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El enamorado del vendaval por darkmoon

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Notas del capitulo:

Los personajes no son de mi autoria... son de Masami-sensei.

 

Querida geme, regresa (después de poder recuperar la cuenta) el fic que te gustaba, espero que tambien sea de tu agrado Ilean, y a todos aquellos que querian algo de twinces... ^_^ gracias!!

 La espesa noche cae lentamente sobre cada tejado en la gran Atenas, no hace frío, es una de esas noches cálidas que todo el mundo aprovecha para disfrutar al aire libre. Sin embargo en una casona antigua, que permanece escondida en la tupida selva cultivada en medio del campo, alguien abriga un alma desconsolada, un corazón desvalido.

 

 Todo allí permanece a oscuras, ¿para qué necesita luz?, puede verse un cuerpo moverse entre las sombras, conoce cada espacio, cada rincón... en un ápice de luz que entra por el gran ventanal queda detenido viendo la luna.

¿Quién se cree aquel astro para ingresar a sus aposentos y molestarlo de tal manera trayéndole algo que la vida misma le había quitado? ¿O tal vez es obra de Dios? ¿Realmente existe?

 Sus increíbles ojos esmeralda brillaban de tal manera que daban miedo, esas orbes fijas mirando al cielo, cristalinas, casi transparentes... casi al borde del llanto. Sus labios carnosos permanecen apretados al tiempo que frunce el ceño; en un de repente su mirada felina se calma y una solitaria lágrima brota lentamente.

 Sacude su larga cabellera color del mar y continúa su camino... en medio de la oscuridad.

 Abre la ducha y prueba el agua con una de sus manos, el agua escurre por sus dedos largos y delicados, con la otra mano se desabrocha la camisa... cada movimiento es tan lento que pareciera que robara energía a algún otro ser, su mutismo es implacable, no emite sonido alguno. El teléfono comienza a sonar pero nada lo perturba, sólo mira de reojo como si el sonido fuera tan estridente que lastimara sus tímpanos, de igual manera continúa con lo que estaba haciendo.

 Deja caer su camisa blanca, su espalda dorada y ancha no deja duda de que se trata de un griego, los cabellos rozan apenas su cuerpo, desata el nudo del pantalón de bambula que se desliza por sus largas piernas.

 Inmerso en sus pensamientos el timbre lo despierta, molestando su baño de tina, se levanta enfurecido y camina a paso firme a la puerta de entrada; abre la puerta y no ve a nadie... sólo el silbido del viento que soplaba con fuerza entre los árboles, baja su mirada y envuelto en una cinta roja ve un libro. Su portada llama la atención, tiene un algo familiar, una arboleda, un gran portón de rejas altas y viendo bien a su alrededor nota que es el mismo frente de su hogar.

 Ingresa nuevamente a la casa, se sienta en un cómodo sillón y encendiendo la luz de una lámpara de mesa comienza a leer aquel extraño libro llamado... "El enamorado del vendaval".

 

 "Hubo una vez dos gallardos caballeros que han perdido su corcel y su reino... su orgullo y su capacidad de amar... su coraje y su hombría.

Dos hombres enamorados que temían lo que la sociedad tenía para decir de ellos, pero más que cualquier otra cosa, en ellos reinaba el miedo, el miedo a la pérdida absoluta de su complemento vital. Para cada uno era diferente pero no menos intenso, para uno, para el dócil, sus encuentros eran invitación a la fantasía de que por lo menos esa noche le pertenecía por completo. Para el otro, la fiera indómita, sólo significaba un descanso en su vida habitual, un momento para él.

 Podrá parecerles egoísta... pero esperen a oír ambas historias de vida antes de juzgar a cualquiera de los partícipes de esta historia tan bella. La historia de las flores marchitas que volvieron a nacer."

 

 Las lágrimas no dejan de correr humedeciendo las mejillas sonrojadas al leer el nombre de la autora... muerde sus labios lleno de dolor... era demasiado cruel... era demasiada pena la que invadía su alma... quería  gritar, hacer algo para que todo pase.

 Sus jades brillantes bañadas en cristal no podían detenerse... se quita los lentes para intentar limpiar sus orbes pero el llanto regresaba pues su congoja es eterna... hace poco tiempo perdió a su más preciado tesoro y no podía concebir la sola idea de continuar por su cuenta... se suponía que debía cuidarla pero se siente fracasado. Se cuestiona una y otra vez ¿Por qué? Necesita que alguien le de la respuesta de porque un angelito como lo era ella debió marcharse... pero toma coraje...respira profundo y continúa leyendo imaginando que era ella quien le contaba un nuevo cuento:

 

 "Todas las noches se encontraban en el mismo lugar... siempre uno esperaba pacientemente al otro que llegaba como vendaval para marcharse después de sexo... esa bestia de ojos verdes que acaparaba su corazón por completo pero que lo veía  como un simple recreo de su ajetreada vida...

 

 Shura, el español enamorado del vendaval... de negros cabellos cortos y algo enmarañados, de azules ojos profundos y tiernos que sólo veían a aquel hombre que al llegar simplemente se desnudaba y se metía en la cama para ser satisfecho por el placer carnal que pudiera darle... sabía que algo ocultaba, que algo más había... él llegaba temprano, aromatizaba el cuarto de hotel de cinco estrellas, acomodaba la cama como le gustaba o por lo menos como creía que le gustaría. Atenuaba las luces y ponía música suave... pero él llegaba y no parecía notar ningún esfuerzo.

 

- Disculpa la demora- habla el recién llegado acomodando sus largos cabellos azules detrás de la oreja.

- No te preocupes... ponte cómodo- dice con una sonrisa.

- Bien... empecemos que debo regresar temprano a casa- sentencia el de cabellos azules

- ¿Así nada más? Llevamos dos meses en esto y no dirás más que "empecemos"- habla Shura con un dejo de tristeza en sus palabras.

- ¿Qué? ¿Quieres que te pregunte acerca de tu día, de tu vida, de tu trabajo? Vamos Shura... no seas infantil- aquel de ojos verdes continúa con su tarea de desvestirse.

- Por lo menos esperaría un "Hola ¿Cómo estás?" aunque no esperaras una verdadera respuesta de mi parte-

- Shura no tengo tiempo... ¿quieres esto o no?... porque si no ya mismo me voy-

- ¿Por qué eres tan frío?-

- Porque no tengo tiempo hoy... ¿Qué demonios pasa contigo?-

- Nada... primero debo ir al tocador-

- Bien-

 

 El pelinegro se retira con la mirada baja y en cuanto no pudo ver más al de cabellos azules se desarmó... ¿Cómo podría pensar siquiera en una relación? En ambas puntas de la recamara se debatía esta pregunta con diferente intensidad... diferentes motivos los separaban de manera abismal.

Shura apretando sus puños viéndose imposibilitado... el invitado viéndose incapacitado."

 

 El lector tapa su boca... era él, era su historia contada en un best seller que apenas ha salido a la venta... se acomoda en el confortable sofá, ata su largo cabello azul y se arropa con una manta, le encantaba leer a la luz tenue, se le hacían más exquisitos los libros.

Bebe un poco de café negro... mira por el ventanal gigantesco en el que asomaba el astro nocturno... sonríe al notar que las lágrimas se detuvieron... y continúa leyendo:

 

 "Esa noche se recorrieron a mas no poder... bebieron de su sudor cuantas veces pudieron... no se detenían por nada del mundo... querían un poco más de lo que sea, no querían olvidar esa noche, la disfrutaban como si fuera la última, y es que para el de cabellos azules cada vez se posesionaba esa idea de que no podría continuar así. Había algo que lo detenía, algo que era más fuerte e importante que su propia felicidad.

 Después de largas e interminables horas la cabalgata nocturna finalizó... Shura quiso que por aunque más no sean unos minutos el vendaval descansara en su pecho y abriera su corazón, pero al volver su mirada ya se encontraba vestido, listo para marcharse sin ni siquiera un "Adiós".

Volvía a preguntarse una vez más ¿Por qué continuaba de esta forma? Cada vez dolía más que se marchara de esa forma, cada vez eran más puñales en su pecho los que cortaban, desgarraban su corazón. Aún así era él... sólo lo necesitaba a él, con sus rabietas, con su frialdad, con su mirada esquiva, con sus secretos, con su forma tan escurridiza de huir después del placer de una noche. Sólo él... sólo Kanon Gemini"

 

 Vio su nombre escrito y rompe en llanto nuevamente... sólo hasta ese entonces pudo dar cuenta de lo mucho que había hecho sufrir al español quien todas las noches lo esperaba pasiblemente en aquel cuarto de hotel.

 ¿Cómo podía ser tan cruel? Ahora finalmente sabía que lo había perdido todo, su dolor no le permitió continuar, su incapacidad de hablar no le había permitido dejarlo entrar, aunque a su manera lo había hecho, el español se había adentrado en su corazón pero... pero ¿Qué?... de pronto no hallaba respuesta, no podía continuar, los "pero" se han desvanecido, ya no había excusas, y es que en realidad nunca las hubo. Ahora que su pequeña escritora se marchó de su vida es cuando se daba cuenta, real cuenta, de que estaba solo, solo con un recuerdo que vivirá por siempre, pero con la carga de que antes de partir la voz de su pequeña le susurraba "no lo dejes ir sólo porque tienes miedo, tu aquí te quedarás, yo me marcharé, y no quiero que estés triste y sólo en aquella gigantesca casa que nos vio crecer, reír y morir".

 Cierra el libro, mira las estrellas buscando algo, pero no halla nada más que salpicaduras brillantes que parecen ofrecerle un espectáculo único, pero no lo que desea ver... una respuesta mágica a su pregunta que ahora ocupa su totalidad "pero ¿qué?".

 Deja el libro en la pequeña mesita y se sirve una nueva taza de café... toma el teléfono móvil y disca un número... sin embargo no se atreve a responder cuando le preguntaron quien estaba al teléfono.

 Se sienta nuevamente y comienza un nuevo capítulo de la historia... de su historia...     

Notas finales:

Gracias por leer... comenten ^_^


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