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Persiguiendo La Huella de Sangre por AliceBarker

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Notas del fanfic:

Notas del capitulo:

Al parecer me fui demasiado en los detalles del juego ,pero es que me encanta... =)

Chris ha escuchado un rumor que lo ha dejado paralizado... ¿qué hará? ¿qué pasará? ¿qué será?


sigan leyendo y lo sabrán.


saludos!

 

Prólogo/01

 

Café de Racoon City / 1998 / Chris Redfield

 

-¡¿Qué el capitán hizo qué con quién?!

Parecía increíble. Pero Jill jamás me había mentido, y menos con algo tan importante.

-¡Es cierto! Yo lo vi, Chris… él y el chico nuevo, los vi entrar a un hotel anoche como a las doce…

-Pero… podría haber algún tipo de error…-dije sorbeteando mi café. Me quemé la lengua.

-Yo nunca me equivoco… Chris-Jill me observó preocupada. Sus ojos castaños siempre la delataban-. Si no haces algo pronto se te escapará. Llevo años diciéndotelo… y llevas años guardándotelo.

-Tienes razón, Jill… voy a decirle-sentencié. Mi corazón dio un vuelco de emoción al imaginar la vergonzosa escena.

-Muy bien… ¿cuándo?

-Cuando volvamos de nuestra misión en las colinas… el equipo Bravo perdió comunicación con la central.

-De acuerdo… pero, ¿lo prometes?-Jill me miró por encima de su café.

-Si no lo hago, renuncio a los S.T.A.R.S. –sonreí levantando la mano derecha en señal de solemnidad- De acuerdo, ahora… ¿me dirás? ¿Quién es el chico nuevo?

-Es del cuerpo del R.P.D., comenzará en dos días-dijo Jill sacando su inseparable libreta-. Su nombre es Leon S. Kennedy.

-¿Y cómo es?-pregunté frunciendo los labios. De pronto, el sabor del café me pareció muy rancio. Jill consultó su libreta.

-Pues… es un excelente tirador, sus notas en la Escuela Policial fueron sobresalientes, y su IQ está por encima de la media… ahora que lo pienso… hubiera sido un buen S.T.A.R.S.

-Jill… sabes a qué me refiero-resoplé pellizcándole la mejilla. Ella odia que le hagan eso- ¿Cómo es?

-Es alto, cabello castaño bien cortado y peinado, delgado y musculoso… tiene una cintura envidiable y un buen trasero-enumeró la muchacha con los dedos-. Si me gustaran los hombres le hubiera pedido su número…

-De acuerdo… te vengaste por lo del pellizco, y me dolió-aceptó Chris haciéndose la imagen mental de la cara de L. S. Kennedy para rompérsela a puñetazos-. Volvamos al departamento de policía, tenemos que salir en unas horas…

 

Teníamos las armas, teníamos el Intel con las órdenes… íbamos en el helicóptero mirándonos las caras… Jill iba a mi lado, observando sin pestañear al capitán, que (hay que decirlo) se veía muy bien con el chaleco antibalas semi abierto y los anteojos oscuros… a pesar de que ya estaba anocheciendo.

Leon S. Kennedy… que ganas tenía de romperle el hueso de la nariz.

-Capitán…-dije sin pensar por sobre el ruido que hacía el helicóptero, haciendo que todos mis compañeros voltearan su cabeza hacia mí. Jill me afirmó el brazo en señal de precaución- ¿puedo hacerle una pregunta?

-Claro, Chris… ¿qué pasa?-me preguntó con esa voz tan profunda que tenía. Cuando dijo mi nombre, juraría haberlo visto sonreír de medio lado.

-Ah… er… ¿conoce usted al nuevo que llegó de la capital? Dicen que es bueno…-dije estúpidamente. Jill enterró las uñas en mi brazo. Barry tosió y luego miró por la ventana.

El capitán torció un poco la cabeza, y sonrió.

-Sí, lo conozco. El jefe de policía me dio la orden de hacerle conocer la ciudad, como capitán del equipo más importante de la policía-me contestó. Yo sentía mis rodillas temblar. Siempre me pasaba cuando estaba frente a él-. Leon S. Kennedy tiene altas aptitudes, pero debe comenzar su trabajo como R.P.D. antes de subir de rango y trabajar con nosotros.

-Oh, ya veo…

-Y, según los rumores que corren ya por toda la estación-esta vez el capitán miró directamente a Jill a través de sus anteojos oscuros. La chica se puso colorada-. Si, lo llevé al hotel del centro de la ciudad. No alquiló ningún apartamento y se quedará allí hasta establecerse… ¿queda claro?

-S-si, capitán-tartamudeé. Entonces nada había pasado… Suspiré y tomé la mano de Jill para calmarme a mí mismo.

El helicóptero nos dejó justo en el borde del perímetro de desaparición del equipo Bravo. Debíamos dar un rodeo y luego volver cuando los hubiéramos encontrado. Ahí empezó todo lo malo…

Encontramos el cadáver de un miembro del equipo Bravo… algo nos atacó… y cuando intentamos volver notamos que el helicóptero había volado ya sin nosotros. Un compañero nuestro fue atacado… solo pensamos en correr en dirección hacia una mansión. Cuando entramos nos dimos cuenta de que sólo estábamos Jill, el capitán Wesker y yo. Nadie más.

-¿Qué diablos pasó allá afuera?-Jill se afirmó el pecho intentando acompasar su respiración. Ninguno pudo contestarle.

-Barry… ¿dónde está Barry?-miré a todos lados mas no pude hallarlo. Luego oímos un disparo, y armándome de valor fui a ver de qué se trataba. Jill y Wesker se quedarían en el vestíbulo esperándome…

Investigué. La mansión era enorme y estaba llena de secretos. Llaves, gemas, emblemas… yo solo quería hallar a mis compañeros y salir de allí.

Encontré a un miembro sobreviviente del equipo Bravo; una chica de 19 años de nombre Rebecca Chambers. Ella me ayudó cuando una serpiente me envenenó, y gracias a su ayuda pude salir de la mansión, hacia una casa contigua. En ella había más monstruos, más llaves… una planta gigante (sé que esto suena extraño, pero juro que es la verdad) me atrapó, y si no fuera por Rebecca… volvió a salvarme.

Para vivir algo que jamás creí vivir…

-¡Capitán! ¡Está vivo!-no pude evitarlo. Estaba allí, impasible y frío como siempre. Corrí el trecho que quedaba de pasillo y lo abracé. Sentí su perfume cítrico y su respiración en mi cuello, y quise detener el tiempo y quedarme para siempre así.

-Ah… Redfield…-la voz de Wesker se oía extraña. Me aferré más a su chaleco antibalas y aspiré su perfume, casi desesperado.

-No puedo creer que está vivo…-le susurré-. Los monstruos… estaban por todas partes…

-Tranquilo…-sentí por un segundo sus manos acariciando mi cabello, y me di cuenta de qué demonios había hecho. Solté el abrazo y me cuadré sintiendo mis piernas de gelatina. El rostro de Wesker no tenía ninguna expresión, o si la tenía, estaba oculta tras las gafas oscuras que aún llevaba puestas.

-Yo… lo lamento, capitán. No volverá a suceder…-le dije. Él solo me sonrió, y yo, por costumbre miré alrededor.

-Te estoy sonriendo a ti, tonto-me dijo y se apoyó en la pared, recargando su arma- ¿Sabes algo…? Voy a contarte un secreto… ¿prometes no decirle a nadie?

-Promesa-dije sin pensarlo. Es incontable la cantidad de veces que me ha pasado. Wesker arregló su cabello, de color rubio platinado, y se volvió hacia mí.

-Lo que escuchaste sobre mí y el nuevo, Kennedy… es absolutamente cierto.

-¡¿Qué?!-el mundo se me venía encima… entonces nunca tendría oportunidad de decirle…

-Lo que oíste. Leon y yo lo hicimos-articuló lentamente Wesker. Por un segundo hubiera jurado ver brillar sus ojos en rojo a través de las gafas-. Cuando lo llevé al hotel… él me invitó a pasar…

-Basta, por favor…-susurré.

-Yo no me negué nunca, me pidió que le enseñara cómo se hacían las cosas en Racoon City…-parecía que Wesker se divertía verme hacer gestos al escucharlo, porque su voz se volvió melosa y musical.

-No quiero seguir escuchando, capitán…

-Me hizo usar mi arma de servicio, Chris… creo que tiene un fetiche con eso…

-¡Deténgase!

Eso último lo grité. No me di cuenta y tenía los ojos cerrados y las manos tapando mis orejas. No quería oír ni una palabra más. Con los ojos cerrados sentí la suave piel de las manos del capitán acariciando mi rostro.

-Entonces el rumor que corre sobre ti si es cierto…-afirmó obligándome a verlo. Sonreía abiertamente ahora-. Eso me agrada… Chris…

-Capitán…-me fue imposible evitar que una lágrima se me escapara. Wesker jugaba con mis emociones como un niño juega con las alas de una mariposa… arrancándolas.

-Me gustas, Chris-me soltó Wesker con esa profunda voz-. Me gustas mucho… y me alegra saber que soy correspondido.

-Pero…

-Nada de pero, Chris-un solo dedo de Wesker tocando mis labios hizo que enmudeciera-. Te tengo una propuesta… Si salimos vivos de esto, tienes una invitación al hotel del centro de parte mía.

-¿Una… invitación?-su voz hacía que me estremeciera. Se me acercaba peligrosamente, ya tenía sus manos en mi cintura, y jugueteaba con la hebilla de mi cinturón.

-Si… aunque te advierto. No tengo el dinero suficiente para pagar dos habitaciones, tendremos que compartir una cama…

Yo simplemente no podía creerlo. El capitán me estaba haciendo una propuesta… yo no podía dejarla pasar.

-¿Es una promesa?-pregunté, y me di cuenta de que mi voz sonaba débil, tal vez por la impresión.

-Es un hecho, Chris… yo que tu vuelvo a revisar la mansión… tal vez podamos hallar algo para escapar de aquí-me dijo, y salió por una puerta. Con las rodillas temblando como una gelatina volví a la mansión.

 

Ahora si tenía una verdadera razón para salir vivo de aquella horrorosa mansión. Ahora si… podría decirle todo…

Encontré una salida hacia las alcantarillas… grande fue mi sorpresa hallarme un laboratorio allí abajo. Seguían los acertijos, faltaba aproximadamente una hora para que amaneciera, y yo seguía allí atrapado… Leyendo una carta que encontré en una de las habitaciones en el laboratorio pude sacar algo de información… y las fotografías que encontré… hicieron que en un segundo mi feliz esperanza se desplomara.

Todo estaba planeado…

El equipo S.T.A.R.S. debía enfrentarse a los monstruos para obtener nuevos informes sobre la forma de ataque de ellos… experimentos creados por la Corporación Umbrella…

Umbrella… sus científicos trabajaban bajo tierra ocultándose tras una fachada… habían varias fotografías de científicos en las oficinas.

-No…-susurré, acercándome al cuadro de la pared. La fotografía mostraba a tres amigos sentados en la barra de un bar. Uno de ellos abrazaba a otro. Su cabello rubio y sus gafas oscuras lo hacían inconfundible-… Capitán…

Las batas colgadas junto a la puerta tenían su nombre escrito en el bolsillo del pecho… su nombre estaba escrito en los documentos arriba del escritorio…

Albert Wesker.

 

Me pregunté mil veces cómo es que había sido tan estúpido, cómo es que no había notado nada… Nos engañó a todos… me engañó a mí…

 

Sin fuerzas encontré una llave con la que abrí una zona del laboratorio con extrema seguridad. Tras una puerta cerrada con llave pude oír una voz que jamás creí volver a oír.

-¿Jill?

-¿Chris…? ¿Eres tú…?-la voz de Jill se oía débil, pero era ella, mi gran amiga…-Cielos, Chris… es tan horrible… Wesker es…

-No me digas nada, Jill. Ya lo sé-fue todo lo que dije sin que mi voz se quebrara. No había que ser adivino para saber qué había pasado- ¿Él te encerró?

-Si… vi las fotografías y me lo encontré… Chris… tienes que salir de aquí-me dijo la chica. Yo me apoyé contra la puerta, como si ese gesto traspasara la el bloque de metal que nos separaba. Necesitaba apoyarme en alguien en ese momento.

-Encontraré la forma de sacarte de aquí, Jill… ¿me entiendes? Eres lo único que me queda ahora…

-Chris…

-Espérame, ¿sí?-le dije como si mi esperanza dependiera de su afirmación- Volveré.

Luego de eso corrí en dirección al elevador que me llevaría a la última planta del laboratorio. Antes de subir me volví a encontrar con Rebecca. La chica se veía cansada y ojerosa, pero tenía ánimos de seguir. Probablemente aún no sabía nada sobre la verdad del capitán Wesker…

-Te acompañaré-me dijo. Recargamos armas y bajamos. Luego de un par de pasillos, mi respiración se vio repentinamente cortada al oler un suave perfume cítrico.

-Vaya…-dijo Wesker mirándonos. Rebecca se adelantó un paso, sonriendo tranquila.

-¡Capitán! ¡Qué bueno verlo vivo!

Él solo esbozó una sonrisa.

-Lamento no poder decir lo mismo de ustedes, muchachos…-dijo lentamente, desenfundando su arma y apuntándonos. La sonrisa de Rebecca se borró progresivamente- Si que llegaste lejos, Chris… tengo que decir que el equipo Alfa tiene muchas más cualidades que el equipo Bravo… de ellos no quedó ningún sobreviviente.

-Capitán, yo soy del equipo Bravo-dijo la chica visiblemente enfadada. Sin previo aviso, Wesker le disparó a Rebecca en el estómago. El impacto la tiró al suelo y no dijo nada más.

-¡¡Rebecca!!-intenté ver qué le había sucedido, pero Wesker afirmó mi cuello y puso el cañón de la pistola en mis costillas. Sonreía.

-En serio, Chris… ¿nunca pensaste en que esto podría suceder…? Quiero decir… soy demasiado perfecto para ti. Sólo quería ver que tanto te iba a doler saber la verdad…-me acarició la cara con el cañón de la pistola. Estaba caliente, me dañó.

-Nos hiciste pelear contra todos estos monstruos… fuiste tú todo el tiempo…-no tenía rabia adentro. Sentía que un frío recorría mi espina dorsal y que se alojaba en mi nuca.

-Ah… cómo te lo explico… pues sí, siempre fui yo-me dijo besando mi mejilla-. Pero aún queda la mejor parte…

-¿Qué…?-pregunté. ¿Habría algo peor que el dolor que sentía por dentro?

-Falta todavía que conozcas a alguien…-me dijo, empujándome hacia una gran habitación- El Tyrant te espera.

Aquel monstruo era el arma definitiva de la que hablaba Wesker… su gruesa voz tenía un tono casi enloquecido cuando hablaba de dominación y guerras ganadas con el uso de esa arma bioterrorista… Pero algo salió mal…

El Tyrant asesinó a Wesker ante mis propios ojos… la sangre corría a borbotones de la terrible herida… y antes de poder hacer o decir cualquier cosa, el monstruo se lanzó contra mi.

A punta de balazos de Magnum (Colt Python.357 calibre 357) pude hacer que cayera. Tomé las llaves del bolsillo del cadáver de Wesker, intentando pensar que en realidad no era él, y que me reuniría cuando saliera de allí para ir a ese hotel…

-¡Rebecca! ¡Estás viva!

-Si… ese Spray de primeros auxilios en realidad funciona-me dijo la chica acompañándome al ascensor. Subimos y nos separamos inmediatamente; Rebecca tuvo la idea de hacer volar el lugar en mil pedazos. Así que fui por Jill y salimos de allí. Antes de lograr subir al helicóptero el Tyrant nos alcanzó, pero con la ayuda de nuestro querido Rocket Launcher pudimos finalmente destruirlo. Huimos antes de que la mansión, junto con Wesker y toda la esperanza de felicidad de mi vida, explotaran en millones de pedazos.

 

 

Nos quedamos en Raccoon City el tiempo suficiente como para hacer nuestras maletas y salir de allí; Jill y yo decidimos llegar hasta Umbrella y quien quiera que fuese el responsable de la masacre de nuestro equipo…

 

 

 

Notas finales:

Comenten please!!

pronto actualización y más sorpresas.


Bye bye!!



Alice M. B.


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