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Magical Nuko Len Len por Yoru Eiri

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Notas del fanfic:

Vocaloid no me pertenece ni ninguna de sus canciones ni nada. Sólo el argumento en enteramente mío ><

Si no conocen nada de Vocaloid o no conocen esta canción, les recomiendo que miren el video "Magical Neku Len len" antes de leer.

 

Gracias

Notas del capitulo:

Lean XD

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1…

2…

3!

 

Abrió sus ojos claros a la luz del sol y se dio cuenta de que era de día, un día perfecto para… ¿Combatir el crimen?

 

Lanzó un alarido de hastío al aire y se volvió a envolver en su sábana. No quería ni siquiera recordar lo que tenía que hacer el día de hoy, pero claro, Rin lo tenía todo bajo control, Rin siempre lo sabía todo y estaba a cargo, ¿verdad?

 

Y Len sabía, envuelto en la sábana, que en cualquier momento entraría su pequeña hermana gemela para hacerle la vida imposible. ¡No quería! Estaba cansado de jugar el papel de héroe que salva la ciudad y tener que cuidarse de cada pervertido que se le cruzara. Y es que en el cuartel general de los Kagamine, Rin vigilaba la ciudad para asegurarse que la reina Miku no tramara algo malo que pudiese destruir el mundo Vocaloid.

 

Y Rin Kagamine, era la mejor vigilante de todas… y el peor despertador.

 

-¡Len!- gritó con fuerza, alcanzando ese pequeño sonido agudo que penetraba los tímpanos de su hermano, casi tan alto como Teto Kasane.- ¡Despierta holgazán!

 

El gemelo Kagamine se quitó la sábana de encima totalmente fastidiado.

 

-Ahora soy un holgazán- se repitió a sí mismo- pero ¡cuando soy un niño mágico me adoras!

 

-Eso es porque dormido no produces ningún bien- La pequeña Rin se asomó por la puerta de la habitación de su hermano- el desayuno está listo.- dijo con una sonrisa y se retiró.

 

Claro, de seguro desayunarían algo extraño de nuevo… en las manos de Gakupo, Gumi y Luka todo era extraño.

 

Se levantó de mala gana, vistió la ropa que usaba siempre para trabajar, porque claro, aunque fuese un súper héroe, tenía que trabajar. Maldijo como siempre y salió de su habitación para entrar a la cocina y sentarse en el comedor.

 

-Dime que no es pulpo- le lanzó una mirada asesina a su hermana, que estaba sentada a un lado de él.

 

-No, es atún- dijo sonriendo.

 

-Dios-  masculló entre dientes.

 

No había nada peor que la afición por los peces que tenía Megurine Luka. De seguro también Gakupo le había puesto alguna salsa extraña al desayuno. Pues claro que con ese color nauseabundo, no le darían ganas de desayunar.

 

-¿¡Por qué todos tenemos que desayunar cosas raras y Kaito puede comer helado!?

 

Kaito lo miró inocentemente.

 

-¡Cállate y desayuna!- Luka lo miró con unos ojos fulminantes- ¿Prefieres wiskas?

 

Len se tragó el desayuno, todo era mejor que las wiskas, claro estaba.

 

Y ¿Qué aventuras viviría hoy el niño mágico? Eso ni siquiera se lo imaginaba, extrañaba cuando era tan sólo un niño normal sin poderes mágicos que en verdad no servían de mucho, tan sólo ponían su castidad en peligro.

 

¿Cuándo comenzó a preocuparse por su castidad? Desde que le arrimaban el bulto en el metro. Que asquerosas habían sido esas experiencias.

 

-Parece que nadie recuerda que soy un niño- masculló mientras descansaba en su habitación esperando que Rin entrara completamente alarmada a decirle que tenía que salir y bla bla bla…

 

¿Cómo era la vida de los demás superhéroes? Era tan genial, siempre pensó que ser uno sería tan genial que jamás se cansaría de eso.

 

Y claro, siempre hay un comienzo, ¿verdad? El niño mágico tuvo que hacer algo para que descubriera sus poderes, y de seguro fue algo sorprendente, pero no lo fue…

 

-Pareces un gatito- dijo Kaito un día, comiendo de su helado.

 

Len estaba jugando Nintendo wii, posaba para el juego de Wario Smooth Moves cuando Kaito comenzó a decir ese tipo de cosas.

 

-Pues es el punto- respondió Len de mala gana- Nii-chan, ¿Quieres jugar?- le ofreció un control y el otro chico aceptó gustoso.

 

Comenzaron a jugar inocentemente hasta que hubo una confusión en los movimientos de Kaito y terminó encima de Len en el suelo.

 

-¡Kaito!- Len gritó, pero era demasiado tarde.

 

Sus labios de juntaron accidentalmente y sucedió la gran e inesperada transformación. Len sintió cosas raras en su cuerpo y de repente… tenía rasgos de gato.

 

-Eres…- Kaito agarró sus orejas- un pequeño gatito.

 

-¡Kya!

 

Su grito se extendió por toda la casa y más allá del barrio donde vivían. Oh si, desde que Rin se dio cuenta que su hermano tenía esos poderes mágicos, lo bautizó como el chico mágico. Le diseñó todos sus trajes y todo era paz y tranquilidad hasta que comenzaron a aparecer todos los súper villanos… que lo único que querían era ver a Len en ropa interior y tratar de violarlo.

 

-¡Demonios!- se puso la almohada en la cara y gritó- Odio esto.

 

Estaba esperando pacientemente. Si, la reina Miku debía planear algo malévolo para tratar de destruir el mundo… con una cebolla.

 

-¡Len!- Rin entró a su habitación- ¡Debes hacer algo!

 

-¿Ahora qué?

 

-No lo vas a creer- Rin estaba completamente alarmada- Miku ha enviado un video- hizo una pausa- ¡Al cuartel general!

 

 

-Magical Nuko Len Len-

 

 

Estaban reunidos todos en el cuartel general. Un lugar secreto que había construido Rin con ayuda de la aplanadora, era más bien como un sótano bien adecuado.

 

Ahora todos estaban frente a la gran pantalla que había en el lugar; y comenzó el video que Miku había mandado.

 

-Hola- apareció feliz- he decidido que hoy acabaré con el mundo- sonreía abiertamente- se que Kaito está viendo esto, así que… Hola Kaito.

 

Movió su mano alegremente.

 

-Ahora si, a lo que voy- se puso seria- ¡Len! Tienes exactamente media hora para encontrarme, claro que no te diré donde estoy- se rió maléficamente- el punto es que hoy he hecho algo más grave.

 

Se hizo a un lado y mostró a una linda Teto Kasane sonriente amarrada a una silla y frente a ella estaba un altavoz tecnológicamente alterado.

 

-Haré que Teto alcancé su tono más alto, y así destruirá todo a su paso.

 

-Hola chicos- dijo Teto sonriente- estoy bien, no se preocupen.

 

-¡Cállate Teto!- Miku retiró a Teto de la cámara.- Bueno, Len, tienes exactamente media hora antes de que destruya todo.

 

La grabación terminó.

 

-Va a torturara a la pobre de Kasane- dijo Rin con preocupación.

 

-Nadie puede torturar a Teto- murmuró Len- ella es más diabólica que Miku en todos los aspectos.

 

-¡Len, tienes que salvarla!

 

Hizo una mueca de mala cara y volteó a ver la sonrisa de Kaito. ¿Por qué siempre estaba tan feliz y lleno de energías para salvar el mundo? Len no lo sabía, y le daba vergüenza tener que besarlo, aunque al chico de hielo no le importaba en absoluto que eso pasara.

 

-Bien- se puso frente a Kaito y cerró los ojos.

 

Kaito lo tomó de los hombros y se acercó lentamente a la altura de Len. Juntó sus labios con los del más chico y comenzó a besarlo apasionadamente.

 

Len abrió los ojos de par en par al sentir la lengua del otro chico dentro de su boca. ¡No era necesario que hiciera eso! Comenzó a sentir esa reacción placentera en su cuerpo y comenzó a transformarse en el gatito mágico.

 

-¡Nya!- cortó el beso y se sintió totalmente avergonzado.

 

Kaito sólo sonrió satisfecho y Len ya estaba en ese ridículo traje pequeño que sólo tapaba lo necesario, tenía consigo su varita mágica y ese sonrojo notorio en sus mejillas.

 

Rin añadió un moño en su cabeza y ya estaba listo para ir a combatir el crimen… o más bien, para ir a salvar a la chica que había sido cruelmente secuestrada por la reina Miku.

 

 

-Magical Nuko Len Len-

 

 

-¿Y ahora?- estaba parada a la orilla de un edificio mientras sentía que Rin le tomaba fotos desde lejos a su trasero- ¡Rin, deja de hacer eso!- puso sus dos manos en su trasero tratando de taparse.

 

-Los fans pagan millones por estas fotografías.

 

-En ese caso, debería filmar una porno- pensó Len.

 

Pues claro, siempre pasaba lo mismo, Rin se aprovechaba y tomaba toda clase de fotografías pervertidas. Len se había convertido en el típico cliché japonés: un niño con cuerpo de niña vestido de gatito. No cabía duda que de allí había sacado Rin todo el dinero para hacer el refugio secreto y comprar acciones de helado para que Kaito tuviese su helado toda su vida sin tener que gastar una fortuna en ello, después de todo, Kaito era parte fundamental de la transformación de Len.

 

Comenzó su búsqueda en la ciudad; no sabía como pero tenía que encontrar a Teto en alguna parte escondida o en un mercado de cebollas o en algún lugar en el que Miku estuviese.

 

Pasaron los minutos y Len no logró más que llamar la atención de todos los que estaban a su alrededor.

 

-Se me atraviesa cada pervertido- exhaló con disgusto tratando de tapar su parte trasera con su cola de gato, lo cual lo hacía aún más sexy y digno de una desesperada violación.

 

Siguió de edificio en edificio, de callejón en callejón y no lograba encontrar nada. Le pidió consejo a los gatitos que se le atravesaban; si, podía hablar con los gatos, pero ninguno le dio información relevante.

 

-Me doy por vencido- se sentó en la banca de un parque y cruzó los brazos- que se acabe el mundo si quiere.

 

No sabía por qué, pero cuando estaba en su estado de gatito, era más sensible a todo, inclusive a los sentimientos que quería expresar. Y cuando estaba molesto no era más que un gato salvaje arañando por todos lados.

 

El cielo comenzó a nublarse y un viento fuerte comenzó a soplar. No pudo evitar mirar a lo alto de un edificio. Allí estaba, con su bufanda ondeando al aire, el muchacho enmascarado de la bufanda azul.

 

Lo miró directamente sin saber que hacer, hasta que el chico saltó del edificio con una gracia impresionante y aterrizó justo frente a él.

 

Len sintió que se moría del asombro, porque aunque él fuese un gato, jamás podría hacer eso.

 

-¡Impresionante!- dijo- Cada vez que lo haces me impresionas más- sonrió como un niño tierno.

 

Entonces el encanto se rompió, acaba de recordar quien era ese enmascarado pervertido que siempre trataba de hacerle algo raro.

 

-¡Aléjate de mi Kaito!- se hizo bolita en la banca sacando las garras.

 

-¡No soy Kaito!- dijo el muchacho con nerviosismo- ¿Por qué dices que soy Kaito?

 

Len se le quedó mirando sin expresión alguna.

 

-¡Es obvio! Nadie más usa esa bufanda y ese cabello, además eres igual a él, realmente ¿Crees que una máscara va a ocultar tu identidad? Cada vez que te miro te digo que le pongas más empeño a tu disfraz de villano.

 

-¡Pero Len!- se sentó en la banca a un lado de él con los nervios de punta- No soy un villano- dijo con una sonrisa- te he dicho mil veces que siempre vengo a ayudarte.

 

La desconfianza era la protagonista en esa escena, pero claro, Kaito se convertía en un depravado sexual cada vez que se ponía esa máscara. No, también lo era cuando besaba cada vez más profundo a Len…

 

-Tengo catorce años Kaito- Len aún mantenía su distancia- Eres un pedófilo.

 

-¿Yo y cuantos más?

 

-Acabas de aceptar que eres Kaito.

 

-¿Eh? ¡No!- se llevó las manos a la cabeza- ¡No lo soy! Te lo probaré.

 

Se puso de pie y sacó un pequeño bote de helado de vainilla.

 

-Este- lo señaló- es el favorito de Kaito- se lo ofreció- si fuera Kaito, no soportaría ver que lo comes.

 

Eso era demasiado cierto, si en verdad fuese el chico helado, no soportaría ver como se comían una porción de su helado favorito en sus narices.

 

Así que tomó el helado y comenzó a comérselo, y observó cuidadosamente las reacciones del chico enmascarado para delatar si era Kaito o no… y claro, el chico se estaba retorciendo.

 

-¡Si eres Kaito!- lo acusó al terminar por completo el helado.

 

El chico de cabello azul comenzó a reír carcajadas.

 

-Quizá lo soy- sonrió- pero tu acabas de caer en mi trampa.

 

-¿Trampa?

 

Sintió un mareo, miró el vaso de helado y se dio cuenta que había unas bolitas extrañas en lo que restaba del vaso. ¡Había estado tan preocupado tratando de ver las reacciones de Kaito que no se había dado cuenta que lo había drogado en el helado! Sintió los párpados pesados y le dio mucho sueño de repente.

 

-Maldito Kaito- dijo casi en un murmuro mientras perdía el conocimiento.

 

Lo último que alcanzó a distinguir, fueron los ojos azules de Kaito llenos de satisfacción.

 

 

-Magical Nuko Len Len-

 

 

Cuando despertó, aún le dolía la cabeza… abrió bien los ojos y trató de pensar en donde se encontraba.

 

-¡Que original!- masculló- un escondite diabólico digno de un villano.

 

Estaba amarrado por las muñecas a la cabecera de una cama, y todo a su alrededor no era más que un oscuro escondite lleno de fotos suyas y por supuesto una pantalla gigante, miles de computadoras, y muchas más cosas de ese tipo.

 

-Kaito- pensó en lo que había pasado- ¡Suéltame maldito bastardo!

 

Hizo un esfuerzo, pero no estaba lo suficientemente calificado para hacer esa tarea, estaba muy bien amarrado con una bufanda azul… ¿bufanda azul?

 

-¡Maldito Kaito!- se miró en una situación vergonzosa y se sonrojó de pies a cabeza- ¡¿Por qué me atas a una cama?!

 

No se escuchó respuesta alguna.

 

Estuvo así por un tiempo, resignándose a que había perdido la batalla, pero ¿Qué era lo que quería el villano de Kaito? ¿Helado? Pero si Rin le había conseguido todo el helado de su vida.

 

-Siguió pensando hasta que se escuchó que una puerta se abría y se cerraba.

 

-Len- si, era la voz de Kaito- Qué rápido te despertaste- sonrió inocentemente y se puso a arreglar unas cosas en un cajón.

 

-Kaito.

 

-¿Si?- estaba distraído arreglando papeles.

 

-¿Qué es lo que quieres? ¿Por qué me secuestraste?- estaba molesto, lo hacía ver tan lindo- Ah, y acabas de aceptar que eres Kaito.

 

El chico enmascarado reaccionó con sorpresa, trató de decir algo pero luego se calmó.

 

-Dime como gustes hermoso Len- claro que jamás iba a aceptar que era Kaito- si tanto quieres al chico de cabello azul y quieres llamarme así, lo acepto.

 

-¿¡Qué?!- estaba completamente rojo.

 

-Y no te secuestré porque sea un villano- juntó sus manos y bajó su mirada- sólo es que… tengo curiosidad- bajó la voz.

 

¿Curiosidad? ¿Qué clase de excusa estúpida para secuestrar a alguien era esa?

 

-¿De que tienes curiosidad?- Ya estaba más tranquilo, al menos seguía siendo Kaito, el chico inocente que conocía desde siempre.

 

-Es que- miró atentamente a Len- tengo mucha curiosidad sobre algunas cosas de ti- se exaltó- ¡No me malentiendas!- se avergonzó- No quiero hacerte daño, sólo quiero hacerte unas preguntas.

 

Len hizo una mueca.

 

-¡Pero si serás estúpido Kaito! Eso me lo puedes preguntar en la casa en cualquier momento, ¡No tienes que drogarme y amarrarme a tu cama!- no tenía opción de todos modos- De igual manera, dime que es lo qué quieres saber.

 

Kaito se acercó lentamente hasta la cama, se subió a gatas dejando el cuerpo de Len entre sus piernas y se le acercó al rostro con mucha curiosidad. Len se estremeció al sentir la proximidad del cuerpo del otro chico; ¡Maldita sensibilidad!

 

-¿Cómo se te pasa el efecto?- no estaba mirando a Len, sino sus orejas.

 

Les sopló un poco y Len se retorció un poco debajo de su cuerpo.

 

-¡Nya! ¡No las toques!- cerró los ojos con un sonrojo notorio en sus mejillas- ¡No lo sé! Sólo se pasa y ya…

 

-¿Seguro?- seguía examinando las dos pequeñas orejitas negras con manchitas rubias en algunos lugares- ¿No hay algún truco para que desaparezcan?- llevó una de sus manos cerca de una de sus orejitas y la acarició con la yema de sus dedos.

 

No podía soportarlo, necesitaba que Kaito dejase de hacer eso antes de que se volviera loco de tanto contacto físico. Se aguantó lo que quería decir pero no pudo evitar comenzar a suspirar.

 

-¿No me vas a decir?- se sintió un poco privado de la verdad, así que comenzó a acariciar por completo las orejitas del gatito.

 

Len comenzó a gemir, sentía que su pulso lo devoraba, tenía que salir de ese contacto de inmediato o no podría controlarse más.

 

-¡Ah! ¡Kaito!- movía la cabeza tratando de esconder sus orejitas de gato- ¡Te digo, te digo! No me tortures más…

 

Kaito dejó de tocarlo y esperó una respuesta.

 

-Pues…- lo miró a los ojos tratando de controlar su respiración- Nunca he tratado nada…. Simplemente dejo de serlo y ya…- miró para otro lado, no podía soportarlo, se sentía de una manera de la que nunca antes se había sentido.

 

Kaito sintió que su pulso comenzaba a acelerarse al ver a Len en ese estado tan… sexy.

 

-¿Nada?- volvió a interrogatorio- ¿Qué tal un beso?

 

-¿Beso? ¿Aún quieres que crea que no eres Kaito?- estaba enojado, pero se seguía viendo tan indefenso y tierno- ¡Eres un pervertido! Me besaste en la mañana de una manera demasiado morbosa- siguió con su sonrojo.

 

-¿No te gustó?

 

Esa pregunta hizo que sintiera un escalofrío recorriendo su espalda. Siempre que se transformaba en gatito, sentía una sensación placentera por todo su cuerpo, sin embargo, jamás había pensado que eso se debiera al beso que Kaito le daba. No, era imposible, pero tenía que aceptar que siempre que sentía ese beso, se estremecía, sentía que fuera su primer beso.

 

-Eso no te quita lo pervertido- volvió a retirar su mirada de los ojos de Kaito- pero… si quieres tratar un beso para ver que pasa, esta bien.

 

Kaito sonrió con satisfacción y tomó con una mano de la barbilla de Len para comenzar a besar sus labios. Primero fue un leve roce y después lo besó con un poco más de pasión, abriéndose paso entre los labios del pequeño para ahondar el beso y probar toda su boca. Len sentía que su sonrojo lo mataba, realmente se sentía bien lo que Kaito estaba haciendo, pero, era tan sólo un beso, no podía emocionarse tanto por un beso. Pero esa maldita sensibilidad, hacía que sintiera las cosas demasiado intensas.

 

El beso terminó y Len estaba casi ronroneando como un gatito necesitado de amor. Kaito miró de nuevo sus orejas y todas sus facciones.

 

-Sigues siendo un gatito- dijo para sí y se puso a pensar- entonces un beso no te quita los poderes.

 

El rostro de Kaito parecía estar lleno de duda, era como si realmente creyera que estaba haciendo una investigación seria y no abusando de Len. Pero Len estaba completamente seguro de que abusaban de su pequeña y linda figura.

 

-¡Eres un pervertido!- dijo recobrando su pulso cardiaco- ¡Eres imposible Kaito!

 

Trató de desatarse, pero no podía.

 

-Kaito- murmuró, sacando al chico de sus pensamientos- ¿Al menos puedes desatarme ya?

 

-¿Me prometes que no vas a huir?

 

-Te lo prometo- la verdad es que no tenía fuerzas para huir, sólo tenía una sensación extraña en su estómago, quería restregarse en las sábanas de aquella cama y acomodarse allí para luego dormirse.

 

El chico enmascarado pensó que decía la verdad, así que se acercó poniendo su pecho en el rostro de Len y comenzó a deshacer la atadura con mucha maestría, pareciera que era todo un experto haciendo nudos.

 

Cuando Len sintió sus manos libres, lo primero que hizo fue abrazarse del pecho de Kaito, como si fuese un gatito mimado.

 

-¿Eh?- Kaito no sabía que hacer, así que hizo lo primero que se le vino a la mente.

 

Pasó una de sus manos por las orejitas de Len para acariciarlo y logró que Len se aferrara aún más a su cuerpo, ronroneando con mayor fuerza, pidiendo un poco más de esas caricias.

 

-¿Len?- Kaito se sorprendió, el niño mágico llevaba más de una hora diciéndole que era un maldito bastardo pervertido y ahora pedía más de esas caricias.- ¿Len?

 

-Cállate tonto- logró murmurar en medio de sus ronroneos- Cállate y acaríciame…

 

Lo último logró sacar un sonrojo del rostro de Kaito, quien siguió pasando una de sus manos por las orejitas de Len, las cuales reaccionaban al contacto como si recibieran una descarga eléctrica. Con su otra mano tomó a Len por la espalda, como atrayéndolo en un abrazo.

 

-Te ves todo lindo- Kaito sonrió- Siempre quise tener un gatito.

 

¿Gatito? Len no lograba procesar bien, se estaba dejando llevar por todas esas sensaciones que le hacían sentir las manos de Kaito.

 

-¿Es por eso que eres tan curioso?- se separó un poco y sintió esa necesidad nuevamente, pero logró aguantar un poco.

 

-Si- Kaito sonrió abiertamente.

 

¡Pero que lindo se veía sonriendo! Len sintió una necesitad animal de saltarle encima y robar otro beso de esos labios sonrientes. Instintivamente cambió de posición a Kaito, acostándolo en la cama boca arriba y él se sentó justo encima de él con las piernas abiertas. Kaito simplemente miraba todo, confundido.

 

-Qué…- no alcanzó a terminar su pregunta cuando sus ojos se abrieron como platos al ver que Len se quitaba lo que traía encima.

 

Le molestaba la ropa, le estorbaba para sentir las caricias de Kaito, ¿verdad? Se quitó el estúpido traje que Rin le hacía usar y se quedó tan sólo con las largas calcetas y las pequeñas cosas que cubrían sus ante brazos. Se quitó el moño de su cabello y lo dejó suelto.

 

Kaito sintió que casi le daba un infarto, ¿Por qué Len estaba haciendo eso? Bueno, al fin y al cabo de veía de lo más sexy de esa manera. Comenzó a sentir un sonrojo en sus mejillas y luego su sangre se reunió en un sólo lugar de su cuerpo.

 

-Entonces- Len se acercó cuidadosamente a su rostro y le quitó la máscara- Kaito- sonrió triunfante- hazme tu gatito.

 

Kaito sintió que no podía soportarlo más, algo en él había despertado Len, y esa inocencia que sentía hace unos segundos se había convertido en lujuria pura; tenía que tomarlo, tenía que hacerlo suyo, quería tenerlo allí para siempre.

 

Sin embargo sus pensamientos no duraron mucho y sus ansias por tomar a Len se hicieron mayores cuando el pequeño gatito se sentó encima de su erección. No pudo evitar gemir de placer al sentir ese peso sobre su parte más íntima, ya no necesitaba más presión, iba a perder la razón.

 

Len se acercó a sus labios y comenzó a besarlo con pasión mientras lo abrazaba por el cuello, sintiendo que su cuerpo era abrazado por la cintura con mucha posesión.

 

-Nya- comenzó a gemir Len como un gatito cuando Kaito pasó sus manos a acariciar su cola de gato- ah…- sus mejillas rojas y su cabello rubio hasta los hombros lo hacían ver cada vez más necesitado.

 

Kaito movió su cadera hacía arriba para sentir un poco más de esa deliciosa presión que provocaba el peso de su gatito, a lo que Len comenzó a gemir cada vez más, por el contacto y la lujuria que posesiva que irradiaba Kaito.

 

Sus movimientos eran felinos, lentamente rasguñaba con gentileza los hombros de Kaito sin dejar de besarlo apasionadamente, jugando con su lengua, sintiendo espasmos de placer cada vez que el chico más grande metía su lengua en su pequeña boca. Quería más de todo eso, y sabía donde lo conseguiría.

 

Dejó de besar a Kaito y deslizó sus manos como un gato hacía las prendas de Kaito, le sentó en la cama y logró sacarle la camisa del traje negro que usaba, dejando al descubierto el cuerpo bien formado de su villano enmascarado. Volvió a besarlo mientras deslizaba sus garras lentamente por su torso hasta toparse con el cinturón del pantalón y lo desabrochó con mucha habilidad.

 

-Tu gatito- se acercó para susurrarle al oído mientras Kaito le besaba el cuello- Ah… quiere leche… ¡ah!

 

Kaito sintió que se desmayaba con esas palabras al momento que Len bajaba su ropa interior y dejaba al descubierto su parte más íntima que clamaba atención.

 

-¿Si?- Len le tomó por los hombros y lo miro a los ojos de la manera más tierna que pudo. Con sus mejillas completamente sonrojadas y sus labios medio abiertos- ¿Me das?

 

Kaito simplemente asintió con toda la pena del mundo y se hizo un poco hacía atrás, recargando su peso en sus manos.

 

Len aprovechó esa posición para pasar su lengua por el cuello de su captor, lo llenó de pequeños besos y luego bajo por completo hasta donde quería hacerlo. Llegó a la entrepierna de Kaito y le tomó con sus dos pequeñas manos, se sonrojó por lo que iba a hacer, pero no se arrepintió. Primero lamió la punta con cuidado.

 

-Ah- Kaito comenzó a gemir, ese contacto era verdaderamente delicioso; quería más de eso.

 

Pasó su lengua en todo alrededor y siguió dando lengüetazos hasta que sintió que se resbalaba de las manos. Nunca había hecho eso, pero sabía perfectamente lo que tenía que hacer, sintió que Kaito se excitaba aún más y se lo metió por completo a la boca.

 

-¡Ah!- Kaito movió la cadera hacía adelante instintivamente- ¡Ah, Len! Ah… ah…

 

Len saboreó lo amargo en su boca y comenzó a gustarle, así que se lo metió más al fondo hasta donde pudo y lo apretó, lo acarició con su lengua.

 

Los gemidos de Kaito eran una dulce melodía para sus oídos, quería escuchar más y más de su captor. Lo succionó un poco y logró saborear más de ese líquido amargo que le gustaba, hasta que el cuerpo de Kaito comenzó a tensarse, entonces se lo sacó de la boca y dio una última lamida a la punta.

 

-Leche tibia- se enderezó de nuevo, sentándose, y se limpió la comisura de los labios con el dorso de la mano.

 

Kaito creyó que moriría del placer que le causaba la imagen que estaba viendo, se quejó un poco al ver que Len se retiraba, pero sabía lo que seguía y estaba impaciente por tomar a su gatito, llenarlo de caricias y besos para después hacerlo suyo.

 

-Len- se enderezó con la respiración agitada, acarició una de sus mejillas- Ahora te haré mío- le susurró, logrando que Len se estremeciera.

 

Pasó sus manos por todo el torso del pequeño y lo recostó sobre la cama, con los brazos hacía arriba tomando sus muñecas. Besó sus mejillas y su cuello, impaciente por hacerlo suyo. Len sólo atinaba a gemir y enroscar su cola en donde sea que pudiera.

 

Kaito sonrió al ver la escena. Besó sus labios tiernamente y soltó sus muñecas mientras Len se aferraba a ese beso. Posó sus manos en la pequeña cintura de su gatito y bajó con sus besos hasta posarse en uno de sus pezones.

 

-¡Ah!- Len se aferró a Kaito- ¡Ah… ah!

 

Pasaba su lengua juguetona por encima de sus pezones, se prendió de uno y lo succionó delicadamente, aguantando sus ganas de hacerlo tan rápido como fuera posible. No podía soportarlo por mucho más, tenía que hacerlo ya, tenía que posarse entre esas piernas y hacer lo que su cuerpo le exigía.

 

Sorpresivamente, Len lo alejó de sus pezones y tomó una de sus manos para llevarse sus dedos a sus labios.

 

-Len…- Kaito no atinó a decir nada, fundiéndose en la imagen de Len lamiendo sus dedos, metiéndoselos a la boca para acariciarlos con su lengua felina.

 

Dejó de hacer eso y Kaito posicionó sus dedos entre las piernas del pequeño que se retorcía de placer al sentir todas las sensaciones. Se quejó un poco al sentir la intromisión, pero seguía absorto en las caricias que le hacía sentir Kaito con su otra mano entre sus muslos.

 

Su cuerpo podía ser más pequeño, pero era bastante sensible y a su vez seductor, con esas manías femeninas que poseía Len, sólo hacía que Kaito llegara un poco más al borde la locura placentera.

 

-¡Hazlo ya, demonios!- Len abrió sus piernas lo más que pudo y miró fijamente a Kaito, arqueando las cejas en un gesto impaciente.

 

Kaito sonrió ante la insistencia de su gatito y retiró sus dedos para posicionarse entre sus piernas. Tomó sus piernas con sus brazos, acariciando sus muslos por fuera y lo penetró de una sola vez.

 

-¡Nya!- Len cerró los ojos, sintiendo que una gran punzada de dolor inundaba su cuerpo; ¡Maldita sensibilidad!- ¡Nya! ¡Nya!- siguió quejándose hasta que una de las manos de Kaito atrapó la lágrima que resbalaba por su mejilla.

 

-Todo va a estar bien- sonrió, esa sonrisa que valía todo en el mundo.

 

Su inocencia, siempre estaba allí para hacerle ver que todo estaba bien, inclusive en ese momento. El dolor desapareció con esa sonrisa, y la lujuria volvió a inundar sus sentidos, en realidad era Kaito el que estaba entre sus piernas, apretando sus muslos con esa fuerza que le daba descargas eléctricas por todo el cuerpo; instintivamente comenzó a moverse.

 

Kaito no pudo evitar gemir ante eso, estaba demasiado bien en allí dentro, en cualquier momento se vendría, pero quería hacerlo durar, tan sólo un poco más…

 

Se movieron los dos rítmicamente, entre maullidos y gemidos por parte de los dos. Len se aferró a la espalda de Kaito, le rasguñaba sintiendo que subía y bajaba, haciendo fricción entre sus dos cuerpos.

 

No duraría un tanto más; tenía un tino impresionante, le hacía gemir cada vez más fuerte y Len clavaba más sus uñas en su perfecta espalda.

 

-¡Ah, Kaito!- se aferró lo más que pudo al sentir que se venía de la fricción que había entre sus cuerpos.

 

Al mismo tiempo Kaito soltó un sonoro gemido viniéndose dentro de Len sin previo aviso. Se aferraron los dos mientras pasaba esa sensación, como tratando de que no abandonara sus cuerpos por completo.

 

-Eres un pervertido- susurró Len y besó a Kaito con mucho cariño.

 

Un beso al que Kaito respondió gustoso con una sonrisa.

 

 

-Magical Nuko Len Len-

 

 

-Ahora que lo recuerdo- El efecto había pasado ya, ahora estaba sentado en la sala de la casa, acostado sobre las piernas de Kaito, quien pasaba sus dedos por su cabello rubio- ¿Qué habrá pasado con Teto?

 

Kaito lo pensó un rato y después contestó.

 

-Teto es muy violenta- sonrió satisfecho- Hiciste un buen trabajo Len.

 

Len se sonrojó por completo.

 

-¿Ya no lucharé por mi castidad?- preguntó avergonzado.

 

-Pues claro que si- Kaito tomó un poco de helado.

 

¿De dónde lo sacó? A mi no me pregunten, Kaito tiene compartimentos secretos en su gabardina.

 

-Debes luchar para que nadie más te toque. Y también yo te ayudaré.

 

Los dos sonrieron. Así es como el niño mágico sigue en su pelea contra el crimen en el mundo Vocaloid y todos aquellos que quieren abusar de él.

 

¿Teto? Ah, pues, lo que pasó…

 

Estaba Rin mirando en su pantalla gigante el escondite de Miku.

 

-Len ya se tardó- revisó su reloj- ya pasó la media hora- Rin estaba preocupada, si su hermano no llegaba, sería el final de sus ganancias.

 

-Ya se tardó- mencionó Miku- ¡Escuchen esto!- se dirigió a la cámara- Ahora destruiré todo el mundo.

 

Se encaminó hacía una Teto Kasane toda alegre y tarareando una canción.

 

-Ahora, Teto-chan, tendrás que…

 

No pudo terminar su enunciado porque la chica de coletas rojas la miraba raro.

 

-Miku, ya me aburrí, ya me voy. Tengo ganas de algo de comer.

 

Con un simple movimiento Miku comenzó a gritar y el último sonido que se escuchó de ese video antes de cortarse fue muy claro:

 

-¡DRILLLLLLLLL!

Notas finales:

Espero que les haya gustado n__n

espero sus comentarios


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