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Notas del fanfic:

¡Lo hemos escrito en conjuntoooo! *-* Esperamos que le sguste mucho porque lo creamos con todo el cariño del mundo *-* Besitos a todos~

Notas del capitulo:

Primerísimo capítulo por día de San Valentín ¡Besos para todas las fans de MinKey! En especial a cada una de las integrantes de MinKey is love

¡esperamos que sea de vuestro agrado :D!

 

-           Este será tu cuarto 

 

KiBum miró detenidamente la habitación que la esbelta mujer a su lado le mostraba, todavía le era imposible aceptar que dormiría aquí todos los días a partir de hoy y no en la comodidad de su cama. Soltó un suspiro imperceptible obligándose a sonreír

 

-           Gracias – la mujer le devolvió la sonrisa y se marchó sin decir más. Tan pronto como ella se hubo ido, Key se encerró en su nueva habitación poniendo la enorme maleta sobre el viejo colchón. Odiaba la suciedad y el desorden del lugar pero tendría que acostumbrarse.

 

Pasó el dedo por la desgastada madera del bureau, haciendo una cara de asco cuando miró el polvo impregnado en su índice. Le resultaba pesado tener que limpiar la mugre acumulada pero no le quedaba de otra si quería vivir ahí. Se aproximó al cuarto de baño rogando porque estuviera decente. Al momento en que ponía su mano sobre la manija, su celular comenzó a vibrar. Chasqueó la lengua y lo sacó del pantalón, alegrándose al ver que era Onew

 

 

De: Honey Bunny

 

Bummie, ¿En dónde estás?

 

 

De: Bummie

 

En mi habitación HB ¿Por qué?

 

 

De: Honey Bunny

 

Ven a la cafetería. Quiero verte

 

 

Key sonrió al ver la última frase y recordó el por qué estudiar aquí le haría feliz. Agarró sus útiles y salió, posponiendo su inspección para después de clases.  

 

 

 

 

El motor de la Harley Davidson rugió cuando reducía la marcha y se situaba en el lugar que siempre ocupaba desde el primer día de clases. Mientras plantaba los pies en el suelo quitándose el casco, Minho observó la universidad que se alzaba frente a sus ojos. Era hermosa, pero desgastada por los años y para él, no era más que una prisión en la que se encerraba cada inicio de curso. Completamente común

 

Con un gruñido exasperado sacudió la cabeza, acomodándose los cabellos desordenados que su coleta no alcanzaba a agarrar. Puso el soporte y desmontó con un ágil movimiento la majestuosa motocicleta, la cual era sin duda, una de las pocas razones por la que soportaba venir a clases. Él no era muy sociable pero tampoco quería serlo, no necesitaba más amigos de los que tenía y si requería de una mirada dura para mantener alejado a todo aquel que quisiera acercársele para entablarle conversación, lo emplearía.

 

-           ¡Hey bro! – Miró sobre su hombro al reconocer aquella voz, encontrando a su pequeño amigo, el cual venía con la pereza que lo caracterizaba. Como era costumbre, traía el cabello rubio largo recogido, una playera negra abierta en la parte del pecho, los jeans ajustados a sus esbeltas, largas piernas, y un par de botitas negras, las cuales el alto sabía perfectamente que eran sus favoritas.

-           Hey – le contestó. Taemin se frotó la cara tratando de avivarse mientras se acercaba a él

-           ¿Listo para el terror?

-           Nunca – respondió acomodando la mochila que llevaba en la espalda

 

El menor esbozó una sonrisa sin despegar los labios, dándole palmaditas en el hombro, como calmándolo. Su vida se había vuelto monótona y empezaba a aburrirle, en el fondo deseaba con fuerza que este año hubiera algo interesante, único, que le hiciera salir de la rutina en la que había caído.

 

-           ¿Has visto a Jonghyun? – preguntó mientras empezaba a caminar

-           No pero lo más seguro es que ya ande por ahí rondando a las chicas nuevas

 

Sonrió ante la imagen de su amigo más bajo en esa situación. Kim Jonghyun se caracterizaba por ser un casanovaba, siempre en busca de una fémina para pasar el rato, y cuando ésta le aburría, simplemente la dejaba como si fuera una hamburguesa sin sabor. Se había empezado a llevar con él por su intrepidez y sus locuras. No era el tipo de persona con la que se juntaría pero había intentado muchas veces marcar la distancia entre ellos y sencillamente nada funcionó

 

-           Tengo que ir a ordenar el cuarto ¿te veo en la cafetería? – preguntó el de cabello claro sacándolo de su ensoñación en el momento que llegaban al edificio de las habitaciones

-           Claro – se separaron sin decir más y el de ojos grandes se dirigió con pasos amplios a las escaleras. Por un momento se preguntó si sería capaz de soportar el tiempo que le quedaba de escuela.

 

El lugar no había cambiado mucho desde el año pasado. La gente lo admiraba como con respeto y las chicas parecían intentar llamar su atención a toda costa. Suspiró, con el casco bajo el brazo, agarrando firmemente su bolso por las correas, buscando su habitación de siempre, con la puerta marrón llena de stickers de sus equipos de deporte favorito, con la cerradura gastada en la que había que empujar dos veces para que abriera correctamente. Había pasado tantas cosas por su cuarto, como cuando Tae había llegado completamente ebrio luego de salir con Jonghyun y le vomitaron toda la cama, o cuando  chocó, teniendo que pasar encerrado en esas cuatro paredes casi un mes entero.  Le tenía algo de cariño a ese pequeño espacio, acarició la madera con nostalgia y empezó a revolver en su bolsilla buscando la llave. Estaba a punto de abrir, cuando sus ojos divisaron una figura ajena, que salía del cuarto de al lado.

 

Minho observó fijamente al muchacho nuevo: delgado; serio; débil; femenino. Tenía unos ojos hermosos, era como estar mirándose con un gato, y aquello le atrajo innegablemente, como hipnotizándole. No es que le gustara, vamos, no era el tipo de muchachos con el que solía relacionarse, se veía demasiado correcto, aburrido, podía sentir con solo darle un vistazo rápido que no tenían nada que ver el uno con el otro. Pero había algo extraño en ese rostro que le parecía tan llamativo, hacía que le costara voltear y centrar la atención en otra cosa. Los murmullos del alumnado le sonaban lejanos, mientras él seguía viendo a este chiquillo felino con fijeza, como desafiándole.

 

El chico rompió el contacto primero, pasando junto a él con la barbilla en alto, pavoneándose con cada paso que daba e ignorándole por completo.

 

Choi apretó los puños sintiéndose el ser más estúpido del planeta. Nunca antes alguien le había hecho tal cosa. El nuevo lo había pillado mirándolo y le dio una cucharada de su propia medicina al hacer el menor caso a su presencia. Ese chico era tan opuesto a él pero de alguna manera similar, que lo odió y la sola idea de lanzarle el casco a la cabeza le pareció demasiado tentadora.

 

Conteniendo su mal humor, abrió la puerta arrojando sus cosas al suelo. Estaba tan cabreado que no le importó el desorden que encontró, lo único que tenía en la mente era que ese niño bonito se las pagaría la próxima vez que lo viera. Caminó fuera de su habitación con firmes zancadas hacia el comedor, haciendo que todo aquel que estuviera a su alrededor se apartara del camino para evitar ser arrollado. Su presencia era soberbia, él lo sabía y le gustaba

 

Cuando llegó a la cafetería, el olor de los platillos recién hechos asaltó su nariz, observó como los grupos de estudiantes estaban regados por doquier, cuchicheando sus experiencias en las vacaciones mientras otros se empujaban en la fila para lograr pedir el desayuno. Su atención se centró en un montón en particular, uno en donde las risas femeninas se alzaban exageradamente por todo el lugar. Entrecerró los ojos cuando notó una cabellera pelinegra encrespada sobresalir de los bonitos peinados de las jóvenes

 

-           Te dije que estaría en modo gigoló – Taemin le sonrió poniéndose a su lado

-           Ve por él – le ordenó con los brazos cruzados sobre el pecho

-           Nah, paso, gracias – contestó el rubio sentándose de un salto en la mesa – además sabes que odio a las mujeres, sobre todo si se trata de niñitas tontas como esas

-           Anda, hazlo – insistió el alto – y te doy un regalo – el menor lo miró furioso

-           Te recuerdo que el perro es él – rezongo señalando a Jonghyun – no yo 

 

Minho quiso insistirle, más por molestarlo que necesitando la presencia del más bajo pero no fue necesario, Jonghyun salió caminando apresurado hacia ellos en cuanto los vio mientras le guiñaba un ojo y sonreía a una rubia con pechos grandes

 

-           Keroro, doncella – los saludó en cuanto se acercó

-           ¿Qué hay portador de virus? – respondió el rubio meciendo los pies

-           Muy gracioso – refunfuño Jonghyun masticando una manzana – Oye, ¿han visto al chico nuevo?

-           ¿El raro ese? – Rió con malicia el menor – tiene una cara de idiota que me da vergüenza ajena.

-           He escuchado que es novio de un tipo de mi salón, uno del cual jamás había escuchado hablar antes ¿Jinki? Algo así – explicó como el chismoso que era, emocionándose con sus propias palabras.

-           ¡¿Qué?!

 

Los mayores observaron sorprendidos a Taemin, quién de pronto parecía haber escuchado la noticia más terrible del mundo, como si le hubieran informado de la muerte de una figura emblemática o sobre una catástrofe de grandes proporciones en su ciudad natal.

 

-           ¿Qué tiene de especial eso? – alzó una ceja el alto

-           No puede ser – murmuró el menor con semblante atónito

-           ¿Por qué no? – preguntó el más bajo, dándole una nueva mordida a su manzana

-           Jinki es mío - a Jonghyun se le desencajó la mandíbula mientras Minho permanecía estoico ante la confesión del de cabello largo

–          No me miren así, ¿lo han visto alguna vez? Es tan delicioso

-           ¿Cómo puede ser delicioso alguien tan común y aburrido como él? – discutió el de ojos grandes, consiguiendo que Taemin lo fulminara con la mirada

-           Siempre supe que eras de esos – rió el más bajo – lástima que tu príncipe tenga ya su princesa

-           ¿Ese tonto con cara de retardado? ¡Claro que no! Ya van a ver, voy a robárselo. Ellos no van a durar ni un mes más juntos

-           Llevan algo así como un año – explicó el de mirada de cachorro - ¿crees que vas a separar una relación así de larga? ¡Ya van para casorio!

-           No digas estupideces – lo regañó arrebatándole la manzana - ¿Crees que eso me importa?

-           Oye – se quejó el mayor al ver su alimento siendo devorado con fiereza – yo solo digo lo que es obvio, ¿Verdad Minho? – preguntó a su amigo en busca de ayuda

 

En aquel momento KiBum caminaba curioso por las instalaciones, observando rigurosamente la opción arquitectónica del lugar, apuntando tal y cual sector era más seguro en caso de emergencia o aquellos adornos que le parecían innecesarios, de mal gusto. El casino era extenso, con un puñado de muchachos repartidos en el espacio, las murallas rayadas, las mesas mal cuidadas. Sucio, no le gustaba. Avanzó tranquilamente buscando un lugar, cuando su nombre llegó a sus oídos y no pudo hacer otra cosa que voltearse para averiguar qué era lo que estaban cuchicheando de él. Sonrió con suficiencia, acercándose disimuladamente a la mesa del fondo, en la que distinguió al instante a ese muchacho alto que le había observado intensamente momentos atrás y no pudo evitar volver a deleitarse con su presencia. Era hermoso, con el cabello largo recogido en una pequeña coleta, los ojos enormes observándolo todo, la playera negra ceñida a su abdomen, dejando ver lo fuerte que estaba.

 

-           Se va a cansar de él – dijo como si nada, haciendo que el de ojos gatunos se detuviera y dejara de observarle con aquella adoración – el nuevo tiene cara de zorra, seguro que ya se ha acostado con medio Surcorea

 

El de coleta no acabó de hablar cuando alguien le asestó una certera y fuerte palmada en la nuca. Se giró sorprendido, encontrando al muchachito guapo observándolo con completa furia, esos rasgos preciosos teñidos por la cólera, con el entrecejo bien fruncido, los dientes apretados, los puños cerrados. Todos en el lugar enmudecieron, espectadores de los dos chiquillos que se miraban fijamente.

 

-           ¡¿Quién te crees tú para venir a hablar sobre mí de esa forma?! – Casi rugió el de cabello caoba - ¡¿Acaso me he acostado contigo o con alguno del par de idiotas de tus amigos?!

-           Tal vez ya lo hayas hecho con los tres – sonrió de lado, viendo cómo la mano volvía a intentar golpearle, agarrándolo justo a tiempo

-           ¡Como te atreves! – gritó colérico, zafándose de su agarre

-           Kibum – el de ojos afilados se giró furioso al escuchar su nombre - ¿Qué sucede? – su semblante cambió en cuanto vio a su novio con expresión preocupada acercándose hacia él

-           Pasa que estoy poniendo en su lugar a este imbécil – escupió molesto, señalando al más alto.

 

Jinki lo miró de soslayo antes de fijar de nuevo su atención en Kibum

-           Mejor ven conmigo, tengo algo que mostrarte – lo agarró sutilmente del antebrazo, llevándoselo de ahí sin hacer caso a sus reclamos.

-           Uy uy uy – farfulló Jonghyun sacudiendo la cabeza – parece ser que te has topado con gato salvaje  

-           Si, y él conmigo – se defendió Minho

-           Bueno como sea – dijo encogiéndose de hombros – será divertido

-           si que lo será - habló aún con molestia el alto, observando como la pareja se alejaba

-           doggie – interrumpió Taemin – dame dos mil wons

-           ¿Para qué?

-           Tu solo dámelos – insistió molesto, sacudiendo la mano frente al más bajo

-           No tengo – confesó sonriendo torpe – me lo gasté en esa rubia de ojos grandes pero dile al rano, él es rico yo no – el de cabello largo rodó los ojos y luego miró a Minho en busca de auxilio

-           ¿Cuánto dijiste? – preguntó el alto sacando su cartera

-           dos mil

-           Toma

 

Y antes de que pudieran preguntar cualquier cosa, el más joven salió corriendo, por la misma puerta que segundos antes había desaparecido la pareja, empujando a un par de alumnos que transitaban a paso lento, casi resbalando justo antes de la salida al exterior, parando junto a una máquina expendedora de café.

 

 

 

-           Bummie – empezó tímidamente Jinki, tomando las manos de su novio, cuando estuvieron afuera de la cafetería, en el patio desierto, lleno de frondosos árboles.

-           ¡Ese chico es un vulgar! ¡¿Qué se ha imaginado hablando de mi?! – habló exasperado, casi soltándose del agarre suave con el que el otro lo retenía

-           Déjalo, es un chico idiota – pidió en un suspiro, dándole un pequeño beso en la mejilla que le dejó silencioso – bien.

-           Honey Bunny estoy muy emocionado, muy feliz de que por fin vayamos a poder pasar más tiempo juntos – habló con amor, viendo los ojos brillantes de su pareja

–          es una bendición que hayas quedado en mi universidad y que de ahora en adelante podamos pasar más tiempo juntos. Te amo Bummie

-           ¡Ohhh! Yo te amo a ti Honey Bunny – Dijo con emoción, dando saltitos

-           Te he traído un presente, no solamente porque estoy perdidamente enamorado de ti, también para felicitarte porque ahora comienzas a forjar tu futuro, nuestro futuro – sacó de su bolsillo una cadenita pequeña con una llave

-           ¡Es preciosa! – Chilló, colgándose del cuello del mayor - ¡Oh my god! ¡Oh my god!

-           Sabía que te iba a gustar – rió suavemente, haciéndole señas al más alto para que se volteara. Le abrochó con cuidado la cadena, sintiéndose el hombre más enamorado y afortunado del mundo. Los dedos delgados de Kibum acariciaron suavemente la llave sobre su pecho, feliz, completamente encantado. No importaba que estuviera rodeado de idiotas que inventaran tonteras sobre él, porque tenía a su novio perfecto, guapo,  tierno, podía sobrellevar todo, incluso al inepto  idiota de ojos grandes ese.

-           Gracias Honey B – se giró buscando los ojos pequeños y curiosos de su novio, perdiéndose en ellos y notando todo el amor que le profesaban – eres el mejor~ - canturreó enredando los brazos en el cuello ajeno, acercándose lentamente a los labios bonitos, pero cuando estuvo a punto de rozarlos, sintió una quemazón intensa, húmeda, que lo hizo gritar y voltearse al instante.

- Oops - sonrió con fingida inocencia el chico rubio de cabello largo que minutos antes estaba en la mesa del alto atrevido - Fue sin querer~

 

Y en ese momento, con su sweater favorito lleno de café hirviendo, su novio actuando torpemente como siempre, su rostro colorado por la ira mezclada en vergüenza, Kim Kibum supo que su vida este año no sería fácil. Pero él estaba decidido a afrontar cualquier reto, porque siempre supo que vendrían problemas cuando aceptó aquel cambio

Notas finales:

¿Qué les pareció? Buahahah <3 Nos hemos tomado incluso la molestia de hacer una cuenta nueva (: Soy Rei y quiero decirle especialmente a mi pareja :$ del reto xdd 

Querida Faby:

¡Te amodorooo! Ha sido un gustazo empezar este proyecto contigo, con quién sé tenemos un amor inmenso por SHINee y por el MinKey *___* Me encanta que hablemos, que cada día seamos más cercanas *-* ¡Feliz día!

¡Y feliz día a todos quienes leen! ¡Besooos!


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