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"And this is...chololate?" por Cersei1310

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Notas del fanfic:

 

Notas del capitulo:

 

Ninguno de los personajes me pertenecen, todos son originales del manga "Death Note" de Tsgumi Ohba y Takeshi Obata.

Este fanfic se trata de una nueva visión de la escena en la que Mello se va de la Wammy's House en el tomo nº 7, página 61 ("Segundo"), por lo que encontrareis Spoilers de lo sucedido en los tomos anteriores.

Espero que disfruteis leyendo y me dejeis vuestros comentarios, tanto positivos como negativos, pues es el primer fanfic de temática yaoi que posteo en internet.

Gracias ^^

P.D: Primer capítulo de un total de 3 (o incluso 4)

 

 

El chico de pelo rubio recibió un buen pase que le hizo uno de sus compañeros de equipo. No tuvo mucho problema en correr de un lado al otro del campo sorteando al resto de los jugadores para, finalmente, lanzar a portería un gol que señalaba el final del partido con ellos como claros vencedores en un cuatro a uno. El joven apoyo sus manos en las rodillas, jadeando por el esfuerzo, aunque satisfecho de si mismo. Era el mejor en fútbol. Se seco el sudor de la frente, tapada por el espeso flequillo recto, y recibió contento las palmadas en la espalda del resto de amigos, tanto de un equipo como de otro. Al fin y al cabo, los niños que allí jugaban, incluyéndose a si mismo, no superaban los quince años. Aquello no era más que una de las numerosas formas que tenían de pasar las horas muertas en aquella casa. Aunque bien era sabido que la Wammy’s House no era ni mucho menos un orfanato normal. Allí se educaban niños prodigio, superdotados, para que algún día pudiesen ser útiles al mundo en cualquiera de las actividades que decidiesen llevar a cabo. El chico se sacudió la camiseta de manga larga negra y el pantalón, también largo, del mismo color. Aquellas prendas atraían los rayos solares que empezaban a filtrarse por el cielo permanentemente nublado de aquella zona de Inglaterra, y a el no le gustaba especialmente el calor, por lo que acompaño a los demás de nuevo a dentro. Pronto seria la hora de comer, así que tomaron el rumbo hacia el comedor con las tripas rugiéndoles tras el esfuerzo físico.

 

-Eh, Mello, el próximo día en nuestro equipo ¿Vale?-comento uno de los otros chicos poniéndose a su altura. Él asintió con un enérgico movimiento de cabeza que hizo ondear su melena, cortada al estilo tazón a la altura de los hombros.-¡Eh! ¿Ese todavía esta en su cuarto?-Volvió a hablar el mismo chico asomándose a una habitación en penumbra, donde había una figura pequeña sentada en el suelo y formando lo que parecía ser un puzzle.-¡Eh, Near! ¡A comer!

-Tsk!

 

Mello hizo un ruido desdeñoso y apuro el paso, dejando que fuese el otro quien esperase al niño de la habitación, pero no había recorrido mas de unos metros cuando el director del lugar, Rogert, le tomó por el brazo instándole a ir a su despacho.

 

-Tu también, Near.-Añadió al ver aparecer al otro.

 

El rubio volvió a bufar, pero entro mansamente en donde le ordenaban, manteniéndose de pie frente al escritorio, a la vez que el otro niño, de pelo blanco como la nieve y vestido con pijama, se sentaba en el suelo de nuevo y comenzaba a armar un curioso puzzle en blanco que había transportado desde su dormitorio. Mello puso los ojos en blanco un momento antes de clavar sus iris verdes en los castaños del hombre que se sentaba frente a ellos.

 

-¿Que sucede, Rogert?-preguntó.

-L ha muerto.

 

El chico parpadeo dos veces, asimilando lo que acababa de oír, intentado que su cerebro recibiese la información. Tenso los hombros casi automáticamente, a la vez que cerraba los puños y su boca se abría inconscientemente en una mueca de incredulidad. No…L no podía estar muerto, no tenía ningún sentido.

 


-¿¡Ha muerto?!...¿c-como?-Pregunto con los ojos saliéndosele de las orbitas mientras se apoyaba en el escritorio para mirar directamente al anciano.

-…

-Lo…¿lo ha matado Kira, es eso…? ¿es así o no…?

-Puede…

 

“Grandioso hijo de puta, Kira”

 

-¿!ME ESTAS DICIENDO QUE DESPUES DE JURAR Y PERJURAR QUE MANDARIA A KIRA A LA HORCA…LO HAN ASESINADO?!-Mello no cabía en si de horror y había agarrado a Rogert por el cuello de la camisa casi sin darse cuenta.

.¡¡Mello…!!

 

Esta advertencia basto para que le soltase, pero los nervios del pre-adolescente estaban a flor de piel, con unas lágrimas que amenazaban con desbordarse en breves momentos. L, simplemente NO PODIA estar muerto, el era L, no tenia mas explicación. El mayor detective de todos los tiempos no podía haber caído en las garras de un asesino en serie, por mucho que este se autoproclamase Dios, por mucho que fuese el caso más difícil que había intentado resolver. Simplemente, no podía…. De pronto el chico escucho un sonido de piezas cayendo sobre el suelo de parqué, y se giro un momento para ver a un Near deshaciendo de nuevo su puzzle antes de hablar por primera vez desde que había dado comienzo aquella desafortunada reunión.

 

-Si no vences en los juegos, si no acabas montando los puzzles…Eres un simple perdedor-Sentencio con una voz monocorde comenzando de nuevo su tarea.

 

Aquello fue la gota que colmo el vaso, y, pese al nuevo grito de Rogert, Mello se abalanzo sobre el chico que estaba en el suelo y le propino un fuerte puñetazo en la cara, fruto de la ira y conmoción del momento, pero también del resentimiento acumulado durante años. Siempre… siempre segundo, detrás de él. Por mucho que se esforzase, estudiase y mejorase, siempre quedaba detrás de Near. Y ahora aquel imberbe de pelo blanco se atrevía a comentar a cerca de la muerte de L de forma negativa. No iba a permitírselo. ¡Ni hablar! ¡Por encima de su cadáver!. Le agarro de la chaqueta, del mismo color que su pelo y que su maldito puzzle, y le estampó contra el suelo sin encontrar apenas resistencia, con los ojos ardiendo de fura.

 

-No puedes…n-…no te atrevas…no intentes…¡¡NO SE TE OCURRA VOLVER A INSULTAR A L!! ¿!ME OYES?! ¡¡No le llegas ni a la suela de los zapatos!!, ¡ni siquiera le conocías! ¿!QUE DERECHO CREES QUE TIENES PARA OPINAR SOBRE ÉL?!

 

Rogert había cogido a Mello por las axilas y le había apartado del otro niño, pero este seguía escupiendo improperios y maldiciendo a aquel que en esos momentos se levantaba con parsimonia, frotándose un momento la mejilla magullada sin hacer un solo comentario al respecto. Cuando pareció estar más calmado, el anciano volvió a soltar al mayor de los niños y recupero su posición tras la mesa.


 

-¿Y a quien nombró L? ¿A Near o a mi?-exigió saber el rubio.

-…No tubo tiempo, no nombro a ninguno de los dos. Y una vez muerto, es obvio que no puede hacerlo. Mi primera idea fue que unieseis vuestras fuerzas pero… veo que no es una opción viable.

-Eso es imposible, Rogert. Muy bien, de acuerdo. Que sea Near quien sustituya a L. Al contrario que yo, el es capaz de actuar con sangre fría y sin ninguna emoción, como bien acabas de comprobar. Pero yo me retiro, tanto de esta guerra de sucesión como de esta casa.-Expuso el rubio con una mirada torva dándose la vuelta.

-¡Mello!

-Rogert, quieras o no, pronto cumpliré los quince. Viviré a mi manera.-Y acto seguido, sin dirigir una sola mirada atrás, cerro tras de si con un sonoro portazo.

 

Nadie intento detener al chico que corría por los pasillos de la Wammy’s House. Todos sabían que algo muy, pero muy gordo tenia que haber pasado para que Mello estuviese llorando de aquella forma, y nadie quería entrometerse, por lo que el rubio llego en menos de un minuto al dormitorio que compartía con otro chico, Matt, el cual estaba tumbado en la cama jugando con su habitual Game-Boy, pero la dejo a un lado al ver como estaba. Mello abrió de golpe su armario y saco una mochila, en donde fue echando sin miramientos algunas camisetas, un pantalón, unos calcetines y varias mudas de ropa interior, además del cepillo de dientes.

 

-¿!Que haces Mello?! ¿Qué pasa?-pregunto El otro chico incorporándose de golpe.

-L ha muerto. Near es el sucesor. Me voy, no se si nos volveremos a ver, Matt.

 

Aquel que se hacia llamar Matt le miro con unos ojos llenos de miedo, y no espero a que le dijese nada mas. Salto de la cama y, como un autómata, se abrazo a la cintura de su compañero todo lo fuerte que pudo, impidiéndole moverse.

 

-¡No! ¡No te vayas! ¡Me moriré aquí solo!-gimió empezando a temblar

 

A pesar de que su corazón y su orgullo estaban hechos añicos, Mello saco fuerzas de donde no había nada para posar una mano sobre la cabeza el otro chico. Matt… aquel curioso personajillo, vestido siempre son un vaquero y una camiseta a rayas y con unas gafas que parecían de piscina adornando su cabello pelirrojo. Tenía solo unos meses más que el propio Mello, pero era realmente antisocial, y un adicto a los videojuegos y las consolas. Había llegado bastante tarde al orfanato, y le habían metido en la habitación con Mello. Al principio les costo un triunfo coger confianza, pero tras una tarde lluviosa en la que un Matt muy avergonzado y tartamudeando le había preguntado si quería echar una partida a un nuevo juego de carreras, habían sido inseparables. Los mejores amigos que un lugar como aquel había visto en mucho tiempo. Al rubio le dolía en el alma dejar a su “Cachorrillo” como a veces denominaba al joven.

 

-Es que se morirá soy yo como siga en esta casa-susurró con un nudo en la garganta.


Matt levanto la cabeza y, nada mas encontrarse con los ojos verdes de su compañero, tomo una decisión. ¡Oh, dios! Cuanto quería él a ese maldito rubio egocéntrico, el único amigo que tenia, aquel que le decía las cosas a la cara y no se preocupaba de las miradas de los demás, uno que no exigía que abandonase los videojuegos por él, sino que se sentaba a su lado a echar unas partidas, haciéndolas el doble de divertidas y consiguiendo que lo dejasen a los quince minutos porque se lo pasaban mejor hablando. El que no se mosqueaba cuando perdía, sino que le felicitaba por su habilidad y le instaba a seguir mejorando. Una cosa estaba clara, y es que el pelirrojo de quince años ya no imaginaba una vida sin Mello. Le soltó y fue corriendo hasta su cama, de debajo de la cual saco una vieja mochila en donde guardo los mismos enseres que su compañero, además de un móvil, su consola con acceso a Internet, el cartucho de juegos pirateado y el cargador. El otro le miraba con la boca abierta.

 

-¿Qué te crees que haces?

-Prepararme, me voy contigo.

-De eso nada cachorro, tu harás lo que yo te diga, ¡que es quedarte aquí y seguir estudiando!-Le recriminó el rubio dándole un golpe en el hombro, como si fuese aquella figura paterna de la cual todos carecían. Matt se limito a sonreír.

-¿Vienes o no?

 

Mello se dejo convencer y esbozo un intento de media sonrisa. La marcha ya no se convertía en una losa sobre el, sino en una nueva aventura preparada para ambos. Dos chicos, dos mejores amigos, viviendo la vida a su manera, sin ataduras ni obligaciones. Podía haber sido un sueño hecho realidad si la muerte de L no empañase la idílica visión. Salieron del cuarto silenciosamente, únicamente para encontrarse con una chica de su edad, plantada frente a ellos con los ojos anegados en lágrimas. Matt bufó y su compañero puso los ojos en blanco. La rubia de dos coletas llamada Linda llevaba un año entero persiguiéndole, y no había forma de quitársela de encima. Ahora le tendía muy seria un papel doblado mientras las lagrimas de cocodrilo empezaban a manar de sus ojos castaños, dándole una apariencia tan inocente que a Mello se le antojo estúpida.

 

-¿Qué es esto, Linda?-pregunto cansadamente.

-M-mi…mi numero de teléfono… si t-tienes algún problema, y-yo…

-tsk…OK, de acuerdo, muchas gracias… ya nos veremos, supongo.

 

Dicho esto se guardo de forma indiferente el pedazo de folio en sus pantalones negros y no volvió a acordarse de el. Seguido muy de cerca por Matt, el rubio atravesó lo que quedaba de pasillo y abrió la puerta que daba directamente a una calle peatonal. Su compañero cerró tras ambos. Ya eran oficialmente libres.

 

-¿Y ahora que?-pregunto el pelirrojo cuando aun estaban frente a la casa.

-Lo primero es alejarnos todo lo posible-Contesto Mello.

 

Y dicho esto, le cogió de la mano y tiro de él para comenzar a andar rápidamente. No llevaban un rumbo fijo, pero todos los caminos llevan a roma, a algún sitio llegarían tarde o temprano, aunque fuese al puerto. Solo tenían que andar y andar…

 

Notas finales:

Espero que os haya gustado y que espereís a leer el siguiente cap =3 acepto todo tipo de críticas y, sobre todo, comntarios para subir el ánimo jajaja. 

Nos leemos! ^^


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