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Aprendiendo a encender el fuego~ por Dark_Elric

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Notas del capitulo:

Segundo Capítulo... que me costó mucho más que el primero~

Y que... no lo releí .///.

¬///¬ Así que si hay dudas sobre algo... no responderé.

 

Ese delicado roce que habían comenzado había tomado un aire mucho más intenso para ambas. Hikari que había comenzado a recostar a Yami sobre el sillón donde estaban sentadas, tomó el mando de esa situación y con suma delicadeza, una de sus manos dejó de acariciar la suave piel del rostro de su pequeña para luego descender lentamente hasta el extremo del vestido que tocaba sus rodillas.

 

"Es algo repentino" -pensó la castaña mientras intentaba recuperar la compostura y terminar de una con ese beso que le estaba robando la respiración. Algo no estaba del todo bien y su mente se lo estaba recordando a la perfección. Con algo de brusquedad, intentó quitar a la albina de arriba de ella pero verla que no le prestaba atención ni en lo más mínimo la hastiaba.

 

-Solo debes... acomodar la leña en su lugar y poner los elementos necesarios en acción... - dijo con un tono lujurioso - Es igual a lo que podemos hacer ahora... "nosotras" - terminó con su frase de un tono mucho más marcado que antes pero no le preocupaba, al menos creía que Yami le seguía la corriente.

 

 

-¡Ya basta! - gritó la castaña mientras con sus dos brazos alejó a Hikari. No quería que todo se solucionara así de fácil, esta vez su mente se lo indicaba incansablemente.

 

 

La albina le miró extrañada por esa reacción y solo se abstuvo a levantarse del sillón. Estaba algo sorprendida de ese grito que había escuchado segundos atrás pero más de verla enojada de verdad.

 

-¿Qué es lo que te molesta? - le preguntó calmadamente para averiguarlo.

 

-Todo...

 

-¿Cómo que todo...? - preguntó de nuevo ya que la respuesta de Yami la había notado vacía y muy sencilla...

 

-Estas al tanto igual que yo que hoy debíamos salir. Sé que tu escusa será "estuve cansada y me dormí" pero esta vez, no te creeré. - su tono neutral hacía parecer que todo se tratara de una burla. Sentada como estaba en ese sillón, miraba exhaustivamente a la albina.

 

-¿Por qué no lo harás?

 

-Porque no quiero creerte más... y ahora solo me demostraste que... querías que solo tuviéramos sexo - sus palabras eran firmes y las decía sin asco. Creía que principalmente se trataba de eso y no lo ponía en duda.

 

-No es así. Además no puedes hacer esto y lo sabes bien... Trabajo y estudio no tengo una vida fácil como la tuya - le respondió alterándose un poco como a la vez se defendía de la justificación errónea de la castaña. Sus puños se hicieron presentes en esa escena al igual que el aumento de su voz.

 

-¿Vida fácil? Yo trabajo también y conoces como es mi vida a la perfección, no puedes decir eso de mí - de inmediato, se había levantado del sillón y la enfrentaba con la mirada. Pensaba que tal vez debía callarse pero le dolió en verdad esa simple frase...

 

-Yo... no quise decir eso... disculpa... - se había dado cuenta de su error cometido. Sus puños se liberaron y su mirada se suavizó. Todavía escuchaba el eco de sus propias palabras pero no era su intención gritarle.

 

-"Estas cansada" -dijo haciendo la mímica con sus manos de "ya entendí" frente a ella - Entonces... vete a dormir y descansa. - estaba siendo dura y quería parar pero no sabía cómo...

 

-Claro que no haré eso... primero solucionaremos esto. - le respondió esperanzada. No quería dejar un problema para después. Ahora solo debía hallar las palabras correctas y decirlas como se debían...

 

-¿Esto? - dijo enfurecida. Debía parar eso que había comenzado... ¿Pero si no paraba y se seguía extendiendo a más problemas futuros?

 

Otros minutos de silencio se interpusieron entre ellas. No se miraban, se evitaban a toda costa. No habían discutido desde hace tiempo aunque tampoco tenían el tiempo para hacerlo. Con horarios tan ajustados como los de ellas, era imposible que semejante situación ocurriera normalmente.

Hikari intentó tomarla de los abrazos e intentarla abrazar pero falló en el intento. Yami no se dejó. Estaba molesta y algo arrepentida a la vez. Como estaba parada, solo le dio la espalda y se cruzó de brazos. Intentó fijar su vista en algo, sin embargo, no podía ni siquiera mirar la alfombra. Quería darse la vuelta y terminar con aquello que habían comenzado inconscientemente. No esperaba discutir pero una respuesta llevó a la otra y sucesivamente habían quedado así.

 

De a poco, las cenizas se esparcieron por el aire, llamando la atención de ambas. El pequeño crujir de la madera había cesado y eso solo podía significar algo. El fuego se habían extinto debido a que ya había quemado toda la leña que había en esa chimenea. Aún sus miradas no se encontraban y el silencio se aliaba contra el amargo sabor que habían dejado sus palabras.

La calefacción que las mantenía a gusto se desvanecía con el correr de los segundos. Incluso las mismas sombras de la noche empezaron a surgir para apoderarse de todo lo que podían dominar en esa penumbrosa sala.

 

 

 

-Solo perdóname, ¿sí? No me gusta que te enojes conmigo - su voz arrepentida había irrumpido en ese espacio monótono. Dejar que el tiempo siguiera transcurriendo, no era una opción que quería cometer. Se había armado de valor a sabiendas de que le resultaría difícil mantenerlo.

 

Viendo que Yami no respondía, se acercó lo más que pudo a ella y la tomó por los hombros con un poco de brusquedad. Con la idea de conseguir su perdón, la abrazó con más cuidado desde la espalda y recostó su cabeza en uno de los hombros de ella.

 

-Sé que cometo muchos errores pero créeme que no me quiero pelear contigo y menos... - susurró cerca de su oído. Su oración incompleta no había sido a propósito; no podía continuarla como si no fuera algo de verdadera importancia. Su mente no podía siquiera unir las letras para formar lo que restaba... no quería pensar en eso... ese sería su último pensamiento y ahora no estaba dispuesta a dejar que lo sea.

 

Yami, algo confundida, se dio la vuelta y la miró firmemente a los ojos de su amada. Intentó decir algo pero sus nervios le quebraban las palabras que quería expresar. Con algo de temor notable en sus dos manos, tomó el rostro de Hikari e instantáneamente la besó. Fue algo que la tomó por sorpresa pero le correspondió, escondiendo sus lágrimas cristalinas entre algunos de sus mechones blancos, profundizó un poco más ese roce. Acariciando con sus propios labios los de su pequeña y entrelazando sus lenguas en un fogoso encuentro, se atrevió a llevarla hasta el sillón. Las sensaciones que compartían eras más apasionantes que antes o así lo quería contemplar, cada una de este modo se perdonaba por lo que había ocurrido hace solo minutos atrás. Era un encuentro mudo de palabras pero lleno de sentimientos encontrados nuevamente.

 

-¿Nee? -mencionó la castaña rompiendo  ese momento al predecir lo que podría ocurrir.

-No te preocupes - le palmó la cabeza - Solo quiero recompensarte y continuar por donde había dejado >o<

-¿Lo que dejaste? - no había comprendido sus palabras pero al entenderlas, su sonrojo la dominó.

 

Hikari que llevaba una sonrisa lascisiva  la calló con otro beso y la recostó contra el respaldo del sillón con lentitud y delicadeza imperceptible para la castaña. Ella misma se hincó al frente para su propia comodidad. Mientras la entretenía, finalizó con el roce para después alcanzar su cuello depositando un sendero de besos cortos y suaves. La tentaba esa piel sensible al tacto, la adoraba demasiado incluso las minúsculas reacciones que provocaba en Yami. Verla sonrojarse de a poco igual como su piel se enrojecía por la situación, la enternecía aún más.

Escuchando los leves suspiros, se atrevió a seguir avanzando. Sin darse cuenta, había marcado a la castaña en uno de los costados de su cuello. Se rió de ello, sabía que con eso lograría que se molestara más pero eso por el momento no era de tanta importancia.

Prosiguió hasta toparse con la tela del vestido. Durante algunos segundos se detuvo allí  para luego poder dirigir su mirada hasta el rostro de Yami que al parecer estaba algo acalorada.

 

-Así te ves muy linda. - le dijo mientras acariciaba sus senos sobre la fina tela que aún los cubría.

-Eso... no es cierto... - le respondió como a la vez se impulsó hacia atrás al poder sentir los roces sutiles que le daba su pareja

-Claro que lo es, solo que te pones agresiva cuando lo digo.

-Eso... - fue interrumpida al notar que la albina estaba deslizando hacia abajo la parte superior del vestido.

 

La pequeña sonrojada se quedó callada pero al poco rato, contempló como una delicada lengua tocaba los puntos sensibles de sus pechos. De a poco, podía percibir una sensación envolvente que la hacía perderse en su propia lujuria junto con sus pocos gemidos ya que varios de ellos eran acallados por una de sus manos; ellos contenían la verdadera esencia de ese encuentro.

 

Hikari deleitaba el dulce sabor de esa zona, sin embargo, esta vez, tenía un gusto muy diferente. ¿Tal vez vainilla o frutilla? En verdad, no le interesaba pero adoraba poder saborearlos. Siguiendo sus instintos pecaminosos, se acercó lo más que pudo hasta una de las puntas y la succionó dulcemente. Notó como Yami se estremeció incluso como intentó reprimir un ansioso gemido que fue escuchado claramente por ella.

 

-Eres preciosa hasta podrías ser comparable con el fuego... porque no eres muy fácil de dominar- le dijo. Nuevamente alzó su mirada y la vio jadeante como a la vez no perdió más segundos y continuó.

 

La castaña sintió como su vestido se deslizó sobre su sensible piel hasta sus caderas. Levantó su vista y por alguna razón, la picara sonrisa de Hikari le asustó. Quiso detenerla, su mente lo pensaba pero su cuerpo no reaccionaba, estaba apaciguado ante cada sensación y para contribuirle, su respiración había dejado de ser tranquila y sus cortas palabras apenas eran audibles.

 

Hikari recorrió desde el medio de la piel de sus senos hasta el ombligo con su lengua dándole una sensación electrizante a su pequeña que la hizo temblar. No iba negar que estuviera excitada o mucho más que su pequeña, sentía como su ropa le molestaba y el calor la sofocaba. Detenerse no era una opción que tomaría, así que se ignoró y cautelosamente, escabulló una de sus manos por debajo de ese vestido.

 

-Estás... algo húmeda... mi pequeña rosa - le dijo en un tono provocativo.

-Es por tu culpa... - respondió con una mirada apenada para luego recostar su cabeza contra el respaldar acolchonado de ese sillón

-Me lo imaginaba... - inclinó su cuerpo hasta donde estaba ella. No se detuvo y su mano siguió rozando aquella zona por arriba de la tela que aún la cubría 8D

 

Vio como lo disfrutaba. Sintió algo de "envidia" y con cariño, acomodó los mechones castaños que se habían adherido a sus mejillas con su sudor.

Aprovechando que Yami estaba "distraída", se deshizo del resto del vestido como también de la braga que le impedía ver su intimidad 8D. Verla por completo, desnuda y de aquella manera le fascinaba. Apreciaba ese pequeño cuerpo y viejos recuerdos de su "primera vez" siempre le venían a la mente. Distinguía cada uno de los aspectos en los que había cambiado, ya no era ni tan amargada ni tímida como antes.

 

Sintió como la textura del mismo sillón le enchinaba más la piel, por ende, notó que se encontraba desnuda frente a Hikari. No le importaba, algo raro de ella. Pero su mente no estaba totalmente concentrada en lo que sucedía exactamente debido a que estaba desconectada, es decir, las emociones que concebía mandaban por si solas  y la hacían perder la cordura.

 

-Se suponía que estaba... en que se debe preparar el lugar para encender tu buena fogata... y se debe acomodar en su respectivo lugar todo...

 

La albina siguió masajeando con la yema de sus dedos aquella zona que cada vez se sentía más húmeda.  Suspirando entre segundos de placer y separando un poco más las piernas de la castaña para prepararla para lo que venía, se extrañó al notar algo que no se esperaba...

 

-Nee... no... no quiero que sigas - le pidió con una carita suplicante mientras se acercaba a ella y acariciaba una de sus mejillas. Tenía algo en mente y no iba a dejarlo pasar...

 

Le sorprendió esa reacción y se detuvo a averiguar qué era lo que sucedía. La preocupación estaba en el aire... ¿Acaso... no quería continuar? Algunas dudas surgieron. Mirarla muda y con la cabeza gacha le inquietó, por eso se acercó lo más que pudo a ella, pero todo era una trampa. Una simple actuación muy bien hecha...

 

Con solo un empujón, Yami cayó sobre Hikari. Estaban equilibradas y ninguna se había dado un certero golpe. Hikari no se esperaba eso y menos ver ese semblante dulce. Todo había sido planeado... verla sin esa timidez que la caracterizaba le sorprendía.

 

Yami se aferró a ella y la besó a tal punto de tirarla contra el piso alfombrado. Intentó sacarle el vestido repentinamente pero unas manos se lo impidieron.

 

-Te facilitaré la tarea - Se levantó para quedarse arrodillada y con cuidado, se sacó el vestido que llevaba puesto. No llevaba ningún sostén o algo por el estilo, solo le quedaba la parte de abajo pero eso se lo dejaría para la castaña-

 

La pequeña rosa se puso enfrente de Hikari y como usualmente hacía acarició con delicadeza sus pechos. Le encantaba sentir esa fina textura que poseían como también delimitar esa figura que tenía. Se abstenía a muchas cosas a pesar de las veces que lo habían hecho, en realidad, no podía cruzar sus propios límites. Miraba sonriente las mejillas encendidas de Hikari como también de sus no tan ahogados gemidos.

Con algo de timidez marcada en sus gestos, descendió su mano hasta el elástico de la braga blanca que tenía puesta Hikari. Intentó bajarla pero aparte de su vergüenza que tenía, otra vez ella se interpuso.

 

-Si no lo quieres hacer... comprendo... pero... no te apresures- mencionó. Estaba convencida de que ella se detendría como siempre lo había hecho pero ver el brillo de sus ojos le hizo notar que no era así.

-¡Claro que quiero! Yo... encenderé tú... fuego...

 

Sin esperarse más, metió su mano y pudo rozar toda esa zona. Su semblante apenado se mezclaba con su valor pero aún así no se detenía.

 

-Estás algo...

-¿Húmeda? Claro... es por ti... tu me excitas- le respondió y completó su frase. Acostada como se encontraba y Yami sentada en medio de sus piernas, se atrevió a darse el gusto de disfrutar y más aún cuando le ayudó a su pequeña para deshacerse de la última prenda que tenía.

 

Sus propios dedos solo jugueteaban pero no se atrevían a más. En un impulso, sintió como se daba a más lugar, es decir, como se adentraban y tocaban el clítoris humedecido de ella. Quiso evitar seguir pero con solo escuchar que la albina le pedía que no se detuviera le dio el valor para continuar.

 

-Lo haces bien... pero creo que tu también estas algo... "necesitada" - dijo con énfasis en la última palabra. Controlando sus reacciones, se acomodó mejor de cómo estaba y se sentó. - Aparte... creo que con tanta humedad nuestro fuego no podrá crecer mucho que digamos... - su comentario había sido algo pervertido pero se complementaba con todo.

 

Yami que se había quedado a un lado, la observaba. Aún en esa oscuridad la podía distinguir. Estaba algo distraída que apenas reaccionó cuando Hikari la atrajo hacia ella en un abrazo que llevó a un corto beso. Se quedó callada y más cuando sentía que sus propios senos rozaban la piel desnuda de la otra. La fatiga estaba tomando su cuota. Descansó su cabeza en el hombro de ella y le susurró un tímido "Te amo".

Escucharla la incentivó e hizo lo que planeaba hacer. Imitó a su pequeña que no se había detenido y junto con esa humedad se adentró más, pudo sentir como tocaba su interior de una manera placentera. Esa cálida cavidad palpitante de lo que ocurría. Ambas estaban en las mismas situaciones. Yami se había dignado a profundizar ese simple toqueteó y notar los pequeños cambios de la albina. De a poco la habitación se llenó de suspiros y algunos jadeos que aumentaban la tensión de ese momento.

 

-Creo que... ya... no aguanto más - le replicó mientras la miraba a los ojos.

 

La vio agitada pero bellamente sonrojada, con cuidado sacó sus dedos del interior de ella y la besó en la frente.

 

Estaba totalmente cansada y se sentía desfallecer. Viendo como Hikari se acomodaba un poco su largo cabello, ella se recostó en uno de los costados del sillón. Quería calmar un poco su agitada respiración, podía sentir el palpitar de su corazón chocar contra su pecho y eso la aturdía un poco.

 

Otra vez, pasó por desapercibido que la otra se le acercara sorpresivamente. Estaba tan agotada que apenas podía mantenerse consciente. 

 

-Tenemos que terminar... - le dijo la albina. Acarició superficialmente una de sus mejillas y con cuidado la recostó contra la alfombra.

-Pero... yo...

 

Se inclinó hacia ella y la besó en la comisura de sus labios. Con una cálida sonrisa, se aproximó hasta su entrepierna. Deseaba poder probar su dulce esencia incluso su pecaminosa mente le ordenaba con hacerlo. Con la lujuria camuflada en su mirada, su firme lengua tocó la piel de su sexo. Percibió como Yami se paralizó de repente y como sus manos se esforzaban en tapar su notable desesperación expresada en gemidos.

 

-Dejame escucharte...

 

Se dirigió ansiosa a su vagina e introdujo su lengua hasta el interior de esa cavidad. La movió sigilosamente tocando el clítoris con vehemencia.  La apasionaba sentirla así y notar como ella se estremecía cada vez más.

Por su parte, Yami estaba extasiada en su propio placer. Sus propias manos habían dejado libres a sus suspiros y ahora se dedicaban a rasgar la textura de la alfombra.  Entrecerraba los ojos e intentaba controlarse aunque eso le resultaba totalmente imposible. Sus estímulos solo se encargaban de hacerla sentir todo lo que ocurría allí abajo. Percibir la morbosa lengua de Hikari dentro de ella la transportaba a un mismo paraíso y más aún viendo que ella misma se estaba satisfaciendo. Veía como una de aquellas manos se movía intensamente para lograr el mismo objetivo.

 

El silencio había sido quebrado por ambas, todo estaba demostrado en sus jadeos que expresaban el placer que ambas sentían a su modo.

 

Yami pensaba que con cada caricia profunda que sentía no podía ser mejor que la otra pero solo una bastó para cambiarle de idea. No se lo esperaba...

 

Hikari estaba segura que había tocado el punto sensible de ella. Lo notaba. Veía que terminaría pronto. Incluso sentía que la humedad de ambas había aumentado considerablemente. Sin detener su mano que la masturbaba, aumentó su ritmo  y con su propia lengua se agilizó para aprovechar ese momento de embriaguez que estaban viviendo.

 

-Ya... no puedo más.... También te amo.... -le respondió taciturna...

 

Yami arqueó su espalda lo más que pudo y junto con todo lo que sentía, un gemido más audible que los demás bastó para hacerle saber a Hikari que ya había terminado. La situación se había dado en ambas, la albina también había acabado en su propia mano 8D

 

Más ella, pudo sentirlo. Con delicadeza, lamió esa zona. La saboreó a su manera. Sintió como su dulce esencia se mezclaba con sus papilas gustativas. Quería "limpiarla" y no encontraba mejor manera que esa.

 

Su pecho descendía y subía rápidamente. De a poco, Yami recuperaba su ritmo normal. Observó que su amada aún seguía entretenida allí abajo, sentía como una lengua exploraba su intimidad más de fondo. A pesar de que ya había llegado al orgasmo, sentía que la situación podría volver a repetirse. Por eso...

 

-Nee... yo...

 

Con lentitud Hikari alzó su mirada y quedó arrodillada frente a ella. Con algo de rapidez, limpió su boca con la palma de su mano y algo somnolienta dirigió su vista hasta la castaña que estaba rendida y sus mejillas eran la clara evidencia de ello.

 

-¿Sucede algo? - preguntó susurrándole.

-No... solo que... -dirigió su mirada hacia un costado y se sentó rápidamente.

 

A la albina nuevamente le pareció rara esa reacción de Yami así que se acercó lo más que pudo y levantó con cuidado su mentón. Esperaba cualquier cosa, menos ver una sonrisa picarona de su parte. No la comprendió hasta que ella se abalanzó sobre su cuerpo.

 

-Dejame... dejame... intentarlo... yo también... quiero hacerlo.... Puedo... poner en práctica... lo que aprendí... o algo por parecido -dijo Yami con su tono dulce y  esa mirada ilusionada era difícil negarse.

 

Pero antes de poder responderle, sus labios habían sido aprisionados en un beso que era apasionado en cualquier forma que se lo viera. Sus cuerpos tocándose el uno al otro con esa avidez que parecía ser la muestra justa de otro buen rato para ambas...

 

 

Notas finales:

Solo falta el final de esta corta historia (?) ^^


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