-¡Kiba!… ¡Kiba!- el sonido de su nombre gritado con tan desesperado tono le hizo saltar de la silla donde se había quedado dormido.
-Mñssa…nh…- musitó frotándose el ojo que negaba a ser abierto tan repentinamente.
-¡Kiba, ayuda!-
El muchacho reaccionó al fin y respondiendo a la llamada de su hermana corrió hacia la puerta de entrada.
Hana acababa de llegar de quien sabe dónde, empapada de lluvia y con un paquete de medicinas en las manos.
El joven Inuzuka iba a preguntarle en donde se había metido, pero entonces notó que Shino iba detrás de ella, cargando a Kuromaru.
Kuromaru, el enorme perro negro de un sólo ojo y una sola oreja que siempre acompañaba a Inuzuka Tsume, la madre de Kiba
.
Venía gravemente herido y dejó un camino de sangre desde la puerta hasta el consultorio de Hana que estaba en la parte trasera de la casa.
-Ponlo en la mesa, Shino.- ordenó Hana.
-Kuromaru... ¿Qué hace aquí? ¿Qué ocurrió, hermana? ¿Dónde está mamá?-
-Ella está bien, Kiba.- gimió el enorme perro negro.
La mano de Kiba pasó sobre su pelaje oscuro con suavidad.
-Kuromaru...-
-Está con el hokage. La misión salió mal. Kuromaru y otros dos jounin volvieron con heridas de gravedad, pero mamá está bien.- explicaba Hana atendiendo las heridas en el cuerpo del perro mientras su hermano le pasaba los instrumentos que le pedía.
-Vas a ponerte bien, Kuromaru. Tranquilo.- animó el pequeño Inuzuka.
Akamaru gemía suaves ladridos de aliento.
-Y... ¿Qué haces tú aquí, Shino?- preguntó Kiba cuando se acordó que su misterioso compañero seguía ahí.Completamente mojado y con la ropa sucia de sangre.
-¡Ah! Me lo encontré justo aquí afuera, tan oportunamente, así que le pedí que me ayudara a traer a Kuromaru.- explicó Hana - Dale algo para que se seque-
Kiba estaba de rodillas en el suelo limpiando sangre y barro. Su pensamiento iba constantemente hacia la habitación donde el enorme perro negro se recuperaba. Aunque su atención se fijaba de vez en vez en Shino que estaba ahí parado observándolo limpiar. Alzó la vista, frunció el ceño y sonrió.
-Ya que tienes tanto tiempo para sólo estar parado ahí bien podrías ayudar con esto.-
Shino asintió. Tomó un paño de limpiar y se arrodilló.No acostumbraba hacer limpieza. Lo había intentado algunas veces pero no era muy bueno en ello, por lo que no solían pedirle limpiar nada.
-Aún es algo temprano, pero creo que podríamos ir a ver a Hinata.-
Shino asintió. De nuevo.
-Y...gracias por traer a Kuromaru.-
-Por nada.-
-Shino, creo que sólo estás ensuciando más.- Shino paró el movimiento circular que hacía con el paño sobre el piso para mirar. Realmente no estaba quedando limpio.
-Lo siento.-
Kiba se rió.
-Ya déjalo, termino yo.-
El chico Aburame se quedó de rodillas junto al otro, mirando como limpiaba.
-Quisiera ayudar.- musitó.
-No hace falta, ya casi terminé.-
Pero Shino de verdad quería ayudar. Y estaba ahí mirando como hacía siempre con su invisible mirada fija y los brazos caídos a los lados, pidiendo ser ocupados en alguna tarea.
-Vale, si quieres hacer algo ve echarle una mirada a Kuromaru- dijo por fin Kiba, cansándose de tenerle de espectador. El otro genin se levantó y se fue hacia la habitación del final del pasillo, donde descansaba el perro ninja. Akamaru estaba ahí, echado cerca. Miró a Shino y batió su colita suavemente.
Kuromaru dormitaba, respirando pesadamente. Las heridas a lo largo de su cuerpo habían sido debidamente tratadas y vendadas, y en realidad podía ver más vendaje que pelaje negro.
-Estoy mejor de lo que parece...- El perro había abierto su ojo y miró a Shino.-Eres Aburame ¿Verdad? Ughh...hueles como uno. Escucha, no te acerques demasiado. Hana me ha puesto un repelente para parásitos muy poderoso... Tus kikai son un tipo de parásito, así que les afectará.-El chico miró a Akamaru, junto al que se había parado y dio un paso hacia atrás.
-Je...ah, no te preocupes. El veneno está sólo en mí. Kiba dejó de usar repelentes desde que se convirtió en genin, de lo contrario no podría trabajar en equipo contigo.-
-Shino.- llamó Kiba cautelosamente suave desde la otra habitación.
-Dile que estoy bien...ah- y Kuromaru volvió a quedarse dormido.
El pasillo había quedado muy limpio. Shino trató de no pisarlo demasiado, yendo por los costados, pegado a la pared hasta llegar a la cocina.
-¿Quieres comer algo?- Kiba ya buscaba en la nevera alguna cosa para el desayuno.
-No.-
-Nh. Haré té de todas formas.-Se asomó a la alacena, buscando entre los cacharros la tetera.
-El perro está bien.- comentó Shino, mirándolo moverse por toda la cocina.
-Kuromaru es verdaderamente fuerte, y Hana es excelente doctora.- respondió el pequeño Inuzuka, con un tono seco que parecía más bien un intento de auto convencimiento.
-Además ayudó mucho que actuaran con rapidez.- continuó mientras servía agua en el pote y lo ponía al fuego
-Afortunadamente andabas cerca de aquí cuando... ¿Qué hacías cerca de aquí?-Kiba se volvió hacía el otro con movimientos mecánicos y una angustiada suspicacia en sus ojos.
-Te esperaba-
-¡Argh! ¿Qué estás loco o qué te pasa por la cabeza? ¿Quién te dio permiso de esperar frente a mi casa?-
-No sabía que no estaba permitido hacerlo. Sólo dijiste que me alejara, así que esperé al otro lado de la calle.-
La paciencia de Kiba, tan escaza por lo general, se evaporó por completo. Shino era raro y eso ya estaba establecido, pero ahora sus excentricidades ya le estaban afectando y eso no le gustaba.
-¡Estúpido! Cuando dije que te alejaras me refería a que te fueras a un lugar donde no tuviera que verte.-
-No hubieras podido verme en donde estaba.-
-¡Ese no es el punto! ¡Quería que te fueras lejos!-
-Tienes que ser más específico.-
-¡Tengo que ser más específico!- farfulló Kiba con una sonrisa sarcástica. -¡La gente normal no necesita que seas específico! ¡La gente normal entiende cuando no quieres verla!-
-¿Por qué no quieres verme?-
-¿Por qué querría verte?-
-Somos equipo.-
-¡Eso no quiere decir que me esperes afuera de mí casa toda la noche!- de pronto paró de gritar y le miró muy detenidamente de arriba abajo.
-¿Estuviste esperando afuera toda la noche?-
-Si.-
-En verdad algo está muy mal contigo.-
La tetera interrumpió el silencio que siguió con su vivo chillido, avisando que el agua estaba a punto para té. Kiba la retiró del fuego ya sin ganas y la dejó a un lado..
-¿Qué querías tan importante qué no podías irte a tu casa?- preguntó muy suavemente, recargando su espalda contra la barrita de la cocina y mirando ampliamente a Shino, quien pareció pensarlo antes de responder.
-En realidad creo que te gusto.-
Kiba le miró perplejo
.-No me gustas.- y se aseguró de pronunciar con cuidado cada palabra.Su seriedad pareció de pronto convincente.
-Umh. Ya veo.-
-Así es.- gruñó Kiba por lo bajo sirviendo el agua caliente en un par de tazas y preguntándose en donde era que guardaban las bolsitas para té.
-Tú a mí sí me gustas.-
-¡Mierda!- Kiba se había derramado algo de agua caliente sobre la mano. -En serio pasa algo muy malo contigo, hasta tus bromas son raras.- gruñó con la mano en la boca, lamiéndose donde se había quemado.
-No hago bromas.-
Kiba sabía que Shino no hacia bromas, porque... era extraño, y jamás se reía. No, Shino ni siquiera parecía tener noción de lo que era divertido. Pero muy internamente Kiba deseaba con su corazón, su alma y su tozudez que Shino fuera un bromista.
-Ah... ya vete.-
-¿A dónde?-
-A tu casa, a la de Naruto, a la calle. No me importa.- se encogió de hombros, agitando el paquete de bolsitas de té.-Pero sal de mi vista.-
-En realidad preferiría no ir a casa de Naruto.-
No había ido a casa de Naruto. Pero tampoco había podido quedarse en casa de Kiba, por qué por alguna razón que Shino aún desconocía, su compañero estaba molesto.Esa mañana, al poner sus pasos sobre el sendero mojado y su mirada en las nubes grises de lluvia, Aburame Shino se sintió enfermo.
-Fue muy imprudente e irresponsable de su parte quedarse afuera en la lluvia sabiendo que está enferma, señorita Hinata.-
-L-lo siento...-
Hinata ni siquiera se atrevió a ver directo a Neji. Su mirada vagó nerviosamente por el piso de la habitación de hospital y se detuvo finalmente en los pies de Kurenai-sensei, que estaba parada cerca de la puerta.
-¿Le parece bien dejarse debilitar de una forma tan estúpida? Pudo haber muerto.-
-No...es que...yo no...-
-Su padre se encuentra preocupado y decepcionado. Le pide que se recupere pronto y vuelva a casa.-
Hinata miró sus manos. Se sentía cansada y la habitación ya le daba vueltas.
-Yo... quería esforzarme en mi entrenamiento...por eso...-Neji entornó sus ojos y arqueó mucho las cejas.
-Un patético intento de entrenamiento que ni siquiera es capaz de llevar a cabo. Alguien que no nació con las aptitudes necesarias para ser un shinobi no mejorará sólo por hacer entrenamientos que superan sus capacidades. Lo único que conseguirá será lastimarse y sentirse frustrada por su propia debilidad.-
La voz fríamente cortes de Neji se arrastró sobre Hinata como una serpiente de piel fría y venenosa. Tuvo intensas ganas de llorar. Su mirada se nubló pero intentó no pestañear para que las lágrimas no se desbordaran.
-Hinata necesita descansar, Neji.- dijo Kurenai.Y Neji la miró con el mismo gesto altivo con el que miraba a cualquier cosa que no fuera un oponente digno.
-Por supuesto... Hasta pronto, señorita Hinata.-
-¡Hey, Hinata! ¿Cómo estás?- Kiba aparecía justo en el momento en que el otro chico se iba. Neji pasó a su lado con indiferencia.
-Pedante.- ladró el ninja perro viéndolo alejarse por el pasillo. Hyuuga Neji le caía francamente mal.
-Kiba.-
Hinata levantó alzó la mirada y sonrió.
-¡Waff! ¡Waff!-
-Hola, Akamaru.-Kiba se acercó y el cachorro saltó sobre la cama para saludar a Hinata, agitando el rabo como el aspa de un ventilador.
-¿Cómo te sientes? ¿Eh?-
-B-bien...ah, Kiba, muchas gracias. K-Kurenai-sensei me dijo... que tú y Shino me...trajeron aquí anoche...-
-En realidad fue Shino el que te encontró... Parecías estar muy mal.-
-Lo siento mucho, por preocuparlos.- bajó de nuevo la mirada.
-Hinata, te has estado esforzando mucho y eso es genial, pero tómalo con calma ¿De acuerdo? Te necesitamos para ser un equipo... ah. ¿Hinata? ¿Por qué estás llorando?-Las lágrimas tan duramente contenidas antes no pudieron retenerse más. Hinata sollozaba, con el rostro mojado por su propia lluvia interna.
-Kiba...gracias...-
-¿Por qué? ¿Estás bien?-
La niña se frotó los ojos con el dorso de la mano y sonrió, enrojecida.
-Estoy bien.-
-Buenos días, Shino.- saludó Kurenai.Shino acababa de llegar también y Hinata lo recibió con una sonrisa que contrastó con el ceño fruncido de Kiba.
-Buenos días.- saludó suavemente yendo directo hacia la camilla, y fue esta vez Kiba el que retrocedió unos pasos cuando el otro se aproximó.
-Pareces estar mejor.- musitó examinando el rostro de su compañera. Ella sonrió.
-Estoy bien...gracias.-
-Ya veo.- la cabeza de Shino giró suave hacia donde estaba el chico Inuzuka.
-Hola, Kiba.-
-¡Argh! ¿Por qué me saludas a mí? -
-¿Está mal?-
-No...pero es raro...- gruñó Kiba dando otro paso hacia atrás receloso. Shino generalmente no saludaba a nadie demasiado personalmente. Un hola o buenos días general. Un "hola, Kiba" en una habitación donde había otras personas sonaba a demasiada atención, o quizá se sentía acosado por el efecto de las palabras "Tú a mí sí me gustas".
No era que le importara, pero le daba miedo. Gustarle a Shino...un freak, un adora-insectos y además homosexual, lo cual no habría pensado que le sorprendería tanto, el problema es que lo estaba incluyendo a él en sus perversiones. Kiba se dio cuenta de pronto que todos le miraban, así que dejó de lado sus pensamientos y tomó a Akamaru.
-Vendré a verte más tarde, Hinata. Descansa.- dijo dándose prisa de salir.
-¿Pasa algo?- preguntó Kurenai-sensei, sabiendo que obviamente algo ocurría. Miró a Shino.
-Kiba está molesto.-
-No hay duda de ello, pero quisiera saber el por qué. Llevan varios días comportándose de forma extraña.-
-Dijo que yo le molestaba. Pero no quiso decirme por qué.-
-Un equipo de ninjas que no saben convivir entre ellos está destinado al fracaso. Mejor que arreglen sus diferencias y pronto.-