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Persiguiendo La Huella de Sangre por AliceBarker

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Notas del capitulo:

Continuación del prólogo... ahora saltando a Resident Evil 4 (en mi opinión, uno de los mejores)...

 

Chris ha encontrado a alguien con quién estar... han pasado años de aquel incidente en Raccoon City que destrozó su vida y su corazón... pero el culpable de todo lo sucedido sigue dañándolo... ¿cómo reaccionará?

 

Gracias por los comentarios de apoyo, que sin ellos no hubiera escrito otro capítulo más.

 

A leer!

Cinco años después.

 

-Te extrañaré…-Jill me abrazó y besó en la boca. Los funcionarios del departamento de policía nos miraron sonriendo.

-Y yo a ti, Jill, pero tienes que dejarme ir… el avión me está esperando sólo a mi…-dije abrazándola. Jill soltó un par de lágrimas, volvió a besarme y me deseó buena suerte en mi viaje. Salió corriendo con los ojos llenos de lágrimas, y sus compañeros de oficina fueron a consolarla. Yo salí hacia el hangar donde la avioneta privada aún esperaba. Un muchacho de cabello negro y uniforme negro, de nombre Mike Rivers me esperaba en la puerta a punto de cerrarse del avión.

-¡Vamos, apresúrate!-me dijo. Yo corrí los últimos metros y entré a la avioneta. Era pequeña, y me acomodé junto al copiloto. El chico del uniforme negro se sentó junto a mí, hizo volar la avioneta, y cuando la dejó a altura para poner piloto automático, se levantó, se sentó en mis piernas y me besó tiernamente.

-¿Cómo estás, amor?-le pregunté. Mike me abrazó.

-Te extrañé…-dijo quitándome la gorra de servicio. Le encantaba hacer eso-… Jill estaba contigo, ¿verdad…?

-Si… anoche fue a verme a casa y ensayamos nuestra despedida…-sonreí acariciando su cabello. Era suave y sedoso-. Creo que salió bien. Mi fachada de novio perfecto es… perfecta.

-Si llevan cuatro años fingiendo que son novios es porque saben lo que hacen…-me dijo Mike llenando mi frente de besos-. Eso nos ha ayudado a semi-convivir estos tres años. Jill es muy buena amiga…

-Jaja… y en parte también oculta su propia bisexualidad-comenté. Mike sonrió, asintiendo- Bien… ¿y hacia dónde me raptas?

-Iremos a España… Tengo que ir por un agente de campo que es amigo mío-me dijo enseñándome una carpeta con el Intel. El nombre que leí hizo que me levantara de mi asiento, asustando a Mike- ¿Pasó algo?

-Su nombre es… ¿Leon Kennedy?-murmuré. Mike me miró algo asustado.

-Si… fuimos compañeros en la Escuela Policial de la Capital-me contestó mirando la carpeta-. Iré por él apenas lleguemos a España…

-Te acompañaré-dije sin saber por qué lo decía- ¿Iremos en el helicóptero?

-Así es… dejaremos nuestras maletas a cargo del conserje de la estación y partiremos… Pero ahora…-Mike se acercó a mí, quitándome hábilmente el cinturón con mi Beretta-. Tenemos dos horas y media con el piloto automático… Aprovechemos el tiempo.

-De acuerdo… si tú me quieres sólo para esto…-dije acercándolo hacia mí para dominar la situación. En esas dos horas y media le demostré quién siempre mandó en los tres años de relación.

 

Llegamos a la oficina de España, e inmediatamente nos pusimos en marcha para tomar el helicóptero. Debíamos recoger a Kennedy en una isla más al sur. Yo no sabía si acompañaba a mi novio por celos, o porque la figura de Leon Kennedy aún me traía recuerdos del capitán…

-Chris…-la voz de Mike me hizo volver a la realidad. La isla ya estaba muy cerca, y se oían unos distantes ruidos en el radio.

-¿Qué sucede…?-pregunté por el micrófono. Mike me miraba entre preocupado y enfadado.

-Has estado una hora en silencio… intento hablarte y no me contestas… ¿puedo saber qué te pasa?-me dijo observando la isla que estaba bajo nuestros pies. Un gran castillo se erigía en la cima de las colinas.

-Sabes la relación de Leon Kennedy con… con él-le dije, sincero-. Yo jamás te escondí nada, Mike…

-Lo sé, Chris… pero, ya han pasado cinco años… podrías olvidarlo ya y pensar en tu futuro conmigo, ¿verdad?

No pude contestar a eso. La voz de una persona por el radio nos hizo saltar.

-Necesito refuerzos, repito, necesito refuerzos-decía. Se escuchaba entrecortado y débil-. Por favor… ¡necesito refuerzos!

-Es Leon…-murmuró Mike calibrando el radio. Una sacudida atacó mi estómago- Agente Kennedy, aquí refuerzo 2.2… Leon, soy yo… ¿me oyes…?

-¿Mike…? Mike, necesito refuerzos, la salida está bloqueada y son demasiados…

-¿Habrá que abrir fuego?-inquirió Mike.

-Es la única manera… todos aquí están infectados… Mike…-la voz de Kennedy estaba llena de miedo- Krauser está aquí… trabaja para Umbrella, le oí decir…

La comunicación se cortaba. No me había dado cuenta y estaba con las manos aferradas a su casco intentando escuchar.

-¿Leon? ¿Me oyes, Leon?-Mike intentaba desesperadamente recuperar la comunicación- Leon, tendrás refuerzo aéreo, te recogeré en el risco que le sigue a tu ubicación… Leon… ¿me copias?

No se escuchó nada más aparte de estática. Yo seguía observando el radio sin saber qué decir.

-Chris…

-Él dijo “Umbrella”…-dije, casi balbuceando. Mike me quitó el casco con un movimiento brusco y me gritó.

-¡Ve a buscar tus armas! ¡Leon necesita refuerzos!

-S-si…

Como pude tomé mis armas y me posicioné en la ventanilla del helicóptero, listo para disparar. Se veía un portón cerrado, protegido por docenas de guardias armados. Mike me señaló a Kennedy; usaba una chaqueta café que hacía tono con sus pantalones grises. Se encontraba solo. Sin pensarlo dos veces, disparé despejándole el camino todo cuanto pude, mientras Mike mantenía el helicóptero nivelado.

-Tiene que sacar el seguro a la puerta… si no, él no va a poder ir a ninguna parte…-le dije a Mike. Él coordinó el radio y le dio las instrucciones a Leon. Tardamos aproximadamente veinte minutos en lograr que Kennedy lograra salir a salvo… Cuando ubicamos el helicóptero a distancia para que el agente pudiera subir, abrí la compuerta y le hice señas para que avanzara. El cabello de Kennedy se revolvía con el viento que provocaban las aspas de la aeronave, y sus ojos buscaban la protección dentro del helicóptero. Noté que algo andaba muy mal cuando sentí las cálidas manos de Mike en mi espalda.

-¡SALTA!-me gritó, empujándome hacia el risco. Yo alcancé a ver el brillo rojizo de un rocket launcher chocando contra las aspas del helicóptero, y el rostro de Mike mirándome desde dentro… La aeronave chocó en los roqueríos y explotó, y yo logré afirmarme apenas de unas salientes en la roca. Desde arriba se escuchó un grito de horror…. Yo solo podía maldecirme y llorar…

-¡La cuerda! ¡Toma la cuerda!-una voz enronquecida me hablaba. Yo no tenía fuerzas ya, solo quería dejarme caer… Tomé la cuerda, sin embargo, y me dejé arrastrar hasta llegar a tierra firme. Allí estaba todavía el autor del disparo, preparándose para una nueva explosión. Enfurecido le disparé en la cabeza y, dando un giro, lo golpeé con el puño. Cayó muerto al instante. Giré sin aliento hacia quién me había salvado… al fin y al cabo, el responsable de la muerte de Mike.

-¿Eres Leon S. Kennedy?-pregunté intentando no mirar sus ojos, de un color castaño clarísimo. Él asintió. Tenía lágrimas en sus mejillas y la pistola en su mano temblaba.

-¿Quién eres tú? Mike… no me habló de que hubiera alguien más en el helicóptero…-dijo limpiándose las lágrimas de la cara.

-Soy Chris Redfield, compañero de Mike-contesté automáticamente. No podía creer que no le había dicho ni un “te amo” en todo aquel viaje… todo por pensar en el delgaducho llorón que estaba frente a él ahora-. ¿Por qué no limpiaste el área antes de dar instrucciones al helicóptero de que bajara?

-Yo… -Kennedy iba a responder, pero algo en su expresión me hizo pensar que había notado algo- ¿Eres Redfield? Yo conocí a tu hermana Claire… tu trabajabas en Raccoon City, ¿verdad?

-Yo era miembro del equipo Alfa de los S.T.A.R.S.-dije, y una cuchillada fue el recuerdo del capitán Wesker besando mi cuello en aquella mansión, unido a la pérdida de aquel que me había ayudado a olvidar…- Tú eras el chico nuevo, el que el capitán llevó a conocer la ciudad…

-Si… yo soy ese chico nuevo…-me dijo acercándose-. Escúchame… tenemos que salir de aquí, ¿Entiendes? Aún no logro llegar a donde tienen a Ashley, y Krauser…

-No quiero oírte-dije. Lo único que quería, como años atrás, era romperle la cara. Pensé en Jill y en que me estaría afirmando ahora para que no lo hiciera…

-Por favor… Redfield, lo que pasó en Raccoon City fue hace cinco años… y todos intentamos superarlo-me dijo como si eso fuera a calmarme. Yo me pregunté si hablaba de que la ciudad se había transformado en un hervidero de zombies o de su aventura con Wesker- Y ahora que no tenemos vía de escape cercano no podemos quedarnos quietos… hay que encontrar una salida.

-¿Sabes algo, Kennedy?-cargué mi pistola y lo observé- La única persona que me había hecho olvidar lo que pasó en Raccoon City estaba en el helicóptero que por tu estupidez se cayó. Vamos a hacer algo inteligente, ¿sí? Yo buscaré una salida y me largaré de aquí, mientras tú ves cómo terminas tu maldita misión sin toparte conmigo…

-Escúchame, Chris…-el castaño me miró suplicante. Por un instante entendí a la perfección la atracción de Wesker hacia él- A mí también me duele perder a Mike…

-¿Ah, sí?-lo tomé por el cuello y lo arrojé al piso sin control de mi mismo. Iba a hacer algo estúpido, pero ya no me podía controlar- ¿Tu también tuviste una relación de tres años con alguien dentro de ese helicóptero? ¿Y también lo perdiste por algún estúpido que años atrás hizo en un día lo que yo no logré hacer en años?

-¿Tengo que pensar que ese estúpido soy yo?-Kennedy se había puesto de pie, mirándome enfadado-¿Y qué se supone que…?

-De acuerdo, sigue con tu maldita misión, Kennedy- le entregué balas para su pistola intentando no mirarle el rostro. Parecía que él ya había entendido- Ve por la chica, yo buscaré una salida y nos comunicamos por radio, ¿entendido?

-Entendido-dijo. De pronto, afirmó mi chaleco antibalas y me dio un abrazo torpe-. Yo… en verdad lo siento, no sabía…

Cómo odio ser tan débil…

-Salgamos de aquí-le dije correspondiéndole el abrazo-. Cuando estemos tranquilos conversaremos este asunto…

No esperé a que Kennedy me diera alguna señal de entendimiento. Sólo seguí, crucé una puerta y corrí por unos pasillos malolientes.

Lo último que me faltaba era que la única persona además de Jill que me entendía y me quería como era ahora se estaba achicharrando por culpa de Leon Kennedy de nuevo. Ese tipo tendría que pagármelas de alguna manera… Caminé sin rumbo fijo, recordando que no tenía ni mapa ni nada, decidido a irme por la orilla de la isla para encontrar algún bote o algo… o por último salir nadando… Mi respiración era acompasada por el sonido de las olas… hasta que una voz ronca me sorprendió.

-No es buena idea confiar en ella, ya te lo he dicho incontables veces-era la voz de un hombre de acento ruso, desconocido para mí-. Ella me dice que no, pero estoy seguro de que está ayudando a Kennedy… Ellos tuvieron una historia, juntos…

-En ese caso debería desconfiar más de ti, Krauser-la otra voz provenía de un radio. Yo sentí ganas de vomitar por la sensación de dolor que me provocaba ese suave ronroneo-. Si hablamos de historias pasadas con el agente Kennedy…

-No seas idiota-Krauser sonaba enfadado-. Por lo que sé, TODOS hemos hecho lo mismo… ¿o no, Wesker?

Mi cuerpo dio una sacudida al oír su nombre. Fue inconsciente, mis manos se debilitaron y la pistola que tenía se me cayó, haciendo un gran estrépito al chocar contra el suelo de rejilla metálica. Me quedé mirando embobado cuando un hombre corrió hacia mí y me inmovilizó con facilidad. Tenía un horrendo corte en su rostro, y una boina roja ocultaba su cabello rubio, peinado hacia atrás.

-Identifícate-me dijo, tomándome del cuello del chaleco antibalas. ¿Por qué todo el mundo me tomaba siempre del mismo lugar?

-Mike Rivers, agente de campo-mentí. Sabía que a la primera investigación mi falsa identidad se iría al caño, pero… no sabía qué hacer-. Soy el refuerzo del agente Kennedy…

-De acuerdo, agente Rivers-me dijo con su acento ruso, levantándome sin ningún esfuerzo del suelo y empujándome por los pasillos-. Vamos a tener una pequeña charla en el calabozo y luego te quedarás allí hasta que yo reciba instrucciones… porque la verdad, no creo que vengas aquí ayudando a Kennedy.

-¿Y qué es lo que crees?-pregunté sacando algo de tiempo. En realidad me sentía acorralado, sin escapatoria… por lo menos Leon tendría el camino libre… yo debía hacer tiempo.

-Creo que eres un pequeño gusano molestoso al que podría sacarle información-respondió Krauser empujándome con fuerza hacia un calabozo de rejas oxidadas pero firmes. Me esposó al catre de la cama y me arrojó allí. Una frazada roñosa me recibió, y su mal olor me llegó como un golpe a los pulmones.

-De acuerdo, eso fue asqueroso-comenté, intentando ponerme de pie. Sentí que detrás de mi cerraban la reja, y los pasos de Krauser alejándose. Sin embargo, aún podía escuchar su voz, porque ningún otro ruido llegaba hasta mis oídos.

-Su nombre es Mike Rivers, o eso dice él-mascullaba Krauser. El hombre a través del radio volvía a responderle.

-Puedo verlo desde aquí, Krauser, y lo conozco…

Yo miré en todas direcciones. Claro, arriba, en un rincón de la celda, una vistosa cámara de seguridad estaba vuelta hacia mí. Yo observé altanero, como intentando encontrar la mirada de Wesker tras ese lente…

-Espero órdenes, Wesker, ¿o te vas a quedar callado toda la maldita noche?-inquirió con brusquedad Krauser.

Silencio. Ni mi respiración podía vencer el apremiante silencio que se extendió de repente por mi celda.

-Jejeje… de acuerdo, Krauser-se oyó la voz de Wesker por el radio-. Lo que sé del agente Rivers es que no tiene ningún tipo de información que nos pueda ser útil, así que… no sé. Diviértete un rato con él… ya que estás allí. Y diviérteme a mí también…

¿Diviértete…? ¿De qué diablos estaba hablando ese desgraciado? Mi cara de horror hizo reír a Krauser, quien ya volvía a abrir la reja de la celda.

-Oye… ¿no me vas a soltar…?-pregunté, palpando terreno. No tenía otra alternativa… Krauser se acercó, y yo intenté protegerme con la mano que tenía libre, cubriéndome con la apestosa frazada.

-Sí, voy a soltarte… cuando haya terminado de jugar contigo-me dijo, y se me abalanzó en una lluvia de besos y de bruscas y acaloradas caricias. Ni qué decir que intentaba resistirme, pero con una mano esposada a la cama y la otra doblada en una dolorosa llave a la espalda… no era mucho lo que podía hacer, salvo lanzar improperios y gruñir con rabia.

Fue extraño. No puedo expresarme de otra manera. Krauser era un maldito bruto, pero de algún modo sus movimientos y sus besos lograron encenderme… o tal vez saber que estaba siendo atentamente observado por Wesker desde la cámara de seguridad era lo que me había dejado quieto y obediente ante cada orden que me daba Krauser. Dejé que me quitara la ropa y que acariciara cada centímetro de mi cuerpo, y borró toda marca que alguna vez Mike había dejado en mí; mi brazo dolía como el demonio cuando me soltó, pero yo sabía que no se detendría allí… él llevaría este asunto hasta el final.

Si, gemí. Y no porque fuera el mejor amante del mundo, sino porque su forma de hablarme mientras me embestía me mataba, las cosas que me susurraba hacían que cada movimiento fuera como un orgasmo para mí… cuando él se vino dentro mío yo me sentí extraño, no quería que se detuviera, pero mi cuerpo no daba más, y mi mente comenzaba a recobrar sentido… Él me había violado, no lo habíamos hecho…

-Espero que hayas quedado satisfecho, Rivers-gruñó Krauser poniéndome la ropa sin ningún cuidado-. Me quedaría un rato más, pero… tengo otro agente que cazar.

Se relamió y salió, dejando su boina roja puesta en mi cabeza. Me había marcado, en mi espalda sentía un escozor terrible, y dentro de mí… algo no andaba bien. Observé la cámara de seguridad que aún me apuntaba.

-¿Por qué?-simplemente pregunté en voz alta, antes de caer en un sueño intranquilo.

 

 

Desperté tirado en el suelo del calabozo, aún esposado a la cama. Sentía pasos acercándose, y una voz de chica chillar preocupada.

-¡Mira, Leon! ¡Hay alguien ahí!

Levanté la mirada para encontrarme con el esbelto cuerpo de Leon observándome aterrado.

-¡Diablos! Ashley, quédate atrás, voy a abrir-dijo el agente, disparándole a la cerradura. La reja se abrió, y Leon se acercó a mí corriendo. Yo apenas me podía doler… No es que no me haya gustado, pero el estilo de Krauser es demasiado brusco…

-Leon…-susurré, aferrando mi mano libre a su brazo. Él rebuscaba en sus bolsillos- La encontraste…

-Si… Ahora voy a sacarte de aquí, ¿de acuerdo? Este lugar va a explotar…

-Todo explota siempre, maldita sea…-susurré- ¿Cuándo va a llegar el día en que alguna misión no termine explotando? Escúchame, Leon… ¿puedo pedirte un favor…?

-Claro…

-Allí arriba hay una cámara de seguridad… ¿tú podrías…?-le señalé la cámara. Inmediatamente, Leon sacó su pistola y le disparó dos veces-… Gracias… me tenía enfermo de los nervios…

-Aquí está-Leon sacó de su bolsillo una llave pequeña, y la usó para liberarme de las esposas-. ¿Cómo hallaste la llave…? Si Krauser la tenía…

-Me lo encontré en el camino… ¿puedes ponerte de pie?-Leon pasó una mano por mi cintura y me ayudó a levantarme. Mis piernas, sin embargo se negaban a recibir mi peso, y tuve que apoyarme en Leon para estabilizarme.

-Lo lamento, Leon… no puedo, me siento débil…-suspiré. Era la simple verdad. Llevaba años sintiéndome igual. En el rostro de Leon había una expresión de terror que me hizo sentir extraño.

-Chris… ¿Krauser no habrá…?-Leon abrió mucho los ojos al verme asentir. Luego de unos segundos, me abrazó con fuerza, y me sacó de la celda. Afuera nos esperaba una chica joven, rubia, de lindos rasgos, que me ayudó también a mantenerme en pie.

-Tú eres Ashley, ¿verdad?-pregunté. Ella asintió, y caminamos los tres juntos por el pasillo hacia la salida- Lo hiciste muy bien, Leon… Salvaste a la chica, acabaste con el malo…

-Encontré la salida también…-me dijo abriendo una puerta y señalándome un elevador que nos llevaría a un pequeño muelle-… Y también te salvé a ti… Creo que lo hice bien.

-Se te subirán los humos a la cabeza, agente Kennedy-le dije, y solté un leve quejido. La brusca intrusión de Krauser en mí había dejado una herida que hacía tortuoso cada paso que daba-. Mejor salgamos de aquí y llevemos a la señorita Ashley a un lugar seguro.

-Ah, Chris… esa boina…-Leon acercó la mano a mi cabeza para quitármela. Con un movimiento casi involuntario le quité la mano.

-Déjala allí, ¿quieres?-le dije antipáticamente. Él se encogió de hombros y corriendo los últimos metros, logramos subir al bote mientras toda la isla se venía abajo a causa de la gigantesca explosión…

 

 

Escapamos… y una vez entregado el informe, con la chica a salvo, Leon se atrevió a preguntarme qué era lo que había pasado.

En las oficinas del cuartel de policía de España, mientras sacaba mis maletas y las de Mike de las habitaciones (no pensaba pasar ni un día más en aquel lugar), Leon me hizo pasar a una sala de comunicaciones, le pidió a una muchacha morena de anteojos que saliera y cerró con llave cuando ella se fue.

-Necesito saberlo, Chris… antes de que te vayas…-me dijo echando su cabello hacia atrás-… necesito saber si lo que pienso que te hizo Krauser fue o no.

-¿Qué cosa fue o no?-pregunté evadiendo claramente a Leon. Me parecía más una simple escena de sexo y no una violación lo que me había pasado la noche anterior- Leon, no puedo entenderte cuando me hablas con claves…

-No te estoy hablando con claves, Chris… Vamos, cuéntame-insistió él-. Sabes que puedes confiar en mí…

-No. No puedo confiar en ti-respondí, enfadado-. En las únicas personas que puedo confiar son en Jill y en… en el dueño de la maleta- le señalé el equipaje de mi novio, Mike-. Lamentablemente, Jill está en otro país y Mike murió por tu culpa, así que… no tengo a NADIE DE CONFIANZA con quien hablar.

-Sé que estás enfadado, Chris, pero escúchame por favor… Conocí a Krauser, sé cómo era…

-… Y ya lo mataste… ¿para qué seguir con esta idiotez?

-Necesito saberlo…

-¡De acuerdo!-el castaño ya me había hecho perder la calma-. ¿Quieres saber? Pues bien: Krauser me esposó a la cama e hizo lo que quiso conmigo-le tomé el brazo y le hice una llave a la espalda-. Me inmovilizó justo así, yo no podía moverme…

Sentí temblar a Leon debajo de mí, y mi cabeza dio vueltas. Lo solté inmediatamente, y noté que él me miraba con los ojos brillantes.

-Chris…

-Ahora que lo sabes, ¿qué vas a hacer?-pregunté sentándome en una cómoda silla junto a un panel de control. Leon se sentó a mi lado, conmocionado.

-Apoyarte… a mi me pasó lo mismo, años atrás… necesité mucho apoyo y no lo tuve-unas lágrimas estaban saliendo por sus ojos claros, pero no dejaba de mirarme-. No voy a dejarte solo, Chris…

No supe qué decir. Sólo recibí el caluroso abrazo de Leon y luego de un par de palabras más salí de la estación rumbo al aeropuerto, para volver solo a llorar en el hombro de Jill.

 

 

Notas finales:

Comenten, please!

 

Próximamente la actualización del prólogo, con más sorpresas de por medio  =P

Cualquier duda o sugerencia, no duden en escribir

 

Saludos y nos vemos la próxima!

 

Alice M. B.


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