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El Show de Keehl por Ocios4-SvNs

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Notas del capitulo:

Los personajes no me pertenecnen pero sí la historia.

[Editado 14-08-11]

 

2: ¿Otra vez?

Abrió las puertas de la salida del edificio, que chillaron cruelmente, para encontrarse con el fresco choque del aire en su cuerpo cálido.

Notaba la boca seca con cada paso que daba hacia adelante. La normalidad de las vacías calles de una ciudad de luces titilantes y mal iluminadas, por culpa de una mala administración eléctrica de la ciudad, le provocaba un mareo vertiginoso que trataba de a traerlo al suelo. Luchaba, naturalmente, contra aquello que quería vencerlo.

Observó con atención aquel reloj de muñeca que le había sido regalado por una ex novia cuando él todavía no trabajaba del negocio para adultos. El reloj Swatch Irony Automatic que traía puesto poseía una correa negra y blanca en espiral metálica, era de agujas y sus manecillas eran luminiscentes; no tenía caratula sino que en el interior se mostraban los engranajes. Los números estaban en la parte exterior circular, que sin vacilar declaraban las 4.37. La madrugada se sentía amarga para él.

Quería llegar a su departamento de prisa por su propia seguridad. Últimamente, muchos de sus compañeros habían sido victimas de asaltos y por esa razón, su paso era rápido. Además, "casualmente" sus fans estaban encontrándolo con mucha facilidad. Se sentía incomodo dando autógrafos. Algunos querían llegar a conocerlo y trataban de conquistarlo con piropos; eso le parecía fuera de lugar. Y otros habían hasta tratado de manosearlo cuando lo encontraban en bares. Dado a estas situaciones, desde la semana anterior traía lentes de contacto y una peluca color negros. Y una navaja.

Percibió el canto de las primeras aves que profesaban el final de esa noche; la cual su cuerpo, su mente, sus sentimientos... como era casi siempre, estaban agotados.

Normalmente disfrutaba con el hombre o la mujer que le tocara estar en el rodaje pero, prefería estar haciendo otra cosa antes de seguir exponiendo su pudor a un público libidinoso y obsceno, pero que gracias a ellos y sus comentarios su paga era agradable.

Hacia tiempo que se había involucrado en la industria. Todo comenzó luego de un mail de un amigo que le ofrecía trabajar en aquello; el mensaje decía "eres atractivo y atlético. Esto te gustará, Mell". Luego que la pequeña firma en donde él trabajaba fracasara antes los sobornos que varios lideres habían aceptado de la competencia, Mello intentó que sus compañeros empezarán con él otra nueva pero su esfuerzo fue en vano; ellos habían anticipado este golpe y el blondo se decepcionó en que sus pares ni siquiera se lo mencionaran. Sin embargo, uno se animó y le explicó: intentamos hablarte pero estabas demasiado ocupado intentando que esta jodida empresa no se hundiera. Sólo desistimos." Tuvo que pasar la noche en la cárcel porque después de escuchar esa respuesta comenzó al golpear al tipo salvajemente. Iba a ir por los demás pero alguien llamó a la policía. El tipo perdió algunos dientes y la nariz se fracturó pero sobrevivió.

Sin oferta de trabajo y algunas deudas, aquel mail fue una salvación.

Al principio le resulto incomodo masturbarse frente a la cámara. Pero luego, agarró la costumbre. La gente del lugar había estado en una situación similar a la suya, por lo que llevó menos tiempo adaptarse. Fue con Rodd que le inició en lado gay ya que en una de sus conversaciones, el mayor le dijo que las películas con más paga tenían eran aquellas que eran de homosexuales o animales. "Eso de andar chupándole el pito a un perro o a un caballo no es lo mio" le dijo a su amigo, pero lo de los gays, por su codicia, le convenció para intentarlo.

Aquellas melodías cantoras de esos plumiferos envolvían con sus secuencias los oídos deteriorados por la música que le encantaba escuchar a un volumen exagerado; era un sonido musical que explotaban un canto identificable sólo para los tantos aficionados de los cuales él no era parte.

Vio una banca vacía en la plaza que cruzaba por costumbre antes de llegar a su domicilio y decidió descasar un rato de las pocas cuadras que había caminado, disfrutando la calidez de las centellas que, únicamente, podían darle los rayos del sol que comenzaba a dar su aparición en el caluroso día que le iba a ofrecer a los habitantes de un planeta, que poco a poco iba destruyéndose.

Mello bajó sus parpados para sentir el alivio que surgía dentro de si mismo. Disfrutaba de ese momento de soledad antes que el espacio que le rodeaba lo invadieran sin permiso y hostilidad los transeúntes nerviosos, felices, tristes o irritados que constantemente aparecían en un momento o en otro.

Y hablando de ellos, se dijo cuando vio a aparecer a uno que penetraba en su campo visual. Una mirada que parecía divertida y desafiante se encontró con él y se acercaba como si Mello fuera un amigo al que no veía desde hacia demasiado tiempo. Caminaba seguro y rápido, expresando que nadie se le cruzara en su camino sin medir las consecuencias de lo que le pasara.

-¿Qué quieres? -Preguntó amenazante Mello cuando este se paró enfrente de él.

El extraño lo miro con rareza. Como si hacer esa pregunta era bastante estúpida de hacer .

-¿No deberías decir algo como "¿qué puedo hacer por ti?"? Deberías tratar con modales a los que ya conoces, Keehl.

-No me jodas, imbécil - le respondió con aire intimidatorio mientras se levantaba. -No fastidies a los que no conoces.

-Oh, pero si yo te conozco bastante bien, Keehl. Soy tu admirador número 1 ¿Acaso no me recuerdas?

Bajó una ceja y levanto la otra, mientras que su memoria vagos recuerdos que tenia sobre su cuestionador, afloraban en su mente. Según su memoria, este tipo había sido alguien de su pasado que intentó seducirlo varias veces en su trabajo de porno, del cual lo despidieron por acoso sexual. Que ironía, pensó Mello, ser acosado sexualmente en la industria pornográfica.

Se dio cuenta que la sonrisa de este sujeto le pertenecía a la misma persona que tiempo atrás lo atacó dentro de su casa una vez cuando volvía del trabajo. Había aguardado varias horas para su llegada.

Sólo pudo escapar gracias a que alguien había escuchado los ruidos de pelea que estaban provocando.

Un escalofrío bien disimulado recorrió su espalda.

-Yagami... -pronunció lentamente aquella palabra que yacía dormida en su memoria.- También recuerdo la orden del juez que decía que deb-

-Lo sé pero es que no puedo evitarlo -lo interrumpió caprichosamente, viéndolo con fijeza a sus ojos. -Sólo puedo verte en una pantalla y eso no me da lo que necesito. Quiero sentir tu cuerpo. Es el destino.

-Lo lamento, entonces. -Contestó falsamente y se alejó. -No podemos, no. Me corrijo. No debemos acercarnos el uno al otro por razones que ya conocemos. Las consecuencias serán graves para ti si no desapareces de mi vista ahora.

El de cabellos castaños suspiró cansadamente. Lo había visto salir de un edificio cuando él se fijaba por la ventana para observar la Luna. Su forma de caminar lo delató. Y aunque se hubiera equivocado, el hecho de que supiera su nombre y lo dijera con aquella voz que se le había grabado en la mente como si fuera algún tatuaje en su piel, se lo confirmaría.

Agradecía al dios cual no creía por la oportunidad de tenerlo frente de si nuevamente aunque supiera que era inútil intentar avanzar con él a menos que quisiera otro arresto en su expediente.

-¿Ni siquiera me darás un beso de despedida? No te lo cobro.

-Vete.

Light dio media vuelta, murmurando algo inteligible para el blondo.

Maldito loco, pensó Mello mientras volvía a su andar contrario al que su acosador lo había hecho.

Necesitaba regresar a su pseudo hogar para darse un baño tibio y al menos, sacarse la sensación de "usado como un condón" que le daba a su cuerpo ese trabajo de buena paga.

Aquellas melodías se estaban convirtiendo en algo irritante.

Notas finales:

gracias a las chicas q' me comentaron :3

 

 

 


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