Era costumbre...
El santo de acuario tan sólo se limitó a bajar la cabeza y afligirse, rendirse a tales órdenes de alguien superior a él...
Incorporándose y entonando un "hasta luego" en aquella voz tan fría y elegante, redirigió sus pasos pasando de a largo por su casa, dirigiéndose al templo de escorpión.
Aquella casa, siempre llena de gritos de cólera, risas y comentarios de alto humor negro estaba por primera vez en varios meses en una calma apacible. Su guardián, el temperamental Kardia yacía recostado sobre su lecho, no había nada que lo evidenciara como guardián del templo, a excepción de la pesada armadura dorada que portaba. De allí su semblante era totalmente débil, opuesto al que solía mostrar en batallas y fuera de ellas.
Dégel se acercó contemplando al peliazul el cual estaba hundido en un tormentoso sueño y le tocó la frente, retirando la mano enseguida. Kardia en verdad estaba demasiado grave, su frente ardía como los discos solares, así que rápidamente comenzó a convocar toda la energia posible...
-Vamos Kardia reacciona por favor.. eres idiota, un estúpido peleonero y brusco pero.. aun así eres mi único amigo...
La temperatura del templo comenzó a descender bruscamente, los copos de nieve circulaban en el aire alrededor de los dos santos, hasta que el peliazul recuperó la dulce conciencia y se semilevantó observando con curiosidad a Dégel...
-Dégel?
-He venido a ayudarte por órdenes del Kyouko
Tomó a su compañero, ayudándole a sentarse en el lecho, Dégel se sentía perturbado.. Cada mes, Kardia siempre se sumia en una horrible fiebre, algo inusual para una persona humana. Kardia miró a Dégel y en seguida se percató de su inseguridad, aunque no solo le miraba por ello.. La galantería del santo de acuario era realmente irresistible...
-Kardia, para que mi frío sea necesario, es que tu fiebre debe ser inusual.. -en los azulados zafiros del peliverde se reflejaba la preocupación, cosa que le causó a Kardia un leve sonrojar- dónde se encuentra el problema?
Kardia, sin poderle quitar la mirada de encima, se percató de la sangre que se acumulaba en sus mejillas y mostrando unas de sus sonrisas, desvió la mirada, diciéndo...
-Es mi corazón..
~~*~~
Dégel salió del templo perturbado por lo que había sucedido.. Sus mejillas mostraban un enorme sonroje y su rostro dibujaba la sonrisa más boba del universo. Se sentia agitado y feliz mientras su mente dibujaba una y otra vez lo que había sucedido...
-Tu corazón..?
Dégel miraba al escorpión.. Su mirada demostraba preocupación.. De inmediato empujó a Kardia para que se recostara nuevamente a pesar de las protestas de éste...
-Dégel!!
El peliazul, lo abrazó, haciendo que cayera sobre de él. Dégel se sonrojó sobremanera. Alzó la mirada, topándose frente a frente con la de Kardia, el cual le sonreía de una manera tan dulce que acuario no pudo evitar quedarse atrapado...
-Es mi corazón.. un corazón lleno de sentimientos hacia tí... -acuario se sintió a morir cuando Kardia tomó delicadamente su mentón- Si tengo que morir.. lo haría por protegerte...
En ese momento los labios de ambos se unieron en un beso estremecedor, el contraste entre fuego y hielo. Varios sentimientos fueron entendidos en esa hora, llena de besos y caricias dulces...
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