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Bajo el Cielo Nocturno por LycanZero

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Notas del capitulo:

Vuelvo con otra actualización que espero sea de su agrado.

Admitiré que me pensé mucho el final de este cap. No sabía como ponerlo o más bien expresarlo en palabras, pero creo que salió decente ^^U

 

Erza-san gracias por hacer de mis escritos algo decente nwn

 

Les dejo leer uwu

Acorralado como estaba, no podía retroceder. Aún no se oía el aullido de Setsuna que indicara el fin de la misión, así que tomó una decisión, agarró  el colmillo que celosamente resguardaba en su bolsillo dentro de una pequeña caja negra y lo arrojó lejos del campo de batalla, asegurándose que cayera en un lugar seguro. No permitiría que algo tan valioso terminara destruido por sus acciones.

 

-No te distraigas. — La voz Zero le hizo volver a la realidad obligándolo a saltar para esquivar las filosas garras que venían hacía él. El peli plata estaba enojado, la ira recorría sus venas permitiéndole una mayor velocidad y fuerza. Mientras tanto, Kaname esperaba a que la herida en su brazo se cerrara lo suficiente para poder moverse, aun cuando quería ir por la vida de ese lobo sabía que si se disponía a pelear con la herida en ese estado perdería mucha sangre y con ello parte de su fuerza.

 

Yue logró alejar de una patada a Zero para crear un duro y grueso domo de hielo para su protección. Una vez supo que estaba a salvo, dejó que el lobo en él empezara a tomar posesión de su cuerpo. Los huesos comenzaron a tronarle y a desfigurarle el cuerpo, sobre la piel blanca empezaba a verse indicios de pelo negro, su mandíbula se desencajaba para dar paso a un hocico. Su cuerpo comenzaba a crecer y sus ropas a desgarrarse, su piel humana pronto comenzó a ser suplantada por pelaje oscuro con destellos rojizos.

 

-Te mostraré… El poder de un verdadero Alfa. — Canturreó Yue con voz gutural, los gruñidos de la bestia resonaban en aquel duro domo.

 

Zero embestía los gruesos muros para poder enfrentar a su enemigo, sus garras destrozaban el hielo, pero incluso así no podía penetrarle. Comenzaba a desesperarse, anhelaba matarlo, alejarlo de su pareja, sin embargo, por más que intentara penetrar aquella barrera de hielo no podía. Oyó un sonido escalofriante salir de aquel domo y se desconcertó al no saber cómo interpretar el anuncio dado por su enemigo.

 

-Muévete, Zero. — Pidió Kaname de forma suave. El enorme lobo volteó a ver al vampiro que tenía las ropas rasgadas a la altura del hombro, mostrando que la herida había desaparecido, lo único que podía notar era una sutil línea rosada que representaba, de momento, una cicatriz. — Destruiré el domo y usarás el segundo siguiente para acabar con él. — Declaró con voz seria, empezando a centrar su poder en una pequeña esfera de energía pura. Kiryuu sólo asintió y se colocó en posición de asalto, esperando el ataque de su pareja.

 

La esfera de energía pura era transparente, Kaname elevó su mano e hizo ademán de empujarla sutilmente pero ese pequeño movimiento bastó para que aquella energía fuera a gran velocidad y fuerza contra el domo, destruyéndolo de manera inmediata. Zero se impulsó con sus patas traseras para arremeter contra Yue. Los trozos de hielo poco a poco caían al suelo para desvanecerse al siguiente segundo de haber caído y al mismo tiempo dejaban ver una enorme silueta, un ser musculoso lleno de pelo negro, que tenía como única prenda unos rasgados pantalones.

 

Aquel ser medía al menos dos metros de altura, poseía un pequeño hocico, orejas puntiagudas, musculosas patas lobunas y en sus gruesos dedos mostraba poderosas garras. Su cuerpo tenía la apariencia de aquellos infectados con el virus de la licantropía, pero al mismo tiempo había algo diferente, mejor control, mucho más poder. Yue soltó un aullido al sentir completa su transformación sin embargo en un segundo éste se transformó en un chillido lastimero cuando Zero arremetió contra él, sus patas delanteras desgarraron el peludo pecho mientras que sus colmillos se clavaban fuertemente en la clavícula derecha.

 

Zero abrió los ojos en desmesura al ver la transformación de Yue, ignoraba que los lobos pudieran hacer tal cosa. Según lo dicho por sus amigos un licántropo Sangre Pura podía transformarse sólo en un gran lobo y dicha trasformación podía realizarse incluso en días donde no había rayo de luna, todo lo contrario a los que son infectados, siendo la fase de luna llena el tiempo en que se trasformaban en una combinación de humano y lobo.

 

Pero Kiryuu no podía retroceder sólo por ver esta inexplicable trasformación, Kaname estaba también en el campo de batalla, debía protegerle de cualquier amenaza y eso incluía a Yue quien había osado herir a su pareja. Así que arremetió sin temor contra la enorme criatura, clavando sus poderosos colmillos hasta casi tocar el hueso de la clavícula mientras que sus garras penetraban la carne para luego jalarle y provocar un profundo desgarre, sin embargo poco le duró el gusto de herir de aquella forma a su enemigo puesto que sintió como las grandes manos de Yue le agarraban de los costados para arrojarlo lejos.

 

El enorme cuerpo del lobo plateado se estrelló estrepitosamente contra el suelo y levantaba una enorme cortina de polvo mientras se barría varios metros lejos de Yue y Kaname. El vampiro Sangre Pura miró con más ira al licántropo, le importaba muy poco la brusca trasformación, para él seguía siendo un solo enemigo, así que con un perfecto control comenzó a arrojarle de nuevo enormes piedras en un intento de aplastarle como si se tratara de un insecto, pero Yue era muy ágil aun con las profundas heridas que tenía en el cuerpo pero ni eso haría que Kuran se rindiera. Mientras atacaba con su telequinesis al licántropo se acercaba de manera sutil.

 

Yue no se percató de tal estrategia hasta que tuvo a Kaname frente a él, no reaccionó a tiempo, cuando quiso golpear al vampiro éste le había asestado un fuerte golpe en el plexo solar. La fuerza sobrehumana del castaño se hizo notar en ese momento, ya que el impacto causó que Yue saliera volando contra el edificio y se estrellara hasta destruir la pared, agradecía que en esta trasformación su esqueleto fuese más resistente, de no serlo hubiera tenido varios huesos rotos con aquel ataque. Intentó ponerse de nuevo en pie pero no le fue permitido, de repente tenía los trozos de la pared volando a su alrededor y golpeándole una y otra vez para mantenerlo en el piso.

 

-¿Qué significa esto?— Zero se recuperó de aquel lanzamiento y se acercó a su pareja, sorprendentemente Kaname había logrado controlar de momento a Yue, pero eso no evitó que aún sintiera curiosidad, aquel pelinegro se había trasformado en lo que muchos humanos definirían como un Hombre Lobo de película.

 

-No sabía que los licántropos tenían más de una trasformación. — Admitió el castaño viendo de reojo a Zero, no podía perder la concentración en su ataque.

 

-Yo tampoco, pensé que sólo teníamos una. — Aseguró el cazador. Al parecer tendría una larga charla con sus amigos sobre esto, tenía muchas dudas y ellos eran los únicos que de momento podrían aclarárselas, pero eso sería después, primero tenían que encargarse de la amenaza llamada Yue.

 

 

 

***************

 

 

Hikari corría velozmente hacía donde se encontraban los gemelos, sabía que la batalla se libraba en todos lados, desde los gemelos hasta Hana y Yuzuki pero Kai y Kyo eran los que estaban más cerca, primero les proporcionaría ayuda a esos dos y luego iría donde sus otras hermanas, sin embargo, se detuvo en seco al ver que los gemelos no estaban solos. Aidou Hanabusa mantenía a raya a uno de los gemelos mientras Kai se mantenía en su lugar, pronto comprendió las intenciones de su amigo pero debido a los escasos rayos de luna estaba tardando un poco en reunir la suficiente energía y era ahí donde el vampiro desempeñaba su papel. Si bien no sabía pelear contra un hombre lobo estaba haciendo un perfecto trabajo en mantener al enemigo alejado. Cuando el lobo quería acercarse a atacar, Hanabusa creaba una pared de hielo que en el instante en que ésta era destruida usaba su fuerza sobrehumana para tomar algún miembro de Naoya y alejarlo de donde estaba Kai.

 

Por otro lado Kyo obtenía ayuda de Kain, el primo de Hanabusa, y de Ruka. Ambos vampiros empezaban a acorralar a Kazuya quien les gruñía molesto. Agradecía la confianza que aquellos miembros del clan Kuran mostraron al enterarse de tan importante secreto como lo era el suyo. Saber que había licántropos entre ellos causó cierta sorpresa pero no por ello molestia o miedo. Kyo se acercó presuroso a Hikari en cuanto la vio y mientras se acercaba volvió a su forma humana. La chica se sorprendió al ver cierto miedo en el rostro de su amigo, no entendía el porqué de su reacción pero debía ser algo muy importante para olvidar a su hermano quien también estaba en batalla.

 

-¿Por qué no estás con el jefe? — Cuestionó aún más nervioso. Hikari seguía sin entender la actitud de Kyo pero decidió responder para intentar calmarle.

 

-Kaname-san llegó en su auxilio, tranquilo. Yue puede que muera antes de… — Hikari no pudo seguir hablando ya que Kyo pasó a su lado rápidamente hacia la dirección donde se podía percibir el olor a sangre del pelinegro. La chica estaba desconcertada por el actuar de su amigo, sin embargo, su nariz pudo captar claramente el olor a miedo desprender del cuerpo de Kyo.

 

 

 

***************

 

 

Kaien sentía que algo estaba pasando, el temblar de su cuerpo se lo advertía a gritos. Así que haciendo acopio de valor salió para averiguar qué era lo que ocurría en su Academia. No es que tuviera miedo de ir y pelear de ser necesario pero sus instintos le gritaban que se quedara en casa y éstos nunca le habían fallado, al contrario, gracias a ellos logró sobrevivir muchas batallas; si el enemigo era muy poderoso para vencerle no le importaba porque si sus queridos y amados alumnos estaban en problemas, él pelearía hasta el último aliento que su cuerpo pudiera exhalar.

 

Cambió su vestimenta rápidamente, poniéndose las ropas oscuras que usaba en su época de cazador y salió de su casa apresuradamente en dirección a las energías sobrenaturales que le parecieron más cercanas. Cross ignoraba que a cada paso que se alejaba una criatura, un lobo negro, se acercaba a su casa con el único objetivo de llegar al sótano donde se encontraba Kuran Yûki plácidamente dormida, controlada, sellada hasta el momento en el que su hermano decida despertarla para aclarar las cosas acerca de Zero pero ese día jamás llegaría, no con Setsuna entrando a la casa, bajando las escaleras y abriendo la puerta que le separaba de su objetivo.

 

La bella princesa estaba recostada en lo que parecía ser un ataúd de hielo, creado especialmente para que su cuerpo no comenzara a podrirse. La habitación estaba iluminada sólo por cuatro antorchas colocadas en las esquinas. La joven estaba completamente pálida, su piel traslúcida le daba un aspecto cadavérico pero aun así no perdía la elegancia característica de una Sangre Pura, vestía un sencillo vestido rojo, escotado y con delgados tirantes posados en sus hombros. Verle dormir era como estar frente a un ángel, ese fue el fugaz pensamiento antes de sacudir la cabeza y comenzar con su misión. De la bolsa de su pantalón sacó una pequeña botella con sangre, no había sido difícil conseguirla, los humanos abundaban en la ciudad.

 

Zu, Red erregearen ondorengoa

(Tú, descendiente del rey rojo)

your eyes berriro ireki.

(abre tus ojos nuevamente)

Irauli zure gorrotoa traidore

(Vuelve tu odio a los traidores)

errugabeen odola moon orbanduak.

(Tiñe la luna de sangre inocente)

Destroy ditzakezun aprsionaron,

(destruye a los que te aprisionaron)

gorroto behin maite duzu,

(Odia a los que te amaron)

nork abandonatu dituzun horiek arbuiatu.

(Olvida a los que te abandonaron)

 

Princess Red erregearen ondorengoa

(Princesa descendiente del rey rojo)

your eyes berriro ireki.

(abre tus ojos nuevamente)

Zure odol boterea With lurraren dar-dar erosi zenuen

(con el poder de tu sangre has temblar la tierra)

zure funtzionario deitzen,

(invoca a tus sirvientes)

horiek zuzentzeko gerra odoltsua da.

(crea una nueva guerra)

 

 

Gota por gota la sangre cayó en los labios de la vampiresa mientras recitaba el conjuro, uno que no tenía sólo como objetivo que abriera los ojos sino que desatara la furia entre los suyos y contra la manada que residía en la Academia. Poco a poco el cuerpo inerte de la castaña comenzó a tomar color, el corazón comenzó a palpitar a un ritmo normal, la sangre bombeada recorría todo el cuerpo, su cerebro volvía a funcionar y sus músculos comenzaron a moverse. Los parpados temblaron por largos segundos antes de abrirse y cerrarse varias veces antes de mostrar sus ojos de color chocolate.

 

-Bienvenida, princesa Yûki — Susurró Setsuna con una sonrisa satisfactoria cuando la chica viró su rostro para verle.

 

-¿Quién… Eres?— Cuestionó con voz rasposa debido al largo tiempo de no haber podido hablar, su garganta seguía reseca.

 

-Me llamo Setsuna, princesa. Y he venido a salvarle de su hermano, Kuran Kaname. — Dijo despacio y con cautela, tenía que ver la reacción exacta de la castaña ante la mención del futuro gobernante de los vampiros. La vampira poco a poco se fue reincorporando, tratando de darle sentido a lo que aquel extraño le decía.

 

Para Yûki la mención de su hermano fue la llave que abrió todos sus recuerdos, desde el momento en el que despertó como un ser de la noche antes de que la guerra se desatara en contra de su loco tío, Rido, hasta el instante en el que fue traicionada por Kaname. Su hermano, su única familia, le arrebató lo que más amaba y deseaba en este mundo, Kiryuu Zero, quien ordenó a sus “sirvientes” sellarle con un conjuro en una lengua extraña para no tener una pelea con Kaname, era claro que el cazador había escogido a su hermano como pareja en vez de a ella.

 

Una lágrima de sangre recorrió su mejilla derecha al entender que ya no había amor para ella en ninguno de los dos seres que antes habían sido todo su mundo. Fueron tan crueles, hasta el punto de dejarla en el oscuro sótano, acostada en el frío hielo, sola. Quizá no había reaccionado de la mejor forma ante la noticia, pero no tenían derecho a “mandarla a dormir” como si no pudiesen razonar con ella minutos después, no era tonta, podía comprender el problema, pero a ellos se les hizo más fácil sellarla y dejarla así indefinidamente. ¿Por qué? ¿Tan mala era su presencia? ¿Deseaban tanto tener una relación sin ella merodeando por los alrededores? No era justo. Ella también tenía derecho a rehacer su vida con alguien más, si Zero no la quería entonces buscaría a alguien que la apreciase y amase como no pudieron hacerlo su hermano y el cazador.

 

-Shh, tranquila princesa, está a salvo conmigo. — Le consoló dulcemente, su pulgar limpió aquella lágrima rojiza con sumo cuidado, al menos la vampira no le atacó cuando le vio y eso tenía que significar algo. — ¿Desea un poco más de sangre?

 

-¿Tienes? — Como respuesta Setsuna sacó de su mochila frascos más grandes llenos de sangre. Proporcionó tres a Yûki, quien bebió de ellos con avidez. La única sangre que había bebido desde su transformación había sido la de Kaname y Zero, de ahí en adelante intentaba mantenerse con las pastillas y de vez en cuando bebía de su hermano. Sin embargo la sangre que Setsuna le proporcionaba causaba en ella un extraño pero delicioso placer, era como si manos expertas recorrieran su cuerpo y le amaran en cada roce, llevándola por completo al éxtasis. — ¿Es tuya la sangre? — Preguntó con suavidad, sintiéndose reanimada después de beber hasta quedar saciada, de momento.

 

-No, princesa. Es sangre humana. — Contestó mientras guardaba los frascos vacíos. Consultó su reloj y vio que se había pasado del tiempo planeado, sin más por hacer ofreció su mano con caballerosidad a Yûki para ayudarla a bajar de aquel frío y duro ataúd. — Venga conmigo princesa, abandonemos este lugar que sólo le trae malos recuerdos. — Incitó, mientras la castaña posaba su mano fría en la del licántropo.

 

Yûki estaba sorprendida por el actuar de aquel joven, era la primera vez que le veía y sin embargo se comportaba muy amable con ella. Aun así se mantuvo precavida, de mala manera entendió que no podía confiar en todas las personas porque algún día podrían traicionarte de la manera más vil.

 

-¿Por qué haces esto? — Preguntó mientras se dejaba guiar por el pelinegro.

 

-Porque no es justo que la dejaran dormida en ese lugar sólo porque no estaba de acuerdo en la relación de su hermano con el cazador, además deseo hablar con usted de una alianza. Usted bien ha de saber que ni los nuevos “amigos” de Zero ni la nueva clase nocturna son “normales”, por intentar definirlos de alguna manera. — Si bien no quería poner en peligro la vida de su prima, era necesario decirle todo lo que sabía a la castaña para que ella confiara en él y así poder llevar acabo la verdadera misión por la que estaba en esta Academia y hacer sentir a su padre orgulloso.

 

Yûki recordó el momento en el que peleó con Hikari, jamás lo olvidaría. Aun cuando su hermano no quiso tocar aquel detalle, ella sabía que la chica no era para nada una cazadora normal, había algo más en Hikari que le intrigaba. Asintió al estar de acuerdo con su salvador, había algo extraño en todos los vampiros y amigos de Zero, y ella averiguaría que “SON” exactamente. Siguió a Setsuna hasta la sala donde el chico sacó algunas prendas más abrigadoras que el vestido y se las dio a Yûki, ésta entendiendo la indirecta esperó a que Setsuna fuera a la cocina para poder cambiarse con más privacidad. Se había acostumbrado a los vestidos elegantes y de marca que su hermano le proporcionaba pero un pantalón de mezclilla, una blusa blanca y una cazadora de piel en tono capuchino eran mucho más cómodas junto con el calzado que eran unos botines negros.

 

-Estoy lista. — Anunció desde la sala e inmediatamente Setsuna apareció de la otra habitación. — ¿Por qué estoy…?

 

-Porque para alejarte de aquí iremos corriendo y no quiero que pase frio en el camino, princesa. — Comentó con tono bajo, interrumpiendo la pregunta que estaba elaborando la castaña. Yûki ladeó un poco el rostro mostrando así su confusión. — Princesa, cuando se den cuenta de que está despierta la perseguirán, capturarán y volverán a sellar… Todo con el fin de que no altere la paz en la relación que su hermano tiene con el cazador. —Aun cuando Setsuna mantenía un tono respetuoso y condescendiente, detrás de sus palabras había verdadero veneno, el cual tenía como objetivo alterar más a Yûki.

 

-¡Esos malditos! — Gruñó molesta, traicionada. A su hermano no le bastó con arrebatarle el amor de Zero sino que ahora deseaba mantenerla fuera de sus vidas, por completo. Que estúpida había sido al pensar que podía remediar las cosas. Ahora no importa, ya nada importaba. Si su hermano quería guerra, eso tendría.

 

-Venga princesa. — El pelinegro le ofreció la mano nuevamente para salir completamente de aquella casa que por años fue su hogar y que después de unos meses se convirtió en su prisión. No sabía si era karma o un simple capricho del destino. — Le mostraré la razón porque no pudo vencer a Hikari, pero entienda por favor que no soy su enemigo. Soy su aliado, ¿de acuerdo?

 

Yûki sólo asintió de manera lenta pero firme puesto que no comprendía el comentario y la pregunta de su salvador. Sin embargo sus ojos se abrieron abruptamente y su cara mostro total sorpresa cuando observó como aquel joven era envuelto por una luz blanca para dejar su piel de hombre y mostrar un enorme lobo negro. Los ojos dorados de la bestia se mantenían fijos en la vampira, quien estaba en total estado de shock. Yûki abría y cerraba su boca como si fuese un pez fuera del agua, e irónicamente es así como se sentía realmente, de repente entendió que había más mundo que ver del que creía, su hermano no le dijo nada al respecto… Pensándolo bien, no le sorprendía que le ocultara cosas. Quizá pensaba que no valía la pena compartirlas con ella por muy hermanos que fueran.

 

-¿Cómo es…? ¿Por qué tú…? — Terminar alguna de sus preguntas resultaba verdaderamente difícil debido a la impresión de ver a tan bella y, al mismo tiempo, peligrosa criatura.

 

-Soy un licántropo, princesa. Pero no soy tu enemigo, todo lo contrario a la chica que te venció. Hikari y los demás vienen de una manada enemiga que, junto con el clan Yozora, nos expulsó a la fuerza de nuestro territorio y ahora vivimos en pobreza. — Explicó con paciencia, no resaltando detalles que desviaran la atención de la castaña a otras cosas.

 

-Que crueldad. — Yûki veía a Setsuna ahora con algo cercano a la compasión pero aun permanecía el brillo de suspicacia. Quizá muchos le tomaban como ingenua pero ella podía comprender muchas más cosas de las que pensaban, entre ellas que la posible alianza podría darle una ventaja para su venganza contra aquellos que la traicionaron.

 

-Somos pocos y sobrevivimos como podemos. Mi padre, el alfa de mi pequeña manada, nos envió a mis amigos y a mí para destruir a Kamui. Una vez sea destruido y la moral del clan debilitada podremos atacar y obtener una posible victoria… Pero no pensábamos que la manada Yami viniera a buscar un nuevo alfa y que éste brindaría protección a Kamui.

 

-¿Nuevo alfa? — No comprendía nada de lo que Setsuna le estaba diciendo, faltaban demasiados detalles para que tomara por completo el hilo de la historia.

 

-Kiryuu Zero ya no es un vampiro… Mediante un antiguo rito de nuestros ancestros fue convertido en uno de nosotros… Ahora es un licántropo.

 

-¡Eso es imposible! — Exclamó asombrada. Eso no podía ser posible, una vez convertido en vampiro no había forma de cambiarlo… A menos que fuese con el poder de un Sangre Pura, empero de ahí a que de vampiro se convirtiese en un licántropo simplemente es… Irreal.

 

El pelinegro observó la reacción de la castaña, al menos la tenía donde la quería y eso era lo que importaba en estos momentos. La princesa mostraba bastante ingenuidad para su beneficio así que deducía que este plan podía salir mucho mejor de lo que esperaba. Sin perder más tiempo dobló un poco las patas delanteras para inclinarse y permitir que Yûki subiera a su lomo.

 

-Adelante princesa. — Le animó al ver duda en la castaña — Sé que debes tener muchas preguntas pero no es un buen lugar para responderlas. Su padrastro, Cross, podría volver y eso nos acarrearía problemas. — Recapacitando acerca del lugar donde estaban, Yûki no lo pensó dos veces antes de subir al lomo de Setsuna, este se incorporó y comenzó a correr para adentrarse en el bosque. Una vez cerca de los limites aulló para llamar a sus amigos que, aun heridos, se dirigieron donde su futuro alfa les llamaba.

 

Ahora tendrían ventaja, una Vampiresa Sangre Pura estaba de su lado y no era cualquiera, era la princesa del clan gobernante, Kuran. Si bien no tenía la temple y poder de manipulación de su hermano Kaname, tenía la adoración de muchos nobles que ayudarían en su causa si se enteraban que la estirpe real estaba siendo amenazada y guiada a su destrucción.

 

 

 

**********

 

 

Kyo corría lo más rápido que su dañado cuerpo le permitía. Si bien sus heridas no eran muy profundas le causaban bastante dolor, sus miembros había empezado a adormecerse intentando menguar toda sensación dañina pero nada de ello se comparaba con la desesperación que en estos momentos estaba sintiendo.

 

Alivio fue lo que le envolvió al ver como el clan Kuran se unía a la lucha, la victoria estaría pronto de su lado pero toda esa sensación placentera se esfumó al ver aparecer a Hikari para unirse a su batalla. De momento no entendió el porqué de su pánico, el motivo de que su lobo estuviera alterado, al menos fue así hasta que una imagen de Yue vino a su mente, por eso a paso presuroso imploró a Hikari una explicación que le fue dada en cortas palabras.

 

El miedo abrumador de perder a su pareja era tanto que no le importó dejar todo atrás. Su hermano se había preocupado por su fidelidad dividida; le dolía aceptarlo, pero al parecer prefería estar con su persona amada que con su familia. En estos momentos ni siquiera le importaba saber que tendría que pelear con Zero para defender a Yue, haría lo que fuese necesario para tener a su pareja a salvo aunque eso le tache como traidor y sea expulsado de la manada que juró proteger aun a costa de su propia vida.

 

Sus ojos se abrieron ampliamente al ver como un enorme Hombre Lobo caía derrotado al suelo, a cada segundo que pasaba se reducía de tamaño, oía el crujir de los huesos reacomodándose mientras el pelaje oscuro desaparecía para mostrar un cuerpo humano que, pese a las profundas heridas, le parecía hermoso. Yue, su pareja, había sido derrotada por Zero, su alfa, y Kuran Kaname, el Rey de los vampiros. Aunque todavía no comprendía que daño pudo haber causado su pareja para incitar la participación de Kaname.

 

Observó las heridas en su alfa y el vampiro. Estaba mal pensarlo y también mostrarse orgulloso pero…  Su Yue había causado daño a dos se los seres más fuertes que conocía y eso simbolizaba lo asombroso que era el pelinegro.

 

-Paga por tus acciones — Sentenció Zero aun en forma lobuna, se acercó amenazante a Yue, quien intentaba incorporarse de nuevo para seguir dando batalla. Kyo no pudo seguir observando más y con pasos presurosos se interpuso entre el herido pelinegro y el imponente lobo plateado que le veía con asombro.

 

-Por favor jefe. — Empezó a suplicar — Sé que hizo mal y que merece un castigo pero no lo mate. —Le vio a los ojos. En forma de lobo Zero siempre obtenía ojos rojos como los rubíes, quizá el último vestigio de que alguna vez fue un vampiro.

 

-¿Por qué debería perdonarle la vida? — La ira aún le cegaba, Yue se había atrevido a dañar a Kaname y eso no podía ser perdonado. Además si él no lo mataba, sería Kuran quien lo hiciera ya que tampoco se quedaría de brazos cruzados al comprender la amenaza que Yue representaba.

 

-Porque es mi compañero, mi pareja. — Todos, incluyendo a Yue, estaban asombrados por la confesión del peli azul. El silencio fue entonces el gobernante de aquel momento, nadie dijo ni hizo nada. Zero sopesaba seriamente sobre lo que Kyo había dicho, si bien podía decidir que no importaba y que el pelinegro debía morir sí o sí, también comprendía que eso significaba matar a Kyo y poco tiempo después a su hermano. Y fue suficiente con pensar en el lazo de hermandad lo que le hizo decidirse. Él mejor que nadie entendía la pérdida de un hermano y más si éste es un gemelo, alguien con quien se comparte un poderoso vínculo desde el momento en el que están en el vientre de la madre; él no podía ser tan cruel para privar a Kyo de su ser amado y a Kai de su hermano gemelo.

 

-¿Por qué no lo dijiste antes? — Cuestionó Kaname, si bien no estaba a gusto con la idea del pelinegro pululando alrededor de SU Zero tampoco era tan cruel para dañar al chico que tenía enfrente. Kyo era uno de los mejores amigos de Zero y eso era razón suficiente para frenar sus deseos homicidas.

 

-Porque yo… bueno… es que…

 

-Yo le abandoné cuando la manada se dividió. — Confesó Yue, ahora se encontraba hincado entre los escombros de lo que fue una larga y dura batalla. No entendía por qué Kyo le protegía si en el pasado le dijo cosas muy dolorosas, lo lastimó tanto que pensó que con ello le había perdido para siempre, pero se había equivocado, ahora Kyo estaba entre Zero y él, protegiéndolo y rogando por su vida.

 

 

¿Por qué lo hacía?

 

 

-Pero lo entendí — Kyo volvió a defenderle. Haría lo posible para que Yue fuera perdonado. — La… La familia de Yue, su manada… Todos fueron… Exterminados por vampiros y yo… Entiendo que sienta odio hacia ellos… Por eso… Y aun así… Dejé que se fuera… — Estaba dando justificaciones demasiado pobres y no entendibles para los que le rodeaban. Estaba dejando perder la oportunidad que le dieron para hablar.

 

-Entiendo la situación. — Dijo Zero ahora en su forma humana. Vio a Yue y le dio una mirada de comprensión. — Una vampira me quitó a mi familia en un sólo instante… Mató a mis padres, se llevó a mi hermano y a mí me condenó a la locura cuando me mordió. Desde ese día odié a todos los vampiros, en especial a los Sangre Pura. — El pelinegro le vio con cierto desconcierto, lo que el cazador decía no tenía coherencia, admitía que odiaba a los vampiros y aun así su pareja era uno e irónicamente también un Sangre Pura.

 

-Entonces… ¿Por qué…? — Comenzó a preguntar pero fue interrumpido por Zero.

 

-Entendí, quizá un poco tarde, que la maldad se extiende en todos…Humanos, vampiros, licántropos… Pero que uno sea malo no significa que todos lo sean. — Sonrió tenuemente mientras volteaba a mirar a Kaname, quien se acercaba para poder abrazarle. —Kamui es bueno, es justo y no es igual a los vampiros que conozco, se convirtió en mi amigo… Mi Kaname también es diferente, es amable, sincero, gentil… Y se preocupa por mantener la paz entre los de su especie y los cazadores. Él es mi amante. — Besó la mejilla de Kaname con suavidad para luego voltear a ver al pelinegro.

 

-Deberías darnos la oportunidad de demostrarte que no somos iguales a los que te arrebataron a tu familia. — Kaname sugirió viendo de forma seria pero no severa a Yue. — Odiar no te regresará a tu familia ni a tu manada… Pero sí te alejará de la persona que está dispuesta a enfrentarse a su alfa para poder tenerte con vida. — El pelinegro volteó a ver a Kyo pero este sólo le mostraba su espalda. El peli azul estaba un poco avergonzado por sus acciones, si bien quería mantener a Yue con vida no quería que éste volviera a despreciarlo. —Si amas a Kyo dejarás de ser egoísta y empezarás a pensar de verdad, en vez de dejarte guiar por sentimientos oscuros que terminarán matándote algún día. —Kyo miró asombrado al castaño, quien sólo le guiño el ojo en un gesto de complicidad.

 

-No… — Kyo abrió abruptamente los ojos al oír la negativa de Yue, sintió que su corazón en esta ocasión desaparecería completamente. — No quiero perderlo… Él es lo único bueno que me ha dado la vida después de perderlo todo… — Asombrado por aquellas palabras, Kyo volteó a ver al pelinegro, aún no creía que tales palabras salieran de aquella boca. Por otro lado Yue miraba a su pareja fijamente para que entendiera qué tan en serio estaba hablando. — Le amo demasiado para perder esta nueva oportunidad que me brinda… Si aún me quiere… Pondré todo mi empeño para no lastimarlo de nuevo.

 

Los ojos de Kyo se vieron inundados repentinamente por las lágrimas, si bien era un signo de debilidad no le importaba, estaba feliz de que por fin Yue dijera que le amaba. Y estaba pidiéndole otra oportunidad, una que no podía negarle, a fin de cuentas le seguía amando. Se hincó frente a su pelinegro y le besó lentamente, con cuidado de no dañarlo. Mientras que Zero y Kaname sonreían satisfechos. Pero aun cuando esto era hermoso y románticamente cursi no podían confiar plenamente en Yue, el chico tendría que ganarse su lugar en la manada y por el bien de Kyo, esperaban que lo lograra.

 

-¿Qué es eso? — El apacible silencio volvió a ser interrumpido por un poderoso aullido que era coreado por el viento.

 

-¡Maldición! — Yue exclamó con cierta culpa. ¿Cómo saldría de este problema ahora?

 

-¿Qué sucede? — Preguntó Kyo con preocupación, el pelinegro se negó a verle a los ojos, quizá perdería su nueva oportunidad demasiado pronto.

 

-Setsuna nos llama, significa que el plan fue llevado a cabo con éxito. — Dijo con voz fuerte pero avergonzada.

 

-¿Qué quieres decir con eso? — Zero exigió una respuesta, la actitud de Yue no le agradaba. Debía significar algo realmente malo.

 

-Significa… — Se mordió el labio inferior, inhaló largamente para reunir valor y decir la información mientras veía al alfa a los ojos. — Que logró despertar a la princesa Kuran Yûki de su letargo y que aceptó una alianza con la manada Karasu.

 

Efímera, así fue su oportunidad para volver a tener un poco de lo que le daba razón a su vida. No había nada que hacer. Kyo se alejaría de él completamente decepcionado, Zero le mataría o si se abstenía por consideración al peli azul entonces sería el castaño quien terminara con su vida, pero no le importaba…  Ya no le daba el valor suficiente a su existencia como para defenderla ya que con su declaración terminó por matar todas las posibilidades de tener un motivo para seguir adelante. Ya no tenía su odio, ya no tenía a su manada y, lo más importante, ya no tenía a…

 

-Para, no vayas por ese camino. No me has perdido. — Kyo le sacudió con cuidado, sacando a Yue de sus negativos pensamientos. Volteó a ver al alfa y a su pareja pero estos ya no estaban, lo más seguro es que hubiesen ido en busca de Setsuna y Yûki. — Lo solucionaremos, lo prometo. —Aseguró el peli azul con firmeza intentando infringirle seguridad a su pareja. —No voy a permitir que me dejes, no de nuevo.

 

Yue se sentía emocionado y al mismo tiempo aliviado. Su oportunidad permanecía, la sinceridad en los ojos de Kyo le daban las esperanzas que necesitaba para seguir delante. Acunó las mejillas del chico y le acercó para darle un profundo beso, intentando demostrar en aquel gesto todos los sentimientos que se arremolinaban en su interior y que amenazaban con hacer explotar su cuerpo. Su lengua delineó los carnosos labios que no tardaron en cederle el paso. Ambas lengua se enredaron y jugaron de cavidad en cavidad, sus dientes mordían y jalaban los labios del otro. No se separaron hasta que el aire fue realmente necesario.

 

-Te prometo que arreglaré esto. Haré lo necesario para demostrarte que ahora me importas más que cualquier cosa. — Besó la frente de Kyo antes de perderse en la inconsciencia. Ahora relajado y con su pareja al lado podía darse un respiro. Su cuerpo no resistió más, todo el daño le estaba cobrando una gran factura pero ya no había nada que temer, porque alguien velaba su descanso.

 

 

 

*************

 

 

Zero y Kaname no dudaron en ir hacia donde habían escuchado el aullido del lobo después de que Yue declarara cuál era realmente la intención tras los estragos en la Academia. Debió suponer que Setsuna no mandaría a sus lobos sin un plan en mente, si bien agradecía que fueran ellos y no el consejo, jamás se esperó un movimiento tan bajo por parte del pelinegro. Estaba seguro que Setsuna sabía que sus amigos no podrían ganar la batalla, no cuando les superaban en número y aun así los mandó a una pelea en la que pudieron haber perdido la vida. Que ser tan egoísta.

 

Por otro lado Kaname se reprendía una y otra vez. Estaba claro que los lobos planeaban algo, lo había visto en las reacciones de Yue durante su combate, si bien el chico podía haber huido en cualquier momento para salvar el pelaje se mantenía en su lugar esperando algo. Como un Kuran debió pensar en todas las posibilidades y era en estos momentos en los que su mente por fin sopesaba los motivos de las acciones de los jóvenes licántropos. Él había visto como todos los del bando enemigo se mantenían dentro de las instalaciones del campus, no tomando en cuenta la casa del director. ¡Qué estúpido había sido! No la tomaron en cuenta porque era su objetivo y ahora su hermana estaba despierta, con el odio a flor de piel, eso era seguro.

 

Y en ese momento temió, sí, Kuran Kaname comenzó a temer no por lo que su hermana pudiera hacerle sino que fuera en contra de Zero, además, si fue liberada por los licántropos de la manada enemiga significaba una posible y poderosa alianza. No, él no permitiría que llegasen a su cazador, aun cuando muriera protegería con todo su poder a lo único bueno que ha llegado a su vida después de su gran desgracia de hace años. En aquella época no pudo hacer nada para salvar a la única persona que apreciaba pero en este caso sería diferente, ahora podía darle un cambio verdadero a las cosas, mantendría a salvo a su cazador aunque eso significara matar a su propia hermana.

 

Porque a Kiryuu Zero no lo apreciaba, lo amaba sobre todas las cosas. Un amor que le volvía un esclavo incondicional.

 

 

 

**************

 

 

Setsuna corrió sin parar cuando sintió presencias hostiles acercándose a él. No podía dejar que capturaran a Yûki, su única llave al cumplimiento de su misión. Poco a poco sus amigos fueron reuniéndose a su alrededor, corriendo a su lado, alejándose de los territorios de la Academia, el aire le mostró que todos presentaban heridas profundas y que no soportarían una carrera larga así que debía buscar un lugar que les mantuviera ocultos al menos el tiempo suficiente para que las heridas cerrasen.

 

-¡Por aquí! — Cuando llegaron al desolado camino que se dirigía a la ciudad se encontraron con un pequeño sequito de vampiros frente a unos elegantes autos de color negro. Setsuna gruñó amenazante, no estaba en condiciones de tener una pelea, si bien él no estaba herido no podría pelear y proteger a sus amigos al mismo tiempo.

 

-No temas. — Susurró Yûki mientras sus ojos brillaban de un intenso rojo. — Retrocedan. — Ordenó demandante. El poder de su sangre hizo que todos obedecieran a excepción de uno o, más bien, una. Una hermosa mujer se acercó al pequeño grupo, sin temor.

 

-No venimos a pelear sino a ofrecernos a su alianza — Dijo con voz serena pero con un tenue tono emocionado. Sus hermosos ojos azules se alternaban entre el gran lobo negro y la castaña que había desenfundado garras y colmillos preparada para la batalla.

 

-No necesitamos de tu ayuda. —Gruñó Setsuna mientras miraba a la hembra frente a él. Ya bastante tenía con lidiar con una princesa recién despierta, al menos Yûki podía ser manipulada pero esta mujer era todo lo contrario, la astucia se hacía notar.

 

-No sólo les persigue el soberano de nuestro reino, Kuran, sino también los vampiros provenientes de las montañas junto con el cazador más poderoso que tiene la Asociación, yo creo que sí necesitan mi ayuda. — Gesticuló la mujer con una sonrisa depredadora. No, incluso cuando todas las posibilidades de sobrevivir estaban disminuyendo, no creía poder controlar a esta vampira que se le presentaba sin temor.

 

-Setsuna, si intenta algo puedo matarla. — Prometió Yûki observando a la mujer.

 

La castaña tenía mucho valor, eso debía admitirlo porque si bien era la princesa del mundo noctámbulo se notaba que la otra vampira tenía más experiencia en combate, no le importaba que tan refinada se viera o que sus vestidos fueran de marca, sus instintos le decían que era muy peligrosa. El pelinegro dudó por unos cuantos segundos la oferta, pero no tenía muchas opciones. Sus amigos necesitaban reposar bajo estricta protección, así que no había otra opción más que aceptar la oferta. Se inclinó nuevamente para permitir que Yûki bajara de su lomo y así volver a su forma humana. Fue imitado por sus compañeros y fue en ese preciso instante en el que comprendió que había sufrido una perdida en sus filas, Yue ya no estaba con ellos.

 

-Por favor Yûki-chan, confía en nosotros. No queremos hacerte daño. — La castaña abrió desmesuradamente los ojos al oír aquella voz. La conocía muy bien aunque ahora haya perdido su tono divertido y lleno de jovialidad. De entre las figuras surgió la de un rubio, de hermosos ojos esmeralda y vestido de un traje negro. Su sonrisa, aunque carente de vida, aun mostraba afecto por la castaña.

 

-¿Ta…Takuma…sempai? … — La sorpresa no cabía en su cuerpo. Desde la destrucción del primer Consejo de Ancianos no había sabido nada del rubio amigo de su hermano. Kaname sólo le dijo que estaba arreglando algunos asuntos pendientes con referencia a su abuelo pero jamás supo nada más. Ahora que lo veía ahí a la derecha de aquella mujer de sonrisa escalofriante comenzaba a reconsiderar su situación.

 

-Por favor Yûki-chan… Confía en ella… Confía en mí. — Pidió el rubio mientras tendía su mano en dirección a la castaña. Ella dudó, no comprendía porqué el rubio estaba del lado contrario a su hermano, ¿No se supone que es su mejor amigo? ¿Estaba actuando como espía de su hermano? ¿Decidió Takuma por fin traicionar definitivamente a su hermano?

 

Una mano en su hombro le trajo de nueva cuenta a la realidad. Viró su rostro sólo para ver como Setsuna le veía con seriedad. La castaña comprendía que su decisión no sólo le involucraba solo a ella sino también al pequeño grupo de lobos que se sacrificó para poder despertarla. Si bien podía ser utilizada para una guerra u otras cosas, ellos se habían arriesgado por ella y tenía que saldar la deuda como fuese. Miró con seriedad al rubio, mientras que su postura digna de su clase le ayudó a tener más confianza.

 

-No dudaré en matar a quien ose ponerle una mano encima a mis amigos, ¿quedó claro? — Todos los vampiros, incluyendo a Takuma, reverenciaron ante la sentencia. El poder del clan Kuran recaía demasiado en sus hombros y eso les obligaba a bajar la cabeza e inclinarse ante su reina. Inclusive la otra Sangre Pura tuvo problemas para permanecer erguida, orgullosa como toda Sangre Pura debe ser. Al parecer la castaña podía ayudarle en sus planes pero también se convertiría en un gran estorbo si le permite tomar completamente las riendas de la situación.

 

Bueno, no debía alterarse en estos momentos, ya tendría tiempo de planear la muerte de Yûki y así poder tomar el trono para su beneficio.

 

 

 

*************

 

 

Zero junto a Kuran y el clan Yozora peinaron el área en busca de los lobos heridos y la princesa recién despertada, pero no encontraron rastro alguno, es como si se los hubiese tragado la tierra. Sin embargo, la advertencia de Yue logró que reaccionaran y planearan más aprisa sobre estos acontecimientos. Si bien va a haber una alianza eso significa que habrá una guerra, ahora el problema era ¿Cuándo? Tenían que estar preparados. Porque incluso cuando hubiera desaparecido el elemento sorpresa, aún estaban los números. Todavía eran superados.

 

-Kai quiero que vayas con Aidou a la aldea lo más rápido que puedas. Necesito a más miembros aquí. Yûki es capaz de construir un ejército entero de vampiros nivel E en pocos días. No quiero estar en mucha desventaja. — Ordenó Zero una vez las cosas se hubieron calmado. 

 

Lo cual no fue tan fácil, al menos no con su “padre” causando alboroto mientras exigía una explicación de todo lo sucedido. Quería saber cómo es que había licántropos en su escuela, que fueran los guardianes y sobretodo que Zero fuese nombrado el alfa. Todo pudo haber sido explicado de manera breve y tranquila sino fuera porque Cross a cada detalle reaccionaba de forma exagerada, más cuando Kaname mencionó que fueron Zero y sus amigos quienes le salvaron de perder la vida cuando salieron en busca de los infectados de licantropía, ante aquel sucedo Kaien se abrazó con fuerza a Zero negándose a soltarle, diciendo que pudo haber perdido a su querido hijo y él, como padre irresponsable, no se dio cuenta de su ausencia.

 

-Fue una noche pesada. — Kaname abrazó a su novio mientras observaban como Aidou, montado en Kai, desaparecían entre los árboles con aquella importante misión que cumplir. Zero no dijo nada, sólo escondió su rostro en el arco del cuello del vampiro, aspiró hondamente para embriagarse de aquel aroma que tanto le gustaba.

 

-¿Qué piensas hacer, Kaname? — Preguntó después de un largo silencio. El castaño sólo puso más fuerza en su abrazo.

 

-Iré a reunirme con el consejo. Intentaré calmarlos de alguna manera. No permitiré que mi hermana deshaga la poca paz que hay entre nuestras especies. Si los vampiros quieren cazar a los licántropos entonces los destruiré, no hay manera alguna de que permita que te hagan daño. Aun si eso significa matar a mi propia hermana…

 

-¡No tienes que hacerlo!... ¡Matarla, eso es…! — Zero se sentía culpable con todo esto. Con Yûki suelta y en alianza con Karasu sabía que la guerra se desataría y eso, en estos momentos, no le importaba demasiado, lo que le preocupaba era la acción que tenía pensado llevar a cabo el castaño. Matar a su única familia por él, no podía permitirlo.

 

-Lo haré, porque es mi decisión, Zero. — Se separó del peli plata y acunó ambas mejillas para elevar el rostro y hacer que aquellas hermosas amatistas se fijaran en él. — Aun cuando no lo deseo, soy el Rey de esta especie, mi deber es velar por el bien de mi gente y sé que lo mejor para ellos es un mundo donde puedan vivir tranquilamente con sus familias, además, si hay paz puedo estar contigo sin la menor preocupación. Yûki ya es lo suficientemente madura como para comprender la situación que está frente a ella, si no quiere sopesar sus opciones y decide causar pérdidas y dolor, entonces es mi deber detenerla, porque a fin de cuentas… Soy su hermano, aunque al mismo tiempo no lo sea.

 

-¿Cómo…?... Pero… Tú… — Zero se desconcertó ante las palabras de su castaño, no llegó a comprender aquella última declaración que hizo.

 

-Cuando todo esté en paz prometo decirte todo, de momento pido tu confianza. — Susurró Kuran mientras observaba la preocupación y miedo en sus hermosos ojos — Estoy lleno de pecado, he matado, he utilizado a las personas como si fuesen piezas de mi tablero, he destruido muchas cosas. Sé cuál es mi carga y que en algún momento he de pagar por mis errores pero… Sé que no estoy solo, porque tengo a un fuerte compañero a mi lado apoyándome, ¿no es así? — El castaño limpió las fugaces lágrimas que recorrieron las blancas mejillas de su cazador. Sí, posiblemente había cometido un sinfín de pecados, causó guerras y muchas muertes, utilizó y destruyó a mucha gente y aun así la vida le otorgó el amor de Kiryuu Zero, un ser fuerte que se convirtió en su pilar y por el que se mantenía en pie.

 

-No te desharás de mi fácilmente, Bakaname. — Susurró Zero con una sonrisa. —Me perteneces y no pienso dejarte ir. — El castaño sonrió ante lo dicho por el cazador.

 

-Aun cuando uno muera, el otro ha de seguir adelante. Vivir por los dos, además… Siempre estaré contigo aunque no me veas. — Susurró antes de tomar posesión de los labios de Zero. Le besó de manera pausada, su lengua danzaba suavemente con la contraria. Gemidos, suspiros y bajos jadeos salían de la boca del peli plateado, sus manos serpenteantes subían poco a poco hasta rodear el cuello y exigir un beso más profundo y apasionado, necesitaba el sabor de su amante más que el oxígeno.

 

-No digas cosas así, tú no puedes morir. — Susurró el cazador una vez se hubieron separado. Kaname sonrió y le besó la mejilla un par de veces.

 

-Fue un decir. Yo no moriré porque tengo un tesoro al que debo proteger. — Prometió de manera solemne. — Yo vivo por ti Zero. Eres la luna que alumbra mi eterna noche. Sólo cuando decidas que debo morir, lo haré. — Susurró Kaname en una promesa solemne.

 

-Deja de decir cosas vergonzosas. — Le regañó mientras pellizcaba y estiraba las mejillas del Sangre Pura. Aun no comprendía como el castaño podía decir todo eso sin avergonzarse, simplemente no tenía remedio.

 

 

 

*************

 

 

Kamui observaba todo desde la torre que poseía el dormitorio de la Luna, aun cuando no fueron participes de la pelea sabía que en un futuro no muy lejano tendrían que defenderse. Sus amigos opinaron no muy convencidos de sus propias ideas que podían retirarse. Regresar de nuevo a las montañas y no volver a salir hasta que las cosas se hubieran tranquilizado, pero el pelinegro sabía que esa no era una opción viable, si era Karasu quien se había aliado con la princesa Yûki significaba que irían tras su clan. Negar esta batalla sólo alargará el sufrimiento a otros. Fueron las palabras que le dijo a sus amigos quienes suspiraron satisfechos, a decir verdad todos ellos estaban ansiosos de una batalla, la sangre que corría por las venas de cada joven era de linaje guerrero así que era de esperarse que buscaran un poco de diversión.

 

-¿En qué piensas? — Giovanni se acercó con cautela y, como si fuese un pequeño gato, se pegó al cuerpo de Kamui y frotó su rostro en aquel amplio pecho, sólo le falta ronronear. Fue el pensamiento fugaz del pelinegro mientras envolvía sus brazos alrededor del cuerpo del rubio. Le besó las hebras doradas que eran sus cabellos mientras que una de sus manos acariciaba con parsimonia la pequeña espalda.

 

-En la posible guerra que nos amenaza. — Giovanni se tensó al momento. Elevó su rostro para ver el dolor en aquellos hermosos ojos dorados. No le gustaba, le desagradaba de sobremanera que aquellos vivaces ojos se opacaran con sentimientos negativos. — En una guerra hay pérdidas de ambos lados, temo por la vida de mis amigos pero, aunque suene egoísta, me preocupa más tu vida. Ahora que te tengo, la idea de perderte…

 

-No lo harás. — Prometió el rubio inmediatamente, deteniendo las últimas palabras que iba a decir el Sangre Pura. No, él no dejaría a Kamui bajo ninguna circunstancia, viviría por él y para él. Ya no tenía más amo que el pelinegro.

 

-Permíteme volver a poseer tu cuerpo, Giovanni. — Le susurró suavemente en el oído derecho, haciendo vibrar el cuerpo del rubio. —Déjame sentirte, recordarte a quien perteneces — Besó el cuello con delicadeza causando leves suspiros al rubio, sus ojos se vieron inundados de lágrimas al comprender las palabras del pelinegro. No era justo, tan poco tiempo de pareja y tenía que suceder esto.

 

-Toda la noche, hazme tuyo toda la noche. — Pidió Giovanni mientras veía a los ojos a su amante, ambos lloraban a causa de la decisión silenciosa que habían tomado.

 

-Te marcaré como mío, antes de que desaparezcas. — Declaró el líder del clan Yozora. Dejaría marcas en toda la piel del rubio para que éste, una vez se haya ido, recuerde que pertenecerá siempre al Sangre Pura Yozora Kamui.

 

 

 

Notas finales:

Espero les haya gustado. Saben que pueden amenazar, criticar de manera constructiva, reclamarme, quejarse... etc. u.u

Pero por favor, respeten a mi madre. Ella no tiene la culpa de mi irresponsabilidad como autora TwT

 

*Aquí a veces suelo subir información conreferencia a los fics: https://www.facebook.com/pages/LycanZero%E1%83%A6/384859571580095?ref=hl

 

Byebye


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