nυeve l4;en9;en9;
Naruto tomó todo el aire que sus pulmones le permitieron y puso su mejor cara. Salió del baño con la prueba de embarazo en la mano y se detuvo frente a su esposo. Sasuke lo esperaba sentado en la cama, esperando impaciente con su pose de costumbre.
—Negativo.
Nervioso, Naruto se sentó a su lado y le entregó la prueba. No se sentía bien mintiéndole pero aquello era algo para lo que no estaba preparado y de lo cual no estaba dispuesto a asumir consecuencias.
—Maldita sea, esta es la cuarta vez.
Y ya era algo de rutina que Sasuke saliera de la habitación muy molesto y con un evidente mal humor. Llevaban bastante tiempo intentando tener un hijo y Naruto nunca presentaba resultados, o eso era lo que él creía. Había pensado una y mil veces que quizás el rubio era estéril pero Tsunade le había confirmado que sus sospechas eran falsas.
Pero si no se trataba de Naruto, ¿Entonces era él quién tenía el problema?
Como de costumbre, luego de la prueba de rutina, Sasuke salía del departamento convertido en una furia y Naruto no dudaba en ir tras él como cualquier domador de leones.
Desde hacia poco tiempo, siempre terminaban en el mismo parque, sentados en una banca cualquiera observando a los niños correr y jugar mientras se escuchaban sus pequeñas voces gritar y reír.
Era entonces cuando Naruto miraba fijamente a Sasuke, quien no dejaba de ver a los pequeños con ciertos atisbos que denotaban su decepción y un poco de tristeza jamás demostrada.
Él de verdad quería uno de esos.
Incómodamente, Naruto se despertaba de su ensoñación a media noche a causa de la culpa que lo estaba asfixiando. Sasuke seguía durmiendo tranquilamente y él le mentía, su esposo confiaba en él y él le mentía al amor de su vida, a su esposo, amante, a su eterno rival y a su eterno amigo porque no era capaz de decirle la verdad de la situación.
Y porque tampoco podía decirle que no abiertamente.
Naruto no deseaba un hijo porque realmente no se sentía preparado para ello. Había sido y seguía siendo un huérfano que encontró lo más cercano a una familia a sus trece años ¿cómo se suponía que sería un buen padre si no conocía lo que realmente era una familia? Todo lo contrarío a Sasuke, que si tenía padres y un hermano.
Posiblemente, a pesar de su carácter, Sasuke sería un buen padre.
Ese era el principal motivo de sus desvelos. No era fácil mentirle a Sasuke y mucho menos tener que negarle lo que más deseaba pero no podía evitarlo, no sin herir a muerte los sentimientos y deseos de su esposo.
Aún seguía tomando las pastillas anticonceptivas y seguía al pie de la letra las medidas necesarias para evitar un embarazo no deseado, al menos por parte de él. Con frecuencia se sentía un maldito bastardo miserable por no poder hablar con la verdad.
Y era imposible hacerlo si tenía miedo. Miedo de que Sasuke le dejara y se fuese con cualquier persona que no le negase la posibilidad de ser padre. El ambiente se estaba volviendo denso y la situación muy pesada. Sabía que Sasuke terminaría por enterarse y seguramente terminaría su relación, pero no importaba, no por el momento.
Prefería mil veces esperar que verlo partir de una vez.
Sasuke de verdad quería uno de esos.
En medio de otra de sus tardes en el parque, Sasuke deseó intentarlo una vez más. Se levantó y tomándolo de la mano, rápidamente lo llevo de regreso al departamento.
Seguramente lo harían una vez más y después tendría que volver a mentirle. Se estaba volviendo una rutina común.
Y no podía evitar suspirar extasiado y complacido cuando Sasuke le hacia el amor de aquella manera. Si no contaba mal, era la cuarta o quinta vez que lo hacían esa tarde y ya comenzaba a cansarse.
Sasuke le acariciaba con posesividad, le besaba con pasión desmedida y le hacia el amor sin restricciones y él le respondía con la misma intensidad. Una vez que los cuerpos quedaron completamente exhaustos, uno al lado del otro, Naruto escuchó susurrar a Sasuke muy bajito antes de quedarse dormido.
—Seremos buenos padres.
Por su parte Naruto sonrió melancólico y decidió olvidarse del asunto, después de todo tendría que volver a mentirle a Sasuke.
Justo después de despedir a Sasuke en el aeropuerto por un viaje de trabajo, Naruto regresó rápidamente a casa y caminaba de un lado a otro entre los nervios y la preocupación desmedida. ¿Dónde demonios estaban aquellas pastillas? después de poner el departamento de cabeza las encontró, las famosas pastillas del día siguiente.
Estaba preocupado y a la vez muy nervioso, por culpa de su estupidez y la calentura de Sasuke no recordaba exactamente si las había tomado el día anterior y el anterior a ese y así sucesivamente. En pocas palabras, realmente no recordaba exactamente cuándo había sido la última vez que las había tomado.
¿Dónde demonios quedaba todo aquellas medidas de "prevención" de las que tanto se valía?
Todo se resumía a la famosa pastilla de emergencia, especialmente para las personas olvidadizas como él. Realmente era sorprendente que no hubiese quedado embarazado anteriormente por su notoria irresponsabilidad.
Y Sasuke, seguía queriendo un de esos.
Y como si de su conciencia se tratase, la culpabilidad mezclada con los deseos de su esposo lo hicieron sentirse un verdadero maldito.
—Seremos buenos padres.
Era imposible no recordar las palabras de Sasuke, sintiendo como tan sólo tres palabras eran capaces de estremecer su mundo ¿Buenos padres? ¿Los dos? la simple idea lo hacia sonreír bobamente, no sonaba tan mal después de todo.
Y de pronto, estaba en medio de una guerra interna librada entre Sasuke y la pastilla que tenía en su mano. La tonta idea del destino se apodero de su mente, si no recordaba la última vez que tomo las pastillas anticonceptivas, eso debía significar algo, al igual que las palabras de Sasuke.
Sasuke 1 Pastilla 0
Quizás si...
¡No! Sacudió su cabeza intentando alejar aquellos pensamientos, él no quería un hijo y Sasuke no podía obligarlo.
Sasuke 1 Pastilla 1
Pero quizás si...
Su mente intentaba convencerle hasta que llegó a una idea basada en la igualdad. Podía tomar aquella pastilla y asegurarse de que nada crecería en su vientre los próximos nueve meses o… podría dejarlo todo a la suerte y esperar lo mejor, aunque no estuviese seguro de lo que esto representara.
Sasuke 1 Patilla 1 Destino y suerte 2
Así que lo decidió, no tomaría la famosa pastilla. Si estaba la suerte de su lado no estaría embarazado y si no, pues esta favorecería a Sasuke y lo haría feliz con lo que más deseaba.
Y un escalofrío muy fuerte recorrió su espalda, la noche anterior había sido sin duda muy especial. Sasuke tenía muy en claro lo que significaba hacer un bebé con mucho amor y sin poder evitarlo la sonrisa tonta y babosa volvió a su rostro.
Dejaba todo a manos del destino, así que sin remordimientos arrojó la pastilla a la basura.
Un mes después…
Sasuke regresó a casa molesto, muy molesto, realmente molesto. Los negocios no habían ido muy bien y por obra del destino, se había enterado por pura casualidad la verdadera razón por la que Naruto no había quedado embarazado en todo ese tiempo.
Tonto, realmente tonto. Sasuke se había detenido en la farmacia de la esquina para comprar una caja de pastillas para el dolor de cabeza o quizás dos, cuando la anciana del lugar le había entregado un paquete para Naruto.
Pastillas anticonceptivas, parches y quién sabe qué otras cosas.
Según la anciana Naruto era muy despistado y seguramente había olvidado pasar por las pastillas. Oh no, si esa pobre y decrepita anciana supiera que había publicado el secreto mejor guardado de Naruto, seguramente mandaría flores a su tumba en vez de pastillas a su casa.
¡Ja! ¡Y él que se había auto-convencido de que el problema era suyo!
Sasuke Uchiha estaba a punto de cometer un crimen, ¡un crimen marital! iba a matar al imbécil de Naruto. Unos cuantos años de prisión no significaban la gran cosa, podría pagar su libertad con sucio dinero a cualquier juez corrupto. Ya lo había planeado todo, incluso dónde escondería el cuerpo, pero prefirió por los momentos respirar antes de cometer una locura, una muy tentadora locura.
Abrió la puerta de golpe y la cerró de la misma manera. Caminó hasta la sala donde su esposo idiota se encontraba sentado mientras comía una manzana, verle allí tan despreocupado le provocaron ganas de insultarlo hasta destruirlo y quizás y lo más seguro, golpearle hasta que se cansara o hasta que se aburriera.
Se sentía engañado, traicionado y herido. Pero tendría aquel hijo, aunque tuviese que amarrar a Naruto y hacerle el amor hasta embarazarlo a la fuerza.
¿Brusco? ¿Violento? ¿Demente?
No, era una medida desesperada en momentos desesperados. Fácilmente podría tener descendencia con cualquier otra persona, pero simplemente no quería. Aunque estuviese a punto de matar a Naruto, sabía perfectamente que se había casado con el por lo que sentían el uno por el otro. De no ser así, no se hubiese molestado en casarse y hubiese alquilado un vientre y listo, problema resuelto.
—Escúchame bien Usurakantochi.
Las palabras de Sasuke salieron como ácido y estaban siendo más fuertes y bruscas de lo normal. Naruto volteó a verlo sorprendido y se levantó para saludarle dejando el control de la televisión y la manzana sobre la pequeña mesa de centro.
— ¡Sasuke! ¿Cuándo regresaste? ¡pudiste haberme avisado dattebayo!
Naruto se acerco a él para besarle pero Sasuke lo detuvo poniendo la mano sobre su cara. Realmente estaba molesto.
— ¿Pero qué demonios te pasa bastardo?
Oh, esa era una pregunta realmente fácil de contestar.
—Quiero un hijo y lo quiero ahora.
Y aquello había sonado justo como una orden con la amenaza de consecuencias nefastas si no se cumplia, pero Naruto ni siquiera se inmuto. Tranquilamente regresó al sofá y se sentó para seguir cambiando los canales y darle otra mordida a su manzana.
¿De nuevo con lo mismo?
— ¡Ah! Estás de suerte, estoy embarazado dattebayo.
Un mordisco más a la manzana y Naruto le señaló con la cabeza a Sasuke la prueba de embarazo que estaba en una esquina de la mesa de centro.
Azul.
Prueba de embarazo positiva.
Y una fuerte y desconocida sensación invadió su ser, Sasuke no salía de su aparente y profundo asombro. Ya no tenía deseos asesinos ni sed de sangre, ¿Feliz? Oh sí, más que eso.