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Aquellos amos, hasta el final. por __Kaname__

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Notas del capitulo:

Hola!!!

Perdón, no pude cumplir mi promesa de un capitulo interesante, sigo con cursilerías, los que esperaban algo bueno por lo de masoquistas, me disculpo, pero si o si que se pondrá mejor pronto, si es que logro hacer un lemon decente, (Indecente más bien) una vez mas lamento decepcionarlas. Pronto empezara el asunto shota-lemon-violacion (mis perversiones no conocen limites nyajajajajaja).

Muchas gracias a las personas que se tomaron la molestia de leer, y muchas mas gracias a las personas que se tomaron la molestia de comentar Alone-san y Highness-san, un millosn de garcias por atreverse a comentar, me alegraron mucho.

Perdon también por el OCC, y sobre los somníferos no se cuando los inventaron y no se si sean pastillas, solo los use para darle algun sentido a esto.

Nada mas que decir sobre mis tonterías, ahora al fic, secuela del capitulo 8 posiblemente un spoiler mas omiti el final, cuando Hannah le saca el ojo a Alois porque no me cuadraba.

CAPITULO II: Aquellos Amos, masoquistas.

1.

“¡Llévame con Ciel!”



La noche, que hace algunas horas se hallaba despejada de nubes y la idea de la lluvia era lejana, se había transformado en una tormenta de madrugada, la 1:14 am siendo exactos.

La amplia cama estaba tibia y seductora, pero, Ciel no podía conciliar el sueño, no solo aquella noche, sino desde el siniestro bailes de Alois, y solo Sebastián lo solucionaría usando somníferos, pero siempre acudía a la 1:30, así que faltaba 15 minutos para su visita nocturna, 15 minutos que parecían insoportables horas y por fin la puerta se abrió.


El mayordomo entro en la habitación, caminando hacia su lecho con un andar felino y la sarcástica sonrisa de siempre, trayendo consigo una pequeña bandeja de plata con un vaso de cristal lleno de agua hasta el tope, sin derramar una sola gota, acompañado del tan añorado y pequeño frasco de vidrio oscuro que contenían las aun mas añorados medicamentos.

-Ya van 4 noches Bocchan, mañana vendrá un el médico a hacerle una revisión.

-Bien sabes, que lo mío no es físico. No sé porque te empeñas en buscar soluciones, que también sabes perfectamente, me son inútiles.

-Abra la boca, Bocchan…- el frasco ya había sido destapado y 3 blancas pastillas de sabor horrendo descansaban en la palma enguantada y el vaso listo y en alto dispuesto a ayudarle a pasar el medicamento.

El pequeño obedeció, separó sus labios, ansioso de recibir el alivio que se le proporcionaría y ay estaba la primera, en camino hacia el interior de su garganta.

-Ah…-un ruido sordo se expandió por toda la mansión, despertando a los sirvientes y Ciel y la pastilla se separaron, el muchacho miraba atónito hacia el vacio y el mayor sonrió divertido.

-Iré a ver quién es luego de que tome los somníferos.

-¡No!-dijo poniéndose en pie. -iré contigo.

-No es necesario.

-No te estoy preguntando, las decisiones aquí son mías, ¡Vamos!

A diferencia de la mayoría de cosas que hacía su joven amo, esta no le había causado ninguna gracia.

Continuaron llamando a la puerta, en golpes fuertes y desesperados. Sebastián guio al niño por los corredores, iluminándolos con el candelabro que llevaba consigo, hasta llegar a la entrada, con su joven amo parado junto a él, abrió la puerta. Los cuatro sirvientes se escabullían sin ser “descubiertos” para poder ver quien era el invitado descortés que se presentaba a las 2 de la mañana.

Empapada y por demás desarreglada estaba la figura de una guapa mujer de blanca cabellera. Por el uniforme que llevaba era la sirvienta de la casa Trancy y por el estado de esta, aparentaba haber sido atacada por un pervertido, del cual escapo de por pura suerte, pues su cuerpo estaba lleno de cortes sangrantes.

Entre sus brazos traía un pequeño bulto, cubierto por una chaqueta morada, y su rostro, pese a ser cubierto por unas espesa cortina de la cabellera platina, era evidente que se trataba de Alois Trancy.

-Pase- invitó Ciel haciéndose a un lado antes de que el mayordomo le arrojara la puerta en la cara, lo cual tampoco le hizo gracia. -Finny, lleva al conde a la habitación al lado de la mía, Bard ve a buscar el botiquín y haz hervir agua, Maylene, lleva al a dama al baño de huéspedes y préstale uno de tus uniformes, ¡De inmediato!
Al verse descubiertos, los 3 mencionados salieron de su escondite y luego del acostumbrado “Yes, my lord” se dispusieron a cumplir las órdenes, increíblemente de la manera exacta de la que se les había pedido.


2.



"-No existe ni luz ni oscuridad, ¿Verdad Claude?

-Yes, your highness.

-¿Verdad Hannah?

-Yes, your highness.

-¿Verdad Luka?

-Yes, your highness.

-Entonces, ni Ciel ni yo existimos ¿Estoy en lo correcto, señor Sebastián?

-Está en lo correcto, Lord Trancy.

-Lo sabía…"


Débiles suspiros y Alois parpadeó un par de veces antes de abrirlos por completo, hallándose en una habitación que no era la suya, usando un camisón un poco pequeño para él y que tampoco era el suyo, pero sobre su mano izquierda un peso ligerísimo y el calor y ternura que perfectamente conocía, la fina y blanca mano de Luka estrechando la suya, buscando protegerlo.

Volteó buscando a su adorado hermano, y en su lugar estaba su más reciente obsesión, Ciel Phantonhive, profundamente dormido, sentado en la cama, apoyando la espalda en la cabecera, apretando inconscientemente su mano con fuerza.

-Amo, me alegro de que haya despertado- al frente de la cama había un sofá, Hannah lo observada desde allí, el muchacho trato de sentarse, tratando de apoyarse al igual que su anfitrión, mas cuando izo el primer movimiento, y dolor insoportable nublo sus sentidos, naciendo desde su cintura. –No haga esfuerzos amo, su herida aun está fresca.

-Hannah, ¿Dónde estamos?, ¿Acaso es esto el infierno?, creí que sería distinto.

-Estamos en la casa de Ciel Phantonhive, el conde nos concedió asilo hasta que usted este en posibilidades de viajar.

-Hannah, debemos irnos ya, Claude…- hizo una pausa. –Claude intento matarme, vendrá a buscarnos pronto, y matará a todos, no solo a nosotros, sino a él también- concluyo señalando a Ciel.

-Claude ya vino hace 3 horas, vendrá a buscarnos cuando se recupere. El conde Phantonhive no le permitió entrar y ha ordenado al señor Sebastián vigilar la mansión para que no se acerque a usted mientras estemos aquí.

El pequeño conde quedo pensativo.

-Yo conocí la muerte, lo juro, ¿Cómo demonios es que ahora yo estoy aquí?

-Realmente usted falleció hace 16 horas, Claude fue quien segó su vida, pero su alma quedo atrapada en el anillo de su padre, al igual que en el caso del conde Phantonhive. Me lo devolvió a cambio de algo, pero yo solo pude atar su alma al cuerpo por un lapso de tiempo, lo siento mucho pero, pronto hallaremos la forma de que su resurrección sea permanente.

-¿Qué le diste?

-La mitad de mi alma.

-¿Tu alma?

-El alma de un demonio es más deliciosa que el alma de un ser humano, produce una sensación parecida al canibalismo.

-¿Por qué?

-¿Por qué, que?- pregunto el joven Phantonhive perezosamente, acabando de despertar, soltando la mano de su huésped con disimulo y algo de sonrojo- Por fin despiertas Trancy.

-Ciel, muchas gracias- le sonrió. - Pero me es urgente hablar contigo ahora, Hannah dejamos solos.

-Yes, your highness.

La puerta se cerró.

-¿Qué quieres?

-Ciel, estas en peligro.

-Si es por Claude, debes saber que mientras Sebastián este conmigo no corro ningún riesgo.

-Sebastián es el peligro.

-Si te refieres a que devorará mi alma en cuanto me vengue de ti déjame decirte que…

-No, no, él y Claude han tramando en contra tuyo…

-Por qué creerte, tu mataste a mis padres…

-Y tu a mi hermano…

-Yo no hice tal cosa, además Alois Trancy es hijo único.

-Te equivocas, Jim McCain no es hijo único, su hermano pequeño, Luka de 5 años falleció a manos de Sebastián Michaelis por órdenes del perro de la reina.

-Eso es falso, jamás mande matar a un niño.

-Y yo no mande a matar a los condes Vincent y Rachel Phantonhive.

-¡Suficiente!

-Mira, Claude me dijo que tu mandaste matar a m hermano, por lo que yo le pedí que te trajera a mi casa. Tu venganza ya había sido efectuada el día que Londres ardió en las llamas y Sebastián estaba por devorar tu alma cuando mi mayordomo la robo y la escondimos en una caja de té negro, Sebastián fue a visitarme en una noche fría con tu cuerpo en una maleta y hurtó tu alma para regresarte a la vida mas no le salió bien y perdiste tus memorias. El día que ofrecí la fiesta de disfraces aquel par de traidores hicieron un trato, un trato que desconozco, yo ya no servía y Claude trato de deshacerse de mí y ahora que ya te vengaste ambos te devoraran el momento menos pensado.

La habitación quedo en silencio.

-Por eso no recuerdas nada- intervino Alois buscando volver a entablar la conversación, Ciel seguía pensativo a su lado.

-¿Volverás con Claude?

-Posiblemente, y ¿Qué harás tu?

-Esperar a que llegue ese momento menos pensado.

-¿Te entregarás a ambos?

-Que mas me queda, Sebastián es mi dueño ahora y pueda compartirme con quien desee.

-Será doloroso.

-Estoy acostumbrado.

-¿No quieres seguir adelante?

-Solo un poco más, quiero dejar todo en orden antes de partir, a Elizabeth no le gustará que cancele nuestro compromiso.

-Es muy linda.

-Sí.

Más minutos silenciosos se hicieron presentes.

-¿Disfrutaste vivir?

-Un poco, la vida con Sebastián no es tan mala, y mucho menos aburrida.

-Pero sí que fue dolorosa, soy consciente de que la vida con un demonio puede ser placentera, pero su trato por más dulce que sea, lastima, disfrutaste la agonía de vivir a su lado. , ¿Eres masoquista?- dijo el nuño rubio divertido, riendo un poco incomodo y dolido por su herida.

-¡Cállate!- Respondió Ciel suavemente, con una falsa ira. - Que tu también lo eres.

La Puerta se abrió suavemente y sin avisos de cortesía, El demonio-mayordomo avanzaba hacia ellos con 2 platos de losa y una apetecible rebanada de tarta en cada uno.

-Bocchan, el doctor no se encuentra disponible ahora, dijo que vendría a las 6:00 pm para revisar al Joven Trancy y a usted.

-Perfecto- susurró el conde Phantonhive sereno y degustando el postre, mas su huésped al oír la palabra “doctor” se puso serio y borró su sonrisa- No te gustan los doctores, Alois.

-Per… perdón-Rio nervioso y fingiendo estar ofendido-por supuesto que no les temo.

-Que bien- finalizó el anfitrión en tono sádico.

-Por que faltan solo 2 horas para que llegue.

Notas finales:

Proximo capitulo: “Aquellos amos, precoces”.

Por favor dejen sus comentarios, estos me dan fuerza para seguir adelante.

Apartir de ahora la historia dejara de relacionarse con el anime, pero puede que el final se paresca un poco

Muchas gracias por leer.

ATTE: Kaname
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