Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Matrimonio de conveniencia por Mirelle

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Un fabuloso fic que seguro que les encantará. ^^

Notas del capitulo:

Bueno, lo típico. los personajes no me pertencen, y espero que les guste el fiki.

Estamos en la edad media.

 

 

 

Yo era un chico que lo tenía todo: era hijo único, tenía salud, dinero, amigos y familia. Sí, yo venía de familia noble, una de muy conocida. Los Uchiha, que eran conocidos por todo el pueblo. No obstante, nunca nos aprovechamos de nuestra superioridad económica para hacer pasar mal a los demás. Siempre dábamos lo que podíamos por el pueblo, y ellos nos lo devolvían con tiernas sonrisas de felicidad.

 

 

 

Entonces, ¿por qué todavía no era feliz?

 

 

 

Notaba que me faltaba el cariño. Mi corazón se iluminaba cada vez que alguien me veía por la calle y me saludaba alegremente cuando me reconocía. Me agradaba pensar que yo, a pesar de ser un doncel de buena familia, podría encontrar a alguien especial que no me quisiese por mí dinero.

 

 

 

Había intentado buscarlo con la gente a la que no le faltaba dinero y no se interesaría por eso. Probé con Naruto. Probé con Gaara. Y la cosa no funcionó. Dos veces desastre. Ellos sí que le pusieron ganas y empeño, pero no me sentía bien con ellos. Ahora son mis mejores amigos, eso sí…

 

 

 

Pero volviendo a lo anterior. No paraba de buscarme parejas a las que invitaba a comer un día, y dejaba al día siguiente (sin haber tenido ningún tipo de relaciones, claro está). Quería encontrar a mí verdadera alma gemela en algún lugar.

 

 

 

Un día, mientras volvía del pueblo, de ayudar a unas mujeres a arreglar su carro para irse, me encontré en la entrada del castillo con Kakashi, mí profesor. Me miró muy serio, con un deje de pena, y me acompañó a la sala principal, donde me esperaba mí padre.

 

 

 

-Sasuke, debemos hablar. – me informó. – Creo que ya estás sobrepasando el límite de tú búsqueda. – anunció, de manera tajante. – No me gusta que vayas como las abejas, de flor en flor, y creo que ya has sobrepasado mí límite. A partir de hoy, quedarás comprometido.

 

 

 

-¡¿Comprometido?! Pero… ¿¡Con quién?! ¡¡Seguro que ni siquiera le conozco!! ¿Y si soy infeliz? – pregunté, con un deje de desesperación en mí voz. ¡No podía dejar de buscar a mí alma gemela!

 

 

 

-Tú felicidad ahora no me es importante, hijo. Lo importante, es que esta unión será muy buena para tú familia. Te hemos consentido mucho, Sasuke, pero ya es hora de que madures, y de que te cases para formar una familia.

 

 

 

-¿Y con quién, si puede saberse? – pregunté, aguantando las quejas ante mí “autoridad”.

 

 

 

-Con el duque Orochimaru. – informó, dando paso a un hombre mucho más mayor que yo, de unos cincuenta años, alto y delgado, de ojos amarillentos y pelo largo. – Él se convertirá de ahora en adelante en tú prometido, y cuando tengas la edad de casarte, dentro de seis días, os uniréis en sagrado matrimonio. Él se ocupará de ti ahora.

 

 

 

No me lo podía creer.

 

 

 

Mi corazón se rompió en mil trozos, y noté como las lágrimas luchaban por salir de mis ojos. Me imaginé a mí, casándome, entregándome a ese hombre, teniendo hijos y cuidándolos, hasta que los dos fuésemos viejos y muriésemos en la más absoluta tristeza. ¡No! ¡No podía soportar un futuro así!

 

 

 

Me giré rápidamente y empecé a correr hacia mí habitación. Kakashi intentó detenerme en la salida, pero mí padre le indicó con la mirada que me dejase pasar, que igualmente me iban a unir con ese hombre.

 

 

 

Ese día recuerdo que me encerré en mí cuarto y no paré de llorar. Rechacé todos los platos de comida que padre me enviaba a mí alcoba y recuerdo que me sentía débil, débil e indefenso ante una mirada de color amarillento.

 

 

 

 

 

Tras tres días salí del castillo a escondidas, para poder contarle mis preocupaciones a Gaara. Necesitaba desahogarme…

 

 

 

Llegué a su castillo respirando entrecortadamente por la carrera, y por eso él me recibió preocupado. Después de comer algo, pues tres días de ayuno no ayudan, le conté lo que querían hacerme mis padres, pero contrariamente a lo que jamás pensé, estuvo de acuerdo con ellos.

 

 

 

-“Sasuke, necesitas bajar de la nube y casarte. Así podrás centrar la cabeza y dejarte de tonterías. Creo que deberías hacerles caso, y verás como al final, hasta te cae bien ese hombre”. – Esas fueron sus palabras.

 

 

 

Salí corriendo enfadado hacia el castillo de Naruto, que también me respondió lo mismo. ¿Era el único que creía que todavía había esperanza de encontrar a mí pareja perfecta?

 

 

 

Corriendo, llegué hacia un pequeño lago que desconocía. Era un lugar precioso. En medio de una gran pradera de color verde se situaba el lago, con un hermoso puente encima de éste. Animales corrían por todas partes, brincando en árboles cercanos que recorrían el lugar.

 

 

 

Subí sobre el puente y vi mí reflejo en el agua. 15 años. Piel pálida. Ojos negros y pelo de igual color. Una cintura muy delgada y apariencia frágil. Definitivamente, un doncel con todas sus letras. Horroroso. ¿Alguien realmente me querría? ¿O es que mí pareja ideal me deseaba tan poco que no aparecería nunca?

 

 

 

Unas lágrimas descendieron por mis mejillas y me dejé caer al lago, sin importarme llamar la atención de alguien o morirme. Sólo quería desaparecer y nacer en un mundo donde sí que estuviese mi alma gemela…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Luego, cerré los ojos y no los volví a abrir.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(Mire-chan: Y vosotros que os lo creéis… ¬¬)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Al recuperar la consciencia, noté como alguien apretaba fuertemente mi pecho. Notaba mi cuerpo pesado y mojado, pero cálido. Alguien me tenía estirado, agarrándome por la cintura, dándome apoyo, como diciendo: “Estoy aquí, sálvate, no dejes de respirar, por favor…”.

 

 

 

Iba a decir algo, pero noté unos cálidos labios sobre los míos, aportándome oxígeno. Me estaban intentando salvar la vida. ¿A mí? ¿Como puede ser posible que alguien desee salvar mí alma? ¿Salvarme a mí? Lo encuentro simplemente ilógico.

 

 

 

Cuando abro los ojos dificultosamente, empiezo a ver borroso. Veo a una figura que suspira contenta, para luego abrazarme con fuerza. Le aparto para incorporarme y toser agua, que me sigue ahogando. A continuación, me dejo caer otra vez sobre sus cálidos brazos. Él, pareció alegrarse por el acto.

 

 

 

Cuando por fin pude enfocar bien, vi que mí salvador era un hombre vestido pobremente, un labrador. Era moreno, con ojeras a causa del cansancio y me pareció ver que tenía los ojos negros, pero con un toque rojo. Me quedé sin habla, y de repente me costó respirar. ¿Sería él…?

 

 

 

-Me alegro mucho de que te hayas recuperado… - alegó, alegremente con una sonrisa deslumbrante. Luego, endureció sus facciones. - ¿Por qué te tiraste del puente, dime? ¿Acaso no es tú vida lo suficiente importante como para protegerla?

 

 

 

-No sé de qué estás hablando… - respondí gruñón. – Yo no tengo por qué proteger mí vida, si a nadie le importa lo que quiera. ¿De qué sirvo? – protesté, mientras lágrimas volvían a abordar mis ojos.

 

 

 

Él, rápidamente se apresuró a secarlas, con un gesto de dolor en el rostro.

 

 

 

-¿Por qué un ángel como tú tendría que llorar? ¿Es que acaso nadie te ha mostrado las maravillas de éste humilde mundo terrenal? Por favor, no derrames esas lágrimas, que se me parte el corazón. No puedo soportar ver llorar a una criatura divina…

 

 

 

-¿Criatura divina? Está claro que no me conoces…

 

 

 

-Claro que sí. ¿Y quién no? Eres el hermoso doncel, querido por todas las gentes de éste reino y de los siete mares. La preciosa criatura encantadora que ha venido al mundo a portar felicidad.

 

 

 

-¡Deja ya de hacer eso! – me quejé, mientras me sonrojaba hasta el extremo, pero acomodándome entre sus brazos un poco a causa del frío, buscando su calor corporal.

 

 

 

-¿De hacer qué? – preguntó sorprendido.

 

 

 

-De decir esas cosas… Me haces sonrojar…

 

 

 

-Así todavía estás más hermoso. – sonrió mientras me acariciaba la frente. – Si me explicas cuál es el motivo de tú llanto, pequeña preciosura, tal vez deje de alabarte por unos minutos, pero no prometo nada.

 

 

 

-Lo que ocurre es que me quieren comprometer con alguien mucho más mayor que yo…

 

 

 

-¿Tú no buscabas a tu alma gemela? – me cortó el chico, que ahora que me fijaba, era unos años más mayor que yo, pero muy pocos comparados con los del duque.

 

 

 

-Sí, pero mi padre se cansó de eso. Le parecía una tontería. Y mis amigos opinan igual… - gruñó.

 

 

 

-Pues yo creo que no es ninguna tontería. Creo que todos los seres humanos deberían de ser como tú, e intentar encontrar a su persona especial en la vida. Yo, por ejemplo, desde que tenía cinco años persigo a la persona que sólo será para mí. Estoy decidido a darle todo mí amor y a protegerla de todo…

 

 

 

-¿Y esa persona te ama también?

 

 

 

-No lo sé. Dímelo tú. - Me quedé parado sin moverme. ¿A quién se refería? ¿Y por qué tenía que saberlo yo? Me miró de forma demasiada cariñosa, y lo comprendí cuando mi corazón dio un vuelco. Me aferré a su cuello y rocé mis labios necesitados con los suyos, sin pensármelo dos veces.

 

 

 

-No estoy muy seguro de esto… - anuncié, con una sonrisa triste cuando se cortó el pequeño beso. - …pero te prometo que si tú eres mí persona especial, nadie ni nada nos va a separar…

 

 

 

-No tengas dudas, mi pequeño ángel. Ya he pensado yo suficiente por los dos estos quince años. – sonrió masculinamente mientras metía su lengua por mí cavidad bucal, gesto que al principio me sorprendió; nadie lo había hecho hasta entonces, pero hasta cierto punto me gustó.

 

 

 

Nos separamos excitados. Sí. Definitivamente era ese chico el alma gemela que buscaba. Luego, sacó su lengua de mí boca apresuradamente.

 

 

 

-¿He hecho algo mal...? – pregunté un poco triste por haberle decepcionado.

 

 

 

-¡No, qué va! – aseguró, acariciándome las mejillas. – Soy yo. No quiero dejarme llevar y hacer algo de lo que me arrepentiría toda la vida… - explicó, mirando abajo con gesto triste.

 

 

 

-¡Quiero que lo hagas! ¡No pienso unirme con Orochimaru!

 

 

 

-¡Pero por lo menos debes llegar virgen al matrimonio, Sasuke! Si ahora me dejo llevar y… pasa algo que no deseo… no me lo podría perdonar. A mí me matarían y a ti te quitarían todos los privilegios. No quiero eso, Sasuke. – se levantó, dejándome solo en el suelo.

 

 

 

-¡Espera! ¡Dime por lo menos tú nombre y la dirección! Podremos vernos de nuevo, ¿verdad? – rogué, mientras le miraba con cara apenada. Él sonrió, contento de pensar que pudiese haber una próxima vez, pero no dijo nada. Al girarse, susurró:

 

 

 

-Itachi.

Notas finales:

Espero que les haya gustado. ¿Me dejan un review con sus opiniones o no merezco ni eso??


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).