Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Amor editado o ¿inédito? por senyu

[Reviews - 141]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 


Empujaba a Takano a una esquina y a Usami a otra con Toda la firme intención de separarlos, sin éxito alguno. Los dos hombres siempre regresaban a agarrarse buscando matarse, como si se trataran de dos perros de pelea y por desgracia él entre los cuerpos de esos dos intentando evitar que no se mataran llevando serias consecuencias entre algunos golpes, sacudidas entre otras cosas.


—Deténganse ¿sí?—pedía intentando poner algo de distancia entre ellos extendiendo los brazos. —somos persona civilizadas.


—este no es civilizado, ni aunque el significado lo golpeara…—alego Usami totalmente fuera de sus casillas.


—se lo que vi y lo entiendo perfectamente. —alego por su lado Takano, fuera de control.


—No es así, no lo entiendes—alego Onodera intentando no dejarlos agarrarse otra vez. —detente tres segundos y puedo explicártelo.


—No necesito que me expliquen nada…—alego molesto el Jefe de editores de Esmerald. —seguro será una historia fantástica digna de uno de los librachos de este escritor de quinta.


—Takano basta. —regaño Onodera sin saber cómo hacerlo entrar en razón.


— ¿Por qué no vienes y me lo sostienes?—cuestiono Usami como provocación. —no es como si tus dibujitos fueran mucho mejor a lo que yo produzco.


— ¡Basta los dos, por favor!—grito logrando nuevamente empujar a ambos a dos extremos diferentes. —antes de que se maten, enserio podemos arreglar esto de otra manera.


— ¿hacer que este bastardo entienda que lo que según el “entiende” fue algo accidental que el mismo provoco con su estúpida puerta?—cuestiono Usami sin guardarse su sarcasmo y su enojo. —suerte si lo entiende. Tal vez tengas que dibujárselo.


—una más, escritucho bueno para nada y te hare desear no haber nacido. —Le amenazo el Jefe de editores. —se perfectamente que fue lo que vi y lo entiendo.


—no es verdad. —alego Onodera, cuidando la distancia de esos dos. —no pasó nada, abriste la puerta empujaste a Usami y solo caímos al piso, no paso, ni pasa, ni pasara nada ¿dime que lo entiendes?


—claro que no lo entiende. —gruño Usami cruzado de brazos.


—conozco a los de tu calaña, se cómo juegan. —alego el pelinegro cruzándose de brazos también.


— ¿hablas por experiencia o convicción? idiota—cuestiono el peliplata altivo. —si voy a hacer algo, se hacerlo inteligentemente y el exhibicionismo, no aplica como parte de una estrategia inteligente.


— ¿eso es una confirmación, escritucho?—cuestiono Takano airado.


—no, es una aclaración razonable, pedazo de imbécil.


— ¿Que no me escuchan?—pregunto Onodera casi desesperado. —dejen de pelearse así.


Antes de poder argumentar algo más, los dos hombres volvieron a intentar agarrarse a golpes, evidentemente para Onodera parecía ser la única forma en que ambos querían arreglar aquel asunto de una vez por Todas.


Onodera nuevamente había terminado en la mitad de aquella disputa física de parte del escritor y el jefe de editores de Esmerald, apartándolos uno del otro sin resultados contundentes.


Insultos iban y venían seguidos de algunos golpes fallidos, y empujones varios que solo recibía realmente el castaño y su ufane intensión de terminar esa disputa.


Las puertas del ascensor se abrieron en el piso, sin que ninguno de los tres hubiera podido captar la presencia de un nuevo acompañante, era evidente para cualquier posible espectador externo, que los dos contrincantes no estaban muy preocupados del espectáculo que estaban dando y de las consecuencias que esto traería.


 Onodera cayó al piso tras uno de esos empujones que al fin lo habían sacado del camino de Usami y Takano, permitiéndoles darle rienda suelta su propósito violento.


—¿qué está pasando aquí?—grito la voz airada del recién llegado no aguardando un segundo, en meterse entre Takano y Usami, logrando separarles sin esfuerzo, algo que Onodera no había logrado por sí mismo.


Los ojos verdes del castaño se fijaron en aquella alma solidaria que se había detenido a ayudarle a parar esa pelea. Encontrándose con el rostro molesto del As de ventas de Murukawa, Yokozawa, que afortunadamente para ese instante no estaba concentrado en el sino mirando a ambos contendientes y separarlos lo mejor posible, pero como era de esperarse la opción y desacuerdo en parar la pelea de parte de Usami y Takano era evidente.


En ese momento en particular por encima de cualquier expectativa, Onodera estaba feliz de que el hombre se hubiera presentado en un momento tan propicio como ese.


Saliendo de su aturdimiento el castaño se levantó, sujetando al peliplata por la espalda alejándolo de Takano, acción que fue seguida por Yokozawa al separar a Takano dándole al fin un espacio prudente a las palabras que debían pronunciarse y sobre todo al interrogatorio de Yokozawa.


— ¿Qué carajos creen que están haciendo?—pregunto el azabache furibundo, mirando a Usami y luego a Takano. —espero que tengan una buena explicación para severo espectáculo más vergonzoso.


— ¡Claro que lo hay!—gruño Usami asesino. —que lo explique el pelmazo ese.


—no te hagas… no eres inocente en esto.


—ya basta dejen de pelear—regaño Onodera molesto.


—no sé por qué no me sorprende que estés involucrado en esto. —gruño el as de ventas al notar la presencia de Onodera en el sitio.


—usted se calla.—ordeno Usami al azabache, ahora dirigiendo su atención al pelinegro.—si tienes algo que recriminarme, por algo que según tu es intencional, pues me da todo el derecho a mí de decirte muchas cosas, porque no pienso soportar que vengas a dártelas del mártir, si sé muy bien de tus jodidas intenciones con Misaki.


—hay vas tú y tus teorías conspiratorias, tenía que ser evidente de donde sacas Toda la basura que escribes, si eres un empeliculado increíble. —debatió el jefe de editores.


—Yo soy el empeliculado… y ¿quién formo Toda esta disputa sobre un supuesto, Eh?—gruño el peliplata.


—sé muy bien lo que vi.


— ¡cállense! Este espectáculo no es lo más propio de dos personajes de su categoría ni lo que representan. —intervino Yokozawa sin importarle si querían que lo hiciera o no. –Quiero explicaciones y las quiero ahora. —exigió fijando sus ojos azabaches en el mismo Takano, era al único al que podía exigirle dicha explicación.


El pelinegro inspiro profundo intentando calmarse y guardando silencio al fin, no quería ni tenia por que dar esas explicaciones, pero el solo intentar seguir esa pelea verbal o físicamente sería una razón más de peso para darle esas explicaciones a Yokozawa y quizás al mismo Isaka si esa situación llegaba a Murukawa.


—No es nada…—gruño Takano, alejando al Azabache molesto fijando nuevamente su atención al escritor. —esto no se queda así. —le advirtió procediendo simplemente a meterse a su apartamento.


A ojos de cualquiera incluso permitiéndose deducir que el peliplata pensaría que solo había tomado esa interferencia como una huida de su parte, él lo consideraba más bien algo estratégico, bien podía hacerle daño al escritor de muchas otras maneras.


Yokozawa se quedó mirando cómo se cerraba la puerta del apartamento fijando Toda la atención en Usami y en Onodera entrecerrando los ojos, amenazante.


— ¿Ustedes tampoco me dirán que estaba pasando aquí?—cuestiono indignado.


—no tengo por qué darle explicaciones a uno de los metiches de Isaka. Así que no te metas donde nadie te ha llamado. —regaño Usami con desprecio organizándose la ropa. —¿por qué no va a sacarle la información al pelele de su amigo y se evita ser el siguiente en tener un conflicto conmigo?


Yokozawa entrecerró los ojos indignado y molesto ante las hostiles palabras del escritor; sabia de Akihiko Usami, todos en Murukawa hablaban de él y de su insoportable forma de ser, no había tenido la necesidad  de tratarle a profundidad a menos que no fuera de trabajo y si de por si antes le parecía un ególatra engreído en ese caso en particular lo detestaba a muerte. Más prefirió no decir nada más fijándose prontamente en su siguiente objetivo, Onodera Ritsu.


—tu y yo tendremos una larga conversación. —le advirtió el As de Ventas  Onodera, suponiendo que con esas palabras ya le había dicho todo lo que conllevaría su pequeña platica al día siguiente. Y sin más entro en el apartamento de Takano con la más Ufane intención de recibir una explicación que satisficiera Todas las dudas que tenía.


—es insoportable ese tipo. —gruño Usami tan pronto vio como Yokozawa cerraba la puerta.


—lamento mucho este altercado Usami Sensei. —se disculpó supremamente avergonzado el editor, haciendo una reverencia en señal de arrepentimiento. —no esperaba que tuviera que pasar por esto y menos por culpa de Takano.


—ya deja eso, no fue tu culpa. —regaño el escritor serio. —no tienes la culpa de vivir al lado de ese idiota. Como que es requisito fundamental ser retrasado para trabajar en Murukawa.


—Usami Sensei, aunque no sea mi culpa, debo disculparme, enserio.


—Déjalo, enserio—le interrumpió el escritor mirándole fijamente. —le parece si mañana se pasa por mi casa, quiero mostrarle algunas cosas.


—si Usami, sensei, pasare temprano, antes de ir a Murukawa.


—bien, me voy. Gracias por la noche.


—gracias a usted Usami Sensei…. Y disculpe nuevamente sobre el mal entendido.


—ya deja de disculparte por eso. Hablamos mañana.


Sin querer escuchar nada más sobre disculpas o esa estúpida disputa, se encamino al ascensor, no tardando en irse y quedar sin ganas escuchar más babosadas de la panda de locos subordinados de Isaka.


***


Los ojos de Yokozawa y los de Takano seguían fijos en el del otro, Yokozawa podía leer en los ojos del pelinegro la sed de sangre, la ira, la frustración, y en cierta forma le daba miedo, hablar y que todo eso fuera direccionado a él, habían tenido peleas antes, muchas, eran incontables, pero, jamás como la que se veía venir si se atrevía a abrir la boca.


<<Pero si me hubiera amedrentado antes, jamás lo hubiera sacado de su miseria, ni logrado las cosas que pensaba hacer. >> pensó respirando profundo.


— ¿En que estabas pensando?—se atrevió a cuestionar entonces, cuidando su tono, su posición, manteniendo a raya su forma de ser controladora.


— ¿De?—cuestiono entonces Takano entrecerrando los ojos.


—con esa escenita con Usami Akihiko, a eso me refiero.


—no te importa. —respondió el pelinegro cortante.


—si me importa, Masamune, claro que me importa.


—pues yo no estoy en la obligación de decirte absolutamente nada.


—es por ese idiota ¿no?... ¿Qué? ¿Ahora está tras los pantalones del aclamado Usami?


— ¡No comiences con tus conjeturas ridículas!—grito el pelinegro airado, Yokozawa era de esas personas que no era buena intentando arreglar las cosas, solo sabía echarle mas madera a la hoguera. —tus teorías conspiratorias no tienen entrada aquí.


—entonces el si tiene algo que ver en este asunto.


—quiero que te vayas. —soltó el pelinegro apretando los puños molesto. —hablo enserio Takafumi, lárgate de mi casa.


—Y ¿dejarte así, muriéndote por dentro, por culpa de alguien que no vale la pena?—cuestiono subiendo progresivamente su voz, hasta el punto de gritar. — ¿seguir arruinando estúpidamente tu vida mientras tanto, Onodera sigue su vida como si no pasara nada? No tendre que recordarte que antes no le importaste, siguió haciendo su vida normal, mientras caías en ese agujero oscuro de depresión… o acaso ¿no recuerdas quien estuvo hay mientras te hundías?


— ¿Cuantas veces volverás a ese tema?—-pregunto Takano aún más molesto. — ¿cuantas veces me recordaras el pasado, como si fuera lo único importante?


—porque es para dónde vas, y no creo que quieras volver allí.


—por qué tengo que pensar que siempre será el mismo resultado.


— ¡PUES POR QUE ES EVIDENTE!—grito el azabache.


— ¡Discúlpame por no ver lo mismo que ves tú!—gruño el pelinegro, pasándole a la fuerza por el lado en dirección a la cocina.


—no tomes esa actitud, siempre has sido cerrado, siempre crees que puedes solo con todo, que nada puede ganarte, pero noticias, Masamune! ¡No eres Superman y te guste o no la realidad, Onodera no siente nada por ti, no sentirá nada por ti y jamás sintió nada por ti!—le gruñía mientras le perseguía hasta la cocina. – ¡es decepcionarte verte luchar tanto por algo que realmente jamás tendrá futuro. ¡Vives de ilusiones, te creaste tu perfecta película de Disney, pero él no es la princesa en peligro y tú no eres el príncipe azul, así que deja de hacerte este daño!


—odio cuando quieres inyectarme de tu negativismo en todo, todo para ti es lógica, todo para ti tiene explicaciones, una secuencia, nada se desvía y eso me enerva, me saca de mis casillas, me hace desear cerrarte la boca siempre. –Le dijo poniéndose frente Yokozawa firme, con los brazos cruzados intentando que solo salieran sus palabras más que esos golpes que deseaba dar. —todo lo juzgas, te crees el juez del mundo, que todos deben pasar por tu ojo deductor, dejar que lances tus conjeturas como si fueran la verdad más absoluta del universo.


—y lo peor del caso, Masamune… es que jamás me equivoco. —sonrió altivo, retador.


—a veces me pregunto cómo Kirishima Zen, te aguanta.


—no mezcles. —le advirtió señalándole amenazante. —no metas a Kirishima en esto.


—oh, ya veo tienes un punto débil. —sonrió el pelinegro sonriendo altivo. —a veces me pregunto que piensa el de verte haciéndola de niñero mío todos los días, desde que comenzaron a salir.


—hasta él es consciente que eres un idiota que no puede cuidarse solo.


—me imagino que no tardaste nada en convencerle. —farfullo molesto.


—no tengo que convencerle, con solo verte una vez me dio la razón.


—claro, claro… eres un pobre inocente.


El gruñido de desaprobación y rabia de parte del As de ventas fue una real confirmación de las palabras del pelinegro.


—me encanta cuando te gano una. —se vanaglorio el pelinegro tomando una tasa y sirviéndose algo de café. —solo te advierto una cosa Yokozawa Takafumi….


—sí, sí, se lo que me vas a advertir. —Le interrumpió el azabache muy enojado. —que no me meta en esto o te las voy a pagar.


—al menos veo que lo que te digo no cae en saco roto.


—eres un idiota.


—no haces el papel mal tampoco, ¿sabes? —le insulto molesto. —ahora, fuera de mi casa.


—me iré, no porque me lo estés ordenando tan hostilmente, sino porque enserio me cansas a veces.


—no más de lo que me cansas tu a mí.


—me iré, porque sé que volverás a mí, hecho un desastre y yo seré tan buen amigo, que te ayudare.


—Ya verás cómo te equivocas...—le advirtió molesto.


—y ruega que esto no llegue a oídos de Isaka, Masamune, Akihiko Usami es uno de sus más preciados amigos.


—no le tengo miedo a ese pelele medio ceso.


—Seguro que no lo tienes, pero lo que vi hoy, fue vergonzoso y más hacer esa escena por alguien que no vale la pena…—gruño, no tardando en caminarse a la puerta para irse.


***


Abrió la puerta del apartamento, cansado. Estaba agotado, y en cierta forma, adolorido, así no quisiera admitirlo. Ya no era un adolecente, eso lo tenía presente, el idiota ese editor de dibujitos golpeaba fuerte, y aunque sabía que no tenía daños considerables, mas allá de algunos moretones por los empujones y leves golpes de ese imbécil, sabía que tendría algunas marcas alrededor de su cuerpo, más que todo en el pecho, más de las que le gustaría tener. Pero aun así sonrió, seguro ese idiota también tendría lo suyo, total estaba seguro que había logrado golpearle más veces de las que el otro pudo tocarle a él.


Cerro la puerta tras el dando un suspiro de frustración, intentando que esa escena y esa rabia se quedaran fuera de casa, pasaban la una de la madrugada, y no quería hacer ruido para no despertar a Misaki, seguro estaría cansado tras esas horas extras. Pero se encontró con las luces encendidas, y con Misaki sentado en el sillón largo de la sala leyendo un libro, y se sorprendió, no pensó que le esperaría, si es que si le estaba esperando, en ese momento en particular no estaba seguro.


—Ya llegue. —prefirió anunciarse, logrando que los ojos Esmeraldas del castaño se fijaran en él.


—Usagi… tardaste…—dijo el castaño aliviado de verle. —estaba preocupado por que no llegabas.


—te dije que no me esperaras despierto. —le recordó sentándose en uno de los sillones individuales, frente a Misaki. — ¿qué tal el trabajo?


—estuvo bien, mucho que arreglar, pero pudimos lograrlo.


—qué bueno…—dijo intentando mantener la calma a pesar que solo pensar en el trabajo de Misaki le hiciera recordar quien era su jefe y por lo tanto el altercado de hacia escasamente una hora.


—no te vez muy contento…—aprecio Misaki, sin quitarle un segundo la mirada de encima, no le había costado mucho mirar detalles que le parecían extraños, como la ropa maltratada, la camisa sucia, la actitud del peliplata, ciertos golpes que le hacían pensar en una ardua pelea y se sorprendió en pensar en eso, pensar en Usagi como un ser violento era un poco descabellado.


Si Usagi podía ser prepotente, ególatra, boquiflojo, despectivo, fastidioso, insolente y ciento de cosas más, pero jamás lo había visto como una persona que pudiera imponer poder físico a menos claro que se tratara de él, y solamente acorralarlo con su cuerpo para incitarle a ciertas cosas.


—Usagi…—le llamo inseguro. — ¿Te peleaste?— Cuestiono preocupado.


—el peliplata se le quedo mirando unos segundos, mirándose la ropa y dándose apenas cuenta de que estaba está más maltratada de lo que pensaba.


—ciertos altercados, hay gente que sufre evidentemente de deficiencia mental severa. —Respondió no queriendo darle más vueltas al asunto, levantándose para servirse algo de Café, no tardando en prender un cigarrillo. —deberías ir a descansar, mañana debes trabajar.


—Usagi…—volvió llamarle poniéndose de pie. La duda lo estaba matando y quería saber, necesitaba saber con quién había estado Usagi esa noche, porque desde que había visto la nota, todo le parecía extraño, el peliplata no era un personaje muy social, no solía salir mucho a menos que su trabajo le obligase o enserio necesitara dispersarse y casi siempre era con él a su lado, tampoco era de beber fuera de casa o codearse con colegas, y sabía que no había estado con Isaka porque bien este ya había llamado esa noche preguntando por él, y también se extrañó cuando le conto que no estaba en casa y que había salido.—¿con quién estabas?


El peliplata se volvió a mirarlo sin una expresión su rostro que pronto tomo expresión de intriga.


—porque la pregunta. —cuestiono, enderezándose para quedarse frente a Misaki. Con medio metro separándolos el uno del otro.


—por qué esta salida no es propia de ti, tú no eres de salir a codearte con gente así de la nada, y menos eres de los que anda peleándose por ahí.


—el peliplata se rasco la cabeza incomodo, tomando el cigarrillo y separándolo de sus labios solamente para exhalar el humo y sin saber que responder.


—fueron una serie de circunstancias que no vale la pena hablar.


—para mi es importante y  por eso pregunto. —respondió serio, su lógica definitivamente era contundente y solo logro que el peliplata se molestara más, porque simplemente no era una persona que fuera capaz de mentirle a su pequeño Misaki, más que nada, porque podía hacerlo, pero no quería una relación basada en mentiras, Misaki le creería cada cosa que le dijera, pero no quería mentir y después arrepentirse, así que se vio simplemente forzado a responder.


—la pelea fue con el estúpido ese para el que trabajas editando dibujitos.


La respuesta le sorprendió, ¿Usagi y Takano? ¿A los golpes?


— ¿cómo es posible? –cuestiono sin poder creérselo. — ¿Donde se encontraron y por qué terminaron a los golpes?—pregunto aturdido frente tal revelación.


—Estupideces de ese tipo—gruño enojándose de recapitulando todo ese vergonzoso episodio.


— ¿Dime por qué paso?—volvió a inquirir serio. —no creo que allá sido una de tus bromitas no más.


—Onodera tiene la desgracia de tenerlo de vecino, tuvimos un altercado es todo. —dijo, omitiendo detalles, detalles que para él no era relevantes y menos para que Misaki se concentrara en ellos.


Misaki era un tanto paranoico, a veces en extremo imaginativo, no quería hacerlo pensar cosas de las propias que pertenecían a una realidad alterada basada en las cosas que habían estado aconteciendo en esos días y que estaban afectando más de lo que él creía posible.


—Estabas con Onodera…—dijo Misaki en un tono aunque calmo parecía muy inconforme. —no saliste de copas como me dijiste.


—si Salí de copas. —Sostuvo el peliplata volviendo a exhalar el humo del cigarrillo. —con él, ya sabes, hablar de trabajo, mirar mi agenda de campo, lo normal.


—no me dijiste que te verías con él.


—es mi editor, no pensé que tuvieras que saberlo.


—pero no me dijiste.


— ¿tenía que?—cuestiono algo ofuscado.


—No, no tenías—admitió algo molesto. —pero no me lo dijiste y no entiendo por qué omitiste esa información.


—no pensaras que fue algo que hice a propósito.


—no pienso eso. Solo me parece extraño que no lo hicieras.


—Misaki…—le llamo intentando calmarlo.


—y por qué te peleaste con Takano? –pregunto inquisidor, más interesado de lo que estaría en cualquier situación normal. —no creo que fuera solamente porque los vio juntos.


—es una estupidez. —respondió rápidamente sin querer dar esos detalles.


—Dímelo—exigió Misaki comenzando a enfadarse. —sino es nada como dices, no tendrás problemas en decirme lo que paso.


—vale, bien. Fue un accidente. —sostuvo frustrado de no ser capaz de negarse a responder al interrogatorio del universitario aún menos viendo que comenzaba a enojarse. —sobre las doce fui a dejarlo en su apartamento, el abrió la puerta y nos despedimos todo iba muy normal; el idiota de Takano, abrió la puerta de improvisto y me golpeo en la espalda y caí al piso, llevándome a Onodera conmigo y caí sobre él, eso fue lo que paso.


—caíste sobre él. —repitió lo último escéptico.


—sí, sobre él.


—no al lado, encima de el. —volvió a aclarar.


—si Misaki, sobre él, no al lado, ni debajo, ni a tres metros de él, caí sobre él. —aclaro molesto, porque no necesitaba ser genio o tener tres dedos de frente para darse cuenta que hay iba Misaki a imaginar cosas que no era, las mismas cosas estúpidas que ese pendejo editorcito de tres monedas había pensado.


—Entiendo—gruño el universitario tenso. No podía dejar de pensarlo, pensar que si había algo, que no era algo que él había imaginado, sino que era real y estaba a punto de golpearlo.


—no, no entiendes. —le aclaro el escritor molesto. —no vas a venir a pensar las mismas pendejadas que el otro pelmazo que sé que te lava la cabeza constantemente con sus celos.


— ¿ah sí?—cuestiono haciéndose el inocente.


—nada de “¿ah sí?” que sabes de que hablo.


—no, no sé de qué hablas. Das por sentado que estoy pensando algo malo.¿ Pero por que estas tan seguro de ello?


— ¿por qué no debería estarlo?


—porque solo pensarías eso, sino fuera porque si hiciste algo que no deberías.


—no me vengas con clases de psicología por que las conozco y sé que me quieres hacer decir, pero la historia fue esa, ni más ni menos.


—si es así ¿Por qué te preocupa entonces que piense yo?


—Porque sabes que  me importas—sostuvo serio.


— ¿Enserio?—pregunto incrédulo.


—si.


— ¿Entonces por qué no querías contarme?—volvió a inquirir intentando mantenerse calmado.


—porque no es importante.


—para mí lo es.


—tenemos prioridades diferentes entonces.


—Eso es evidente—gruño Misaki, —pero supongamos que dices la verdad…


—No es un supuesto. —le interrumpió muy molesto. —si fuera un supuesto, no hubiera accedido a decírtelo.


—te obligue a decirme.


—no me obligaste, accedí que es diferente.


—Tuve que presionarte—gruño enojado el universitario, apretando los puños. —jamás he tenido que hacerlo.


—vamos, no puedes decirme que estas celoso de Onodera.


—¿celoso?—cuestiono algo impactado, aunque no había tardado en responderse esa pregunta y si, estaba celoso, muy celoso, lo suficiente para morderse la lengua y no querer admitírselo a Usagi.—claro que no, solo me cuestiona el hecho de que de repente me omites información o a mi vista me la ocultas.


— ¿Acaso no confías en mí?—cuestiono el peliplata serio cruzándose de brazos para acentuar su posición de enojo.


—Cree lo que quieras…—dijo prefiriendo culminar con esa discusión caminando a las escaleras.


— ¿por qué no me contestas esa pregunta?


— ¿Cuál crees que es la respuesta?—pregunto el universitario apenas ladeándose para mirarlo.


—que no confías en mí.


—era de esperar esa respuesta, por eso, tu eres el celoso.


—si confiaras en mí no estarías haciendo este escándalo.


—yo no estoy haciendo ningún escándalo, y si confiaras en mí, no estarías como una piraña sobre cualquiera que medio se acercara a mi… es gracioso cambiar de roles como por variar de vez en cuando, solo que no pretendo ponerme de perro guardián.


—ósea que aceptas que estas celoso.


—ya te dije que pienses lo que quieras. —Gruño el universitario cansado. —iré a dormir, se hizo tarde y tengo que levantarme para ir a trabajar.


***


Exhalo el humo del cigarrillo, mirando el techo, en la mano la taza de café humeante, el tercero de esa noche desde que Yokozawa se había ido, mínimas ganas de dormir, una mente hiperactiva y supremamente deprimido.


Quería regresar al pasado, regresar y cambiar Todas esas cosas que habían acontecido, ese día de hacía casi 10 años, donde ese chico se le había confesado….


—“Saga sempai… usted me gusta”—esa voz del pasado, nuevamente regresaba a su cabeza cuando sentía que ya no podía lidiar con él.


—y aún sigo sin entenderlo…—suspiro dándole otra calada a su cigarrillo, no era capaz de entender lo que Oda Ritsu había sentido por el en esos instantes tan lejanos, pero en ese momento en particular, solo podía sentir su ausencia, no entendía por que había decidido decírselo, confesar su amor, no entendía que había impulsado eso, pero no se había dado cuenta que con solo eso, el chico había destruido su mundo.


—yo quería destruirlo, destruir todo eso que sentía por mí, como esa falsa autosatisfacción de poner a alguien a en mi lugar, en mi sufrimiento, quitarle a él, algo que parecía tan significante como lo que me habían quitado a mi… pero entonces siendo así ¿en qué parte me equivoque? ¿En qué parte deje de pensar cómo debía y perderme por él? ¿Por qué me enamore de el?


Los cuestionamientos le llegaban solamente a atormentarle, solamente para eso, terminar enamorado de esa persona que inocentemente le había querido dar algo que había buscado desesperadamente y sin tener nada que ver con sus problemas se había ganado ser el objetivo de su odio, un odio que no había durado mucho, porque le había dado en poco tiempo todo aquel sentimiento que lo había llenado al punto de olvidar que era lo que había planeado.


—daría lo que fuera para que volviera a ser el mismo chiquillo de la prepa. —  se rio a sus adentros frustrado, aunque quisiera que fuera el mismo Oda Ritsu de la prepa, tenía que admitir que con los años sí que se había vuelto masoquista porque extraña al Ritsu de antes, pero el amargo, muchacho, maldiciente de su destino, estresado, salido de si de la actualidad, le llamaba más que el de hacía diez años. Tal vez se trataba de que se había hecho a la idea de que ese era su presente y tendría que acostumbrarse a él y su forma de ser.


Pronto el timbre sonó llamándole la atención sin poderle llegar a la cabeza de quien se trataba. Ladeo su mirada para ver el reloj, eran las dos y cuarenta de la mañana demasiado tarde para una visita tranquila ¿será que había pasado algo?


Se levantó dispuesto a abrir tras un nuevo sonido del timbre, pensando que tal vez era Yokozawa, pero le parecía imposible sabiendo cómo era que se había ido y que seguro tardaría un par de días en volverle a dirigir la palabra, claro después de una forzada disculpa de su parte.


Así que simplemente abrió la puerta encontrándose entonces con Onodera, su semblante serio, su posición firme.


— ¿Qué quieres?—cuestiono el pelinegro sin poder evitar sentir ira. Ira al tener que verle y sentir su rabia en su contra por lo que había pasado a escasas dos horas, que le culpara.


—hablar. —Respondió el castaño serio. —acabemos con esto de una vez por Todas.


Sin muchas opciones, Takano se hizo a un lado dejándolo pasar, accediendo a la sala y posteriormente, sentándose, mirándose fijamente.


— ¿Quieres tomar algo?—cuestiono el pelinegro intentando ser Cortez.


—no, quiero terminar con esto lo más pronto posible. —sostuvo, pero realmente lo que pretendía era que el corazón no se le saliera del pecho, quería intentar matar lo que sentía por ese celoso, controlador, llevado de su parecer hombre que era el mal de su vida y que le encantaba.


— ¿terminar qué?


—pues es que la cosa es sencilla… estoy cansado de esto. —Le dijo exteriorizando su frustración. —estoy cansado de que me persigas, que me digas que me amas, que intentes volverme a arrastrar a ese pasado que me tortura todos los días cuando te veo.


—quieres decir que entonces me odias. —concluyo intentando guardarse ese dolor que sintió. Que se le partía el corazón.


—no te odio, no quiero odiarte, pero a veces solo consigues eso, con tus palabras, con tus gestos con tu fin de hacerme sentir lo de antes. —intento explicarle sintiendo como se formaba el nudo en su garganta y el desespero. —Takano, las cosas fueron, ya pasaron, ¿no has pensado que quizás, las cosas debieron ser así siempre? ¿Que cometí un error al declararme? ¿Que fue estúpido de mi parte intentar darte algo que obviamente no era capaz de dar?


— ¿por qué crees que es así?


—por qué falle.


—es evidente que nunca has sido bueno con las derrotas.


—no acostumbro a perder, jamás pierdo, odio que me lastimen y es lo único que he conseguido a lo largo de mi vida. Y no quiero seguir con eso, por eso me fui.


— ¿y por qué crees que sufriremos ahora? No crees que esto va más allá de un error de la prepa?


—no llegara a ningún lado…—le interrumpió colocándose tenso.—no quiero ser tu juguete, no quiero tener a Yokozawa encima de mi esperando que cometa un error, no quiero poner un pie fuera de mi apartamento si tendré que lidiar con tus ataques de celos y de controlarme, no me gusta que me controlen, por eso me fue de la editorial de mi padre, no me gusta que me tachen que crean que no puedo hacer las cosas por mis propios méritos más que por que sea el hijo del dueño de la editorial, o porque estoy en un departamento editorial equivocado, solamente porque el jefe de editores exterioriza que tiene una relación conmigo, cuando pienso en todo eso solo puedo darme cuenta que no he conseguido nada por mí mismo. Que no soy suficiente, que solo soy un puesto más, inútil y u que me tachen de ventajoso, es frustrante, Takano.


—y si dejaras entonces de trabajar para mí, dejarte hacer lo que quieres, de estar en literatura crees que lo nuestro funcionaria?—cuestiono Takano interesado en lo que decía Onodera, de que tal vez si lo dejaba ir, ellos podían intentarlo, que le daba esa ilusión.


—Takano no lo he pensado porque la verdad es más lo que me confundes, que lo que me aclaras. —respondió abrumado.


— ¿Sientes algo por mí?—pregunto acercándose más, mas ansioso, con ganas de besarle, abrasarle.


—Sí, el problema es que no sé qué… —admitió comenzando a jugar con sus dedos. —y la verdad es que no quiero averiguarlo.


— ¿cómo qué no?—pregunto exaltado.


—no, no quiero, no quiero perder lo poco que he construido, lo poco que tengo y puedo decir que es mío. Así que—se puso de pie antes de continuar lo que pretendía decirle. —es el momento que te resignes, no pretendo seguir soportando lo que haces, que intentes alejar a todos de mi solamente por que sientes inseguridad de ti mismo. Ya no soy esa persona que puede sacarte de tu agujero, ni pretendo ser el blanco de ese idiota de Yokozawa que vive como una perra en celo y rabiosa cuando de ti se trata, cambie de trabajo para empezar de nuevo, pero solo he ganado un acosador, enemigos, un empleo que no me llena, saber que solamente soy un fracaso y cuando se ve mínimamente que puedo salir de mi agujero, llegas a arruinarlo, te quiero lejos de mi vida y de mí.


—pero…


—no, nada de peros, es lo único que quiero que te alejes de mí.


— ¿y por qué debería? ¡Si sé que a pesar de todo lo que dices solo quieres lo contrario, que sé que sientes algo por mí que hare lo que sea para que aflore!—le dijo comenzando a hacerlo avanzar hacia atrás, a retroceder solo para acorralarlo contra la pared. —lo que sea, solo para que dejes de negar lo que sientes.


—no te funcionara.


—si me toca destruir a Usami para eso, lo hare, destruiré al que sea que parezca que interfiere.


El estallido de una cachetada fue lo que lo interrumpió, una que lo obligo a retroceder un par de pasos arrancándole dolor y sorpresa, pero más que todo dolor.


—estos son los momentos en los que te odio. —Gruño agitado, muy enojado. —el día que dejes de pensar de esa manera tan posesiva la cosa podría cambiar, pero si sigues comportándote como un idiota nunca conseguirás nada. Jamás conseguirás nada de mí.


 


*** (Continuara) ***


 

Notas finales:

A que les cumpli XD

dos caps en menos de una semana

espero que les guste

por que este cap si que me ha parecido que esta super intenso

 

FELIZ LECTURA


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).