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Bajo el Cielo Nocturno por LycanZero

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Notas del capitulo:

¡Hola! Sí, estoy muy consciente de que me he ausentado demasiado tiempo, pero creo que la mayoría ya me conoce y sabe que soy así XD

 

Así que mejo dejo de darle vueltas al asunto y aquí les dejo el cap. de esta historia que esta a punto de llegar a su culminación. El capitulo es largo, demasiado largo para compensar jejejeje

 

Además les daré un anuncio importante: Ya no actualizare las demás historias, al menos no como lo he venido haciendo desde hace años. Al acabar este fic, me centrare en el siguiente, lo terminare e iré por el que sigue y así sucesivamente.

 

El único que será continuamente Actualizado sera el de KnB, debido a que solo tengo un fic de ese fandom, lo lamento pero con tantas ideas para todas las historias de VK más otras cosas que tengo que arreglar hacen que pierda el hilo y mi cabeza se convierta en un mar de confusión.

 

 

 

Erza-san, gtacias por ayudarme a corregir como siempre uwu no sé que haría sin ti.

«Te escucho. Sí, lo entiendo.»

 

Un duro golpe resonó en las enormes puertas. Un eco que hizo temblar a los vampiros y a los lobos. Las puertas vibraron, alertando.

 

«Quiero salir. La hora está llegando.»

 

Otro golpe, un estruendo. Los hombres lobo tomaron su forma animal y gruñeron amenazadoramente. Su pelaje estaba erizado y las garras listas para ser usadas.

 

«Escucho los gritos de muerte. Puedo oír el deseo de la ambición.»

 

Los vampiros de rango noble se prepararon para lo peor y Kaori, la única Sangre Pura que aún reside en la aldea, comienza a preparar un conjuro para sellar las puertas aunque fuera por tiempo limitado. Todavía no comprendía porqué después de tanto tiempo aquella criatura decidió comenzar a causar alboroto.

 

«Pobre niña. Déjame aliviar tu dolor. Deja que tu cuerpo sea mío y desencadene la ira sobre aquellos que dijeron amarte.»

 

-¿Qué esperas? —Kaori y todos los presentes estaban preparados, listos para detener a la amenaza.

 

Las puertas resonaron nuevamente y un chirrido molesto retumbó entre las rocas, provocando un escalofriante eco. Después de milenios aquella criatura luchaba por abrir las puertas aunque no la tenía fácil, no cuando la verdadera Guardia Moldava estaba ahí para detenerle junto a sus fieles amigos, los lobos.

 

Kaori comenzó un cántico cuando notó la pequeña abertura, casi invisible, como un hilo delgado pero lo bastante amplio para causar preocupación entre los presentes. La vampira cerró casi de inmediato las puertas, era su deber como la sacerdotisa del clan sin embargo, ni ella ni los demás lograron percibir la pequeña araña rojiza que se colaba entre las rocas intentando ser lo más invisible que podía para escapar del lugar. Y que una vez alejada de ojos curiosos se transformó en un murciélago y emprendió el vuelo. Aun en la distancia podía oír los gritos de guerra, el poder de los nobles chocando unos con otros y los aullidos de los lobos.

 

 

 

***************

 

 

Zero estaba en el diván de la habitación de Kaname, leyendo un libro mientras su pareja arreglaba unos documentos, un ambiente pacífico que ambos disfrutaban, no había necesidad de hablar, el silencio era cómodo. Poco les duró aquello, la presencia de Yûki se hizo notar de forma inmediata cuando atravesó la barrera que había sido creada como alarma. Ambos se levantaron rápidamente de su lugar y corriendo salieron hacia la sala para reunirse con los demás.

 

-¡Silencio, por favor! —En ese momento Kamui y Giovanni no se encontraban, provocando que el clan Yozora comenzara a perder el control, por lo que Kaname no dudó en imponer su autoridad y mantener así el orden en el clan vampírico. —Estoy seguro que Kamui no tardará en regresar, de momento tienen que centrarse en lo que está sucediendo. La barrera ya nos ha advertido de la llegada de Yûki y puedo asegurarles que no viene sola, tenemos que mantener la calma y seguir con el plan. No podemos permitir que Yûki y Setsuna hagan de las suyas.

 

-Kaname tiene razón, hemos estado peleando duramente para mantener no sólo la paz entre las especies sino también el secreto de la alianza que hay con los hombres lobo, pero aun cuando tenemos el apoyo de Yagari los cazadores prefieren mantenerse en un punto neutro, sólo somos nosotros y de ninguna manera podemos permitir que ellos se salgan con la suya. Perder el dominio tanto de la ciudad como de los bosques donde el clan Yozora y la manada Yami viven sería peligroso. Les pido cumplir con su deber de nacimiento. Tenemos que llegar donde Yûki y Setsuna, una vez que los hayamos detenido será más fácil para Kaname controlar la situación.

 

Cada vampiro del lugar asintió con solemnidad y los miembros de la manada que hace tiempo llegaron a la Academia reverenciaron a su Alfa, captando la orden que había entre líneas. Algunos dudaron de su liderazgo debido a su juventud, pero poco a poco comprendieron que Zero había nacido para ser líder, su astucia, su modo de pensar y la forma de hacerse responsable de las situaciones, hacían que fuera alguien digno de respeto, aun entre ellos, los lobos mayores.

 

-Creo que está de más decir que me enfadaré mucho si mueren. —Agrega Zero en un intento de romper la tensión que había en el lugar, todos sonrieron brevemente, estaban ya concentrados en lo que debían hacer como para caer en una broma tan fácil.

 

 

 

***************

 

 

Estaba lista. No había duda en su mirada. Lo único que tenía que hacer era no ver hacia atrás, no fijarse en cómo cada uno de sus amigos iba separándose de su lado para unirse a la batalla. Su mano izquierda se aferró al pelaje de Setsuna, procurando no lastimarle pero lo suficientemente fuerte para tener la confianza de que no caería. El suave pelaje le daba la tranquilidad que desde hace mucho tiempo no sentía, inclusive podía asegurar que con el avanzar de los días Setsuna se había convertido en una especie de ancla para su espíritu. Una persona que lograba decirle las palabras correctas en los momentos indicados.

 

-Te quiero mucho, Setsuna. —Declara la joven en un bajo susurro, no comprendía bien su sentir en estos momentos, dado que su corazón era ahora una pieza rota, pero estaba segura del cariño que sentía no sólo hacía el lobo negro sino también hacia los demás licántropos que, aun no siendo tan cercanos, eran un gran apoyo para ella.

 

Por su lado Setsuna sintió como su corazón daba un brusco vuelco, sus ojos mostraron sorpresa por unos segundos y su conciencia de forma inmediata le hizo sentirse culpable debido a la decisión que había tomado. Tardó un tiempo en ganarse la confianza de Yûki, en que se abriera a él y hacerle su confidente y fue ese movimiento el que lo tenía en esta situación, una espada de doble filo que no supo usar adecuadamente. Él también sentía aprecio por la castaña, por su inseguridad, la duda de su valía, por el deseo de ser querida y no lastimar a nadie; eran esos rasgos los que le hacían sentirse poderoso, estaba consciente de que aquellas inseguridades desaparecían por lo que le decía a la vampira. Él tenía el poder de darle seguridad, sus palabras hacían sentir a Yûki valiosa, su compañía disipaba su soledad pero aun así sus acciones iban a lastimarla. ¿Quién era más alimaña, él o Yûki? ¡Ja! La respuesta estaba más que clara.

 

-Es mutuo, Yûki. — Respondió lo mejor que pudo, no queriendo dar más interpretaciones falsas que lastimaran a la castaña.

 

Yûki sonrió ante la respuesta, era consciente del odio que Setsuna tenía hacía los vampiros debido a su pasado y la responsabilidad que cargaba, de algún modo tenía cierto parecido a Zero, sin embargo quería demostrarle que no todos los vampiros eran malos, ella era la que deseaba enseñarle que no por la existencia de unos vampiros crueles significaba que todos los demás lo fueran. En este mundo vampiros, cazadores, lobos y humanos son dos caras de una misma moneda. La bondad y la maldad están en todas estas sociedades por igual.

 

La castaña iba a hablar cuando vio que una bola de fuego se dirigía hacia ellos. Sus ojos brillaron en un intenso rojo para forzar a sus poderes elevar una roca y usarla de escudo. Setsuna frenó su carrera y buscó con la mirada al enemigo. Kain estaba a unos pocos metros, con bolas de fuego girando a su alrededor, estaba preparado para la batalla aun cuando sabía que estaba en desventaja, enfrentarse a un lobo y a una Sangre Pura no era la mejor de las ideas, pero tenía la orden de eliminar cualquier amenaza y estaba claro que ese par era una de las más potenciales.

 

-Kain… senpai. —Ahora recordaba, su hermano es el líder, Kaname tenía fieles seguidores. A Kain y a los demás no les importaba quien era ella, sólo estaban para complacer a su hermano. —Déjenos pasar, por favor. Sabe que no puede ganar. — Y aun sabiendo eso no quería matar a nadie y menos a un conocido.

 

-No puedo hacer eso. —Sus palabras incluso cuando sonaron seguras estaban lejos de serlo.

 

-No quiero hacerle daño. —Insistió la castaña. El aire poco a poco comenzó a llenarse de gritos de guerra, aullidos feroces y lamentos de los nivel E.

 

-Tendrá que hacerlo si desea pasar. —Era casi una nota suicida, o al menos así lo veía Yûki, era imposible que alguien como Akatsuki pudiera detenerlos a ambos. Una Sangre Pura y un lobo Alfa era una combinación formidable.

 

-Tranquila, no vamos a ensuciarnos las manos con él. —Setsuna percibió la llegada de unos niveles E que no dudaron en ir directamente hacia Akatsuki, fueron esos pocos segundos de distracción los que aprovechó para pasar al vampiro. Su olfato le guiaba hacia el conocido aroma de Kaname, no había lugar a confusiones debido a la similitud que había con el de Yûki y eso, de alguna forma, le molestaba.

 

 

 

***************

 

 

Kamui abrió con desmesura los ojos al ver el caos que había en la Academia, sus amigos luchaban ferozmente contra vestigios de vampiros, humanos reducidos a simples peones. Cuánta crueldad. ¿A Setsuna no le importaba esto, que usaran humanos como simples herramientas para matarlo?, esto no podía seguir así. Esta guerra sin sentido debía detenerse a como diera el lugar, se lo debía a Giovanni.

 

-Naturaleza, hazte mi aliada. —Ordena con dura voz mientras se aproximaba a la entrada de la Academia, sus ojos resplandecían aun con la poca luz de luna que había. Rojos, carmesíes como la sangre que veían todo lo que le rodeaba. —Las ramas ahorcarán a los perdidos, las raíces sepultarán lo que ya no es humano, la tierra tragará al malvado y el viento cortará al enemigo. Escucha mi mandato. Obedece a mi pedido. Tierra oscura.

 

-No puedo permitir eso. —Takuma sonrió de forma corta mientras chasqueaba sus dedos.

 

El viento que comenzaba a llegar con más fuerza, aullando entre las ramas desapareció repentinamente, las vibraciones del suelo cedieron y los árboles se mantuvieron quietos sin mostrar algún indicio de movimiento. Todo quedó en calma. La orden impartida por Kamui quedó en el olvido, no se notó reacción alguna de la tierra ante las palabras del miembro más poderoso del clan Yozora. Sus ojos rojos se dirigieron al vampiro que había logrado detenerle. Rubio, de ojos de un intenso verde y aun así tenía la mirada muerta. Curiosidad le llegó de repente, era claro que no estaba en esa guerra porque quisiera.

 

-¿Qué has hecho? —Exigió saber. Nadie, absolutamente nadie había logrado detenerle en el pasado. Sus palabras eran ley, se acataban sin ninguna oposición y aun así aquel vampiro sólo con un chasquido de dedos logró detener todo.

 

-No puedo permitir que des ventaja a los tuyos. —Corta respuesta. Takuma sabía que era vigilado y aun cuando quería huir de esta guerra donde, de alguna forma, los más dañados serían Kaname y Yûki a causa de la ambición de Sara, no podía. Algo más preciado estaba en juego.

 

-¿Estás de acuerdo con esta masacre? —Desconcierto se plasmaba en su rostro.

 

-Lo que yo crea no importa. —Takuma desenfundó su katana y señaló con ella a Kamui. Los ojos verdes del rubio se tiñeron de rojo. El futuro que tendría al lado de su pareja dependía en gran parte del resultado de esta guerra. Sara se lo había prometido, pero era consciente que después de esto le pondría más trabas. No importaba, ya buscaría una solución más adelante.

 

-Hay inocentes en el recinto. —La ira en sus palabras logró hacer que el rubio retrocediera dos pasos, sin embargo pronto se repuso y volvió al frente.

 

-Lo sé, sé lo que está pasando y lo que mi señora quiere que pase. —Esta pequeña confesión no haría mal. Si el Sangre Pura era astuto tal vez podría entender entre líneas, que él estaba forzado a hacer esto, no es como si fuera igual a su abuelo, un vampiro lleno de maldad y ambición. No, él era diferente, sólo quería vivir tranquilo al lado de la persona que amaba, sin guerras, sin problemas. —Y por mi bien, espero que todo salga como ella lo desea, así habrán menos muertos y una paz temporal.

 

Las palabras ya no fueron necesarias. Estaba claro que no iban a llegar a ningún acuerdo. Kamui desenfundó sus garras y fue al ataque, esquivando a tiempo una estocada del rubio. Debido a la antigüedad de su linaje y a la sangre de Shirabuki corriendo por sus venas, Ichijou no estaba teniendo ningún inconveniente en pelear de frente con Kamui, que éste fuera un Sangre Pura no le afectaba en absoluto.

 

 

 

**************

 

 

Entre los árboles que rodeaban a la Academia estaba dándose una pelea feroz. Incluso cuando la cantidad de niveles E superaba a la de sus adversarios su victoria no sería fácil. Estaban enfrentándose a vampiros nobles y a criaturas que jamás habían visto, enormes lobos que podrían aplastar sus cráneos con facilidad entre sus fauces y con garras que les destrozarían rápidamente como si fueran trozos de tela. Tenían miedo, querían huir pero las órdenes de su señora eran absolutas, además el olor a sangre humana les llamaba. Sus instintos les decían que en aquellos edificios de piedra había sangre fresca de jóvenes humanos, la más deliciosa de todas, pero si la querían tendrán que abrirse paso.

 

-Qué crueldad. —Hana veía con lástima a aquellos vampiros llenos de locura. A su mente acudieron las palabras de Kaito, de cómo tuvo que matar a su hermano por ser convertido en un ser sediento de sangre. Debió haber sido algo muy duro para el castaño.

 

-¡Hana-chan! —Mina reaccionó a tiempo y atacó al vampiro que iba en dirección a la loba, hizo que sus cuchillas le atravesaran el cuerpo hasta dejarlo completamente perforado y explotara en un montón de cenizas.

 

-Lo siento. —Sacudió su cabeza y se forzó a concentrarse en la batalla. No era momento de distracciones, no era el lugar para pensar en el error que había cometido. Primero debían ganar esta guerra y luego obligaría a Kaito a escucharle. No le dejaría ir sin pelear.

 

-Esto se está volviendo molesto. —Akasha hizo un ligero movimiento con su mano y en el acto las mismas sombras de los vampiros se encargaron de matarlos. —Setsuna nos tacha de monstruos… Entonces, ¿qué es él? —Un niño se le arrojó encima mostrando sus pequeños pero afilados colmillos. Akasha hizo ademán de atacarlo pero no tuvo el valor de hacerlo. Fue Kalim quien usó su espada corta para partirlo a la mitad. Sabía que ella no era capaz de levantar un dedo contra un niño.

 

-No es del todo su culpa. —Yue comentó luego de haber matado a otro vampiro, queriendo defender un poco a quien para él es un gran líder y muy querido amigo. —Vivió creyendo en las palabras de su padre, no es odio propio. El dolor de Karasu por haber perdido a su pareja le volvió loco de ira y deseoso de venganza, transmitiéndoselo a Setsuna.

 

-Entonces Karasu le llevó a niveles extremos. Aunque Setsuna ya está lo bastante grandecito como para pensar por sí mismo. —Mina estaba enojada. Lo cual era raro ya que de todos los del clan, era a quien difícilmente veías siquiera fruncir el ceño. Sin embargo, la situación lo ameritaba, había muchos vampiros nivel E, eso quería decir que muchos humanos fueron sacrificados sin importarles si tenían familia o si eran niños inocentes. —Esto no está bien. Lo que están haciendo no es correcto. —Quería llorar. Rabia, tristeza, impotencia. Emociones se acumulaban en su corazón, deseaba matar a los causantes de esto y curar a los afectados.

 

-Sabes que no es posible. —Akasha le respondió como si hubiese leído sus pensamientos. A Mina no le gustaba ver a los suyos sufrir de locura.

 

No era tiempo de lágrimas, excusas y mucho menos debates. Tenían que centrarse en la batalla, dispersarse aún más para proteger a los humanos que, gracias a Alexis, permanecían serenamente dormidos e ignorado lo que estaba pasando afuera de sus habitaciones. Desconectados de una realidad que estaba poniendo en riesgo sus vidas.

 

-Deberías ir a buscar a Setsuna, hacerle entender que esta no es la solución ni la respuesta a lo que en verdad desea. —Kalim estaba seguro de que Yue podría hacer una pequeña diferencia si lograba convencer al otro lobo.

 

Karasu descargó toda su ira en una inocente criatura, una que le admiraba profundamente, contagiándolo de su odio, cegándolo para que no viese que no todos los vampiros son malos y que no todos los lobos son buenos. Setsuna siendo un niño vio a su padre romperse luego de la muerte de su madre, suceso que lo ofuscó por completo, impidiéndole ver con claridad su entorno y desbordara un odio que estaba provocando muerte y rupturas de lazos tanto entre familias como entre amantes. Un ejemplo claro de ello, era la relación de Yue y Kyo cuando se vieron obligados a separarse por un tiempo a causa de las diferentes opiniones de Karasu y su hermano. 

 

 

 

************

 

 

Los gemelos chocaron de lleno contra los mellizos, ambos pares iniciaron una incesante pelea. Mordidas, gruñidos y zarpazos eran dados continuamente y sin embargo nadie cedía. Los cuatro estaban decididos a no rendirse. Dos de ellos tenían algo que proteger, parejas que eran su más preciado tesoro; mientras que el otro par cargaba con el deber de cumplir su misión, aunque se sintieran confundidos. De alguna extraña manera su deseo de ver sangre manchando la tierra estaba siendo aplacado por la indecisión. Fugaces recuerdos de su convivencia con la castaña comenzaban a provocarles cuestionamientos que en sus vidas habían hecho.

 

Ellos provenían de una pequeña familia. Una madre cariñosa y un padre estricto pero al mismo tiempo protector. No son de ningún linaje reconocido ni tampoco tienen un antepasado que sea recordado por sus hazañas. Simplemente una familia normal que se dejó cegar por las ideas de Karasu, decidiendo seguirle hasta donde él lo indicara; al punto en que sus padres los ofrecieron como soldados, haciéndoles probar sangre desde muy jóvenes. El placer de ver la muerte en los ojos de sus enemigos, oler su desesperación y la adrenalina recorrer sus cuerpos se habían vuelto como una droga para ellos. Su función era pelear, vencer a los que no estaban de acuerdo con los ideales de Karasu, envolverse demasiado en las batallas hasta el punto en el que se convirtiera en una fuerte adicción.

 

-¿En verdad esto es lo que quieren? —Kai arrojó un mordisco al cuello de Naoya, quien esquivó a tiempo el ataque. Antes hubiese respondido con cinismo, con clara diversión por lo que estaba pasando pero en esta ocasión sólo hubo silencio. Amaba las batallas, gustaba ver la sangre esparcida y más si había sido el causante empero ahora no estaba del todo seguro.

 

Yûki es torpe, fácil de engañar y manipular, eso los mellizos no tardaron mucho en entenderlo ya que Setsuna le tenía en la palma de su mano y aun así no pudieron evitar involucrarse con ella. La castaña podía tener todos esos defectos pero era buena y de un corazón muy noble, queriendo hacer mucho aunque no obtuviera nada a cambio. Ella no les despreció como algunos miembros de la manada cuando comprendían que sus mentes estaban retorcidas, que el deseo de tener batallas y ver sangre es algo que era parte de ellos. No, Yûki no se alejó ni les vio con temor, contrario a toda expectativa se acercó más, convivió con ellos con alegría, bromeando incluso en ocasiones acerca de lo que ellos llamaban «su mente psicópata.»

 

-Están matando a humanos por simple capricho. Esto no es una guerra, es una masacre. — Kyo embistió Kazuya, arrojándolo lejos y escuchando su quejido. Los mellizos querían pelear, destrozar la carne y sentir la sangre en sus fauces, pero su corazón dolía, su mente era un caos. Por ridículo que sonara, comenzaban a sentirse culpables de las acciones de los vampiros. Ellos no mordieron a nadie para que les ayudara en la batalla, pero eran conscientes de que los niveles E que les respaldaban habían sufrido mucho dolor ante de ser liberados para la batalla y sabían que muchos o todos ellos, morirían.

 

-Tenemos órdenes de Setsuna. —Kazuya no estaba  seguro si ésa era la respuesta correcta, pero tenía que encontrar algo con qué defenderse ya que el sarcasmo no quería brotar de su garganta por el simple hecho de que a su mente no se le ocurría nada.

 

-¡Setsuna está mal! —Kyo ladró con cierto desespero. —Karasu está mal. Su odio sólo está haciendo daño a los demás, incluyendo a Setsuna. Gente que no sabe de nuestros conflictos ahora está involucrada, ¿Qué ganan con eso? Hay vampiros buenos, ¿por qué hacerles sufrir por algo que desconocen y de lo cual no hicieron parte? — Exigía saber, quería entender. Sin embargo los mellizos guardaron silencio.

 

 

 

***************

 

 

-¿Esto es lo correcto? —Laura se mantenía al lado de Diana, a unos metros de distancia estaban lobos de la manada Yami, esperándolas para enfrentarles como lo había ordenado su Alfa.

 

-Son órdenes. —Diana sabía a lo que Laura se refería, sin embargo ella no podía pensar en nada más que no fuera cumplir la misión. Sí, apreciaba a Yûki pero era mayor su admiración y amor hacia Karasu parar pensar en otros seres. Karasu le acogió cuando más lo necesitaba, le dio un hogar y un propósito por el cual vivir. A ojos de Diana aquel hombre era perfecto y le amaba, aun cuando sabía que no era correspondida.

 

-Pero… Yûki… —Contrario a la mayoría de los otros miembros de la manada, Laura perdió a su padre en una batalla contra otro lobo frente a su madre, la cual perdió la cordura después de eso. Suponía que no era fácil ver como el amor de tu vida es asesinado frente a tus ojos sin ser capaz de hacer algo para evitarlo. Laura sólo tenía tres años cuando eso ocurrió y tiempo después fue la batalla dentro de la manada, causando su separación. Su madre idolatraba a Karasu porque fue quien tomó venganza contra el hombre que le arrebató a su pareja. Ella creció con la idea que debía servir a Karasu en agradecimiento a lo que hizo, aunque su madre no se hubiera repuesto del todo.

 

-No podemos cambiar todo sólo porque la conocimos. —A Diana le dolía decirlo, no iba a negarlo pero podían más los deseos de Karasu que su conciencia. —Concéntrate, Setsuna se enojará si morimos.

 

Aun cuando Setsuna fue llenado con el odio de su padre, esto no le convirtió en un mal líder. Karasu tampoco lo era, proveía a su pequeña manada de todo lo que podía pero no buscaba un territorio propio, hacía todo lo contrario. Su deseo por vengarse de los vampiros y de su hermano hacía que mantuviera a su grupo como gente errante, sin un hogar de verdad, sentenciándolos a una muerte lenta, a la extinción. Llenándolos de odio contra seres que no tenían culpa alguna de lo que le pasó a su mujer, envenenándolos y aferrándolos a un lugar que ellos mismos habían abandonado.

 

Pero Setsuna no era así, desde hace mucho planeaba concretar la venganza de su padre para darle un lugar propio a su manada; siempre estaba al pendiente de todo lo que le pasaba a cada miembro y eso hacía que fuese querido por todos. Laura admiraba eso, Setsuna podría odiar a los vampiros pero amaba a su manada, por eso le seguía y acataba cualquier orden que se le diera, sin embargo no estaba muy segura de que este plan fuera buena idea. Yûki contradecía totalmente a lo que Karasu les había descrito. Yûki no era malvada, no asesinaba a nadie, no se creía superior a los demás y no los había despreciado por ser licántropos, todo lo contrario, entonces ¿por qué tenían que mentirle?, ¿por qué usarla de esa manera sino había hecho otra cosa más que buscar la manera de ayudarlos?

 

-Sí, lo sé. —Luchó por despejar su mente y concentrarse en la batalla. Los enemigos les esperaban pero ellas estaban siendo respaldadas por criaturas que eran menos humanos y más como monstruos, pero Laura sabía que no era culpa de ninguno de ellos. La tal Sara los había creado para esta ocasión y aun cuando su pequeño grupo de lobos no tuvo nada que ver en eso, ella no podía evitar sentirse culpable. Se supone que los vampiros son los que manipulan, los que hacen cualquier cosa para ganar. Si eso era así entonces ¿ellos qué eran? Quizá no crearon a los niveles E, pero los estaban usando. ¿Eso los convertía en monstruos también?

 

-Laura, ten cuidado, Hikari está con ellos. —Diana sabía que eso no iba a ser fácil al ver a la loba frente al pequeño grupo de tres lobos. Esta batalla sería del todo o nada.

 

 

 

***************

 

 

Yûki buscaba con ahínco a su hermano y Zero, mientras que Setsuna concentraba en encontrar a Kamui, tenía que matarle primero para desmoralizar a los otros y evitar que Yûki se diera cuenta de la verdad demasiado pronto. Aun cuando su conciencia le reprendía se negaba a escuchar. Su padre le había impartido esta misión y no iba a fallarle, estaba a poco de sanar a Karasu para dar marcha atrás en estos momentos. Frenaría por completo a su padre y así los miembros de su manada podrían tener un hogar y vivir tranquilos, sin planear como atacar a la manada Yami, sin reunirse todas las noches de luna llena para entrenar, todo lo contrario, serían reuniones para planear la cacería de aquella noche, correr entre los árboles de los extensos bosques y jugar en los ríos o en sus orillas.

 

-Ya los vi. —Yûki anuncia con una sutil sonrisa, Kaname estaba destruyendo a unos niveles E, quienes sucumbían ante su gran presencia mientras era respaldado por un enorme lobo de pelaje plateado y ojos rojos. — ¿Ese es Zero? —La forma salvaje con la que aquel animal protegía a Kaname era intimidante, en ese momento Yûki se llenó de temor, miedo de ser devorada por aquellas fauces llenas de afilados dientes.

 

Setsuna gruñó bajo, no tenía planeado ir directamente hacia Kaname, su intención era acercarse solo para encontrar a Kamui, matarlo y después dejar que Yûki hiciera lo que quisiese; después de todo su trabajo ya estaría hecho, sin embargo no encontró al vampiro al que debía matar, sino a los que en este momento no era bueno ver, además el olor a miedo que emanaba el cuerpo de Yûki despertó en él un instinto protector. Quería huir y poner a la castaña a salvo, sí, Setsuna quería escapar por el bien de una vampira, por ella sería capaz de cometer un acto tan cobarde empero logró controlarse, tenía que usar ese miedo a su favor.

 

-Podemos retirarnos, volver más adelante. —Comenzaba a retroceder al no escuchar palabra alguna de la castaña. Era lo mejor, alejarse de ese par y buscar a Kamui.

 

-No. —Aquella corta respuesta frenó al lobo. —Debo hacerlo ahora, retirarme no servirá de nada, solo estaré atrasando lo inevitable. —Aun cuando su cuerpo temblaba su voz sonaba firme, al menos lo mejor que podía.

 

Setsuna iba a negarse, a poner varias excusas con tal de alejar a la castaña de aquel lugar, sin embargo nada pudo hacer más que moverse con rapidez y esquivar un fuerte impacto que provenía del cielo. Aquel estrépito causó que se resquebrajara el suelo y se levantara una espesa nube de polvo. Yûki se puso alerta y apretó con más fuerza a Artemis mientras que Setsuna mantenía los oídos atentos a cualquier sonido, desenfundando sus garras y mostrando sus colmillos a la amenaza que había caído del cielo. No le importaba quien fuera el enemigo, le mataría sin dudar.

 

-Tienes agallas para venir hasta aquí, Setsuna. —De aquella nube oscura apareció Natsuki, sus ojos rojos resplandecían con ira. —O quizá eres muy idiota. Sinceramente, opto por la segunda. —Desprecio puro podía sentirse en cada palabra. — ¿Estás viendo lo que tus actos y odio estúpido han hecho?, ¿estás viendo las consecuencias del berrinche de tu padre? —La vampira extendió sus brazos, señalando cada punto a su alrededor. Gritos y gruñidos de batalla se oían por todas partes. —Tú hipocresía no puede llegar a más. Dices despreciar a los vampiros por ser asesinos, ¿y qué has hecho por tu capricho? —Su voz hizo temblar a Yûki. —Unirte a ellos para matarnos, destruir familias con tal de tener un ejército que responda mansamente, arruinar vidas de humanos que no saben ni sabrán quién eres. Si nosotros somos monstruos, tú eres algo mucho peor…

 

-¡Silencio! —Gruñó con ira, no iba a permitir que una vampira le hiciera ver sus faltas. Además él no se unió a nadie, sólo estaba utilizando a los vampiros para cumplir con la misión que su padre le había encomendado.

 

-¿Qué? —Natsuki elevó su rostro con orgullo y vio a Setsuna como si no fuese más que un insecto. — ¿No te agrada que te digan la verdad a la cara?

 

-Setsuna… —Yûki no comprendía muy bien lo que pasaba. Sabía que usar a los niveles E no fue su idea ni la de Setsuna, al contrario, ellos se opusieron desde un principio pero Sara logró convencerlos y eso les hacía tan culpables como a la rubia. Por otro lado estaba viendo que el clan Yozora mostraba cierta preocupación por sus enemigos, cosa que no debería ser ya que se supone son los «malos». Son vampiros de podrido corazón que no tuvieron compasión de la manada de Setsuna y les expulsaron de las tierras sin miramientos, con tal de tener las tierras para ellos, causando que ellos vivieran rodeados de carencias. — ¿Qué es lo que…?

 

-Aléjate de aquí, Yûki. —Sin permitirle saber nada más, Setsuna bajó su cuerpo sin dejar de mirar a Natsuki para que la castaña pudiese bajar de su lomo. Estaba preparado, un movimiento en falso por parte de su enemiga y la atacaría sin dudar con tal de mantener a la castaña a salvo. El lobo estaba consciente de que si se alejaba de Yûki corría el riesgo de ponerla en peligro y que se enterara de la verdad, pero nada podía hacer en estos momentos más que lo necesario para mantenerla a salvo de Natsuki. Era lo único que a su parte animal le importaba.

 

-Pero… —No quería dejarle solo, sin embargo una rápida mirada de Setsuna le hizo callar.

 

-Estaré bien. Ponte a salvo. —Pidió con voz baja. Sus músculos estaban tensos y la adrenalina recorría su cuerpo ayudándole a mantenerse aún más alerta; sus ojos se negaban a moverse de la figura curvilínea de Natsuki. Sabía que la noctambula era rápida, capaz de dar la ilusión de desaparecer en un solo parpadeo para luego estar frente al enemigo, lista para dar el golpe definitivo. No podía arriesgar de esa manera a Yûki, aun cuando estuvieron entrenando dudaba que la castaña pudiera ganarle a Natsuki con la poca experiencia que tenía en batalla.

 

Yûki se alejó poco a poco, con pasos sigilosos y renuentes. Temía por Setsuna pero no podía hacer nada más que irse por su cuenta en busca de Kaname y de Zero, posiblemente si lograba hacer que la escucharan podría detener esta batalla y salvar a sus amigos.

 

 

 

***************

 

 

Zero asestó un zarpazo a otro vampiro, destrozándole la cara y verlo convertirse en cenizas antes que cayera por completo al suelo. Su ira no podía ser contenida, la rabia que sentía en estos momentos estaba creciendo y amenazando con llegar a un punto incontrolable. ¿Cuántas personas estaban muriendo en estos momentos?, ¿cuántas almas tuvieron que ser sacrificadas para conseguir soldados?, ¿por qué Yûki no podía entender que no la amaba como ella quería? Tantas preguntas y ninguna de ellas poseía una respuesta que pudiera satisfacerle. Gruñó y se abalanzó contra un nivel E que intentó atacar a Kaname por la espalda. Sus fauces se cerraron con fuerza en el cuello de su víctima, quebrándolo, matando a la criatura llena de locura.

 

-Gracias. —Kaname estaba decepcionado de su hermana. Si bien sabía que Yûki no vendría sola a enfrentarle tampoco se esperaba que fuera capaz de crear esclavos para su fin. Tantos humanos que tenían una vida, una familia y sueños ahora estaban convirtiéndose en cenizas, todo por un simple capricho. Suspiró. Sabía que en parte era su culpa, el haberla consentido y sobreprotegido eran las causas de haber creado a un monstruo como la castaña pero eso cambiaría, enmendaría su error esta misma noche. Sus manos volverán a teñirse con la sangre de su familia.

 

-¿Kaname? —Zero se acercó preocupado, de un momento a otro el castaño se había quedado quieto, pensativo y aun cuando había vampiros osados que intentaban atacarle eran más los que no sabían qué hacer. Sus instintos les gritaban que debían huir, que no tenían oportunidad contra alguien como Kaname pero las órdenes de su señora les obligaban a obedecer y a sacrificarse en un vano intento de matarlo.

 

-No te preocupes, estoy bien. —Asegura con una suave sonrisa, acariciando el sedoso pelaje de su pareja hasta llegar a la oreja. —Acabemos con ellos para que descansen en paz y podamos buscar a Yûki. No importa que tan enojada o lastimada esté, tiene que ser detenida. Sus actos son simplemente imperdonables. No tenía derecho a hacer esto, a hacer de estas vidas un infierno.

 

Zero observó con dolor como las facciones de Kaname cambiaban y ponían una expresión de gran tristeza, ya que pese a los arrebatos de Yûki aún era querida por su hermano y ver todo lo que había hecho por capricho le dolía. Él podía comprenderlo, también había convivido con Yûki, también la había amado y aún lo hacía, aunque no como ella lo deseaba, pero eso no significaba que el mundo debería venírsele abajo, Zero quería hacerle entender a Yûki que aunque no esté con ninguno de ellos románticamente podía ser feliz. Es joven, hermosa y tiene muchos años que vivir. Fácilmente podría encontrar a alguien que la haga sentirse especial, que la ame y proteja, que la haga sentirse única en el mundo.

 

Pero al parecer su hermana estaba ciega para poder ver esas posibilidades. Natsuki ya se lo había advertido, la obsesión de un vampiro es incluso más fuerte que la de un humano y puede llegar al punto de descontrol. Bueno, al parecer ya habían llegado a aquel punto crítico, donde tendrían que hacer que la castaña pagara por sus acciones. Algo que lamentaría toda su vida porque pese a todo lo sucedido ella siempre tendrá un lugar en su corazón.

 

 

 

**************

 

 

Sara se movía con prudencia en el territorio de la Academia. Era escoltada por la mitad del Consejo, quienes desde un inicio la estuvieron apoyando y estaban en completo desacuerdo con la mitad que apoyaba a Kuran Kaname. Jamás se hubiesen atrevido a ir a un campo de batalla, ya que aun teniendo poderes no eran muy buenos peleando, pero era un grupo que estaba siendo positivo en su victoria contra los vampiros de las montañas. Estaban seguros que Sara lograría vencer teniendo a la princesa Kuran de su lado y a los lobos que servían a la castaña. Kaname no tendría otra alternativa más que rendirse y aceptar las condiciones de la Sangre Pura, la primera y más importante de todas era aceptar a Sara como su esposa y convertirla en la reina que gobernará a los noctámbulos a su lado, uniendo a los clanes Kuran y Shirabuki hasta el fin de los tiempos.

 

Quizá esto no hubiese pasado de no ser por la estúpida amistad que estaban entablando el clan Kuran y el clan Yozora. Eso no podía ser. El clan que poseía a uno de los vampiros más poderosos de la sociedad vampírica no podía estar liándose con otro del que desconocían su estirpe e intenciones. La probabilidad de que anhelaran el trono era muy alta y eso no podían permitirlo. Fue grande el milagro que escucharon cuando se enteraron de fuentes confiables que Yûki estaba en contra no sólo de la relación que su hermano tenía con el clan Yozora sino el amorío que deseaba tener con el cazador Kiryuu Zero. Y al verla despierta no dudaron en tomar la oportunidad de buscarla y tomarla como aliada.

 

Además la castaña poseía un grupo de fuertes lobos, que respondían ante ella. Aun cuando aseguraba que eran sus amigos, los ancianos estaban completamente seguros que sólo lo decía para darles la protección. Ningún vampiro puede ser amigo de un lobo, ambas especies son enemigos por naturaleza. Cuando uno ve al otro es inevitable una pelea hasta la muerte. Así estaba escrito en la historia.

 

Yûki era importante para el plan. Si ambos poderes Kuran chocan, la probabilidad que ambos queden débiles es alta por lo que les facilitaría mucho tomar el control y hacer que Sara obtenga lo que desde su nacimiento se le había prometido. La rubia en algún momento desistió del compromiso con Kaname al saber que tenía una hermana, ya que las leyes vampíricas marcaban a Yûki como la mejor opción para procrear a los hijos del Rey vampiro debido a que compartían la misma sangre, empero sucedió algo inimaginable, algo terrible.

 

¿Un Rey vampiro con un simple ex-humano? ¡Jamás! El linaje se perdería. Si no aceptaba a su hermana Yûki como su reina entonces Sara era la mejor opción. Así de simple era la solución que los vampiros de medio consejo habían decidido, contrario a la otra mitad de sus colegas que se negaban a la absurda idea. Se opusieron a lo que estos decían, los demás opinaban que Kaname tenía derecho a tener de pareja a quien amara, siendo en este caso el cazador Kiryû Zero. Para los vampiros que apoyaban a Sara eso era una blasfemia, ¿dónde quedaban las reglas y el juramento a la protección de los linajes Puros, que les han regido casi desde el origen de su especie al permitir tal horror?

 

-Sara-sama, ahí están. —Uno de los vampiros señaló de inmediato al captar la silueta de Kaname. Asombrados estaban al ver que era protegido por un enorme lobo, quien impedía que los demás vampiros se acercasen. Yûki por otro lado estaba acercándose con prudencia, como si intentara no verse amenazante para poder llegar lo suficiente cerca a su hermano y hablar con él.

 

Sara sonrió, esto estaba yendo bien. Sus planes habían sufrido severas modificaciones pero al menos estaba cumpliéndose el objetivo principal, además sabía que los nobles a su disposición incluso estaban preparados para morir por ella si se los pedía, sin embargo no había nada que temer ya que esperaba no perder a nadie, solo había una persona que iba a morir y era Yozora Kamui. Aun cuando no le interesaba el vampiro proveniente de la montaña sería un buen ejemplo para mostrar su poder y mostrar que ella no se andaba con rodeos, que mataría a cualquiera que amenace su reinado.

 

 

 

***************

 

 

-Eres muy bueno, para ser un noble. —La pelea entre Kamui y Takuma se había extendido por un tiempo indefinido. Fue una gran sorpresa para el pelinegro enterarse que Takuma poseía la grandiosa habilidad de anular los poderes vampíricos de sus enemigos. Aunque al parecer le costaba trabajo aplicarlo a los Sangre Pura, si bien Kamui no puede usar todo su poder hubo momentos en los que logró hacerlo y así se dio cuenta que el rubio tenía que estar muy concentrado para anularlo por completo. A fin de cuentas un Sangre Pura estaba en un nivel completamente diferente al de un noble. Había más poder en su sangre debido a que no había mancha alguna de ancestros humanos en su linaje.

 

-Se lo agradezco. — Ichijou ya estaba al borde del cansancio. Su poder tenía cierto límite de uso. Si Kamui fuera un noble entonces no tendría problema para controlar su habilidad, sin embargo al ser un Puro las cosas se complicaban. El contener a Kamui le estaba costando demasiada energía. Si quería detener al pelinegro entonces tenía que ser en este momento, con un solo y fatídico golpe. —Lamento que esté llegando el final de nuestra batalla, hace mucho que no tenía un buen rival. —Con una sonrisa en su rostro empezó a elevar su katana, preparándose para enterrarla como estaca en el corazón del Kamui.

 

-Lo mismo digo. —Sus ojos dorados estaban atentos a los movimientos de Takuma, incluso los más minúsculos e imperceptibles para el ojo humano. Estaba asombrado de la habilidad que el rubio tenía en combate. Incluso sin usar su poder, Kamui fue entrenado para pelear mano a mano o con un arma y se consideraba el mejor de su clan, incluso cuando tuvo grandes rivales ninguno llegó al punto al que Takuma había llegado, su ropa hecha jirones era una prueba de ello, ya que los cortes habían cerrado hace tiempo. —Eres un gran guerrero, ahora entiendo por qué Kaname te considera su mejor amigo. —Ante la mención del castaño Takuma dudó unos segundos, un momento precario que fue aprovechado por Kamui.

 

-Tú… —Ichijou sintió la mano de Kamui sobre su rostro y luego un fuerte choque contra el suelo. El pelinegro usó toda su energía para enterrar entre rocas al rubio, sus ojos vieron con asombro como los labios de su enemigo se movían, advirtiendo del peligro.

 

-Gracias. —Kamui abandonó a Takuma, no había necesidad de matar a un aliado. No comprendía exactamente el porqué, pero algo dentro de él le decía que había sido suficiente, Ichijou Takuma no era más un peligro. Incluso ahora que sabía que él seguía siendo el objetivo no sólo de los lobos sino también del Consejo, decidió seguir adelante. Sus amigos le necesitaban, no era momento de acobardarse y salir corriendo en la dirección opuesta. No. Se lo debía a su Giovanni. Se aseguraría de acabar con todo, incluyendo a la creadora de su pareja. Rompería por completo las cadenas que unían a Giovanni con aquella mujer y haría de esta tierra un lugar más tranquilo, lo había prometido y lo iba a cumplir como fuese.

 

Corrió sin detenerse en dirección a Kaname y Zero, ignoraba exactamente el porqué estaba yendo hacía ellos, pero no iba a pararse y pensar, no tenía tiempo. Su deber era unirse a la lucha, ahora que Takuma no estaba  ya en disposición de detenerle podía usar sus poderes libremente, aunque temía iba a ser por poco tiempo. Puede que el rubio no le haya vencido pero lo había hecho gastar bastante energía, por lo que estaba consciente de que sus palabras pudiesen tener un límite más corto del acostumbrado, tenía que usarlo con prudencia.

 

 

 

***************

 

 

El pequeño murciélago se posó en la rama de un árbol cerca de donde estaban los Kuran, observó con orgullo a aquellos dos descendientes de su linaje. La chica se movía con elegancia, digna de alguien de linaje real; el hombre se mantenía derecho, firme como solo un líder puede hacerlo. Ah, qué maravillosa imagen. Dos Sangre Pura, dos poseedores de su sangre, dos poderosas masas de energía que podía hacer suyas.

 

-Hermano. —Cuando escuchó la voz de aquella chica, el murciélago puso más atención. La castaña se movía elegantemente pero también había prudencia en sus pasos, claro signo de que no confiaba por completo en la serenidad del otro vampiro, además de aquel lobo plateado que resguardaba al hombre. Gruñendo en advertencia y enterrando sus afiladas garras en la tierra, sólo para demostrar qué tan largas y fuertes armas poseía para desgarrar a los enemigos. —Quisiera ha…

 

-¿Te das cuenta de lo que has hecho? —Al parecer el castaño no era lo suficientemente paciente para escuchar lo que la joven tenía que decir. El murciélago se convirtió en araña y se aproximó más para escuchar con atención. —Por tu capricho muchas personas inocentes están muriendo. —Acusó sin miramientos, sin considerar si le hacía daño a su hermana.

 

-Kaname… —El lobo quiso intervenir pero la mirada que el otro le dirigió hizo que guardara silencio. El vampiro estaba muy enojado y la chica comenzaba a sentirse temerosa y eso para la pequeña araña era más que perfecto, le facilitaba las cosas.

 

-¿Capricho? —Su voz salió quebrada. Yûki no tenía contemplado esto en sus planes, podía sentir la severidad de la mirada de su hermano, pero no retrocedió. Hizo que el temor se esfumara para dar lugar a la indignación. — Estás diciendo que todo esto es por un… ¿capricho? —Se limpió con furia las lágrimas que estaban acumulándose en los ojos y le regresó a Kaname la mirada, sin miedo, sin titubeos. — ¿Cuál es mi capricho según tú, hermano? —Al igual que el castaño, Yûki se enderezó y mantuvo la mirada desafiante. Ella también es una Kuran, una princesa, no iba a permitir que nadie, ni siquiera su hermano, la hicieran sentirse menos, ya estaba cansada de eso.

 

-Zero es…

 

-Zero no me interesa. —La negación de la chica tomo a ambos por sorpresa. —Reaccioné mal, eso no voy a negarlo, por el contrario admito que no respondí de la forma adecuada. —Eso lo tenía muy claro y no iba a dar excusas del porqué actuó como lo hizo pero… — Al igual que ustedes, respondieron inadecuadamente a lo sucedido. No tenían derecho a sentenciarme sin la oportunidad de defenderme. —Aun cuando las lágrimas salían por el coraje que no sabía que tenía hacía las dos criaturas frente a ella, no les dio importancia. Era momento de hablar. —Lo diré cuántas veces sean necesarias, sí, actué mal pero eso no les daba el derecho a decidir qué hacer con mi vida. ¿Dormirme indefinidamente para que no cause destrozos? —Su voz marcaba con claridad el sarcasmo, burlándose de la decisión que la pareja tomó por ella. — ¿En serio? —Insistió al ver que no estaba obteniendo respuesta.

 

»Se les hizo muy fácil decidir, ¿no creen? —Apretó con fuerza a Artemis. — «No queremos que esté en medio de nuestra relación, así que mejor dejémosla dormida en el sótano, no importa que haga frio y que esté tan solitario. Abandonémosla ahí y olvidémonos completamente de ella. Actuemos como si jamás hubiera estado en nuestras vidas.» —Arremedó sin pizca de gracia. Sólo quería demostrar el dolor que había cargado desde el momento en el que abrió los ojos y vio a Setsuna. Quizá estaba siendo melodramática, pero no le importaba, quería que Zero y Kaname comprendieran el dolor que sufrió al saberse abandonada por completo, por una mala reacción de la que no le dieron tiempo de disculparse.

 

-Yûki… Nosotros…

 

-No pude decir un lo siento. —No, no iba a dejar que los otros hablaran, no iban a quebrar la poca firmeza que tenía en estos momentos. —No me dieron la oportunidad de disculparme y aceptar, a mi ritmo claro, que iban a estar conmigo pero de una manera completamente diferente a la que me imaginaba. Sólo me marcaron como una amenaza; sentenciándome a un sueño profundo y solitario. ¿Creen que porque estaba dormida no sentía nada? —Insistió. Zero había bajado las orejas, como si fuese un cachorro regañado por una travesura, mientras que Kaname seguía impasible, meditando las palabras de su hermana. Estaba sorprendido al escuchar a Yûki hablar de esa forma, por un momento creyó que tenía a Juuri enfrente. Cada declaración le hacía sentirse culpable, cada palabra le daba a entender que no había actuado como normalmente lo haría.

 

Kuran Kaname hubiera meditado primero todas las posibilidades y sus consecuencias antes de dar un veredicto definitivo, sin embargo el instinto de proteger a su pareja y las palabras de la vampiresa Natsuki hicieron que tomara de forma precipitada una decisión. Sabía que pensarlo de esa manera parecía que sólo buscaba excusas, una forma de aligerar su culpa y entendía que no iba a servir, su hermana tenía razón. La forma en la que actuó asustó a muchos y sólo se centraron en el peligro, creyendo que por haber sido mimada volvería a hacer un berrinche y exigiría ser ella quien estuviera con Zero. ¡Qué estúpido suena ahora ese pensamiento! Yûki podía estar mimada –en gran parte la culpa era suya–, sin embargo ella no era como muchos de los vampiros Sangre Pura, la castaña creció siendo humana, permitiéndosele actuar como realmente es, sin miedo a ser criticada o atacada por otros, aprendió del gran cazador Kaien.

 

Ella podía pensar y reflexionar sobre sus acciones. Tal vez el shock por la noticia y el poco control que tiene sobre sus poderes le hicieron perder por un momento la razón, haciéndola actuar como lo hizo. Todas eran posibilidades y todas tenían muchas soluciones. Ahora Yûki estaba aquí, parada frente a él, viéndole de forma acusadora y expresando su sentir. Le estaba haciendo entender que el dormirla por mucho tiempo no era la solución correcta, estaba aceptando que actuó mal y que hubo una posibilidad de disculparse y aceptar, con el tiempo, la relación de ambos. Una sencilla y practica solución que él descartó por escuchar a una vampira que no conocía ni conoce realmente a Yûki, porque a pesar que su relación con Zero estaba iniciando, éste le hubiese inducido a otro tipo de decisiones, que no incluían dormir a su hermana.

 

-¿Y ésta es tu respuesta a lo que te hicimos? —Incluso esos sentimientos no justificaban lo que estaba haciendo en estos momentos, lo grave de la situación es que al convertir injustificadamente a los nivel E se dictaba sentencia de muerte al causante tanto por los cazadores como por el Consejo, no habría refugio para su hermana en ningún lado. — ¿Invadir la Academia como Rido lo hizo? —Un mal recuerdo que le daban ganas de borrar de su mente.

 

-No. En realidad no sé por qué los nivel E los estaban atacando a ustedes, se suponía que sólo lo harían con los vampiros del clan Yozora y que retendrían por un tiempo a los licántropos que están de su lado, sin matar a nadie. —Añadió al escuchar el gruñido por parte de Zero. —Esto no era parte del plan. —Susurró bajo, percatándose que varias cosas estaban sucediendo diferente a lo que se había planeado.

 

-Setsuna ¿te está obligando a hacer esto? —Una de las ventajas de ser un lobo es que su sentido del olfato se desarrolla extraordinariamente, pudiendo incluso percatarse del aroma que tenían las emociones y en este momento podía percibir el olor a angustia.

 

-¡No! —Gritó de forma exaltada, alertando de forma imperceptible a la pareja. —Setsuna me está ayudando, para advertirles. —No iba a permitir que hablaran mal del chico que lo único que ha hecho es consolarla y estar para ella cuando lo necesitaba. —Esto debe ser obra de Sara. —Masculló entre dientes, ahora comprendía por qué no le había gustado desde un principio el plan con aquella rubia, esa mujer debía tener otros en mente

 

-¿Qué quieres decir? —Kaname se alertó al escuchar el nombre de la Sangre Pura líder del clan Shirabuki. — ¿Tú creaste a los nivel E? —Esperanza, es lo que también sentía ahora. Si su hermana no era la creadora entonces podía descartar su muerte.

 

-¡Claro que no! —Le vio con indignación, no era capaz de llegar tan lejos. —Sara los proporcionó, no sé si los creó o no pero estoy segura que dijo que serían nuestro apoyo para que pudiera llegar con ustedes. —Aseguró sinceramente. —No estaba a favor de usarlos, no me parecía correcto pero ella insistió; dijo que podían matarme incluso antes de acercarme a ustedes…

 

-¿Y le creíste? —Ahora el indignado era Zero, sorprendido porque Yûki creyera que podían matarla en cuanto la vieran, eso era absurdo.

 

-Bueno… No terminamos exactamente en buenos términos antes que me durmieran… Entonces… —Se encogió de hombros, mostrando la obviedad de su respuesta. —Sólo quería ser precavida y Sara logró convencernos a ambos, Setsuna tampoco quería.

 

-Yûki, ¿qué relación tienes con Setsuna? —Kaname estaba percatándose con gran claridad la insistencia de su hermana de defender al lobo considerado el enemigo de su Zero.

 

-Es mi amigo. —Respondió de forma inmediata y sincera, aunque por alguna extraña razón se sintió incomoda en admitirlo, empero era  algo que no tenía que ser trascendental en estos momentos. —Pero eso no importa ahora, vine a advertirles que están siendo engañados. —Era en este momento o nunca. Kamui no estaba en las cercanías, un mejor momento para decir toda la verdad no podría tener.

 

 

 

***************

 

 

Natsuki agitó su mano para lanzar una ráfaga de viento hacia Setsuna, éste le esquivó con cierta dificultad, aquellos ataques eran sumamente rápidos. La pelea estaba llevando un poco más tiempo de lo esperado y él no estaba concentrado completamente en la batalla; sus ojos veían a la distancia como Yûki estaba encarando a Kaname y a Zero, aumentando aún más su preocupación. Tenía que acabar rápido con estaba batalla si quería llegar a la castaña, pero sabía que no iba a ser nada fácil. Natsuki era una gran peleadora, después de Kamui, es una de las mejores guerreras del clan Yozora, una que rara vez hacía uso de sus poderes ya que prefería duelos de cuerpo a cuerpo, aunque Setsuna siempre tuvo la creencia que era más para aumentar su ego, demostrar que aun sin usar el viento era lo suficientemente fuerte para hacer frente a cualquier enemigo.

 

-Deja de huir. —La ira invadía por completo a la Sangre Pura, atacando constantemente al lobo, sin embargo tenía poco control sobre sus ataques, apuntaba, pero se precipitaba tanto que terminaba dando un poco más lejos de lo que debería.

 

-¿Y permitir que me partas a la mitad? No, gracias, me gusto como soy. —Setsuna comenzaba a centrarse y pensar en una estrategia. Comprendía que preocuparse por la castaña sólo le estaba frenando, si quería llegar a ella primero tenía que arreglar sus asuntos aquí. — ¿Me pregunto cuál de los dos es el más hipócrita? —Aun siendo una vampiresa de la más alta estirpe, Natsuki era fácil de provocar. — ¿Crees que no me doy cuenta que también eres una doble cara?­ —Si fuera humano tendría una gran sonrisa en el rostro.

 

-No sé a qué te refieres. —Natsuki estaba tomando respiraciones largas, preparándose para lo que fuera a decir el lobo, sabía que lo que estaba planeando era descentrarla y no lo iba a permitir.

 

-Dices que te indigna lo que he hecho, pero yo sé la verdad, puedo olerla. —Quizá la vampira no ha caído por completo en su trampa, pero lo haría más temprano que tarde. —Estás descargando toda la frustración que tienes, no te gusta estar observando, amas pelear, adoras demostrar tu poder, pero a tu querido primo no le gusta crear guerras sin sentido. Por eso crees que es débil, por ello crees que tú serías mejor líder que él…

 

-¡Es mentira! —Gritó la joven con severidad, sorprendida de las palabras Setsuna, ¿cómo es que sabía eso?

 

-¡No miento! —Ladró fuerte, haciendo brincar de forma imperceptible a Natsuki. —Quieres a Kamui, eso nadie puede negarlo, pero tú y yo sabemos que también piensas que no sabe liderar, que un clan tan antiguo y poderoso como el de ustedes debería estar conquistando al mundo en vez de estar ocultos como si fuesen unos cobardes.

 

-No sé de qué rayos me estás hablando. —Siseó con furia, preparándose para darle a Setsuna un poderoso ataque.

 

-Yo te vi. —Bien, ahora si tenía toda la atención de Natsuki en él. —Hace años, cuando la manada se separó, tú estabas lista para pelear, para matar a todo lobo enemigo que se te pusiera enfrente, pero Kamui te negó ese placer. Solo observaste como la manada peleaba entre ella y se fragmentaba, impotente por no poder ser tú la causante de algunas muertes. —Como depredador que era comenzó a caminar en círculos alrededor de Natsuki, quien le seguía con la mirada, manteniéndose alerta ante cualquier indicio de ataque. —Cuando todo se calmó te fuiste a la cascada que marca el fin del territorio, creaste torbellinos en el agua, golpeaste el agua que caía de la catarata hasta el cansancio, siempre gritando lo imbécil y débil que era tu primo; que no era merecedor del trono…

 

»Si mal no recuerdo, una vez caíste agotada comenzaste a vitorear tu nombre; te declaraste como la mejor opción para el clan, ¿o me equivoco? —El silencio reinó por varios segundos. Natsuki no podía hablar, no podía defenderse porque con cada palabra dicha por Setsuna recordaba ese momento, cómo la frustración llenó su cuerpo y le hizo correr lo más lejos que podía de su hogar, destrozado ahora por la pelea, la decepción hacia su primo por no tomar cartas en el asunto y dejar que hubieran muertes en el trayecto hizo que pensara incoherencias que, de alguna forma, creía eran ciertas. — ¿Me hablas a mí de hipocresía cuando tú, Aozora Natsuki, llevas anhelando la muerte de Kamui para tomar el control de todo? Si eso es lo que deseas, ¿por qué no dejarme matarlo por ti?

 

-Yo… Eso no… —Su garganta se había cerrado, no podía decir nada más que balbuceos que no tenían coherencia. Un fuerte escalofrío recorrió su columna, sintiéndose observada giró su cuerpo para encontrarse con su primo, Kamui. Jadeó sorprendida, sus ojos abiertos de par en par mostraban su miedo y la culpa de haber sido descubierta. Kamui estaba completamente petrificado, procesando las palabras de Setsuna, quien tampoco se había dado cuenta de la llegada del vampiro.

 

-¿Por qué no lo niegas? —Cuando recobró el habla, miró a su prima, insistiendo que declarara todas esas palabras absurdas como una gran mentira. Natsuki no puede estar pensando esas cosas, era su prima, su única familia, crecieron y aprendieron todo juntos. Lucharon contra muchas cosas, siempre protegiendo la espalda del otro. —No es cierto, dile que no es cierto. —Insistió con cierto desespero, pero Natsuki no habló, no podía. Contrario a todo, se mordió con fuerza el labio inferior y comenzó a llorar, su mente no pensaba ya en nada, no podía mentir más.

 

-¡¡Kamui!! —Viendo que era la oportunidad perfecta para atacar, Setsuna se movió con rapidez, dando un gran salto para ir en contra del vampiro, quien aún devastado por lo que había escuchado tardó en comprender lo que estaba pasando, no iba a esquivar a tiempo el ataque.

 

-¡¡Detente!! —Natsuki siempre había sido la más veloz del clan. Al igual que el viento que manipula podía moverse con más libertad que cualquiera, saltando o corriendo, no importaba porque ella siempre llegaba primero a cualquier sitio y esta ocasión no era la excepción. Empujando con gran fuerza a su primo, le arrojó a varios metros de distancia, alejándolo del inminente peligro. Ni siquiera pudo gritar cuando sintió la poderosa mordida de Setsuna en su hombro. — ¡Aléjate de él! —Desgarrándose en el proceso, dio media vuelta y alzó su pie para asestar una poderosa patada en la mandíbula de Setsuna, obligándole a soltarla. El enorme lobo aterrizó a varios metros de ella, aturdido por el golpe no esperado, aunque tampoco había contemplado la posibilidad de que la vampiresa se moviera para salvar a su primo.

 

-Nat…suki… —Aturdido por el repentino empuje, Kamui tardó en darse cuenta en el estado que estaba su prima. — ¡Natsuki! —La sangre salía a borbotones mientras su piel se ennegrecía a causa del veneno que los colmillos de un licántropo poseía. —Tranquila, posiblemente si te doy mi sangre… —En estos momentos Yozora Kamui estaba fuera de sí, no estaba pensando con claridad como era su costumbre. Los sentimientos se acumularon de tal manera que ahora parecía más un niño perdido que un antiguo y poderoso vampiro Sangre Pura. No podía poner, de momento, en orden sus ideas.

 

-No… —Con la poca fuerza que aun poseía, le sujetó de la muñeca. La sangre de su primo tenía un único dueño, además ella no era merecedora ni siquiera de un poco de compasión. — Ya avanza… No puedes hacer… nada. —Ya ni siquiera dolía, solo podía percibir un pequeño quemazón, el cual era producto de la batalla entre sus anticuerpos y el veneno de Setsuna. Su cuerpo luchaba por vivir, pero ella no tenía la voluntad para ello, sabía que nada se podía hacerse ya. —Lo siento… lo siento tanto… —Posiblemente era tarde y manipulador pedirlo en su lecho de muerte, pero no podía irse sabiendo que su primo tendría una mala imagen de ella.

 

-Shh, no hables. No hay nada que perdonar. Admito que no fue una de mis mejores decisiones. —Las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos pero se negó a soltarlas.

 

-Pensé… Pensé eso pero… Después ya no… —Natsuki no tuvo problemas con comenzar a llorar, porque aun cuando suprimió su deseo de poder ser la líder del clan, la culpa se encajó con una espina en su corazón de una forma tan profunda que no podía sacársela. No importaba cuantas buenas acciones hiciera, ni cuantas veces cumpliera las órdenes de Kamui al pie de la letra, la culpa seguía ahí, encajada, provocándole un pesado dolor que a veces le despertaba de sus sueños.

 

Setsuna se recuperó, levantándose con algo de dificultad. La vampira le había dado cerca de la oreja, aturdiéndole y afectando momentáneamente su visión, pero en cuanto pudo enfocar a Kamui no dudó en arrojarse de nuevo, sin embargo esta vez fue detenido por otro lobo; gruñó con ira por verse interrumpido nuevamente pero inmediatamente se sorprendió al ver que quien le detuvo no era un licántropo cualquiera, era Yue, a quien creía muerto o prisionero del enemigo después de no volver con ellos al haber rescatado a Yûki de las manos del clan Kuran.

 

-Setsuna, esto tiene que detenerse. —Poco a poco Yue se fue moviendo hasta estar exactamente en medio de Kamui y Setsuna. —Mira a tu alrededor, esto es lo que ha provocado el odio… ¿En verdad crees que lo que estás haciendo es lo correcto?

 

-¿Por qué no volviste? —Ignorando la pregunta hecha, Setsuna sólo quería saber el motivo, el «porqué» uno de sus más fieles amigos no regresó a su lado.

 

-Porque entendí que lo que estamos haciendo está mal, lo que tu padre nos hizo creer es una mentira. No todos los vampiros tienen que ser nuestros enemigos. —De una forma inconsciente, Setsuna volteó solo unos segundos para ver cómo estaba Yûki y luego regresó su atención a Yue. —Y lo sabes… —Sorprendido, Yue logró captar el brillo de interés y preocupación que su amigo arrojó a la castaña. —Entonces, ¿por qué?

 

-Es mi misión, es lo que mi padre desea. — ¿Por qué nadie entendía que tenía que demostrarle a su padre su valía? Si demostraba que tenía lo necesario para ser el próximo Alfa, podría empezar a hacer cosas para mejorar la situación en la manada. Al tomar el mando podría hacer lo que quisiese, como buscar un buen lugar para que su manada se instalara mejor, mejores casas, empleos para mejorar la economía, menos enfermedades… ¿Por qué nadie veía lo que él?

 

-¿Aun cuando este mal? —Insistió Yue, sabiendo que el mayor defecto de Setsuna era su tozudez.

 

-Harás que muchos terminen dañados en el transcurso. —La voz de Kamui atrajo la mirada de los dos lobos. El chico tenía entre sus manos una blusa, su prima ya había desaparecido, convirtiéndose en hermosas motas azul celeste que se elevaban al cielo hasta desaparecer. —Las mentiras, el odio, las malas decisiones… Todo eso afectará en algún momento y ni con todo arrepentimiento podrás hacer que las cosas cambien o mejoren después. —Kamui tenía los ojos rojos, fijando su mirada en Setsuna, quien se tensó y preparó para el ataque. — ¡Piensa ya por ti mismo! —Exige. — ¡Ya no eres un cachorro! ¡Comienza a comprender que todo lo que te enseñó tu padre está mal, que su locura y amargura sólo le hacen ver lo más oscuro de este mundo! —Desenfundó sus garras, estaba preparándose para pelear de ser necesario. —Se supone que eres un adulto, pero lo que haces es actuar como un cachorro siguiendo la cola de su padre.

 

-No sigas. —Setsuna le gruñó en advertencia, pero Kamui sólo rio con lástima.

 

-Pobre, pobre cachorro. —Negó lentamente con la cabeza, cerrando sus ojos para darle más dramatismo al momento antes de abrir abruptamente los ojos. —Deja que acabe con tu miseria. —Con una rapidez increíble se aproximó a Setsuna con la clara intención de enterrar profundamente sus garras en el pecho y sacar el corazón para poder dar fin a tanta desdicha.

 

Setsuna sólo pudo contemplar como aquel vampiro se acercaba para darle un golpe letal, su cuerpo no respondía y aun cuando lo hiciera no sería a tiempo. Su final ha llegado. Sin embargo una cabellera castaña se puso frente a él, frenando el ataque de Kamui con el mango de la guadaña. Yûki empujó al vampiro hacia atrás, moviendo su arma para que la punta afilada fuera directo a su cabeza, pero éste retrocedió a tiempo. Evitó el ataque haciendo que Yûki lograra mantener una distancia prudente con Setsuna. Kamui se enfrentó a la mirada de la castaña, encontrando sólo la clara determinación de proteger al lobo que estaba tras ella sin importar el costo, aun si era su propia vida.

 

-¿Y aún creen que lo que me dijo Setsuna es una mentira? —La castaña exige una respuesta. Kaname y Zero, que ya había vuelto a su forma humana, estaban llegando también al lugar donde se había dado antes la batalla entre Setsuna y Natsuki.

 

-Es que lo es, Yûki. —Insistió Kaname con tono paciente, estaba claro que de aquí en adelante las cosas tenían que ser habladas con cuidado.

 

-¿Dónde está Natsuki? —Zero fue el único en percatarse de la ausencia de la vampira y su mirada se opacó con dolor al observar como Kamui señalaba las ropas que antes había usado su prima. — ¿La mataste? —Demandó saber. Su pecho hizo brotar un gruñido animal en dirección de Setsuna, quien de momento comenzó a sentirse intimidado por la gran cantidad de enemigos que ahora le rodeaban, dudaba salir vivo de esta si decidían atacarle en conjunto, porque sabía que no iba a contar con la ayuda de Yue, ya no más.

 

-Ella no era mi objetivo, se interpuso, así de simple. —Pero no por ello dejaría notar sus dudas. Respondió con tranquilidad, manteniéndole la mirada al otro Alfa. Zero comenzó a acercarse con enfado y con grandes ganas de golpearle hasta romperle el hocico, literalmente, deteniéndose cuando la guadaña de Yûki rozó el suelo muy cerca de sus pies. Alzó la mirada para ver a la chica, sorprendido.

 

-De momento no me están convenciendo de lo contrario, Zero. No veo pruebas, no escucho nada. —Espeta comenzando a impacientarse. Las dudas comenzaban a carcomerle al igual que la culpa. Según su hermano y Zero, Setsuna le había mentido en casi todo. Ahora resultaba que Kamui y su clan no eran los malvados que su amigo le hizo creer, hubo una gran pelea donde muchos murieron además de la fragmentación de lo que fue una gran manada, sí, pero quienes querían destruir era la manada de Setsuna guiada por su padre, Karasu. Según las palabras de Zero, Karasu es un licántropo lleno de rabia hacia los vampiros pero no porque le hayan expulsado del territorio donde antes vivían como ella creía, sino porque su esposa fue asesinada por uno, haciendo que se volviera loco de dolor y con ansias de matar a cualquier vampiro que se le interpusiera, incluyendo los del clan Yozora, con quienes su manada ha convivido por muchos siglos.

 

-¿De qué están hablando? —Kamui se sentía perdido, no estaba comprendiendo nada.

 

-Yûki, tenemos que… —A Setsuna no le estaba gustando el curso de la situación, tenía que salir de ahí, pero la sonrisa cariñosa de Yûki se transformó en una especie de pesada ancla que lo mantuvo en su lugar. La confianza con la que le veía eran estacas que mantenían petrificados todos sus músculos.

 

-Kamui, al parecer Setsuna le dijo que fueron ustedes, el clan Yozora, quienes expulsaron a su manada. —Kaname dio una breve explicación de las cosas, haciendo que Kamui observara a Setsuna con reproche.

 

-Tan bajo has caído. —Reprende, sin embargo le dio muy poca atención y volteó a ver a la castaña. —Lo que él te ha dicho es solo una mentira para utilizarte. Lamento si se escucha demasiado cruel pero es lo que es. Si tienes duda de mi palabra entonces bebe mi sangre. —No había duda en la mirada del vampiro, ofreció su muñeca con firmeza. —No tengo nada que ocultar.

 

-Podría usar la cercanía para matarte. —Respondió Yûki, nerviosa por las palabras del Puro y renuente por el actuar del mismo, además sentía la tensión proviniendo del cuerpo de Setsuna, quería ligarlo a que estuviera rodeado de enemigos, lo deseaba con todo su ser, después de todo el licántropo actuó como un verdadero amigo, un confidente y sabio consejero. En su cabeza no cabía la idea que todo fuera una simple actuación, un cruel y despiadado plan para utilizarla como una forma de abrirse camino hacia Kamui y asesinarlo. No, había un gran error, todos a su alrededor intentaban engañarla para que detuviera todo esto; bueno, al menos eso es lo que una pequeña fracción de su mente pensaba ya que la otra estaba llena de dudas y un gran temor de saber la verdad.

 

-Sé que no lo harás, porque anhelas la verdad. —Declaró sonriendo. Kamui firmemente se aproximó a la castaña, ofreciendo sin duda su muñeca, esperanzado que después de que pudiese «ver» los hechos por sí misma, todo esto llegara a su fin.

 

Pese a todas sus dudas Yûki se acercó, curiosa de lo que pudiese ver a través de la sangre de aquel extraño vampiro. Porque estaba consciente que Kamui era como su hermano, poseía un aire misterioso a su alrededor, una capa que protegía muchos secretos celosamente, posiblemente conocimientos que no todos son dignos de saber. Aunque eso no importaba en estos momentos. No quería dudar de Setsuna pero tampoco quería seguir siendo usada. Tomó la muñeca de Kamui y desenfundó sus colmillos, temerosa y al mismo tiempo ansiosa por sentir aquella sangre recorrer su garganta.

 

-¡No! —Setsuna se transformó de forma fluida a su forma humana, tomó a Yûki del brazo y le alejó rápidamente de Kamui. Todos se pusieron en alerta, listos para un ataque, pero lo único que Setsuna hizo fue proliferar un gruñido furioso, advirtiendo que no le importaba quien se acercara a ellos, mataría a todos en el acto.

 

Esta actitud no es muy común en los licántropos. Este tipo de gruñido sólo es usado cuando un lobo siente que están invadiendo su territorio o, en su defecto, han insultado a su pareja de alguna manera, un acto que puede llevar incluso a peleas a muerte, por ese mismo significado ninguno de los presentes se atrevió a hacer algún movimiento hacia la pareja, no por miedo sino por la sorpresa de la situación.

 

-¿Setsuna? —Rodeada por los brazos del lobo, Yûki lo único que pudo hacer es verle con cierto desconcierto. En ningún momento de su convivencia la castaña le vio alterarse de esa manera. Setsuna siempre se mostró sereno y con una pequeña sonrisa en su rostro, nunca gritó aun cuando los mellizos hacían sus travesuras. — ¿Qué te…?

 

-Lo siento, no podía permitir que bebieras la sangre de ese sujeto. —Interrumpió de forma brusca, sabiendo que la verdad que quiso ocultar el mayor tiempo posible iba a salir en esos momentos lo deseara o no.

 

-Pero… sólo quería… —Los ojos de Setsuna le vieron profundamente, reflejando tantos sentimientos que de momento le aturdieron. Tristeza, dolor, melancolía, arrepentimiento, cariño, odio… Tantas cosas podían verse en esos orbes que no sabía exactamente cuáles eran referidas a ellas y cuáles no.

 

-No hay mentira más que la que te conté el día en el que te liberé de aquel profundo sueño. —Confesó con una sonrisa llena de sufrimiento. —Mi padre me encargó eliminar a Kamui, destruir al clan Yozora y volver a dominar los territorios que alguna vez fueron nuestros… y de ellos. —Añade señalando con la mirada a Kamui. —Lo lamento, pero tenía… no, tengo una misión que debo cumplir sin importar el costo.

 

Cada palabra que escuchaba le provocaba un inmenso dolor; tan grande que sentía que se asfixiaba y que en algún momento iba a perder el conocimiento. Su mente, de alguna forma, ralentizó todo. Quería comprender realmente lo que estaba escuchando, buscar algún atisbo de mentira, algún indicio que Setsuna estuviera jugándole una broma, una de muy mal gusto debería añadir. Sin embargo nada le indicaba tal cosa, nada le daba una pequeña luz de esperanza que todo esto fuera un simple juego. La verdad le golpeó con tanta fuerza que sintió como su alma se alejaba de su cuerpo, dejando un simple cascaron vacío.

 

Las caras de todos eran serias pero por alguna extraña razón ella no podía verlo así, para sus ojos todos poseían sonrisas burlonas, muestras de que se divertían de la situación, como si el enterarse de que había sido engañada fuera motivo de burla. Permaneció dentro del abrazo que Setsuna le proporcionaba, aún. Sin embargo cuando comenzó a entender la situación volteó a verle, sus mejillas eran surcadas por lágrimas constantes, su mirada llena de decepción y un inmenso dolor hicieron que el licántropo sintiera un nudo en la garganta y que se llenase de un poderoso deseo de ponerse de rodillas y suplicar perdón, pero se mantuvo firme aun cuando su bestia imploraba por detener esta situación.

 

-Claro. —Su voz salió ahogada. Su garganta estaba cerrada y cada palabra que soltaba causaba un fuerte punzar. —Me escogiste porque soy fácil de manipular, ¿no es así? —Se alejó de Setsuna e intentó vanamente limpiarse las lágrimas, pero éstas no dejaban de salir. —Todos creen que soy una idiota que puede ser usada en sus juegos. —Sus ojos se tornaron rojizos, demostrando la ira que comenzaba a invadirle. Tantas cosas, tantos sentimientos, dudaba tener control de sus acciones empero no le importaba, ya estaba cansada de que todo mundo creyera que seguía siendo una niña, estaba harta de que pensaran que era una inútil que tenía que ser cuidada, fastidiada de que decidieran por ella, de que la manipularan como si no tuviera sentimientos.

 

-Yûki… —Setsuna dio un paso en dirección a ella, intentando calmarla.

 

-¡Artemis! —Sin pensarlo siquiera, nublada por su dolor, tomo su bastón y lo dirigió a quien creía que era su amigo. En el trascurso del movimiento aquella vara de metal se transformó en una filosa guadaña, cayendo justo en el sitio donde antes se encontraba Setsuna, este no esperaba que la castaña le atacara así que lo único que pudo hacer fue arrojarse a un lado para esquivar el arma que, en definitiva, tiene como objetivo acabar con su vida.

 

-¡Yûki! —Kaname se acercó a su hermana pero retrocedió sus pasos cuando el suelo comenzó a fragmentarse. La castaña no estaba dispuesta a escuchar nada. Sólo quería eliminar toda la aflicción que sentía, ni siquiera el dolor que sufrió cuando se enteró que Kaname y Zero habían decidido dejarla dormir indefinidamente le lastimó tanto como la traición de Setsuna.

 

«Pobre niña. Estás destinada a estar sola.» Paciente como un buen predador comenzó a moverse con cuidado, procurando decir las palabras correctas para poder envolver a su presa.

 

-Así parece. —Respondió la castaña a aquella voz en su cabeza. No le importaba ni le preocupaba escucharla, creyendo que por todo lo sucedido ahora su razón se había fragmentado como su corazón, haciéndola caer poco a poco en la locura, pero no le interesaba, solo quería que su tortura terminara.

 

«Ese lobo te engañó, utilizó y se aprovechó de tus sentimientos. Usó tus miedos para que confiaras en él, ¿piensas dejarlo impune?»

 

-No lo sé. —Comenzó a llorar con más ahínco. El primer ataque contenía toda la rabia que sentía, toda su decepción pero no estaba segura de querer matarlo, aun cuando fue engañada le tenía cariño.

 

-¿Qué no sabe, princesa? —Kamui se acercó con prudencia al ver que la castaña comenzaba a balbucear. Temía que la decepción hubiese acabado con su cordura.

 

-Yûki, debes calmarte. Sé que duele, pero no estás sola. —Zero también se movió con cuidado, estaba afligido por el dolor que rodeaba a la castaña, solo quería acercarse para poder abrazarla.

 

«Te miente, niña. Estás sola, no puedes contar con nadie. Temen que te descontroles, que no puedas manejar esto, al igual que el lobo y la otra vampira, quieren controlarte.»

 

-¡¡No soy una niña!! —Molesta por el término, azotó su pie en el suelo con todo su poder, haciendo que la superficie comenzara a abrirse peligrosamente.

 

Un temblor recorrió la Academia, las vibraciones eran tan poderosas que hizo que todas las peleas se detuvieran por un instante. Exhalaciones de polvo empezaron a brotar de la tierra, creando una espesa cortina que impedía ver que era lo que estaba pasando a su alrededor y advirtiendo también que la fisura sería profunda. El dormitorio de la Luna comenzó a temblequear, sus ventanas se rompieron y las paredes a resquebrajarse, siendo el edificio más cercano a donde estaban Yûki y los demás, acabó siendo el más afectado. Todos los que estaban alrededor de Yûki se agacharon y aferraron con fuerza en la tierra al sentir como el suelo comenzaba a moverse. Tanto era el poder de la castaña que parte del territorio de la Academia se fragmentó, una grieta que partía de forma ascendente hacia el dormitorio de la Luna, dividiéndolo del resto de los edificios.

 

-¡Yo nunca dije tal cosa! —Zero estaba desconcertado por la declaración de Yûki, él en ningún momento le dijo nada parecido.

 

«Entonces, ¿Qué eres?» La insistencia de esa voz en su cabeza estaba comenzando a ser más molesta a cada segundo, le estaba creando aún más confusión a la mente de la castaña. Parte de ella comenzaba a mantener el control, sin embargo todos estos sucesos no estaban ayudándole a mantenerse estable. Había declarado con furia que no era una chiquilla, pero, ¿cómo iba a demostrar lo contrario sino comenzaba a controlar sus propios poderes? Vaya manera más patética de contradecirse. Su último recurso fue abrazarse a sí misma y enterrarse sus garras en los brazos, esperaba que el dolor le ayudara a despejar su mente y poder tomar las riendas de la situación. Cayó de rodillas sobre el suelo y agachó la cabeza, el escozor que sus garras provocaban en su piel estaban haciendo su trabajo. Empezaba a sentir como su corazón comenzaba a desacelerar su ritmo, sus pulmones inhalaban y exhalaban con paciencia, oxigenando adecuadamente su cerebro, calmando sus emociones.

 

 

 

***************

 

 

-¿Qué rayos fue eso? —Hikari estaba enfrentándose a Laura cuando comenzó aquel repentino temblor. Algo estaba mal, sus instintos le decían que se aproximaba un gran peligro.

 

-Yûki. —Musitó Laura preocupada, había estado mucho tiempo cerca de la castaña para reconocer con facilidad la «esencia» que desprendía cuando su poder se descontrolaba. Las cosas no estaban bien, podía sentirlo. Sin pensarlo siquiera se alejó de Hikari y comenzó a correr en dirección a donde vio aquella espesa nube de polvo; sabía que estaba ignorando las órdenes que le habían dado pero ya estaba harta, cansada de la mentira que habían creado para complacer a Karasu y controlar a Yûki. Si Setsuna no le decía la verdad ella lo haría, esperando que la castaña fuese capaz de perdonarla.

 

-¡Laura! —Miró unos instantes atrás para observar como Hikari comenzaba a perseguirla. No le dio importancia, mientras se mantuviera a una distancia prudente ella podría seguir corriendo para llegar donde su amiga. Cerró los ojos y dejó que la transformación llegara, de pronto sintió que estaba corriendo en sus cuatro patas y con energía renovada aceleró su carrera, matando a los niveles E que estaban en su camino, los esquivaba cuando era posible pero no dudaba en destruirlos si estaban frente a ella.

 

Hikari chasqueó la lengua con ira, reprendiéndose por descuidarse en plena batalla. Había dejado escapar a su enemiga, quien se dirigía a donde estaban Zero y Kaname, no podía permitirle llegar a ellos, su deber era proteger a Zero y por defecto a Kaname. Se sorprendió por unos breves instantes al ver que Laura mataba a sus aliados para abrirse camino pero no por ello se detuvo, dejó también que el cambio llegara y usó toda su energía para acercarse a la otra loba. Ambas corrieron por unos breves minutos antes de poder divisar a las seis personas que estaban cerca de lo que parecía ser un profundo abismo. Laura abrió los ojos con desmesura e inconscientemente comenzó a desacelerar. Observaba como Setsuna intentaba acercarse a Yûki y como esta lo alejaba, ¿qué había sucedido?

 

-No dejaré que avances un paso más. —Hikari logró tomar la ventaja, poniéndose frente a Laura para impedir que siguiera avanzando. La chica tuvo que dejar de ver a sus amigos para observar a la otra licántropa.

 

-Muévete, este no es tu asunto. —Tenía que llegar a ellos, saber lo que había pasado.

 

-Tendrás que vencerme si quieres pasar. —Respondió Hikari mostrando sus colmillos y desenfundando sus garras. Su pelo crispado y músculos tensos mostraban que estaba lista para la pelea.

 

Laura sabía que no tenía opción. Hikari era su enemiga y la protectora de la Academia, era obvio que no permitiría que se acercara fácilmente a donde estaba su Alfa. Quizá pudiera explicarle la situación y convencerla que no iba a hacer daño alguno, sólo deseaba acercarse a la castaña para saber lo que estaba pasando y apaciguar la ira que ella sentía, sin embargo se quitó esa idea de la cabeza. Explicarle a Hikari sería perder valioso tiempo. Por lo que sin dudarlo se arrojó contra ella e iniciaron una intensa batalla. Los mordiscos eran arrojados con intención de atrapar el cuello de la otra y las garras se enterraban en la piel causando heridas profundas. Sus ladridos y gruñidos eran callados por un temblor de tierra, todavía estaba acomodándose. Donde antes había árboles ahora estaba una quebrajada línea profunda que tenía como fin un lugar oscuro, lleno de tinieblas.

 

 

 

************

 

 

Sara ignoraba qué estaba pasando exactamente, pero estaba molesta. Yûki estaba perdiendo el control, causando incluso una abertura en la tierra que la hizo caer y manchar sus finas ropas y, para colmo de males, había atacado al licántropo que se supone tenía como deber matar a Kamui. Sus planes estaban tomando un curso en el que ella estaba perdiendo el control total de la situación. No podía permitir tal cosa, si esto seguía así su objetivo de convertirse en la reina se iría a la basura.

 

-Es hora de tomar las riendas de esta situación. —Se irguió con elegancia y comenzó a caminar en dirección a donde estaban Kaname y los demás.

 

Los nobles dudaron por unos momentos en seguirla, no estaban seguros que fuera una buena idea ir directamente a la confrontación sin alguna estrategia, en aquel lugar estaban tres Sangre Pura, dos del clan Kuran, sin embargo tampoco iban a dejar desprotegida a su futura reina. Tomando la decisión definitiva, se incorporaron y comenzaron a rodearla, manteniéndola en el centro. Confiaban en que la rubia estuviera creando algún plan en su mente para que obtener lo que deseara sin salir ilesa. No temían a la muerte y posiblemente fue por eso que fueron escogidos por Sara pero no les importaba ser utilizados si al final podían inmortalizar sus nombres en la historia.

 

Ya habían vivido muchos siglos y en el transcurso del tiempo contemplaron los cambios que sufrió su sociedad junto con la creación del Consejo de Ancianos, familias de nobles que se hicieron poderosas por solo ocupar un asiento en aquel consejo, mientras que ellos y sus familias tenían que mantener las cabezas gachas por el simple hecho de tener menos poder que los otros, aun cuando eran de la misma clase. Cuando el antiguo Consejo fue destruido por Kaname sus esperanzas fueron renovadas, consiguieron un lugar en el nuevo Consejo que creó el castaño creyendo que ahora ellos ejercerían sobre el resto de los demás vampiros, sin embargo poco duró su ilusión al comprender que Kaname no deseaba ejercer presión sobre el resto, estaba buscando crear un lugar tranquilo para que su hermana pudiese vivir sin problemas.

 

 

Notas finales:

Espero les haya gustado.

 

Recuerden que recibo cualquier tipo de critica constructiva, amenazas (?), jitomatazos, etc.

 

Otra cosa: estoy re-editando el fic, sí bien solo hay una leve modificación en algunos diálogo y otras correcciones, puede que sea moficado alguno que otro detalle que se me haya escapado y que al releer voy a meter.

 

Eso es todo.

 

Bye~


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