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As Long As I’m Living My Love You’ll Be por Xcaret

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Notas del fanfic:

"I'll love you forever, I'll like you for always, as long as I'm living my love you'll be."  by Robert Munsch

Notas del capitulo:

Celebrando a Tensai Fuji Syusuke! 02/29/2012

^ Los personajes pertenecen a Konomi Takeshi. ( aunque pagaria en una subasta por que me pertenecieran Lol.) asi que como no es posible que me pertenezcan los pido prestados para hacer esta historia como regalo a mi Syusuke.

 

 

Gracias Oneesan por ayudarme con la editada! y siempre acompaniarme en estas locuras! 

Hikari- san, espero te haya gustado tambien.! 

 

As Long As I’m Living My Love You’ll Be

 

 

 

 

 

Tezuka permanecía en la línea de fondo, esperando a que Fuji sacara. El aire estaba bastante cargado, y la luz del sol luchaba por atravesar las nubes que cubrían el cielo. Las rejas estaban abarrotadas, pero él era completamente ajeno a sus demás compañeros quienes con atención los observaban.

 

 

 

Al momento de decidirse regresar a Alemania sabia bien que tendría que cumplir la promesa que había hecho a cierto tensai. Se había alegrado de que se lo recordara, porque Fuji tenía un estilo de juego lleno de pasión y de fuerza. Era uno de los cinco contrincantes a los que más respetaba, y el deseo de ganar sólo estaba un paso por detrás del deseo de enfrentarse a un buen desafío, de batallar. De niño había tenido que luchar por salir adelante, y la raqueta se había convertido en una extensión de su brazo. El partido era un combate más, un mano a mano. Para él, el tenis nunca había sido un simple juego, nunca lo sería y sabía bien que para el tensai  era igual.

 

 

 

Fuji tenía un set de ventaja, así que el objetivo inmediato era romperle el servicio para poder igualar el marcador. Aún no había encontrado ningún punto débil en su juego, y estaba buscando una brecha para poder atacar.

 

 

 

Oyó el golpe de la pelota contra la raqueta, la vio acercarse a toda velocidad y caer con una colocación perfecta en una de las esquinas, y su cuerpo y su mente reaccionaron con una coordinación impecable. Consiguió devolver el golpe mientras decidía la defensa, la ofensa y la estrategia en cuestión de una fracción de segundo.

 

 

 

Mientras los dos jugadores se movían por la pista con una concentración absoluta, los truenos empezaron a resonar en la distancia.

 

 

 

De momento, la mayoría de los golpes habían sido largos y profundos, así que Tezuka decidió imprimir más potencia para cambiar el ritmo de juego. Tomó desprevenido a Fuji con un golpe cortado de izquierda a derecha logrando así el Tezuka zone, consiguió contrarrestar el intentó de pase del ojiazul.

 

 

 

Los dos empezaron a buscar ángulos más abiertos y golpes más profundos, y se produjo un largo intercambio de golpes mientras ambos esperaban una buena oportunidad.

 

 

 

Finalmente, Tezuka realizó Zero Shiki Drop, y estrelló la pelota contra la red. Cero a cuarenta.

 

 

 

Estaba claro que Fuji no se dejaba vencer tan fácilmente. Tezuka avanzó a por la pelota de inmediato, y se colocó en la red para atacar. Los dos se enzarzaron en un intercambio de golpes rápidos y potentes, sus cuerpos se movían por instinto mientras la pelota volaba del uno al otro a una velocidad de vértigo. Había apenas unos segundos entre golpe y golpe, así que ambos jugadores tenían que intentar anticiparse a lo que iba a hacer su rival. De repente, Tezuka cambió de táctica, y realizó una dejada con la cual gano el  set.

 

 

 

Se acerco a su amigo y compañero  quien estaba cerca de la red para darle la mano, y este la recibió para acercarse y terminar en un abrazo, algo que lo avergonzó pero escucho claramente un “aún falta parte de la promesa por cumplir”. – Lo sé contesto.

 

 

 

—    ¡Es peligroso!

 

—    Lo sé, pero – dijo algo dudoso – es mi última oportunidad de despedirme de él.

 

—    Sabes que saldrás mas lastimado una vez que él se haya ido – insistió.

 

—    Eiji, - suspiro –tengo que hacerlo, el se va por no sé cuánto tiempo. Así que mi querido amigo – tomó su mochila. Te veré por la mañana.

 

 

 

El ojiazul salió del campamento a mitad de la noche en el portón vio luces de un auto el cual se detuvo frente a él, maldijo para sus adentros, porque no podría salir, había sido atrapado en su escape. Mas al ver que bajaba cierto no desconocido para el medio sonrió.

 

—    Asegúrate de regresar antes de las cinco - le dijo el peligris.

 

—    ¿Por qué?- inquirió Fuji.

 

—    Porque él se lo merece. – le contestó.

 

—    ¡Gracias!

 

—    No le tienes que dar las gracias a oresama – le dijo – y apúrate cenicienta que el tiempo corre.

 

**********************************************************************************************

 

El tiempo había pasado, y cada vez era menos frecuente la comunicación entre ellos, pero hubo un día dos años después de esa despedida en su cumpleaños número cuatro, en que él volvió para confirmarle una vez más.

 

"I'll love you forever, I'll like you for always, as long as I'm living my love you'll be." 1*

 

 

 

 

 

Sus ojos amelados  estaban oscurecidos de furia y ardían de pasión, los corazones de ambos latían desenfrenados. Fuji hizo que Tezuka dejara a un lado el orgullo, y lo besó.

 

 

 

Tezuka se quedó inmóvil por un instante, pero se rindió con un gemido y con un estremecimiento, con una maldición ahogada. Mientras sus bocas se fundían, se preguntó por qué había intentado resistirse, pero era incapaz de pensar mientras Fuji le cubría el rostro de besos… aquello era lo que quería, ¿no? Deseaba  tenerlo, demostrar que podía arrancárselo de una vez por todas por si volvía a negarse a irse con él; sin embargo, sus resistencias se desvanecieron ante la pasión que le nubló la cabeza, y Fuji se convirtió en lo único que existía… su sabor dulce, su aroma incluso más embriagador y seductor que aquel caro perfume. Cada vez que inhalaba, sus pulmones se llenaban de él, y se rindió a los labios seductores y al cuerpo suave que habían acaparado mil veces sus sueños.

 

 

 

Tenía que saber cuánto había cambiado su cuerpo en aquellos  años que estuvo fuera de su alcance, y gimió al posar la mano sobre uno de aquellos glúteos firmes que conocía tan bien. Podía ver como a través de la tela de la camisa, los pezones se endurecían, y después de bajarle la cremallera con impaciencia, deslizó las manos por debajo de la camiseta hasta alcanzar aquella piel tersa y delicada. Siempre había tenido miedo de lastimarlo con sus manos, pero él no se apartó y soltó un gemido de placer.

 

 

 

Cuando Fuji le acarició el cabello, Tezuka sintió lo mucho que lo deseaba en el temblor de sus dedos, probó la pasión en sus labios. Apartó la boca por un instante para cambiar de ángulo, y profundizó el beso mientras su lengua la saboreaba. Sintió el latido acelerado de su corazón bajo la palma de la mano, y siguió acariciándolo.

 

 

 

Subió la otra mano lentamente hasta posarla en su cadera, y se perdió por un momento entre el pasado y el presente. La fragancia de los cítricos e inciensos era más seductor que cualquier perfume, y sintió que estaba inmerso en un sueño mientras bajaba la boca por su cuello. Al oír que Fuji suspiraba de placer, se preguntó si el también estaba soñando, si en su mente el pasado también estaba mezclándose con aquel momento; sin embargo, aquellos pensamientos se desvanecieron antes de que pudiera intentar encontrar una respuesta. Lo único que le importaba era que volvía a tenerlo en sus brazos.

 

 

 

Te extrañé tanto… —le susurró, mientras desabotonaba con dedos habilidosos su camisa. Cuando quedó desnudo hasta la cintura, bajó la cabeza hacia él poco a poco, aunque Fuji hundió las manos en su cabello para intentar atraerlo hacia su cuerpo con mayor rapidez.

 

 

 

Cuando le cubrió un pezón con la boca entreabierta, el se arqueó y lo apretó contra sí, y creyó enloquecer al sentir que empezaba a acariciarlo con la lengua. Su cuerpo entero pareció vibrar con el pálpito de cientos de pequeños pulsos, y lo recorrió un deseo descarnado y primitivo que le nubló la razón. Desesperado por sentir placer, empezó a moverse bajo su cuerpo, a acariciarlo por todas partes.

 

 

 

Tezuka dejó a un lado su intento de ternura, porque estaba claro que no era lo que el ojiazul deseaba en ese momento. Su pasión desatada siempre le había enloquecido. Cuando estaban juntos, Fuji carecía de inhibiciones y de vergüenza, era puro fuego, y tan peligroso como sus contra ataques en la cancha.

 

 

 

Sin darse cuenta de que estaba perdiendo el control, con la respiración entrecortada, empezó a prepararlo lentamente, pero él no le dio tiempo para que pudiera terminar con su preparación lo quería dentro y ya. Rodaron por la cama con movimientos frenéticos, y aunque se dio cuenta de que él estaba tembloroso, sus manos lo acariciaban con firmeza y sin vacilaciones. Ninguno de los dos pudo esperar más.

 

 

 

Al penetrarlo, Fuji sintió un dolor punzante que se convirtió en una dulce tortura. Gritó, igual que en aquella primera noche seis años atrás en la que habían jurado volver a verse una vez más, y entonces sintió que le subía las piernas en sus anchos hombros para penetrarlo una vez más por completo. Sus bocas se encontraron mientras la tormenta estallaba a su alrededor, y se hundieron en el éxtasis total.

 

 

 

Fuji suspiró, completamente relajado. Nunca se había sentido tan pleno y satisfecho, ni siquiera cuando había estado con él en el pasado, porque en aquel entonces aún no sabía cómo sería vivir sin él. Le recorrió un estremecimiento, y se apretó un poco más contra su cuerpo.

 

—    ­¿Estás bien?- preguntó estrechándolo más en sus brazos y besando su cabello una vez más.

 

—    Mejor que nunca. – contestó un poco cansado.

 

—    Te lastimé – dijo en un suspiro enterrando su rostro en el hombro del ojiazul.

 

—    Estoy bien. – cerró los ojos para quedar así profundamente dormido abrazado de su ex capitán, y ahora amante ocasional.

 

          La mañana los despertó, viendo el desastre que habían hecho por toda la habitación desde ropa regada por todos lados, comida olvidada en la mesa y  ni que decir de todos esos pétalos de rosas que había regados por toda habitación y que sentía pegados por todo el cuerpo.

 

—    Creo que la mucama se molestara un poco al ver la habitación – dijo sonriendo al ojiazul que aún no terminaba de dar crédito de como quedó el lugar impecable al que había sido citado para una cena romántica.

 

—Bueno creo tendrás que resolverlo tú, porque fuiste el que reservó esto para festejar mi cumpleaños.  – contestó traviesamente.

 

Tezuka se echó a reír, y lo abrazó como si no fuera a soltarlo jamás. Qué maravilloso era ser libre, poder reír y amar abiertamente. Se apoyó en su pecho para mirarlo a la cara, y vio una desacostumbrada serenidad en sus ojos. Su boca estaba curvada en una sonrisa, y sentía el movimiento rítmico de su respiración, que estaba acompasado con el suyo propio. Siempre habían encajado, siempre habían sido dos mitades de un todo.

 

—Dios, te he echado tanto de menos… —Tezuka se sintió incapaz de seguir hablando, y hundió la cara contra su cuello. Su vida había estado tan vacía… pero unas horas de plenitud había borrado una eternidad de vacío. —Fuji…

 

—No, nada de preguntas —le cubrió la cara de besos con desesperación, y añadió—: Limítate a sentir, a estar conmigo. Esta noche necesito reír, como lo hice hace seis años cuando estuve contigo por primera vez, además ¿No ibas a invitarme a cenar?

 

—No tengo ni idea de qué estás hablando —le dijo él, claramente aliviado.

 

—Oye, has sido tú el que me ha invitado a salir.

 

 

 

          Se estiró a sacar algo del cajón del buró, Fuji al ver esto, solo cerró los ojos pensando que este quería otro round mas, por eso lo sorprendió el rubio cuando sintió como algo era colocado alrededor de su cuello.

 

—    ¿Y esto?

 

—    Feliz cumpleaños número cinco, ¿no? – sonrió.

 

—    Te llamaran pedófilo, estas teniendo sexo con un chico de solo cinco años de edad. – respondió.

 

—    Yo no estoy teniendo sexo, más bien estoy haciendo el amor con este chico que cumple hoy cinco años de edad.

 

—    ¡Estas imposible! ¿sabías? – sonrió mientras tomaba el dije de oro  para verlo bien, era en forma de raqueta muy parecida al que cargaba en su mochila en los años de instituto solo que por la parte de atrás decía una leyenda FYI: I♥Y. (For You Information: I Love You).

 

—Ven conmigo, Fuji. Ven a Alemania. —sólo él supo lo mucho que le costó pedírselo por segunda ocasión.

 

—No puedo.

 

—No quieres.

 

—Tezuka… —tras una ligera vacilación, tomó la mano que seguía acariciándole el cuello y le dijo—: Por favor, dame una tregua, por el bien de los dos —cuando él entrelazó sus dedos con los suyos en un gesto posesivo, añadió—: Los dos estamos alcanzando la meta que nos trazamos, y estar juntos frente a todos no nos beneficia en nada.

 

— ¿Quieres que lo aplacemos? —Tezuka se llevó su mano a los labios—. Entonces, retomaremos esto ¿Cuándo en cuatro años más?

 

—No he querido decir que…

 

—Vamos a enfrentarnos a esto tarde o temprano, pero vamos a hacerlo —Tezuka sonrió al sentir el sabor del desafío, de la victoria, y le dijo con firmeza—: Lo tomas, o lo dejas.

 

—Eres tan exasperante como siempre.

 

—Sí, por eso sigo siendo el número uno.

 

Fuji soltó una carcajada reacia, y relajó la mano en la suya.

 

— ¿Tenemos una tregua, Tezuka?

 

Y el lo observó en silencio durante unos segundos mientras le acariciaba los nudillos con el pulgar, y finalmente le dijo:

 

—De acuerdo, pero con una condición —al notar que se ponía a la defensiva, se corrigió de inmediato—. Una pregunta, Fuji. Sólo una pregunta.

 

El intentó liberar su mano en vano, y le dijo con impaciencia:

 

— ¿Qué?

 

— ¿Has sido feliz?

 

El se quedó inmóvil, mientras recuerdos e imágenes de los últimos años se sobrevenían en su mente.

 

—No tienes derecho a…

 

—Tengo todo el derecho del mundo —lo interrumpió él—. Necesito saberlo, Fuji. Y quiero la verdad.

 

El se quedó mirándolo, pero se dio cuenta de que no le quedaban fuerzas para pelear.

 

—No, no he sido feliz —admitió al fin, con cansancio. Si supieras en verdad cuantas veces te he necesitado. – pensó.

 

 

 

 

 

          Las despedidas entre ellos se habían hecho una costumbre, al terminar su cumpleaños, solo cuando coincidían en algún torneo o evento, era cuando podían dar rienda suelta a su amor, solamente ellos dos sabían que se tendrían por algunos momentos. Las peleas también se hacían costumbre al despertar luego de una noche de éxtasis.

 

 

 

—Syusuke – gritó el hombre- escucha, ¿es que te lo tengo que advertir una vez más? Tienes que entenderlo, estas en la cúspide de tu carrera.

 

—No, - contesto deteniéndose – el que no entiende es Usted padre – estoy cansado de seguir manteniendo esta farsa del ¿qué dirán?, ya estoy harto de que me digan a donde tengo que ir y qué hacer.

 

—Syusuke es por tu bien, - respondió – como tu padre y tu representante es mi deber…

 

— ¿Sabes qué?, Pues por mi bien - dijo abriendo esos hermosos ojos azules a los cuales muchos le temían – ¡Estas despedido!

 

— ¡No puedes hacerme esto! – gritó.

 

—Lo estoy haciendo ahora- se acerco al hombre para señalarle – te hice lo suficientemente rico, mi madre ni siquiera te aguantó, Yuuta prefirió dejar el tenis su pasión, y  Yumiko fue la primera en irse, acabaste con lo poco que quedaba de la familia junto a ti. – Adiós.

 

 

 

El joven subió al primer taxi que encontró dio instrucciones al chofer y tomó el teléfono móvil para llamar a cierto amigo del instituto, quien lo ayudaría a continuar su carrera. La cita había sido concretada en ese mismo instante, así que partió a su nuevo destino.

 

 

 

— ¿Sabes que tu padre peleará por despido injustificado?

 

—No creo que se atreva- contestó el joven ojiazul – y si lo hace, entre los dos no hay contrato firmado y soy mayor de edad.

 

—Siendo así, necesito que firmes un contrato…

 

—Sólo tienes que conseguirme una cosa antes de firmar Echizen Nanjiro. – dijo el joven. No creo que sea problema para ti.

 

—Pues dime.

 

—Quiero estar este veinticuatro de febrero en Florida,  sé que me corresponde Dubai, pero quiero participar en este torneo.

 

— ¿Es por algo en especial? – preguntó curioso.

 

—Sólo te puedo adelantar, que si me acomodas en ese torneo, es probable que a tu lista de representados se agregue alguien más.

 

— ¡Hee! – dijo un joven en la puerta del despacho. – ¡así que vas darle el sí al Buchou!

 

—Eso no es de tu incumbencia – contesto el joven - ¿Qué dice Nanjiro?

 

  —Que  te estás tardando, ya deberías estar tomando un vuelo para Florida – contestó – y del contrato lo hablaremos cuando regreses con ese triunfo.

 

 

 

Fuji se dio cuenta de que había avanzado mucho, porque la presión su padre ya no estaba presente. El miedo a decir, hacer algo equivocado o contradecir lo que se le ordenaba se había esfumado, a pesar de que aún ocultaba algunos secretos. Antes de ir a Florida, había decidido darse un tiempo para él y aplazar algunas decisiones que tenía que tomar, ahora por el momento solo quería concentrarse en su felicidad… y su felicidad eran Tezuka y el tenis.

 

Su cambio de actitud fue palpable desde las primeras rondas. Sus sonrisas eran más frecuentes, y a pesar de que ni su concentración ni la intensidad de su juego había decaído. Después de dos horas de entrenamiento matutino,  había ido a verlo. Estaba sentado en la primera fila de las gradas, con las piernas extendidas, y se había puesto unas gafas de sol y su eterno bloqueador solar. Mientras lo veía entrenar, pensó en lo mucho que había mejorado… y no sólo desde un punto de vista deportivo. Tezuka nunca se había conformado con ser un buen estratega y tener una gran técnica, para él estar en forma era primordial, pero también su carácter había cambiado, había dejado atras  los fantasmas del pasado y se había deshecho de las ataduras morales inculcadas. Alemania había hecho cambios radicales en él. Siempre se había esforzado al máximo para ser un buen atleta, y lo había conseguido. Quizá los años que había pasado en rehabilitación lo habían hecho hacerse más fuerte y decidido.

 

Al ver que el entrenamiento estaba acabando, se levantó y saltó a la cancha.

 

— ¿Qué me dices de un partido rápido? – le preguntó Tezuka

 

—Ni lo sueñes —le contestó

 

—Te doy dos puntos de ventaja.

 

—No quiero que me des ventaja. – Sonrió - Saca tú.

 

Cuando él se colocó tras la línea de fondo, Fuji abrió sus ojos y comentó:

 

—Ha pasado bastante tiempo, ¿verdad, Tezuka?

 

—La última vez que jugamos, no conseguiste ni un punto de partido —añadió Tezuka —: ¿Estás seguro de que no quieres ventaja?

 

Fuji respondió con un punto de saque usando su Saque invisible. Tezuka se quedó mirándolo, claramente asombrado, y entonces se acomodo sus gafas.

 

—No está mal, Fuji.

 

En su siguiente saque, Tezuka siguió la trayectoria de la pelota y se la envió al extremo contrario, porque le encantaba verlo correr. Fuji respondió con un revés perfectamente colocado, pero él consiguió devolvérselo. La última vez que habían jugado, lo había vencido sin esfuerzo, pero se dio cuenta de que esa vez no iba a tenerlo tan fácil.

 

Fuji le envió la pelota directa al cuerpo, pero él reaccionó rápidamente y se la devolvió. Cuando le contraatacó con un golpe potente, Tezuka respondió con un golpe largo que lo obligó a retroceder hasta la línea de fondo, y después cortó su revés con una dejada que él no pudo alcanzar.

 

—Quince iguales —Tezuka fingió un bostezo, y se colocó de nuevo en posición.

 

Fuji entrecerró los ojos, y volvió a sacar. Sabía que estaba jugando con él haciéndolo correr de un lado a otro de la pista, y como era consciente de que él tenía más experiencia en esa cancha, decidió pillarlo desprevenido. Siguió corriendo, luchando por devolver sus golpes veloces y potentes, y empezó a establecerse un ritmo de juego; cuando notó que él se relajaba, cambió el ritmo de repente y lo pasó con un golpe fulminante.

 

—Eres más astuto.

 

—Y tú más viejo.

 

Tezuka devolvió su siguiente saque con tanta fuerza que la pelota salió disparada hacia las gradas después de botar dentro de la pista. Fuji masculló una imprecación en voz baja.

 

— ¿Has dicho algo? —le preguntó él.

 

—Ni una palabra.

 

Fuji se dispuso a sacar, pero al darse cuenta de que él no tenía la mirada fija en la pelota ni en la raqueta, sino en sus labios, esbozó una sonrisa y se los humedeció con la lengua. Sacó después de hacer un largo estiramiento previo que distrajo por completo a Tezuka, y remató sin problemas la pelota floja que él le mandó.

 

—Punto de partido —le dijo con una sonrisa.

 

De espaldas a él, se agachó lentamente a recoger una pelota, y casi pudo sentir su mirada recorriéndole las piernas.

 

— ¿Estás listo? —le preguntó, después de colocarse de nuevo en la línea de saque.

 

Tezuka asintió y consiguió arrancar con dificultad la mirada de sus ojos. Pero al ver su sonrisa sensual y lasciva, se le aceleró el corazón y su concentración se esfumó por completo. Consiguió devolver el saque de Fuji a duras penas, y el punto quedó decidido en cuestión de segundos.

 

Fuji soltó una carcajada victoriosa, y fue hacia la red.

 

—Parecías un poco desconcentrado, Tezuka algo inusual en ti.

 

Al ver la burla y la risa que brillaban en sus ojos, Tezuka tuvo ganas de estrangularlo… y de devorarlo.

 

—Tramposo —murmuró, mientras se acercaba a la red.

 

Fuji lo miró con una expresión de inocencia, y fingió sorprenderse.

 

—No sé de qué estás hablando.

 

Apenas tuvo tiempo de acabar de hablar, porque Tezuka lo abrazó de repente y lo besó desde el otro lado de la red. Mientras el deseo y la risa burbujeaban en su interior, dejó caer la raqueta sin darse cuenta y se aferró a él.

 

—Tienes suerte de que no te tumbe en el suelo ahora mismo —murmuró Tezuka contra sus labios.

 

—Yo no creo que sea una suerte — Fuji se apretó contra él, y se preguntó cómo era posible que un beso le afectara tanto.

 

Tezuka se apartó sólo unos milímetros. Tenía el cuerpo entero dolorido de deseo.

 

—No me tientes.

 

— ¿Es eso lo que hago? —le preguntó con voz ronca.

 

—Maldita sea, Fuji, sabes lo mucho que me afectas.

 

Le encantó oír el temblor de su voz, porque necesitaba que Tezuka fuera tan vulnerable como él.

 

—Nunca lo sé con seguridad —admitió, al apoyar la cabeza contra su pecho.

 

Tezuka intentó contener el deseo abrumador que le recorría el cuerpo, porque la voz de la razón le decía que no era el momento ni el lugar, que tenía que controlarse.

 

—Me tengo que ir – dijo el ojiazul – Nanjiro ha de estar buscándome.

 

—Entonces, ¿es cierto? – Inquirió Tezuka- ¿Al fin dejaste a tu Padre?

 

—Así es. Como debía haberlo hecho hace cuatro años atrás. – le contesto. – para dar media vuelta y retirarse de la cancha.

 

 

 

Se dirigió a las duchas, mas le sorprendió que Tezuka nunca llego a asearse, más aún que no recordara la fecha que era. Salió de ahí y empezó a caminar a orillas de la playa en lugar de tomar un taxi para dirigirse al hotel. Sentir la brisa en su cara, su cabello despeinarse con el viento,  al fin se sentía libre, su cumpleaños número seis ese veintinueve de febrero del dos mil doce una fecha que al fin él sería el que propondría una vida juntos y rezaba para que ahora no fuese Tezuka el que se negara. Observó su dije y recordó años atrás cuando Tezuka se lo obsequió, no se dio cuenta que el dije se dividía en dos, ese día él le daría su mitad del dije y un obsequio más.

 

 

 

Al abrir la puerta de la suite, se sintió decepcionado al ver que se encontraba solo. Después de dejar a un lado su bolsa de deporte, se acercó a la ventana. Aún había mucha luz, pero la puesta de sol estaba cerca. Se dijo que quizá podría salir a recorrer la ciudad, ir a uno de los típicos clubes llenos de música y de risas, porque le apetecía simplemente salir de su misma rutina, quería ser un alma libre, como siempre debió serlo. Pero primero iba a darse un baño largo y relajante, y entonces se pondría algo cómodo. Fue hacia el dormitorio, pero se detuvo en seco al abrir la puerta.

 

Había globos por todas partes. Globos rojos, amarillos, azules, rosas y blancos, que flotaban por la habitación en una marea de color. Estaban llenos de helio, y ascendían hasta el techo con largos lazos colgando de ellos. De repente, se echó a reír. ¿A quién más se le habría ocurrido algo así?, ¿quién se tomaría el tiempo de hacerlo?, Tezuka Kunimitsu no se conformaba con regalar cosas como libros o joyas. Estaba tan feliz, que se sentía capaz de flotar hasta el techo, igual que los globos.

 

—Hola.

 

Al volverse y verlo en la puerta, se lanzó a sus brazos, y de un salto le rodeó el cuello con los brazos y la cintura con las piernas.

 

— ¡Estás loco! —Exclamó, antes de besarlo una y otra vez—. Completamente loco.

 

— ¿Quién, yo? Eres tú el que está rodeado de globos.

 

—Es la mejor sorpresa que me han dado en mi vida.

 

— ¿Mejor que las rosas en la bañera?

 

Fuji se echó a reír.

 

—Sí, mejor que las rosas.

 

—Pensé en varias cosas, pero no me parecieron tan divertidos —le dijo el ojimiel, mientras caminaba hacia la cama. Y ahora ¿Qué quieres hacer?

 

—Se me ocurren un par de ideas.

 

—Vamos a llevar las dos a la práctica —Tezuka interrumpió su sonrisa con un beso que no tardó en ganar intensidad—. Dios, llevo todo el día esperando el momento de estar a solas contigo. Me sorprendió cuando me entere que estabas aquí.

 

—Shhhh. No hables —susurró Fuji, mientras empezaba a quitarle la camisa.

 

La pasión estalló de repente, y Tezuka sintió que el deseo de Fuji avivaba aún más el suyo. El era tan sensual, se desnudaron con  prisa  y se saborearon rodeados de globos. El aroma de la victoria parecía impregnar aún sus cuerpos, mezclado con el olor del jabón de las duchas del estadio. Los labios de Fuji eran cálidos y húmedos, y sabían tanto a sí mismo como a él.

 

Cuando ya no hubo barreras que los separaran, sus cuerpos se entrelazaron. Tezuka recorrió su piel cálida, aquellas formas que la familiaridad hacía aún más excitantes. La razón fue evaporándose y dando paso a la sensación pura. La calidez de su aliento sobre la piel hacía que se estremeciera, su gemido de placer cuando introdujo los dedos en su interior lo enloqueció de deseo.

 

Recorrió su cuerpo con besos húmedos, y el cálido sabor de su piel pareció fundirse con él y llenarlo hasta desbordarlo. Tezuka se sintió tan poderoso cuando al fin se posiciono sobre él, que tuvo miedo de tomarlo. A través de la bruma de deseo que le nublaba la mente, se dio cuenta de que era demasiado fuerte, de que podía lastimarlo, pero Fuji empezó a atraerlo hacia sí y a gemir suplicante, y él fue incapaz de controlarse. Cuando lo penetró con una fuerte embestida mientras jadeaba su nombre, los colores estallaron en multitud de fragmentos que parecieron agujerearle la piel, y el dolor le dio un placer indescriptible.

 

Completamente saciado, con la cabeza de Tezuka descansando en su pecho, Fuji contempló el techo y se preguntó cómo era posible que cada vez que estaban juntos fuera diferente. A veces se amaban entre risas, otras con ternura, otras con una pasión ardiente; en aquella ocasión, había poseído un toque de locura. A lo mejor ellos eran únicos. La idea le dio casi miedo.

 

— ¿En qué estás pensando? —le preguntó Tezuka. Sabía que debería quitarse de encima de él, pero no tenía fuerzas para hacerlo.

 

—Estaba preguntándome si es normal que cada vez que estoy contigo sea tan especial.

 

Tezuka soltó una carcajada, y le besó.

 

—Claro que sí, yo soy una persona muy especial. ¿No lees la sección de deportes?- le contestó el rubio. – a lo que me recuerda… Hoy es un día muy especial  ¿o  me equivoco?

 

— ¿Tú crees?

 

—Sí, se da cada cuatro años. Feliz cumpleaños. Número seis. –sonrió.

 

—Gracias, me encantó esta sorpresa sacada de un circo.  – sonrió. – Pero ahora tengo algo que preguntarte a ti – dijo serio. – Espera.

 

 

 

Fuji corrió a su maleta, y saco todo de golpe para encontrar lo que tanto había deseado entregar, Tezuka lo observaba divertido, pocas veces había visto a Fuji así desesperado por encontrar algo. Cuando al fin lo encontró, se acerco a la cama y se sentó frente a él. Le entrego una bolsa de regalo arrugada, él la acepto algo curioso.

 

 

 

—Se supone que yo soy quien debería entregarte algo hoy ¿no? pero este ya debe de estar en tu oficina.

 

 

 

—Sí – le contestó. – Pero, celebrar cada cuatro años mmm… tenía que hacer algo menos convencional.  Ábrelo.

 

 

 

El Ojimiel abrió la envoltura para sacar una pequeña caja de cristal con unos detalles en plata, abrió la cajita y se quedo sin habla al ver lo que tenía su contenido.  Saco ambas alianzas para ver en una el grabado FYI: y en la otra ILY.

 

—Tezuka, – habló el castaño. – Sabes bien, que siempre te he amado, que si antes había rechazado tu propuesta de estar juntos, era porque sentía que tenía un deber moral con mi padre, por todo el tiempo que invirtió en mí para convertirme en un profesional, pero ahora ya no siento más esa atadura. Doy gracias a Dios porque me has esperado, porque siempre has estado ahí. Y Ahora soy yo quien te pide que por favor me aceptes a tu lado.

 

—Sé lo que se supone que tengo que decir —murmuró él— pero me hubiese gustado intentar secuestrarte del lado de tu padre o pedírtelo yo, por tercera ocasión.

 

Fuji se echó a reír, se acercó a él, y le rodeó el cuello con los brazos.

 

—Pídemelo —susurró, con los labios a meros milímetros de los suyos.

 

— ¿Quieres pasar tu vida conmigo, Fuji? —Tezuka sintió que aquellos labios que permanecían tan cerca de los suyos se curvaban en una sonrisa, pero él no contestó. Bajó la mirada hasta su boca, y volvió a levantarla al cabo de unos segundos para que sus ojos se encontraran—. ¿Y bien?

 

Su boca lo silenció con un beso largo y profundo, mientras sus cuerpos se amoldaban a la perfección.

 

—Sí.

 

 

 

 

 

Fin.

Notas finales:

*1  La frase es del libro Love You Forever de Robert Munsch. La frase original es: "I'll love you forever, I'll like you for always, as long as I'm living my baby you'll be." (algunos  lo recordaran pues si fueron seguidores de la serie friends es el libro que lee Joey para Emma en su cumpleanios).

Muchas gracias por leer mi fic de cumple. me gustaria que me dejaras sus opiniones, sugerencias , etc.

 

Una cosa mas visiten el blog de Kimi quien ha estado trabajando para deleitarnos con DJ en nuestro idioma. 

http://tenshikimikohime.blogspot.com

 

Mata ne! 


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