Una mañana como muchas otras, la luz del sol se coló por las cortinas molestando sus ojos, haciendo que se abrazara perezosamente al cuerpo que tenía a su lado que no era otro si no el de su engreído ricachón de ojos azules, disfruto del calor de sus cuerpos juntos acurrucándose en el pecho de su pareja que paso su brazo por encima de la almohada para darle más comodidad al otro y tenerlo más cerca para poder darle un beso de “Buenos días” .
-¿Iras a trabajar hoy? – pregunto Joey entre abriendo sus ojos-
-No, pero quiero que salgamos juntos – volvió a besar los adictivos labios del ojimiel- ¿Aceptas?
-¡Sí! Justamente te iba a rogar que te quedaras conmigo hoy ¡Qué bien!- El rubio se incorporó de un salto, rompiendo el calmado ambiente para irse a bañar.
Seto se deslizo por la cama para llegar hasta donde su amado para detenerlo abrazándolo por la espalda, mordiendo suavemente uno de sus descubiertos hombros , bajando sus manos por el bóxer para acariciar el abdomen y una parte de la pelvis.
-¡Suéltame! – Trato de zafarse del agarre entre risas-
El ojiazul no pronunciaba palabra, solo aspiraba el delicioso aroma del rubio, provocándole cosquillas al rozar con sus labios los omóplatos de este; dio un pequeño beso en el cuello del juguetón rubio, dejándolo partir.
La noche anterior se habían arrancado la ropa con tal desesperación que ignoraba su paradero y tenía algo importante en su bolsillo, así es era un anillo de color negro con pequeñas incrustaciones de rubíes y adornos con forma de dragones talladas finamente en el anillo y con eso Seto pensaba pedirle matrimonio a Joey para así hacerlo suyo para siempre, lo amaba, lo adoraba, lo necesitaba, no podía vivir sin él, odiaba cuando Joey regresaba a su casa para ir a la universidad, porque lo extrañaba tanto, se sentía tan incompleto sin él, deseaba ansioso que llegara el fin de semana para disfrutar de la presencia de ese chico travieso que lo volvía loco.
Busco por toda la habitación, bajo al auto y nada. Reviso debajo de la cama sacando uno de sus zapatos, encontrando allí la dichosa joya que metería en una caja para hacer de este un momento perfecto, estaba tan ilusionado planeando su perfecto día que inconscientemente lanzó su zapato como si fuese ropa vieja en ese justo momento Joey salía del baño y el objeto que giraba en el aire fue a dar directo en su cabeza haciendo que chocara contra la pared, dejándolo en el piso inconsciente. Seto al escuchar el estruendo y ver lo ocurrido trato de re-animarlo.
-¡Despierta! – Le decía mientras lo movía para que recuperara el conocimiento-
Comenzó a revisar que el rubio no tuviera heridas de gravedad y justo cuando saco su teléfono móvil para llamar a un médico.
-¡¿Quién demonios eres tú?! – despertó antipático el rubio ariscándose en una orilla de la habitación temblando como un animal asustado señalando acusadoramente a la persona en frente de él-
-Espera… Soy… - Seto trataba de calmarlo como avanzaba hacia él-
-¡No! ¡Aléjate! ¿Eres un violador verdad? ¿Por qué estoy desnudo? – Se levantó furioso en un cambio de ideas- ¡Te voy a moler a golpes!
Seto retrocedió confundido mientras el rubio se acercaba sujetando sus nudillos, preparándolos para tremenda golpiza que planeaba propinar.
-¡Cálmate! – El ojiazul se armó de valor y lo enfrento tomándolo por las muñecas-
-¡No me digas que hacer! –Seguía resistiéndose neciamente - ¡No me toques pervertido!
El ojimiel termino la frase y se desmayó en los brazos de Seto, quien una vez más lo miro desconcertado llevándolo hacía la cama que compartían para que se recuperara de tal juego mental, le puso un bóxer y una camisa para evitar que se resfriara, después saco su teléfono móvil y ahora sí llamaría a un doctor. Como si se tratase de un zombi Joey se incorporó como rayo y le dedico una mirada felina al chico que apretaba los botones de su teléfono llamando su atención rodeando con sus brazos su cuello en forma juguetona.
-¿Es más interesante el celular que yo? – Dijo el rubio con una voz melodiosa y a la vez sensual-
-Recuéstate, llamaré a un doctor – ordeno serio el ojiazul-
-¡Vamos! Ponme atención
Susurro en el oído de seto lamiendo lentamente el lóbulo de la oreja de este, tirando el celular a la cama, haciéndolo quedar de frente a él lo miro con ojos llenos de deseo, suplicantes porque lo poseyera, colaba sus manos debajo de la camisa de Seto, acariciando suavemente su abdomen con una mano y con la otra seguía haciéndole cariñitos en el cuello. Por fin Seto, después de pensar que eso era raro pero sin desaprovechar la oportunidad se le acercó para besarlo, Joey se aferraba fuertemente a él, pronto enredo sus piernas en la cintura del castaño.
-Házmelo, te necesito dentro de mí – susurro una vez con voz entre cortada y provocativa mientras movía sus caderas re-pegando su trasero con el miembro del otro-
Seto torció su sonrisa maliciosa y ni tardo ni perezoso comenzó a quitar la camisa del rubio, lamiendo el bien formado pecho lentamente, deteniéndose a saborear un pezón, incrustando sus incisivos, provocando dolor y calmándolo con roses de su lengua recibiendo como respuesta los pequeños gemidos entrecortados que lo excitaban.
-¡ouch! Eso duele – dijo Joey con una voz un poco afeminada- estas siendo muy brusco
Una vez más Seto le miro aturdido ¿Cuándo había cambiado de personalidad? ¡Porque no se quedó así, las cosas se estaban poniendo interesantes allá abajo!
-Eres un animal, quieres hacérmelo así sin un poema- prosiguió su reclamo el nuevo Joey- sin ser una ocasión especial, sin una cena romántica, en esta cama tan simplona, no hay pétalos de rosas ¡No! Así ¡NO!
-Oye… esto se suponía tenía que ser romántico… pero mejor vamos al doctor
-¿Te parece romántico estar con un doctor? ¡Seto Kaiba! Eres el peor novio que alguien puede tener – se lanzó dramáticamente a la cama y comenzó a llorar-
La desesperación comenzaba a aturdir al CEO que solo por tratarse de su adoración procuraba de conservar la calma e idear un plan para llevarlo a un médico
-ok, ¿Me perdonas?- Dijo benévolo el oji-azul - Te llevare a un lujoso restaurant y te hare mío en el jacuzzi adornado con velas aromáticas, mientras te recito poemas en el oído, acariciando tu piel de seda ¿Qué dices?
Acompaño su pregunta con una cálida y sensual sonrisa, dejando al ojimiel anonado, su plan funciono y de inmediato se prepararon para salir a su paseo. Una vez listos ambos subieron al auto, Joey llevaba más de media hora en ese estado “Romántico fatalista” que lo hacía bastante ingenuo, si continuaba así no sería tan complicada la tarea de llevarlo al médico. Sin despegar la vista del camino le dio un vistazo y este estaba dormido en el asiento; lo cual le auguraba un nuevo desastre.
-¡Oye tu Bastardo! Si sigues con esa velocidad hasta los ancianos se dormirían – reclamo hastiado Joey en su nuevo estado mental-
-No me retes – dijo Seto controlándose-
-¡Me aburro! ¿Quién diablos te enseño a conducir? ¡Joder! Hasta los juegos infantiles van más rápido- Continuaba diciendo en un tono despreciativo- Si me hubiera ido caminando ya hubiera llegado, eres un verdadero inútil.
-¡Cállate y siéntate! – Exigió Seto buscando no perder el control del vehículo-
-Haber pedazo de imbécil – Joey se colocó en medio del auto jaloneándose para obtener el control- ¡Dame el volante! ¡No sabes conducir!
-¡Qué no! Solo regresa a tu asiento.
Forcejeaban por el volante y el auto se movía de un lado a otro de la carretera, los demás automovilistas sonaban el claxon en forma ofensiva buscando la forma de esquivar a ese par de locos.
Antes de que chocaran contra un poste de luz Seto recupero el control y de nuevo Joey se desmayó, esta vez quedo boca abajo en las piernas de Seto que estaba a punto de tener un infarto. Recostó su cabeza en el asiento de conductor buscando calmar sus alterados nervios, acción que no duro mucho porque su amado de cabellos dorados ya estaba de nuevo al ataque y se dirigía hacia el restaurant, al cual entro casi pateando todo tomando una mesa. Seto le siguió a punto de perder la paciencia.
-¿Qué van a ordenar? – ofreció amable la linda mesera-
-¡Oye esta perra tiene buenas nalgas! – Dijo el rubio tocando el trasero de la mesera que le dio un fuerte golpe con la charola-
-Yo creo que te lo mereces – suspiro Seto volteando su mirada-
-¿Que hacemos aquí?- se incorporó de nuevo el rubio con un tono de voz bien modulado visualizando su alrededor-
-¿Estas bien? – Se acercó curioso el ojiazul para descubrir la nueva personalidad de su amado-
-Desde luego porque no habría de estarlo, es más me siento sumamente activo hoy, pero dígame ¿Qué hacemos en este lugar lleno de subnormales?
Se ganó muchas miradas asesinas pero poco le importo pues ya iba de salida; con mucha educación y confianza tomo el auto.
-Sube, quiero que vea mi laboratorio secreto – ofreció Joey acomodándose en el asiento del piloto-
-¡Tú no tienes algo como eso! – abrió a puerta del copiloto tratando de quitarlo, si Joey conducía iban a morir-
-Pensé que era un ser con más intelecto pero me defrauda ver que no es así. Si no piensa subir partiré solo.
Seto no tuvo de otra más que esperar la nueva personalidad de su amor que durante todo el camino hablo de cosas que jamás en la vida Kaiba imagino que Joey diría, hasta le estaba dando miedo pensar que Joey era un genio.
Perdió el conocimiento a punto de llegar a su casa – la de Joey- estampo su frente en el volante haciendo sonar el claxon. Una vez más su pareja que ya había perdido toda paciencia y esperanza ahora estaba sumido en la resignación de que su adorado cachorro era ahora un psicópata que dominaba todas las personalidades lo llevo hasta su habitación donde lo encerró con llave y salió a llamar a un doctor. Cuando regresó se llevó una gran sorpresa, es decir, todo el día había estado lleno de locuras pero esa le agradaba más que todas.
Su dulce cachorro de ojos melados estaba en la cama en una posición muy sexy con un traje de cuero que dejaba ver muchos de sus encantos y a su alrededor había toda clase de juegos sexuales.
-¡Ven acá gatito! – Ordeno dando un latigazo en el piso, como el otro no venía se le acerco y lo tiro con brusquedad en el piso- Yo soy el amo y harás lo que te diga insecto
Coloco su pie en la entre pierna de Seto pisando un poco el miembro de este con sus exuberantes botas de cuero que eran parte de su vestuario sadomasoquista.
-¡Maldita sea regresa a la normalidad! – Exclamo el ojiazul levantándose del piso y tomándolo por los hombros-
-¡No me toques! ¡Te enseñare a obedecer gato rebelde!
Joey seguía fuera de sí y forcejeaba con el castaño por amarrarlo en la cama, en un descuido lo logro y así atado a la cama inicio su labor de desvestirlo y darle unas buenas nalgadas con una paleta de madera gruesa. Eso excitaba al CEO, incluso los latigazos pero no iba a tolerar lo que seguía, pues el rubio se disponía a ponerle un instrumento para evitar la eyaculación en el pene erecto.
-No te voy a dejar venir hasta que me supliques o hasta que se me dé la gana – susurro en su oído como ponía el instrumento – y ahora – encendió un vibrador que pensaba poner en el trasero de su esclavo-
Esa fue la gota que derramo el vaso, el CEO se zafo del agarre quitándole el látigo al rubio invirtió las posiciones y con el mismo flagelo le ato las manos a la cama a pesar de los reclamos y órdenes.
-¡Maldito esclavo rebelde! ¡Te daré azotare hasta que me excite con tu cara de dolor! ¡Te masturbare mientras te asfixio y no te dejaré venir!- pataleaba y gritaba mientras el ojiazul se montaba encima de él-
-Suena delicioso pero te haré entender que el amo aquí… ¡SOY YO!
Sentenció el castaño harto por todo lo que le había hecho pasar durante la tarde y ahora eso. Lo volteo con brusquedad lastimando un poco sus muñecas, arranco la tanga de cuero dejándolo desnudo, inserto en su entrada el vibrador que planeaba ponerle hace unos instantes y lo regreso a su posición inicial. Devoro su miembro, chupando el largo de este con velocidad y lamiendo la punta lentamente, llevándolo al éxtasis, haciendo que por fin se callara y solo gimoteara.
Uso sus manos hábilmente para reproducir el placer dado por su boca con anterioridad, el ojimiel estaba a punto de venirse cuando Seto le coloco el instrumento para evitar su eyaculación y lo coloco en cuatro para entrar en él.
-¡No lo hagas! –Gemía Joey mordiendo la almohada-
-¡ohh valla que lo haré!- dijo lascivo el ojiazul-
Lleno de lujuria, Seto metió de un golpe su dureza, embistiéndolo una y otra vez sin piedad, quería partirlo en dos, como conocía a la perfección el cuerpo de Joey sabía en donde se encontraba el punto que lo enloquecía toco una y otra vez ese punto hasta que se derramo dentro del ojimiel que ya no soportaba más y seguía mordiendo la almohada.
-Por favor… ¡déjame terminar! – dijo entre gemidos ahogados -
-No…
-¡Por favor! … Duele
El castaño reconoció esa voz como la habitual del ojimiel y de inmediato le quito ese apartijo llenándolo de semen mientras tenía espasmos frenéticos. Se tiró en la cama boca abajo mientras recuperaba el aliento, Seto lo miraba desde la otra orilla de la cama sin saber cómo carajos reaccionar.
-Eres malo, eso me dolió. – Reclamaba Joey sobándose las muñecas mientras era liberado-
-Te pusiste como loco y querías ser el seme. Además durante todo el día me causaste muchos problemas. – Le ayudo a a quitarse el resto de su vestuario y ponerse una camisa blanca-
-Valla que eres orgulloso – dijo el cachorro se revolviéndose entre las blancas sabanas enfocando su mirada en el piso-
-De todas formas te llevaré a un doctor.
-¿Hum? ¿Qué es esto? – dijo el ojimiel al ver un destello en el piso donde sus ropas se hallaban-
Levanto el anillo de compromiso que Seto planeaba darle.
-Tanto problema por esto – El castaño le arrebato el anillo y se lo puso en el dedo anular- Te amo… ¿Te cas…
Los labios del dueño de su delirio lo interrumpieron.
-No tienes que decirlo… ya sabes la respuesta.
Se lanzó encima de su amado Seto, coloco su dedo juguetonamente en los labios de este, dio una lamida juguetona en la comisura de los labios lo que le hizo sonreír leve y tomar el mentón de Joey para poder besar sus labios carmesí.