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"You and Me...We used to be together" por byakuya

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Notas del fanfic:

hola holaaaa!! 

 

cmo estan?

ya se que debería estar terminando mis otros fics pero bueno...es que la inspiración nacio en mi unas noches atras y aqui les traigo el resultado xD

 

esta es una historia un poco triste y , adiferencia de la mayoria de mis fic, esta no tiene ni una pizca de humor ..u.u es poco emo xDDD 

en un principio era par responder a un desafio, pero como vi que hace un par de días ese desafio se respondió , lo subi aparte xB ....

igualmente HelloMello era para ti que siempre lees y comentas mis fics <3 muchas gracias n.n 

 

bueno aqui les dejo el Oneshot... mi primer Oneshot... iba a subir otro antes de este pero.. se me borro ;_; y casi muero.. es por una de las razones que estoy falto de inspiracion ultimamente u_u...

 

aun asi espero lo disfruten n.n

 

dedicado a mi editora (?) Leex ICa

y a mi hermoso y sepsi teniente (?) Aldy Elric ♥

 

 

Bleach no me pertenece , es propiedadad de Tite Kubo... yo solo imagino cosas pervertidas con sus sexys personajes (?) xD

Notas del capitulo:

am... bueno no mas para decir del cap... solo que les recomiendo escucharlo con la canción que escuchaba yo al escribirlo... la cancion que me inspiro...aunque no  se si es o no un song fic se le parece xDD ♥

Don't speak - No Doubt ♥

http://www.youtube.com/watch?v=pUAk5JMPmC0&feature=fvwrel

 

Me despierto como todos los días. Las molestas luces del sol atraviesan las ventanas, cruzando las cortinas, e iluminan mi habitación hasta llegar a mi cama. Esa cama tan extremadamente grande…tan inmensamente solitaria y vacía

 Me remuevo entre las sabanas negándome rotundamente a levantarme. No deseo ir a trabajar hoy… no soporto verte ahí… tan cerca y a la vez tan lejos.

 Desde la muerte de mi esposa he dormido solo… Sin embargo, la verdadera soledad apareció el día que me dijiste Adiós… 

Ya hace varios meses de aquel día…era primavera, lo recuerdo. Los cerezos comenzaban a florecer. Esas hermosas sakuras que el actual invierno ha marchitado completamente…

Infinitas lágrimas surcaron mi rostro… y aún hoy lo hacen… lágrimas de las que solo esta cama y estas sabanas fueron y serán testigos… 

Estrujo la almohada entre mis brazos. Hundo mi rostro en ella. No quiero volver a llorar por ti…

No quiero pero aun así…

Luego de un rato me incorporo. Levanto mi yukata que se desliza por uno de mis hombros, dejando ver mi piel.

..Mi piel… 

Aunque es demasiado blanca y llamativa para mi gusto, sonrió al pensar que para ti era perfecta…

Siempre te había gustado… 

“… es como un copo de nieve…”- me decías pasando tus fuertes dedos por mi cuerpo. Acariciándome. Haciéndome feliz con tu contacto – “…Blanca…Delicada…y…”

“¿Fría?…”- me apresuraba a decir yo como sabiendo la respuesta.

 Siempre me han considerado un hombre frío e insensible. Era normal que tú también lo pensaras…

¿lo hacías no es así?

 Pero en ese instante en el que te creía lejos, me sorprendías besando todo mi cuerpo mientras sonreías.  Mostrándome esa sonrisa que me derrite el corazón.

 Pasábamos muchas horas amándonos a escondidas, solo nuestros gemidos rompían el completo silencio de tu habitación…

  Y entonces, casi cuando ya lo había olvidado, me respondías:…

“Blanca, delicada y… única”- vociferabas mientras acariciabas mis largos cabellos negros. Yo descansaba sobre tu pecho. Escuchaba tu corazón. Siempre me quedaba dormido entre tus brazos… 

 

Golpean a mi puerta y me sacan de esos dolorosos recuerdos. Levanto la vista y torpemente seco mis lágrimas. 

-Adelante…- digo con voz firme y serena. 

Mi sirviente más leal abre la puerta e ingresa respetuosamente a la habitación. Al instante nota mis enrojecidos e hinchados ojos, y aunque yo trate de esconderlos, los ha visto.  Hace caso omiso y continúa con su labor. Corre las cortinas y me ofrece el desayuno que carga en una bandeja de plata, la cual deposita sobre mi mesita de noche. Observo los deliciosos majares que me ha traído: té, tostadas, mantequilla, jugo y fruta fresca. Pero luego de un momento, los rechazo con un leve ademan. Ninguno de ellos me satisface. Ninguno de ellos se compara al sabor de tus labios.

Mi mayordomo es un hombre viejo y paciente. Ha cuidado de mí desde que era solo un niño. El me ha visto llorar muchas veces…por eso creo que el sabe que lloro por ti…aunque no lo diga, yo se que el lo sabe.

Me ayuda a levantarme, finalmente. Frente al gran espejo de mi tocador comienza a desvestirme. Aunque lo hace de una manera delicada y afectuosa, no se siente tan bien como cuando tú lo hacías…

La fina yukata abandona mi cuerpo, dejándolo completamente desnudo e indefenso mientras se refleja en el espejo. Mi cabello negro suelto cae sobre mi rostro. Lo aparto de mis ojos, deseo ver con detenimiento…

Busco… busco… pero es obvio, ya no están allí. Las marcas de tus besos ya no existen… me han abandonado hace bastante...

 Se fueron contigo aquella vez…

 ¿Cuántos meses pasaron ya? ¿Tres? ¿Cuatro? Realmente no lo se…y hasta quisiera olvidarlo… 

Suspiro resignado y comienzo a vestirme. Cubro mi desnudes con mi oscuro uniforme. Casi tan oscuro como esta ahora mi corazón…

“¿Quién dijo que el tiempo cura las heridas?” –pienso mientras ato el obi a mi cintura. 

Era obvio que quien lo dijo se equivocó. Pues en mi caso, el tiempo solo acrecienta mi dolor…

“…Un tiempo…” – eso fue lo que me pediste…que irónico ¿no lo crees? 

Termino y me siento frente al tocador. Mi sirviente comienza a colocar en mi cabeza los blancos adornos familiares que siempre utilizo. No puedo evitar recordar cuanto los odiabas, el recelo con que siempre los mirabas.

 ¿Acaso fueron nuestras diferencias las que te alejaron de mí?

Me coloco mis guantes blancos. Los pequeños diamantes en ellos, resplandecen por la claridad del sol e iluminan mi rostro con su color rosado.

 Por ultimo mi querida bufanda… esa que te regale luego de nuestra primera batalla y que tiempo después me devolviste todo ruborizado... ¿lo recuerdas?

Te veías tan adorable.  Tus mejillas tenían casi el color de tu cabello…Ese cabello carmesí que siempre llevas atado y que solo soltabas para mi…¿ es que lo olvidaste?

 Yo nunca podré olvidarlo, ya que esa mañana de otoño fue la primera vez que me dijiste Te quiero…

Me miro una última vez en el gran espejo decorado con un marco de madera, concentrándome para esconder mis sentimientos bajo una fachada que como una fría capa de hielo cubrirá mi rostro. 

Me levanto y me dirijo hacia la puerta. Ni siquiera me despido, no estoy de humor para formalidades. La voz del viejo me detiene. 

-debe olvidarlo ya…- me dice con un tono dulce y preocupado- …debe seguir con su vida como seguramente él… lo ha hecho…

Un fuerte dolor aparece en mi pecho, una punzada que me estruja por dentro. Me giro furioso. Quería insultarlo, incluso golpearlo por decir esa mentira.

Esa vil mentira…. Porque tú… no puedes haberme olvidado ya… ¿no?

  Lo observo fijamente, el ni siquiera ha levantado la vista. Entrelaza sus dedos detrás de la espalda. Entonces, cuando pienso mandarle al demonio, me mira a los ojos por primera vez en años…y puedo verlo…puedo leerlo en sus orbes celestes…

El …ese viejo… solo se preocupa por mi…

Trago mi ira y le vuelvo la espalda. 

-se lo que hago- le respondo cortante- ya no necesito que cuiden de mi y lo sabes ¿verdad?

- si..- responde suspirando - solo es que…

-¡es que nada!- exclamo en tono brusco, mas brusco de lo que deseaba. – yo se…- y tomo aire-yo se lo que hago…

No le dejo responder y salgo de la habitación; y un poco después de la mansión. Camino sin mirar a nadie, sin detenerme por nadie. Se que tengo el ceño fruncido, lo siento. Pero es útil, ya que nadie se acercará a mí mientras lo mantenga…aunque creo que eso no me costara mucho hacerlo…

Casi llego al escuadrón. Solo doblo este ultimo callejón estaré allí… por fin podré verte… y entonces tú y yo…

Doblo en la esquina y me quedo petrificado. No doy fe de lo que mis ojos me muestran.

Te veo…

Eres tú…

 Pero…

 No estas solo…

 Hay alguien más contigo.

 Una persona que reconozco entre miles…

 Le rodeas con tus brazos, con esos que me abrazaban a mí. Te acercas a su rostro y le hablas al oído.

No puedo dejar de verte… no logro dejar de verlos…juntos…ustedes dos…juntos…

Una lágrima recorre mi rostro. Mis ojos solo te observan cuando le besas en la mejilla y le sonríes…

 Una punzada me desgarra el pecho… este dolor que llega hasta mi alma haciéndola añicos…

No puedo… ya no puedo…

Entonces levantas la cara y me ves, allí parado en medio del camino con las mejillas empapadas por las lágrimas. Te sorprendes, abres tus ojos pardos que tanto me gustan, y me miras fijamente. Poco a poco rompes aquel abrazo. Tu compañía se percata de tu mirada fija a sus espaldas. Te pregunta que es lo que ves y tu le respondes que nada… 

Nada...eso es lo que siempre he sido para ti…- 

Esa persona sigue sin creerte y se gira en mi dirección. No intento esconder mi llanto…ni siquiera puedo moverme…solo te miro…te miro… pero tu ahora me esquivas.

-¿Nii-sama?- dice tu acompañante. Esa pequeña morena que conozco tan bien. –¡Nii-sama!- grita nuevamente como invitándome a acercarme a ustedes. No se percato de mis lágrimas aun. Me siento aliviado por eso.

Sonrió tristemente. Disimulando mientras apretó los puños hasta que mis nudillos se ponen blancos. Ignoro los gritos de la joven y sigo mi camino. Veo de reojo que ella intenta seguirme y tú le detienes. 

“Debía saberlo”, me repito en mi cabeza.

Camino apresuradamente por el escuadrón. Escondo mi rostro tras mi cabello. 

“Era obvio que no me amabas…era obvio.” 

¡Siempre lo supe! 

Desde aquel día en que te conocí. Cuando entraste en la habitación donde hablaba con quien luego sería mi hermana… esa persona que hoy… esa niña que hoy tú…

Solo me utilizaste para llegar a ella ¿no?

Era tan obvio…era tan evidente que cuando nos interrumpiste solo la mirabas a ella...

 A ella… a mi hermana… mi pequeña y adorable hermana. 

Tú la mirabas a ella y yo… yo solo te miraba a ti. 

Fue mi culpa…

Me había sentido tan feliz cuando dijiste que yo te gustaba…tanto que yo creí que…

Soy tan estúpido.

Corro los últimos pasos a mi oficina. Ya no aguantare mucho más para estallar en llanto o en furia. Tomo el picaporte, abro e ingreso sin mirar.  Cierro la puerta detrás de mí. Apoyo mi espalda contra ella y continúo mirando el suelo a mis pies.  Las lágrimas fluyen nuevamente. Mi respiración esta agitada. Me llevo una mano a la cara, y una penetrante voz frente a mí me asusta.

-¿estas bien?- me dice preocupado. 

Levanto la vista. Y me encuentro con ese pelinaranja que dices que es tu amigo. Ese joven por el cual había tenido celos pensando que te interesaba. Él, esta ahora en mi oficina. 

 Que tonto fui, no era a el a quien amabas…

Esa persona que te gustaba estaba en realidad tan cerca de mi …tan cerca que no la vi… ¿o es no quise ver?…

El se acerca más, sigue preguntando que me pasa. 

Me limpio la cara. Los restos de agua salada quedan ahora en mis guantes. Mis ojos están rojos y brillosos. Hago un esfuerzo por hablar serio, firme…Frio como un copo de nieve

-estoy bien… – le respondo acercándome a mi escritorio y hurgando unos papeles. Evito mirarle de frente. Deseo despacharlo rápido. Quiero estar solo.

-salta a la vista que no lo estas..- me refuta acercándose a mi.

-¡dije estoy bien maldición!- le grito casi en la cara pues en este momento esta frente a mi. Una lagrima escapa de mis ojos. 

Siento como me toma el rostro con sus grandes manos… esas manos ásperas por empuñar su espada, muy parecidas a las tuyas. Me mira a los ojos . Quedo casi hipnotizado por el color miel de su mirada profunda y seductora que, irremediablemente, me recuerdan a la tuya.

No llego a reaccionar cuando sus labios toman los míos. Su lengua saborea mi boca, mi paladar. No me muevo. Estoy confundido. Ese beso…ese beso tan parecido al tuyo me desorienta. Trato de detenerle…pero, poco a poco, comienzo a perderme en sus labios. Estaba a punto de corresponder completamente cuando apareces en la puerta y gritas mi nombre. Por primera vez desde que nos conocemos, pronuncias mi nombre… 

-¡Byakuya! – Dices encolerizado acercándote a nosotros, que ya habíamos separado nuestros labios.- ¡Ichigo! ¡Aléjate de el si no quieres morir en este instante!- le dices a el. 

 El shinigami sustituto aun sostiene mi rostro entre sus fuertes manos cuando, lo tomas de las ropas y levantándolo casi en el aire, lo apartas de mí. 

No entiendo que sucede aun, solo observo como comienzas a golpearlo. Una y otra vez en el suelo. Pareces furioso. Pero… ¿Por qué haces esto si no soy yo a quien amas? ¿Por qué confundes aun mas mis sentimientos? 

Apreto los puños y obligo a mi voz, a mi autoritaria voz, a salir. Ahora soy yo quien dice tu nombre. 

-¡Abarai Renji!¡Detente ahora mismo!- te digo alzando cada vez mas mi riatsu, casi haciendo vibrar la habitación- ¡déjalo en paz! …O… o serás tu el que salga herido. 

Te detienes. Me miras. Lo miras a el, que con algo del sangre en el rostro solo te observa sin emitir sonido. Te levantas y lo sueltas sin una pizca de consideración. 

-¡Vete de aquí!- le dices con un tono asesino

El joven acata tu orden y sale de la habitación. No sin antes preguntarme en silencio, con sus ojos, si debía hacerlo. Asiento con la cabeza y lo veo salir cerrando la puerta tras de si.  El silencio gobierna ahora mi oficina. Solo la respiración agitada de los dos se escucha de fondo. Me diriges una mirada de reproche y luego, finalmente, comienzas a hablar:

-¿así que ya me has olvidado? – me dices de la nada. Como si hubiera sido yo el que siempre te había engañado.

-¿Como demonios te atreves a decir eso, si fuiste tu quien me dejo?.- te respondo con el tono mas frío que encuentro en ese momento.- tu…tu ¡no tienes ningún derecho!

Te acercas a mí, con esa mirada penetrante, llena de furia. Esquivo tus ojos. Intento alejarme de ti cuando tomas mi muñeca con rudeza y me llevas hacia ti.

-¿que es lo que pretendes?- te pregunto aun forcejeando. Tu solo me miras. 

¿Por qué no me dejas en paz? ¿ no ves que esto me lastima?

Entonces, cuando menos lo espero, me besas. Pasas tu brazo por mi cintura, encerrándome. Apartas mis manos que intentan golpearte sin éxito. Obligas a mi cuerpo a no defenderse. Tú simplemente me besas. Tus labios…tus deliciosos labios devoran los míos salvajemente. Tu lengua domina la mía. Recorres toda mi boca quitándome el aliento. Me estremezco en tus brazos. Tiemblo de placer y de furia… ambas sensaciones que solo tú me provocas a la vez.

Te separas, dejándome finalmente respirar. Besas mi cuello, lo mordisqueas un poco. Yo ya no me niego… nunca he podido negarme a ti… entonces me susurras al oído:

-¿ves?...ese niño no puede hacerte sentir así ¿Quién mas que yo puede hacerte gemir como una hembra en celo?- me dices tan despectivamente. Tan malicioso. Tanto que haces que el anterior acto de afecto me parezca repugnante. 

Me alejo de ti y, por primera vez, te golpeo con tal furia, con tal aversión, que hago que tu rostro gire hacia un costado. Te quedas estático, con los ojos abiertos. Al parecer, no esperabas esa reacción de mí. 

Cierras los ojos, aprietas tu mandíbula con fuerza. Es ahí, cuando veo un fino hilo de sangre salir de tus labios. Yo… te he hecho sangrar.

-tú…- respiro hondo, aguantando mis lagrimas- …nunca mas…¡nunca vuelvas a tocarme!

No puedo creer lo que he dicho. ¿Como puedo negarme a tus caricias?

Intento marcharme. Me dirijo hacia la puerta, comienzo a abrirla cuando me detienes y la cierras nuevamente de un golpe. Levanto los ojos hacia ti sorprendido. Jadeas de tanta ira. 

Me tomas nuevamente de la muñeca y me empujas bruscamente al sillón de terciopelo que descansa a un costado de mi oficina. Caigo de espaldas. Golpeo tan fuerte contra los almohadones de seda gris, que uno de mis blancos adornos familiares se suelta, dejando mi largo cabello libre. 

Veo como cierras la puerta con llave. Intento levantarme y detenerte, pero en un parpadeo ya te encuentras sobre mí. 

Vuelves a besarme, mientras comienzas a desvestirme. Siento el sabor metálico de tu sangre sobre mi lengua. Tomas mis muñecas las llevas sobre mi cabeza. Las atas con mi propia bufanda al brazo del sillón. 

Estas irreconocible. Mas salvaje que nunca. Pareces otro. ¿Qué piensas hacerme?

Me tapas la boca con la tuya impidiéndome gritar. Me arrebatas la parte superior de mi uniforme. Empiezas a besar mi pecho. Muerdes. Succionas mis pezones, que se erizan ante tu contacto. Evito gemir. No quiero darte el gusto de que me veas disfrutar de tus caricias. 

Porque, A pesar de tu rudeza, me agrada que me tomes. Soy un enfermo…un adicto a tus carisias 

¿Qué pasara si lo descubres? 

Recorres mi cuerpo, dejas pequeñas marcas en tu camino, hasta que llegas a mi entrepierna. Junto mis rodillas para que no puedas ver los cambios que el roce de tus manos provoca en mi cuerpo.

 Sonríes lascivamente, sabes que no puedo evitarlo. Siento mi cara totalmente enardecida… caliente….como todo este inútil cuerpo que yace frente a ti. 

Evito tu mirada. No la soporto. No me gusta que me mires así. ¿Dónde esta ese joven romántico e inocente del cual me enamoré?

Separas mis piernas sin consideración. Arrancas completamente mi hakama, arañando mis muslos mientras lo haces. Tu rostro se hunde entre mis piernas. Siento el áspero roce de tu lengua sobre mi ya húmedo miembro. Me tomas en tu boca, mientras tus manos torturan mi trasero. Me estremezco, apretó los dientes para no gritar. Metes una, luego dos, hasta tres falanges en mi interior. No te detienes, sorbes mi sexo sin restricciones. Mis músculos se tensan por el espasmo del próximo orgasmo. Cierro los ojos, mi cuerpo comienza a vibrar en tus labios e, irremediablemente luego de unos segundos, me vengo en tu boca.  

Respiro agitado. Mis lagrimas siguen fluyendo por mi rostro. Me odio a mi mismo por ser tan débil ante ti. Me siento indefenso al rose de tus manos. 

Sueltas mi miembro ya laxo, y te incorporas de entre mis piernas. Tu rostro, tu hermoso rostro, esta cubierto por mi semilla. Pasas tu lengua por la comisura de tus labios, tomando el resto del blancuzco liquido, degustándolo victorioso. Tu sonrisa es triunfal. Te regocija verme asi…

Porque lo sabes… Tu sabes que no puedo resistirme a ti…

Intento soltarme, intento alejarme…pero como siempre es en vano.

¿Por qué me lastimas?

-….por favor…- digo de repente entre lagrimas. Ni yo mismo se lo que he querido decir. Una parte de mi quiere que “Por favor” te detengas y me dejes ir…pero la otra… la mas importante … quiere que  “por favor” me tomes una vez mas…una ultima vez…

Se que no me quieres, pero entonces ¿Por qué mi cuerpo se niega a comprenderlo?

Tu sonrisa se borra de inmediato. Me miras a los ojos. Algo se oculta en tu mirada, algo que no llego a descifrar.

Vuelves a besarme, de una manera febril. Mi lengua se encuentra indefensa contra la tuya.  Levantas mis piernas hasta tus hombros. Los nudos de las ataduras en mis muñecas laceran mi piel, haciendo que la fina tela  de mis guntes se tiña de un color rojizo.

Un pequeño gemido sale de mis labios al sentir tu fornido miembro pugnando por entrar en mi interior. Tomas aire, tus labios forman una forzada línea recta. Cierras los ojos e ingresas poco a poco. Siento el calor abrazador de tu intromisión.  Ahora estamos unidos…somos uno, como tantas veces antes lo hemos sido. 

Esperas unos segundos a que mi cuerpo se acostumbre a ti, y comienzas a moverte lenta y pausadamente.

 Sobre tu nacarada piel brillan pequeñas gotas de sudor. Parecen miles de perlas, que junto con esos negros tatuajes que tanto me encantan, adornan tu cuerpo. desearía poder tocarte....pasar mis dedos por todo tu marcado y delicioso pecho...

Ya no puedo reprimir mis quejidos, que resuenan en el silencio de mi oficina.  Tomas mis caderas con firmeza acercándolas más a ti. Rodeo mis piernas a tu cintura, aprisionándote en mi. 

No te alejes .. ¡por favor no me dejes!

Tus envestidas son cada vez mas fuertes, mas enloquecidas, tanto que por momentos, cuando me miras, pierdes el ritmo. Puedo escuchar el ruido que hacen tus muslos al chocar contra mi trasero. Un sonido muy parecido a azotes. Te sumerges tan profundo…tan infinitamente hondo, que llegas hasta ese lugar que me hace derretir de placer. 

Mi respiración agitada. Tu respiración descontrolada. Mis gritos de placer y dolor. Tus quejidos recatados, son pequeños y roncos gemidos. 

Entrecierras los ojos. Tus labios están contraídos, en una expresión de concentración absoluta. Yo solo te observo, con los ojos aun húmedos. Eres tan hermoso…tan perfecto …

¿Por qué no podemos estar juntos?

El vaivén de nuestros cuerpos... Es como si danzáramos juntos esta excitante y dolorosa melodía amor… un amor no correspondido. 

Me estremezco una vez mas, me contorsiono sobre ti.  Una pequeña lluvia blanca baña mi pecho. Grito una y otra vez tu nombre… una y otra vez te digo que te amo. Y tú… que aun estas en mi interior te estremeces a la par. Me penetras decididamente una ultima vez, y te dejas llevar por el goce de nuestros cuerpos. Siento como tu calor llena mi interior. Siento como su simiente explota dentro de mí. Gritas. Gritas tan fuerte como yo también lo he hecho y te desplomas sobre mi cuerpo. 

Escucho tu respiración en mi oído. Siento la dificultad con que lo haces. Pero algo me sorprende… siento una cálida humedad sobre mi hombro… no es tu sudor…no…acaso tu…

-Perdón…-me susurras una y otra vez al oído. – por favor..perdoname…yo.. yo… - dices y sin levantar el rostro de  entre mis cabellos comienzas a desatarme. 

Sin importarme un bledo las heridas en mis muñecas, acerco mis manos a tu rostro y te obligo a levantarlo. Deseo verte… acaso tu estas…

Lentamente lo alzas hacia mi.

 Te miro.

 Me miras. 

Las lagrimas surcan tus enrojecidas mejillas. Luego de unos segundos me apartas la mirada avergonzado. 

-¿Qué te sucede? ¿Por qué tu ahora… - comienzo a decirte pero me interrumpes.

-Perdoname… por favor… yo no se porque … -sollozas una vez mas.- … yo no…

Te tomas la frente con rudeza. Tocas tus sienes con la punta de los dedos. Intentas ocultar tus lagrimas. Intentas ocultar tu vergüenza… ¿tu dolor? 

Abro los ojos sorprendido. Y en ese momento lo comprendo… 

-Te amo…- repito una vez mas.  una sonrisa aparece en mis labios

Te giras sobresaltado por mis palabras. la cinta que ata tu hermoso cabello rojizo se suelta, haciendo que tu cabello vuele libre. Y a pesar de que ahora cubre tu rostro, aun así puedo ver  la intensidad de tus ojos pardos, la intensidad con la que me observan expectante.

-¿Por qué…- me preguntas confundido- ¿Por qué si yo te he humillado de esta manera? 

-..Te amo.. – vuelvo a decir, haciendo caso omiso a tus palabras.

-¡Basta! – me gritas entre llantos- ¡¿como puedes amar a una bestia como yo?! ¿Cómo puedes amar a quien te ha lastimado de esta manera? – dices tomando mis sangrantes muñecas. Las llevas has tu boca. Las besas suavemente y las haces rozar en tus mejillas, Donde las lagrimas siguen cayendo- ¿Cómo puedes amarme a mi? …

-es justamente por esto que haces ahora... tu nobleza...tu corazon..- digo soltando una de mis manos y acariciándote la cara. Te regalo una nueva sonrisa. Estoy feliz. Al fin lo entiendo. Tu …

Me amas

-soy tan poco…tan poca cosa para ti… yo … yo…- tapo tus labios con un dedo y te hago callar. 

- ah...eres tan tonto...¿es por esto que me dejaste o es que acaso…- la sola idea de que que amas a mi hermana hace doler mi corazón-  tu amas a Rukia?

-¿Rukia?- repites sin entender mis palabras- …acaso creíste que yo…

- …es que tu… y ella- digo bajando la mirada. Y ahora eres tu quien levanta mi rostro. 

-jamas… nunca en mi vida amaré nadie que no seas tu…Kuchiki Byakuya. Eres hermoso… perfecto… eres mi mundo… y es por eso que te mereces algo mejor… es por eso que yo... he intentado olvidarte. Juro que lo he intentado, pero hoy…al verte en los brazos de ese idiota…¡ no pude controlarme! Una ira inmensa nació en mi interior…pero era nada comparado al dolor de mi corazón…es por eso que yo te… ¡no tengo perdón!- las lagrimas vuelven a aflorar. Intentas continuar hablando pero vuelvo a interrumpirte. No deseo escuchar excusas. 

- ¿no crees que debo ser yo quien decida quien es apropiado para mi?... ¿es que pensabas deshacerte tan fácil de mi? – digo en un tono divertido. 

- pero… yo te he lastimado.. yo no..- cubro tus palabras con un fugaz beso. 

-shh… Ahora que se que me amas jamas te dejaré ir otra vez… Eres mio para siempre…- 

Vuelvo a besarte y me correspondes apasionadamente. Rodeo mi brazos en tu cuello. Enredo mis dedos en tu cabello. Tomas mi cintura y me acercas de nuevo…

 Te separas apenas de mi. Me susurras de nuevo al oído. Dos simples palabras salen de tus labios… dos palabras que me llenan de dicha. Dos palabras por las que podría morir de felicidad en este mismo instante. 

-Te amo…- repites una y otra vez.

Soy el hombre mas feliz del mundo, porque estas ahora conmigo. Mis lagrimas vuelven a salir, pero estas son diferentes a sus antecesoras, pues estas pequeñas gotas saladas  no están llenas de tristeza y desilusión .. no señor .. están cargadas de una felicidad infinita…

-Sabes…Dicen que lo que ha unido el amor nada, jamas, lo podrá separar… ¿dime crees que es así? – hablo en voz alta. Mientras me enredo en tus brazos. Ahora acostados en el viejo sillón, unidos en un tierno abrazo.

- no lo sé….- susurras lentamente acariciando mi espalda con la punta de tus dedos- pero… solo puedo decirte que a pesar de que el dolor nos alcance… a pesar de que la tristeza nos acompañe… mi amor por ti durará para siempre… 

Sonrió levemente y me hundo mas en tu pecho. Escucho el latido de tu corazón, como tantas otras veces he hecho. Pero esta vez es diferente… pues ahora se que cada latido de el es mío … me pertenece. Mis ojos comienzan a cerrarse…adormedidos por ese repiqueteo constante, mis parpados decaen… el sueño me atrapa…una vez mas… me quedo dormido en tus brazos que protegen mi sueño como jamas deberían haber dejado de hacerlo...

 

 

Tu y yo… tan opuestos…tan inmensamente diferentes… dos almas unidas por este hermoso sentimiento…  El Amor que todo lo puede...

 

 

...FIN..

Notas finales:

Wuenuu wuenoo... espero les haya sido de su agrado...como veran no esta escrito de la manera convencional pero bueno, espero que aun así les haya agradado n.n

espero sus Reviews!! ♥

hagan a este frio corazon feliz sip? 

 

xByakuya ♥


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