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El amor es una rascadita suave detrás de la oreja por Calabaza

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Notas del capitulo:

Capitulo final.

 

Shino miró a través de la lluvia plateada la calle que se había quedado terriblemente vacía.

Había visto a Kiba alejarse cada vez más hasta desaparecer en la esquina y éso le daba la sensación de que la calle era más larga, como interminable.

Tal vez hubiera sido buena idea alcanzarlo, ir tras él y retenerlo un poco más en sus brazos. Sólo para estar seguro de que realmente había estado ahí.

Pero era tarde para éso. La calle estaba de pronto demasiado desierta y él estaba sólo en el porche, con el cuerpo entumecido por el frío y el corazón agitado. 

Y contento.

Sus labios ardían y ésa le resultaba la mejor entre todas las sensaciones del mundo.

Había sido su primer beso. En la boca. Y se lo había dado Kiba. Era más de lo que se habría atrevido a pedir.

Sin embargo no estaba seguro de lo que significaba aquello. 
¿Le gustaba él a Kiba? ¿Un poco?

No le daba asco. Eso era algo. 

Las cosas, a Shino Aburame, nunca le habían parecido especialmente complicadas. Con algo de observación había llegado a comprender mucho acerca del mundo, aún siendo tan joven (porque era un chico muy inteligente). Lo entendía como una sucesión de acciones y reacciones. Un sin número de ciclos conectados y razonablemente explicables. 

Era esa misma naturaleza lógica la que le permitía pensar con claridad, anticipándose a las acciones y tomar decisiones coherentes y convenientes.

Lo lógico habría sido descansar para el entrenamiento del día siguiente. Para poder levantarse muy temprano y llegar al campo de entrenamiento antes que todos y esperar la llegada de Kiba. Y poder hablar con él. Y quizá decirle alguna cosa agradable -aún que no estaba seguro de cómo ser agradable, pero se ocuparía de eso luego-.

Lo lógico, pensó, sería tomarlo con calma y esperar. Algo que se le daba bien.

Pero la lógica no estaba sirviéndole de mucho ahora. Se esfumaba, como disuelta en un torrente de emociones alteradas. Algo que era como un veneno delicioso y que no le dejaba pensar con claridad. Aquello le embargaba tan intensamente que no podía concentrarse y un cúmulo de ideas iban y venían sin orden, congestionando su mente. Incluso los kikai estaban inquietos, contagiados de su ansiedad. 

Se suponía que estuviera contento. Y lo estaba. Pero había algo muy inquietante en una sensación tan agradable. Algo preocupante. Algo parecido al temor.

Antes (hacía un par de horas), cuando tenía por sentado que nada bueno le pasaría jamás respecto a Kiba, pensaba que lo mejor era dejarlo estar y no intentar nada más -y así quizá Kiba dejaría de estar tan enfadado-.  Pero ahora (luego del beso), no tenía muy claro que debía pensar, como actuar para no equivocarse. La diferencia era que ahora tenía algo que perder, aún que fuera sólo una esperanza pequeña.
Y la idea de dicha esperanza estaba quitándole el sueño. Porque ¿Y si Kiba cambiaba de opinión?

Había sido sólo un beso. No podía esperar que algo así volviera a pasar - aún que él quería que pasará-. 
No significaba que ahora podría estar cerca de Kiba -realmente cerca, de la manera en que quería estarlo-
¿Cierto?
Bueno, sólo había una persona que podía responder a éso.

 





No llegó sigilosamente como hacen los ninjas comúnmente, por que en realidad no tenía la intención de esconderse. Tenía una buena razón para estar ahí, e incluso había recordado llevar un paraguas, aún que la lluvia había amainado. 

Shino se acercó por la calle, con su tranquila manera de andar, inmutable, a pesar de la sensación de urgencia que le presionaba el pecho y le hacía respirar de manera irregular casi sin poder evitarlo. 

Se detuvo frente a la casa Inuzuka y miró las ventanas oscuras y los farolitos de aceite con su luz extinta, colgadas en la entrada de la residencia, bailoteando agitadas por el aire.

Con la mirada fija en la ventana que daba a la habitación donde Kiba debía estar durmiendo, en el segundo piso, pensó en el día en que su compañero le había invitado a quedarse en su casa.

Esa vez había dicho que no por que no quería dar molestias. 
No. Era más que nada que estaba nervioso. El no se había quedado antes en la casa de nadie más. Y tenía que ser justamente Kiba el que se lo sugiriera. El Kiba que se quejaba de él y siempre estaba riñéndole, y que se bañaba en veneno contra insectos.

De tener de nuevo esa oportunidad no diría que no, sin importar cuanto veneno hubiera de por medio, o lo irritable que pudiera ponerse el muchacho Inuzuka.

Lo único que realmente importaba era lo tibia que debía ser la habitación de su compañero, en esos momentos, en que él estaba sintiendo tanto frío. El frío extraordinario de extrañar al Kiba que debía estar durmiendo tranquilo ahí arriba.

 

 

 

 

Esa mañana dejó de llover. En el aire flotaba la esencia a tierra mojada y a hierba podrida.Desde el oeste había comenzado a fluir una brisa fresca que parecía estar moviendo las nubes lentamente, dejando entre ver, por fin, en el horizonte, destellos rosáceos y naranjas, como el de un amanecer que nadie en la aldea había visto en semanas.

Debía ser el final del mal tiempo, por que el bosque estaba lleno de movimiento. El imperceptible ir y venir de los insectos que retomaban su actividad normal, luego de estar ocultos y aletargados por la lluvia continua. 

Los moscardones zumbaban cruzando el espacio boscoso y los caracoles salían a la superficie desenterrándose de la tierra fangosa.Como si todo de pronto y lentamente estuviera volviendo a la vida.

-Ah. Buenos días, Shino-

Hinata, que llevaba una sudadera azul ese día, le dedicó una sonrisa. El respondió con un asentimiento y murmuró un "buenos días" mientras miraba a Kurenai, que también lo saludaba, acercándose a él, examinándolo con recatada curiosidad.

-¿Sucede algo? No es común que llegues tan retrasado.-

-Caminaba. Y perdí la noción del tiempo.- 

Lo cual era verdad. Luego de ir a la casa Inuzuka -aunque no se había atrevido a acercarse demasiado ni llamar a la puerta-, había estado caminando por el bosque, dándole vuelta a todos sus asuntos, hasta que había llegado el amanecer.

Realmente supuso que no podía ser tan tarde. Había llegado antes que Kiba.

-Bien. Si estás listo podemos comenzar. Supongo que hoy entrenaremos sólo nosotros tres.-

El chico alzó la vista y frunció el ceño.

-Kiba aún no llega.- 

-En realidad se ha ido antes de que llegaras. Estuvo aquí temprano pero tuvo una emergencia y decidió irse.- explicó Kurenai 

 

-¿Está bien?-

-Estoy segura que si, pero su madre y su hermana regresaron de una misión esta mañana y fue a recibirlas. Bien, empecemos con el calentamiento... ¿Shino?-

El chico deslizó la mirada por el sendero que llevaba hacia la aldea, invadido por el deseo de recorrerla e ir a buscar a Kiba. Quería verlo. Más de lo que recordaba haber querido alguna otra cosa. Ya estaba despierto... aunque tal vez estaba ocupado y entonces no querría verlo. Se sintió extraño. No había pasado tanto tiempo desde la última vez que se habían visto el día anterior, aun así le parecía poco sobre llevable seguir esperando. 

-Shino ¿Te encuentras bien?- 

Se volvió y miró a su sensei, y supo que su deseo había vencido a la lógica y la razón.

-Lo siento. Tengo algo de que ocuparme.- explicó suavemente, dándole la espalda y volviendo hacia la aldea, ante la mirada atónita de las kunoichi.

-Bueno. Quizá se ha decidido a hacer algo al respecto...- soltó Kurenai, resignada, y el comentario hizo sonreír a Hinata.

 

 

 




-Akamaru ha sido un buen paciente. Vamos a extrañarlo, aún que espero que no tengamos que verlo seguido por aquí.-dijo una joven enfermera, acariciando con la punta de los dedos el huequito que formaba la mollera del perro. -Puedes llevártelo ya- le habló a Kiba, sonriéndole amablemente -Y cuídalo mucho.-

-Ya lo sé...Gracias.- dijo Kiba.

Por fin podía marcharse de ahí y llevarse a Akamaru con él, a pesar de ello, parecía tremendamente desalentado, y cada vez más ansioso a medida que caminaba por el pasillo, no hacia la salida, si no a otra de las salas del hospital. Esa donde estaba todavía Kuromaru.

Hana y Tsume estaban ahí también. 

-Las heridas están sanando bien. Ahora mismo lo que más necesita es bastante descanso.-

Fue el diagnóstico de Hana, quien le hacía a Kuromaru una revisión exhaustiva.

-En verdad no esperaba que tuvieras una reacción alérgica al medicamento que utilice. Lo siento.-

-No, hermana. La culpa ha sido mía.-

Las miradas se giraron hacia el Inuzuka pequeño, quien se había quedado observando desde la puerta, y ahora daba pasos vacilantes, acercándose a la cama.

-En verdad lo lamento, Kuromaru, mamá.-

Tsume se volvió hacia su hijo, con una dureza inflexible impregnada en su mirada cansada. Y soltó un golpe sobre la cabeza de su hijo.Algo que fue demasiado suave, por lo que Kiba le miró pasmado.

-L-lo siento.- volvió a decir, confuso.

-Deja de auto compadecerte y culparte de todo de una buena vez.- rugió ella, con una voz serena y poderosa, apoyando las manos sobre la cama, casi tocando al perro negro. -¿Qué vas a resolver culpándote de esa manera? Sé que hiciste todo lo posible para protegerlos. Y ahora mismo lo más importante es que todos se encuentren bien.-

-Mamá...-

Tsume echó una mirada a Akamaru, que descansaba plácido en los brazos de su hijo, y sonrió, mostrando todos sus colmillos.

-Vamos a casa. Seguro te encontrarás más cómodo ahí. ¿No, Kuromaru?-

-Eso me gustaría mucho, Tsume. Ya le causé bastantes problemas a Kiba.- se esforzó en decir el perro negro, levantando la cabeza de la sábana blanca de lino.

-Ah, Kuromaru...-

-Está bien, Kiba, quiero agradecerte. Y también...- se quejó ligeramente al estirar demasiado el cuello -A tú equipo.-

-Ah... si.-

-Kuromaru nos contó lo mucho que Hinata y Shino ayudaron, Kiba.-

-Deberías traerlos a casa cenar alguna vez para agradecerles.-

 -Si, mamá.-

 

 

 


Debía ser porque su vista se había desacostumbrado al brillo blanquecino del sol, que las cosas se veían extrañamente vivas, con una intensidad que casi  hacía a Shino sentirse mareado.

Tanto como la emoción que le calaba en el pecho  ,la sensación del impulso crudo e irrazonable habían nublado todo pensamiento, por que había una sola idea palpable y lógica a la que podía aferrarse: Su deseo de ver a Kiba.

Aún si no tenía una buena razón para ir, y Kiba no quisiera verlo a él, y aún que fuera sólo por unos momentos, los necesarios para saber que se encontraba bien y retener lo suficiente de esa sensación confortable que tenía cuando estaba cerca. Sólo éso y podría marcharse sin hacer ruido, antes de que Kiba lo viera...

-Lo siento.-

-¿El qué?-

-El haber venido.-

Kiba, encaramado sobre la cerca de su patio, miraba a Shino, a quien había encontrado merodeando (o supuso que eso hacía). 

-¿Entonces a qué viniste?- gruñó, arrugando el ceño. Se volvió un momento hacia el interior del patio y le gritó a alguien que se alejara de la tierra lodosa. Parecía estar tan enérgico como siempre.

-Quería verte.- respondió Shino, tan repentinamente que Kiba enmudeció. Se le había olvidado por un momento lo aterradoramente directo que era su compañero para decir las cosas.

-Entonces...¿Entonces para qué demonios te disculpas por haber venido?-

-No quiero darte molestias.-

Kiba recitó alguna cosa impronunciable, bajándose de la cerca y desapareciendo de la vista de Shino, quien estuvo a punto de irse, y que se detuvo cuando segundos después la puertecilla se corrió, abriéndose para él.

-Entra. Estaba ocupado, pero no es una molestia... ¡Hey! ¡No corran cerca del lodo o tendré que bañarlos de nuevo! -volvió a gritar el cachorro, a tres perros grandes de pelo gris y con manchas de suciedad por todos lados.

  -Ah...rayos. ¿Tú también, Akamaru?-

El pequeño perrito se acercó a su amo, con el pelaje convertido en una masa terrosa y marrón y ladró un saludo brioso a Shino.

-Le da gusto verte.- musitó Kiba, tomando al perro en sus brazos y llevándolo hacia una tina grande con agua.


-¿Cómo estás, Akamaru?-

-Está bien. Lo traje del hospital hace un rato.- dijo, metiéndolo en el agua para enjuagarlo, y Akamaru se dejó hacer.

-¿Y Kuromaru?-

Shino, que miraba desde atrás, observó la espalda de Kiba que se tensaba momentáneamente. 

-Está adentro. Con Hana y mamá. Volvieron esta mañana.-
-Eso escuché de Kurenai-sensei-

-Ah. - Kiba giró el rostro por sobre el hombro para mirarlo -

¿No tenías tú que estar en el entrenamiento?- 

-Ahora mismo tengo algo más importante que hacer.-

-Nh.- Kiba envolvió a Akamaru en una toalla y lo frotó. Lo frotó desde el cuello hasta el rabito. Le frotó las patas y el lomo. Y Akamaru terminó siendo una bola esponjada de pelo húmedo, que en cuanto se sintió libre corrió hacia donde estaban los otros tres perros, ladrando juguetonamente. -Si quieres entrar a verlo puedes hacerlo, le gustará. Y está mucho mejor. Pero creo que si hubiera sido Hana quien le tratara las heridas ya se hubiera recuperado.- apretó la toalla mojada entre sus manos para sacarle el agua y la tendió sobre la cerca para que se secara con el sol. -Aún que claro... se hubiera curado mucho antes si yo no lo hubiera descuidado...- su voz se había vuelto pastosa y dura, y Shino supo en seguida que Kiba estaba sintiéndose culpable por lo ocurrido la noche de la inundación.

-Creí... que mama se enfadaría.... Hubiera preferido que se enfadara un poco. -

Haber enfrentado un regaño de Tsume habría sido más fácil de asimilar que la sensación de culpabilidad. En vez de eso ella sólo había estado muy aliviada de que todos estuvieran bien.  

-Si...todos están bien...- musitó, mirando el cielo azul y cálido, cayendo en cuenta recién que las pesadas nubes de tormenta por fin se habían retirado.

- ¿Tú estás bien?-

-¡Claro que si! Deja de escuchar los pensamientos en voz alta... de los demás. Realmente.... - suspiró - Necesito ser más fuerte para asegurarme de que todos estén bien.- explicó Kiba, incorporándose, y sacudiéndose la ropa por pura costumbre. 

-Entonces no tienes por qué preocuparte.-

-¿Eh? ¿De qué hablas?-

-La fortaleza surge del aprendizaje de los errores y los obstáculos superados. Lo has hecho bien hasta ahora.-

-¿Eh?- Kiba lo miró incrédulo -Demonios, ¿Intentas darme ánimos?-

-¿No lo hago adecuadamente?- preguntó el maneja-insectos, con el ceño levemente fruncido. Y Kiba le respondió con una carcajada aguda.

- ¿Por qué siempre dices las cosas de forma tan rara?- se echó a reir sin poder parar.

-¿Por qué te parece tan divertido?- 

-Por que eres bueno animando a la gente... a tu muy, muy rara manera.-

Las cejas de Shino, que había estado arrugándose cada vez más, se arquearon de pronto, con alivio por poder decir algo agradable.

-Oye, Akamaru...- el perrito aludido estaba frente a ellos, rascándose furiosamente el cuello. -Tks, el baño no funcionó con las pulgas. Ven, amigo, te ayudaré con eso.-

Se arrodilló cerca de él, ayudándole, rascándole detrás de las orejas, en el lomo, y cerca de los cuartos traseros. Las mano del chico se movían suavemente sobre el cuerpo del perro, quien parecía estar disfrutándolo. Aquella era la manera gentil en que hacía las cosas, lo amable y considerado que podía a llegar a ser, incluso cuando nunca había sido así con él. Eso le gustaba mucho de Kiba.Shino lo observaba, sintiendo admiración, y también algo de envidia de aquellas caricias. Aun cuando hubiera pulgas de por medio.

-Lamento que no puedan usar más el repelente de insectos.-  
-Ah, no te estoy culpando, Shino. Fue una decisión entre Akamaru y yo. Ya sabes, por el equipo.-

-Puedo arreglarlo.-

-¿Si?- preguntó receloso -¿Cómo?-

El chico Aburame dio un paso hacia él, y la cercanía puso incómodo a Kiba, quien se movió hacia atrás instintivamente. Shino extendió los brazos. 

-Sólo necesito tomar a Akamaru un momento.-

-Ah...claro.- 

Después de todo, dejarle al perrito no era nada difícil, a Akamaru le agradaba Shino, y se quedó muy quieto cuando le pasó la mano sobre la cabeza.

-Oye, no me digas que puedes comunicarte con las pulgas.-
-No.- Shino levantó la palma de la mano, sobre la cual descansaba un puñado de kikai. -Ellos se encargarán de erradicar a todas las pulgas.- 

-Espera, si sueltas todas esas cosas en Akamaru, ¿No se aprovecharan para morderlo?

-Los kikai no se alimentan de la sangre de los animales, Kiba. Sólo del chakra, y no le harán daño mientras no se los ordene. No te preocupes.-

-No lo hago... Bueno...termina ya.-

Shino dejó que sus insectos se metieran entre el pelo de Akamaru. El perro chillo levemente al sentir a aquellas criaturas caminándole encima, pero el malestar pasó poco a poco, y luego desapareció del todo. Junto con la permanente sensación de picazón que las pulgas le causaban.

Estaba feliz. Levantó sus patitas sobre el pecho de Shino y le lamió el rostro, en su personal forma de agradecimiento.

-Esos insectos tuyos realmente resultan útiles.-

-Si.-

Shino puso en el suelo a Akamaru, quien se contoneó, feliz. -Puedo hacer lo mismo con los otros perros. Y contigo. Es un procedimiento sencillo.-

-Oye, si me hubieras dicho eso antes no habríamos pasado tantos problemas- se quejó Kiba.

-Lo siento.-

-¡Ya! No te disculpes... Gracias por hacerlo. Será muy útil.-

-¿Eso quiere decir que puedo estar cerca de ti ahora?-

-E-estás cerca.-

-No lo suficiente.-

-Tks... acércate... - ordenó, con un susurro, apartando la mirada.

Y Shino obedeció. 

Un paso. Dos. Uno tras otro, y sus brazos cerrándose sobre el cuerpo del otro chico, delicadamente, atrayéndolo hacia él. 

-¿Contento?- farfulló Kiba, dejándose abrazar, aún cuando éso le hacía estar algo incómodo. -¿Era ésto a lo que venías?-

Al respirar dejo caer su aliento sobre el cuello de Shino, quien se estremeció.  

-No. Vine para asegurarme que estuvieras bien.-

-Ah, pues estoy... bien.- Kiba cerró los ojos, dejándose envolver por el aroma que desprendía Shino. Olía a humedad y a hierba, y a alguna otra cosa que resultaba muy invitante. 

-Hay algo que quiero pedirte-

-¿Qué...?-

Shino tomó una de las manos de Kiba y la puso sobre su mejilla. 

-¿Podrías hacer eso... que hacías con Akamaru?-

-¿El qué.? Pervertido-

Kiba no pudo evitar el enrojecer por completo, sintiendo un débil impulso por liberarse, aún que desistió en seguida, antes de deslizar su mano sobre la mejilla de Shino, recorriendo con la yema de los dedos de su pómulo, bordeando el lóbulo, justo detrás de la oreja, rascándole suavemente, donde su piel estaba muy suave y tibia.

-¿Está bien... así?-

-Si.-

-Tks... no creas que lo de ayer va a repetirse...- 

-Está bien.-

-Bien.-

-Me basta con poder estar cerca de ti.--

-Nh... - Kiba levantó los brazos contra el pecho de Shino, soltándose de él.  -Raro...-


-¡Kiba, entra! ¡La cena esta lita!-


Irrumpió la voz de Hana, desde el interior de la casa.


-¡Bien! ¡Ya voy, hermana!- contestó, cerrando su mano sobre la de Shino. -Vas a quedarte a cenar.-

Los labios de Shino se curvaron levemente, bajo los labios de Kiba, que se había estirado para besarlo.


-Está bien. Me quedo.-    

 

Notas finales:

¡Muchas gracia a todos los que leyeron hasta aqui!


¡Por fin hemos terminado!


¡Bueno...!


Este fanfic fue mucho mas largo de lo que habia planeado, y luego al final, aun que tenia planeado que fuera grandioso, no me satisface del todo.


¡Lo reescribi un monton de veces! ¡Durante meses! Pero fue verdaderamente dificil de escribir DX.


 


Al final incluyo todo lo que queria que llevara, pero no fui capaz de ecribir esas escenas tan grandiosas como las imagino. 


 


La mala noticia es que no hubo lemon. Lo digo especialmente por una linda personaita que lo emnciono en si review. En verdad, nunca planee que esta historia tuviera  lemon.  


Lo siento por eso. 


 


Queria que fuera mas enfocado a la manera en que se desarrolla la cercania entre Shino y Kiba, y el equipo 8 en general, :p


Aun asi espero que hayan disfrutado esta historia con todos sus errores.


 


Ahora... Mil gracias por sus reviews, siempre fuente de inspiracion, aun cuando no los responda a tiempo, son bien recibidos y apreciados.


 


Gracias, gracias,gracias.


 


Queda el foro abierto a sus comentarios y puntos de vista, para seguir comparteindo el gusto por estos dos personajes.


 


Una cosa mas. Dado que mientras escribia ete fanfic buscaba fandom de Shino y Kiba para inspirarme, me di cuenta que a comparacion de otros personajes, hay poco material de ellos, asi que para empezar a reunirlo, y compartirlo, he creado un blog.


http://elsecretoblogshinobideshinoykiba.blogspot.com/


 


Recien empieza, y no tengo ni idea de como hacerlo, pero son bienvenidos, a donde seguire colocando cosas sobre ellos, y donde las colaboraciones de material son bien recibidas.


 


Y, eso es todo.


 


¡Gracias de nuevo!


Sean felices. 


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