Era una mañana tranquila en Shin Makoku, la pareja real se encontraba plácidamente dormidos, Yuuri abrazaba el cuerpo de Wolfram por la cintura mientras este se recargaba en su pecho… pero no todo era perfecto pues un gran alboroto se escuchaba por todo el castillo.
Anissina acompañada de varias sirvientas habían llegado aventando la puerta de la habitación real, ocasionando que la pareja despertara sobresaltados, solo para ver cómo eran tomados prisioneros por el ejercito de sirvientas para después ser llevados al laboratorio de la pelirroja bajo la mirada incrédula de los demás que se habían levantado para ver qué pasaba.
- Anissina que es lo que sucede?… que pasa? –pregunto desconcertado el pelinegro, pero no obtuvo respuesta
- Anissina contestanos, porque nos despertaste de esa forma? –cuestiono esta vez el rubio que ya se encontraba más que molesto.
Pero aun si no obtuvieron respuesta alguna de parte de la inventor –ella sabía que si les decía el motivo de sus actos los jóvenes reyes harían hasta lo imposible por escaparse-, al llegar al laboratorio hizo que las sirvientas los metieran en una pequeña cámara de cristal mientras ella ajustaba algunas cosas en unos botones y controles al lado de la cámara, bajo la mirada horrorizada de la pareja quienes se acababan de dar cuenta que habían sido tomados como conejillos de indias para uno de sus inventos.
- No se preocupen majestades, ya verán que solo será por un momento solo necesito ajustar un par de cosas
- Anissina que es lo que inventaste esta vez –Gwendal quien acababa de llegar junto a los demás observaba con temor a su hermano y al Maou, pero también con cierto alivio de no ser él, el ‘afortunado en ayudar’ a la inventora.
- Es una máquina del tiempo, el ‘viaja-a-todos-lados-kun’ –pero antes de que terminara de promocionar su nuevo invento este exploto sin razón aparente, bajo la mirada de espanto de todos, cuando el humo se disipo la pareja había desaparecido.
- HEIKAAA!!!! DONDE ESTA HEIKA!! PORQUE SE ESCONDE DE MI HEIKA!!! –Gunter había empezado con su drama con lagrimones recorriéndole los ojos.
- Anissina necesito que arregles inmediatamente esa máquina, debemos traer de vuelta a su majestad y a Wolfram cuanto antes –el general sentía una nueva arruga formarse en su frente, además estaba preocupado pues se acercaba una reunión muy importante con los diez nobles y el Maou no podía faltar.
- Tranquilízate Gwendal ya verás que la arreglare en un par de días –trato de sonar confiada pero la verdad es que no podía asegurar que la maquina tuviera arreglo
Mientras tanto Yuuri y Wolfram habían aterrizado en un lugar muy extraño no sabían donde se encontraron pero gracias a Shinou vieron a un chico como de su edad con el cabello negro azulado al lado de un hombre de cabello negro azabache vestían con unos trajes extraños que Yuuri pudo reconocer gracias a las películas que veía en la Tierra, estos se estaban acercando hacia donde ellos se encontraban, decidió preguntarles qué lugar era ese
- Hola… etto… no somos de aquí y quisiéramos saber si ustedes nos podrían decir donde estamos –Yuuri les pregunto apenas estuvieron cerca
Pero no le habían contestado, solo se limitaban a mirarlos como si fueran bichos raros, Wolfram que hasta el momento había permanecido callado pues aun se encontraba un poco desorientado por el viajecito trataba de mantener la calma pero al ver que esos sujetos no tenían la intención de contestarles lo estaba sacando de sus cabales.
Por otra parte el Conde Phantomhive y su mayordomo estaban un poco sorprendidos habían visto aparecer a esos chico de la nada mientras se dirigían a visitar a Undertaker para conseguir información sobre un caso que le había asignado la reina al pequeño conde, pero al ver como aparecieron Ciel no pudo resistirse a investigar.
Pero cuando ese pelinegro le había hablado Ciel no había entendido una sola palabra de lo que había dicho tal pareciera que hablaba en otro idioma, miro interrogante a su mayordomo cuestionándole sobre lo que deberían hacer.
- Tal vez sea mejor llevarlos con Undertaker bochan tal vez el pueda ayudarnos –fue el comentario del demonio para luego sonreír a ojos cerrados.
- Hmp si tal vez vamos Sebastian –y el conde se encamino hacia donde se encontraba el sepulturero shinigami.
El demonio hizo una pequeña reverencia y después volteando a mirar a los extranjeros les hizo una seña invitándolos a seguirlo.
Wolfram que había visto el intercambio de palabras no pudo entender nada así que atando cabos llego a la conclusión de que el invento de Anissina había funcionado así que seguramente se trataba de otro mundo, y cuando el hombre de negro los invito a seguir al pequeño niño él lo siguió y por consiguiente Yuuri también.
Ciel entro al ‘negocio’ del Shinigami seguido de todos los demás cuando entraron Yuuri no pudo evitar tener un escalofrió ese lugar le daba miedo y acercándose un poco al rubio lo abrazo por la cintura, acto que no paso desapercibido por el demonio.
- Undertaker necesito que me ayudes –Ciel señalo hacia los extranjeros- llegaron de quien sabe donde hace un momento y por lo visto no hablan el mismo idioma que nosotros
- Oh pero si es el conde… bueno ya sabe que tiene que hacer para pagar mis servicios –dijo con su habitual sonrisa
- Sebastian –fue todo lo que salió de los labios del conde, inmediatamente el demonio se acerco al sepulturero y le susurro algo al oído segundos después Undertaker se encontraba en el piso muerto de la risa
- Bien, bien… como siempre tienes muy buen humor Sebastian… ahora déjenme ver a nuestros visitantes –y con esto último se acerco a la pareja real y observándolos detenidamente abrió los ojos sorprendido- vaya, vaya esto sí que es una sorpresa jamás había visto a unos demonios como estos
- Demonios? –Ciel jamás se habría esperado que esos chicos resultaran ser demonios como su Sebastian
- Y supongo que desea que también les ayude para que puedan comunicarse cierto?
- Si por supuesto –Ciel aun se encontraba un poco sorprendido por la noticia
- Bien conde tiene que tomarse esto y tu también Sebastian –Undertaker les entrego un frasco a cada uno con una sustancia un poco sospechosa pero ambos lo tomaron- y bien ahora los entienden
- Quienes son ustedes y que hacen aquí? –
- Yo soy Yuuri el Rey de Shin Makoku y el es Wolfram mi prometido y ustedes quienes son? –Yuuri estaba feliz de que al fin pudieran entenderse
- Yo soy Sebastian Michaelis y el es mi bochan el Conde Ciel Phantomhive y se encuentran en Inglaterra en el Siglo XVIII –fue la respuesta del pelinegro mayor quien no había aprtado la mirada del rubio en ningún momento “Wolfram, un nombre muy peculiar” fue el pensamiento de Sebastian
- Ya… ya veo –Yuuri había notado la mirada del pelinegro sobre su prometido asi que haciendo lo único lógico que se le ocurrió abrazo a Wolfram de la cintura en un acto posesivo como indicándole que ese rubio era suyo, a lo que el mayor sonrio lo que mas le gustaba eran los retos- podrían decirnos donde hay un hotel para que podamos pasar la noche?
- Podrían quedarse en la mansión de mi bochan estoy seguro que no le molestara en lo absoluto además como un noble tiene ciertas responsabilidades –sebastian sabia que su bochan no se negaría si ponían en juego su dignidad como miembro de la nobleza.- cierto bochan?
- Claro Sebastian, por supuesto que pueden pasar la noche en mi mansión por favor acompáñennos.
El Conde quería saber quienes eran esos sujetos, miro al pelinegro y al rubio, el moreno no le parecía una persona muy relevante – a pesar de que era un demonio como Sebastian- asi que no le presto tanta atención pero el otro era otra cosa el tenia un porte digno de un Rey y una mirada que reflejaba el gran poder con el que había nacido, ese chico sin duda podría ser un rival digno para el, miro a Sebastian para saber que era lo que pensaba el demonio de la situación pero lo que encontró no le gusto para nada, el demonio no quitaba su vista del rubio lo veía con una mirada que no supo decifrar y eso lo preocupo ¡ni siquiera a el que era su pareja oficial lo miraba de esa manera tan enigmática! Y como estaba distraído no pudo evitar que Sebastian ofreciera su mansión ocmo casa de huéspedes por lo que tuvo que aceptar.
Después de que Yuuri y Wolfram explicaran quienes eran y que hacían ahí –o más bien como llegaron- ahora todos se encontraban camino a la mansión del Conde, quien en un principio se había mostrado escéptico acerca de todo lo que esos chicos les había contado pero aun tenía un deber que cumplir como miembro de la alta sociedad de Inglaterra, al llegar a la mansión ya los esperaban los sirvientes y Elizabeth en la entrada
- Cieeel –en cuanto el conde piso tierra esta lo abrazo y comenzó de dar vueltas con él, aunque ellos ya habían terminado con su compromiso aun mantenían una estrecha relación como amigos- donde has estado Ciel te he estado esperando
- Lo siento Lizzy pero tenía que atender unos asuntos? –de repente recordó a sus invitados- Lizzy ellos son el ‘Rey’ Yuuri y su prometido Wolfang viene de Shin Makoku y…
- A quien le dices Wolfang… soy Wolfram W-O-L-F-R-A-M –le interrumpió Wolf pues desde que se habían presentado él y el conde no se soportaban
- Como sea –le resto importancia- ellos se quedaran en la casa hasta que puedan regresar a sus tierras
- Kawaii!! Pero que guapos son –no pudo contener su emoción al conocer a dos bishounen
- Bochan deberíamos entrar a la mansión preparare te y bocadillos para usted y nuestros invitados –Sebastian había decidido interrumpir al ver las miradas que su bochan y el lindo rubio se mandaban
Al entrar el Maou no pudo evitar sorprenderse por el magnífico decorado de la mansión también Wolfram se había impresionado pero no lo demostró tan abiertamente pero aun así el conde pudo ver su sorpresa y sonriendo socarronamente decidió fastidiarlo un poco
- Impresionado? –dijo con cierta malicia en los ojos y en el tono de voz
- Hmp no es tan sorprendente nuestro castillo es el doble de grande esta es una simple cabaña comparándolo con Pacto de Sangre –y de nuevo empezaron las miradas asesinas entre estos dos
Después de esa pequeña ‘platica’ entre el Conde y el Príncipe todos se dirigieron hacia el comedor y se dispusieron a comer en ‘paz y armonía’ pues apenas empezó la comida Wolfram empezó a criticar todo lo que veía solo para tener la satisfacción de ver la cara fastidiada e irrirtada del Conde bajo la mirada divertida de Sebastian y la mirada preocupada de Yuuri quien conociendo el temperamento rubio e imaginando el carácter que podía tener el Conde sabia que eso solo pronosticaba problemas.