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Me muero si te vas... por takitsubo akai

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Notas del capitulo:

bueno, primero que nada

Disclaimer: One Piece le pertenece al maestro Eiichiro Oda :D nosotras solamente le pedimos prestado sus personajes para hacer una historia de nuestra creacion (que nunca la veriamos en el mundo de One Piece n.nU)

esperamos que les guste, que dejen sus reviews que nos van a alentar mucho a continuar, y aca les dejamos el primer capi de esta historia que promete ser larga y con muchas emociones :)...

Capítulo 1:  ¿Sólo un accidente?

 

 

Era un día soleado. Zoro se encontraba en la cubierta durmiendo tranquilamente, o eso es lo que aparentaba, porque la cabeza del espadachín en esos momentos era un mar de dudas y preguntas, las cuales no estaba seguro de querer responder.

 

Desde hace algún tiempo se descubría a si mismo pensando en cierto cocinero idiota, en sus peleas, en su forma de atender a las chicas, de vestir y de hablar. Y ahí era cuando lo asaltaba la pregunta que había estado tratando de esquivar: ¿Qué sentía por Sanji? Y lo que lo inquietaba de todo eso, era justamente el hecho de que no sabía que responder… porque si le hicieran esa pregunta sobre cualquier otro de sus nakama, contestaría sin dudar: somos eso, nakama, amigos, compañeros.

 

Pero con Sanji… no sabía que pensar. ¿Eran amigos? ¿Eran rivales? ¿Por qué cuando le dedicaba esas risueñas muestras de amor a cualquier mujer y a él lo trataba secamente sentía una punzada de… celos, quizás? ¿Podía ser que ese sentimiento estuviera relacionado con que piense tanto en él?

 

No podía evitarlo, pensó. Su carácter tan dulce y cariñoso (por lo menos a la hora de tratar con mujeres) que luego cambiaba súbitamente a uno asesino al dirigirse a él, esas cejas ridículamente rizadas, su estilo de combate, su habilidad en la cocina… el rubio era un tipo peculiar. Su aroma a tabaco por los cigarrillos que el ero-cook sacaba de valla uno a saber donde, pero mezclado con el suave aroma de las especias que usaba para sus platos, y un dejo de perfume varonil, armonizando entre sí de forma exquisita, y su piel tan suave y blanca, su cabello dorado y sedoso, y su torso… esperen un segundo ¿Era él, Zoro, quien estaba pensando en esas cosas? No, no podía ser.  Ese cocinero descerebrado seguramente puso algo en el desayuno de esta mañana para que el pensara esas guarradas. El no era ningún idiota. Porque no podía ser que él, Roronoa Zoro, pensara en Sanji de esa forma. Es decir, ¡era Sanji!, el ero-cook que se baboseaba y humillaba por cada mujer bonita que veía pasar, el idiota que se desvelaba por sus chicas y no se daba cuenta de que Nami se aprovechaba de él y Robin estaba fuera de su alcance.

 

-¡El almuerzo está listo!               -

 

Y hablando del rey de Roma, el objetivo de sus cavilaciones lo interrumpió en el momento preciso. Zoro, aliviado de postergar un cuestionamiento tan importante, se desperezo y se encamino a la cocina junto con Usopp, Luffy y Chopper, los cuales habían estado jugando y riéndose cerca de los naranjos de Nami.

 

Entraron los cuatro juntos a la cocina, donde ya se hallaban Nami y Robin charlando, y Sanji poniendo la mesa mientras canturreaba y bailaba alrededor de las chicas. Cada uno ocupo su lugar y se dispusieron a comer lo que el cocinero les había preparado: para ese día, había paella, pescado asado y onigiri. Luffy no se hizo esperar y agarro lo que Sanji traía en una fuente, un gran trozo de carne de un animal desconocido que habían adquirido en la última isla. Sanji logro pegarle una patada a Luffy por su atrevimiento, haciendo equilibrio con las bandejas que llevaba en sus brazos, las cuales contenían distintos tipos de salsas y ensaladas.

 

-¡Guau! Hoy te luciste, Sanji. Esto esta delicioso- comentó Usopp mientras engullía un jugoso filete.

 

- Cocinero-san, te noto muy feliz el día de hoy ¿Es por algo en particular?- preguntó Robin con una sonrisa enigmática.

 

-¡Robin-chwaaan! Oh, mi bella morena, ¡Que gusto me da que me tengas en cuenta! –dijo Sanji con corazones por ojos.

 

-Patético.- murmuro Zoro. Por fortuna, el rubio estaba demasiado ocupado bailando “el huracán del amor” y no lo escucho, ya que de ser así hubieran empezado una de sus típicas peleas.

 

El almuerzo iba muy bien y transcurría con normalidad. Nami y Robin charlaban sobre la siguiente isla en la que atracarían, Luffy le robaba comida a Usopp mientras este se distraía contándole una de sus mentiras a Chopper que escuchaba emocionado. Lo único fuera de lugar era el hecho de que Zoro y Sanji no hubieran empezado con una de sus discusiones.

 

Nadie parecía darse cuenta salvo Robin, que disimuladamente los observaba, mirando divertida las extrañas muecas de Zoro que parecía estar debatiendo consigo mismo, y la sonrisa de Sanji que delataba su buen humor. Pero algo le llamo la atención: al parecer, Zoro inconscientemente de a ratos miraba a Sanji, y cuando se daba cuenta de su acción, rápidamente volvía la cabeza con un ligero ¿rubor? en las mejillas. Esto no paso desapercibido para la arqueóloga, pero su mirada insistente alerto al peliverde, quien la miro un poco desconcertado. Robin se vio obligada a pausar su observación al verse descubierta por el espadachín, dedicándole una sonrisa inquietante y continuando su charla con Nami.

 

De repente, Zoro se levanto con su botella de sake vacía, y se encaminaba a la cocina cuando una voz lo interrumpió.

 

-¿Qué haces, marimo?  Ya es suficiente alcohol para el almuerzo. Deberías haber tomado más despacio.-  Zoro alzo una ceja con evidente irritación.

 

-Tú a mi no me dices que hacer, cocinero idiota.- gruñó. El comentario, aunque se lo esperaba, molestó a Sanji, que se levanto dispuesto a enfrentarlo.

 

A todo esto, Usopp había salido de su ensoñación con sus propias mentiras y, cuando se disponía a comer, su plato se encontraba vacío. Obviamente miro a Luffy, quien mordisqueaba un gran pedazo de carne que Usopp identifico como suyo. Así inició una carrera alrededor de la mesa: el tirador corría tras su capitán quien reía despreocupadamente, tragándose la carne en el camino.

 

Usopp, enfadado, se disponía a replicar cuando tropezó con un bache en el suelo del Going Merry.

Lo que pasó a continuación fue como un efecto dominó: el mentiroso cayó sobre Luffy quien se encontraba parado detrás de Sanji, empujando a este último contra el espadachín.

 

Como estaban enfrentados discutiendo, el resultado fue inevitable. Los labios entreabiertos de Zoro y Sanji se unieron en un beso inesperado.

 

En ese momento, el tiempo a su alrededor se paró. Todos se quedaron en estado de shock. Sanji y Zoro abrieron desmesuradamente los ojos, con expresiones atónitas y sorprendidas. La reacción facial de ambos eran muy parecidas, pero, mientras que la mente del rubio se quedo totalmente en blanco, la del peliverde era un completo caos.

Nunca había sentido el calor del cuerpo de Sanji pegado al suyo, nunca lo había tenido tan cerca en una situación que no fuera de pelea y nunca había imaginado que los labios del rubio fueran tan suaves y delicados. En los escasos segundos que duró el contacto, a Zoro lo embargaron tantas sensaciones… en ese tiempo, sintió la calidez de Sanji, la suavidad de su piel, el calor que desprendía su cuerpo, su aroma tan agradable y abrumador…

 

Mientras tanto, algo en la cabeza del rubio hizo ¡clic!, haciendo que reaccionara y se separara del espadachín, no sin antes notar cierta dureza en la entrepierna del contrario.

 

Cuando finalizo el contacto, la tez de ambos pasó de ser un blanco de muerte a un rojo escarlata en cuestión de segundos. Se miraron confundidos y apenados, ya que ninguno de los dos sabia donde meterse. Sentían las miradas de todos clavadas en sus nucas.

 

Zoro recordó porqué se había parado en primer lugar, y con movimientos bruscos y nerviosos saco cinco botellas de ron de la alacena, murmuró un quedo “no tengo hambre, me voy al camarote” y salió prácticamente corriendo del comedor.

 

Sanji sacó un cigarrillo y caminando aparentemente tranquilo hacia la salida mientras lo prendía, dio una calada y dijo con voz calma:

 

-Avísenme cuando hayan terminado- y salió a cubierta.

 

Ante la ausencia de los dos la tripulación reaccionó saliendo de su estado atónito. Luffy se echo a reír, Usopp retomo su color y recordó su enojo con el moreno, por lo que le pego un capón en la cabeza y Chopper al parecer no entendió muy bien la situación, y solo atinó a mirar confundido a sus amigos.

 

Nami miró a Robin con una expresión un tanto difícil de descifrar, ya que el asunto la había tomado por sorpresa. Carraspeó y decidió retomar la charla con su amiga, aunque se notaba que le estaba constando seguir el hilo de la conversación.

 

Robin se limito a sonreír con suspicacia, para luego responder a las preguntas que la pelirroja le hacía, aunque ella en realidad estaba pensando en la actitud de Zoro durante el almuerzo y en las reacciones de ambos cuando ocurrió el accidente. También había observado con mucha atención la partida de sus dos nakama y juntando todo eso, su mente maquinó una posibilidad que solo acrecentó su sonrisa. “Interesante” pensó.

 

 

 

ooooooooooooooo

 

 

 

El espadachín  se hallaba recostado en su sillón, con una pequeña montañita de botellas vacías a su alrededor. Ya iba por la quinta y no conseguía pensar en otra cosa que no fuera el accidente en el comedor. Su memoria repetía una y otra vez las sensaciones que lo embargaron… eran tan vividas, tan reales, que cuando las recordaba parecía que el momento estaba sucediendo de nuevo. Y, curiosamente, le gustaba. Era tan agradable revivir ese contacto, que, aunque mínimo le despertaba cosas que ni siquiera imaginaba… puede que, en su mente, también le diera un ligero temor, ya que revelarse como homosexual así de repente, y encima uno al que le atrajera Sanji, era escalofriante. Por lo primero, no se incomodaba tanto, ya que en realidad nunca había demostrado ese interés ni con las mujeres, ni con los hombres: lo que lo ponía nervioso era que en este caso, no hablábamos de cualquier hombre, si no de Sanji. Las probabilidades de que éste le correspondiera eran nulas… aunque, pensándolo bien ¿A que se supone que Sanji debía o no corresponder? Supuestamente, el rubio sólo le atraía físicamente ¿O no?

 

 

 

 

 

ooooooooooooooo

 

 

 

 

 

 

La brisa marina golpeaba en su rostro y corría suavemente hacia atrás sus rubios cabellos. Se encontraba en cubierta, apoyado en el barandal del Going Merry y mirando tranquilamente las pequeñas olas alrededor del barco. Mientras fumaba su cigarrillo con pitadas pausadas pero profundas, pensaba sólo en una cosa: la reacción de Zoro.

 

El rubio no era idiota, se había percatado perfectamente de que el peliverde se había excitado con el beso accidental, y no sabía precisamente que hacer al respecto. No porque fuera homosexual ni nada por el estilo. Todo lo contrario: no tenia duda de su virilidad, nunca se había interesado por un hombre y jamás cambiaria a sus chicas, menos por un hombre, y menos que menos por Zoro.

 

Pero no sabía que hacer: si aprovecharse del hecho para molestarlo, si mantenerse al margen de lo ocurrido, si reaccionar asqueado ante la situación (porque si, le daba asco)… aunque la verdad, le atraía la idea de ver que tan gay era el marimo…

 

Al fin se decidió: jugaría con el espadachín. Tenía curiosidad y nada que perder, él era, más heterosexual, imposible… Sonrió. Definitivamente iba a ser divertido ver como el cazador de piratas, el duro, macho e impasible Roronoa Zoro, se desfallecía ante sus juegos.

 

-Ya terminamos de comer, cocinero-san  -dijo amablemente su morena.

 

-¡Robin-chwaann! Domo arigatou, mi preciosa dama. Ahora mismo voy a lavar los platos- dijo con su habitual alegría y corazones en sus ojos.

 

Robin se extrañó un poco, no por la característica amabilidad del rubio para con ella, si no por la peculiar sonrisa que llevaba en su rostro. Algo le decía que esa sonrisa no tenía mucho que ver con el hecho de que ella le hubiera hablado, había algo más… pero todas esas dudas las mantuvo en sus pensamientos y sólo le dedicó una sonrisa cariñosa mientras se dirigía al camarote de las chicas: sabía que si se ofrecía para ayudar a Sanji, éste haría un escándalo y, además, no se lo permitiría.

 

Sanji se encamino a la cocina ya vacía, levantó la mesa y se dispuso a lavar los platos. De tanto en tanto con una sonrisa picara, miraba distraídamente hacia la puerta, esperando quizás, que cierto espadachín apareciera por ella y así poder poner en marcha su nuevo plan.

 

 

 

 

 

Notas finales:

bueno... esperamos que les haya gustado y que le cause intriga saber... porfa, si dejan reviews recuerden que es nuestro primer fic, y ademas nos gustaria que comentaran sobre si les molesta que les demos esos pequeños adelantos con "escenas" del proximo cap jajaj es una cosa que se nos ocurrio como para agregarle mas intriga al fic y que sigan teniendo ganas de leer :P jeje

bueno muchas gracias por leer y dejen review ¬¬ :P


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