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La hora del té por Lelio

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Notas del fanfic:

Los personajes que aparecen en este fanfic pertenecen a Yana Toboso.

Notas del capitulo:

Los asteriscos indican los pensamiento de Claude.

 

 

El mayordomo de ojos dorados observó al niño. Eran pocas las ocasiones en que prestaba atención a su joven amo, a su delgada figura, a su rostro cincelado por el dolor o a su risa de campana. Claude únicamente miraba un alma atormentada que con torpeza jugaba el rol de amo y víctima. Eran pocas las veces que Claude Faustus prestaba atención a Alois Trancy.

 

-Siéntate, es una orden.

 

Y ahí estaban, una tarde de verano como cualquier otra en el jardín de la mansión, con una nueva ocurrencia por parte del niño. Ya se había acostumbrado a sus órdenes raras, poco precisas y que casi siempre buscaban irritarlo. Pero tomó asiento. Ese día el conde lo había invitado a tomar el té.

 

-Hoy tomaremos el té aquí, yo mismo preparé los bocadillos, Hannah me ayudó, pero recuerda- he hizo énfasis-  yo los decoré. ¡Mira los panquecitos! ¿A quién se parecen?

 

Claude arqueó la ceja, ¿los panquecitos debían parecerse a  alguien? Echó un vistazo, casi se hundió en el postre para encontrar forma al decorado. Y así pasaron cinco minutos sin saber qué contestar. Alois echaba humo por las orejas.

 

-¡¿Por qué carajos dudas?! ¡Ni que fuera tan difícil, es casi un espejo!

 

El mayordomo levantó la cabeza con un ligero desconcierto, ¿espejo?

 

-¿Acaso sugiere que soy yo?

 

-¡Obvio!

 

-Me temo que no su alteza, una vez que le encontré forma humana *pensé que era un bicho* se parece más a ese irritante shinigami  que siempre carga con un recogepapeles.

 

-¿Te refieres al que vimos con esa zorra pelirroja?

 

-Sí.

 

-¡No me jodas! ¡No pasé tres horas con el betún para que se parezca a esa cosa! ¡Eres tú, tú, tú, tú!

 

-Yo con sobre peso.

 

-Pero tú al final de cuentas… ¡come!

 

-¿Cuántas veces le he dicho que no tengo necesidad de probar comida preparada por humanos?

 

-Si me importara  lo recordaría. ¡Come!

 

-No.

 

-¡Qué tragues!

 

-No.

 

-Claude, es una orden, come el pastelito a la Faustus que preparé con mucho amor para ti. Si hasta hice algunos con corazones, es más, ¿ves lo que tienen letras? ¡Forman una frase! ¡Júntalos!

 

El mayordomo de ojos dorados suspiró, derrotado, y se puso a armar el rompecabezas de betún y harina. Volvió a arquear la ceja cuando leyó la frase.

 

“Mámame como yo a ti”

 

Silencio incómodo.

 

-¡Qué demonios!- gritó el pequeño Trancy- ¿De dónde salió esa “m”?

 

-Al parecer de su subconsciente, su alteza.

 

-¡Quítala, quítala! ¡Eso no es lo que quería decir!

 

"Ámáme como yo a ti"

 

Una vez que Alois hizo desaparecer al pobre panquecito de la discordia, cuyo único pecado fue ser una “m” extra, el conde prosiguió con su hora del té.

 

-¡Traga!

 

-Su alteza…

 

-¡Traga!

 

Claude dio un mordisco al panquecito, Alois sonrió.

 

-¿Qué tal? Son deliciosos, ¿cierto?

 

-Los demonios no encuentran sabor a la comida de los humanos.

 

-Pues encuéntralo.

 

¿De qué servía explicarle? Alois Trancy jamás podría comprender la lógica de un demonio.

 

-Saben deliciosos, su alteza.

 

-¡Lo sabía, sabía que te gustarían! ¡Por eso preparé panquecitos para toda la semana, y cada día habrá una frase distinta, hasta formar un poema!

 

-¿Qué?...

 

Alois rió, genuinamente feliz.

 

-Y la próxima semana te prepararé un pastel, ¿te gusta el chocolate o prefieres vainilla?

 

-Lo que prefiera su alteza.

 

-¡Escoge! –gritó irritado Alois.

 

-Chocolate.

 

-Le pediré a Hannah que compre lo necesario- inmediatamente, el conde se puso a servir el té, con poco éxito, el peso de la tetera y su desequilibrio provocó que terminará desparramando la bebida caliente. Claude sólo suspiro.

 

-No te muevas, no te muevas, iré por algo para limpiar.

 

El niño desapareció entre las flores, buscando con desesperación a Hannah. Claude se quedó en su lugar, mirando los postres. Sonrió de lado.

 

Efectivamente, eran pocas las veces que prestaba atención a su joven amo, porque si lo hacía terminaría  sonriendo, y los demonios no sonríen, mucho menos con dulzura.

Notas finales:

Gracias por leer  y felices fiestas ^^


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