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Amor editado o ¿inédito? por senyu

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Notas del capitulo:

quien dijo que nada podia empeorar?... pues preguntenle a takano XDDDD

Capitulo 6: Otro minuto en que no estas

 

***

Estaba sentado en aquel escritorio de biblioteca con los ojos pegados al libro que leía tan ufanamente con toda la intención de que lo que leía lo enviara a otro lugar lejos de sus pensamientos adoloridos, su alma apuñalada y su corazón desangrado por su fatídico destino cruel que solía torturarle cuando su mente estaba inactiva y presente.

La sensación de que le miraban desde alguna esquina de aquella biblioteca era bastante presente, obligándole a levantar al menos sus ojos sin mover un ápice su cabeza. No quería alertar al que lo estaba mirando de que ya se había dado cuenta.

Sabia de que se trataba… era el típico juego del gato y el ratón que sostenía diariamente con su admirante secreto que le causaba gracia, que le causaba curiosidad, le causaba excitación el misterio que mantenía la situación y muchas pero muchas veces había pensado en acercarse para ver qué era lo que se traía el chico, pero prefería no hacerlo sin tener una idea clara del por qué. Era gracioso como en los momentos en que aquel chico no lo miraba, el lo buscaba por toda la biblioteca e imitaba sus gestos llamándole con la mirada.

La curiosidad de saber que era lo que quería el chico siempre había sido una necesidad constante de averiguar, de indagar, de conocer, pero a la vez aquel juego era lo que lo mantenía protegido de algo que podía ser un nuevo problema para su afligida mente.

“solo quería destruirlo…”

Suspiro sentado en esa mesa. A quien quería engañar, el ya no estaba allí para seguir aquel juego, de nada seguía fingir que lo observaban si lo único que los otros le dirigían eran unas miradas esporádicas y no mas, no eran las miradas fuertes, intensas, que no pretendían perderse ninguna de sus expresiones de su cara o movimientos de su cuerpo.

“Saga senpai, usted me gusta…”

Recordar esas palabras le hicieron sonreír con angustia. Un cariño tan puro y tan repentino había conseguido desordenar y matar lo poco que le quedaba de mundo. Su expresión de pánico absoluto, su cara de angelito con un rubor tan remarcado como si se lo hubiera pintado con marcador rojo con toda la intención de que él lo viera… un sentimiento tan puro que lo enfermaba.

“porque yo tenía que destruirlo… él era tan bueno, tan puro, con una vida tan perfecta que me enfermaba y yo tengo que destruirlo, tengo que pisotearlo, porque tiene lo que yo no, porque no sabe que es sufrir, porque su vida me enferma… su confesión hacia mi… me molesta… me asquea…”

Un día simplemente se fue… un día se fue sin explicación alguna, se fue… rompiendo su corazón y el mío por ahí derecho.

“si yo quería destruirlo ¿Por qué me duele tanto?... si quería que sufriera… ¿Por qué me molesta que se haya ido?... tal vez porque fue él quien me dejo y no yo a él…”

— ¿y creías que la venganza iba a ser tan fácil?...—la pregunta logro desorientarle completamente alejando sus ojos del libro que si apenas observaba sobre la madera hacia la persona que tenia al frente, a la persona que era Onodera pero no el adolecente que había conocido… no, el adulto que trabajaba para él, la persona por la que aun sufría pero no por su ausencia sino por su distanciamiento.

— ¿venganza?—pregunto anonadado de aquella palabra sin entender a que iba eso.

— deja de jugar conmigo… ambos sabemos que no haces esto porque me amas sino porque yo te abandone…— sonrió ese espectro con toda la maldad que podía reflejar su tétrica sonrisa. –es gracioso lo que el ego de un hombre herido puede hacernos creer ¿no lo crees?...

— pero ya no se trata de ego…—  alego, cerrando el libro que tenia para concentrarse en el que tenia al frente suyo.

— ¿seguro?—la pregunta puntual en tono autosuficiente y burlón reflejando esto mismo en la expresión maligna del espectro mental que tenia la forma de su amado castaño fue lo que logro sorprenderle  –. sácalo… me odias… solo te atraigo porque yo ya no te presto atención y mueres de celos por que posiblemente alguien mejor que tu —golpeo su pecho con su dedo acusador –puede llegar a conquistar este corazón que crees cerrado y duro…

— ¡no te atreverías!—grito poniéndose de pie con la silla cayendo al suelo, haciendo de las delicias del otro que comenzó a carcajearse sin medirse burlándose de él.

— solo quieres que vuelva por qué quieres destruirme…

— Onodera…

— me gusta sabes…—  dijo con felicidad levantándose de la mesa –me encanta verte angustiado… me encanta verte muerto de los celos… porque yo quiero verte destruido… quiero verte arrastrado… mirándome insuficiente cuando logre tener a Usami Sensei.

— ¿enloqueciste?—pregunto también, poniéndose de pie para enfrentarle, pero el otro no pareció ni enmudecer al verle tan enojado.

— más bien por qué no te preguntas a ti mismo eso cuando despiertes… idiota… por el momento yo me dejare de estupideces… puesto que no te necesito mas… nunca te necesite… jamás te he necesitado… ¿Quién iba a destruir a quien ahora?...— su sonrisa se ensancho. —ahora despierta y dame la cara…

“Despierta y dame la cara”

Lo vio tomar camino muy confiado hacia la salida, no sin detenerse en la puerta para mirarle con suficiencia y arrogancia, con una sonrisa tan molesta que lo mataba para solo salir de allí dejándole solo, como hacia tantos años.

“no lo entiendo…”

Pensó cerrando los ojos con fuerza, adolorido, desesperado por los celos.

“tal vez si quiero estar con él, para que se enamore los suficiente para poder botarlo y que llore lo que yo llore”

Sacudió la cabeza sin entender por qué estaba pensando eso.

“era antes tan honesto y tan adorable… ahora solo es un hombre con afán de alejarse del dolor… igual que yo”

El verlo írsele dolió más que la primera vez, el verle cruzar esa puerta tras su mirada malvada lograba arrancarle el corazón, hacia de sus mas locos miedos, la peor de las pesadillas.

— yo no quiero venganza, solo lo quiero…lo quiero conmigo…

No dudo en alejarse corriendo de la mesa para intentar detenerle. No quería hostilidad solo un momento para probarle quenada era lo que pensaba, solo quería estar con él, estaba convencido que a pesar de todo, ese era el hombre de su vida.

“yo solo quería despedazar sus ilusiones… pero cuando me olvide de aquello… cuando me di cuenta que lo amaba, el se despedazo con mis gestos y se fue… y ahora sus palabras me dicen “te odio”, mientras su corazón se niega a decirme “te amo…”

— Onodera...—le detuvo con afán no muy dispuesto a dejarle ir nuevamente, consiguiendo con ello que le mirara con sus casi fríos ojos verdes esmeraldas, nada iguales a los que solían mirarle con nerviosismo y ansias cuando se encontraban en la secundaria, ya no era la persona que amaba… era tan diferente ahora que…

— Onodera…—  la llamada de esa fuerte voz, profunda y fuerte. De tono demandante le hicieron desviar su atención del castaño al entrometido encontrándose con el escritor producto de sus miedos –vámonos… ya no tienes nada que hacer aquí…

“porque tengo miedo más de que trabajes con el de que resulte mejor que yo… al igual que la opción de hace unos años de alejarte de mí”

— ya déjalo, no te desgastes… no me sirves para nada—gruño el castaño alejándole de un empujón –sigue pensando en cómo destruirme.

— ya te dije que no es así…

— entonces despierta y dame la cara… pruébame que no es así…

— Onodera…

— despierta y deja de esperar que yo resuelva las cosas solo…

— pero…

Le vio alejarse nuevamente sin remordimiento, esta vez sin siquiera alejarse, para volver a abandonarle, para abandonarle por el maldito aparecido de Akihiko Usami. Se iría le abandonaría por una vida llena de tranquilidad, donde era obvio el no encajaba, pero posiblemente el otro si… le dolía, le dolía tanto todo lo que pasaba, le dolía todo lo que le dijo, le dolía su indiferencia, le dolía que ya no fuera el mismo…

— me duele que no vuelvas…

***

Abrió los ojos lentamente, tras aquel sueño tan extraño, visualizando ante él, el techo de su habitación aun oscura, señal de que aun era de noche y tenía como mínimo un par de horas más para dormir antes de ir al trabajo esa mañana. Pero en vez de seguir aquel posible plan de volver a dormir; angustiado, Takano se sentó en su cama como si estuviera cargando pesadas piedras que lo tenían amarrado a la cama y de las cuales apenas comenzaba a soltarse.

Una vez sentado en la cama, movió su brazo a prender la lamparita de mesa al lado de su cama sobre su mesita de noche para que una vez con luz, intentara tranquilizarse; su respiración agitada y el leve sudor que perlaba su piel, eran su prioridad para poder pensar con claridad. Estaba muy acalorado por ese sueño tan movido y simplemente agradecía a un dios alguno que aquello tan horrible que había visto solo y solo fuera un sueño.

Había tenido sueños donde Onodera era el protagonista de la historia, pero jamás en sus más locas pesadillas había visto ese rostro en la vida real, esa suficiencia, esa maldad… suspiro moviéndose levemente, sintiendo como algo se movía a la par del movimiento de sus piernas obligándole a desviar su mirada, encontrándose entonces con algo que le hizo detener los latidos de su corazón; era un libro, un libro que el sabia cual era… era el libro que leía en su sueño.

Su mente fue atacada por la incomprensión al ver aquel libro en su regazo. Estaba seguro de que se había acostado sin más, no que se había quedado dormido mientras leía.

— ¿será que si paso?...—se pregunto inseguro, negando incluso con la cabeza y resoplando divertido ante lo que para él era una disparatada pregunta sin sentido. –no, es imposible, Onodera no es así… fue… fue solo una pesadilla.

Suspiro aun con esa sonrisa de incredulidad en sus labios, tomando el libro y colocándolo sobre su mesa de noche al lado de la lámpara que apago luego para acomodarse y poder descansar, aunque a pesar de que quisiera intentarlo, sabía que estaría las próximas 3 horas que faltaban antes de levantarse para ir a trabajar, pensando en aquel sueño o más bien pesadilla.

***

Estaba sentado en su escritorio en el trabajo mientras a su alrededor solo habían pilas y pilas y más pilas de story boards con el intentando por todos los medios reducir el número que crecía y crecía y crecía a cada segundo. Se sentía morirse, estaba agotado, casi muerto del sueño, maldiciendo una y otra vez el haber tomado ese empleo, mientras a pesar de todo podía sentir a su espalda la pesada presencia de su jefe.

Pronto las luces se fueron, señalizándole que estaba muy entrada la noche y que no había llamado a Usami para avisarle que llegaría tarde…. ¿tarde? Tal vez no llegaría esa noche.

Tomo el teléfono con toda la intención de marcar a casa; miro la bocina por reflejo comenzando a marcar las teclas que repentinamente se comenzaron a zafar, cayendo al suelo impidiéndole continuar su acción.

— deja de jugar y ponte a trabajar…—  escucho entonces una voz chillona que le obligó a mirar la bocina del teléfono que le habían salido ojos y boca y estaba totalmente enojada con él, Lo miraba con rabia.

Misaki soltó la bocina retrocediendo unos pasos asustado por tremendo momento tan extraño. La bocina comenzó a hundirse en el piso, como si estuviera cayendo en un estanque, hundiéndose hasta desaparecer. Sacudió la cabeza sin poder creer que era lo que estaba pasando, viendo lo más conveniente tal vez a lo asustado y confundido que se encontraba a regresar a casa cuanto antes mejor, pero apenas en ese momento se dio cuenta que ya no estaba en la oficina que ni siquiera estaba su escritorio o la silla, ninguno de los cubículos que organizaban en puestos fijos aquella oficina, simplemente, estaba en la nada en la mitad de la oscuridad.

A lo lejos pudo escuchar como algo pesado caía una y otra vez contra el piso, volviéndose su retumbado mas fuerte cada vez que parecía acercarse, obligándose a mirar a su alrededor sin dar con la cosa que podía estarse aproximando hasta que algo se detuvo detrás suyo, provocando que un escalofrió recorriera su espinazo, paralizándole allí como si tuviera miedo de que al más mínimo movimiento algo le pasara.

Pudo sentir un leve movimiento atrás suyo que parecía alértale de la presencia de algo, que le obligo a volverse lentamente para así dejar que sus ojos esmeraldas se encontraran entonces con un story board gigante que se cerraba sobre el rápidamente impidiéndole poder correr a refugiarse, sintiéndose entonces apretado cada vez mas entre sus gruesas hojas.

Cerró sus ojos con fuerza producto a la presión que podía sentir y el desespero que le daba el no poder moverse. Pronto y con esa presión desapareciendo, regalándole alivio a su aplastado cuerpo, Misaki abrió los ojos, encontrarse con menuda sorpresa; se había convertido en parte permanente story board.

Se miro a si mismo notándose dibujado; su cuerpo ya no era de carne y hueso sino de carbón y papel, puro trazo delgado y papel granulado.

— ¿pero qué?...—se preguntó impactado.

— este personaje sobra…—  escucho entonces la fuerte y retumbante voz de la persona que más miedo le daba hasta el momento, Takano; que le obligaron a separar su mirada de sus propias manos al frente, para encontrarse a un gigantesco tacano como de treinta metros de altura, mirándole fijamente, con un lapicero en su mano y una intención evidente de borrarlo del mapa.

— ¿Cómo que sobro?—pregunto exaltado, viendo como el pelinegro levantaba el lapicero y lo dirigía directo a donde estaba estrellándole a su lado para comenzar a tachar cosas en un intento evidente por tacharlo a él.

Misaki comenzó a correr por toda la escena alejándose del lapicero asesino que quería desaparecerlo y que lo perseguía con afán.

— ¡espere, Takano San!—suplico en lo que corría aterrado por su vida, saliéndose incluso de la viñeta donde había estado capturado y que ya estaba casi negra de los rayones del lapicero de Takano, comenzando a correr por toda la hoja siendo aun perseguido por el lapicero.

— que personaje tan latoso eres…—  escucho gruñir al editor en jefe que levanto entonces el lapicero alejándole el y dejándole descansar de tremendo susto.

Misaki se volvió a mirar al mayor, para poder descifrar que era lo que este estaba planeando ahora para poder deshacerse de él hasta que todo fue demasiado tarde. La gigante goma de borrar cayó sobre el apretándole contra la pagina donde estaba comenzando a  borrarle sin poder articular queja o reclamo.

***

Despertó agitado, sentándose de un tirón en la cama con la garganta seca y los nervios a flor de piel. Un día en el trabajo y ya tenía pesadillas…

— que cosa tan horrible…—  se quejo con voz entre cortada. Poniéndose de pie mientras podía sentir su cuerpo temblar levemente ante tan atemorizante pesadilla. –es mejor que tome algo de agua. —su pensamiento más acertado para poder tranquilizarse.

Solo un día, un día llevaba trabajando en esmerald con Takano como jefe y ese mismo trabajo era producto de sus pesadillas con el pelinegro como protagonista, haciéndole pensar que tal vez tomar ese empleo no había resultado… tan buena idea como había pensado al principio.

— espero que hoy sea un mejor día o sino… ya veo que este empleo acabara conmigo.

***

Se estiro sobre su asiento sintiendo el cansancio que se transformaba en pesados nudos en su espalda, producto a esos últimos dos días que llevaba editando el material de Akihiko Usami desde que su editora había tenido que retirarse temporalmente por problemas de índole personal.

En dos días había reorganizado todo lo que esa mujer parecía haber tenido en el olvido, sumándose a su estrés no solo su afán palpable para que el jefe de editores de literatura notara su talento sino también, la relación traicionera que había entre él y Yokozawa, que ante solo era tirante ahora se trataba de quien iba a destruir a quien primero.

Suspiro. Ahora que se ponía a pensar en Yokozawa le hacía recordar todos los altercados que había tenido con ese hombre… un leve color azul coloreo su rostro al recordar todas las veces que lo veía salir del apartamento de Takano o como le recriminaba estar acabando con la estabilidad de este para darse cuenta de una verdad tranquilizante y hasta extraña; Takano llevaba 2 días sin acosarle, sin molestarle.  No había visto al pelinegro justo desde la noche que Usami había estado en su apartamento.

Se quedo pensando unos momentos en ello, ahora que lo reflexionaba mejor, no había vuelto a ver a Takano… sacudió la cabeza comenzando a enojarse, no era que le importara mucho el no verlo, había estado gozando de una paz increíble y su concentración estaba optima desde que no lo tenía acosando su persona todo el día… se quedo con la mente en blanco unos segundos, estático posando sus ojos sobre un libro que había olvidado que tenia y que tomo por arco reflejo; guiado por la curiosidad en intentar recordar de donde había salido y si era que ya lo había leído.

La caratula verde de naturaleza le hizo remitirse entonces a hacia un par de meses, donde se había reencontrado con uno de los escritores que solía editar al trabajar con su padre, definitivamente los mejores años de su vida antes de conocer la cruda realidad detrás de su supuesto talento. Como también recordó como ese libro había llegado a sus manos y a la persona que había ayudado a esa transición.

— Hasegawa….—pronuncio el nombre del pelinegro que era quien había estado muy amable con él y que justo había dejado de ver después de que hizo que ese libro llegara a sus manos y aun quien más le sugirió el traslado a literatura y que no había considerado. — ¿Dónde estará?

Levanto su mirada al reloj análogo a su lado para mirar la hora. Había estado allí desde muy temprano en la mañana y no había podido hablar con su reemplazo en el día anterior, tal vez sería bueno ir a conocerle de una vez y ayudarle si estaba muy atorado, después de todo el ya iba un poco adelantado con el trabajo de Usami.

Levanto el teléfono para llamar a Kisa y que le contara como iban las cosas con Misaki y Takano, pero se detuvo a medio camino pensativo.

— creo que mejor bajo, así nos conocemos y de paso yo recojo unas cosas que necesito—se dijo levantándose de su asiento para encaminarse así a la oficina, debía aprovechar su rato de tranquilidad mientras la reunión de los jefes de departamento concluía y Yokozawa estaba ocupado.

***

Estaba sentado en el escritorio apenas descargando sus cosas ya que había acabado de llegar. Tras esa pesada noche y esa pesadilla que lograba ponerle los pelos de punta y la guardia en alto en el trabajo y más en el momento en el que pudo apreciar como su jefe cruzaba esa puerta con un afán palparte y sin decir una sola palabra, tomo la silla donde Misaki estaba sentado y lo arrastro con el encima a su estación de trabajo llena de papeles y papeles que Misaki había terminado por ser detenido justo al frente de ella.

— bienvenido al infierno… población…— sonrió con grandes — tu…—  bromeo el pelinegro colocando una de sus manos sobre uno de los cerros de papeles –en este lugar tenemos ciclos de veinte días y estas entrando al cuello de uno de ellos, así que… —  palmeo el cerro de papeles donde tenía la mano apoyada –este es tu regalo de bienvenida… quiero que lo tengas listo para cuando salga de mi reunión… o al menos si son pocos los story boards que has editado… que estén bien…

Misaki tenía la boca abierta sintiéndose que se ahogaba entre tanto papel. Podía abrir una planta procesadora de papel de reciclaje con las toneladas de story boards que tenia al frente suyo, y que tendría que tener listo justo ese día.

— bromeas…—  soltó en shock, desviando sus ojos a Takano que lo miraba serio pero desinteresado.

— no… realmente no bromeo—aseguro sonriendo levemente. –míralo así, estoy de buen genio, y por eso te esta lleno bien… sino, estarías enterrado en una pila más grande… — aseguro alejando su mano de los papeles –ahora, mi reunión será hasta la hora del almuerzo… por tu bien y el de tu trasero que al menos mas de un cuarto del trabajo esté listo para la hora del almuerzo y como que puede ser el fin del mundo que no dejare que muevas tu trasero de esa silla hasta que termines…—  aseguro inclinándose hacia el menor intimidante, quien no pudo evitar achicopalarse un poco en su silla ante la mirada siniestra que Takano le dirigía ahora — ¿entendido?

Misaki acento lentamente con la cabeza ante las órdenes de su aterrador jefe quien aseguraba estar de buen humor… claro… dios se apiadara de él, el día que realmente estuviera de mal genio.

Ante la afirmación del pequeño castaño, Takano se reincorporo, paseando ahora su vista por sus otros editores que no parecían enterados de su pequeña conversación con el castaño pasando a mirar su reloj, comenzando su andada a la sala de juntas.

— estoy muerto es definitivo, estoy muy muerto….—aseguro Misaki dando un gran suspiro que evidenciaba la pena moral y el desanimo que le provocaba esas toneladas de trabajo excesivo y absurdo recordando entonces su sueño… un sueño donde él era atacado por un story board gigante y que era demasiado tarde en la oficina cayendo entonces en cuenta de algo simple y llano… no había sido solamente un sueño, había sido una premonición… una premonición de que su empleo nuevo definitivamente iba a matarlo.

— buenos días…—  escucho entonces una voz cantarina que le obligo a levantar su desanimada mirada del story board que había tomado a la persona que se internaba en la oficina, con dos tazas de café en sus manos y una sonrisa cordial en su cara.

— buenos días Onodera San... –saludaron Hatory y Kisa al unisonó, bastante agraciados de verle.

— ¿que tal las cosas?...—pregunto el castaño bastante animado.

— nosotros bien… el nuevo no creo que le este lleno tan bien—aseguro Kisa con una leve aura azul que se dejo caer sobre el al tener pena por el chico y dar gracias a dios de no estar en su lugar.

Pronto Misaki pudo ver como el castaño se acercaba a él, dejando la taza de café a su lado.

— ¿disfrutando del trabajo?—pregunto siendo obvia la respuesta.

— ¿puedo mentir?—pregunto Misaki con una sonrisa Nerviosa.

— no, no puedes… es obvio que hasta yo me moriría con esto…—  aseguro el mayor, tomando uno de los story boards de los montones sobre el escritorio procediendo a tomar asiento. –el que viera esto pensaría que Takano intenta uno: matarte o dos: vengándose de ti o más bien de mi…

— bien sea cualquiera sus intenciones es obvio que ninguna de las dos están tan lejos de la realidad…— sonrio Misaki forzosamente al regresar su vista a los story boards.

— bueno, creo que estoy empezando al revés—sonrio Onodera un poco avergonzado tendiéndole la mano al menor –mi nombre es Onodera Ritsu, y soy la persona por la que Takano intenta despellejarte vivo.

Misaki lo miro un segundo para mirar luego su mano no dudando en responder a su gesto.

— yo soy Misaki Takahashi, es un gusto conocerle…

— te traje algo de café para esta presentación, y para la manada de trabajo que tienes, es obvio que la necesitas…— comento en broma Onodera haciendo resaltar lo oportuno que era.

— no seque pretende Takano…— suspiro Misaki en un tono desesperanzador –pero jamás podre tener esto listo para antes del almuerzo….

— ¿qué?—cuestionio Onodera mirándole impactado –eso solo lo lograría el…

— no se en que está pensando…— se quejo el universitario. – comienzo a pensar que Takano san me odia y por eso me hace esto.

— no… lo que pasa es que comentan que nació de lo más profundo del infierno….—bromeo Onodera con una expresión tétrica para poder darle fundamento de horror a sus palabras. – bromeo… es solo que esta mal genio y se está desquitando contigo es obvio, a parte estamos en la mitad del ciclo de veinte en la edición, todo empeorara en estos cinco días…

— si… algo así me habían comentado, pero no creí que fuera tan horrible…

— creeme Takahashi… ha sido peor, mucho peor…— aseguro el castaño mayor con un aura lúgubre. –pero míralo así. Yo he adelantado trabajo de Usami sama… si gustas puedo ayudarte a editar y de paso te voy dando algunas clavecitas para que te adaptes… ¿te parece?

Frente a la proposición de Onodera, a Misaki no pudo evitar iluminársele los ojos ante la felicidad  y la tranquilidad que le traían las intenciones del mayor, no tardando en expresárselo al mayor con una sonrisa de alegría y su mirada de magnificencia hacia su persona.

— ¿es enserio Onodera san?...

— si, es enserio… estas hay sentado por mi culpa después de todo y le prometí a Usami San que usted estaría bien y siempre que pueda ayudarle lo hare…— sostuvo el mayor con una sonrisa divertida –ahora, comencemos si queremos tener al menos la mitad antes de que llegue Takano.

***

— Takano… el presupuesto que pretendes es una ridiculez… sacar más de diez mil copias es estúpido ¿lo sabías?—alego entonces la jefa de contaduría bastante enojada, y hasta dándose el lujo de burlarse de él.

— díselo a todas las veces que tenemos que correr todos para sacar más copias por que las tiendas no dan abasto con las ventas—alego Takano mirando asesinamente a la mujer.

Isaka sentado en la mitad de los cuatro bandos de su empresa. Sonreía divertido del tipo de campo de batalla en el que podía transformarse esa oficina, ya que ninguna de las partes se ponía de acuerdo y que esperaban que el diera la última palabra, pero al final, el terminaba ignorando al poco rato de comenzar por que simplemente se aburría. Los balances, las copias vendidas, las estadísticas y de mas, bien era obvio que no era lo suyo y por supuesto no le llama la atención en lo más mínimo.

— ya, ya dejen de pelear—calmo prontamente el castaño decidiéndose al fin a intervenir promulgando entonces la atención de todos sobre él. –dejemos los mismos balances como están y si el próximo balance van igual de bien, Takano, subiremos el número de copias a vender. Por ahora dejemos todo en manos de Yokozawa para ver con que nos sale.

Los cuatro departamentos se miraron entre ellos, buscando quien le diera replica a la proposición del jefe ejecutivo que con una altiva sonrisa se levanto no dando entrada entonces a replicas y con su acción dejándolo muy claro.

— no se ustedes, pero yo me voy a almorzar, mátense si quieren –comunico desinteresado comenzando su salida de la sala de juntas, con todos los asistentes imitando su gesto dejando a los jefes de departamento hay de pie sin decir nada mas, dándose cuenta que nuevamente Isaka volvía a salírseles por la tangente.

— Isaka San…— se apresuro a alcanzarlo el as de ventas tomándole del brazo inclusive para poder detenerle. –¿será que puedo hablar con usted…?

El ejecutivo le miro en silencio y hasta con expresión asperezada que pretendía comunicarle a Yokozawa que no tenía la mas mínima intención de querer hablar con él y menos si eso significaba sacrificar unos minutos de su hora de almuerzo.

— es importante…— aseguro Yokozawa.

— pero…—  hizo puchero entonces el mayor.

— es enserio que es importante.

— anda Yokozawa, para lo que quieras tienes permiso.

— no se trata de las ventas es sobre otras cosas…— corrigió Yokozawa.

— ¿sobre?—pregunto Isaka aun menos interesado.

— es sobre Takano…

Ante aquella razón, Isaka miro al azabache con expresión entre exceptiva e incrédula ya que no podía concebir ni creer que una de las razones del otro para hablar con él sea justo por la persona que se podía catalogar como uno de sus mejores subordinados, por lo que pronto la curiosidad lo invadió.

— a mi oficina…— acentuó entonces el mayor serio para los dos dirigirse allí.

***

Una vez acomodados ambos hombre para hablar, Yokozawa soltó una gran exhalación dando a entender que lo que tenía que decir era bastante duro de cifrar.

— estoy muy preocupado por Takano últimamente. Ya no es el mismo, se mantiene distante, distraído y más cerrado de lo normal.

— ¿ah sí?... yo lo vi igual que siempre….—aseguro Isaka, mirándole incrédulo. – tu mismo fuiste quien lo recomendó y al parecer estas mas enterado de que le pasa que nadie en el mundo…

— de hecho lo que quiero tocar con usted me encantaría que no saliera de entre nosotros dos—pidió el azabache, mirándole tan serio que Isaka casi sentía que le estaban dando a guardar el secreto del fin del mundo, provocando así que el ejecutivo se inclinara sobre su silla, apoyándose sobre el escritorio, como si con aquello pudiera evitar que cada palabra que el otro pronunciara se le fuera a escapar.

— no te preocupes por ello… ahora… cuenta… cuenta… cuenta—cantaruneo el mayor, como si se tratara del bombaso mas grande de la historia.

— me parece que el gran problema de Takano en este momento, lo que no lo deja concentrar, que prácticamente no lo deja vivir es una persona y tiene un nombre.

— pues dime a haber, que me estas matando—regaño impaciente.

— Onodera Ritsu…— solto el azabache para que se creara un silencio tal como si estuviera en un cementerio o algo así.

— ¿Onodera… Ritsu?...—pregunto Isakaincredurlo y casi hasta mecánico, por que se esperaba algo mas grave. –¿qué pasa con él?

— Onodera Ritsu fue un ex compañero de Takano y mantuvieron una corta relación que casi acaba con Takano en la universidad, ya que Onodera no solo se fue sin decirle nada sino que aparte parecía tener novio cuando estaba saliendo con Takano –conto rápidamente el azabache para poner al tanto de sus intenciones al otro –y desde que se reencontraron el rendimiento de Takano se ha visto afectado no solo en el trabajo sino también por fuera de las instalaciones ya que el otro se mudo al mismo complejo de edificios de Takano, incluso convirtiéndose en su vecino.

— a poco…— comento Isaka impactado por tremendo chisme, sentado sobre el escritorio comiendo palomitas de maíz, como si se tratara de una especie de película lo que el as de ventas le contaba.

— Isaka san, esto es serio—regaño Yokozawa un poco fastidiado.— yo lo que quiero decirle es que me parece muy anti ético, la presencia de este personaje en una empresa tan tranquila y tan ética como son las editoriales Murukawa y sobre todo que eso afecte el rendimiento de alguien como Takano.

— ¿y qué sugieres?—cuestiono Isaka sabiendo perfectamente para donde iba el otro.

— me parecería prudente que Onodera Ritsu ya no siguiera aquí…

El silencio inundo entonces la habitación donde estaban estos dos personajes, con Isaka mirando sin ninguna expresión al otro que expresaba en su mirar la determinación ante la idea de que el castaño producto de esa conversación, se mantuviera allí hasta que el ejecutivo se carcajeo, como su Yokozawa le hubiera contado el chiste más grande del mundo, el mejor jamás contado.

— Yokozawa... sé que has sido amigo de Takano desde la universidad y gracias a ti esta empresa se h lucrado de su talento durante mucho años pero…— intento calmarse la risa antes de seguir — ¿no crees que si Takano quisiera deshacerse de Onodera ¿ya lo hubiera hecho?

Ante los cuestionamientos de Isaka que era obvio no se tomaba enserio el dilema, Yokozawa no pudo enojarse un poco, ya que realmente parecía que el hombre no le entendía.

— Takano esta engatusado con ese tipo.

— no crees que esta grandecito como para que tú te estés inmiscuyendo en su vida… si quiere sufrir que lo haga, pero ni metiéndote podrás hacer nada si él no se da cuenta.

— Pero…— intento replicar enojado.

— ya Yokozawa… déjalo –le corto rápidamente el otro –lo que pasa es que estas celoso….picaron –le dijo con una sonrisa pervertida picándole incluso con los dedos de manera juguetona, cosa que al as de ventas parecía no causarle gracia –anda, que si Takano no te presta atención, hay muchos peses en el mar… no te pongas en el plan de la bruja malvada….

— ¡¿Qué?! — el sobre salto del azabache no podía evidencia lo que sentía por dentro… la pena y rabia que le provocaba las afirmaciones del otro.

— Que estas celoso… no te hagas el sordito – repitió Isaka colocándose de pie para encaminarse a la salida. –si no puedes hacerle ver a Takano que Onodera no le conviene, tendrás que conquistarlo de otra manera, siendo yo, con chocolates pero como no soy yo sino el mal genio de Takano, mal vas… ahora, deja de comportarte como la bruja mala de la historia, que esos dos hasta hacen bonita pareja… que importa el pasado, y vamos a almorzar, muero de hambre….

Con esas palabras el ejecutivo tomo camino fuera de la  oficina dejando al as de ventas solo y con la vena de la rabia palpitante, con los puños fuertemente apretados y su cara levemente sonrojada por la pena… se sentía burlado y humillado.

— pero ya veré como me deshago del otro papanatas…

***

Dando un largo bostezo, el pelinegro jefe de editores entraba en el departamento de esmerald con una pereza palparte y un cansancio extenuante. A veces parecía que no iba preparado para la presión de esas reuniones o más bien mini guerras que se desarrollaban entre él y sus compañeros por las ventas y los presupuestos que la bruja de contabilidad no cedía por nada del mundo.

— esa bruja se tiene que estar robando el dinero para que sea tan dura… eso o necesita que le den…—  murmuro Takano por lo bajo dejando que otro bostezo se le calaba, escapándose de su boca, en lo que doblaba a entrar en la oficina y ver que tal iba su nuevo subordinado.

***

— ¡bien, con este ultimo llegamos a la mitad!—celebro Onodera, dejando sobre una columna de story boards en el piso, uno de estos, siendo ese montón ya story boards revisados y editados para que Takano revisara.

— Espero que con esto sea suficiente para sobrevivir el día de hoy…— comento Misaki como comentario gracioso para que los dos sonrieran entre ellos con amabilidad y gracia.

— ¿y bien? ¿Sigues vivo?...—oyeron preguntar desde la puerta al que recién llegaba, dando primero con la inconfundible voz de Takano que se iba acercando indiferente.

— Takano san…—  saludo Misaki, dejando que sus nervios lo invadieran de pronto y que todo su cuerpo se tensara por completo; reacción que no paso desapercibida por Onodera, que no tardo en ponerse de píe con una actitud serena y tranquila.

Había tenido dos días tranquilizantes, con todo saliendo de las mil maravillas, no dejaría que el pelinegro le daña la calma, por mucho que no esperaba que su presencia dañara la calma de Takano que le miraba fijamente con una expresión de sorpresa tal que ni que parecía que hubiera visto a un fantasma.

— Onodera….—rosongo el pelinegro .

— Takano san… — saludo de igual manera Onodera, pero más tranquilo y relajado, fue un saludo muy inocente.

— ¿Qué haces aquí?—pregunto Takano molesto, muy enojado, sentía que le ardía la sangre; efecto que fue notado por todos los presentes que detuvieron sus quehaceres para convertirse en espectadores de aquel suceso.

— puede que esté haciendo un reemplazo… pero sigo trabajando aquí, además recuerda que debo ayudar con Misaki, te dije que me haría cargo y no dejaría mi puesto votado…—  le recordó Onodera intentando mantener la calma, pasando por alto el tono altivo y esquivo que Takano estaba teniendo con él,  casi parecía que el pelinegro le decía que no era bienvenido en el lugar.

Takano suspiro saciando levemente la cabeza intentando cobrar calma. No entendía por qué había reaccionado así ante la presencia de Onodera, no entendía por qué lo hacía enojar verle tras que todos esos días solo lo había extrañado y añorado verlo a pesar de su actitud fría y despreocupada hacia su persona. Desde que no le veía, las cosas por alguna razón le estaban costando horrores, tal vez solo se trataba de la razón de que su concentración se encontraba perturbado por no verle y por no poder tocarle, que de la boca del menor no saliera ninguna palabra hacia su persona, ni de amor ni tampoco de fastidio ante su intento de “seducirle”…

— Lo siento…—  se disculpo un poco apenado por su comportamiento –fue una reunión difícil…

— sí, no te preocupes… me la puedo imaginar –le escudo Onodera. Todo bajo la intensa mirada de Misaki y Kisa, siendo los dos personajes más cercanos a la pareja y más pendientes de cómo se desarrollaba la discusión. Para Misaki, fue obvia rápidamente la reacción de Takano, como también que su rabia hacia su subordinado, era algo que él conocía muy bien… no era por nada que no se tratara de celos. Había visto a Usami muchas veces enojado por esa causa y dejándosela entender a él y ese era justamente el estado de Takano, estaba dolido y celoso por que el castaño mayor se encontraba lejos.

Por su parte Kisa miraba la acción en silencio para no dar a entender a los otros dos de que estaba pendiente de sus reacciones. El tal vez había sido el primero en darse cuenta a cerca de la relación de estos dos o que al menos ellos sentían algo por el contrario. Lo había notado primero en las locas insinuaciones de Takano y en la fe ciega que sostenía sobre Onodera, algunas ocasiones, había encontrado a esos dos en mitad de una situación que no requería ni terceros ni mucho menos espectadores indeseado y para justo ese momento Kisa estaba esperando que Takano le arrebatara un beso a Onodera como solía hacerlo en momentos de presión para ver como el otro se desquiciaba por ello, pero no paso nada.

— Creo que es mejor que me retire ya…— anuncio el castaño girándose entonces hacia Misaki –si necesitas algo, llámame, bajare de inmediato – le dijo comenzando así su salida de allí, con la mirada de Takano y el menor castaño sobre él.

***

El ascensor se detuvo en el piso siete permitiéndole así, llegar al piso de literatura y el que ahora llamaba su refugio. Tenía el corazón en la garganta apenas no tanto lo nervioso y casi acomplejado que se sentía al tener la presencia de Takano tan cerca, pero a la vez en ese momento fue la primera vez que se sintió fuerte ante él, que no podía dañarlo.

Suspiro tomando camino a su cubículo de trabajo para allí poder desplomarse en su silla evidentemente con la cabeza en otro lado. Conocía de antemano el mal genio de Takano, sabia a la perfección lo mordaz que podía ser con sus palabras y entendía al extremo lo enojón que era con todo y cada una de las cosas del mundo… casi parecía que tenía una venganza en contra del mundo y sus habitantes y hasta las había vivido en carne propia, pero jamás había sentido ese tipo de enojo que había visto hacia unos minutos. El desprecio, la repelencia en su voz, su mirada cargada de ira reprimida, como si él le hubiera hecho la cosa más horrible del mundo… ¿Qué era lo que le pasaba?.

— tal vez esta muy enojado conmigo por haber tomado este reemplazo, por eso se comporto así y se está desquitando también con el pobre de Takahashi san…—  se dijo en un murmullo, pensativo, siendo para él esa la única razón lógica que existía.

Se restregó la cara en señal de cansancio, dejando caer su cabeza hacia atrás intentando eliminar la tención de su cuello y espalda que comenzaba a sentirse como obligaba a sus músculos a recogerse y volverse tan duros como piedras que comenzaban a hacérsele cada vez mas y mas pesadas.

— pero yo no estoy obligado a trabajar en manga con el… después de todo había aspirado a ser editor de literatura no de manga cuando entre a esta empresa… ¿Por qué debería enojarse conmigo?

Gruño enfurecido, si bien la idea de Takano con su enojo era hacerlo sentir mal por haber accedido a ese reemplazo, podía darse por bien servido que casi le funciona… por un segundo se había sentido como un tirano, pero por favor, todo era por su salud mental, por hacer lo que le gusta ¿Por qué debería detenerse por él?... podía morirse de la ira y el no regresaría hasta que terminara ese reemplazo.

— y hasta de pronto, me quede permanentemente –sonrió en una combinación de rabia y tristeza. Desgonzándose de hombros y dejando su mente en blanco para dejar de pensar. Habían sido dos días muy tranquilos, bastante producticos, hasta ese momento en el que el pelinegro había causado con su sola presencia que todo se derrumbara.

— ¿Onodera san?...

El llamado confundido a su lado fue lo que consiguió que levantara la cabeza a mirar a aquel que le había interrumpido afortunadamente, para encontrarse con la persona en la que había estado pensando en la mañana.

— hey…— fue el sonido que emitió su boca para poder disimular el desanimo que se cargaba en ese momento enderezándose en su silla para acto seguido ponerse de pie.

— ¿a poco me hiciste caso y pediste el traslado a literatura?—pregunto el pelinegro con una amplia sonrisa en su rostro que le dejaba leer a Onodera lo feliz que le hacía verle.

— no… no, sigo en el departamento de manga, es solo que, la editora de Usami tuvo unos problemas personales y tuvo que pedir una licencia indeterminada…

— y estas de editor de Usami sensei… ¿no?—le completo Hasegawa.

— si correcto…—  respondió Onodera con una sonrisa amable y cordial en su rostro.

— Pensé que te habías cansado al fin del genio insoportable del editor en jefe del departamento de manga….—comento inocentemente para que Onodera sintiera que una pesa de una tonelada le caía encima obligándole a volver el rostro lentamente con una expresión de fastidio en su cura cual no quería que el otro la viera.

— ni te imaginas lo mal genio que esta…— murmuro para sí, procurando que el otro no le escuchara.

— ¿Dijiste algo?—pregunto curioso.

— no nada, nada –negó sobre saltado incluso con sus manos para terminar riendo nervioso.—¿y tú en que andas?, que no te había visto...—pregunto buscando con ello cambiar de tema. El de Takano no era exactamente su tema favorito.

— bueno… estuve en trabajo de campo, ya sabes, mirando las ventas, estudiando los promocionales, Yokozawa ha estado sobre mi por lo que las ventas de mi escritor han bajado en el oriente de Japón, por lo que estuve allí, organizando unas entrevistas y una firmas de libros.

— ni me lo menciones…—  gruño Onodera, desgonzado nuevamente, recordando que el as de ventas no había ido a molestarle esa mañana.

— ese tipo es una pesadilla…— comento Hasegawa acariciándose la cabeza fastidiado –yo pienso que le falta una esposa para que se desestérese.

— Créeme… con ese genio nadie estaría tan loco para aguantárselo…— comento de regreso el castaño para que los dos comenzaran a reír animadamente.

— ¿y cuanto tiempo estarás reemplazando a Aikawa?

— no lo sé, no me lo dijeron.

— anda, piénsate lo del traslado aquí en lo que reemplazas a Aikawa… no te vas a arrepentir, te lo aseguro.

El castaño se le quedo mirando pensativo ahora, el oír esa sugerencia nuevamente, le hacía como el otro pretendía, considerarse el trasladarse a la sección de literatura. Hasta ahora si se ponía a pensarlo, habían muchas ventajas que lo ataban a ese lugar que desventajas, solo había una desventaja y podía lidiar con ella, y esa era Yokozawa de resto todo era perfecto.

— lo pensare…—  concedió al fin

— Eso dijiste la ultima vez…—  regaño Hasegawa jugando.

— Bueno, esta vez es más enserio—aseguro.

— bien… ¿Qué te parece si para celebrarlo, vamos al bar que abrieron unas calles más arriba…? dicen que la michelada cubana que venden es muy buena.

— No lo siento, tengo trabajo pendiente –se negro de inmediato a la idea del otro, no le apetecía demasiado salir en ese momento, tal vez no quería admitir que el comportamiento de Takano, lograba deprimirle.

— vamos, que ya te matas bastante, además iremos varios editores, conocer gente nueva te sentara… — insistió el pelinegro. Onodera se le quedo mirando unos segundos aun indesiso en si acompañarlo o no.

— bueno, está bien… pero debo regresar temprano… tengo mucho atrasado.

— Vale perfecto –sonrió feliz de la respuesta el otro – nos vemos en la salida del edificio a las siete.

— bien, de acuerdo.

***

Su ceja temblaba mientras en silencio se aburría, sentado en la gigantesca sala del apartamento.

Muchas veces había sentido que ese apartamento era demasiado grande para él, ahora, le parecía absurdamente enorme con Misaki fuera de él todo el día.

Llevaba casi diez minutos sentado en la sala de su casa fumándose un cigarrillo… ¿uno?... casi se había fumado cinco, de lo aburrido que se encontraba. Sabía que tenía que estar trabajando en su nuevo manuscrito que tenía que entregar en menos de dos semanas, tenía todas las condiciones propicias para trabajar… una computadora, tranquilidad y silencio pero, simplemente eso pasaba a segundo plano al recordar que simplemente Misaki no está allí para ser su fuente de distracción favorita.

— ¿Qué estará haciendo?—se pregunto en un suspiro, mientras sus ojos lilas recorrían el gran apartamento lleno de muebles pero vacios.

La idea de ir hasta la editorial con la idea de verle y la excusa de hablar con Onodera se plasmo en su cabeza durante largo tiempo acabando por desecharla. El suponer que obviamente vería a Takano lograba dañarle el día, como si ya no lo tuviera lo suficientemente dañado ahora.

Se levanto de su asiento comenzando a caminar por el lugar, con sus ojos fijos en el teléfono; la idea ahora de llamar se había vuelto su prioridad principal. Tenía que escucharle la voz o se iba a enloquecer, aunque tenía más que claro que cuando Misaki regresara la tendría gruesa para soportarle, porque iba a arrancarle la ropa y hacerle el amor toda la noche como antaño.

Se decidió al fin a tomar el teléfono y llamar, se moría por oírle, por poder hablar con él, pero el constante repique del tonar del teléfono sin nadie que le contestara, le daba a entender que al parecer en la oficina de manga no había nadie.

Miro su reloj de muñeca notando que era la hora del almuerzo dándose entonces cuenta de la razón del  por qué no contestaban en esa oficina… le habían dejado con las ganas durante dos horas de poder hablar con su adorado universitario, no le quedaba de otra más que esperar.

Dios un gran suspiro caminando aburrido hacia las escaleras dispuesto a intentar escribir por mucho que sabía lo único que podría hacer seria tener la concentración volando pensando en hablar con Misaki.

***

El día iba a la mitad, mientras los ojos de Misaki, pesados como duras piedras por lo resecos y cansados, de tanto leer y leer y leer story boards.

A su lado kisa revisando las estadísticas de las ventas de su autor, parecía bastante más aburrido que él y Takano al fondo, también pegado a sus story boards, creaban en el lugar un silencio aplastante al ser los únicos a esas horas por allí.

El silencio se estaba tornando tan aburridor que Misaki comenzaba a sentir que se quedaba dormido entre viñeta y viñeta que revisaba, esperando con esperanza que ese terrorífico día se acabara al fin.

— hey hey hey…

Entro saludando con ese sonido el ejecutivo y dueño del lugar, llamando la atención de los tres editores que le miraron como se paseaba por la oficina, tomando una silla y sentándose al lado de Takano, al parecer para hablar con este.

Misaki se le quedo mirando por unos breves segundos antes de ignorarle por completo para continuar con su agotador trabajo. Si algo sabia acerca de Isaka era que jamás ellos dos iban a llevarse bien y en el tiempo que llevaba observando y estudiando su comportamiento, era obvio que no podía soportar el tirarle todo tipo de pullas ofensivas bien fuera solo o acompañado, claro que acompañado era peor. Solo le rogaba al cielo que el hombre no le diera por abrir la boca con Takano allí presente por que le daría material para molestarle por la eternidad.

— Takahashi san….—le llamo entonces Isaka con una voz tan cantarina y la vez tan tétrica que simplemente logro que cada célula de su cuerpo fuera tacada por un corrientazo eléctrico anunciando el momento mas desabazallador de su vida.

— si?...—pregunto lo mas cortes posible aunque siendo Isaka era obvio tendría que prepararse para cualquier frase que pudiera lanzar su viperina boca hiperactiva.

— ¿Cómo te ha ido en estos dos días en este lindo trabajo?—pregunto de lo mas de inocente.

— bien supongo, ha estado un poco movido, pero estoy intentando cogerle el hilo rápidamente.

— emmm yaaa…

Misaki regreso a mirar el story board para así poder continuar con su trabajo, pero, a pesar de todo sentía la fija mirada de Isaka sobre él, sobre anunciándole que andaba preparando una bomba de tiempo que no tardaría en explotar. Trago saliva inquieto.

— “que lo que diga sea rápido… que no duela… que sea como una inyección…”—pensó hacia sus adentros.

Isaka por su parte tenía una sonrisa de oreja a oreja, mirando así a Misaki fijamente como si con ello pudiera leer los pensamientos del castaño que parecía moverse cada vez más rígido por su intenso mirar. Le divertía molestarlo, le divertía verlo nervioso, volver su cabeza una maraña de enredos y mantenerle lejos de Usami, eso era lo que más le divertía. Suspiro con gracia mirando ahora a Takano, recordando rápidamente las palabras de Yokozawa que si bien eran ciertas, el pelinegro debía estar a punto de estallar porque simplemente Onodera no estaba allí… ¿pero para que estaba el ahí entonces? Pues para animar las cosas claro…y de pronto se le prendió un bombillito en lo más recóndito de su cabecita.

¿Porque no darle una manita a Yokozawa?... si bien estaba tan desesperado como para ir a hablar con él sobre la relación de Takano y Onodera… debía ser porque el pobrecito ya lo había intentado todo lo moralmente posible para separarlos ya que el azabache no sería capaz de hacer algo malo.

¿Y si juntaba a Takano y a Misaki?... la idea le tramaba porque si llegaba a hacer eso, primero ayudaba a su pobre jefe de ventas y aparte de todo eso libraba a Usami de una tarea tan tediosa como era cargar con ese Universitario todo el día. Pero tenía que darle crédito al chiquillo, era la clave para hacer aparecer a Akihiko en cualquier lugar, pero eso no lo hacía indispensable… por lo que simplemente ya estaba decidido, separaría a Usami y a Misaki y a Takano de Onodera,  y todos felices.

— y dime Misaki… ¿Qué tipo de relación tienes con Onodera?...—pregunto frívolamente mirándole–porque ustedes dos son muy parecidos… si no fuera por la edad aseguraría que podrian ser gemelos.

Misaki se volvió a Mirar a Isaka un poco temeroso de sus palabras, aunque esto lograba ocultar lo contrariado que eso lo hacía sentir con esa pregunta. Kisa ya se la había formulado en la mañana y aunque si había cierto parecido entre Onodera y el, no era algo tan remarcado como para que todo el mundo hiciera un énfasis puntual.

— No, de hecho jamás lo había conocido…—  respondió Inocente sin poder evitar clavar sus ojos en el piso ya que había notado la fuerte mirada de Takano sobre él y que había estado así desde que Isaka había formulado esa pregunta. Por su parte el ejecutivo miro a Takano desinteresadamente notando también como el pelinegro estaba demasiado concentrado en el castaño y en cualquier cosa que pudiera decir, logrando así que su imaginación volara y nuevas formas de sembrarles la dudita dieran lugar.

— ¿qué pasa Takano san?... te ves interesado en la conversación.

La sola pregunta del ejecutivo logro desacomodar al fin al editor en jefe que tras aquel momento de desconcentración de su trabajo, se aclaro la garganta buscando con ello desviar la atención de los otros tres sobre él.

— simplemente creo que Takahashi, debería estar concentrado en su trabajo es todo—contesto desinteresado.

— ahhhhh…. Ya te cache….—sonrió Jugando comenzando a codear a Takano –lo que pasa es que te recuerda Misaki a Onodera que te comportas fríamente para no dejárselo ver—aseguro.

Takano miro con desconcierto pintado en su cara a Isaka sin entender de dónde sacaba eso enseriándose aun mas por esas palabras, más que a saber que en cualquier otro momento se hubiera largado a las carcajadas por las locas ocurrencias de ese hombre.

— no diga eso… no es así… — negó de inmediato –solo creo que estamos muy retrasados como para que se distraiga…

— anda no seas tan duro con el chico—le rebatió Isaka con un ademan de su mano como si la justificación de Takano no fuera gran cosa –yo soy el que lo está molestando, además si sigues hostigándole con ese comportamiento vas a espantarlo, a menos….. –miro acusador sonriendo con maldad a lo que Takano no pudo evitar temer por lo que podía estar pasando por la cabeza del ejecutivo en ese momento.

— ¿a menos…?—pregunto inquieto, ya que la sonrisa altiva del ejecutivo le hacía darse cuenta que detrás de esas palabras había algo oscuro que era mejor que no se supiera en público, aunque ya no podía pensar en eso sino maldecir de haberlo pensado tan tarde.

— a menos claro que te recuerde tanto a Onodera que lo haces para mitigar tus ganas con el pobre de Misaki…— aplaudió  una sola vez entusiasmado – es que cuando alguien nos provoca… es mejor dejarnos llevar ¿no lo creen?

La cara de Misaki estaba más roja que un tomate en lo que se había quedado paralizado en su silla mirando abatido al joven ejecutivo sin siquiera poder pensar en replicar ante aquella idea. Mientras Takano miraba sorprendido a Isaka sin saber si reír, regañar, enojarse o simplemente ignorar ese comentario.

— Isaka san, por favor no diga eso…— acabo por pedir ignorando su comentario serio ganándose una mala mirada del aludido.

— anda, anda, está bien, tíratelo  y no nos cuentes… así lo haces megos impersonal—soltó comenzando a reír en lo que Misaki solo quería salir corriendo sin importarle nada. Ese hombre se la había hecho nuevamente; su hiperactiva lengua había arremetido en su contra y el simplemente no había podido hacer absolutamente nada… estaba tan avergonzado que apenas sabia donde meterse.

— no Isaka san creo que usted me malinterpreta—insistió Takano con mucha paciencia, más de la que poseía hasta el momento.

— bueno, bueno—acallo voleando su mano desinteresadamente –no quiero saber si al final te lo tiras o no… de hecho—se dirigió entonces a Misaki –hay una reunión para homenajear a varios escritores grandes a nivel internacional y entre esos esta Usami san y tu—le señalo juguetón, diciéndole con su gesto que no aceptaría un no por respuesta –necesito que convenzas a Usami de ir.

— ¿ah?—apenas pronuncio dejando obvio que no le estaba escuchando eventualmente por lo avergonzado que se encontraba y sus ganas de desaparecerse y que nadie le encontrara.

— si me escuchaste, no te hagas…— le regaño Isaka bromeando.

— esto… yo…— apenas pronunciaba una palabra completa.

— Perfecto…— agradeció como si entre el tartamudeo del castaño hubiera aceptado para hacerle el favor –me encanta tenerte trabajando aquí…—  declaro feliz, levantándose de su asiento acercándose a él, colocándose detrás suyo para acto seguido poner sus manos en sus hombros con una amplia sonrisa de niño feliz.

— ¿Enserio?—pregunto Misaki anonadado ya que no era secreto para nadie que el ejecutivo le detestaba,

— si… estas lejos de Usami, lo dejas trabajar, Takano te tortura y de remate quiere contigo… ¿Qué más puedo pedir en la vida…?

Misaki con la cara ardiéndole nuevamente como si se tratara de una fogata a punto de prenderse totalmente, clavo sus ojos verdes en Takano, para desviarlos a Kisa, quienes le miraban tan fijamente que casi podía sentir que leían sus pensamientos erráticos y que ni el mismo entendía.

Mientras Takano paralizado en su silla con toda la intención de replicar simplemente se resolvió en quedarse callado siendo imitado por Kisa, tal vez esperando a ver qué soltaba ese loco hombre que andaba con la lengua más inquieta de lo normal.

— Isaka san por favor…— suplico dejando caer la cabeza al frente deseando que la tierra se abriera para tragarlo.

— míralo así…—  sonrió con maldad inclinándose hasta su oreja para hablarle en privado –Takano es guapo, y puede que hagan mejor pareja mientras yo… intentare alejar a Usami de ti…—declaro palmeando sus hombros, para irse del lugar, despidiéndose con su mano triunfante.

Ante la advertencia de Isaka, Takano y Kisa clavaron sus ojos en el castaño que no sabía si levantarse y correr o esconderse debajo de la mesa para evitar las miradas de los otros dos.

— “¿Por qué?...¿por qué no podemos llevarnos bien?....¿por qué?....”—pensó decepcionado dando un largo suspiro intentando calmarse.

— será mejor que comiences a trabajar ya… o te enfrentaras a mi ira…—  le advirtió entonces el pelinegro jefe para encontrarse Misaki, que Takano lo miraba fijamente de manera airada, advirtiéndole que hablaba enserio, provocando que con afán tomara un story board para continuar aunque su mente estaba fastidiada con el comentario de Isaka; si creía que le iba a quitar a Usami estaba muy equivocado.

***

Al fin la hora de la salida había llegado, con Takano saliendo del edificio un poco tarde, tal vez bastante afanado de salir, ya que, no quería verle la cara a Yokozawa.

Estaba fastidiado, todo el día había sido un desastre, desde el hecho de que su día había comenzado con un trabajo que no le motivaba, pasando con su actitud repulsiva hacia Onodera como para colmo las acusaciones, porque eso eran, acusaciones de Isaka con respecto a su comportamiento con Misaki que lograban ponerle desesperado.

Hasta ahora la idea de ir a casa y meterse en la tina sí que lo motivaba, hasta que las puertas que se abrieron le dejaron ver parado a un par de metros a Onodera que parecía esperar a alguien.

Se detuvo, con sus ojos rojizos pegados a la espalda de Onodera y con grandes interrogantes en la cabeza. ¿Su actitud lo había hecho enojar y se había comportado amable para no darle tema a los demás?... ¿esa escena había creado una razón más en el castaño de no volver al departamento de manga de por vida?.... ¿enserio las cosas estaban ya perdidas entre ellos?

Se acerco despacio, tímido mas bien, inusual en su forma de ser quedando a unos escasos dos pasos del castaño aun sin hacerse notar.

— Onodera…—  le llamo sin poder evitar que el tono de su voz fuera evidentemente ansiosa y deseosa. El castaño se giro a mirarle con una expresión neutra que no cambio un ápice al darse cuenta que se trataba de él, si llegaba a molestarle o no su presencia luego de lo acontecido esa tarde no podía leerlo ahora en su cara.

— Takano san—pronuncio su nombre como saludo, instigándole así para que hablara ya que simplemente se había quedado mudo.

— Lamento lo de esta tarde—fue en lo que pensó en decir al darse cuenta que ni sabía que le diría al castaño si llegaba a tenerle cerca.

— No paso nada—aseguro el menor aunque podía notar ampliamente la expresión extraña y casi autoflagelante del otro, obvia señal de que se había estado torturando todo el día después de eso. –todos tenemos días malos alguna vez.

Se quedaron mirando unos momentos en silencio, había tantas cosas que debían hablar ahora y que se habían negado a tocar de una manera civilizada. Se había concentrado por algún tiempo en simplemente molestarle sin reservas, demostrarle de una manera casi desesperada que lo quería pero eso simplemente no funcionaba; haciéndose el ciego ante la verdad infinita del universo, que necesitaban hablar, que entre ellos había una grieta enorme que jamás dejaría que ellos dos estuvieran juntos, la tenían que resanar si quería que todo funcionara nuevamente…

— Estaba pensando…—  se resolvió a hablar al fin, en darle al fin el camino correcto a su reconquista –si no estás muy ocupado, pensaba que podíamos ir a un bar aquí cerca por qué… necesitamos hablar.

— ¿ah?—fue lo único que podía decir ante esas palabras alarmantes que el otro pronunciaba y que comenzaban a llamar su curiosidad… debía admitir que hasta ese segundo había notado a Takano demasiado extraño, pero ahora podía dar fe absoluta de que al pelinegro le pasaba algo, pero por mas buenas intenciones que hubieran de su parte para darle esa complacencia al mayor y hablar con él. Simplemente en ese momento no podía.

— lo siento Takano san, pero ya he quedado con unos compañeros…—  rechazo apenado y casi temeroso de la reacción del otro. Mientras Takano sintió que algo le golpeo el pecho; Onodera había quedado con otros para salir… ¿con compañeros de literatura? Hasta ese segundo todo comenzaba a saberle horrible… ¿estaba pensando en irse?... ¿ y si le convencían de irse?...

— Onodera san—le llamaron a lo lejos obligando que tanto el aludido como Takano se giraran a mirar al entrometido encontrándose para poca sorpresa de Takano, con el entrometido editorcito de quinta que había estado revoloteando alrededor de Onodera y que le había enviado una mirada de autosuficiencia en arrogancia.

— Lo siento Takano San, ya debo irme… —  anuncio el castaño apurado, mas por el miedo que  otra cosa a la posible reacción que el pelinegro podía sostener hasta ese momento conociéndole lo celoso que podía ponerse y lo posesivo casi peligroso que se tornaba.

Así Takano sin entrada a dar una negativa le vio alejarse sintiendo la respiración casi cortada y el corazón latiéndole enfurecido, con la mente reclamándole que fuera detrás de él y le impidiera irse con ese tipo, que lograra que regresara a su lado, que todo ya había dejado de ser un juego, Onodera era suyo y nada ni nadie iba a quitárselo. 

Gruño intentando calmarse, con las fuertes intenciones de golpear algo hasta destrozarlo y por qué no, que fuera la cara de ese idiota editor de cuarta que ahora acompañaba a su Onodera. Se regreso dentro del edificio directamente a su oficina, tenía que calmarse, no podía salir a la calle en su estado de furor, posiblemente terminaría liandose con alguien a los golpes.

Podía sentir sus manos temblar apretadas completamente, enterrándose las uñas en sus palmas para lograr contenerse, terminando por bajar del ascensor y a paso apresurado casi correr a su puesto y dejar su maleta allí sobre la mesa y quedarse mirando la nada.

— “me gusta sabes…”—  escucho en lo más profundo de sus recuerdos, evocando las memorias del sueño que había tenido la noche anterior –“me encanta verte angustiado… me encanta verte muerto de los celos… porque yo quiero verte destruido… quiero verte arrastrado… mirándome insuficiente”

 Golpeo la mesa furioso, esas palabras lograban desgarrarle el alma… ya era hora, hora de tomar medidas extremas, medidas que comenzaran a darle resultados. No se iba a dejar vencer no esta vez, ahora sí que iba a hacer hasta lo imposible para lograr que Onodera le dijera que lo amaba, lo que fuera, simplemente eso ya se había convertido en una meta y no solamente en una convicción.

— porque eres mío y de nadie más….

***(Continuara)***


Notas finales:

bueno hay disculpen que tardara tanto es que la universidad me esta matando y la inspiracion como soy diseñadora grafica, esta estrangulada entre escritos, creacion de paginas webs para trabajar )de algo hay que vivir) y los trabajos de la universidad (esas cosas siempre joden) pues al fin pude sacar esto

espero les guste y que... tengan muchaaaaa paciencia.


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