“Wind Beneath My Wings”
Inspirada en la canción homónima de Bette Midler
El sonido era ensordecedor. Pero era lo que hacía que su esperanza no muriera, al menos no por el momento.
Ladeo su rostro y observo fijamente aquel cuerpo que estaba en aquella cama; no mostraba ningún signo de dolor, tristeza, nada.
Una lágrima traicionera descendió por su mejilla hasta perderse por su cuello; se aferró a aquella mano como si su vida fuera la que quería escaparse por la ventana.
-Sasuke-
Llamó tímidamente sonriendo suavemente mientras observaba aquellos ojos abrirse lentamente, cuando se acostumbraron a la luz, se fijo en mi cara, y sonrió.
-Hola tonto-
Intente no echarme a llorar; aun tenia aquella sonrisa, después de tanto.
-¿Cómo te sientes?-
-Bien-
Ambos sabíamos que era una mentira, pero intentábamos no prestar atención en el lugar donde estábamos ni mucho menos acercarnos más al vacio de la triste realidad.
-Te ves cansado-
-No me siento así—Una de mis manos acaricio su dedo anular, donde mostraba aquella argolla, había rogado a las enfermeras no quitárselo—Sabes que estaré a tu lado
-Lo se—Me miro como siempre lo hacía, un destello de amor en aquellos sus ojos negros, aun después de estar agotado, nunca me miro diferente después de tantos años—Te amo Naruto
Mi corazón se comenzó a quebrar, mis ojos se llenaron de lágrimas y no pude detenerlas.
-También te amo Sasuke…saldrás adelante…de veras-
Sonreí quitándome las lagrimas que impedían verle, pero, al sentir su mano tocar mi mejilla, me hizo detenerme a recordar…
Pasamos muchos obstáculos para estar juntos.
Ahora el destino era quien nos puso la última prueba.
¿Quién dijo que podía forjar su destino?
Era aquel que no había podido perder a quien ama.
-Naruto, prométeme…que no te dejaras caer, quiero que seas feliz…que los cuides…-
Tome su mano besándole con devoción, este sentimiento de abandono que comenzó a crecer desde hace seis meses.
-No podre…mi corazón morirá contigo y no puedo hacer nada…no podre vivir sin ti-
Desde que se conocieron en la Universidad congeniaron muy bien. Aunque eran tan opuestos como los mismos polos, no dejo que eso mermara su amistad ni su creciente amor.
Uno abogado defensor, el otro administrador, diferentes mundos, diferentes ideas, pero un mismo amor los unía.
Más de una persona intento disuadir de aquella relación; pero tan firmes como era su carácter, se negaron a dejarse ir.
A veces se lastimaban, peleaban hasta llegar a lo físico, hasta que un día, ambos tocaron fondo.
Sasuke había dejado inconsciente a Naruto en la sala de su departamento. Entro en total pánico, perdiendo aquello que le caracterizaba, su frio pensar.
Había hervido de celos cuando ese tal Kiba beso a su pareja. Y se había desquitado con el que menos tenia culpa.
Lo llevo al hospital, después de dos horas, un rompimiento y dos corazones rotos solo fue el resultado.
Transcurrió un año desde aquel incidente.
Volvieron a reencontrarse, y ninguno pudo fingir el no recordar al otro.
Sasuke le juro no volver a hacerle daño, y lo cumplió.
-¿Te lastime de nuevo cierto?-
Expreso tranquilo mientras sentía una opresión en su pecho, lejos de ser por su enfermedad, era por ver a aquellas lágrimas que juro no volver a causar.
-No es tu culpa, pero, ¿cómo vivir sin el aire que respiro?-
-Lo harás, siempre…sales adelante, solo…-
Las lágrimas mojaron aquel rostro mientras recordaba aquella razón por la cual aun no quería morir.
-Cuídales por favor, háblales de mí, que los ame desde el momento que supe que venían…por favor Naruto-
-Nunca lo dudes, les contare nuestra primera cita, fue tan divertido y un poco vergonzoso-
Podía palpar aquel dolor, de un padre que no verá crecer a un hijo.
-Ellos sabrán de ti amor-
Sus hijos.
El fruto de su amor, no podrá verlos crecer, no los llevaría a jugar, no les aconsejaría por un mal amor, no practicara un deporte, no les llenara de besos en las noches de otoño ni abrazaría en invierno.
-Me siento mal-
Esa voz agónica, aquel pitido de las maquinas, las enfermeras separándole de su mano.
-Naruto…te amo-
-Yo también Sasuke-
Y un ensordecedor sonido dio fin a su esperanza.
Lagrimas que muchos intentaron calmar en aquel hospital; sus amigos le abrazaban, intentaba consolarlo pero, nadie podía.
Por su pena era tan grande, que él se sentía tan pequeño y miserable.
Siempre le decían que su sonrisa podía reparar cualquier corazón herido; su esposo le acariciaba sus mejillas, le daba un beso y le decía que había sido lo mejor que le había pasado.
Vehículos oscuros iban y venia n de aquel campo santo.
Enfundado en un traje negro miraba fijamente a aquella donde estaría el último lugar de reposo de su esposo.
Suaves palabras de aliento llegaba a sus oídos como el viento rozar su cuerpo; hasta que el llanto de su único motor, le reclamo atención.
El pequeño de cabellos oscuros se mostraba triste por su falta de atención. Lo cargo mientras la niña miraba ajena al berrinche de su hermano, en brazos de su abuela.
-Naruto, debemos irnos a casa, va a llover-
-Tsunade…por favor, llévate a los niños, después iré-
Entro a un pequeño más calmado a los brazos reconfortantes de aquella mujer, y prosiguió a hacer lo que su nieto le pidió.
Después de media hora, todos se marcharon.
Y ahí se quedo con su soledad.
-Prometo, salir adelante, te lo prometo amor-
En cada etapa de su vida, hubo alguien que lo empujaba a salir adelante.
Cuando Sasuke llego a su vida, cuando emprendía el vuelo, supo que el no sería quien le acompañaría en el viaje.
Si no el viento que le impulsaría a volar por los cielos más altos.
-Se mi viento por favor, ayúdame a seguir volando-
Suspiro, tomando valor, se giro sobre sus talones caminando lentamente.
Cálido.
Un suave viento recorrió su rostro hasta perderse en lo más alto del firmamento, sabía que no estaría solo.
Le amaría por siempre, porque su amor era su aire.
El viento debajo de sus alas.
FIN