Chusei Miyagi
Cuando pensé que ya nada podría ser, de alguna forma, peor que tener de pareja a un terrorista, me aparece otro en una situación un poco… incomoda…
El profesor Miyagi Yõ, se podría considerar uno de los más respetables y honorables maestros que tiene la universidad M de la carrera de Literatura, estando a cargo de Kamijou Hiroki (o demonio kamijou). En su vida privada lleva casi cuatro años de haberse divorciado de su esposa, quien era la hermana mayor de su actual pareja, Shinobu, quien es un “terrorista” en palabras de Miyagi, llevando diecisiete años de diferencia.
En estos momentos lo que más deseaba este profesor de pelo y ojos negros era que la tierra lo tragase, la pregunta ¿Por qué? Con una respuesta un poco difícil de creer: un lindo chico de pelo negro, que obviamente no es shinobu-chin, esta acostado en su cama durmiendo plácidamente a su lado.
Hasta donde el recordaba no había tomado y mucho menos que hubiera cometido algo ilícito con el menor que en estos momentos se encontraba en “ese” lado de la cama…
Tenía que encontrar una excusa antes de que su “dulce y comprensivo” novio que no era para nada “CELOSO” o “POSESIVO” le diera un ataque al ver a otro en vez de a él compartiendo la cama de SU pareja. Definitivamente… Miyagi necesitaría con urgencia una ambulancia o boletos para huir lejos de la tormenta que se aproximaba, tenía que pensar rápido.
“¡Miyagi, voy a entrar!”
Los nervios se apoderaron del profesor, ahora que hacia… tenía que dar una excusa que fuera buena, astuta y sobre todo… que shinobu se lo creyera. Kami-sama debía de odiarlo para ponerlo en una situación así… escucho como la puerta de su habitación era abierta lentamente, parecía una película de terror.
Ahí estaba, parado frente a él con una sonrisa y mirada terrorífica su lindo castaño de ojos grisáceos, quien lo miraba entre un “matare a es desgraciado junto contigo Miyagi” y un “¿Por qué esta el ahí Miyagi?”.
-¿Quién es él? – aquellas palabras exigían una respuesta creíble y más le valía que no tuviera nada que ver con la infidelidad.
-¿eh?... – miro al joven y luego a su pareja – un familiar –
La excusa más vieja y barata del mundo, utilizada mayormente en las novelas que leen las jóvenes, y la más usada por los chicos cuando los ven con otra. Si Miyagi no pudo pensar en otra mejor explicación que esa, se regañó mentalmente, sabía que el chico no le creería ni “J” de aquella absurda explicación.
La mirada seria de shinobu se pasó a la cara del joven que dormía, tenía cierto parecido a su pareja y algo le decía que no mentía, pero más le valía a Miyagi que no estuviera mintiendo y por si las dudas lo pondría a prueba,
-preparare el desayuno – apenas dijo eso y salió de la habitación.
Cuando por fin el castaño salió de la habitación, el profesor se atrevió a soltar un suspiro al ver que shinobu le creía aunque fuera un poco.
-en verdad ¿da miedo, cierto? – escucho una vos un tanto igual a la de su pareja.
Voltio la mirada y se encontró con otros grandes ojos de color gris, quienes lo veían contento y un tanto adormilado. Ahora que se fijaba bien el chico aparentaba la misma edad que el castaño.
-pues… bueno se puede saber qué haces aquí en mi casa – le miro seriamente, pero si hacer dura su mirada.
-etto… no sé si me creas, pero yo soy tu hijo… y del señorito “terrorista” cocina repollo al carbón – haciendo énfasis en la palabra “terrorista”
-mira niño, técnicamente el que dos hombres puedan tener un hijo es imposible, además ¿cómo sabes que le digo así a shinobu? –
El menor pareció pensar seriamente que responder, pero tenía razón, Miyagi no se aceptaría alguna explicación así de sopetón – te explicare todo en la tarde, por el momento tendremos que simular que somos primos o algo, así que te diré Yõ nii-chan ¿está bien?
Con un leve asentimiento con la cabeza dio por terminada la conversación, saliendo del cuarto se encontró a shinobu atacando con un gran cuchillo a un pobre e indefenso repollo, siendo cortado en miles de pedacitos, por un momento pensó que así sería su muerte.
Se fue a sentar al comedor y espero su hora…
-Miyagi… – aquel tono de vos no le gustaba nada, era como un tono casi de advertencia, donde daba a entender que a la primera duda o a la primera estaba más que frito.
-dime… – muy bien que no cunda el pánico, era mejor empezar tranquilamente antes de que al chico se le ocurriera sospechar.
-ese chico… ¿es familiar tuyo? – aquí empezaba el interrogatorio que nunca dio inicio, si no se oyera un grito de “¡ONII-CHAAAN!” para luego ver como otro “mocoso” se le abalanzaba a Miyagi, tirándolo de la silla.
-Yõ-nii chan, ¿me puedes ayudar con el papeleo de la universidad? – pregunto muy [(N/A: demasiado) cerca de Miyagi
-kami-sama ayúdame, si esto es un castigo por comerme el panque de kamijou… ¡juro que no lo volveré hacer! – pensaba desesperado el mayor, ya que sentía como era fulminado por la mirada de cierto terrorista.
Después de una larga conversación (que más bien era un interrogatorio donde contestaba el pelinegro menor) Shinobu se fue a su apartamento con un montón de dudas que después averiguaría con Miyagi.
-muy bien dime, ¿Cómo es que soy tu padre? – pregunto el profesor viendo fijamente al menor
-pues… cuando dos personas que se quieren y ambas están de acuerdo tienen se-se-sexo y pues de ahí es donde… – empezó a contar el menor totalmente nervioso y sonrojado.
-no me refiero a eso, quiero decir, me llamas otou-san, pero yo no mantuve relaciones con alguien hace no se… 17-15 años – repuso molestamente el profesor
-a bueno, ya te lo dije yo vengo del futuro, dentro de… – voltea a ver el calendario – 2 semanas se desarrollara un tipo de bacteria que hará que shinobu-otou-chan pueda tener a hi-nii chan… - un silencio incomodo se formó en la sala, hasta que el menor decidió volver a hablar – si no me crees vamos al hospital y pedimos un análisis de mi sangre…*PUF*… ¿otou-san?... vaya que es valiente… mira que desmallarse por una cortadita
El desmallo del profesor no era por ver la poca sangre que salió del dedo del menor, más bien era por una especie de intoxicación por el poco repollo (quemado) que ingirió antes de caer de la silla.