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Enamorado de dos hombres por Paz

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Notas del capitulo:

Glosario


Yakitori: pollo en brochetas con una salsa llamada así.

Enamorado de dos hombres

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo Único

-No puede ser... no puede ser... -murmuraba llevándose las manos a la cabeza al mismo tiempo que su cuerpo se balanceaba sobre la punta de sus pies al estar en cuclillas. Su rostro tenía una expresión de total abatimiento- No puede estar pasándome esto a mí. Seguro que es un sueño -su mirada se iluminó- Es eso... estoy teniendo una pesadilla... no he oído lo que han dicho... Ellos no están aquí... solo se trata de un mal sueño.

Y mientras Hanamichi continuaba lamentándose con voz lastimera, dos chicos frente a él le miraban. Uno risueño, el otro impasible. Uno con sus ojos color violeta, el otro con una mirada azulina. Uno le miraba amoroso, el otro imperturbable.

Y como si se hubieran puesto de acuerdo los dos chicos se volvieron para mirarse, con un encogimiento de hombros dirigieron sus pasos hacia la puerta de la terraza. Era aquel el último lugar donde habían conseguido encontrarle después de buscar en todos los sitios posibles de la preparatoria pero el muchacho aún continuaba delirando. No pensaron que iba a tomárselo así. Aun no se había recuperado del shock que recibió la noche anterior.

Ellos se apersonaron en su departamento para declararle sus sentimientos y pidiéndole que eligiera a uno de ellos, le dijeron que quien fuera rechazado se retiraría sin más.

Fue escucharles y quedo como ido, comenzando a divagar a continuación. Su amigo Yohei que estaba presente les dijo que era mejor que se fueran para darle tiempo a recuperarse de la impresión, que no dudaran que iban a recibir la respuesta que esperaban.

Por ese motivo, estaban ahí, pero al parecer aún le duraba el shock. Hanamichi continuaba igual, aunque ahora se le entendía lo que decía, ya no estaba farfullando incoherencias, si bien ahora sus palabras estaban dirigidas a si mismo.

Estaban a punto de atravesar la puerta metálica cuando les alcanzó su voz, ahora con un matiz diferente y con una pregunta que iba dirigida a ellos.

-No es un sueño ¿verdad?

Se volvieron a un tiempo.

Hanamichi estaba de pie, mirando hacia ellos con una expresión de desconcierto, como esperando que negaran su aserto.

-No, no lo es... -contestaron al unísono.

-Entonces, anoche... ¿lo que dijisteis fue real?

-Si... -contestaron a un tiempo, sorprendidos se volvieron a mirarse como preguntándose si sus mentes estaban conectadas entre si.

-Creo que sientes algo por mi -dijo Sendoh- Cuando hemos coincidido he visto como me mirabas cuando creías que yo no me daba cuenta y si nuestras miradas se cruzaban te apresurabas a apartarla, yo notaba que enrojecías.

-Por mi parte, -intervino Rukawa- Ahora sabes que no tienes motivos para odiarme, nunca me interesaron las chicas. Además, durante estos últimos días me miras diferente, ya no buscas pelea y... durante el último partido me pasaste el balón. Eso quiere decir algo bueno... ¿no? Estoy seguro que no lo harías de seguir odiándome, por eso creo que tus sentimientos hacia mi han cambiado.

Hanamichi no respondió a las palabras de ninguno de los dos, ni las negó ni las afirmó.

-Y ahora queréis mi respuesta.

-Si... -respondió Sendoh.

Rukawa asintió.

-De acuerdo. -una sonrisa asomó en su rostro- Os espero mañana a cenar en mi apartamento, entonces os diré lo que yo quiero. A las seis y media... me gusta la puntualidad -les avisó marchándose con una sonrisa feliz.

-¿Desde cuándo tú eres puntual? -preguntó Rukawa a la espalda que se alejaba.

-Por eso mismo.

***********

A la hora indicada por Hanamichi, delante de la puerta se encontraron Sendoh y Rukawa, los dos se habían vestido adecuadamente para tan importante ocasión, Sendoh iba más informal, camisa de seda con unos pantalones dril de algodón sanforizado de color negro, en cambio Rukawa había preferido aparecer vestido de traje, debajo una camisa blanca y una corbata de cordón con un broche de plata.

-Te ves muy elegante... -dijo mostrando una clara admiración.

-Tú también te encuentras muy... bien... -iba a decir atractivo, pero se contuvo a tiempo, inquieto porque esa palabra figurara en su vocabulario respecto a Sendoh, nunca antes hasta ese instante le había mirado como lo hacia ahora. El brillo que veía en sus ojos le produjo un sentimiento extraño. Antes que pudiera ponerse a analizarlo escuchó que se abría la puerta.

-Disculparme... aún estoy metido en la cocina -dijo a modo de saludo- ¡Qué rápido que ha pasado la tarde! -comentó mirándoles con igual admiración. Se hizo a un lado para que pasaran- Seguir derecho, y sentaros por ahí, enseguida me reuniré con vosotros.

Los dos le miraron sorprendidos, Sakuragi, vestía una remera con restos de comida y un pantalón ceñido. En brazos y manos quedaban restos de harina, así también en su cabellos que habían encanecido, en su mejilla se veía una costra amarillenta de yema de huevo.

Apenas les dejo acomodados en la sala, se apresuró a meterse en el aseo, gimió al ver el aspecto con que se presentó ante ellos que lucían tan hermosos y elegantes. Tenía que encontrar que ponerse, algo que les dejara deslumbrados, pero... ¿qué? Estaba revisando su armario descartando los pocos pantalones que tenía sin decidirse por ninguno de ellos, finalmente llegó al último, era un regalo de su amigo Yohei, pero tan ceñido que no podía llevar debajo ninguna otra prenda, se lo puso para ir a un concierto al aire libre y recibió tantos pellizcos que las marcas le duraron más de una semana, lo peor no es que se trataba de chicos y se prometió no volver a ponérselos. Aunque pensándolo mejor, aquella era una ocasión única y son una sonrisa los sacó extendiéndoles sobre la cama, también sacó una camisa negra de raso, solo entonces recordó que tenía la comida en el horno. Como una centella salió disparado hacia la cocina.

Rukawa y Sendoh le vieron pasar como una exhalación, fue visto y no visto y escucharon su grito de horror.

-¡¡¡Mi comida se quema!!!

Su expresión de sobresalto se tranquilizó al ver que el horno estaba apagado y la cena no había sufrido ningún daño.

Al volverse ni tuvo tiempo de agradecérselo cuando les vió frente a la puerta, los dos mirándole con ansiedad y cortándole toda retirada cuando se dio cuenta que solo llevaba encima una toalla alrededor de la cintura.

No se permitió perder la calma, ni tampoco que esos dos pervertidos estuvieran dispuestos a compartirle, no después de estar toda la tarde metido en la cocina, él no iba a ser el postre, por lo menos hasta que acabaran la cena, después ya se vería.

-No..., olvidar lo que estáis pensando... -exigió agarrando con una mano el extremo del lienzo que escasamente le cubría y que amenazaba con soltarse- Me he pasado más de cuatro horas preparando comida especial, no voy a dejar que me arruinéis la cena. Si queréis pasaros por el saloncito y esperarme o si no ahí tenéis la puerta de salida -les desafío serio.

Sendoh y Rukawa se miraron, comprendiendo las razones del pelirrojo, él se había esforzado por los dos, ambos reconocían que Hanamichi fue una aparición muy tentadora y que ciertos órganos habían reaccionado contundentes a su paso, sabían que tenían que controlarse y esperar que él decidiera.

Se apartaron dejándole un espacio tan reducido que su cuerpo se rozó con el de ambos, quedando más excitados de lo que ya estaban.

Hanamichi rió por lo bajo.

Aquella iba a ser una noche muy entretenida.

Sendoh y Rukawa se dirigieron al saloncito fijándose que allí ya estaba dispuesta la mesa con todo lo necesario, al verlo se dieron cuenta de lo mucho que Hanamichi se había esforzado preparando todo aquello, solo con verlos las papilas gustativas comenzaban a actuar ante la variedad de alimentos, había sushi y norimaki, tempura, encurtidos, sashimi variados y arroz,  lo tenía acomodado de manera que ellos dos estuvieran sentados juntos frente a él.

-Sabré si me elige a mi por su comportamiento -dijo Akira ocupando una de las sillas bajas, convencido de su aserto.

-Hummm  -Kaede no se molestó en darle una respuesta.

-¿Acaso no lo crees así? -insistió en su aseveración.

Dejo escapar un suspiro de fastidio.

-No importa lo que yo piense o crea. Lo que realmente tiene que importarnos es conocer sus sentimientos, saber a quien elegí para que el otro tenga que marcharse.

-Él parece muy seguro de si mismo. -manifestó Akira.

-Si... -reconoció su razón en esa afirmación.

-A lo mejor nos quiere despedir a los dos y para contentarnos ha preparado estos deliciosos platos -Akira ya no se mostraba tan seguro.

-No lo creo..., él no haría eso.

-¿Por qué no? -se volvió a mirarle con curiosidad.

-Porqué le conozco...

-Es cierto, tú has estado tratándole más tiempo que yo.

-¡Que no decaiga tu ánimo y que gane el mejor! -dijo animoso.

***********

Hanamichi escuchó sus últimas palabras, dándose cuenta que bajo su extraña personalidad Rukawa tenía buenos sentimientos hacia sus rivales.

-Ya estoy aquí... -anunció así su presencia para llamar su atención, consiguiendo lo que se había propuesto. Dejarles sin respiración. Los pantalones negros de fino cuero se ajustaban a sus piernas y muslos como una segunda piel y la camisa de manga corta, suelta por encima del pantalón, también negra, conseguía que tuviera un aspecto arrebatador, al mostrar la suave piel de su pecho lampiño a los dos chicos cuyas mandíbulas parecían llegar al piso de la impresión- Empezaremos con una sopa de miso -comentó- pero antes voy a sacar del horno las brochetas de yakitori.

Se dio la vuelta con la seguridad que sus ojos seguían sus pasos, cuando volvió tuvo la confirmación, continuaban mirando en su dirección, como continuaran así iba a colapsar, ese pantalón era excesivamente ajustado, ya tuvo sus dificultades para ponérselo, como esos dos continuaran así, él acabaría mal.

-Aquí tenéis -dijo poniéndose en cuclillas para encontrar un hueco en la mesa, en esa posturas sus nalgas se marcaban de un modo rotundo- No os apoyéis demasiado o tirareis todo -les reprendió como si no se diera cuenta del motivo de su actitud.

Rukawa y Sendoh se enderezaron apresuradamente, con expresión culpable, tomando de sus manos el cuenco con la sopa cuando se los alcanzó.

Enseguida se sentó él, adoptando una posición cómoda y relajada.

Permanecieron en silencio mientras comían, las miradas decían mucho. A veces, sin buscarlo, se producía un roce imperceptible de sus manos, al ir tomar un mismo alimento.

Después de la sopa tomaron diferentes verduras y pescado acompañado de arroz. Cada uno tomo una brocheta de pollo y comieron mirándole a los ojos, preguntándose que pretendía.

De vez en cuando intercalaban algún comentario, alguna pregunta que conseguía una rápida respuesta, era una conversación impersonal en la que los tres evitaban hablar de lo que realmente les interesaba.

Se sentían desconcertados porque Hanamichi los trataba a los dos por igual, mostraba el mismo interés por uno y otro, tomando la costumbre de acercarles deliciosos bocados con sus propios palillos a la boca que aceptaban gustosos, no sabían que actitud tomar con el pelirrojo, porque no les daba ninguna pista acerca de su decisión.

Al concluir, Hanamichi les ofreció un rico postre que los dos degustaron, sabiendo que después de eso sabrían por quien de los dos se decidía.

-No os ofrezco bebida porque no tengo... -comentó con una divertida sonrisa al ver fijarse en sus miradas confusas- Puedo preparar más té si queréis -ofreció.

Sendoh negó con un gesto.

-No..., solo quiero saber que has decidido... -le metió prisa porque la ansiedad le estaba consumiendo aunque no lo aparentara.

Hanamichi le miró en silencio, luego dirigió su mirada hacia Sendoh, dándose cuenta que los dos se mostraban muy impacientes y decidió no alargar más esa situación.

-Reconozco que me gustáis, de ti -miró a Sendoh- me agrada tu calidez, esa simpatía que irradia tu rostro, me gusta tu peinado y tu sonrisa contagiosa, sin embargo, deberías hacer menos uso de ella, porque no es natural, seguro que tú mismo estarías menos en tensión, dirás que soy superficial por atraerme eso de ti, pero creo que todo esconde el deseo de gustar, de ocultar tu verdadero yo. -Oyéndole Sendoh sintió que todo su ánimo se derrumbaba, porque razón no le faltaba- Tú -miró a Kaede- te ocultas tras esa máscara de frialdad para evitar salir lastimado, sin darte cuenta que lo único que consigues es lastimarte a ti mismo...

Como si fueran uno solo los dos se levantaron a un tiempo.

-Muchachos... no se si os habéis puesto de acuerdo, pero ¿habéis tomado en consideración que estas últimas horas estas actuando como si fuerais uno solo? -dijo con expresión imperturbable.

-Nuestro único acuerdo era saber por quien te decidías, ahora ya lo sabemos... -dijo Kaede.

-¿Estas seguro? Aún no he dicho de quien estoy enamorado. -dijo con la mirada fija en él- Si os vais, como estáis dando a entender con vuestra actitud, entiendo que no os interesa.

-¿No te estas burlando de nosotros? -preguntó Akira, que tras escuchar su crítica había comprendido que él no era el elegido, y no dudaba que Rukawa pensaba igual de si mismo.

-No... -movió los ojos de un lado a otro cuando una vez más se sentaron- ¿Puedo haceros una pregunta? -al ver su asentimiento, se dirigió primero a Kaede, después de todo, él había sido el elegido de su corazón en primera instancia- Rukawa, ¿te desagrada Sendoh? -Sin esperar su respuesta miró a Sendoh- ¿A ti que sentimiento te produce Rukawa? Y en caso que sea así, ¿creéis que seriáis capaces de soportaros?

Los dos chicos se miraron, enseguida se giraron hacia Sakuragi.

-Me gusta, pero estoy enamorado de ti -replicó Sendoh.

-Podría llegar a ser su amigo... -consintió en declarar Rukawa- ¿Por qué quieres saberlo?

Sakuragi se llevó la mano a la cabeza, con una sonrisa divertida, pero al mismo tiempo como si dudara de lo que iba a decir.

-Bueno..., no soy muy normal...

-No hace falta que lo digas... ya lo sabemos... -dijo Kaede ganándose una mala mirada del pelirrojo- pero eso es lo que me gusta de ti -se apresuró a añadir.

-Me he enamorado de dos hombres... -vió las expresiones desencajadas de sus ojos- ... me preguntaba si ellos estaban dispuestos a compartirme... -no había acabado de decirlo cuando ambos comprendieron y se lanzaron sobre él por encima de la mesa, un estrepitoso sonido se dejo oír cuando parte de las fuentes se rompieron con el brusco movimiento de los chicos, no pudo protestar porque en segundos su boca era invadida por el más rápido, en tanto el otro se contentaba con acariciarlo por debajo de la ropa.

Hacer el amor con dos hombres fue toda una experiencia y muy placentera tuvo que admitir Hanamichi cuando a la mañana siguiente despertó en medio de los dos, sintiendo el brazo de Kaede rodeándole la cintura con gesto posesivo, en cambio Akira tenía sus piernas enredadas en las suyas y su vientre pegado a su cadera.

Se sentía doblemente feliz, al fin había encontrado el amor, amar era lo que buscaba con afán y saberse correspondido por ellos era lo máximo a lo podía aspirar.

Fin

13 de septiembre de 2010

Paz

Notas finales:

Mi intención era seguir escribiendo el epílogo final de mi otro fic... pero al tener en casa Windows 7 quedo guardado con un formato que no he pido abrir, así que terminé este y al menos podéis leer algo nuevo. Espero que os guste.


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