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Bajo el Cielo Nocturno por LycanZero

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Notas del capitulo:

Hola, aquí estoy de nuevo con un nuevo cap, el cual espero sea de su agrado nwn, me esforce mucho en hacer las "peleas", bueno, no estoy 100% segura que puedan llamarse así UwU... pero hice lo mejor que pude jejejeje. Si alguien tiene alguna duda de una determinada descripción, háganmelo saber e intentare mejorarlo para que este más claro nwn

 

AVISO IMPORTANTE:

Debido a que Yocelin no se ha contactado conmigo el fik de: "Más fácil pillar a un mentiroso que aún ladrón", será suspendido por tiempo indefinido, lo lamento, pero esta historia no es de mi autoría y sin el consentimiento e ideas de Yoce no le puedo dar continuación digna. Lo siento mucho por aquell@s que disfrutan de esta excelente historia.

Créanme que hago todo lo posible para contactar con Yocelin pero ella no responde; gracias por su comprensión y rueguen porque esta espera no sea demasiada y que la verdadera autora regrese pronto, para darle continuación a este proyecto. Porque así como ustedes disfrutan leyendo yo disfruto escribiendo nwn

 


Disfruten de la lectura ^w^

-Hana… Kamui-sama—el nombre del segundo logro que el dolor comenzara a mermar ¿Por qué? No lo sabía, pero agradecía aquello, sus oídos, al igual que todo en su cuerpo, le palpitaba. El dolor ya estaba transformándose en algo “normal” en esos momentos.

 

 

 

-¿Por qué surgió esto?—la voz de su amigo intentaba sonar calmada pero estaba claro que no lo estaba logrando, gracias a sus nuevos oídos podía captar mucho mejor la emoción en el timbrar de aquella melodiosa voz perteneciente al sangre pura, segundos después de oír aquellas palabras se dio cuenta de que los demás vampiros también estaban ahí y le rodeaban, pero al contrario de la primera vez, se sentía totalmente controlado, es decir, el instinto de protección hacia su persona no surgía, al contrario lo que quería era que su transformación terminara para ir en ayuda del castaño.

 

 

 

-No lo sé… de repente pidió sangre, apenas empezaba a beber cuando me empujo… y después comenzó a ser envuelto por aquel resplandor que marca la transformación de un licántropo… pero jamás pensé que él estuviera emanando tanto poder—la voz de Hikari estaba teniendo un timbre tembloroso pero no por temor sino de un sentimiento llamado emoción.

 

 

 

Y es que, alrededor de Zero, ya no estaba aquella resplandeciente luz apegada a su cuerpo, ahora formaba un domo que crecía centímetro a centímetro, pero al mismo tiempo aparecían unos ojos rojos mirando a donde estaba el grupos de vampiros, parecían ser los de una bestia que había despertado de su letargo. Además de que entre aquellos ojos apareció una curiosa marca*, también de tono rojizo, parecía ser un garfio “parado”, asimismo tenía otras tres marquitas en formas de hojas delgadas y curveadas sobre la misma encorvadura del primer “tatuaje”, todos los ahí presentes estaban asombrados, pues en ninguno de los despertares que habían presenciado vieron algo igual de fascinante.

 

 

 

-“¿Estás seguro de que quieres continuar?”—si antes todos estaban farfullando callaron al instante en el que oyeron esa voz, una de gran tono solemne pero al mismo tiempo parecía muy antigua, como si se tratase de un ser sabio, Zero todavía se encontraba en posición de cuatro debido al poder que estaba sintiendo, describirlo podría ser algo sumamente complicado, ya que la sensación es tan increíble que solo podría definirlo como una brisa refrescante que pesa lo mismo que una ballena azul.

 

 

 

-¿Quién eres?… y… ¿qué… quieres… decir?—la voz podía sonar en todo el lugar pero era más poderosa y clara dentro del domo.

 

 

 

-“Yo solo soy un fantasma del pasado, que ha venido a advertirte… si te conviertes en lo que en verdad eres podrías arrepentirte después”

 

 

 

-¿Arrepentirme?

 

 

 

-“La vida a la que te ataras simplemente te puede llevar a los lugares más oscuros de la soledad, lugares que te arrepentirás de conocer… tu sangre deseara la destrucción del traidor… aquel poder que encierras y que en este momento deseas puede ser odiado por ti en un futuro”.

 

 

 

-Hmp y… ¿Quién… es ese… traidor?— el cazador decidió ignorar lo último, pues no creía en aquello; ya no se veía el cuerpo de Zero, solo su forma pero en un destello de luz, él mismo era la luz.

 

 

 

-“Parte de la historia se te ha sido contada… pero aún falta que sepas quien fue el que causo que nuestra especie se haya extinto… en tus venas y hombros llevaras el peso y la maldición de los Kiryuu… ¿Estás dispuesto?

 

 

 

-No sé qué… mierda significa… todo… todo esto pero… agh… sé que te equivocas en algo…—elevo su vista, sentía como una nueva capa de piel envuelta en un pelaje estaba apareciendo, y como su estatura también aumentaba prominentemente— jamás voy a estar solo… tengo amigos que… jamás me abandonarían, dame lo que necesito y te demostrare que… cuando me enfrente a ese traidor… yo mismo lo hare trizas sin dudar si quiera… si es un enemigo entonces… lo destruiré… sea con garras y colmillos o… con mi arma… pero eso de sentirme nuevamente solo… es mentira, mi familia ha vuelto… mi familia es mi manada, seres… que pienso proteger con mi vida—en ese momento todo volvió a tener de nueva cuenta una conexión, Kaname se convirtió en el núcleo de su mundo pero había más cosas que empezaban a ser retomadas como importantes, cosas y personas, como lo eran sus nuevos amigos.

 

 

 

-“Entonces, espero no te arrepientas de lo que has dicho… recuerda que hay otros tipos de soledad además del que te rodeaba desde que fallecieron tus padres y después de la perdida de tu hermano… has buen uso de este poder y recuerda no doblegarte ante nada, ya que en tu sangre corre el poder de un gran rey, por lo mismo debes defender y cumplir con su deseo”—se escuchó un fuerte aullido, un cantico hacia la Luna de lo más hermoso y fue en ese momento en el que el domo de luz desapareció, dejando ver una elegancia bestial llena de luz, un lobo de cinco metros que se iba reduciendo un poco más de tamaño para acoplarse al tamaño de un caballo.

 

 

 

 

 

 

 

Y, por fin, se mostró.

 

 

 

 

 

 

 

De ojos rojos como la sangre misma, parecían ser hermosas y finas joyas, de pelaje plateado como los rayos de luna y, en apariencia, suave y fino, sin ningún tipo de mancha oscura, solo con aquella curiosa marca que había aparecido antes en el domo de luz, las garras bien torneadas poseían un color oscuro, negro como la obsidiana pero no por ello carente de un brillo sutil. De gran altura y musculoso, es, por lo mucho, varios centímetros más grande que Hikari en su forma lobuna.

 

 

 

-Zero—sus nuevos oídos eran de lo más increíbles, podía oír mucho mejor que con el oído de “vampiro” que tenía, con sus patas podía sentir claramente el grosor del pasto, así como también podía darse una idea de cómo era el resto del lugar sin siquiera verlo, con tan solo tocar la tierra, esta le otorgara un mapa de los alrededores. Su… ¿cola?... se movía de forma elegante de un lado a otro de forma automática, sus ojos podían ver claramente todo el lugar, hasta el más oscuro de los rincones y hasta el más pequeño animal.

 

 

 

Podría ser que, si hubiera sido un vampiro de más “rango”, podría ver todo aquello, pero no, él había sido un nivel E, un vampiro con ciertas restricciones, pero ahora eso había cambiado, ahora era un ser de estirpe alta, un sangre pura entre los licántropos, un líder alfa. Todos le miraban cautelosos, es como si estuvieran conteniendo la respiración. Quería moverse, caminar hacia ellos, pero no podía, no sabía cómo caminar en cuatro patas, posiblemente era lo mismo que ir a gatas cuando uno era pequeño, sin embargo no estaba 100% seguro de que fuese así, quería decir algo, pedirle a Hana y a Hikari que le ayudasen, no tenía tiempo que perder, Kuran estaba en peligro y él debía ir en su ayuda.

 

 

 

 

 

 

 

¿Por qué?

 

 

 

 

 

 

 

No tenía la menor idea, solo sabía que tenía que ir.

 

 

 

 

 

 

 

-Hikari, Hana…— su voz, él podría jurar que sonaba igual a como cuando era humano, pero no, sonaba más fuerte y venia acompañada con algunos gruñidos. Pero eso era normal, solo era cosa de acostumbrarse… de hecho había muchas cosas a las que tenía que tener costumbre, como eran las patas y la cola (XD).

 

 

 

-Zero—las chicas no pudieron evitar apoyar su rodilla derecha en el suelo, poner sobre su pierna izquierda el brazo del mismo lado y agachar la cabeza en son de lealtad, respeto y obediencia; por fin había llegado el tan ansiado momento, el despertar de su nuevo líder, el nuevo guía. Sabían que Zero sería diferente, bastaba con ver aquella extraña marca en su frente como para comprender que el traía con su transformación algo nuevo.

 

 

 

-¿Cómo es que…?—Kamui no sabía explicarse, jamás había visto una transformación de licántropo, al menos no de esa manera, no con tanto poder.

 

 

 

-Hay problemas… tengo que ir—dijo sin más, deseaba moverse pero aun no sabía cómo.

 

 

 

-Te guiaremos—dijeron las licántropas al unisonó, Zero asintió levemente y después, con esos hermosos ojos rojos que tenía, observo a su amigo vampiro y este también asintió levemente con la cabeza, sabía que el cazador tenía motivos para ir y él no era quien para detenerlo, además no era ese su deseo y también porque era la única manera en que el peli plateado pudiera acostumbrarse a su nuevo cuerpo.

 

 

 

-Tengan cuidado—fue lo único que dijo y dio varios pasos hacia atrás. Ya que las chicas también estaban siendo envueltas por una luz blanca pero, al contrario de Zero, la de ellas fue solo en un parpadear, ya que al segundo que la luz apareció al siguiente se fue, dejando ver a dos lobas, hermosas criaturas de elegancia sin igual, aunque no por ello menos peligrosas.

 

 

 

La primera era Hikari, poseedora de indescriptibles ojos color azul hielo, pelaje de color arena, de la más pura que se pudiese encontrar y de garras plateadas, como si fueran del más fino metal. Hana por su parte poseía sus ojos de inigualable rojo violáceo, pelaje café rojizo, al menos en el lomo, la cola y parte superior del hocico, ya que en el vientre, junto con las patas, y en la parte inferior del hocico era de un café más claro y poseía unas garras de un tono grisáceo oscuro. Ambas hembras eran de un tamaño más pequeño que el de Zero; y para sorpresa de este, después de la transformación de las chicas, pudo caminar con naturalidad.

 

 

 

No es como si pudiera conectarse con la mente de las chicas, pero podía sentir claramente el palpitar de cada corazón, podía ver lo que ellas veían individualmente y podía adquirir la experiencia de cada una ya fuese en caminar, correr, cazar. Era como si se hubiese dividido en tres partes para ver las cosas desde perspectivas completamente diferentes y así interpretarlas de mejor manera.

 

 

 

-Vámonos—ordeno con un gruñido y salieron a gran velocidad hacia la entrada de la academia, ignorando que alguien los había visto, alguien había observado la increíble transformación de Zero. Y ese alguien conoció por fin uno de los secretos del nuevo clan de la Academia Cross.

 

 

 

Vampiros de montaña tenían como amigos a sus peores enemigos, seres de cuatro patas con garras filosas y de puntiagudos colmillos.

 

 

 

-Señor… creo que está mal que espié sobre asuntos ajenos… eso puede traerle mala suerte—Kamui ladeo rostro para ver atrás, observando específicamente uno de los arboles, donde sabia se encontraba un ser que no debió a ver visto la trasformación de su querido amigo; los ojos rojos de los vampiros resplandecieron al oír las palabras de su líder, afortunadamente para ellos una nube viajera cubrió a la luna envolviendo el ambiente en total oscuridad, creando el escenario perfecto para ellos, las criaturas de la noche.

 

 

 

 

 

 

 

*******En la Ciudad*******

 

 

 

 

 

En aquella oscuridad de penumbra debía ser el indicio de una total tranquilidad, de un completo mutismo sin embargo nada de eso ocurría, aquel silencio era baldado por los disparos de los cazadores y los aullidos de aquellas criaturas peludas. Aidou y Kain intentaban mantener al Hombre Lobo a raya pero no era muy fácil que digamos, por alguna extraña razón el hielo no le hacía efecto, sí lo detenía pero no lo suficiente, y los ataques de candentes llamas los esquivaba con una agilidad increíble, aun para su tamaño, y Seiren, por más que deseaba matarle, no podía alejarse mucho de su señor ya que este, a pesar de no estar gravemente herido, minutos después de que había sido atacado sintió su cuerpo pesado y una temperatura de los mil demonios que le paralizaba completamente.

 

 

 

-No podrán defenderlo para siempre—decía con malicia aquella peluda criatura.

 

 

 

Mientras que todos hacían lo posible para alejarlo del castaño, además de tener cuidado de no ser alcanzados por sus garras ya que podrían correr con la misma suerte que su líder, sus cuerpos comenzaban a sentirse más tensos, la impotencia de no poder destruir a aquella criatura les estaba aturdiendo la mente y si seguían así quedarían completamente indefensos contra el enemigo y eso era algo que no podían permitir, fuese como fuese debían proteger a su señor a como diera el lugar al mismo tiempo que se cuidaban a ellos mismos.

 

 

 

-Ze… Zero—era lo único que podía articular ante tanto delirio, sus ojos estaban acuosos a causa del sueño que estaba empezando a tener, la vista le estaba siendo cada vez más borrosa y los sonidos lentamente iban perdiendo fuerza. Kaname, muy a su pesar, sabía lo que esto significaba, estaba a punto de caer en la inconsciencia, era humillante, de lo más patético, él, un Sangre Pura y futuro rey de los vampiros, había sido vencido de la manera más fácil. Ni si quiera dio batalla, pero jamás se había enfrentado a una criatura como esta, por lo que ignoraba las consecuencias de haber sido atacado; sin embargo, de un momento a otro, le golpearon unas imágenes de los mas aturdidoras, donde se agazapaba cual felino y atacaba insistentemente a grandes sombras que tenían forma de animales, pero aquel recuerdo duro escasos segundos.

 

 

 

Ahora lo único que en su mente surcaba era el rostro del peli plateado, de aquel cazador revoltoso que siempre le enseñaba los colmillos a pesar de ser un vampiro de baja categoría, esa persona que simplemente le trataba como su igual, no lo alababa como el resto de los vampiros, ni era como las chicas humanas alocadas por las hormonas que decían decir que le amaban cuando lo único que sentía era una atracción por su belleza, es más, ya ni siquiera estaba seguro de que su hermana le quisiera como realmente era.

 

 

 

Tal vez estaba imaginando cosas, pero en el tiempo que vivía con ella, esta lentamente iba cambiando su actitud, a veces todavía volvían sus momentos de inocencia y cierta torpeza; volvían aquellos atributos que él tanto amaba. Pero había otras ocasiones cuando su arrogancia subía hasta lo más alto, con algunas personas de alta categoría se comportaba con despotismo además de hipocresía y payasa, sí, ¿Por qué no decir eso de su hermana? A veces se comportaba como una verdadera niña mimada, cosa que no podía creer ya que Kaien la había educado con sencillez y amor. Pero al parecer a su hermanita se le estaba olvidando aquello, bien se dice que el poder puede volver loco a cualquiera. Todo lo contrario de Zero, que a pesar de los meses en los que no se habían visto su actitud hacia su persona no había cambiado en nada, tal vez le dolía aquella conducta tan rechazante por parte del joven cazador, pero al menos seguía siendo él… con algunos cambios, quizá, pero con él seguía siendo el mismo. Daría lo que fuese porque estuviera ahí.

 

 

 

 

 

 

 

¿Por qué no admitirlo de una vez?

 

 

 

 

 

 

 

Sabía muy bien que por su hermana no sentía otra cosa que amor fraterno así como ella lo tenía con él, pero con el peli plateado era distinto, con él era algo más que odio o simple atracción; es como si su alma llamara a la del cazador de manera intensa, como si el deseo de unirse aquel ser totalmente opuesto a él fuese necesario para sentirse completamente vivo. Se dice que los vampiros solo aman verdaderamente una vez en toda su eterna vida y que dan el todo por el todo por su persona amada, son capaces de defenderla de cualquier cosa y complacerles en el más minino deseo. Amantes perfectos, esa era la frase que les encajaba perfectamente; y en ese mismo instante era cuando Kuran Kaname admitía que amaba a Kiryuu Zero.

 

 

 

 

 

 

 

¿Cómo sucedió?

 

 

 

 

 

 

 

¿Cuándo sucedió?

 

 

 

 

 

 

 

¿Por qué él?

 

 

 

 

 

 

 

Las respuestas no las tenía, pero sabía que debía seguir la decisión que su corazón había tomado, a pesar de que el cazador lo mandaría a freír espárragos si no es que antes le llenaba el cuerpo a balazos. La simple idea de la reacción de Zero seria digna de ver y, con aquella idea en retumbando en su cabeza, lentamente se fue poniendo de pie; estaba utilizando su energía pura para eliminar los malditos parásitos que le estaban causando ese dolor abrasador.

 

 

 

-Mi señor—Seiren se puso a su lado con disposición de servirle como apoyo, pero Kaname desistió de la idea.

 

 

 

-Tranquila… ya estoy bien—su sangre hervía, su fuerza luchaba contra algo en su interior y sabía que él estaba ganando la batalla porque sus fuerzas físicas regresaban poco a poco.

 

 

 

-Maldito monstruo—dijo el licántropo muy enojado, sorprendido de que el vampiro se recuperase de su ataque, (N/A: ¿Monstruo?... ¿pues qué no se ha visto en un espejo? ¬¬). No era norma que un vampiro, aun siendo un sangre pura, asimilara el ligero veneno que poseía en sus garras.

 

 

 

-¿No te has mordido la lengua?—pregunto Kaname de forma burlona, alterando más a la bestia. Jamás volvería a demostrar debilidad ante un ser que no era de su “categoría”, ya que al fin y al cabo la criatura que tenía enfrente era un ser de nivel inferior, un simple infectado como lo eran los niveles E en su mundo, aunque este estaba dando más problemas de los que podría imaginarse, por primera vez, después de tanto tiempo, deseaba comenzar el mismo la pelea.

 

 

 

-Te matare con mis propias garras—se puso en posición de cuatro para impulsarse con toda la fuerza de cada una de sus patas, por más hielo, fuego y golpes que le diesen él no se detendría con los inferiores. Mataría al Sangre Pura aunque no fuese al que habían venido a matar. Puso toda la energía en sus patas y de golpe lo soltó todo, logrando una increíble velocidad; los vampiros por más que intentaron detenerlo no lograban nada, solo podían observar, en cámara lenta, como se acercaba a Kaname para incrustarle de lleno sus garras en el inmaculado cuerpo.

 

 

 

 

 

 

 

Un aullido se oyó.

 

 

 

 

 

 

 

Un rayo plateado golpeo a la bestia.

 

 

 

 

 

 

 

Kaname se había quedado completamente estático.

 

 

 

 

 

 

 

*******En otro lado de la ciudad*******

 

 

 

 

 

Los cazadores atacaban con ímpetu a las feroces bestias que había aparecido de repente, no podían creer que en verdad estuvieran enfrente de licántropos, enfrente de aquellos seres que con el tiempo se habían “extinguido” y por lo mismo se convirtieron en mito; aunque más sorprendente era que los habían encontrado rápidamente. Por ello, ahora todo había dado un brusco giro de 180° cuando estas enormes criaturas surgieron de las sombras y comenzaron a atacarles sin dudar siquiera. Yagari daba órdenes a diestra y siniestra sin embargo sus balas no surtían efecto, y las espadas con mucho esfuerzo apenas si podían cortar unos cuantos pelos negros de los Hombres Lobo.

 

 

 

La caza era más difícil de lo que pensaba. Y esto era un gran problema porque dudaba salir de aquella batalla sin heridas, sin perdidas y, posiblemente, con vida; no deseaba ser pesimista pero esa era una gran probabilidad, tal vez la muerte decidió que no tenía que morir por un vampiro o por viejo sino por una bestia que se creía desaparecida. Pero él no podía darse ese lujo, no, no podía morir ahora que había encontrado algo, o más bien alguien, por quien luchar y por quien vivir en ese mundo de cacería e insaciable deseo de muerte hacia los vampiros.

 

 

 

-Maestro—Kaito estaba agotado al igual que el resto de sus camaradas. Habían sido solo veinte los cazadores que decidieron hacer aquella “exploración”, ahora todos se encontraban en deplorables condiciones, totalmente cansados y desesperados, el resto estaba inerte en el suelo, la muerte era eminente. La resignación por parte del resto de los cazadores estaba surtiendo efecto en Yagari, que al mismo tiempo luchaba internamente por darse ánimos, él no era débil, era un cazador reconocido y respetado, así que no podía mostrarse como animal indefenso ante esas… esas cosas.

 

 

 

-Vamos… no podemos rendirnos—dejo su escopeta en el suelo y agarro una espada que a su dueño había perdido, sí, por lo mínimo habían caído siete cazadores en combate.

 

 

 

-Es inútil malditos humanos—dijo uno de los Hombres Lobo.                              

 

 

 

-Resígnense a morir­—el segundo dio un enorme salto en dirección a Touga, el cual esperaba con espada en mano a su presa, si iba a morir se llevaría a una de esas cosas consigo al infierno.

 

 

 

 

 

 

 

Un fuerte aullido se escuchó muy cerca de donde él estaba y no pudo evitar maldecir en voz alta.

 

 

 

 

 

 

 

Habían llegado refuerzos para el enemigo, y eso era algo que no se esperaba, apenas si podían pelear con dos… ¿Cómo podrían el resto de sus camaradas y su alumno poder con más de esas bestias? Sin embargo fue más su sorpresa al ver que el licántropo que se le había arrojado era desviado por una enorme masa peluda, mientras que el segundo comenzaba a retroceder mientras proliferaban unos fuertes y sonoros gruñidos.

 

 

 

-¿Pero qué rayos…?— Yagari estaba totalmente sorprendido mientras que de una esquina se oyó otro aullido y al mismo tiempo de un oscuro callejón salió un enorme lobo de pelaje blanco puro como la nieve pero con el lomo de un tono grisáceo, sutil, un tono que casi no abarcaba mucho del pelaje. Y el lobo que había salvado a Yagari era igual que este. Venia caminando lentamente, su cola se mecía de un lado a otro en gráciles movimientos; se dirigía a los cazadores, estos asustados se pusieron en guardia con esfuerzo ya que todavía estaban heridos y muy aturdidos por la intervención de tan hermosas criaturas, pero cuando el lobo estaba muy cerca de ellos, freno, giro su cuerpo y se dirigió a su verdadero enemigo en una veloz carrera, se movía con certeza, sus agudos ojos ya sabían donde debía clavar sus colmillos.

 

 

 

Los cazadores no sabían que estaba pasando pero algo que estaba seguro es que los que en verdad parecían “lobos” habían venido a eliminar a aquellos contagiados, sabían que eran distintos, eran más elegantes, de movimientos más gráciles y sutiles. Las garras plateadas resplandecían con luz propia y se intensificaba con los rayos de la luna, los colmillos parecían ser demasiado filosos y con capacidad de desgarrar lo que sea. Simplemente eran criaturas a las que debían temer más, aunque en ningún momento los cazadores pensaron que iban a ser ayudados por los licántropos, al contrario ya se estaban dando por muertos al oír el aullido de tan magnificas criaturas.

 

 

 

El Hombre Lobo infectado se paró en dos patas, como los osos cuando intentaban aparentar ser más grandes, y soltó un rugido fiero, pero aquel lobo de Sangre Pura le ignoro completamente y se arrojó en su contra, una pelea se soltó entre ambas bestias. Los cazadores observaban simultáneamente ya que el que había salvado a Yagari también estaba teniendo una fuerte riña contra el… ¿enemigo? Estaban tan desconcertados que no sabían si en verdad estaban siendo ayudados o era una pelea por territorio.

 

 

 

-Yagari…san—el mencionado observo a uno de sus camaradas, este estaba pálido como la cera y señalaba a una de las paredes alumbradas de los callejones, su ojo se movió al lugar señalado y con asombro vio una deforme figura, no tenía una forma concreta solo podían apreciar sus intensos ojos rojos, parecía una sombra distorsionada, como las imágenes de los desiertos cuando uno empieza a ser aturdido por el calor.

 

 

 

-¿Un vampiro?—no estaba seguro, no había visto ni oído de vampiros deformes, pero el aura de esta… ¿cosa?... despedía le delataba como un chupasangre, pero ¿Qué hacía ahí? ¿Por qué estaba en el campo de batalla?, el cazador bien sabía que no era ninguno de los miembros del clan de Kuran, pues de ellos ya poseían la información necesaria acerca de las habilidades sobrenaturales de cada miembro; y eso era lo que desconcertaba, ya que tenían claro que los vampiros tenían fuertes influencias en los elementos y en la mente humana pero jamás hubiese creído que en verdad pudiesen ser, literalmente, seres de las sombras.

 

 

 

-Muere—la voz de aquella sombra sonaba como el silbido de las serpientes, sus manos esqueléticas y de color negro, pero con largas y afiladas garras salieron, o más bien, se “despegaron” de la pared y se acercaron a uno de los licántropos inferiores en un intento de enterrarle sus garras en el lomo pero este le esquivo rápido.

 

 

 

-—los ojos de aquella criatura se abrieron de asombro, mientras que el licántropo puro aplanaba las orejas, se agazapaba cerca del suelo y después soltaba toda su fuerza, logrando enterrar las garras en el pecho de la otra criatura, la cual soltó un aullido de dolor, con esfuerzo sus brazos se cerraron atrapando a su enemigo e intentaba romperle los huesos en un fuerte abrazo de anaconda; pero el otro no era tonto, sus garras bajaron lentamente, atravesando la piel y logrando que la sangre saliera a borbotones.

 

 

 

El infectado, no pudiendo evitar el fuerte dolor, aflojo el abrazo y en eso el Puro logro clavarle los colmillos en el cuello, tirándolo en el proceso, mientras él hacia esa parte la sombra culebreo hasta perderse debajo del pelaje negro del infectado y de repente, en un parpadear, salieron estalagmitas negras y le perforaron el resto del cuerpo. Al estar el Puro sobre él, lo más lógico es que este también saliera dañado pero no, cuando la punta estaba a punto de tocarle se desviaban como serpientes, evitando causarle daño.

 

 

 

Mientras que el otro Puro peleaba con más destreza, ya que el otro, el infectado, intentaba no ser atrapado por aquellas peligrosas fauces, pero al mismo tiempo intentaba atrapar su enemigo, si lograba envolverlo en sus brazos podría romperle todo y matarlo, dejarlo ahí y poder ir en pos del otro Puro. Sin embargo su rabia aumento cuando vio que su hermano estaba siendo asesinado, no solo por un licántropo de nivel superior sino por un chupasangre del clan enemigo, logrando que perdiera la atención en su propia batalla.

 

 

 

-No te distraigas—le dijo el puro en un gruñido mientras le soltaba un zarpazo que le dejo en el hocico la marca de sus tres garras, aulló de profundo dolor y frustración, la sangre caía y caía no mostrando indicios de querer detenerse. En esos momentos el Licántropo Puro demostraba porque en los tiempos antiguos sus garras y colmillos eran deseados por todos, esas armas naturales poseían un gran filo destructor que podría dar a nacer una poderosa armas y al mismo tiempo un gran poder para el que poseyese una de esas armas creadas, ya sea por sus colmillos o pos sus garras.

 

 

 

-¿Por qué defender a estos humanos?—se suponía que la manada Yami estaba a favor de proteger a los vampiros del clan Yozora sin embargo no veía motivo de proteger a unos cazadores, unas simples sabandijas que solo servían como juguete.

 

 

 

-No tengo por qué responder a esa pregunta—el lobo estaba dándole un rodeo, era mejor atacar por la parte de atrás, morderle el cuello, romperle la tráquea para que la muerte fuese más rápida.

 

 

 

-Maestro, deberíamos aprovechar ahora—decía Kaito mientras agarraba la escopeta de Yagari y apuntaba al lobo puro.

 

 

 

-Quieto ahí chico, él está de tu lado… así que no te recomiendo apuntarle—de otro callejón salió un tercer lobo, pero distinto a los otros dos, este era de un pelaje café rojizo y de un tamaño menor.

 

 

 

-¿Hay… más?—la voz de este lobo era parecido al de una mujer, una que estaba utilizando tonos juguetones pero al mismo tiempo gentiles, deseaba tranquilizar a los cazadores para que estos después no se convirtieran en un problema más.

 

 

 

-No venimos a hacerles daño—la loba utilizaba un tono conciliador, tranquilo mientras gemía bajito acercándose poco a poco a Kaito, este por la curiosidad dejo el arma y su mano lentamente se acercó al lobo, bajo la cautelosa mirada de su maestro. Cuanto tuvo contacto con el hocico pudo sentir la suavidad del pelaje, su mano fue avanzando lentamente hasta tocar el pelaje de la cabeza, la loba cerro sus ojos dejándose mimar por el joven cazador, se sentía tan bien además el muchacho había dejado de temblar, eso le alegraba, podía distraerlo para que no viera como sus hermanos, Kai y Kyo, mataban al infectado.

 

 

 

Los demás cazadores se habían olvidado de la batalla, sus ojos se centraban en como el más joven de su grupo acariciaba con lentitud y cariño el pelaje de la loba, esta parecía un can amaestrado, con los ojos cerrados, meciendo la cola de un lado a otro en son de alegría y soltando gemidos de gusto. Cada cazador empezaba a tranquilizarse, se empezaban a sentir seguros.

 

 

 

-¡Kaito!—Yagari lo saco de su ensoñación, dejo de acariciar a la loba y observo como su maestro le disparaba con la escopeta, golpeándole el pecho, aunque las balas no le causaban efecto alguno, la fuerza del impacto si podía hacerle sentir un ligero dolor, sacándole un aullido lastimero y alejándose rápidamente de los cazadores. Se dirigió donde sus hermanos, los cuales sujetaban con sus fauces cada uno un brazo del infectado, Hana aumento su carrera y se abalanzo contra el cuello del inferior, clavándole con fuerza los colmillos, enterrando sus garras y de un jalón le arranco la cabeza; se encargó de darle fin al segundo infectado. Los cadáveres de ambos iban perdiendo volumen, hasta convertirse en seres humanos, los cazadores estaban atónitos, Kaito solo observaba a la loba.

 

 

 

-Vámonos—dijo uno de los lobos mientras empezaba a correr por la calle, su gemelo le siguió, la sombra en la pared también y por ultimo Hana emprendió la carrera.

 

 

 

-¡Espera!—grito Kaito pero ella no se detuvo, Yagari le había disparado, y no podía culparlo pero tampoco atacarlo ya que al fin y al cabo también era su maestro.

 

 

 

-¿En que estabas pensando cuando te acercaste a ese animal?... pudo haberte matado—le regaño Yagari. No podía creer que por observar a esa enorme bestia haya bajado la guardia, sino hubiera salido de su ensoñación posiblemente su pupilo hubiese muerto. Y eso era algo que no permitiría, ya bastante tenía con la perdida de Ichiru.

 

 

 

-Ella no parecía querer hacerme daño—contesto Kaito, él había sentido la calidez de aquel suave pelaje así como también la felicidad del animal al verlo tranquilo, su maestro podría decir lo que quisiera pero él estaba seguro de que esos lobos no eran malos.

 

 

 

 

 

 

 

*******Con los Vampiros*******

 

 

 

 

 

Kaname se había quedado estático en el lugar donde estaba, no había movido ni un musculo, y es que simplemente estaba como petrificado. El infectado se había dirigido a él con intenciones de matarle, darle un fin definitivo y sus amigos no había logrado detenerlo, y justo cuando creía que las garras le iban a desgarrar el cuerpo, un lobo, así es, un hermoso lobo plateado llega y embiste al otro para alejarlo de su persona. Además de que estaba justo enfrente de él, su pelaje es brilloso y despedía un delicioso olor silvestre, parecido al de su cazador.

 

 

 

-¿Quién eres tú?—la voz desgarrada del infectado le saco de su ensoñación. Mostraba los colmillos a la hermosa criatura, y esta solo se dedicó a soltarle un fuerte gruñido, aplanando las orejas, mostrando los incisivos y sacando a relucir sus garras negras.

 

 

 

-Retroceda, por favor—Kaname se dio cuenta de que el lobo que le había salvado no estaba solo, tenía un compañera, igual de hermosa pero no tanto como el primero, de menor estatura pero no por eso significaba que menos peligrosa.

 

 

 

-Kaname-sama—Seiren se acercó rápidamente a su señor para interponerse entre la loba y el vampiro. Hikari al ver las intenciones de protección por parte de la guardiana no camino más, se mantuvo a distancia prudente, ya que no deseaba alterar a la vampira. Esta estaba nerviosa, de seguro había sentido un fuerte pesar al creer que su señor iba a morir y todo por su incompetencia, pero gracias a Zero eso no había ocurrido. Ella de ante mano sabia que esto algún día pasaría, los instintos de protección hacia el ser amado que tienen los licántropos también tenían que despertar en su líder, aunque este fuese un cabeza hueca que niega haberse enamorado del ser que “odia”.

 

 

 

-Sangre Pura… no te metas en mi misión, o te arrepentirás—amenazo el infectado, pero Zero no dijo nada, estaba aliviado de que a Kaname no le hubiese pasado nada, todavía no podía olvidar el fuerte escalofrío que sintió cuando vio que Kuran estaba a punto de morir por el desgraciado que tenía enfrente.

 

 

 

-No eres digno de que mi señor te dirija la palabra—Hikari bien sabía que Zero temía a que por su voz fuese reconocida, por lo que evitaría hablar como fuese posible.

 

 

 

-La traidora a la sangre habla de dignidad… así que este es el nuevo líder de la manada… que miedo—decía la bestia de forma socarrona, pero en el interior estaba muerto de miedo, los lobos Sangre Pura pueden ser poderosos pero solo los lideres Alfa tienen el poder de ordenarle a los infectados.

 

 

 

Es como la dinastía de los vampiros: El Sangre Pura convierte a los humanos en vampiros nivel E para tenerlos como esclavos, son los reyes entre los vampiros, los Nobles por decisión propia, aunque es más por la atracción del poder, obedecen a los Sangre Pura. Así mismo era con los lobos; los infectados eran los niveles E, los Sangre Pura de una manada a pesar de que tiene la capacidad de transformar a cualquier humano en un infectado, están bajo órdenes del Alfa y eso los convertía en los Nobles, dando como lógica a los Alfa como los únicos y poderosos Sangre Pura. No importaba que tan unidos fuesen los lobos, siempre tenía que haber un sistema para dar orden a las cosas.

 

 

 

Fácil el entendimiento pero complicada la interpretación del actuar de un licántropo Puro, muchos decidían permanecer en manada bajo el mando de uno de su misma “categoría”, les gustaba ser suprimidos por otro Sangre Pura, raro era el licántropo Puro que decidía convertirse en un Lobo Solitario; en cambio los infectados no tenían opción más que obedecer a su creador. Para el parecer el infectado, los licántropos y los vampiros eran iguales, aunque entre licántropos era más amena la relación.

 

 

 

Pero no por ello le agradaba la idea de morir en las garras de un puro…

 

 

 

-Si no tienes miedo ¿Por qué tiemblas?—Hikari estaba sonaba burlonamente, sus ojos azules estaban fijos en su enemigo; el Hombre Lobo no dijo nada, sabía que a pesar de sus palabras estaba en total desventaja, ya que por más que se esforzara era evidente que no podía competir contra un lobo Sangre Pura, al menos no sin el apoyo de sus hermanos, pero ahora que sumaba eran dos Puros.

 

 

 

-Esperen—Kaname salió de la protección de sus tres amigos y se acercó al lobo plateado, el cual fijo sus ojos rojos en el—no pueden matarle… necesitamos hacer que hable, que nos diga quien fue el que le infecto a él y a sus compañeros—por ser un vampiro de gran poder tenía que sonar arrogante, demandante y/o autoritario, pero no tenía por qué con los lobos, en esta ocasión estaba tratando con una especie diferente, una que pensaba ya no existía pero que sin embargo llega uno a salvarle la vida. Así que su tono fue amable y, por momentos, suplicante para que fuese aceptada su petición.

 

 

 

-Esa petición no puede ser aceptada—por primera vez Zero hablo, uniendo algunos gruñidos para que su voz no fuera fácilmente reconocida—Ustedes avisaran a los suyos de la aparición de nuestra especie, asegurando que no estamos completamente desaparecidos y la caza hacia nosotros puede empezar nuevamente… si este habla pondrá en riesgo a la manada de la que proviene y de paso a la nuestra… lo lamento pero él tiene que morir.

 

 

 

-Nuestra misión es capturarlo con vida— Aidou sonó desafiante mientras se acercaba a su líder pero al mismo tiempo se ganó un gruñido por parte de la loba. El rubio, a causa del miedo, se había olvidado de la prudencia, la cual en estos momentos se le era esencial para la supervivencia de sus amigos y de él mismo, sin embargo hay cosas que, en ocasiones peligrosas como esta, nos ciegan completamente.

 

 

 

-Encárgate de él—ordeno Zero, el rubio temió que se refiriera a su persona así que se puso en posición de batalla, pero Hikari salió disparada hacia el infectado que intentaba escapar aprovechando la distracción de aquella discusión, el jamás traicionaría a su manada, el lobo Sangre Pura debía saberlo tan bien como él. Los lobos que pertenecen a una manada jamás se traicionan entre sí, el lazo de hermandad que poseen es poderoso no importando si unos son puros y otros no.

 

 

 

 

 

 

 

La traición no era una palabra que se conociera entre los miembros de una manada.

 

 

 

 

 

 

 

La guerra solo se desataba cuando dos líderes Alfa estaban en un mismo grupo, como lo fue en el caso de la manada Yami; Karasu traiciono a su familia porque él deseaba la muerte de los vampiros y ser el líder absoluto de la manada, cosa que no sucedió pero aun así logro formar su propio grupo con otros licántropos que decidieron seguirle y que compartían sus ideales.

 

 

 

-Vampiro, yo solo hago lo que está bien para mis hermanos… no deseo entrar en guerra con los de tu especie—Zero se sentó en sus cuartos traseros para poder hablar mejor, Hikari haría bien su trabajo sin su ayuda, aunque él deseaba matar a ese infectado por osar intentar tocar a Kaname.

 

 

 

-Lo comprendo y pido disculpas por mi petición y la imprudencia de mi sirviente—en estas últimas palabras miro a Hanabusa con reproche, este solo pudo bajar la cabeza. Su voz tenia tonos cautelosos, la criatura que tenía enfrente le tenía maravillado pero al mismo tiempo le mantenía alerta.

 

 

 

-Acepto sus disculpas—esta vez Zero sonó algo petulante ya que Kuran Kaname no era de los que pedía disculpas todos los días.

 

 

 

Pero aun así no podía evitar sentirse aliviado de que Kaname ya pudiera hablar normalmente, temía de que hubiese sido dañado, no entendía porque pero desde que termino su transformación como licántropo era más fácil aceptar que le preocupaba el bienestar del Sangre Pura, y eso era lo que le asustaba, ya que la simple idea de que se preocupe por Kaname le causaba pánico y no porque fuera cobarde sino porque era un sentimiento que él desconocía y creía jamás iba a ser puesto a prueba para con un vampiro, para uno de sus enemigos naturales, simplemente carecía de lógica.

 

 

 

Mas aullidos se escucharon en las calles y de repente aparecieron dos lobos blancos y un de café rojizo entre las oscuras sombras que las mismas paredes producían, los cuales no se detuvieron a observar a los demás vampiros simplemente se arrojaron al infectado, como una manada hambrienta de carne, el inferior soltaba dolorosos gemidos al sentir como varios colmillos penetraban su piel y la desgarraban como si fuera un trapo viejo. Los vampiros solo podían ver la escena con cierto horror y asombro, pues al parecer había más de dos lobos puros en el territorio.

 

 

 

-Lamento que hubiesen visto tal escena… nuestra misión a terminado… adiós—Zero se paró y empezó a caminar hacia el norte, tenía que adentrarse en los bosques que poseían las montañas que rodeaban a la ciudad, ocultar el olor de su manada y el de él mismo para después ir a la academia.

 

 

 

-¿Cuál es tu nombre?—Kaname no desviaba su mirada del lobo aun cuando este ya le había dado la espalda y poco a poco comenzaba a  alejarse del lugar, seguido por sus camaradas, seres muy elegantes pero jamás como el de pelaje plateado, a simple vista se sabía que él era el líder absoluto.

 

 

 

-Quien sabe— después de lo dicho se echó a correr seguido de los otros tres lobos y una extraña sombra que de repente apareció entre los callejones.

 

 

 

-Kaname-sama—Seiren se acercó a su señor, todavía estaba preocupada por la condición de este, sin embargo él no le tomaba mucha importancia; muchas cosas habían pasado esta noche, cosas que fácilmente le cambiaron la vida, tenía mucho en que pensar, pero primero lo primero, debía confesársele a Zero importando poco los resultados. Además no es que Kuran Kaname se rinda al primer rechazo, no importaba como le haría pero lograría que Zero se enamorara de él.

 

 

 

-Manadas… dijo que la manada de este infectado y la de él podían estar en peligro si sabíamos de dónde provenía, significa que… hay más como ellos—su vista miraba a la nada, ya que desde hace unos segundos los lobos se habían perdido de vista. Pero ahora no podía pensar en esas cosas, debía pensar mejor como le diría a Zero sus sentimientos, para él sería muy fácil decirlo directamente, pero considerando el orgullo del peli plateado debía hacer las cosas con más prudencia y si este se negaba a estar con él, pues tomaría medidas drásticas—“Si te tengo que secuestrar para que estés a mi lado, lo hare sin dudar”—el castaño ante la idea no pudo evitar sonreír macabramente, sería interesante ver como el peli plateado pelea por su libertad, y evitar ser atrapado. Sabía y comprendía muy bien que solo era cuestión de tiempo para que su vida estuviese en riesgo por confesársele a un cazador, pero solo así podía darle… cierto sazón a las cosas.

 

 

 

La prudencia y la paciencia debían ser sus mejores armas en estos momentos, porque, como dijo Kaien, Zero ya no estaba solo.

 

 

 

 

Notas finales:

*Esta es la imagen de la marca que utilice para Zero en su trasformación. Ya que siento que no la describí muy bien.

 

Como ya les hice esperar mucho y, con lo despistada que soy, a penas me di vuenta que rebace los 100 rev ^^U disculpen mi despistadez XD... pero para compensar y para celebrar os prometo que en el siguiente cap vendrá el tan aclamado lemon *¬*

 

Saben que cualquier comentario constructivo, amenzas, regaños, jitomatazos, etc. son bienvenidos ^^U

 

Al fin y al cabo es mi culpas por tardarme UwU sere responsable de mis actos.

 

Bye bye

 

 


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