En el momento de besarlo fue cuando sintió que de verdad podía llegar a sentir un calor abrazador, más que nunca y lo único que le paso por la cabeza fue “este es el indicado”.
Las preguntas le rondaban en su cabeza, ese chico lo había podido leer tan fácil en 6 meses, ¡incluso en menos! ¿Cómo sería cuando llevaran un año de conocidos? ¿Esta vez podría detener el amor en sus brazos hasta que los dos se hicieran viejos y felices? No lo sabia aunque prefería no saberlo, Misaki tenía bastantes cosas que quería ir descubriendo lentamente, queriendo sentir aun mas ese calorcito en el corazón aun cuando la situación sea de las mas frías de las que jamás haya vivido en todos sus años.