Y no dije nada, y morí, morí porque ya no quería vivir… todo era una mierda.
Pasaron dos meses de abuso.
Me odiaba. Me odiaba por ser tan marica y no poder decirles a los demás lo que me pasaba para no tener que volver a hacerlo. Pero ya estaba hecho, había firmado, y no quería ver a The Gazette caer, así como tampoco quería ver a mis seres queridos morir. Y al principio no lo había creído, la primera vez que todo lo que me había dicho Tora creí que era mentira, toda la primera semana intente pensar en eso, pero el tiempo pasó y me di cuenta de que todo era verdad. La casa de citas diario tenía visitas para mí. Yo mismo intentaba lucir desagradable, con la intención de que les provocara asco y se marcharán, pero eso nunca pasó, todos eran los mismos violadores.
Nadie tenía compasión por mí, todos explotaban mi cuerpo, incluso Tora y Shou.
Ellos dos también me violaron, siendo pareja lo hicieron, parecía como si la palabra “pareja” les importara poco y aún así estuvieran acostándose con otras personas.
Y ganaban demasiado dinero con mi cuerpo, pagaban muchísimo por mí. Jamás recibí algo de dinero por parte de ellos, y el mismo dinero que yo ganaba por ser guitarrista de mi valiosa banda me lo quitaban, me tenían atado a ellos.
Mi estado físico estaba casi igual de horrible que mi estado psicológico. Mi pecho tenía unas cuantas cicatrices hechas por clientes que pedían sexo sadomasoquista, naturalmente, mis opresores cobraban más por dejar golpearme más de la cuenta, aunque nunca lo hicieron en la cara. La primera vez que tuve una sesión sadomasoquista, llore hasta que se me secaron los ojos, y quede sangrando a más no poder, pero nada a mi rostro. Tora siempre cuido de maquillar todos mis golpes y heridas para que mi banda no lo notara y no sospechara nada, y así fue, no sospecharon. Maquillaje, ropa de invierno aunque fuese primavera, eso lo ocultaba todo, aunque no el hecho de que ahora fuera más delgado y mi rostro se veía demacrado, además de que mi energía se acaba demasiado rápido. Eso me hizo sentir completamente inútil con mi banda, pero todos decían que no importaba, siempre apoyándome, siempre me preguntaban que me sucedía, rechazaba el tema cambiándolo rápidamente por otro, no quería que se dieran cuenta de lo que me pasaban y les provocara asco, no quería que me vieran así, además de las amenazas brindadas por Tora.
-Me odio- susurre para mis adentros, mientras salía de la casa de Tora.
Tora había cumplido su promesa, me hizo dormir en el cuarto de servicio de su casa, y ahí eh dormido durante los dos meses desde el inicio de mi infierno.
Pero había algo más que me desesperaba aún más, el no poder pararlo, bien podía suicidarme. Pero no lo hacía, y no era porque no quisiera, yo más que cualquier otra cosa, deseaba irme de él estúpido mundo, pero no podía, ni hacerme daño podía, Shou y Tora me alejaron de todo lo que pudiera herirme, para que no se dañara “La mercancía”
Iba caminando por las calles que había desde la casa de Tora hasta la PSCompany, sin ánimos, como siempre. Serían solo unas tres horas de estar tocando mi guitarra y poder alejarme del mundo en el que vivo, unas horas antes de que vuelva a ser humillado y violado.
Llegue al estudio y me fui directo a la sala de ensayos de The Gazette. Cuando estuve frente a la puerta la abrí silenciosamente, no quería molestar, no quería que los demás se fijaran en mi llegada, no quería que me vieran así.
Me asomé para ver quien estaba dentro de la sala y vi a Ruki y a Reita besándose sobre el sofá. Cerré la puerta, otra vez con cuidado, para no hacer ruido. Ellos se habían vuelto pareja después de esa fiesta, se veían tan bien juntos, tan bien queriéndose, tan bien amándose. Y me dolía, me dolía que a mí ya nadie me amara. Pero si ellos estaban felices, yo también lo estaría por ellos, después de todo son de mis mejores amigos.
Me aleje unos pasos de la puerta, iría a la cafetería.
-¿A dónde vas?- me dijo Kai llegando detrás de mí.
-Yo… ah… no quería interrumpir a Reita y Ruki.- trataba de actuar normal frente a mis amigos, aunque yo pensara que les daba asco, igual, me había vuelto mucho más tímido de lo que era antes, y creo que eso si lo habían notado.
-Ah están en “eso”-dijo Kai poniéndose a un lado mío y sonriéndome- bueno, démosles un rato más, en lo que llega Yuu, cuando llegue él, no me va importar que ambos se estén casi violando, necesitamos ensayar ¿ok?
Asentí.
-Uru-pon- Kai, me llamaba así mientras no estuviera enojado y si quería hablar conmigo, esto tenía que ver con su parte materna- ¿Por qué traes esa ropa abrigadora si hace frío?- me dijo mientras nos sentábamos en el suelo y frente a la puerta de la sala de ensayos.- No es que se te vea mal, es solo que yo tengo calor y creo que esa chaqueta negra a ti no te hace sentir frío o ¿sí?- me miro interrogante.
-Yo… yo… es que cuando me levante tenía frío… y… olvidé quitármela.
-Ahhh… es eso… bueno Uru… si algo te pasa sabes que puedes decírmelo…
-Gra-gracias Kai…
-Hey chicos~- dijo Aoi llegando con una sonrisa en su cara.-¿Por qué están sentados aquí afuera?
-Te esperábamos- dijo Kai.
-¿Y porque no adentro?
-Mira por la ventanilla de la puerta y te darás cuenta de por qué.
Aoi se alejo de nosotros y fue a la ventanilla de la puerta, y miro por dentro. Volteo con cara de “WTF?! ¿Enserio Kai los dejo ahí solos?”
-Oh no, no me digas Aoi, que ya se violaron- dijo Kai levantándose de un brinco, seguramente pensó que solamente estarían de calientes sin llegar a nada más.
-No… pero ya no tienen camisa…- dijo Aoi riendo por lo bajo.
-¿Qué?
Kai abrió la puerta de golpe e hizo que esos dos se cayeran del sofá sobre el que estaban, Kai comenzó a gritarles.
-Vamos Uru tenemos que ensayar- me tendió la mano y me dirigió una tierna sonrisa… ah Yuu siempre era muy atento.
-Sí.
Tomé su mano y me ayudó a levantarme. Fuimos hacia la puerta porque queríamos entrar ya, pero escuchamos algo que bueno, no queríamos ver…
-¡¿NO PUEDEN ESPERAR A SU MALDITA CASA?! ¡ENTIENDAN QUE NO PUEDEN TENER SEXO EN EL ESTUDIO, SI EL MANAGER ENTRA Y LOS VE, ME DACAPITA, PERRRAS!- Kai se había enojado.
-Uru… ¿y si vamos a la cafetería en lo que a Kai se le baja el humor?
Asentí. Caminamos hasta llegar a la cafetería, cuando llegamos pedimos un café y nos fuimos a sentar. Me sentía muy cómodo con Aoi, el siempre estaba feliz, al menos me podía sacar una sonrisa.
El lugar estaba que ardía, no me podía quitar la chaqueta por mis heridas… pero me la podía desabrochar, no creía que se notaría, Tora había maquillado mi cuello. Me la desabroche un poco.
-Uru… ¿No estás todo caliente con esa chaqueta? Estas sudando…
-E…estoy bien…-le respondí.
Seguimos bebiendo el café unos minutos más hasta que sentí la persistente mirada de Aoi sobre mí, comenzó a inquietarme y a ponerme muy nervioso.
-Uruha…-estaba más serio- ¿Cómo fue que te hiciste eso?
-Ahh- me queje, había tocado un moretón en mi cuello.- Yo… no me acuerdo- me cubrí el cuello con la mano y cerré mi chaqueta, salí de la cafetería corriendo, con Yuu detrás de mí.
Entre a la sala y solo vi como Ruki estaba cabizbajo con el micrófono y a Reita ensayar con el bajo, Kai estaba detrás de la batería seguramente aún molesto. Aoi y yo tomamos nuestras guitarras y nos las colocamos, pronto ya estábamos tocando Taion. Las notas fluían de mí, pero no estaba completamente concentrado, no podía evitar lo que pasaría esta noche, mi mente estaba en la casa de citas. Algunos acordes los tuve mal, y Reita y Aoi me miraban, ellos eran los únicos que se daban cuenta.
En todo el ensayo, Aoi no me quito la vista de encima, me incomodaba pero no podía hacer nada enfrente de los demás, porque si lo hacía, los demás verían mi lastimado cuerpo, y con Aoi ya era más que suficiente.
Ensayamos tres horas. Estaba más que agotado y nervioso. Me deje caer sobre el sofá mientras veía como todos guardaban sus cosas, Aoi llego tomo mi guitarra y la guardo, luego se fue y se sentó a un lado de mi, sabía que preguntaría, a mí me gustaría responder todo lo que me pasaba, pero lamentablemente eso no era posible, tendría que mentirle, eso no me agradaba en lo absoluto, no quería mentirles a las personas que se preocuparan por mí, pero no me quedaba de otra, peligraba su vida.
-Uru… te noto cansado ¿Estás bien?
-Si Yuu… ¿Tú no te has cansado?- intente cambiar el tema.
-La verdad es que no, y eso que me la paso moviéndome, en cambio tú casi no te mueves y te vez ansioso y demasiado cansado, lo que sea Shima, no tengas miedo de contármelo.
-Gracias Yuu.
-Y sabes… si es Tora yo mismo voy y le rompo la cara, ¿Por qué eso te lo hizo Tora verdad?-apunto a mi cuello.
Baje la mirada, Tora había contribuido, pero en su totalidad había sido un cliente, lo recordé y las lagrimas amenazaban con salir de mis ojos, pero no lo hicieron, hace casi dos meses que no lloraba, me sentía tan vacío que ya ni la pena valía llorar para mí.
-No… Yuu… no…- respondí sin mirarle a los ojos.
Me sentía mal mintiéndole, pero en cierta forma era para salvar todo lo que queríamos.
-No me convences.
No le respondí, porque bueno, realmente no había nada que responder.
-Shima… mírame.- tomó mi mentón y alzo mi rostro.
Me hizo recordar su beso, mi beso, nuestro beso. Y lo recordé, me sonroje recordando aquel cálido beso, pero desvié la mirada, yo ya no era el mismo chico puro de antes, estaba todo violado, nadie me iba a querer así, nadie. Además en que pienso, Aoi no me quiere, ya nadie me quiere, si se enterara de lo que me hicieron y lo que hago, jamás se volvería a acercar a mí, le daría repulsión y nauseas estar con una prostituta como yo.
-¿Por qué no me dices que pasa?- me dijo con una sonrisa sincera.
-…- no respondí.
Y la puerta se abrió.
-Hola chicos~- dijo con su odiosa sonrisa.
-Oh Tora, has venido, nuevamente por Uruha… ¿acaso no me lo puedes prestar ni un momento?-dijo Aoi con molestia, nunca se habían llevado bien, mucho menos después de su pelea cerca de la cafetería.
-Mira Aoi-dijo en tono agresivo- es mi novio- no era cierto pero todos los de Gazette aún creían que él y yo aún éramos una feliz pareja, aunque yo sospechaba que Aoi ya suponía que no era cierto-así que él y yo hacemos lo que queramos.-Todos lo miramos.
Entro a nuestra sala de ensayos y me tomo del brazo y me jalo, me saco de esa sala, me llevo hasta el auto, me subió con violencia. Ya ni me hablaba, casi siempre solo fingía ante nuestros amigos y luego me trataba como basura, al igual que Shou, aunque cuando se aprovechaban de mi, entonces yo tenía aun menos respeto, me humillaban hasta que se cansaban.
Baje mi cabeza y miré mis manos todo el recorrido, no quería llegar y hacer lo mismo de todos los días, comenzaba a creer que quizá moriría, pero luego lo razonaba y lo creía imposible, ya que Tora ni eso me permitiría.
-Amano… por favor… ya no…-supliqué. Tenía dos semanas sin hacerlo.
-No estúpida, muchas personas van a pagar por ti, y muchas ya han pagado, no puedes largarte.
Me quedé callado lo que restó del camino. No quería que me volviera a hablar así.
Llegamos al “House of dates” y comencé a transpirar, los nervios que me envolvían cada día regresaban siempre que pisaba el lugar. Asco.
Shou nos recibió, el siempre por alguna extraña razón siempre estaba allí antes de que nosotros llegáramos, no sé cómo podía llegar tan rápido. Me jaló del cuello de la chaqueta y me llevo a “el cuarto rojo” como solía llamarlo. Me abrió la puerta y me lanzó dentro, luego cerró nuevamente la habitación con llave.
Me fui a la cama y me recosté, sobre ella. Me habían pasado los peores traumas en esa cama… y vendrían más.
Ya ni lloraba, estaba tan vacío que ni lagrimas de mi salían, lo había perdido todo. Ya prácticamente solo era el objeto de diversión de las personas, el objeto al cual puedes golpearlo, hacerlo sangrar gritarle, humillarlo, violarlo y mancillar sus pensamientos y sentimientos… un objeto por el que pagaban, solo era un cosa, aparentemente –para el mundo- sin sentimientos.
Esperé a la próxima persona que vendría a burlarse de mí. Comenzaban a tardarse, pero realmente para mí era mejor, por mí que no viniera nadie.
Media hora pase solo en la cama. Lo supe por el reloj que había sobre el tocador, ya que mi celular había sido confiscado por Tora.
Tocaron mi puerta, pero no me moví. ¿Para qué me movía si igual encontraban la forma de tomarme y poseerme a la fuerza? Ya ni valía la pena oponerse, usualmente te iba mucho peor si haces algo en contra de personas así.
Se abrió la puerta y se dejo ver a Shou. Con una cámara. Y detrás de él, Tora, con la sonrisa perversa que tanto me asustaba.
-Uruha~-dijo Shou.
Seguí sin moverme.
-Uno de tus tantos clientes quiere un video tuyo… para excitarse y volver a ti…
Me asuste.
-Tora lo grabará contigo… esfuérzate por favor.-dijo en tono sarcástico.
Violarme frente a una cámara era nuevo. Era espantoso.
Encendió la cámara y yo pegue un salto, me senté en la cama, Tora desde las primeras veces que me violaba era demasiado agresivo, no quería. Se acerco lentamente a mí con una venda en sus manos. Se paro enfrente de mí. Comencé a temblar. Me cubrió los ojos con la venda. Y me empujo para atrás.
-Acción Tora- dijo Shou y escuché el “clic” de que la cámara ya estaba gravando. Me sentía horrible sin saber que pasaba a mí alrededor, y aunque ni siquiera quería saberlo, ese video iba a salir de este lugar, lo que quería decir que si ese hombre se lo enseña a otra persona, The Gazette morirá. Pero ya no me podía mover mi cuerpo estaba paralizado por tanto miedo que me infundía Tora.
-Empecemos…- Tora me inyecto la común droga, incluso de podría decir que ya hasta me había acostumbrado a ella. Escuche cómo Tora se desvestía y se acercaba a mí. Jaló mis cabellos para atraer mi cabeza hasta su miembro. Me hizo meterme toda su virilidad en mi boca.
Me obligo.
Me sentía mareado por la droga.
Lamí su miembro por obligación, gimió por la excitación y el término en mi boca, hizo que me pasara su residuo. Pero aun así sentí como el semen resbalaba por la comisura de mis labios.
Me lanzo otra vez hacia atrás y me quito la chaqueta dejando ver a la luz todas las cicatrices de golpes que tenía. Paso a desabrochar mi playera. Y luego a quitar mi pantalón.
-Levanten las manos- gritaron los nuevos en la habitación. Tora se quito de un lado de mí.
-Oh por Dios Shima ahí estás- escuche pasos hacia mí, luego un golpe sordo, yo no me podía mover, sentí como alguien me cargaba y me sacaba de ahí, mientras yo me desmayaba podía sentir las palabras “resiste” “por favor Uru” “te salvaremos” “ese estúpido de Tora las pagará” voces familiares… y esos brazos que me sostenían… Se hizo negro todo.
Me rescato más de una vez, siempre me defendía. El juró venganza. Y yo, al fin saldría.
Takashima Kouyou