La posesividad de Sirius Black
Allí están otra vez. En una de esas aburridísimas y asfixiantes celebraciones del ministerio. No entiende que hace él entre todos estos hipócritas. Muy pocos lo saludan y aun menos cruzan alguna palabra con él. Pero… tiene que ir. Jamás lo reconocerá pero, nunca nunca dejaría que el saco de pulgas, asistiera a una de estas fiestas sin él. (no, no eran celos)
Y también de nuevo, percibe una presencia a sus espaldas. Suspira cuando siente una mano posarse en su cintura mientras otra, se mueve perezosa desde su costado justo hasta su ombligo.
Mmmm ojalá estuviéramos solos y podría empujar esa mano un poco más abajo….
Un escalofrío lo recorre cuando unos labios rozan su oreja.
-¿Me extrañabas Sev? – el aliento de su pareja eriza su piel y solo puede murmurar un apagado
- Sigue soñando chucho- mientras lleva la copa que sostiene hacia sus labios.
La mano sobre su ombligo lo presiona suavemente, haciendo que su espalda se apoye en el firme abdomen del otro mago. Siempre se comportaba así. Ese maldito Black tenía que dejar claro, en cada espantosa fiesta, que están juntos.
Es posesivo y celoso hasta extremos ridículos. Aunque claro, a él no le molesta en absoluto. Le encanta ver la mirada de envidia mal disimulada en los magos y brujas presentes. Al fin y al cabo, Black sigue siendo asquerosamente rico y jodidamente hermoso. No como yo.
Por otra parte, Sirius Black, ha crecido entre serpientes y las conoce perfectamente. Y a la que sujeta entre sus brazos, mejor que a ninguna. Por eso sabe, está seguro, que Sev es inseguro. Y celoso. Y posesivo. Y desconfiado. Y vengativo. Y rencoroso. Y no soporta que las mujeres se le acerquen. Y mucho menos los hombres.
Por todo eso, él se encarga de dejar claro que están juntos. Porque cuando se comporta así, puede parecer que está marcando su territorio; y en cierta manera es cierto. Pero, también, ajusta un collar a su cuello. Uno que nadie ve pero todos comprenden. Un collar del que cuelga una placa que dice Canuto por un lado; y Propiedad de Severus Snape por el otro.
Aunque Severus Snape no se dé cuenta.
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Allí están otra vez. En una de esas aburridísimas y asfixiantes celebraciones del ministerio. No entiende que hace él entre todos estos hipócritas. Muy pocos lo saludan y aun menos cruzan alguna palabra con él. Pero… tiene que ir. Jamás lo reconocerá pero, nunca nunca dejaría que el saco de pulgas, asistiera a una de estas fiestas sin él. (no, no eran celos)
Y también de nuevo, percibe una presencia a sus espaldas. Suspira cuando siente una mano posarse en su cintura mientras otra, se mueve perezosa desde su costado justo hasta su ombligo.
Mmmm ojalá estuviéramos solos y podría empujar esa mano un poco más abajo….
Un escalofrío lo recorre cuando unos labios rozan su oreja.
-¿Me extrañabas Sev? – el aliento de su pareja eriza su piel y solo puede murmurar un apagado
- Sigue soñando chucho- mientras lleva la copa que sostiene hacia sus labios.
La mano sobre su ombligo lo presiona suavemente, haciendo que su espalda se apoye en el firme abdomen del otro mago. Siempre se comportaba así. Ese maldito Black tenía que dejar claro, en cada espantosa fiesta, que están juntos.
Es posesivo y celoso hasta extremos ridículos. Aunque claro, a él no le molesta en absoluto. Le encanta ver la mirada de envidia mal disimulada en los magos y brujas presentes. Al fin y al cabo, Black sigue siendo asquerosamente rico y jodidamente hermoso. No como yo.
Por otra parte, Sirius Black, ha crecido entre serpientes y las conoce perfectamente. Y a la que sujeta entre sus brazos, mejor que a ninguna. Por eso sabe, está seguro, que Sev es inseguro. Y celoso. Y posesivo. Y desconfiado. Y vengativo. Y rencoroso. Y no soporta que las mujeres se le acerquen. Y mucho menos los hombres.
Por todo eso, él se encarga de dejar claro que están juntos. Porque cuando se comporta así, puede parecer que está marcando su territorio; y en cierta manera es cierto. Pero, también, ajusta un collar a su cuello. Uno que nadie ve pero todos comprenden. Un collar del que cuelga una placa que dice Canuto por un lado; y Propiedad de Severus Snape por el otro.
Aunque Severus Snape no se dé cuenta.