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Capitulo 4: Reencuentros y desencuentros

–“Señores pasajeros, señores pasajeros, les informamos que el vuelo Z7 con destino Miami, partirá en una hora, por favor vayan embarcando por la puerta C41” – anunció una mecánica voz femenina, a través de la megafonía

–Es nuestro vuelo – anunció, poniéndose en pie, un hombre espigado de mediana edad rigurosamente vestido con un traje oscuro, en el cual se mostraba bordado en el bolsillo derecho de la chaqueta el escudo de la Federación japonesa de baloncesto. Mientras, trataba de no mostrar su furia mal contenida y con un gesto de impaciencia miraba el reloj que marcaba las cinco en punto de la mañana.

–Sr. Nobunaga– habló el hombre retomando su rictus severo, dirigiéndose a la zona de asientos donde estaban esperando los jugadores– no sabrá usted donde se han metido sus irresponsables compañeros: Sakuragi y Miyagi

El aludido tragó saliva dificultosamente.Aunque ese individuo tan solo fuera la mano derecha del seleccionador Kurumada, tenia más mal genio que el propio entrenador, no en vano Hanamichi Sakuragi le había apodado “El Yakuza”

–No–atinó a contestar, mientras pensaba ‹‹¿dónde coño se habrían metido ese par de capullos?››. Les llevaba dando llamadas perdidas desde que pisó la terminal

Estaba claro que por quedarse durmiendo no era, desde que apenas cinco horas antes les comunicaran las últimas novedades de la sub 21, que no era nada más y nada menos que estaban convocados en el aeropuerto de madrugada para tomar un avión de carácter urgente con destino a EEUU. Las prisas y el cansancio se habían cebado con los jugadores convocados, después de una noche como la de ayer. Entre la guerra de comida, luego que ayudaron a Ouzumi a recoger, a la vez que despotricaban contra las “mentes pensantes” de la Federación Japonesa de Baloncesto, apenas les dio tiempo a pasarse por  su casa, asearse, despedirse de sus familias y hacer el equipaje.

El resultado era que los convocados procedentes de Kanagawa, entre los que se encontraban Kiyota Nobunaga, Hiroaki Koshino, Kicchou Fukuda y Taku Ito se subieran por las paredes entre el enfado y la falta de descanso, y para colmo les mandaban con ellos al perro guardián del Sr. Saito.

–Sr. Saito, voy llamarles y les esperare fuera– anunció Nobunaga con determinación. Dicho esto, Kiyota se puso en pie‹‹como no cojan el teléfono ese mono y el enano me van a oír››

 

En otra parte de la ciudad, apenas una hora antes de que el ex-jugador del Kainan maldijera a sus actuales compañeros de equipo, un soñoliento y nervioso Sakuragi se estaba despidiendo apresuradamente de su emocionada madre prometiendo que la llamaría cada día, mientras su ejercito le esperaba para acompañarlo al aeropuerto, y de paso ir a buscar a Ryota

Cuando llegaron a la casa de la familia Miyagi se sobresaltaron, pues la madre de Ryota les recibió asustada. Presa de un ataque de nervios les informó que desde que volvió su hijo, este se encerró en la habitación, se oyeron golpes y desde entonces no daba señales de vida. No hizo falta que la señora Miyagi agregara algo mas. Sin perder tiempo, Sakuragi fue al encuentro de su compañero mientras sus amigos se reunían en el salón intentando calmar a los preocupados padres

Enseguida Hanamichi subió, alarmado las escaleras,como una tromba en busca de Ryota. Llegó hasta su cuarto y tocó a la puerta

–Ryota– murmuró, no quería alzar la voz pues el hermano pequeño de su amigo todavía dormía, pero no recibió contestación y volviendo a repetir el proceso con idéntico resultado, intentó abrir la puerta pero el seguro estaba echado, notando que se le disparaba la adrenalina e hilando los sucesos de anoche irrumpió en el cuarto de su amigo haciendo un placaje a la puerta. No era el momento de pensar sino de actuar.

Sus ojos tardaron en acostumbrarse a la extrema oscurida del lugar, pues las persianas y cortinas estaban cerradas a cal y canto, pero en cuanto divisó la silueta del cuerpo dolorosamente encogido en la cama se acerco presuroso en dirección a su situación. Mientras le llamaba repitiendo su nombre y cuando estuvo a su altura procedió a tocarle temerosamente.

Antes de que pusiera una mano encima, escuchó para su tranquilidad la ronca voz de su amigo, pero sólo fue un momento el que su corazón bombeara mas calmado, porque lo que oyó le dejo helado

–No voy a ir

–¿Co-Cómo que no?– le preguntó. Le aterraba dejarle solo en ese deplorable estado

El pelirrojo encendió la lampara de la mesilla y observó la habitación, en un lado se distinguían las esculturas que había creado inspirándose en Ayako, y que apenas horas antes las mismas manos que las habían dado vida, las habían convertido en un montículo de material inservible, pero su atención la llamó una vieja foto de su primer año en Shohoku.

Hanamichi cogió el marco y lo puso delante de la mirada perdida de Ryota, mientras se sentaba en el borde de la cama. Era momento para dejarse de remilgos sentimentales, si quería recuperar a su amigo debía ser sincero a la vez que rezaba interiormente por que las palabras fueran suficientes

– Te necesitamos... yo te necesito, no quiero ver a mi viejo amigo hundiéndose, sé que es duro, yo he sido rechazado...  y también sé que aquellos rechazos no tienen ni punto de comparación con lo que siento ahora, si Rukawa me rechaza me moriría en vida, así que verte así no me da ánimos para enfrentarme a él.

Ryota pestañeo sorprendido, ¿qué era eso de que iba a ver a Rukawa?,  el pelirrojo, agradeciendo al altísimo que su amigo reaccionara, continuo

–Sí, soy egoísta... no tengo ni idea de lo que pasara en este viaje pero si acabo como tú, quiero que me consueles y perdóname por no haber estado a tu lado, sabes que soy un genio en todo menos en el amor –sonrío tristemente–No te voy a dejar que te hundas–insistió– es mi manera de apoyarte, ¡hazlo por lo que has luchado!– exclamó por fin señalando la fotografía

Un silencio tomó la habitación

–El viaje te sentara bien–intentó seguir convenciendo el pelirrojo, suplicando interiormente que Miyagi hablara por fin.

Miyagi se incorporo sin ganas y el pelirrojo observándole tuvo la incomoda sensación de que Ryota había envejecido de golpe

El base al igual que Hanamichi tenía unas marcadas ojeras y además tenía los ojos enrojecidos a causa del llanto que había sido su única compañía hasta ahora. Sus pupilas no mostraban más que restos de dolor y pena

–No quiero preocuparte, pero ya no puedo llorar, simplemente no me quedan lagrimas– susurró con la voz rota mirando a los ojos de su pelirrojo amigo–esto no me va a ser fácil

Como contestación Hanamichi le abrazo fuertemente.

 

Volviendo a el mas que impaciente Nobunaga, que apenas tuvo que esperar mientras daba paseos arriba y abajo trazando una línea recta imaginaria con sus pasos, a la vez que su cabeza bullía ideas de como matar lentamente a Sakuragi y Miyagi. Cuando diviso un pequeño turismo traspasando el limite de velocidad mientras derrapaba y hacía una carambola para aparcar. Al momento descendieron los jugadores de baloncesto.

 

Kiyota fue hasta ellos con el ceño fruncido

– ¿Dónde cojones estabais?, partimos en apenas una hora y debéis de factura el equipaje– gritó con todo su enfado

Pero  apenas le duro su cólera pues la mirada grave del pelirrojo le hizo enmudecer, no era tan estúpido como para no darse cuenta de que había sucedido algo. Observó a Miyagi que estaba más pálido de lo normal pero no pudo descubrir nada mas por que sus espejos del alma estaban cubiertos por los redondos cristales oscuros que formaban sus inseparables gafas de sol

Sakuragi lo cogió del brazo

–Gracias por preocuparte Nobunaga– si lo llamaba por el nombre era la prueba irrefutable de que había sucedido algo –¿ En donde tenemos que facturar?–inquirió el pelirrojo mientras Miyagi continuaba con la boca cerrada

–Vamos deprisa–bufó Kiyota– solo espero que no se os haya olvidado el pasaporte

–Espera Hanamichi– le paró Yohei– este es nuestro regalo de despedida–le dijo mientras le tendía un pequeño paquete cuadrado envuelto malamente en papel de periódico

Hanamichi sorprendido abrió la boca pero Yohei no le dejo decir nada

 –Nos ha costado encontrarlo en apenas unas horas, pero... ya nos lo agradecerás– y añadió sonriente, mientras los demás se despedían con la mano– que los disfrutes, llámanos, te animaremos desde aquí

Sin tiempo para agradecer el gesto de amistad desinteresada, pues Kiyota no dejaba de meterles prisa, se metieron en territorio internacional.

En un momento hicieron todas las gestiones pertinentes y embarcaron por la puerta correspondiente, sin embargo no se libraron de la bronca del Sr. Saito, que aguantaron con el estoicismo que les daba el cansancio imperante en sus cuerpos

–Esta vez el Yakuza se ha pasado–le murmuró Nobunaga a Hanamichi, en cuanto el ayudante del seleccionador se perdió en dirección a los aseos–me debes una y bien gorda

–Estoy hasta los huevos– soltó de repente Fukuda que parecía un muerto viviente

–Claro, te quejas cuando no esta–le contesto Koshino con ironía

Fukuda pasó olímpicamente de su comentario

–Por que no le dejamos encerrado en el baño, se lo merece por soplapollas

–Pues va a ser otro día, por que viene para acá– le avisó Kiyota

–¿Que están tramando?, póngase a la cola para embarcar– les aseveró el Sr.Saito

Los jóvenes le obedecieron rudamente y de mala gana

Ya en el avión, se sentaron en la zona de no fumadores Kiyota seguido por Miyagi y por ultimo al lado de la ventanilla Sakuragi, mientras los demás ocupaban asientos cercanos

En cuanto se colocaron abrochándose los cinturones de seguridad, el avión despegó rumbo a tierras americanas. El pelirrojo estaba absorto mirando por la ventanilla ¡ojalá también pudiera dejar sus miedos en tierra!, se aferró al regalo que aun conservaba en sus manos y decidió concentrarse en él, bastante habían dado vueltas por su cabeza todas sus dudas, sus miedos, sus reservas, sus ideas, sus pensamientos y lo mas importante: sus sentimientos, para su suerte, en ese momento las explicaciones de rigor sobre que hacer en caso de emergencia acapararon toda su atención, terminando un instante mas tarde.

 Hanamichi miro extrañado el paquete, posó sus grandes manos en el papel para proceder a rasgarlo, pero la azafata le interrumpió anunciando que iban a servir el desayuno, así que lo guardo en su regazo hasta que terminara de comer, repartiéndose con Kiyota el de Miyagi, pues se había quedado dormido nada mas poner  la cabeza en el respaldo.

Cuando finalmente estaba repitiendo café se decidió abrir de una vez por todas el misterioso paquete, rompió el papel sin remordimientos y se encontró con una caja de madera. Totalmente muerto de curiosidad abrió rápidamente la tapa, se quedó observando el regalo abriendo ferozmente las cuencas de los ojos, al momento, cuando su cansado cerebro comprendió lo que tenía en las manos casi escupe el trago de café que aun no había terminado de deslizarse por su garganta, y con igual celeridad volvió a poner la tapa en su sitio totalmente abochornado, mientras tosía por haberse atragantado con el oscuro liquido, y miraba a los lados intentando no llamar la atención, pero casi todos los pasajeros parecían dormitar.

¡Pero en que pensaban esa panda de degenerados!, mira que regalarle condones y lubricante, encima no una caja de preservativos si no...¡¡¡dos!!! ¡¡¡Y encima una de sabores!!!

‹‹En que van a pensar››apareció la conciencia malvada de Hanamichi‹‹como si nunca hubieras tenido fantasías sexuales con un zorro como protagonista››

Hanamichi  se empezó a reír extrañamente mientras el mono salvaje le mira con una interrogación pintada en la cara.

–No tomes café que te sienta mal y deja de reírte como un psicópata, que no me dejas dormir

El pelirrojo se calló abruptamente motivado por la  vergüenza que estaba volviendo a sus sentidos.

Observando a Ryota dormir como un bebe, al igual que le resto de sus compañeros, se sintió más tranquilo, realmente no sabia que hubiera hecho si su amigo se hubiera quedado en Kanagawa.

Se pasó las manos por la cabeza rascándose el pelo, después de los momentos de tensión, sentía que tenia todos los miembros agarrotados y con su altura el estar sentado en un asiento de avión no le estaba ayudando a que desapareciera la molestia. Inspiro fuertemente, debía de relajarse, si quería que todo saliera bien lo mejor era tener la mente fría.

Pero tampoco había parado de procesar que iba a estar en el mismo sitio que su amor, ¡por fin iba a verle!, estaba tan aturdido con pensar en respirar el mismo aire que él, que no se había parado a reflexionar  las circunstancias que lo atañían, ahora el miedo se expandía en su interior ¿se atrevería a declararse?, ¿qué pasaba si tan solo se quedaba en una amistad?.

Le estaba resultando imposible tener calmados todos sus sentidos y eso que no había pegado ojo, además si ya de por  si estaba nervioso y con el estomago encogido por el inesperado reencuentro, el regalito de su Gundam le había colocado una serie de imágenes subidas de tono con Rukawa de protagonista, que incrementaban los nervios del pelirrojo a la vez que intentaba controlar su libido.

Su parte racional que había madurado en estos últimos años tomo el control, como iba a pensar en liarse con Rukawa si ni hace veinticuatro horas antes que pensaba que no se le volvería a cruzar en la vida, además no era sexo lo que quería, él anhelaba estar a su lado, pero... ¡era una locura! Como podría pensar en una relación, en el impensable caso de que correspondieran sus sentimientos solo estarían juntos durante cinco semanas.

Se mordió el labio y consultó el reloj, apenas llevaba una hora de viaje. Pedía interiormente en que cuando tomara tierra todas las malas sensaciones se quedaran en el aire.

Tras un largo viaje, llegaron al MIA, donde les esperaba un delegado de la federación, que les guió hacia el aparcamiento, allí les esperaba el autocar que les llevara al complejo donde se concentrarían.

Ya habían llegado el resto de los convocados procedentes de otros vuelos de Japón, y cuando subieron en el bus apenas se noto la diferencia horaria y el jet lag entre el buen ambiente que reinaba entre el reencuentro de la expedición japonesa.

El viaje por carretera se les pasó rápido y enseguida llegaron al inmenso complejo, pues aparte del hotel, había piscina, sauna, campo de golf... pero ya habría tiempo de explorarlo, en esos momentos lo que todos pedían a gritos era comida y ducha.

En cuanto entraron al inmenso y tranquilo hotel  en el centro del inmenso recinto, les hicieron esperar un momento en recepción para que les dieran las reservas, los jugadores ocuparon el pequeño saloncito enfrente del mostrador.

—¡Sendo!- exclamó Koshino 

De inmediato el corazón de Sakuragi dio un vuelco y su cuerpo se accionó como un resorte, levantándose del pequeño sillón en el cual se había sentado minutos antes para escrutar todo con sus castaños ojos, pero comprobó con desilusión que detrás de Sendo solo estaba el monje de Sawakita.

¿Y eso era todo? Apenas había dormido, preparándose para encontrárselo de frente y resulta que ni rastro de Rukawa. Necesitaba despejarse, así que se perdió en dirección a la salida para que le diera un poco el aire

–¿Buscas a Rukawa? –Le sorprendió una voz mientras cerraba los ojos, disfrutando de la sensación de la brisa golpeando su cara

–Esto– habló como pudo reponiéndose de los veloces latidos de su corazón– ¿quién quiere ver a ese zorro engreído?–dijo intentando ocultar su desilusion al voltearse

–Vaya, vaya, bueno comprobar que hay cosas que no cambian Sakuragi–le contestó Sendo con alegría–Rukawa esta en Seattle parece ser que tenia un compromiso y como esta en la otra punta de país, hasta mañana no se le espera

Hanamichi intentaba que su decepción no fuera palpable, además contuvo sus ganas de seguir sondeando a Sendo sobre el zorro

– Pero no te preocupes, yo estudio en la universidad de Miami, conozco esto a la perfección, ya veras como soy un buen anfitrión– le dijo mientras le animaba a entrar de nuevo en el edificio

–Aquí esta sus llaves de las habitaciones–anunciaba el Sr Saito– recuerden que en una hora se servirá la cena, les quiero a todos presentes en el salón

Ryota cogió la suya e hizo un gesto a Hanamichi para que le siguiera, se marcharon rumbo al pasillo sin saber porque Sendo se les pegaba como una lapa mientras se ofrecía para guiarles.

Mientras se montaron en el ascensor rumbo a la tercera planta. Un silencio curioso para Miyagi y Sakuragi rondaba en el interior elevador, pues se intercambiaban miradas inquisitorias de por que Sendo parecía más feliz que una perdiz, cosa que este solo sonreía como si las observaciones de los dos amigos  no fueran con él

El ascensor se interrumpió indicando que habían llegado a su destino y los jóvenes salieron

Miyagi se paró delante de una puerta y miro la tarjeta-llave para asegurarse que era la correcta

–La 108, aquí es– se volvió hacia el erizo –gracias por acompañarnos Sendo... creo– esto ultimo lo dijo para sí en un murmullo

Abrió la puerta y entro seguido por Sakuragi, pero este no llego a pasar por debajo de la jamba  totalmente porque fue interrumpido por el brazo de Sendoh que lo tiro hacia atrás.

–¡Pero que demonios!–bramó Hanamichi

–Esa no es tu habitación Sakuragi–le informó el moreno con su amplia sonrisa y sin inmutarse de haber molestado al pelirrojo

–si, que lo es

–no

–sí

–no

–¿Cómo que no?– interrumpió Miyagi pues la infantil replica de “siesynoes” le estaba mareando mas de lo que ya estaba

–El cuarto de Sakuragi es aquel–aclaró señalando la puerta contigua de la derecha

–Pero si yo comparto cuarto con Miyagi

–Esta vez os han cambiado

–Entonces... ¿con quien comparto el cuarto?–preguntó mecánicamente apenas procesando la información pues sus neuronas ya no daba mucho de si debido a la falta de sueño

–Conmigo

 

 

–¡NO!– gritaron Hanamichi y Ryota a la vez que daban uN fuerte golpe con el puño en la mesa del improvisado despacho del entrenador

Nada mas escuchar la ultima palabra que Sendo profirió, le habían abandonado para quejarse ante el seleccionador Kurumada.

El afable entrenador les miro riéndose

–Lo entiendo, pero este en un caso especial

–No quiero compartir cuarto con Sendo– replicó el pelirrojo con un mohín infantil

–ya sé que ustedes han compartido siempre el cuarto y son grandes amigos, pero esta vez necesitábamos reubicar a nuestros convocados procedentes de EEUU

–por que no le ponen con Koshino y a Fukuda con Sawakita– solucionó Miyagi

–también sé que los antiguos compañeros de Sendo también comparten habitación pero decidimos separarlos a ustedes para poner a Miyagi con Rukawa

Sakuragi puso los ojos en blanco–¿qué?– se le oyó mascullar

–Por supuesto joven Sakuragi, sabemos de su mala relación con Rukawa, y  Miyagi es el jugador con quien tiene mejor relación, tan solo queremos que se sienta cómodo, pónganse en sus lugares, llevan sin estar con un compatriota tres años en una tierra extraña para ellos

Kurumada se volvió hacia Sakuragi–¿acaso prefiero compartir cuarto con Sawakita?

‹‹El monje o el puercoespin... joder, ¡mierda! y por que no Rukawa, lo trataría como un rey››

–Esta bien, entrenador–habló Miyagi visto que el pelirrojo estaba perdido en sus pensamientos con un puchero de enojo– perdone las molestias– se disculpo inclinándose respetuosamente

–¿Que? Perooo–intento protestar el pelirrojo mientras su amigo intentaba remolcarlo fuera

–no quiero compartir cuarto con Sendo, te lo cambio–Hanamichi parecía desesperado una vez que iban en dirección a las habitaciones que les había tocado

–Mira Hana, tengo un plan, averiguo cosas de Rukawa y tú tanteas terreno sin arriesgar y sin levantar sospechas

El pelirrojo le miró asombrado pero con gesto dudoso

–por lo menos te salvas de la humillación que yo he pasado– dijo Miyagi con una chispa de dolor en sus pupilas

–¡Ryochin!– Hanamichi reacciono levantándolo de un abrazo

Pero la alegría le duro poco pues otra vez enfrente de sus cuartos Hanamichi se apaga

–No quiero entrar– sollozó Sakuragi

–No seas crío–le aseveró Miyagi–no te creas que me hace gracia compartir cuarto con Rukawa, seguro que el peluche de Pikachu de mi hermano habla mas que él

–¡Ryota!–protestó el pelirrojo

Pero la conversación finalizó en ese momento, pues Sendo como poseído por un radar abrió la puerta de su cuarto tomando a Hanamichi del brazo

–Vamos Sakuragi, tienes que cambiarte, que en quince minutos se sirve la cena – le jala Sendo para dentro cerrando la puerta en las narices de un estupefacto Ryota

–Espero que no te importe, pero ya he elegido la cama y ocupado medio armario, ¿no te cambias?–le pregunta observando como Sakuragi ojea la habitación con gesto adusto

–Si, claro– repuso Sakuragi automáticamente procediendo a quitarse la camiseta

‹‹¿No se me olvida algo?›› se pregunta mientras se saca la manga y da la espalda a Sendoh para ir en dirección a su maleta que estaba encima de su cama

–¡ostia!– exclamo en voz alta Sakuragi dejándose la camiseta en su sitio

– ¿qué pasa?

–nada, mejor bajo así, que ya vamos tarde y  no sea que el Yakuza se vuelva a enrabiar

–¿el Yakuza?, Sakuragi me tienes que poner al día– y dicho esto salen los dos de la habitación, Sendo se choca con Miyagi que todavía estaba parado tal cual lo habían dejado, parecía haberse convertido en  parte del mobiliario en el pasillo

–Menudo jet lag que llevas– le espeta el erizo mientras van hacia el ascensor

El base solo suspira lentamente caminando por detrás de ellos, hasta llegar al amplio comedor donde se servía la cena

–¡Mono!, os hemos guardado sitio– les llama Kiyota en cuanto aparecen por el umbral, señalando dos asientos vacíos

–Esto...  Sendo... –Miyagi parece querer disculparse

–No importa me sentare al final, luego os veo

Hanamichi aprovecho ese momento libre para una vez sentados intercambiar comentarios en voz baja con Miyagi, igual que dos colegialas en clase

–Tienes que cambiarme el cuarto–insiste el pelirrojo–casi se me olvida lo del tatuaje

–Claro y te vas con el principal implicado en esta historia–le replica Miyagi con ironía–mira no seas burro, no te cambies delante suya y en vez de salir con una toalla te compras un albornoz y punto

–Y un pijama– agregó Hanamichi, en esos momentos si pudiera se daría un cabezazo para ahogar toda la frustración que llevaba encima, además de tener la cabeza embotada, la falta de descanso le estaba empezando a pasar factura y comenzó a notar un horrible dolor en la sien.

Decidió dar por terminada la cena despidiéndose sin más. Fue directo a su cuarto para dormir de una buena vez, a ver si se le olvidaba con quien compartía habitación, y con suerte donde estaba y quien era.

Iba tan enfurruñado caminando por el pasillo, mirando al suelo con gesto tosco que no se percató que se llevo por delante alguien, hasta que como resultado del choque se cayó al suelo

–Lo siento– se disculpa el pelirrojo con los ojos cerrados por el dolor del golpe

–Torpe

–A QUIEN LE DICES TORPE  ES-túpido... ¿zorro?– le preguntó como estuviera delante de una visión y no era para menos. Hanamichi Sakuragi se quedó sin aire pensando por un momento haber fallecido y estar en el cielo contemplando la faz de la persona que amaría en vida y muerte.

Notas finales:

Aclaraciones:

-El MIA es como se conoce al aeropuerto internacional de Miami.

 Muchas gracias a Muchiko, kazenoserei y Mikeas por los reviews, y a ti por leer ;)

Espero que hayais tenido una buena semana, la mia ha sido tecnologicamente accidentada, de echo estoy usurpando otro ordenador para subir el capítulo.

Nos leemos en el siguiente: Tres son multitud, y si.... habrá mas Rukawa XD


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