Disclaimer: Personajes tomados de la Saintseiyesca mente de Akira Amano.
Había sido un desliz como muchos que tenía, no era la primera vez que iba a visitar al guardián de la lluvia de los Vongola en busca de un poco de sexo, después de todo el otro no se lo negaba.
Desde hacía mucho que su jefe apenas le dirigía la palabra para lo expresamente necesario, es más ya ni siquiera lo mandaba a llamar a su oficina tan sólo para terminar con un vaso roto en la cabeza y licor bañando su cabello, ¿Qué había cambiado? ni él lo sabía, Xanxus nunca se distinguió por ser fiel y sabía que su segundo al mando tampoco lo era, después de todo, no tenían nada, sólo un polvo de vez en cuando o un beso improvisto, que sabía su jefe nunca le negaba, y eso estaba bien.
Xanxus siempre regresaba a su cama, a follárselo tan fuerte que no podía levantarse al otro día. Pero ya no más, ahora que se la pasaba evitándolo todo el rato con excusas estúpidas, bastante extrañas viniendo de una persona como él y eso empezaba a mosquearle. Siempre evitaba quedarse con el albino a solas durante mucho, y cuando sucedía, el ambiente estaba cargado de incomodidad.
Ya no era el de antes, ya ni siquiera rozaba "accidentalmente" sus nalgas cuando pasaba a su lado, o lo tomaba a prisas sobre su escritorio.
Esa noche regresando a Italia después de la visita que hizo a Yamamoto, lo vio, descubrió el por qué su jefe pasaba de él, le hirvió la sangre al ver tocar otro cuerpo, besar otros labios, gemir otro nombre...
—Qué culo más rico tienes Cavallone.... —Un jadeo, dos, tres, incontables más se escucharon desde el interior de aquella habitación que se mezclaban con los fuertes gemidos del rubio.
Craso error haber querido ir con su jefe a solucionar todo, a decirle que lo quería, que en algún punto del camino se había enamorado de él. Qué idiota, ese maldito Xanxus no quería ni a su puta madre. Eso pensó el albino al regresar a su habitación a paso lento. No importaba, después de todo, pollas había en todos lados, ¿O no?
Se tumbó en la cama, riendo sonoramente al saberse perdido.
-Te amo Xanxus de mierda
Una sonrisa amarga se formo en sus labios y sus brillantes orbes se vieron apagados por los parpados.
Sabía que Cavallone se iría con la luna, le enfermaba saber que la piel del moreno ahora estaba impregnada con la repugnante esencia del rubio.
Daba igual ya, al día siguiente trataría de poner las cosas en su lugar de nuevo, como si nada hubiese pasado, como si nunca le hubiera dado aquel primer beso a Xanxus en un impulso al calor de las copas hacía ya tanto tiempo. Ni siquiera recordaba cómo fue. Sólo recuerda aquellos fulgurantes orbes carmesí que lo sedujeron, y al instante siguiente, sus labios sobre los ajenos, en un beso torpe y brusco.
Él no era una persona que se rendía fácilmente, pero sabía cuando dejar de pelear una batalla, y esa la tenía perdida desde el inicio.
Permanecería fiel al lado de Xanxus, el hombre al que respetaba y amaba por igual, fielmente, hasta el final.