“Mayor que yo”
SasuNaru
Sonrió complacido, ahora que lo tenía a lado de su cama, todo lo que había hecho para conseguirlo, había valido la pena. Ahora no lo dejaría ir, no después de haberle hecho el amor toda la noche, no le importaba en lo mas mínimo si muchos deseaban lo mismo, pues él nunca permitiría que compartiera su cama con nadie que no fuera él.
Con uno de sus dedos recorrió toda esa espalda libremente, escuchando como un murmullo de su amante, llevo sus labios hasta uno de sus oídos introduciendo su lengua, jugueteando, disfrutando de los jadeos que comenzaba a escuchar.
No estaba satisfecho, quería mas, ansiaba todo del ojiazul, siempre.
“Naruto, tu ya eres mío”
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Hace apenas dos meses que frecuentaba ese antro, no le gustaba mucho estar rodeado de muchas personas pero, desde que le vio bailar de esa manera tan sexy en medio de la pista, lo había hechizado al igual que a muchos.
“El ya tiene carrera larga, han pasado muchos por su cama pero ninguno dura más que una noche”
Un reto que parecía más interesante al ver esas caderas simular unas deliciosas y ansiadas penetraciones en aquel cuerpo de ese dios encarnado; el cabello rubio que se adhería en su frente a causa del sudor que hacía ver su piel aperlada brillar con las luces neón, en definitiva, lo quería en su cama.
“Casi te dobla la edad, ¿para qué quieres a alguien mayor que tú?”
Esos ojos azules en ocasiones le miraban de manera provocativa, esa lengua humedecía esos labios que parecían gritarle que los besara, su cintura se movía al ritmo de la música, era una imagen sensual, y se torturaba desde hace tiempo, dominando sus ansias de tomarlo ahí mismo. Muchos tomaban ese cuerpo al bailar, casi uniéndose, simulando movimientos prohibidos ante los ojos de los demás, pero descubrió que desde su aparición, que ese rubio no había estado con nadie, eso era muy extraño.
Dejo su trago a medias, se perdió entre la multitud para llegar al servicio. El ruido era un poco menos que afuera, fue hacia el lavabo para poder refrescarse, el calor era asfixiante, no sabía cuánto podría soportar.
-¿Estas solo?-
Elevó su vista hasta que a través del espejo sus ojos negros se reflejaron en los que tanto había soñado; el rubio apenas vestía una camisa negra transparente que remarcaba su bien formado pecho delineando con finas líneas su vientre, y un pantalón de color azul acentuaba las torneadas piernas que lo hacían ver tan irresistible.
-¿Te ha comido la lengua el ratón?-
Esa sonrisa solo hizo que el mismo sonriera, se giró lentamente mientras con un par de zancadas llego para abrazar esa cintura en la cual deseaba perderse, sintió de inmediato unos brazos que acortaban la distancia de sus rostros, besándose con hambre, besándose como si no hubiese un mañana, sus lenguas se reconocían mutuamente, peleando por un territorio desconocido.
Para Sasuke, ese calor que sentía en su vientre era una sola cosa, era deseo puro, era ansiedad, ese cuerpo empujándolo hasta entrar a un cubículo, ambos quitándose con desesperación sus camisas que estorbaban para esas manos que deseaban tocar más profundo.
-Te veía…de…lejos…Ahhh…-
Gemía descontroladamente por la maestría del rubio al colar una de sus manos a su pantalón, masajeando su miembro sin detenerse, el llevo sus labios hasta ese cuello dejando mordidas, el otro al parecer quería quejarse pero no se lo permitiría…
-Eras…un chico misterioso…uhmm-
-Y tu un demonio con cara de ángel…-
Ambos se miraron brevemente pero el rubio aprovecho esto para empujar al pelinegro que quedo sentado; se arrodillo mientras con su mano saco aquel sexo que requería atención, y el cómo bueno que era, se la daría.
-Llámame Naruto, por que nunca me olvidarás…-
Iba a replicar pero, esa boca engullo por completo su pene y tuvo que aferrarse de esos cabellos, esa sensación cálida que era la saliva de su compañero cubrirle era una adicción, sentir como penetraba hasta tocar esa garganta, era tan excitante que no buscaba llegar al final no, debía usar todo su autocontrol que poseía.
Naruto con sus dedos acariciaba los testículos del misterioso chico, lo había deseado, y no había soportado lo suficiente, pero no le interesaba, solo el calor y el querer sentirlo. Se alejo abruptamente ante las quejas del ojinegro, pero solo sensualmente y al ritmo de la música, se quito toda prenda dejándose ver desnudo.
-Vamos cariño—Del pantalón caído saco un condón mientras lo abría con cuidado con sus dientes—Quiero que estés dentro…anda
-Me llamo Sasuke—Su voz estaba cargada de ronco deseo, tomo ese cuerpo hasta voltearlo, empotrándolo contra la puerta del cubículo—Y quiero que lo grites y lo grabes…por que nadie te hará sentir lo que yo
El ojiazul se estremeció al sentir ese aliento golpear su oído, pero poco pudo razonar el sentir un par de dedos entrar entre sus glúteos, arqueo su espalda intentando en vano sostenerse de la puerta, su respiración se contraía pero no le decía nada, solo un poco más, y lo sentiría.
Sasuke le preparaba con ansiedad, sus dedos entraban y salían sintiendo ese candente interior, no lo soporto más, se masturbo un poco antes de colocarse el condón.
-Sasuke…Mhmm…ya…ya-
Inclino sus caderas esperando sentirlo, y lo hizo. Poco a poco el miembro del pelinegro se abría paso en su interior, ambos contuvieron sus respiración hasta que estuvo completamente dentro, aguardo un poco hasta comenzar un vaivén que lentamente aumentaba su ritmo. Naruto apoyo sus manos para mover sus caderas, jadeaba sin control, ansiaba mas, deseaba experimentar todo con ese chico que le atrajo sin siquiera hablarle.
-Naruto…-
Mordía ese cuello sin piedad, sus labios recorrieron esos hombros morenos dejando pequeñas marcas de dientes provocando gemidos entrecortados, el ambiente comenzaba a ser irrespirable, pero ninguno de los dos se detenía, ni mucho menos cedían ante la incomodidad, el placer se respiraba, saboreaba, se sentía entre sus poros.
El orgasmo les golpeo de manera furiosa, enardecidos por el goce experimentado que les atrapo con sorpresa. Sasuke se dejo apoyar contra ese cuerpo, y ahora debía aferrase con fuerza, no lo dejaría ir, de eso se encargaba.
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-Buenos días-
Murmuro un adormilado rubio que se levantaba despacio, sin percatarse que la sabana solo cubría lo necesario de su anatomía, dejándose devorar por esos ojos negros que le miraban con deseo.
-Ya era hora que te levantaras…llegaras tarde-
-¡¿Por qué no me levantaste?!-
-Ya eres mayorcito para hacerlo tu solo…-
-¡Yo no fui el que quiso follar hasta casi la madrugada!-
Se tapo con ambas manos su boca al darse cuenta que hablo demasiado fuerte, hizo un ligero puchero levantándose desnudo, entro al baño y cerró con fuerza.
El pelinegro le encantaba esas rabietas, por que sabía con anticipación que no tenía seguro y que tendrían otro encuentro, no le importaba que su pareja estuviese a punto de cumplir los treinta y el apenas los veintitrés…
-Es sexy-
Se levanto calmadamente hasta llegar al baño, caería sin remedio ante ese cuerpo y no le interesaba, ya ambos no podían estar mucho tiempo lejos del otro.
Así que la edad no será un impedimento para su felicidad.
FIN