Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

TÚ, YO... por Mirelle

[Reviews - 78]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen.

Esto es un UA, así que nada de lo que ocurra en este fik tiene algo que ver con la realidad del mundo Naruto =)

Notas del capitulo:

Bueno, empiezo un nuevo proyecto con el poco tiempo que tengo ^w^


Para los que no me conozcan, soy Mirelle, aunque los lectores me puedes llamar mire-chan ;)


He escrito muchos fiks en mi vida, no todos los he publicado, pero siempre he intentado alegrar al lector. Este proyecto lo empecé hace tiempo, pero hace poco lo recuperé para seguirlo.


Espero que les agrade, nos vemos al final =)

CAPITULO 1: TÚ, YO, EL ELEGIDO

 

Naruto era un chico de diecinueve años. Sus padres habían muerto en un accidente de coche cuando él era muy pequeño. Demasiado como para entenderlo. Cuando el tutor llegó a su casa para llevarlo a un orfanato, él se escapó para buscarles. Estuvo desaparecido tres meses. Lo encontraron mucho después en un pueblo lejos de allí, medio muerto. Nadie nunca supo qué pasó con su vida durante ese tiempo.

 

Actualmente, trabajaba en un restaurante muy cerca de la playa. Trabajaba todo el año a pesar de que, obviamente, rendía mucho más en las temporadas altas, o dicho de otra manera, ganaba más dinero en verano que en las demás estaciones del año. Su jefe era Kakashi, un hombre de treinta años con aspecto de viejo. No se llevaba demasiado bien con él, pero seguía trabajando allí para poder ganar dinero para pagar todas sus deudas mensuales.

 

Había hecho una gran amiga en el trabajo: Sakura. Una chica de pelo rosa que trabajaba de camarera con él en el mismo restaurante de Kakashi. Ella era una chica sencilla, que se conformaba con poco. Ambos habían mantenido una relación amorosa en el pasado, pero coincidían en que todo eso había quedado atrás y que solo eran amigos.

 

-Hola. – saludó el chico al entrar al “Icha Icha”, el nombre del restaurante, inspirado en el libro favorito del superior.

 

-Rápido Naruto. Hoy hay mucha gente y ya sabes que la mayoría de chicas vienen a verte a ti así que no las defraudes. – alegó Sakura mientras corría con sus patines hasta la mesa dos, donde habían pedido un batido y unas patatas fritas de bolsa.

 

-Sí, ya sabes que me cambio rápidamente y me pongo en ello. – alegó el rubio guiñándole un ojo a su compañera.

 

-¡Dos coca-colas para la mesa cinco! ¡Tres cafés con leche para la tres y una hamburguesa y tres refrescos de piña para la uno! – Sí, definitivamente, estaban muy ocupados. Naruto cumplió. Se vistió rápidamente y salió a servir a todas sus admiradoras y – aunque no lo aceptara – admiradores.

 

La jornada se hizo más larga de lo normal, pero cuando acabó el turno de Naruto se sintió libre. Se despidió de Kakashi y de los nuevos camareros a los que le tocaba el turno y se marchó. Sakura le siguió de cerca.

 

-Espera Naruto. Espera hombre…. Mira, quería pedirte si… me acompañarías un segundo al centro comercial. Tengo unas cosas que comprar y no quiero ir sola… - Naruto accedió no de muy buena gana al pedido de su amiga. Seguro que necesitaba ayuda para llevarle las bolsas de ropa. – Es que quiero comprarme uno de esos llamadores que están tan de moda.

 

-¿Llamadores?

 

-Sí, ya sabes. Un llamador de ángeles.

 

-¿Podrías explicármelo por el camino? – preguntó el rubio no demasiado seguro.

 

-Claro. – Sakura sonrió y se pusieron en camino. – Resulta que hace muchos años había ángeles en la tierra. Eran ángeles de la guarda, que se encargaban de proteger a las personas que querían. Resulta que sucedió algo y los ángeles tuvieron que marcharse de la tierra. Como muchos querían a las personas y no querían dejarlas, les dieron un collar especial. Se trata del llamador de ángeles. Es una bola que dentro tiene un cascabel. Te lo cuelgas al cuello y sirve para que cuando tengas problemas, lo toques, y tu ángel venga a ayudarte. Eso sí, sólo puedes tocarlo tú, nadie más. Sino no tiene efecto.

 

-¿Y son esas bolas que llevan como colgante muchas de las mujeres? – preguntó Naruto. Sakura asintió.

 

-Quiero uno. – alegó con una sonrisa la chica mientras se ponía bien el bolso en el hombro. – Pero me daba vergüenza comprármelo sola. ¡Ya sé! ¿Por qué no aprovechas y te compras tú también uno?

 

-Eso es para mujeres. – alegó con un aire machista. Sakura le golpeó en la cabeza.

 

-No es verdad. Muchos hombres tienen, no me seas grosero, Naruto. Verás como te gustarán.

 

-No lo creo.

 

-¡Mira que bien, ya hemos llegado! Si es que en realidad estaba al lado del restaurante… No te quejarás, ¿eh, Naruto? – alegó ella mientras entraba decidida al centro comercial. Naruto la siguió con una mueca, que borró por un signo de sorpresa cuando vio que todas las mujeres y hombres que veía llevaban en el cuello el llamador.

 

Subieron hasta la quinta planta y allí Sakura saltó sobre el escaparate, preguntándose qué llamador le quedaría mejor. Naruto vio uno por uno los colgantes, pero ninguno le llamaba la atención. Se recordó en su mente, la chorrada que le parecía llevar uno de esos y creer en los “angelitos salvadores”. ¡Si esos bichos ni siquiera tenían sexo!

 

Después de media hora mirando los tipos de llamador que había, Sakura se decidió por uno.

 

-¡Quiero éste!

 

-Muy buena elección, señorita. – alegó la dependiente mientras sonreía y pasaba la pulsera por la caja, indicando su precio. Un precio que a Naruto le pareció excesivo. - ¿Usted no querrá nada, señor? – Naruto negó con la cabeza y se dio media vuelta, saliendo de la tienda.

 

Sakura se puso el colgante en el cuello y sonrió. Era una bola de plata con dibujos de pétalos. A Naruto le pareció una cursilada.

 

-¿Me queda bien?

 

-Claro… - la ironía se notaba clara en su voz.

 

-Si no te gusta no hace falta que comentes. – ella se ofendió y empezó a andar hacia las escaleras para bajar. Naruto suspiró.

 

-¡Espera! ¡Lo siento! ¡Sakura! – empezó una carrera para alcanzarla pero de pronto su velocidad cesó. Paró en seco y observó el escaparate que tenía delante. Era otra tienda de llamadores y Naruto se había quedado observando uno en concreto. Era una bola con un Pay-Pay que tenía el dibujo de un círculo en el interior. Se lo quedó observando quieto hasta que la dependienta salió fuera de la tienda y se lo ofreció.

 

Sin saber cómo, Naruto se había comprado el llamador y lo estaba llevando puesto en el cuello.

 

-Tampoco puede ser tan malo… - susurró el rubio mientras acariciaba la joya en su cuello. – Ha sido impulsivo, supongo… Tal vez mañana lo deje en casa y no lo recuerde nunca más. – alegó con una sonrisa.

 

Se despidió de Sakura, que observaba su colgante con una sonrisa cruel, y se fue a su casa cogiendo el bus. Por la calle parecía que quisiese enseñar la joya a todo el mundo. Sin saber por qué, caminaba como tirado para delante con la cabeza alzada, enseñando su pecho y cuello. Llegó a casa y sin cenar siquiera se tiró en la cama. Estaba cansado. Apagó las luces y se durmió muy rápido.

 

Una luz azul iluminó la habitación después de que Naruto hubiese cerrado los ojos.

 

A la mañana siguiente, el despertador sonó.

 

Naruto, con los ojos entrecerrados por el sueño, hizo un vano intento de apagarlo. Levantó la mano hasta la mesita de luz pero no llegó y su mano cayó. El problema era que debía de tocar la cama y estaba tocando algo blandito. Naruto abrió rápidamente los ojos y se incorporó, observando con horror el chico que yacía, desnudo, en su cama.

 

Dormía profundamente. Tenía la tez blanca, el pelo negro ý corto, en punta. Su cuerpo era estilizado, casi perfecto. Estaba tapado por las mantas, pero Naruto supo que no llevaba ropa interior.

 

Intentó pensar rápidamente en lo que había hecho la noche anterior. ¿Había bebido y se había acostado con algún menor? Porqué, que era menor, estaba claro. Debía tener unos dieciséis años. ¿Qué si habría bebido durante alguna fiesta? Estaba seguro que no, pero no comprendía qué hacía el chico en su cama. ¿Y porqué no le despertaba y se lo preguntaba? Eso decidió hacer.

 

-Esto… ¿Hola? – nada. Toqueteó un poco al muchacho por si despertaba, pero nada. Cada vez le tocaba con más presión hasta que finalmente le dio una bofetada. Nada. El chico no despertaba. Había visto en unos dibujos algo parecido. Un chico se encontraba a una chica en la calle y la llevaba a su casa. La chica resultaba ser un ordenador y tenía un botón para encenderse.

 

No demasiado seguro, empezó a toquetear al chico buscando un botón, pero le pareció ridículo y lo dejó.

 

 

 

Notas finales:

Bueno, hasta aquí el primer capi.

Si les ha gustado, comenten.

Si no les ha gustado, comenten.

Si quieren preguntarme algo íntimo, comenten.

Si quieren preguntarme algo de mi escritura, comenten.

Si quieres preguntarme algo del fik, comenten.

En fin, reviews!! >w<

----------------------------------------------------------------------------

Dejo un avance:

Siguiendo su orden, el chico abrió sus ojos negros. Se incorporó y sentó en la cama y se le quedó observando. Callado. Sin una expresión clara en el rostro.

 

-No lo creo… ¿eres el ángel del llamador?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).