Fue lo mejor que me pudo pasar. Por él lo daría todo, pero... ¿qué puedo darle, si todo lo que poseo, es suyo?
-Yuu… por favor… tócame, hazme el amor, hazme tuyo… me siento sucio… quítame la suciedad- le dije. Y era porque él era el único que podía.
O las pastillas me habían afectado o ya quería mandar todo a la mierda. ¿Cómo había podido decir eso? Quizá el iba a pensar que solo lo quería por sexo. Pero no era así. Yo lo tome como una declaración. O era un intento de eso.
Se detuvo enfrente de la puerta luego se giro y me miró.
-Shima… Te quiero.
Me quedé helado. ¿El… el me quería?
-Shima – agacho su mirada – Te quiero. Y por eso no te puedo dar lo que quieres, porque eso no es lo que quieres. No quieres sexo. Lo sé.
Levanto su mirada y pude ver su rostro, estaba rojo, y se veía feliz, confundido y un poco triste. Y creo que él tenía razón. Tenía una macabra desesperación por qué me hiciera suyo, oh sí que la tenia, pero, él tenía razón, yo no solo quería sexo. Quería amor.
Se giro dispuesto a marcharse. No me lo creía. Se me había confesado y yo no había contestado nada. Tomo la perilla y la giro.
-Espera- dije- quédate y duerme conmigo, solo te pido eso.-suplique. Mire el techo. Sentía un poco de frio, a pesar de ya estar dentro de las sabanas, pero quizá se debía a que la bata no me ayudaba mucho. Esperaba que Yuu me rechazara.
-Shi-shima… Yo… ¿enserio?
-Enserio.- ¿Qué? ¿No me había rechazado?
Me hice a un lado de la cama y le indique que de ese lado podía dormir. Me sonrió y fue a acostarse a un lado mío. Me miro. Sentí como abría las sábanas y se metía a la cama junto conmigo. Pude sentir su calor, su aroma. Cuando estuvo completamente a mi lado, miro el techo, como lo hacía yo. Busco mi mano y la tomo. Me sonroje. Olvide todo. Solo éramos Aoi y yo. Entrelazo nuestras manos. Me sentía feliz.
Se levanto y se apoyo sobre un brazo. Me miro.
-Yo… yo…- si el ya lo había hecho, yo también me confesaría.
No me dejo terminar. Me beso. Sentí como sus labios hacían presión con los míos.
Cálido, húmedo, caliente. Amor, cariño, dulce. Qué bien se sentía. Cómo la primera vez que lo bese.
Comenzó a rozar sus dedos contra mi brazo herido. Lo hacía con cuidado. Dejo mis labios y con sus labios roso mi cuello. Espasmos comenzaban a recorrerme el cuerpo entero. Sentí un poco de miedo, me recordaba muchas cosas. Me estremecí cuando su mano libre toco y acaricio mi abdomen. Mi piel estaba erizada y yo estaba demasiado tenso, pero ciertamente, inundado de felicidad.
-Lo siento- se retiro. Pero no soltó mi mano.
-No… yo lo siento…- me acerque a él. Y esta vez yo bese sus labios. – Te… qui-quiero
-Shima…- me miró, y oculté mi mirada de la de él.
Me acomode en su pecho.
-Te amo.- su respiración se acelero cuando me lo dijo- Duerme ya.- no me dejo responderle.
Me ama… ahora puedo morir, y todo estaría bien. Me quiere, me ama, me beso y dormiré con él, soy feliz. Me hace feliz. Me hace olvidar lo malo.
…
El sol comenzó a molestar mis ojos. Había amanecido y apenas caí en la cuenta de todo lo que había hecho ayer, no fueron los recuerdos más gratos que eh tenido una mañana…
Me había cortado en un intento de suicidarme, por sentirme basura.
Me bañó porque me salvo de la muerte.
Me le “ofrecí” intentando decir “quédate conmigo por siempre”
Y extrañamente me aceptó, durmió conmigo.
Dijo que me quería, ¿o lo soñé? ¿No fue real? Quisiera que sí.
Sentí como punzaba mi muñeca, luego comenzó a arderme. La venda m hacía roze con la herida y me dolía aún más. Me asuste. El cuerpo de Aoi no reposaba debajo del mío como lo habíamos hecho la noche anterior. Entonces si fue un sueño. Me sentí triste. Pero aún no quería abrir mis ojos, no, aún no.
-Shima~
Abrí los ojos de golpe. Y ahí estaba él.
O quizá solo lo imaginaba.
A unos tres centímetros de mi cara. Me ardió la sangre, mi cara estaba toda roja. Me sobresalte de una forma muy brusca, nos golpeamos en la frente.
-¡Ahh!- me quejé llevando una de mis manos a mi frente, viendo como él también tocaba su parte dolida.
-jajajajajajajaja XD- se burló de mí.
-Idiota-
-Shima~
-Dime…
-Toma- extendió un collar en su mano y lo coloco frente a mis ojos, un corazón. Un corazón con brillo, un collar de oro. Un regalo. ¿Para mí?
-¿Ah? – mire idiotizado el collar.
-Es para ti.- me lo dio- dale la vuelta, el reverso.- lo giré y pude ver una inscripción grabada.
“Mi corazón antes, ahora y siempre, latirá por ti, Shima. Shiroyama Yuu.”
Me bloquee.
-Takashima Kouyou. La persona que me quito mi patético corazón y lo aprisionó solo para él, hace años, ahora y por siempre. Para la persona que ha prometido jamás irse de mi lado muriendo, para ti Shima- estaba rojo, pero aun así me miraba, podía yo mismo imaginarme mi cara, de confusión - ¿Quieres ser mi pareja?
WTF?! ¿! QUE!? ¡OH OH OH OH OH OH OH OH OH OH OH OH OH OH OH OH OH! ¡Oh fuck! Se… se me confesó… asdjashgdhjasgdjhasgdhjgashjfgakjsflaskjdlkasjflkjaslkdjalskdjka, parecía como si mi mente fuese a explotar estaba tan emocionado que no me había dado cuenta de que estaba viendo hacia el vacio. No le respondía aun a Yuu, no mejor dicho, MI YUU.
-¿Shima? ¡Shima! – movió sus manos frente a mi mirada perdida, su cara era graciosa…
No pude responderle. Me sentía tan feliz…
Me abrase de su cuello y lo atraje hacia mí. Junte nuestras frentes.
Y lo bese. Rose sus labios con los míos. Sus cálidos labios con mis sucios labios.
Después de un rato sentí como el ejercía presión sobre mis labios. El me correspondía delicadamente. Como si me fuera a romper si lo hacía agresivamente. Podía llorar de felicidad. Podía morir y moriría completamente feliz.
Movió su cuerpo hasta que finalmente quedó arriba de mí. Me sentía feliz, demasiado feliz, extasiado de felicidad, una felicidad de la que no me cansaría jamás, una felicidad que jamás había tenido, anteriormente era feliz, pero ahora tenía felicidad y amor. Ya no pediría nada mas en mi miserable vida, lo volví a tener todo.
Era la tercera vez que besaba a Aoi, y ninguna de esas tres veces lo había besado pasionalmente, sentía la necesidad de hacerlo, lo necesitaba, pero no pensaba arruinar los momentos románticos solo para complacer mi tonta necesidad. Con lo que Aoi me daba me bastaba, claro, me lo estaba dando todo.
El aire nos hizo falta y nos tuvimos que separar, dejo caer su cuerpo con el mío, me abrazo, hundió su cabeza en mi hombro.
-Te amo- se lo dije, me sentía liberado. Miré el techo. Sentía su pausada respiración sobre mi hombro, el cual estaba descubierto, la bata se había corrido un poco al momento en que Yuu se recostó sobre mí.
-Yo también Uru…
Sus manos que reposaban a un lado de mis caderas, comenzaban a subir por mi pecho, lentamente. Me tocaba. Era lo único que abarcaba mi mente en ese instante. Sus manos recorriendo suavemente mi pecho. Aunque estuviese tenso yo estaba más que feliz, parecía como si mi cuerpo ya reaccionara por si solo cada vez que lo tocaran, debía controlarme, pero aun sentí ese pequeño miedo.
Cuando sus frías manos llegaron a mi cuello me estremecí, y él lo noto. Entonces sentí el frio del metal del collar en mi cuello, me coloco el collar.
-Solo mío, mí Shima. – proclamo.
-Solo tuyo.
Me volvió a abrazar, me volvió a brindar su embriagante calor.
-Sí.
-Sí ¿Qué?
-Sí quiero ser tú pareja- se sentía tan bien decir eso…
Dejo de abrazarme y recargo sus brazos contra la cama, mirándome.
-¿En-enserio?
-Claro que sí.
Era tan hermoso, así de inocente.
-¡Te amo! – sentía tal feliz en sus brazos y escuchando eso.
Pero de pronto mi felicidad acabó por algo muy estúpido.
-Yuu…- dije entrecortadamente- Yuu… podrías… levantarte de… encima? Me asfixio…
-¡Shima! Oh diablos… lo siento- se levanto y se sentó enfrente de mí. Entonces yo también me senté.
-No te preocupes, solo se me acabo el aire y casi muero… pero no fue nada.- dije con una sonrisa sarcástica.
-Ya pato… que no peso tanto – levando sus labios como si fuese un niño enojado. Me le quede viendo bobamente. Me parecía tan perfecto. Y ahora era mi hombre, solo mío, ya no iba a dejar que nada ni nadie me quitara mi felicidad, esta vez intentaría no ser tan estúpido como para caer en trampas ridículamente predecibles, esta vez, si cuidare de mi, seré responsable de Yuu y de mi, de nosotros, del amor puro que Aoi pudo hacer florecer en mi, ¡cuanto lo amaba! aun mas por el simple hecho de concederme enamorarme de él, tan fantástico.
-Shima… ponte decente…
-¿ah? ¿Por qué? - ¬¬ me había hecho dejar de mirarlo.
Apunto hacia mi cuerpo, baje mi mirada y me encontré con mi bata casi hasta mi abdomen, mis hombros y mi pecho estaban relucientes ante la mirada de Aoi, que me miraba como un enorme pervertido. Me subí rápidamente y me cubrí todo. Sentía la cara caliente. Y Aoi parecía un hombre viendo pornografía, su “problemita” se notaba. Y eso me hizo sentir feliz. No exactamente porque tenía la oportunidad de tener sexo con él en los próximos diez minutos, si no porque en cierta forma, me hizo sentir deseado, nuevamente, por amor, no por placer.
-Ah… Yuu…- le dije mirando su entrepierna.
Miro hacia abajo y los colores rojizos fueron a dar a su cara.
-¡Tu lo ocasionaste Shima! ¡Ser endemoniadamente sexy lo provoco! – lloriqueó.
-¿Qué hice yo? Solo me senté…
-¡Perdóname por ser un pervertido! – reí.
-Perdóname tú por esto. – y ya no pude más, lo necesitaba, necesitaba urgentemente probar todo el sabor de los labios de Yuu, un beso más profundo, más necesitado. Me acerqué lentamente a él y lo bese. Presioné mi lengua contra sus labios y el accedió. Pude deleitarme con el sabor de Yuu. Aoi no se quedo atrás, el mejor beso de mi vida, el beso que jamás olvidaré, se hizo presente la necesidad de vivir y tuvimos que respirar, lo mire, yo me sentía caliente, mi cara y mi sangre ardían bajo mi piel.
Yuu me volvió a besar solo que esta vez de una forma más demandante, poco a poco, fue empujándome para atrás haciéndome recostar de nuevo. El sobre mí, y yo debajo de él. Bajo sus manos hasta donde se amarraba la bata y comenzó a desabrochármela. Sentí pánico al ver lo que hacía, sabía que era por amor, pero mí puto cuerpo seguía reaccionando como si fuera antes, mi mente ya lo había asimilado, pero supongo que no mucho mi cuerpo. Aoi se detuvo.
-Uruha… - dijo despacio, el aire le hacía falta, ya estaba muy excitado – Lo… lo siento, creo que… esto no debe… ser… - se sentó sobre mis piernas.
Obviamente lo decía por la tensión en mi cuerpo, lo sabía, yo mismo lo sentí.
-Aoi… no… no quiero parar, ya no tengo miedo, quiero.
-¿Se… seguro? – Asentí.
Me beso tiernamente y luego beso mi cuello con desesperación, tome sus cabellos y los acariciaba, mientras suspiraba por sus roces, tomo el collar que me acaba de dar y lo lamio, me parecía tan sexy todo lo que hacía. Se sentía tan bien y tan diferente, ni siquiera con Tora lo sentía así ¿acaso esto si era amor? Yo ya estaba más que convencido de que lo era. Y me gustaba como se sentía amar y ser correspondido, amaba la sensación.
Mi bata había sido tirada al piso. Yuu me besaba desenfrenadamente, intente quitar la camisa, pero, como no podía ver, termine rompiéndola, cuando intente sacarle al pantalón el mismo me detuvo y se los saco él, mostrándome todo su cuerpo. Era hermoso, pálido, delgado, bien formado, perfecto, me excito.
-Shima… eres hermoso…
Y por ese momento olvidé mi repulsión hacia mí, y me concentré en mi pareja. Lo mire lascivamente, y él me miro de esa forma también.
-Uru… quiero que sepas cuanto te amo.- Eso si no lo entendí. Se volvió a sentar en mis piernas y me miro.- Quiero que esta vez tú seas el que manda, quiero que sepas que te amo, tanto como para dejar el papel de activo – sonrió de medio lado, eso implicaba mucho esfuerzo, creí que yo sería el uke, como siempre, pero sería mi primera vez de activo, se sentía extraño, no sabía cómo manejarlo. Me limite a mirarlo no sabía qué hacer. – Vamos –
Me beso y él se sentó sobre mi miembro. El solo entró en mí.
-¡Ahh! – grito. Seguramente esa la primera vez que hacia eso. Yo me estaba desasiendo de placer. La estrechez de Aoi era… indescriptible, era mi primera vez con él, y era mi primera vez así, la recordaría toda mi vida. No me moví no quería lastimarlo. Vi su cara de dolor, así que comencé a acariciar su miembro y el comenzó a quitar esa cara de dolor por una de placer, eso me gusto. Seguí haciéndolo, pero con más fuerza.
Después de un rato el comenzó a cabalgar sobre mí y yo seguía masturbándolo, la habitación estaba ahogada en nuestro placer, el que el gimiera me excitaba mas.
No aguante más y me corrí en su interior. Luego él se corrió en mi mano. Estaba sudando y sonrojado, ofrecía un vista muy deseable para cualquiera. Salió de mi interior, y se recostó a mi lado.
-Gracias Yuu…
Nos metimos debajo de las sabanas. Esas sabanas, donde amé por primera vez a Yuu.
-Me alegra que yo… haya sido tu primera vez… así…
-Te amo Aoi…
-Yo te amo más que a mi vida, eres mi todo Shima.
Se recostó sobre mi pecho y lo abrase. Me sentía de maravilla. La primera vez que era el activo, la primera vez que hacía el amor, la primera vez después de mi encierro que disfrute algo, regrese.
Lo amaba, el me amaba ¿qué más podría salirme mal? El era mi mejor regalo.
Takashima Kouyou