-¡¿Qué?! ¿m-muerta? Mi Lily muerta… -Severus sollozaba de rodillas en la oficina del director de Hogwarts, Dumbledore.
Solo minutos antes se había enterado de la muerte de su amada de toda la vida y el cerdo con el que se había casado; Sabía que ese Potter le haría daño, él nunca fue tan bueno para Lily como el… siempre lo recordaba y se atormentaba con el recuerdo de sus años en Hogwarts. Tan cerca pero a la vez tan lejos del corazón de su amada Lily…
-Severus, ¡Severus! –el director lo saco de sus cavilaciones.
Snape se levantó del piso y limpio su túnica, para luego dirigirle la palabra de forma acalorada.
-Dijiste que la cuidarías, la protegerías… -se acercó a Dumbledore al borde de las lágrimas nuevamente- Ahora está muerta… ¡la única persona que he amado muerta!
-Todas las cosas tienen su fin Severus, ella no murió por nada… Me temo que ya sabes esto, pero hem –tragó saliva, hasta para él era difícil pronunciar el nombre del mago más oscuro de la época- Voldemort, se debilito bastante y… según mis fuentes ha escapado a unos bosques en Albania. El joven Potter fue el único sobreviviente será muy conocido, necesita que lo protejamos porque Voldemort querrá terminar lo que comenzó… -sonrió tranquilo y le dio la espalda, acercándose al pensadero- El pequeño Harry tiene sus ojos, Severus… Los mismos ojos de Lily Evans.
Severus camino hacia la ventana y desapareció.
-Este árbol… siempre vengo a verle, es hermoso y tiene muchos años- sonrió- Ah soy Severus, Severus Snape –le extendió la mano derecha- soy igual que tú.
-¿Cómo yo? –una niña de cabellos rojos se acercó nerviosa a él y al ver la sonrisa en los labios del muchacho, le estrecho la mano- ¿Qué soy yo? –preguntó desafiante, pero divertida.
-Una bruja –lo dijo como en tono de cumplido.
-Lindas palabras para decirle a una chica Sev –río- Soy Lily, Lily Evans.
Snape apareció frente a la residencia Potter en Godric Hollow, miro en todas las direcciones y entro casi corriendo a la casa. Dentro solo encontró escombros, humo y logró oír los llantos descontrolados de un bebe; Harry. Se dirigió corriendo a la habitación de donde procedían tales llantos y en el camino se encontró con el cuerpo, ya frío de James. Trago saliva y no pudo evitar esbozar una débil sonrisa de triunfo ante la imagen, siguió corriendo y entro a una habitación iluminada por la débil luz de una lámpara de pie, estaba pintada de celeste & blanco y decorada completamente con objetos infantiles y pequeños avioncitos que volaban por el techo, dejando un delicado trazo de humo. Había una cuna en el centro de la habitación, con un pequeño de pelo azabache y una reciente cicatriz en la frente, tal y como Dumbledore se lo había dicho, bajo las lágrimas había dos cristales verdes… igual a los de Lily. Él bebe intento sonreír y luego bajo la vista, llevando la de Severus hacia el piso, justo bajo la cuna se encontraban los restos de Lily, aun empuñando una desgastada varita y con su cabello rojo desparramado por el piso.
Lo único que Snape logró hacer, fue tumbarse de rodillas junto al cuerpo de la mujer, abrazarla y contemplar su tersa cara angelical, mientras sus lágrimas caían sobre las mejillas pecosas.
-¡Apúrate Severus! Ya se nos hizo tarde y tendremos problemas en nuestras casas… -La joven pelirroja corría hacía el lago de las dependencias de Hogwarts seguida de cerca por un muchacho de su edad con una melena azabache.
-E-eso hago Lily… -suspiró y segundos después la alcanzó, ella voltio y luego se abrazaron… dos amigos de casas diferentes y destinos diferentes, pero en ese atardecer parecían ser uno solo.
-Traje grageas de nuevos sabores en la última visita a Hogsmeade –sonrió y le extendió una cajita decorada con el león de Gryffindor.
Ya estaban en cuarto curso y Lily se había ido alejando de Severus para hacerse amiga de ‘Los merodeadores’. Las veces que compartía tranquila con su amigo se habían resumido, ya qué; cada vez que sus nuevos amigos los veían juntos se acercaban a molestar a ‘Snivellus’ como solían llamar. Lily ya se había peleado con James & Sirius muchas veces, ellos eran los principales culpables de los atentados a Severus, tal vez por celos o simple capricho.
-Lily yo… -el azabache se sentó frente al lago mientras habría una gragea - ¿Puedes? –le hizo un gesto con la mano y ella se ubicó frente a él.
-¿Qué sucede Sev? –le sonrió.
-Es qué… llevo bastante tiempo tratando de decirte esto, pero siempre ese Potter y sus amigos me interrumpen –exclamó molesto y trago saliva- Yo… Y-yo te amo Lily Evans, desde el primer momento en qué te vi –tomo una de sus manos y acerco su cara a la de ella, con las mejillas de un ligero carmín.
-Sev yo… -lo miró a los ojos- también te amo –sonrió y le beso la mejilla- Eres mi mejor amigo y el hermano que nunca tuve –lo abrazó.
El solo sonrió mientras luchaba por controlar sus lágrimas, luego se levantó bruscamente y se despidió.
-Recordé que tengo tarea para pociones y estoy algo atrasado nos vemos pronto Lily –sonrió forzado y salió corriendo hacia el castillo, dejando a la muchacha detrás.
Cruzó los terrenos del colegio lo más rápido posible, intentaba llegar a las mazmorras de Slytherin sin que nadie lo notara y ahí, llorar… sólo llorar. Pero al llegar a el patio principal tropezó con un muchacho de Gryffindor, acompañado por otro de su misma casa y estatura.
-¿Viste eso Sirius? Snivellus me golpeó –hizo un puchero falso y se acercó a tenderle una mano al muchacho, esté se secó las lágrimas y se levantó rápidamente.
-No estoy de humor Potter, Black… -susurró mientas limpiaba su túnica.
-¿Esas son lagrimas James? –Sirius tomó a Severus por la barbilla y acerco su cara a la de el- ¿Te dejo tu novio Snivellus? –sonrió.
-No me molesten… -le golpeó la mano y volteó.
-No tan rápido Snivellus –James lo pico con su varita -¿Quieres pelear? ¡EXPELLIERMUS!
La varita de Snape voló por los aires y esté se lanzó corriendo en su búsqueda, cuando la tomó se volteó a él para contraatacar.
-¡DESMAIUS! –Exclamó Snape apuntando a James, pero esté lanzó su hechizo protector a tiempo y gracias a Sirius la varita de Severus volvió a volar por los aires.
-No me estoy divirtiendo~ -canturreó Sirius, James se volteó a reír con él y de pronto sintió un dolor por todo el cuerpo, para luego caer de rodillas al piso. Snape los miraba de cerca, con miedo e ira en los ojos.
-¿Q-qué m-me hiciste S-snivellus? –Murmuró James, tenía heridas en diferentes partes y estaba perdiendo sangre.
-Y-yo… sólo lancé un hechizo en el qué había estado trabajando… -susurró Snape, había lanzado un hechizo qué había estado desarrollando durante un tiempo, Sectusempra, estaba casi contento pensado en el efecto que había causado su nueva creación, pero el grito de una niña lo devolvió a la realidad.
-¿Qué le paso a James, Sirius? –Lily se acercó corriendo, con el terror marcado en sus facciones, Severus la miró y se alejó un poco.
-Este Slytherin le lanzó una maldición a mi hermano Lily, nosotros no le hicimos nada –mintió mientras sollozaba- ¡El está celoso por qué James y tu son novios! –exclamó mirando de forma cruel a Snape. Esté, al oír eso salió corriendo en dirección al castillo nuevamente, sin importar el castigo o el enojo qué Lily sentiría por esto, solo quería llorar…
Luego de unos minutos, el llanto de Harry lo despertó; Snape se levantó dejando el cuerpo de Lily cuidadosamente en el piso y salió del lugar, ya en el antejardín de la casa escucho qué más aurores habían llegado así que desapareció rápidamente de ahí.
Volvió a Hogwarts, a su habitación y ahí con una foto de ellos dos cuando niños, siguió llorando como la primera vez qué perdió a su Lily.