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Arthur and the Kings of Spain por Yoru Eiri

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Notas del fanfic:

Hetalia no es mio, ni los países (Dios me libre) no quiero ofender a nadie y perdonen mi ignorancia si en algún momento me equivoco. Este contenido es para divertir.

 

Una cosa más, los pensamientos de Arthur están en inglés, me pareció que así era más adecuado, si quieren traducciones en los próximos capítulos no hay problema, yo los hago.

 

Gracias por leer y disfruten

Notas del capitulo:

Espero lo disfruten

La tarde relucía como cualquiera, era de esperarse que el calor que inundaba las calles adornadas le hiciera sentir un poco incómodo al gran caballero inglés. Paseando por los mercados de un país que para él era desconocido, todo por haberse sentido superior en los últimos siglos.

 

Ahora paseaba con su saco al hombro por las calles españolas, vislumbrando con horror la arquitectura pintoresca y de gran detallado.

 

-No te pongas así Arthur- esa voz chillona y horrible que taladraba sus oídos- recuerda que Antonio nos invitó.

 

-Antonio no nos invitó- hizo una pausa en su caminata por las calles estrechas- te invitó a ti y tu no quisiste venir solo.

 

Alfred había incitado a todo esto, con la maldita globalización ahora todos deberían ser amigos y llevarse mejor, ¿verdad? Era una sorpresa y no a todos les parecía, pero el alegre español había tomado la noticia bastante bien, había sonreído a la mitad de las naciones unidas y también había invitado a Estados Unidos a ver algo típico de su país.

 

-¿Una corrida de toros?- Inglaterra había puesto el grito en el cielo cuando Estados Unidos llegó con la petición de que le acompañara- ¡No iré a ver una masacre!

 

-Pero Arthur- Alfred hizo un pequeño puchero- es algo que para España es importante, por favor, no quiero verlo solo.

 

Así había terminado en esas calles pintorescas, a lado de un americano que tomaba fotos a casi todo lo que se movía y lo que no se movía, por todos lados.

 

-España es hermoso- el estadounidense seguía tomando fotos estúpidas.

 

Inglaterra no hacía más que suspirar pensando que en cualquier momento su pesadilla tendría que terminar, después de todo, no tenía hermosos recuerdos de la patria española en su mente, y vaya que Inglaterra era un país terco y obstinado cuando se trataba de primeras impresiones.

 

-Vamos, quita ya esa cara de amargado- Alfred le tomada una foto de cerca.

 

Pero Arthur no hizo más que seguir caminando.

 

¿España? ¡Bah! No sabía nada de ese país, se había concentrado tanto en sí mismo, que las pocas veces que se había topado con él simplemente se concentraba en destruirlo. Como navegando en el mar en contra de aquellos barcos españoles, esos días de gloria que jamás volverían, ver a España derrotado con esa rabia en sus ojos… eso jamás iba a volver a pasar, y le fastidiaba de cierto modo.

 

Como las tardes se habían llegado a convertir en una lucha contra lo cotidiano, no era tan mala idea ir a visitar un poco de lo que era España, sin embargo, la idea de ver una corrida de toros no le satisfacía en lo más mínimo.

 

-Tal vez- se dijo a si mismo mientras seguía caminando- no sea tan malo después de todo… volver a ver a Antonio.

 

Y todo se iluminaba con los aplausos de la gente, el vitoreo del torero que saldría al ruedo. Todos estaban tan emocionados que Alfred no tuvo más remedio que emocionarse también.

 

-¿Escuchas eso?- meneó a Inglaterra de los hombros- ¡Es genial! ¡Todos están tan animados!

 

Arthur no hacía más que cruzarse de brazos en el palco especial que España les había preparado. Mirando con sus esmeraldas cuanta gente estaba allí reunida, ¿Qué tenía de especial ese evento? Era tan sólo una matanza, ¿no era así?

 

La corrida comenzó, y mientras Estados Unidos tomaba fotos sin parar, la cabeza de Inglaterra daba vueltas y vueltas.

 

What the hell is that?! Ah… nothing special, here comes the bull… so WHAT?! A man dressed in… well I don’t care. Alfred, you’re so annoying! Stop telling me every little thing that comes to your mind! Bloody hell WHAT’S THAT!?

 

Entonces sus ojos fueron cautivados, el hombre que salió a torear los miró por un pequeño espacio de tiempo, un hombre cuyos ojos eran verdes al igual que los suyos y sus cabellos eran de un tono castaño; España. Les sonrió amablemente y comenzó a moverse dócilmente como si estuviese bailando con el toro, movía la capota roja y su traje de luces le hacía ver tan especialmente hermoso en medio de todo ese espectáculo.

 

España… Arthur estaba conmocionado, no podía mencionar ninguna palabra, sus ojos no dejaban de ver como toreaba el español, como bailaba grácilmente y sonreía a todo momento. No, no estaba lastimando al toro, ¡Estaba bailando con él! Era una relación hermosa, como amor y odio en el mismo lienzo… justo como ellos dos lo habían sido.

 

Entonces se preguntó si él había sido alguna vez para España un toro, un animal furioso que buscaba descargar su furia contra el hombre de traje de luces y era simplemente toreado con una sonrisa amable.

 

Apretó los puños con cierto enojo esperando ver el resultado.

 

-¡Ole!- todos gritaron.

 

-Ole- mencionó Alfred en bajo- que palabra tan graciosa.

 

No, era una palabra que le molestaba, quería saltar al ruedo y tomar las manos de Antonio, sentía esas ganas de embestirlo, justo como ese toro.

 

What the hell am I thinking?!

 

Quería destrozarlo de nuevo. Desvió la mirada un instante y se quedó inmerso en sus pensamientos, las personas estaban conmovidas, él no sabía muy bien lo que pasaba pero si seguía mirando hacía el ruedo, podría comenzar a gritar como un loco hambriento. ¿Sería el rojo el que lo enloquecía?

 

Se aclaró la garganta y cuando todos aplaudieron de pie, volvió su mirada hacía el ruedo, el toro había sido derrotado; eso le dio tanta rabia.

 

***

 

Estados Unidos estaba emocionado, sentado en una de las sillas en casa de Antonio.

 

-No pensé que traerías a alguien- España se presentó ante ellos con una bandeja, en ella había dos tazas de café.

 

Disgusting…

 

-Pero está bien Alfred- les sonrió y se sentó con ellos en la sala- ¿Qué les pareció?

 

Inglaterra lo miró detalladamente, aún vestía ese traje de luces ajustado que contorneaba tan bien su cuerpo, simplemente exquisito, Arthur podía entender perfectamente los sentimientos del toro.

 

-¡Fue genial!- Alfred se sacó la cámara- ¿Puedo tomarte una foto?

 

España sonrió y se puso de pie para que Estados Unidos pudiese tomar la foto. Estaba feliz, no esperaba que Inglaterra también se presentaba, pero estaba feliz de compartir algo tan suyo con sus nuevos amigos, las personas que ahora serían su competencia mundial disfrazada de amistad: globalización.

 

-Realmente no se mucho de corridas de toros pero…

 

-Fuiste bestial- Inglaterra interrumpió la conversación y se llevó la taza a la boca- y el café está muy cargado, sabe tan amargo- lo bebió.

 

-¿Bestial?- España lo miró confundido.

 

-¡Arthur! ¿Cómo puedes decir esas cosas tan frías? Antonio estuvo bastante bien allí afuera, parecía todo un experto en eso.

 

-Gracias Alfred- sonrió- pero al parecer a Arthur no le agrada nada de mí.

 

You’re so wrong.

 

-Te equivocas- dejó la taza de café en la mesita de en medio y lo miró seriamente- estuviste bestial, no significa que fue malo, simplemente… artísticamente perfecto para mi gusto.

 

Ante ese comentario los demás se quedaron sin palabra, no podía ser posible que Inglaterra estuviese haciendo ese tipo de comentarios hacía España, era casi imposible, el mundo podría terminarse en cualquier instante.

 

No se dijo más, todos terminaron el café y se retiraron a las habitaciones que Antonio les había preparado. Alfred no podía esperarlo más, subía sus fotos a su computadora para presumirlas con Japón y con Francia mientras Arthur simplemente aflojaba su traje inglés, tratando de hacerlo un poco más informal para pasear por la casa española, debía y tenía que hablar con Antonio.

 

Se despeinó un poco sus cabellos rubios y se quitó el chaleco, simplemente su pantalón de vestir gris y su camisa azul de manga larga. Desabrochó los primeros botones de y dejó un poco de su cuello y pecho descubiertos, ¿era así como España lo usaba? Sí pero Antonio siempre llevaba consigo un rosario dorado; lo había visto durante tantos años en su pecho que ahora no estaba seguro de poder quitarse esa imagen de su mente.

 

Los pájaros cantaban y el sol inundaba con calor agonizante; terrible.

 

Su fachada inglesa estaba siendo… ¿corrompida? Se sentía morir en ese lugar tan abierto, tan lejos de ser lo que era su hogar, tan lejos de parecer una cárcel sin sentimientos, ¿a quién trataba de engañar? No quería quedarse solo y ahora Antonio tenía algo que le llamaba tanto la atención, quería saber por qué ese torero le podía decir “ole” tan a la ligera.

 

-España- se fue canturreando por un pasillo que daba hacía un patio interno, tan lleno de vegetación y tan lejos de ser tan lujosa como su mansión inglesa.

 

Llegó a la habitación principal ignorando todos los detalles que había por ver y tocó ligeramente.

 

-¡Pasa!- la voz ladina del español le invitó.

 

Arthur abrió la puerta, entró y después cerró la puerta para recargarse en ella. Su mirada por lo bajo y ese sentimiento extraño en el pecho.

 

What am I doing? Am I really going to discover something? Am I really feeling like a bull? I just want to… want to… what do I want?

 

-¡Ah, Arturo!- Antonio apareció, con el pantalón del traje de luces aún puesto y el torso descubierto, sólo su rosario dorado en el pecho.- ¿Qué te trae por aquí?

 

Arthur chasqueó los dientes, le chocaba el afán del español de llamarlo por ese nombre cristiano, traducido vilmente de la manera más vulgar.

 

-Simplemente- no sabía que estaba haciendo allí- pensé que sería lindo hacerte una visita, Anthony.- se aseguró de decirlo de forma totalmente despectiva.

 

-Oh vamos- sonrió el español acercándose y posando una de sus manos en los hombros de Arthur- ya no somos unos necios piratas, ¿verdad?

 

¿Necios piratas? Los recuerdos de esas tantas batallas y esas miradas de rencor. Ah, había sido todo un placer robar los tesoros de la Corona española, pero ahora, España simplemente sonreía como siempre con esa cara de tonto, como burlándose de él… y eso le desesperaba, le hacía querer arremeter contra él, pero no tenía su pistola consigo.

 

-¿Pirates?

 

-Piratas- Antonio le alejó un poco, era verdad que le desesperaba un poco cuando Arthur se ponía a hablar en inglés, era como algo que no podía soportar- pero como me caga que hagas eso.

 

-Es lo mismo que pienso yo cuando hablas mi nombre en Spanish…so vulgar…

 

-Aquí el único vulgar eres tú- Su sonrisa se había borrado por un instante, pero recordó que debía mantenerla- lo siento Arthur, no quiero empezar una pelea, mejor deberías arreglarte, los llevaré a beber esta noche en algún lugar.

 

Now what…

 

Dicho esto, el español sacó al inglés de su habitación y le cerró la puerta en la cara, colocó el seguro y se hundió en sus asuntos. Lo que planeara el inglés, le volvía loco, cuanto más pronto se largara, mejor.  

Notas finales:

Comentarios y sugerencias aquí.

XD

DEJEN REVIEW Y PASEN ESTE FIC A LAS CHICAS QUE GUSTEN DEL UK X SPAIN EN LOS PROXIMOS 8 MINUTOS O SI NO TENDRÁN QUE SENTARSE EN LA BUSBY'S CHAIR!!

 

-Arthur Kirkland


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