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Nueve Meses por Daneshka Boticcelli

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Notas del capitulo:

Mención especial y agradecimiento por haber leido comentado y aumentado mis animos para seguir escribiendo este fic a:

 

DionSan_95 ANGELUZ  Steph Neko  ypmy  itachichan   NaryMusik  Chibialexa  Izumi Beloved  Hiroloan  a chan  himitsu

 

Y para aclarar las dudas:

 

este fic tambien esta en fanfiction

 

lo escribi hace mucho tiempo pero lo borre y me cree una nueva cuenta, por ende, lo volvi a subir pero esta vez en una version mejorada

 

A lo que en resumen quiero decir, el fic es de mi completa autoria ;D

 

muchas gracias por leer y espero les guste!!!

 

 

Nueve Meses


Primer Mes

Dieta

 

Se revolvió incómodo en la cama, tenía mucho calor y el abrazo de Sasuke lo estaba asfixiando. Sintió una extraña sensación en su garganta y tres minutos después estaba vomitando el helado que había comido hacia un par de horas a media noche.

Como detestaba aquello. Todo lo que comía terminaba yéndose por el escusado, cosa que le causaba mucho dolor cuando se trataba de ramen. Se estiró un poco y se lavó los dientes, su espalda le dolía un poco.

Maldita sea…

Ahora que lo pensaba detenidamente, ¡debió haber tomado las jodidas pastillas y olvidarse de la estupidez del destino! Y todo por culpa del idiota de Sasuke, ojala pudiese hacerle sentir lo mismo que él sentía.

¿Estás bien?

Y como llamado el nombrado apareció de la nada, camino hasta Naruto y le sujetó por la cintura. El rubio tenía los ojos rojos al igual que la nariz y las mejillas a causa del vómito.

Sí, tengo hambre, ttebayo.

Se soltó del agarre para lavarse la cara y luego tomar un paño para secarse, era increíble lo rápido que se reponía. Sasuke sonrío de lado y salió del baño.

Iré a preparar el desayuno, apresúrate y vístete. Hoy es la cita con Tsunade.

Naruto gruñó molesto. Odiaba que le diera órdenes y más aún, tener que salir de casa. En su único y estúpido día libre tenía que ir al doctor, seguramente la vieja le regañaría por no haber ido antes.

Desde ahora tendrás que hacer una dieta muy rigurosa, el embarazo no es tan fácil como suele pensarse.

La rubia leía los informes de Naruto mientras escribía algo en una hoja, era un caso muy normal pero quería tratarlo especialmente ella. Después de todo Naruto era su único nieto.

¡¿Qué? ¡¿Por qué tengo que hacer eso?

Sin dudarlo protesto, nunca en su vida había intentado estar a dieta y no era algo que ahora estuviese dispuesto a probar.

Es por el bien del bebé Naruto.

Desde que llegó, el rubio no había echo más que sólo provocarle y ella, intentaba no golpearle. Para su suerte, Sasuke estaba allí y eso era lo importante.

¡Pero yo no quiero hacer ninguna dieta, dattebayo!

Sasuke, cansado de la situación, no pudo aguantar ni un minuto más y sin duda explotó.

¡Pues tendrás que hacerla!

Naruto le miró de mala manera y muy enojado salió del consultorio de mala gana seguido por Shizune.

¡Eres un bastardo!

Ahora que ambos estaban solos, podrían platicar con calma. Tsunade sonrío divertida. Era bien sabido por ella y también por otros, que Naruto no quería tener hijos y era algo que con frecuencia le ocultaba a Sasuke.

Felicidades, lo has conseguido.

Gracias, ahora dígame todo lo que necesito saber.

Era terriblemente cómodo para ambos el ser directos y hablar sin la presencia de Naruto, porque él bien sabía como hacerles molestar.

Bien, hay unas cosas muy importantes: para el desarrollo sano y equilibrado del bebé tiene que seguir una dieta, basada en vegetales, carnes blancas, frutas y grasas naturales.

— Nada de ramen.

Exacto, nada de ramen. Tampoco azucares, comida chatarra y nada de lo que usualmente suele comer. Sé que será difícil y por eso quiero proponerte algo.

— Te escucho.

La sonrisa de Tsunade se ensanchó, Sasuke se inclinó un poco hacía el escritorio y ambos se miraron fijamente.

Ese par de miradas no podían significar nada bueno, al menos no para Naruto.

¿Dieta? ¡Ja! Esa vieja estaba muy equivocada si pensaba que él haría una estúpida dieta, no estaba gordo ni tampoco tenía kilos de más. Simplemente esperaría a que el idiota de su esposo saliera del estúpido consultorio de su amargada abuela para irse a su casa.

¿Eran ideas suyas o estaba molesto sin ninguna razón?

Cambios de humor…

¡Oh! Cierto, otra estúpida consecuencia de estar embarazado. ¿Por qué no había tomado la maldita pastilla? Reprendiéndose mentalmente, le dio una fuerte mordida a la barra de chocolate que había llevado consigo en un caso de emergencia y esa sin duda era una. Tras un par de mordiscos más, se dedico a mirar el techo con aburrimiento. Respiró pausadamente e intento tranquilizarse, los estúpidos síntomas del embarazo no le ganarían.

Y ahora estaba nuevamente en una batalla campal contra sí mismo. Una parte de sí se auto reprendía por ser idiota y dejarlo todo a la suerte, la otra le decía que valía la pena, que todo era por la felicidad de Sasuke.

¿Y su felicidad qué?

Arrugó el entrecejo y estuvo a punto de morder de nuevo su chocolate cuando alguien se lo arrebato de las manos.

— ¡¿Qué demonios crees que haces Sasuke-Teme?

Y nuevamente los cambios de humor se hicieron presentes, al parecer estos sólo le provocaban molestia y un pésimo carácter. El moreno lo ignoró y tiró el chocolate a la basura para luego mirarlo molesto.

Estás a dieta, Usuratonkashi.

Y después de ese día, todo cambió.

El reloj marcaba las tres y cuarto de la madrugada. Sasuke no podía dormir, Naruto no dejaba de pasearse dormido de un lado de la cama al otro. Demasiado inquieto para su gusto. Tenía una de las piernas del rubio sobre su cadera y de no ser por sus buenos reflejos, posiblemente tendría un ojo morado porque Naruto no dejaba de golpear y patear en sueños.

Un par de veces intentó abrazarle para calmar sus pesadillas, pero Naruto no sufría de ellas, simplemente era una bestia inquieta. Y más de una vez estuvo tentando a arrojarlo directo al suelo de una patada, pero por la seguridad de su hijo se contuvo.

Pensar que el bebé podría ser igual que inquieto e hiperactivo que Naruto le hacía sonreír y a la misma vez imaginarse los terribles dolores de cabeza que ese par le daría.

Por el bien de la humanidad, no era sano tener a dos Naruto's Uzumaki en el mismo planeta.

Ver a su esposo dormir, era la paz más grande del universo si contaba con el mal humor que últimamente había tenido a causa del embarazo. Y Naruto no era el único con síntomas, todos los días él sufría un dolor de cabeza monumental a causa de las malcriadeces y estupideces del rubio.

"— ¡Quiero ramen, quiero helado, la dieta es estúpida, dattebayo!"

En otra ocasión, seguramente habría terminado golpeándolo. Pero ahora no podía hacer nada más que no fuera obligarle a seguir el régimen y guardar silencio ante los constantes berrinches.

El embarazo no es nada fácil…

Tsunade se lo había advertido. Suspiró cansado.

Lo único que deseaba era dormir un poco después de una semana en vela. Movió la pierna sobre sí y con resignación, la acomodo de la forma más decente posible y que el rubio le permitió sobre la cama. Le abrazo con delicadeza y paso una pierna por encima de las caderas de Naruto, quizás así podría contenerlo.

No paso demasiado tiempo para que se quedase completamente dormido, realmente necesitaba descansar y dormir en el sofá no era una opción que su orgullo le permitiese.

El molesto sonido del despertador le arrebato su sueño, marcaba las seis en punto. Se revolvió perezoso entre las sabanas y buscó entre las mismas a quien debería estar a su lado pero no lo estaba.

Cinco minutos después, estaba en el baño aseándose como de costumbre y en veinte minutos más, estaba listo para trabajar. Salió de la habitación en busca del responsable de su desvelo y lo encontró cocinando uno de sus "famosos" desayunos, huevos con tocino y mucho aceite.

Una vena de ira y enojo palpitó en su frente ¿Acaso era idiota? No podía comer esa clase de cosas, no durante la gestación.

Con sigilo, se le acercó por detrás y le tocó el hombro asustándolo.

Naruto — Le llamó, reuniendo la poca paciencia que tenía para no ahorcarle. — ¿Qué demonios crees que haces?

La falta de sueño producía un estado molesto en Sasuke, además de encontrarle a punto de comer semejante desastre aumentaba su mal humor.

— ¡Eh… nada! ¡Bastardo, me has asustado, dattebayo!

Naruto se maldijo internamente, había olvidado por completo el despertador. De haberlo apagado, podría haber comido aquello que le hacia agua la boca y lo que Sasuke y la vieja le habían prohibido.

Y es que, estar a dieta no era nada divertido.

Sí es así, esto esta de más.

Sasuke apartó a Naruto y tomó el asta del sartén, llevando hasta el fregadero y vaciando su contenido en el. Abrió el grifo del agua y lavó el utensilio de cocina bajo la mirada atónita del rubio, luego lo seco y lo puso en su lugar.

¡Tú!

Naruto estaba sorprendido y a la vez tan molesto, sus hormonas se revolvieron al ver como lo que planeaba comer era "destruido".

— ¿Qué?

Cruzado de brazos, Sasuke se apoyó en el mesón y le miró como si nada hubiese pasado.

¡Te odio! ¡Eres un monstruo, dattebayo!

En menos de un minuto, se escuchó el portazo de la habitación, que se había vuelto una costumbre desde hacía un par de semanas. Naruto se enojaba y terminaba por encerrarse en la habitación hasta que tuviese hambre y saliera o, hasta que él fuese a buscarle.

Miró el reloj, 6:24 am. Aún estaba a tiempo de llegar al trabajo.

Con pesadez, sacó las verduras de la nevera y se dispuso a preparar el desayuno.

Después de una más de sus discusiones maritales acerca de lo asquerosa y nutritiva que era la comida, llevó a Naruto a su trabajo.

No quería que condujese solo, no porque estaba siendo un loco sobre protector sino más bien quería evitarse el tener que ir a la comisaría a buscar a su esposo por desacato a las autoridades y mucho menos verle en uno de esos videos de persecuciones policiales por el mal carácter que tenía últimamente.

Estaba cansado, tenía un montón de trabajo y el ser uno de los dueños de la empresa aumentaba sus responsabilidades.

Su móvil sonó y rápidamente contestó, era Naruto quien seguramente le llamaba para insultarlo o algo parecido. Podría jurar que el rubio seguía molesto.

— ¿Qué quieres?

— ¿Vendrás a almorzar?

— No, tengo mucho trabajo.

— Bien.

Antes de poder decir otra cosa Naruto le corto la llamada. Sasuke se imaginaba el rostro de su esposo y como había imaginado, éste aún seguía enojado. Sonrío divertido, nunca fue tan fácil molestar de aquella manera al rubio.

Después de un par de horas, término con todo el trabajo que tenía acumulado. Los inexistentes resultados positivos de dejar a Naruto solo le incentivaron de sobre manera. Podría imaginarse con facilidad la cantidad de atrocidades que su estúpido esposo podría estar haciendo, además de la cara de tonto que pondría cuando le atrapase.

Oh sí, no podía esperar…

Una vez terminados los últimos detalles, completamente satisfecho y tranquilo con su potencial, decidió tomarse el resto del día libre. Antes de ir a casa, se detuvo en el mercado y compró un par de cosas para el almuerzo. Aún tenía tiempo de llegar y cocinar antes de que Naruto llegase, lo mejor era que éste no sabía que sí iría a casa.

Por petición, orden y amenaza suya, Naruto redujo su horario de trabajo a cuatro horas por día, lo que le dejaba todas las tardes libres. No debía esforzarse demasiado y era bien sabido por él que su esposo era un completo perezoso y que sin duda se quedaba dormido en la oficina.

También sabía que Naruto no prepararía nada sano al encontrarse solo y lo más posible es que no comiera sino más bien que se tragara todo lo que encontrase a su paso para luego vomitarlo a los pocos minutos.

Silenciosamente, abrió la puerta del departamento y la cerró de la misma manera. Se dirigió a la cocina y lo que encontró le produjo uno de sus ya normales dolores de cabeza.

¿Acaso no podía dejarlo solo ni por cinco minutos?

Naruto estaba apoyado sobre el mesón de la cocina esperando a que el agua de la olla hirviera. Tenía un tazón de ramen instantáneo en una mano y nos palillos en la otra.

Sasuke, en un vano e inútil intento, se masajeo la cien para tratar de calmar el dolor de cabeza y el creciente enojo.

Naruto… ¡¿Qué demonios crees que haces?

El nombrado se dio la vuelta lentamente, había estado tan concentrado en el agua que no había escuchado el sonido de la puerta. Ahora, con agilidad ocultó el tazón y los palillos detrás de su espalda y le sonrío nervioso.

— ¡Sasuke!...has venido ¡que sorpresa, dattebayo!

Lo había descubierto in fraganti.

Intento sonar lo más natural posible, en verdad quería comer aquello, en verdad lo quería. Pero para su mala suerte, su esposo no le permitiría siquiera probarlo. De mala manera, Sasuke apagó el fuego, vacío el agua en el fregadero, le quito el tazón de ramen instantáneo y lo abrió para que su contenido se fuese junto al agua.

El rostro indignado del rubio se vio acompañado de un puchero y unas falsas lágrimas. Naruto sabía que no podría convencer a Sasuke, aunque le rogara sabía que no probaría siquiera una sola gota de ramen.

— ¡Realmente te odio, ttebayo!

Seguido de aquello nuevamente el estruendo de la puerta, al paso que iba, terminaría rompiéndola.

Sasuke, como de costumbre no le dio importancia al acto tan infantil y tonto digno de su esposo, después de todo era su trabajo impedir que cometiera toda clase de estupidez y aquella sin duda era una de tantas.

En la habitación, Naruto, sin pensarlo se arrojó en la desarreglada cama. Como lo extrañaba, y vaya que lo extrañaba. Los fideos, la carne, la sopa ¡Todo! Todo en el ramen era perfecto, como le gustaría que su esposo fuese tan perfecto como su amado ramen.

Acostado en la cama sintió el sueño pesado, arrugó el ceño. Odiaba dormir demasiado, al final del día no había hecho nada de lo que solía realizar. El tiempo pasaba demasiado rápido. De inmediato, cayó dormido mientras soñaba con aquel delicioso tazón que tanto extrañaba.

Sasuke suspiro y sacó los vegetales de la bolsa, era tan complicado estar cada instante junto a Naruto, era complicado el tener que aguantar sus malos humores y los reproches por la comida. Estaba conciente del apetito de su esposo, pero éste debía entender que llevaba un niño en su vientre y que cualquier cosa que hiciese podría afectarle.

El embarazo no es fácil…

Y estaba conciente de ello, diariamente se lo repetía. Apenas había pasado sólo un mes y ya habían sucedido demasiados cambios. Por su parte no le importaba en lo absoluto si el rubio se comportaba como un maldito, que estuviese de mal humor todo el día o que sufriera cambios de humor repentinos. El soportaría todo aquello.

Y reconocía que quién realmente se comportaba como un maldito, no era nadie más que él, pero era algo necesario. Por eso debía redimirse con pequeños actos e imperceptibles detalles.

Que Naruto no pudiese comer lo que deseaba no implicaba que no podía comer algo sano y muy, muy parecido.

En el país del ramen, donde las hojas de los árboles eran fideos y las flores pequeños trozos de vegetales, donde el río era sopa y los animales pedazos de carnes, Naruto paseaba feliz con dos inmensos palillos, estaba en el paraíso.

— Naruto…

Sintió a lo lejos una voz que inmediatamente reconoció, ese bastardo. Sasuke estaba intentando sacarlo de su mundo.

Naruto…

Volvió a llamarle, esta vez meciéndolo un poco.

Naruto, el ramen esta listo.

Aquello fue suficiente para que el rubio despertara de aquel dulce sueño, tristemente el país del ramen no existía pero por suerte y si no había escuchado mal, el ramen estaba listo.

Se levantó de un golpe haciendo que su presión variara y se mareo un poco, Sasuke lo sostuvo y espero a que se le pasara.

— Imbécil, no te levantes de esa manera.

Pero Naruto no escuchaba insultos ni nada parecido, la palabra ramen quedo grabada en su mente.

¿Dónde esta mi ramen?

Minutos después ambos estaban en la cocina, el rubio no lo podía creer. Sasuke le había preparado ramen ¡ramen! Luego de comerse aproximadamente cuatro tazones de aquello tan delicioso, se sintió satisfecho pero había una duda revoloteando en su cabeza.

Aquel ramen estaba delicioso, pero no sabía igual al que solía comer, tenía algo diferente.

Oí, Sasuke.

El moreno estaba lavando los platos mientras el rubio comía, se sentía satisfecho de haber preparado semejante cosa y totalmente sano. Odiaba a veces las cosas que Naruto le hacia hacer.

— ¿Uhm?

— ¿Qué cosa le pusiste al ramen?

¡Bingo! La pregunta del millón. Sasuke sabía que tarde o temprano llegaría y por eso decidió esperar. Si le decía su contenido desde el principio, lo más seguro es que no se lo hubiese comido. Sasuke sonrío malvado.

— Pollo, fideos integrales, vegetales y tubérculos, sopa de bacalao y algunos pedazos de tofu ¿Por qué lo preguntas?

El color del rostro de Naruto cambio de tostado a pálido y de pálido a un verde azulado.

— ¡Tú, hijo de...!

Y lo que Sasuke escucho esa vez, no fue el sonido de la puerta de su habitación, sino más bien la del baño.


Yoshh! XD espero realmente les haya gustado y mil, MIL GRACIAS! a todas las personas q leyeron xD realmente me animan a continuar! espero este capitulo les haya gustado y si quieren q continue solo diganlo..! XD

gracias de nuevo y espero sus comentarios! :D


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