Hace mucho, mucho tiempo en algún lugar desconocido para muchos, existió un reino de la cruel inhumanidad, gobernado por el tirano príncipe de 14 años de edad: Yugi. El país era próspero, pero el tirano príncipe hacia cobrar impuestos altísimos y los que no pagaran iban directamente a la cárcel. Se podía ver el ambiente de miseria en la región, poco importándole al malcriado y mimado príncipe.
El poseía toda clase de lujos, desde muebles importados de varios continentes hasta un caballo purasangre llamado Majestuoso, pero de entre todas sus posesiones, la más precisada y rara, era su sirviente personal, que poseía un rostro casi idéntico al de él. Todo lo que el príncipe deseaba, lo podía tener.
La vida transcurría fácilmente para el tirano príncipe, el dinero nunca había escaseado en el lujoso castillo, solo había que aumentar los impuestos y pronto había mas, poco le importaba todos los aldeanos que venían a suplicarle tiempo para pagar o algo de comida, no, ellos no valían nada, así que solo los despedía con una mirada fría que parecía de cristal, y los mandaba encarcelar.
Paso un día que el joven tirano se enamoró del príncipe de ojos azules que vino del reino al otro lado del mar, así que armándose de valor le pidió quedarse a su lado, pero éste sin más ceremonia le rechazó, ya que el tenía la intención de casarse con un joven de ojos verdes y rubio cabello del reino sol.
Más que furioso, y envidioso de la felicidad que observaba en los dos, mando llamar a su fiel sirviente y con la voz más calmada y fría le pidió:
-Mata a todos los del reino sol.-
El reino sol ardió en llamas. Miles de vidas se perdieron en esa guerra sin sentido, más los llantos y gritos de dolor no llegaron a los oídos del tirano príncipe, quien solo se limito a pensar ese día;
-ah, es hora de la merienda.-
Después de esa guerra, el pueblo no resistió mas, y para derrocar al tirano príncipe se levantaron en armas liderados por el príncipe de ojos azules, quien enfurecido y adolorido por la pérdida del joven de rubio cabello, deseaba poder vengarse del tirano príncipe, llevándolo a su muerte. Todos los aliados tomaron el país, fue una gran guerra los soldados al no poder ganar optaron por retirarse y abandonar la pelea.
El castillo por fin fue rodeado, todos los sirvientes y protectores huyeron, dejando a su suerte al tirano príncipe, quien al final fue capturado fácilmente por toda esa gente
Se encerró al tirano en una solitaria celda, aislado de todos. La hora de ejecución seria a las 12 campanadas de las 3 de la tarde. La hora por fin llego, las campanas comenzaron a anunciar el final, se coloco al tirano en la guillotina, y al mirar al público reunido dijo sus últimas palabras;
-ah, es hora de la merienda.-
Después la cuchilla cayó con toda rapidez, dándole un final al reinado y vida del tirano príncipe de catorce años de edad
Malvada rosa, al fin te desvaneciste,
en una viva coloración,
las personas de hoy hablan de ello,
oh!, el fue el hijo de la maldad.
Continuará...