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Nubes en el Cielo por 8BitBoo

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Notas del capitulo:

Más misterios envuelven este instituto D:

 

Mi padre me estaba esperando en su oficina y yo sujetaba un globo rojo, de un rojo tan pasional como la sangre. Corría rápido y sonreía sin cesar. Mi padre extendió los brazos y se agachó un poco para recibirme, pero tropecé. Al mirar al frente mi padre ya no estaba, y la oficina estaba envuelta en llamas. En medio del silencio grité el nombre de mi padre con amargura, pero nadie respondía. De pronto una sombra sale por la ventana del costado de la oficina y se interna en los árboles. ¿Qué ha sido eso? Intenté distinguir, pero jamás había visto algo como aquello. ¿Sería quien mató a mi padre?

 

Todo se dispersó, y me azoté fuertemente contra el suelo.

 

- Shunsuke, ¿estás bien?

- Alexander... yo... ¿te parece que estoy bien? -reí.

- Lo siento, esa caída debió doler.

 

Me extendió su mano pero yo no se la recibí y me levanté solo.

 

- Gracias de todos modos -dije, fijándome que aún tenía su mano extendida- Puedes bajarla.

- ¿No necesitas ayuda?

- ¿Qué te hace pensar eso?

- Lo que acabas de hacer, Shun -¿me llamó Shun?

- Bueno, es una reacción normal, creo...

 

No le dí mayor importancia y tomé mis cosas para darme una ducha. Era sábado, y no podía creer que lo pasaría en este establecimiento. Alexander, junto a su "grupo" me ofrecieron ir a dar una vuelta por los jardines del instituto, cosa que acepté y quedé maravillado por la hermosura de las áreas verdes del lugar. Me dediqué a conocer más gente mientras vagábamos por los lugares del Da Vinci. Conocí a un par de chicas, muy diferentes entre sí, pero eran muy amigas... una era francesa, y se llamaba Maxine Boissieu, era de pelo largo y negro azabache. Sus ojos compartían el mismo color, profundos y penetrantes. Su vestimenta era bastante desabrigada para el día que hacía. La otra chica se llamaba Alissa DaPont, era italiana y tenía un pelo que le llegaba un poco más abajo de los hombros, de un castaño muy bonito y siempre con una expresión tierna en la cara. Sus ojos pardos brillaban al sol, y parecía tener una pulsera en la muñeca igual a la de Maxine.

 

- ¿Ustedes son...? -pregunté. Nuevamente no quería incomodar.

- Casi hermanas -respondió Alissa- Ahm... somos muy buenas amigas.

- ¿Te fijaste en nuestro lazo de unión? -Maxine movió su muñeca.

- S... sí. Es muy bonito.

- Gracias, yo lo fabriqué a petición de ellas -contestó Alexander.

- Que modesto -Victoria le golpeó el hombro, Alexander rió.

- ¿Vienes de japón Shunsuke? -me sonrió la chica de pelo castaño.

- No seas idiota -le retó la pelinegra-, si su nombre es Shunsuke es más que obvio que viene de japón... ¡solo mírale sus ojitos rasgados! Tienes muy bonitas facciones.

- G... gracias -pude sentir un leve calor en las mejillas.

- Ya, par de mironas, si lo miran demasiado lo van a gastar -Alexander se interpuso entre ellas y yo- ¿No creen que es demasiado bello para que se le caiga su fina cara?

- ¡¿DE QUE HABLAS?! -dije, casi gritando.

- Suele hacer eso con todo el mundo -interrumpió Patricia, tapándole la boca a Alexander.

- Ah... ahá... -asentí, confundido.

- Eres un sin vergüenza, Alexander -rió Alissa, divertida.

- No puedo evitarlo, se me escapan los piropos al ver gente tan bonita por todas partes -sonrió el chico pálido.

- ¿Qué tal si nos conocemos más con Shun-kun -parece que Maxine conoce algo de Japón- y nos vamos a la laguna?

- Pero Max, está anocheciendo... sabes que hoy hay luna llena -acotó Alissa.

- ¡Callate! -Maxine puso ojos de plato- N... no... no hay problema.

- ¿Cómo que no hay problema? ¡Ay! ¡Carlisle! ¿Por qué hiciste eso?

- ¿El qué? -dijo distraído el rubio en respuesta de la queja de la chica castaña.

- Me pegaste una patada en la pierna... Ay... ya entendí -dijo mirando a Alexander.

- ¿Entender que cosa? -miré al pelirrojo, de manera intrigada.

- Nada, Alissa es una tonta, no le hagas caso -acotó Alex.

- ... -suspiré.

- Bien, tengo que hacer una tarea y quiero el domingo libre. ¿Nos vemos pronto? -Maxine se levantó del pasto.

- Como quieras, un gusto conocerte -le sonreí a la pelinegra, de igual manera a Alissa.

- Carlisle, deberías acompañarlas -lo miró Patricia.

- Sí, tienes razón... ese... trabajo -dijo, dificultoso- no se va a hacer solo.

 

Alissa, Maxine y Carlisle se retiraron. Pude escuchar cómo la pelinegra regañaba a la otra chica, pero no pude oír claramente lo que decía... solo le entendí algo de la luna, la noche, y el domingo... de seguro hablaban el trabajo, o qué se yo. Quedamos Alexander, Patricia y Victoria en el prado, y comenzamos a caminar conversando distintas tonterías.

En esta caminata pude observar algo muy característico: nunca había visto asomarse el sol, o ver un día sin nubes en este lugar. Claro, quizá la soleada Roma era demasiado diferente a un lugar que queda a dos horas de distancia. El mar este día estaba bravo, casi rugía al romper cada ola, lo que hacía que la brisa que corría fuese un poco más tibia que lo de costumbre. A decir verdad el clima estaba raro y pareciese que iba a llover. Nubes en el Cielo, y poca iluminación en el instituto... ¿acaso estos tipos no se preocupaban de las arañas?

 

Cayó la noche y el toque de queda hacía efecto sobre todos los alumnos. Tomé el libro que estaba leyendo en ese momento y creo que estuve leyéndolo un buen rato. Calculo que había pasado mas o menos una hora después del toque de queda, y Alexander aún no volvía al cuarto. ¿Qué le pasaría? Sin pensarlo dos veces salí a averiguar. Lo sé, soy un entrometido, pero tenía curiosidad.

Comencé a caminar por esos oscuros y fríos pasillos, sin encontrarme con nadie. A lo lejos divisé una luz, así que lenta y cautelosamente me acerqué para ver que ocurría ahí adentro. Eran voces conocidas, pude escuchar claramente a Cipriano hablando con Alexander.

 

- ¿Y bien, cómo va el objetivo? -Cipriano preguntó algo rudo, nunca lo oí así.

- Aún no se entera de nada, señor -contestó el pelirrojo.

- Bien... solo tengo algo que criticarte.

- ¿Qué ocurre?

- No puedes involucrarte con él.

- ¿A qué se refiere con eso, señor? -preguntó Alexander, casi ofendido. ¿Por qué Alex lo trataba de "señor"?

- ¿Tu crees que yo soy tonto? Sé que lo deseas, que quieres su sangre -¿sangre?- O tal vez quieras llevarlo a tu lado, unirlo a tu clan... ¿Alexander, tú me fallarías de esa manera?

- Por supuesto que no, señor.

- Sabes bien por qué está acá. ¿Crees que hubiésemos internado a un simple humano en el instituto, si no tuviese ESA descendencia? -¿simple humano? ¿De qué hablan?

- Claro que no.

- Exacto. Si Marcella no me lo hubiese pedido explicitamente, Shunsuke no hubiera puesto JAMAS un pie en este Instituto...

 

¡Un momento! ¡¿Qué tengo que ver yo en todo este asunto?!

 

- ...Marcella quiere que su sobrino siga sus pasos -continuó Cipriano- ¿Te das cuenta que ambiciosa es esa mujer? Claro, solo UNO de la familia es el elegido, y en ves de Flora, ella fue la que siguió la tradición. Marcella dice que sus hijos son muy estúpidos para convertirse en brujos, cree que Shunsuke tiene el potencial que ella poseía a la edad que tenía. ¿Crees que Shunsuke pueda superarlo todo?

- Shunsuke es alguien muy inteligente, Director... más de lo que usted piensa.

 

Esa última frase del pelirrojo me dio escalofríos. Nuevamente fui silencioso al retirarme, volví a mi habitación y me acosté, sin poder sacarme mil pensamientos de la cabeza. ¿Qué estaba ocurriendo? ¿De qué hablaban esos dos? Me asusta el hecho de que quieran hacerme algo... ¡Y ni siquiera puedo salir de este reclusorio maldito! ¿Qué voy a hacer?... De todos modos hablaron de mi madre, Flora... ¿Y mi tía qué tenía que ver? ¿Mis primos estúpidos para ser brujos? ¿Qué clase de broma era esta?

En un momento de paz mental, pude escuchar la puerta. Sabía que era Alexander, por lo que me hice el dormido, pero obviamente no iba a engañarlo. Rápidamente se lanzó encima mío y me descubrió la cara.

 

- Sé que estabas espiando, Shunsuke. Yo no soy como el idiota de Cipriano, yo puedo oír cosas que los de más no pueden oír fácilmente.

- ¿De qué hablas, Alex...?

- ¡A mi no me engañas!

 

La furia se le notaba en los ojos, pero... ¿qué ocurría? ¿Acaso yo no podía haber oído esa conversación?

De todos modos el tenerlo encima mío me hizo ruborizarme, no lo pude evitar. Pude notar que eso le calmó un poco los ánimos, pero de igual forma siguió insistiendo.

 

- ¿Qué fue lo que escuchaste, Shusuke?

- Nada, te lo juro... yo solo iba a los baños...

- No me mientas, por favor.

- Alexander, yo... yo no sé que estoy haciendo acá.

- ¿A qué te refieres con eso?

- Me refiero a que desde que llegué encontré todo tan extraño, tu recibimiento, la infraestructura, la ubicación, el clima, las reacciones de ciertas personas -se me vino a la mente Akira, a quien no había visto en todo el día.

- Shunsuke, ¿qué escuchaste?

- No estoy seguro -dije aturdido- solo algo de la sangre, brujos, mi tía... no sé, no entiendo nada.

- ... -suspiró. Su aliento era frío- Ok... entiendo.

- ¿Podrías salir de encima mío?

- ¡Lo siento! -pegó un salto- Esto... siento molestarte. Juro que vas a saber todas las respuestas, Shunsuke, solo te pido que esta noche duermas tranquilo... yo nunca te haré daño como Cipriano piensa.

 

No respondí a esa frase, porque en primer lugar me quedé congelado, y en segundo lugar tenía una gran duda en mi cabeza ¿por qué Cipriano pensaba que Alexander quería hacerme daño?

 

Entre medio de un mar de dudas terminé por quedarme dormido, con la luz de la luna colándose por entre medio de los nubarrones un poco más dispersos que en la tarde. Una suave brisa recorrió la habitación y acarició mi piel, que aún estaba erizada por culpa de la cercanía de Alexander.

 

Notas finales:

Gracias por el review del capítulo anterior, espero que este fic tenga fama como Silencio Incoherente TwT


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