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PIRATAS por Mirelle

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Notas del fanfic:

Los persnajes no me pertenecen.

Notas del capitulo:

Bueno, se trata de un TWOSHOT que trata de Piratas. ^^ (Como su nombre indica) XD

Quería añadir que la continuación ya la tengo hecha por lo que si quieren podría ponerla mañana, no lo sé, ya veré ^^

Quiero dedicar este fik a las personas que me leen siempre y que son buenas conmgio. >w<

Gracias a todas!!!

PRÓLOGO

 

 

 

-¡Sasuke! Si no sales, tu querida mamá se va a quedar con un dedo menos. – anunció uno de los piratas mientras sostenía fuertemente a la mujer, que lloraba desconsolada. Su marido era sujetado por más piratas mientras gritaba de terror por su mujer. El niño moreno de diez años, yacía escondido en el armario y lo observaba todo llorando por la puerta entreabierta.

 

 

 

-Uno, dos…

 

 

 

Un segundo antes de que el pirata le cortase un dedo a la mujer, apareció un hombre grande, ancho de espaldas, con el pelo negro enmarañado y largo. Observó la escena y anunció que no quería violencia. Sasuke reconoció a ese hombre como un héroe y salió corriendo a agradecérselo. Madara sonrió de forma cruel y se llevó fuera al chico, dando la orden en un susurro de acabar con el marido y la mujer.

 

 

 

Cuando el capitán se hubo ido con el niño que quería, algunos de sus hombres se marcharon con él, quedando solo dos que estaban dispuestos a matar al matrimonio. Apareció entonces el hijo mayor de la familia. Empezó a pelearse con uno, pero no pudo evitar el asesinato de su padre, que murió al instante de una bala en la cabeza. El joven adolescente protegió a su madre hasta que llegó La Marina y acabó con la vida del pirata restante.

 

 

 

El barco de Madara, esperaba en el puerto a sus hombres. En su lugar, apareció Naruto, un joven adolescente de La Marina, la policía contra la piratería que se había propuesto acabar con la tripulación del temido Madara. Naruto combatió contra Madara y perdió. Quedó tendido en el suelo, desangrándose.

 

 

 

El pequeño chico de diez años que era Sasuke se acercó al rubio de catorce y le observó. Fue entonces cuando Naruto juró que ese moreno sería algún día suyo. Soñó un futuro donde él y Sasuke estuviesen casados y fuesen felices para siempre. Se enamoró a primera vista de él.

 

 

 

El moreno le besó la mejilla y subió al barco con Madara, su salvador.

 

 

 

Al cabo de unos meses, La Marina y Naruto interrogaron a Mikoto. Querían saber el motivo por el que su familia había sido atacada por un temido pirata de los siete mares y porqué este pirata andaba detrás de su hijo menor, Sasuke.

 

 

 

Ella reconoció que cuando estaba casada con su marido Fugaku y después de tener su primer hijo con él había tenido una relación con un marinero que la había dejado embarazada. Nunca más se habían vuelto a ver. Ese marinero había resultado ser Madara y diez años después de la relación había ido a buscar a su hijo, Sasuke. Y se lo había llevado.

 

 

 

Itachi, el mayor de los hermanos e hijo ilegítimo de la pareja, lloró mucho esa noche, pero juró que traería a Sasuke a su lado de nuevo fuera como fuese.

 

 

 

Nuestra historia empieza seis años después de esa tragedia.

 

 

 

 

 

 

 

CAPITULO 1: DONDE SASUKE SE REENCUENTRA CON NARUTO

 

 

 

Eran las dos de la mañana. La taberna estaba llena de borrachos cantando canciones marineras. Entre ellos, había un grupo de jóvenes que reían alegres mientras se tiraban la bebida por encima. En medio de esos jóvenes, estaba Sasuke, el pirata más joven de la tripulación del temido Madara. Se había convertido en un hermoso moreno de tez blanca, delgado y estilizado de dieciséis años.

 

 

 

-Y entonces se me acercó. Estaba buenísima. Tenía unas piernas… y unas caderas…. ¡Qué caderas y qué labios! Entonces, la acompañé a la habitación, porqué claro, ya sabéis lo que haría yo, pobre lobo de mar joven, y aquella chavala… Bueno, en fin. Que resulta que estaba yo todo cariñoso y toco algo que no tendría que tocar… esa mujer… ¡Era un tío con una cosa entre las piernas más grande que la mía! – ante el fin de la anécdota, todos se pusieron a reír como locos y a brindar.

 

 

 

-¡Eh! – gritó Sasuke, que se encontraba en medio del grupo. Izuna, que había contado la anécdota, se calló y le observó con una sonrisa. Las miradas pícaras de Sasuke siempre eran señal de que algo tramaba. Neji le observó aún riéndose flojito y Sai simplemente le sonrió. - ¿Queréis salir sin pagarle a éste? – todos asintieron. – Pues observad.

 

 

 

Sasuke se acercó a la barra y le pidió al dueño si le acompañaba un segundo a la bodega. Encantado de ayudar al jovencito, el dueño salió de su puesto para guiarle. Dentro, se oyó un pequeño grito del mayor y se vio saliendo al joven con una sonrisa. Acababa de noquearle.

 

 

 

-Ya nos podemos marchar. – alegó con una sonrisa el moreno. Los otros tres empezaron a reírse como locos borrachos y se dispusieron a abandonar el local. Una voz les detuvo.

 

 

 

-Os estáis yendo sin pagar, amigos… - alegó un rubio de veinte años sentado en la barra. Los cuatro le observaron en silencio, seriamente. La gente de la taberna, temiéndose una pelea, se fue apartando hacia las esquinas. El rubio sacó una pistola y les apuntó mientras se giraba. – Dejad el dinero.

 

 

 

-Vaya… Uno que es nuevo. – se rió Neji, haciendo reír a sus amigos. - ¿Es que no se ha enterado aún que somos piratas de la flota del temido Madara?

 

 

 

-Sí, lo sé perfectamente, pero eso no os da derecho a salir sin pagar. – las palabras del rubio eran duras. – Soy Naruto Uzumaki, General de División de La Marina. Creo que ya os podéis ir despidiendo de la libertad. – Sasuke se puso en primera fila, con su pecho tocando el cañón, y encaró con la mirada al rubio.

 

 

 

Naruto se quedó mudo. ¡Era el chico desaparecido! ¡Sasuke! Su amor a primera vista… Nunca había cruzado una palabra con el muchacho pero sabía que estaban predestinados a estar juntos. Apartó el dedo del gatillo sin que nadie lo notase.

 

 

 

Sasuke aprovechó el momento de distracción para patear la mano del General de división y coger la pistola que le había salido volando. Naruto le observó en silencio. Sasuke sonrió apuntándole.

 

 

 

-Venga, amigo. Ya estás siendo un buen ciudadano y le estás pagando a éste lo que le debemos. Venga, que quiero ver el dinero. – Naruto rugió pero dejó sobre la mesa un billete de los grandes. – Vamos, amigo… ¿En serio crees que nos ponemos tan ebrios con esa mierda? – Naruto puso más dinero. – Así me gusta. Y ahora, sin nos disculpas, nos tenemos que ir. No me gusta hacer esperar al capitán…

 

 

 

Los tres acompañantes se rieron y empezaron a correr. Sasuke también tenía esa intención cuando oyó la voz del rubio.

 

 

 

-¡Espera! ¡No te vayas! Esa pistola es un regalo de mi abuelo, por favor, devuélvemela.

 

 

 

Sasuke sonrió.

 

 

 

-Te la dejaré en la entrada, no sufras.

 

 

 

Y así lo hizo. Naruto salió corriendo detrás de ellos para coger la pistola en el momento en que solo quedaba Sasuke a su vista. Le apuntó con el arma y disparó al suelo.

 

 

 

-¡No te muevas! - Sasuke sacó su propia pistola y le apuntó a él, girándose lentamente. - ¿Tenías una pistola y no la has sacado en la taberna? ¿Por qué tenías que correr el riesgo de que te disparara?

 

 

 

-No quería provocar una pelea innecesaria en la taberna, supongo. – alegó sin muchas ganas. Naruto sonrió.

 

 

 

-Sabía que eras bueno. Sasuke, te lo prometo, algún día os arrestaré y tú serás mío. – el moreno le devolvió la sonrisa y se guardó la pistola.

 

 

 

-Estoy seguro de eso. Hasta ese momento, señor General de División de La Marina, espero que nadie más pueda matarte. ¡Nos vemos! – y se perdió en la oscuridad de las húmedas calles nocturnas. Naruto sonrió y guardó el arma. Lloró cuando recordó el dinero que había perdido invitando a Sasuke y a sus amigos a esas copas. Estaba planteándose recuperarlo, pero como buen miembro de La Marina, tenía que dar ejemplo de generosidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

-Hola. – saludó Sasuke mientras llegaba a la habitación del capitán Madara y se estiraba en su cama. Madara, desde el escritorio, le fulminó con la mirada. – No te pongas así, sé que es tarde, pero tampoco estabas durmiendo…

 

 

 

-Sasuke, los hombres me han contado que os encontrasteis con alguien de La Marina…

 

 

 

La voz rugiente y dura que había salido de los labios del mayor, no causó ninguna impresión en Sasuke. Estaba más que acostumbrado al poderoso tono de voz de su padre y capitán.

 

 

 

-Ah, sí, bueno… No debes preocuparte demasiado, nos hicimos amigos enseguida. Nos invitó a unas copas y todo. – sonrió el moreno mientras se desperezaba a gusto en la cama. - ¿Sabes? Tienes la mejor cama de todo el barco.

 

 

 

-Lógicamente. Por algo soy el capitán.

 

 

 

-Sí, tienes razón. Sólo por eso ya quiero ser capitán. – alegó con una sonrisa.

 

 

 

 

 

Cerca del puerto, un gran grupo de hombres armados se acercaban lentamente al gran barco negro del capitán Madara. El General de división Naruto le hizo unas señas a sus hombres y todos se agruparon a su alrededor.

 

 

 

-Quiero que luchéis a matar. Si podéis evitar muertes, mejor, pero no quiero ver ni a un solo pirata que pueda dañarnos en un momento de distracción, ¿ha quedado claro? – todos asintieron. – Bien, recordad que el hijo del capitán es mío.

 

 

 

-¿Y qué hacemos si también está el capitán, señor? – preguntó uno. Naruto sonrió.

 

 

 

-No os preocupéis. Yo acabaré con él. Tengo una deuda pendiente. – alegó, enseñando una gran cicatriz que tenía en mitad del pecho. - ¡¡Vamos!!

 

 

 

 

 

Un gran revuelo se oyó mientras Sasuke hablaba con el capitán. Ambos se sobresaltaron. Observaron por la ventana como los hombres de la tripulación luchaban contra los de La Marina. Parecía que le superaban en el sentido numérico, pero los piratas eran más resistentes que los malditos policías.

 

 

 

Sasuke frunció el ceño. Gritó de dolor cuando notó como una enorme mano le cogía por la nuca y le empujaba violentamente contra la parte de madera de la cama, causándole una gran herida en la cabeza, de la cual empezó a salir en cascada la sangre. Sasuke observó al autor de la agresión, su propio padre.

 

 

 

-Te han seguido, desgraciado.

 

 

 

-Lo siento… padre… - alegó, sintiéndose muy mareado por el golpe. Madara dejó al inconsciente moreno tendido sobre la cama mientras la sangre le inundaba el rostro y fue a coger sus armas. Cuando estuvo listo, salió a luchar y a ayudar a sus hombres. Naruto pasaba entonces por ahí y observó la puerta abierta del camarote del capitán.

 

 

 

Entró alerta pensando que encontraría a Madara y casi se muere cuando vio a Sasuke, lleno de sangre, tendido sobre la cama. Olvidó por un segundo la batalla y se rompió una tira de su uniforme para ponérsela en la cabeza a Sasuke, como una venda. Dio resultado y al poco tiempo el chico ya no sangraba.

 

 

 

-Perdóname por seguirte y llevarte a esto, Sasuke… - susurró. El moreno abrió lentamente los ojos y le sonrió.

 

 

 

-No te preocupes. Mi propio padre no iba a matarme. Cuando ganemos, volverá aquí y me curará. – Naruto hirvió de enfado por las palabras del moreno. No podía creerse que confiara en su padre hasta ese punto.

 

 

 

-¿Aún crees que ganaréis a pesar de nuestra superioridad numérica? – preguntó con una sonrisa. Sasuke le devolvió la sonrisa y asintió lentamente, volviendo a perder el conocimiento. El General de división de La Marina estuvo a punto de llevarse consigo a Sasuke, pero oyó unos gritos que le hicieron despertar. Sus hombres luchaban a duras penas contra el gran capitán Madara, que los derrotaba y mataba de tres en tres.

 

 

 

Salió a luchar contra él.

 

 

 

Madara era mucho más grande y fuerte, pero por consecuencia, menos ágil. Naruto podía esquivar sus golpes sencillamente, pero le era muy difícil pegarle. Madara, además, era mucho más resistente que él.

 

 

 

La batalla fue dura. Los hombres a su alrededor caían muertos. Parecía que los piratas iban ganando. Naruto se esforzaba por no dejarse vencer ante el cansancio de la pelea. Madara sonreía de forma cruel, jurándose que mataría a la pequeña rata que hacía seis años no había podido matar.

 

 

 

Un despiste y la espada de Naruto salió volando. Su cansado cuerpo se dejó caer. Madara puso su espada en el cuello del chico.

 

 

 

-Despídete.

 

 

 

Naruto cerró los ojos.

 

 

 

-¡Espera! – la voz de Sasuke interrumpió todas las peleas. Los asistentes se asustaron del aspecto que presentaba el moreno lleno de sangre. Naruto le observó con miedo. Madara con odio. – No lo mates, por favor, padre… - suplicó.

 

 

 

-No, Sasuke… Va a matarte a ti también, vete… - susurró el rubio mientras sentía como los brazos de Sasuke le envolvían. Cerró los ojos y respiró lo que debía ser el aroma de su moreno, pero sólo le llegó el olor de la sangre. Abrió los ojos y sonrió al comprobar lo hermoso que era su chico.

 

 

 

-¿Qué sugieres entonces? – preguntó el capitán. Sasuke se mordió los labios.

 

 

 

-Tenle prisionero. Es un importante cargo en La Marina… tal vez… puedas tener un comodín de fuga para una próxima vez… Yo… ¡Yo me encargaré de él! ¡No tendrás que preocuparte de nada! – las palabras de Sasuke hicieron mella en su padre, que accedió no demasiado conforme.

 

 

 

Los piratas acabaron con todos los hombres de La Marina y los lanzaron al mar. El barco zarpó. Y Naruto estaba prisionero en la habitación de Sasuke, con él.

Notas finales:

Bueno, hasta aquí la primera parte.

Mañana si quieren puedo poner la segunda parte =D

Muchos besos!!

Nos leemos!!


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