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Un pedacito de mi por momonya

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Notas del capitulo:

 

Es el primer fic que subo aqui y me nació luego de fantasear con una amiga acerca de la idea de que estos dos tuvieran un bebé xD

 

 

-e… esto es dificil!- se llevó las manos sobre sus desordenados  cabellos castaños, dejando caer la frente sobre la mesa. A su alrededor se encontraban varios libros. Como de costumbre se había quedado leyendo toda la tarde, pero esta vez no eran libros de literatura, sino de crianza. Desde aquel día no dejaba de darle vueltas a tan delicado asunto. Al tratar de incorporarse nuevamente, su codo golpeó la taza de té que tenía a un lado.

 

-Hiro-san… ?- el escandalo que aquella taza rota había causado termino por despertar al menor que había estado durmiendo toda la tarde –Nowaki!- el castaño se levantó enseguida evitando que el chico se acercara más para que no se cortara con los trozos de porcelana regados en el suelo –siento haberte despertado… vuelve a la cama… yo me hare cargo de esto- con leves empujones lo dirigió nuevamente al dormitorio pero el pelinegro ya no tenía tantas ganas de volver a dormir, en vez de eso ahora su estomago hacia mucho ruido. Lo que le hizo al castaño poner la mano sobre aquel vientre que comenzaba verse abultado pese a los sueteres anchos, dandole una muy tierna caricia.

 

-esta bien pero… despues de eso haré la cena  y…- fueron los dedos del castaño los que le impideron seguir hablando,luego de hacerle que se sentara en la cama –te dije que yo me hare cargo de todo, tu debes descansar, aver…  ¿de que tiene ganas esa pancita?- aquel comentario hizo sonreir al pelinegro. A pesar de estar pasando por “dificiles” momentos Hiroki lo estaba asimilando bien. Ni si quiera cuando comenzaban a salir era tan… dulce con el. Por lo menos hacía el intento para cuando la larga espera termine –se llama bebé… Hiro-san- aunque por otro lado pareciera que la idea de ser padre le alteraba los nervios más de lo normal al castaño.

 

Ambos se quedaron mirandose por un par de minutos, pensativos. Quizás adelantandose un poco en el futuro o repasando, cuadro por cuadro, lo que había sucedido hace algunos meses –quedate aquí mientras barro- el castaño besó su frente mientras iba a recoger el desastre que había hecho en la mesa de la cocina. Pero el menor no quería estar solo, asi que haciendo caso omiso se puso las pantuflas para irse a sentar al lado del castaño mientras le veía limpiar, causandole un alarido de disgusto al castaño, cosa que el pelinegro le respondio con una cálida sonrisa que termino por desarmar al mayor.

-queso…- dijo de la nada el pelinegro  haciendo que el castaño le mirara confuso mientras tiraba la basura –quiero comer algo que tenga mucho queso… Hiro-san- el mayor abrió la nevera, buscando lo que al pelinegro se le antojaba y al no encontrarlo se volteó para encontrarse con la más enternecedora mirada que jamás le hayan hecho –¡¿acaso quieres que tu hijo nasca con cara de queso?!- el menor se le fue encima sin abandonar aquel gesto desconcertando a su pareja. Esa táctica siempre era infalible en cualquier momento, solo que ahora estaba exagerando un poco por el hambre que tenía. El castaño automaticamente se levantó como pudo, tomando al menor en brazos y colocandole nuevamente sobre su asiento y pese a la hora y el aguacero que había en esa noche salió lo más rapido que pudo rumbo a la tienda de la esquina. Todo fue tan rápido que el  menor apenas pudo reaccionar y paseando la mirada por la casa se dio cuenta que el chico se había olvidado del paraguas. Suspiró un poco levantandose a preparar algo de té para cuando su “esposo” regresara. Quien lo viera diría que ahora ya era toda un ama de casa y es que como el castaño era tan despistado muchas veces era el menor quien debía hacerse cargo de la casa a pesar de tener un trabajo tan desgastante, pero no le importaba, por que en verdad amaba a su pareja.

Mientras esperaba a que el agua hirviera, se recargó  en la barra que divide la pequeña cocina del comedor, entrelazando los brazos a la altura del vientre. Tal vez esperaba sentir aunque sea un leve movimiento de la vida que apenas se formaba ahí dentro, pero sabía que aun era muy temprano para eso.  Le ilusionaba mucho el hecho de ser padre ya que los niños le alegraban mucho, por algo había decidido estudiar pediatría y su carácter infantil que, aunque lo negara, aveces sobresalía le ayudaba a entender mejor a  los pequeños.

-¡Quieres matarme de un susto?!- pareciera que el sonido de la tetera y el de la puerta  que el castaño azotó al llegar se habían puesto de acuerdo -¡lo tengo!- un castaño empapado sonreía triunfante mientras ponía frente a los ojos de su amante aquello que tanto se le había antojado

-ya no tengo ganas de comer eso- dijo de manera algo sádica el pelinegro haciendo que el mayor se dejara caer en la silla en estado de shock –es broma Hiro-san…- le sonrió secandole la frente con la manga del sueter  -anda a darte un baño mientras preparo la cena-  besó de manera rapida y dulce sus labios pero ni asi lograba hacer reaccionar al mayor que ya hasta tenía un tic en el ojo.

 

Después de todo aquello, el pelinegro le subió el té a la habitación y se envolvió en las sabanas, tal vez en señal de que tampoco esa noche deseaba hacerlo –queria decirte que aprecio mucho lo que haces Hiro-san- dijo volteandose para abrazar la cintura del castaño, quien se había derramado algo del té encima al estornudar para despues recostarse correspondiendo a aquel abrazo –te amo Nowaki… a ti y al bebé- besó tiernamente sus labios al acariciar su vientre y luego cayó rendido. Aquellas últimas semanas habían sido muy duras –Hi… ro… san…- picoteó un poco su mejilla causandole un leve quejido –no podemos decirle “bebé” todo el tiempo- añadió el pelinegro haciendo un gesto de puchero-¿no puedes… esperar hasta mañana?- el menor había dormido tanto que ahora no podía evitar mantener despierto a su pareja. El primer nombre que se le ocurrió al castaño fue el de “Akihiko” pero decidió mejor no mencionarlo y fingir que estaba dormido, cosa que no le fue muy dificil de hacer.

 

Notas finales:

 

Espero les este gustando y gracias por tomarse el tiempo de leer.

 


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