-Ginn, ya es hora de levantarse – oía a lo lejos una voz, mientras una suave mano movía mi cuerpo con delicadeza. Yo estaba demasiado cansada, y la voz era bastante lejana, así que no conteste.
-Vamos Ginn, ya todos deben estar almorzando y si no nos damos prisa, Ron habrá arrasado con todo –esa dulce voz de nuevo llamándome, pero ahora sonaba un poco más risueña… esta vez me eche la cobija encima y gire aun acostada para quedar sobre mi costado
-Ginn, linda, ya es hora – cada vez escuchaba esa hermosa y melodiosa voz más cerca… sentí como sus manos tocaban mis hombros y levemente me movían –anda, ya despierta – repitió, y por fin pude abrir los ojos, y lo primero que vi fue simplemente perfecto, ella, tan cerca de mí, sus ojos, sus hermosos ojos café chocolate los que puedo pasar horas y horas observando, intentando descubrir de donde es que sacan ese brillo que sencillamente me vuelven loca , su cabello ondulado y perfectamente acomodado cayendo por sus hombros, su cautivadora sonrisa… si tan solo pudiera despertar todos los días así, sería la persona más feliz de universo…
Note como mis mejillas iban tornándose del color de mi cabello por la cercanía y solo atinaba a sonreír como una verdadera boba, lo único que dijo Hermione (al parecer sin notar mi reacción) fue “anda cariño, vamos a desayunar”
-Sí, claro, gracias Herms. En unos minutos estaré lista – agregue moviendo mi cabeza con brusquedad de un lado para otro, intentando en vano quitar de mi mente esa increíble imagen
-Que bien que despiertas! Creí que sería más complicado… yo también tendría problemas para levantarme si me hubiera quedado hasta tarde despierta… -agrego con un tono divertido y ligeramente reprochante – ¿Pues qué tanto pensabas mujer?
-Nada, nada Herms, nada – mis mejillas volvieron a teñirse rojas – vámonos, no queremos que los chicos terminen con el almuerzo ¿no? – dije zafándome me la pregunta, terminando de cambiarme y bajando por las escaleras junto a ella.
Bajamos hasta el comedor, donde ya se encontraban mis hermanos y Harry, que nos saludaron alegremente, burlándose de mí, porque todos saben que yo soy la última en levantarme. Nos sentamos en los dos lugares vacíos, frente a los gemelos, al lado de Ron y Harry. Mis papas nos acompañaron y pasamos el almuerzo entre bromas y risas. ¡Me encantan las vacaciones! Pero ahora las adoro más porque Harry, mi mejor amigo y cierta chica castaña nos acompañan todo el verano.
-Pásame los panecillos por favor – dijo Bill, mi hermano mayor que estaba de visita. La canasta estaba frente a mí, y por mis “buenas acciones” extendí mi mano para alcanzarle los panes y Hermione tuvo la misma idea. Mi mano y la de ella por un momento se rozaron, y yo sin poderlo evitar me sonroje y quite bruscamente mi mano. Nadie noto el gesto y seguimos comiendo.
Luego de terminar, mi mamá nos pidió a Herms y a mi levantar la mesa y mi amiga decidió que lo haríamos al estilo muggle, para que yo aprendiera algo… y la realidad es que no puedo negarme a nada de lo que mi castaña amiga me pida.
Ya estábamos lavando los trastes, (creo que se dice así) yo los enjuagaba, me parecía una forma rara hacerlo sin magia, pues nunca lo había hecho así, pero aun con eso, me estaba divirtiendo, porque era Herms quien me enseñaba.
-Hola chicas, veo que trabajan, amm… Hermione, si no te molesta, ¿puedo robármela unos minutos? Ginn, ¿podemos hablar? – dijo con voz tranquila y pausada Harry. La castaña asintió, el moreno agradeció y salimos al patio unos momentos.
-Bien, Harry, ¿De qué quieres hablar? –dije totalmente intrigada, mientras me sentaba bajo el enorme árbol de mi patio.
-¿Ya le dijiste que estas enamorada?
Casi me atraganto con la pregunta, y por milésima vez en el día, me sonroje hasta las orejas. ¿Era posible que Harry supiera todo?...
-¿A…quien…, de… que…, porque…, de que hablas Harry? – no podía articular palabra, pero no cedería, tal vez él no sabía y solo lanzaba una pregunta al aire a ver si me delataba, o se equivocaba hacia quien eran mis sentimientos.
-¿Cómo que a quien linda? Pues a Herms! Se nota a kilómetros que te trae babeando mi niña! – respondió con una tierna sonrisa. Yo sentía que iba a explotar, no era posible, él no podía saber nada… yo había sido discreta, era imposible!
Se arrodillo frente a mí, me acaricio tiernamente la mejilla con el dorso de su mano y añadió de manera dulce – mira cariño, el amor es algo complicado y pues lo tuyo es bastante evidente. Yo creo peque, que cuando realmente sientes amor, no hay que ocultarlo, no tienes nada de que avergonzarte, uno no elige de quien enamorarse y por el hecho de que sean ambas chicas no se convierte en algo anormal. Ron y yo nos hemos dado cuenta y solo para que lo sepas, te apoyaremos incondicionalmente, ahora, ella es tu mejor amiga en el mundo, y creo que tiene derecho de saberlo, es muy inteligente y lo suficientemente madura como para aceptar lo que sientes. Estoy seguro de que te sentirás mejor luego de que le digas. Piénsalo Ginny, saca esa valentía que te caracteriza pequeña leoncita, y sincérate con ella. Te dejo pensar, nos vemos al rato. –se levantó, y me dejo inundada en mis pensamientos… al parecer no era buena fingiendo