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Alcohol por Mihael Lawliet

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Notas del capitulo:

Por fin he terminado este fanfic, que viene a incluirse dentro de mi ya muy larga lista de delirios. Creo que ha sido el fanfic más largo que he escrito, rompiendo el record anterior ("Sólo un juego", de Hetalia Axis Powers) por un amplio margen de palabras. Al principio reconozco que la idea no me convencía del todo (sinceramente, sigue sin convencerme, soy aún demasiaod perfeccionista) y estuve a punto de abandonar el proyecto, pero encontré la inspiración necesaria para, al menos, darle un fin (que, ahora que lo leo bien, pudo haber sido mejor. Vuelvo al perfeccionismo ilusorio).

En fin,espero que esta historia sea de su agrado. Ya saben, lo de siempre... Si me dejan un review, me están dando un chocolate y me hacen feliz. Y si soy feliz, hay mas Lemon. ¿Y verdad que el Lemon es bueno?


Hasta el siguiente delirio.





*Para Mikami Kururugi, mi inspiración para seguir escribiendo, la razon por la que sonrío todos los días.... y la persona que hace que vivir valga la pena*

Recostado boca abajo y enredado entre las delicadas sábanas de seda blanca de su cama, Suzaku intentaba no cerrar sus ojos verdes,haciendo esfruezos sobrehumanos. El silencio a su alrededor era casi tan pesado como la sangre que corría por sus venas, o al menos, eso era lo que su confundida mente pensaba. El cabello castaño, revuelto, se pegaba a su rostro y frente, logrando una sensación incómoda, que, aunque deseaba que cesara, no tenía fuerza suficiente como para intentar detenerla.

Distraído, paseó su mirada por la habitación vacía, hasta que vislumbró en la mesilla de noche el vaso de cristal tallado que lo había acompañado durante toda la tarde, así como las botella de whisky vacía, junto con las de tequila y vodka a medio acabar, todas acomodadas desodenadamente junto al vaso. Sonrió tontamente,pensando que ahora sí había caído extremadamente bajo. No negaba que había ocasiones en las que le gustaba tomar alcohol, pero jamás había llegado a tales extremos. Lo más que tomaba eran una o dos copas, a lo más, tres, pero terminarse una botella entera -aunque pequeña- y la mitad de otras dos era demasiado. El problema radicaba en que no había podido contenerse.Simplemente, había sido la única idea que había cruzado por su mente en aquellos momentos.

¿Cómo había conseguido el alcohol? Ah, si, ya recordaba. La botella de whisky había sido regalo de Lloyd, si no mal recordaba, como reconocimiento a... bueno, no se acordaba por qué, pero se la había regalado Lloyd. La de vodka se la había confiscado en una reunión a Milly, la presidenta del consejo escolar, por que quería compartirla entre todos, y él juzgó que no era conveniente, sobre todo por que la palabra "todos" incluía a Anya y Rollo. Y la de tequila...la de tequila... ¿no la había comprado por ahí, en uno de sus paseos sin rumbo por la ciudad?

Aunque no recordaba exactamente el origen de aquellas botellas antes rebosantes de bebida alcoholica, sí recordaba con toda claridad el motivo que lo había orillado a ahogarse -casi literalmente- en alcohol. Su mente todavía tenía grabada a fuego aquella imagen que había presenciado durante el transcurso de la tarde. El se encontraba cruzando los tranquilos pasillos de la Academia Ashford, tarareando una canción de Vivaldi, cuando de pronto, su mirada se fijó en dos siluetas que paseaban por los amplios jardines, disfrutandod e la soleada tarde otoñal. Ambas siluetas correspondíana dos chicos, a los cuales reconoció inmediatamente. El cabello rubio de uno de ellos brillaba a la luz casi con la misma intensidad que el Astro Rey, mas en cambio, el negro azabache de la cabellera del otro contrastaba con el paisaje. Suzaku sonrió complacido al ver a los chicos conversar animadamente, pero su sonrisa se borró instantáneamente cuando el rubio atrapó los labios del menor en un profundo y apasionado beso. Si bien el castaño había deseado desde un principio que los dos jóvenes tuvieran una relación de amistad más estrecha para así mantener la cordialidad, no estaba de acuerdo en que aquella "amistad" fuera tan cercana. Además...¿qué hacía Gino reclamando unos labios que no le pertenecían?

Abrumado por los celos, y con la sangre subiéndosele a la cabeza, el piloto de Lancelot corrió por los pasillos, hecho una completa furia. Al llegar a su habitación, arrojó todo lo que se cruzó en su camino por los aires, mientras maldecía a grandes voces. La envidia le corroía el alma y el coraje amenazaba con cubrir los pocos rastros de racionalidad que todavía le quedaban después de observar semejante escena. Sí. A Suzaku Kururugi le estaba carcomiendo la envidia.

Tomó el primer trago para calmarse, a ése le siguieron dos...tres...cuatro más, hasta que las botellas se encontraron en aquella precaria situación, y él y su tristeza acabaron descansando sobre el mullido colchón. No sabía qué hora era y ni le importaba. Tampoco se acordaba de si tenía algo importante qué hacer o no, lo único que rondaba su mente era la idea de no abandonar en mucho tiempo la protección que aquel cuarto de cuatro paredes le brindaba. A final de cuentas...sin él, ¿había algo que importara realmente? La respuesta se formó de inmediato en su mente: Por supuesto que no

-¿Estás tomando alcohol, Suzaku?

"Magnífico", pensó,"estoy tan tomado que ya incluso escucho su voz".

El castaño se incorporó con torpeza, frotándose los ojos para poder observar a su alrededor y convencerse de que el causante de sus delirios no se encontraba en el lugar, pero grande fué su sorpresa al verlo de pie en el umbral de la puerta. Se frotó de nuevo los ojos con más bríos, adjudicando lo que consideraba una visión a la gran cantidad de alcohol ingerido, pero la silueta no se desvaneció. Efectivamente, Lelouch estaba ahí, frente a él.

-¿Ocurre algo, Lelouch? -respondió, con voz cansina.
-Ocurre que no te hemos visto desde el almuerzo y nadie ha sabido nada de tí- comenzó el moreno, acercándose a la cama de su amigo. Tomó una de las botellas y la giró entre sus delicadas manos, mientras hablaba-No contestas las llamadas, no asististe a las tres últimas clases y tampoco te presentaste en la reunión del Consejo Estudiantil, y Anya me dijo que hoy no tenías que reportarte a la Base Militar, así que decidí pasarme por aquí a ver si te encontrabas mal... y veo que sí estás mal.¿Quieres que te traiga algo?
-No te preocupes, estoy bien...
-Si sigues haciendo esto se te va a volver una costumbre, Suzaku. Además, elegiste un mal día para embriagarte. Mañana tienes que hacer una presentación oral frente a toda la clase.
-¿Presentación? ¿Clase? ¿De qué? -preguntó el castaño, dejándose caer de nuevo en la cama, pero esta vez con la vista perdida en el techo.
-Geografía Política.
-Ya.
-Y creo que está de más decir que esa presentación influye mucho en tu calificación del semestre.
-Ya.
-¿Me vas a contestar con ese molesto "ya" cada vez que te diga algo? - preguntó Lelouch, fingiendo enfado. Suzaku se rió.
-No, pero ¿qué quieres que te diga? Estoy ebrio, me duele la cabeza, y no tengo ahora la capacidad mental para preocuparme por Geografía, Política, o por quién inventó el Teorema de Pitágoras.
-Pues claro que fué Pitágoras, torpe.
-Ya sé, Lelouch, ya sé.

El moreno se sentó en el borde de la cama, junto al ojiverde, quien se había cubierto el rostro con el antebrazo. Lelouch, después de cerciorarse con una última mirada inquisidora de que el muchacho estaba bien, emitió un profundo suspiro. Jamás había visto a Suzaku borracho, de hecho, sólo le había visto beber una o dos veces en su vida, por que sabía que su amigo no disfrutaba del placer de la bebida, ya que encontraba el alcohol poco apetecible. Estas cavilaciones le hicieron preocuparse en demasía, pues si su mejor amigo jamás tomaba, debía de encontrarse en una situación bastante delicada como para haberse bebido casi tres botellas enteras él solo. Quiso preguntar, pero se abstuvo de hacerlo. Sabía que, tal vez, ése no era el momento.

-¿Que voy a hacer contigo, Suzaku? - Preguntó Lelouch, tocando la frente de su amigo en un gesto protector.
-Mandarme al cuerno y dejar que me muera- le dijo, con una triste sonrisa dibujada en el rostro.
-No seas idiota.
-Lo intento pero no puedo evitarlo.

Con un delicado movimiento, el de ojos violeta apartó la mano de la tibia piel de su amigo y tomó de nueva cuenta la botella con ambas manos, observándola. Miró después a Suzaku y se llevó el cristal a los labios, dispuesto a beber. El castaño se dió cuenta y, rápidamente, tomó la muñeca de la mano con la que Lelouch sostenía la botella.

-Es vodka, y es muy fuerte.
-Ya lo sé, yo puedo con esto.
-Lo dice quien se embriaga incluso comiendo chocolates rellenos de vino. Deja eso, Lulu.
-Tranquilo. Si tú pudiste tomarte una entera y la mitad de otras dos y todavía puedes mantener una conversación medianamente cuerda, ¿qué te hace pensar que yo no podré hacerlo?
-Es que yo tengo mucha más resistencia que tú. Además,a tí no te gusta beber -recalcó el ojiverde.
-A ti tampoco

Touche.

Lelouch bebió lentamente, sintiendo la amarga y ardiente sensación que el alcohol provocaba en su garganta al deslizarse por ella. Hizo una mueca breve de disgusto y continuó bebiendo, dejando el recipiente casi vacío. Al final,después de que las últimas gotas de vodka hubieron abandonado el recipiente, se secó los labios con el borde de la manga del saco y tosió un poco. Inmediatamente, comenzó a sentirse mareado.

-¿Ves? No me ha pasado nada-dijo, intentando aparentar normalidad
- A excepción del gesto de asco de hace rato-se burló su amigo.
-Es que no estoy muy acostumbrado a esto.
-Ajá...

Se hizo el silencio.

-Oye, Suzaku...
-¿Mh?
- ¿De verdad estás... ya sabes... muy... borracho?
- Si pudiera, me levantaría e intentaría ponerme en un solo pie o caminar en línea recta, pero ni siquiera tengo los ánimos para hacerlo. Y seguramente, en cualquier momento comenzaré a decir cosas sin sentido, así que sólo te diré que sí, estoy muy, muy borracho. ¿Por qué?- respondió el chico, mirando detenidamente los ojos violetas que tenía enfrente.
-Por esto.

Con un rápido movimiento, Lelouch se abalanzó sobre su amigo, robándole un beso demandante aunque inexperto, el cual no tardó en ser correspondido, aunque con sorpresa,por parte del piloto del Lancelot. Los labios de ambos sabían a alcohol y a néctar, a ansiedad y a deseo que ninguno podía ignorar. Por que...¿cómo puedes contenerte cuando tienes lo que más anhelas en el mundo a tu entera disposición?

Entre jadeos y leves gemidos contenidos, se separaron, aún relamiéndose los labios para llevarse consigo todo rastro de los labios ajenos. Se miraron largamente. Al final, Suzaku rompió el silencio.

-Lulu...se te subió el alcohol. Estás ebrio también.
-Tal vez.
-No sabes lo que estás haciendo, ¿verdad?-preguntó Suzaku, tristemente.
-Tal vez.
-Lelou..- sus palabras fueron silenciadas inmediatamente por los labios del Príncipe.
-Callate y no repliques.

Con suma lentitud, Lelouch comenzó a desabrochar la camisa de Suzaku, quien sólo miraba fijamente aquellos ojos violetas que reflejaban nerviosismo mal disimulado. No tenía muy claro quién de los dos estaba más ebrio, si él o Lulu, pero intentó apartar la idea de su mente. Como fuera, ahora ambos se encontraban en una situación que él había deseado durante muchas noches, y la verdad,no tenía pensado detener a su amigo y decirle nuevamente que no estaba pensando en lo que hacía. Sonrió para sí mismo, estaba siendo un egoísta... y también un aprovechado.

Los dedos torpes de Lelouch comenzaron a deslizarse por la piel del ojiverde en cuanto ésta abandonaba la protección que la camisa de lino le ofrecía, haciéndole emitir un suspiro entrecortado al castaño. El piloto del Lancelot no deseaba que toda la atención fuese sólo para él, así que se incorporó un poco y besó con infinito cariño las mejillas y el rostro de su nuevo compañero de cama, envolviéndole en un abrazo protector. Sintió el corazón desbocado de Lelouch incluso por encima de su ropa, y supo que no era el único que estaba nervioso a pesar del valor que la bebida causa. Además, notó que el de ojos violetas tardaba en terminar de desabotonar su camisa, por lo cual decidió que era mejor que él tomara las riendas de la situación.

-Permíteme, Lelouch...

Suzaku se apartó un poco del cálido cuerpo ajeno y terminó de quitarse la camisa, dejando al descubierto su torso, fuerte y suave, aunque marcado con algunas cuantas cicatrices pequeñas, las cuales revelaban la fortaleza de soldado que poseía. Besó nuevamente a Lelouch para distraerlo, mientras que le despojaba el saco y la camisa, arrojándolos en el suelo, junto a la cama. El pelinegro tembló al sentir las frías manos de su compañero al acariciarle la espalda, pero se tranquilizó cuando vió la sonrisa que le obsequió Suzaku. "Todo irá bien, descuida" le prometió él, y Lelouch lo creyó. No había cabida a las dudas en ese instante.

Un beso seguido de caricias, las manos explorando el cuerpo ajeno, la lengua del Piloto del Lancelot sobre los pezoncitos de Zero, los gemidos entrecortados, el sudor que perlaba la piel de ambos y las silenciosas promesas hacían que, de pronto, el ambiente comenzara a tornarse más apasionado. Pronto, Lelouch perdió el control y se dejó hacer gustosamente, inclusive, comenzó a deshacerse de la poca ropa que le quedaba para dejarle el camino libre a su amigo pero éste lo detuvo. Quería hacerlo él mismo, y se lo hizo saber con una mirada de reproche. El pelinegro lo entendió.

Con la boca, Suzaku bajó el cierre del pantalón de Zero, haciéndole temblar en el proceso. Besó el miembro de Lelouch por sobre su ropa interior, y como recompensa, obtuvo un grito ahogado de su parte.Notó que el orgullo todavía le impedía permitirse sentir libremente, pero ya se lo esperaba. Aún así, se lo hizo saber.

-Lelouch...por favor... d-deja tu orgullo para otro momento, ¿quieres?
- Y-Yo no estoy siendo orgulloso.
-Como digas...pero voy a hacer que termines gimiendo mi nombre- le dijo Kururugi, con una traviesa sonrisa.
-¿E-eso es una amenaza, o una prome...?¡S-Suzaku! -gritó el Príncipe al sentir la mano del nombrado colarse bajo sus boxers para acariciar una zona privada.
-Sobre advertencia no hay engaño, Lelouch...-se limitó a responder el castaño, lamiéndole el lóbulo de la oreja.
-Ya v-veo que no...nhhh...

Posicionándose sobre el Príncipe, Kururugi procedió a describir un camino de saliva en su pecho y su vientre, lamiendo su ombligo gustosamente. Después, quitó aquella prenda que tanto le estorbaba y con un poco de descaro pero cariño en demasía, lamió el miembro ajeno, haciendo gemir a Lelouch fuertemente. Continuó con su tarea, lamiendo y besando, complacido al saber que a su amigo le gustaba, pero se detuvo cuando sintió que el delgado cuerpo debajo suyo se estremecía. No quería que el pelinegro terminara, al menos, no todavía. Le miró y descubrió en los ojos violetas un poco de reproche, a lo cual respondió con una sonrisa.

Cautelosamente, y después de quitarse él mismo la ropa inferior,el de ojos verdes colocó las piernas de Lelouch sobre sus hombros, y entró en él, cuidando no lastimarle. Al principio, el rostro de Zero reflejó dolor, pero pronto fué relajándose. Le indicó con un beso en la mejilla que podía continuar, y Suzaku no esperó dos veces. Embestía lenta pero certeramente, gimiendo entre cada movimiento, lo cual excitaba más al menor, quien también se permitió expresar de esta manera el placer que sentía. Pronto, las embestidas se hicieron más rápidas, llenas de frenesí y locura, y los gemidos subieron de tono, así como las palabras entrecortadas y las peticiones que ambos se dirigían. Por fin,y con una última mirada, los dos llegaron al tan ansiado y delicioso orgasmo, al mismo tiempo. El nombre ajeno escapó de los labios de ambos, acompañados de un último gemido y la respiración agitada, dando por terminado aquel encuentro.

Delicadamente, Suzaku salió del interior del pelinegro y se recostó a su lado, atrayéndole hacia sí. Se dieron un último beso, más largo que los anteriores, antes de caer rendidos al sueño, entrelazando sus manos.

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Cuando Suzaku despertó a la mañana siguiente, la mente le daba vueltas. Como si el dolor se pudiera detenerse de esa manera, se tomó la cabeza con ambas manos y se apartó el cabello de la frente, suspirando. De pronto, el recuerdo de la noche anterior asaltó su memoria y se incorporó tan rápido, que terminó mareándose repentinamente. A pesar de la desagradable sensación, buscó a Lelouch junto a él, pero la cama estaba vacía. El pelinegro se había marchado.

Tristemente, Suzaku se sentó en el borde de la cama, cubriéndose el rostro con ambas manos, sumiéndose en la desesperación y el arrepentimiento. Seguramente, Lelouch ya se habría dado cuenta de lo que había pasado durante la noche anterior y ahora no querría ni verlo nunca más. Sabía que había estado mal, que Lelouch estaba muy ebrio y que él debía haber detenido aquella locura a pesar de todo, y que seguramente, pronto terminaría enfrentándose con Gino por haberse acostado con su... su...

Suzaku sacudió la cabeza para borrar la palabra que se había formado en su mente, pero sólo consiguió marearse más. Ahora se sentía doblemente culpable: por haber sido tan egoísta y por haberse metido con alguien con pareja. Aunque no le gustara admitirlo, seguramente Lelouch y Gino compartían algo más que una amistad, y a pesar de saberlo, él se había dejado llevar por la ebriedad y se había aprovechado de que también Lelouch se encontraba en un estado inconveniente para poder tomar su cuerpo. Realmente, era una basura de ser humano.

Se levantó y fué a darse un baño, todavía con dolor de cabeza. Cuando terminó, buscó algo de ropa limpia, se vistió, se acomodó un poco el cabello castaño y comenzó a recoger el desastre que había dejado en su mesilla de noche y en el suelo. Cuando estaba tomando las botellas vacías para depositarlas en la basura, se fijó en un pequeño papel doblado que estaba junto al vaso de cristal. Lo tomó y, al reconocer la letra del Príncipe, su corazón se estremeció. Desdobló el papel, y, casi con desesperación, comenzó a leer:

"Sé que ayer viste algo que no deberías de haber visto, y sé que seguramente debes estar confundido acerca de eso. No salgo con Gino. No puedo explicártelo detalladamente ahora, pero creo que esa es la respuesta a la pregunta que debe estar rondando tu mente. Tampoco quiero que te sientas culpable por lo que ocurrió anoche, por que yo fuí quien tomó la iniciativa. Descuida, Suzaku. La culpa la tuve yo.

Perdoname por marcharme tan temprano, pero tenía algo qué hacer. Aún así, todavía tengo cosas que explicarte. Te veré a las tres en punto, en el Aula del Consejo Estudiantil. Te estaré esperando.

Lelouch.


PD: Yo no estaba ebrio"



Al leer estas palabras, el rostro de Suzaku se iluminó. Se levantó con rapidez y revisó la hora en su teléfono móvil, que le indicó que faltaban diez minutos para las tres. Con premura, tomó su saco, abrió la puerta y echó a correr en dirección a las aulas de la Academia Ashford,con una sonrisa en el rostro.Si Lelouch no había estado ebrio aquella noche, entonces existía la posibilidad de que tal vez, sólo tal vez, Lelouch estuviera enamorado de él.


Y Suzaku tenía el presentimiento de que así era.



Notas finales:

Creo que no es necesario que recuerde lo de los reviews, ¿verdad?

 

Hasta la proxima


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