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Quieres una vida normal? por kiojy 06

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Notas del capitulo:

me tarde una eternidad pero ya por fin el siguiente capi, espeo que les guste y no les hago esperar mas :)

40 años atrás

La muerte para el jamás había significado descanso eterno, en vez, el sabia que una vez que sus ojos se cerraran eternamente no habría mas que oscuridad. Justo como ahora, cuando la penumbra se segregaba a su alrededor y el cansancio ganaba peso ocultando de su vista lo último que vería, ruinas bajo tierra. Todo repentinamente le pareció simplemente efímero mientras el negro llenaba su esencia hasta llegar a su alma.

 

No sentía ya mas dolor, ni miedo. Ahora estaba alejado de todo sin preocupaciones vánales, no mas sufrimiento, pero también no mas felicidad o alegría... solo simple y llanamente… paz…

 

Sin embargo aun recordaba a momentos, que tenía un propósito mas en la vida, pero su cabeza llena de tranquilidad no quería divagar en algo como aquello, simplemente quería dormir. Y asi lo hizo, por un momento, dejo que la noche eterna lo arrullara  esperando por que el cielo o el infierno llegara hasta el.

 

“Pero no… aun no”

 

Se dijo y de repente algo se acelero, el viento golpeo su cara a gran velocidad, estaba cayendo ahora, al vacio absoluto, no podía moverse o ver el fin de aquella negrura  solo sentía el viento arrastrando su cabello, creciendo conforme la velocidad aumentaba y así tan improviso como el aire, llego el golpe, trayendo consigo una horrible oleada de dolor.

 

 Su cabeza palpitaba, sus venas ardían, y sus músculos se contraían. El piso estaba frio, al igual que el aire que partía su blanca piel. No intento moverse, si era posible quería evitar los espasmos de malestar que sentía sin embargo era difícil cuando sus pulmones se incineraban buscando oxigeno.

 

 

Se relajo entonces, notando a penas el sonido del agua goteando y el hedor a podrido tan cercano. Abrió los ojos, con pesadez, aun demasiado cansado para mantenerlos separados dejo que pestañaran incesantemente hasta que volvió a cerrarlos. Estaba muy cansado, pero a pesar de aquello había podido distinguir que era de noche quizá un mes cercano al invierno por el gélido clima. Había luz también que parpadeaba a la par de un irritante zumbido y que  iluminaba apenas la pared lateral de lo que parecía un callejón.

 

 

Los edificios en los que se encontraban estaban hechos de ladrillo rojo, adornados en la parte inferior con un montón de símbolos y figuras extrañas propias de los vándalos de la pintura en aerosol. Incluso la negra escalera de emergencia había sido víctima del grafiti. 

 

 

El agua, no era mas que gotas cayendo de un tubo hacia el charco que daba a la mas cercana coladera y el mal olor provenía de un basurero en el fondo de la calleja, sin embargo esto no podía  verlo con la pobre vista periférica que estar acostado en medio de la calle le permitía.

 

 

Hizo amago de moverse, pero apenas sacudió sus manos, las ráfagas de dolor se hicieron presentes. Mantuvo la calma, pese al infame dolor y las punzadas que atravesaban desde el cuello hasta la punta de sus pies, como un fierro al rojo vivo adentrándose en sus entrañas.

 

 

Lanzo un gruñido entrado en desesperación, en su vida había sentido semejante dolor y ahora llegaban las nauseas, la confusión y mas sueño, señal de que en algún momento entraría en shock. Su cabeza grito en su inconsciente, no quería regresar a ese lugar, aun no estaba listo para partir. Un intento mas, se dijo mentalmente y con un grito mortificador logro girara su cuerpo a un costado.  Su ropa estaba húmeda, su cabeza ahora hervía en el dolor, cada sonido perforaba su cerebro  al igual que su cuerpo. Apretó los dientes callando su debilidad pero era en vano con el fuego recorriéndole las venas.

 

 

Otro sonido mas golpeo su cabeza, esta vez una puerta abriéndose seguido de una pareja de edad avanzada, la mujer fue la primera en correr hasta el, sin importarle siquiera que su largo camisón de color crema se mojara y ensuciara con la mugre del lugar.

 

 

—Dios! Esta sangrando, llama  a una ambulancia— imploro la mujer a su marido mientras acariciaba su cabeza. —Tranquilo todo estará bien — le calmo.

 

 

Sus ojos se cerraron de nuevo, esta vez de forma involuntaria, tenía mucho sueño de nuevo, solo que esta vez, estaba seguro que despertaría  y de que la oscuridad no se lo llevaría con el.

 

 

Actualidad…

 

 

Apenas plena tarde, y el sol volvía a ocultarse entre nubes tormentosas, una clara señal de que el viento no solo traería lluvia si no también extraños problemas. La corriente agito con fuerza el cabello de los tres, el ambiente estaba cargado de oscuridad, disfrazada de temor y oculta en la agresión. Hacia ya tanto tiempo que Deidara no sentía lo que era ser intimidado que en ese momento se dejo llevar por la ansiedad, quería huir no importaba si perdía el brazo en el proceso, total ya lo había sufrido una vez.

 

 

La fuerza empeoro, su muñeca era torturada entre la mano del mas grande,  una sensación palpitante le avisaba  a su cerebro que debía alejarse del peligro, sin embargo no podía hacer mucho en aquella posición. Solo podía observar, sentir y gritar, pero aun no le daría el gusto de eso último, su orgullo se lo impedía.

 

En menos de un minuto este sujeto, alto se había acercado con su tono perfilado de voz (sugerente, un tono que fácilmente podía llevarte al infierno y que aun así uno seguiría como manso cordero) para susurrarle en la oreja la poca paciencia que le quedaba al no ver respuesta de su parte.  Ahora apresado ante la fuerza brutal de este sujeto sentía como sus huesos cedían ante el agarre, un poco mas o un movimiento en falso y escucharía el crujir de sus articulaciones avisándole sobre una  dislocación.

 

—Como sabes tu del clan Uchiha? — había preguntado

 

Y el rubio se sintió tentado a responder sarcásticamente, pero de abrir la boca sabia que un chillido de dolor emergería en vez de un cínico comentario. Intento zafarse pero aun con su fuerza de shinobi dudaba que hubiera tenido alguna oportunidad.

 

Otra mano se unió a ellos, estaba tomando el brazo de Madara pero por mas fuerza que Itachi parecía ejercer el otro no se daba ni por enterado. —Suéltalo— ordeno Itachi afilando su vista

 

—Interesante mirada niño—  dijo apenas mirándolo  mientras torcía hacia arriba la mano del rubio que mantenía firmemente los dientes apretados para no soltar ni un grito. Aparentemente su umbral de dolor se había reducido, al igual que sus habilidades físicas. —Ojos analíticos, fríos, calculadores, carentes de miedo y con determinación, digna mirada de un shinobi, Te suena esa palabra? — sus palabras sonaron venenosas. — Como encontraron el templo? — preguntó, sin embargo Itachi permaneció con la boca cerrada.

 

El pelinegro menor repaso tan rápidamente lo sucedido antes de su misterioso viaje, peleaba contra Sasuke poco antes del valle del fin, donde las estatuas de los shinobi mas reconocidos se erguían orgullosamente a los lados opuestos de una cascada.  Pero cerca de ahí no había ningún templo, ni siquiera ruinas.

 

Madara rio de repente dejando ir al ojiazul con un leve empujón —Ustedes no tienen idea de por que están aquí, cierto? — se burlo, algo en los ojos del chico que tenia en frente le dio mas información de la que hubiera pretendido. Deidara lo miro con rabia y desconcierto, sosteniendo su mano herida.

 

—Pero tu si lo sabes, no es así? cuéntanos— ordeno Itachi mientras el azabache mas grande se liberaba de su agarre con un solo manotazo. Al parecer no solo sabia lo que sucedía si no que conservaba, si bien no todo, al menos una parte de sus habilidades como ninja

 

—Soy un hombre de negocios, crees que te diría algo sin cobrar un buen precio, a un mocoso como tu? — se mofo

 

—Vamos a pagar por eso?!!! — exclamo indignado Deidara apretando los dientes tratando de controlar su enojo

 

—El no tiene como pagarme, pero tu... —dijo acercándose lentamente hacia el rubio, lo único que evito que lo lograra fue que Itachi se interpuso entre ambos —...Tu podrías darme lo que quiero— continuo mirando directamente al blondo, pasando de la existencia de Uchiha menor.

 

—Ni en un millón de años— contesto  irritado devolviéndole una mirada de advertencia.

 

—Amo a las personas con carácter, llámame—  dijo sacando una tarjeta de su bolsillo  y tirándola al aire. Que tipo mas irritante, pensó el rubio, con ese porte y actuar tan presuntuoso y ególatra que hacía ver a Sasuke e Itachi como arcángeles divinos. ¿Quién diría que existiría gente asi?

 

El mayor se dio la vuelta camino hasta su choche negro con vidrios polarizados Aston Martin V12, dirigiéndose a la parte del conductor—Espera!! — llamo ojinegro menor, Madara volvió a erguirse y apenas lo miro—Dijiste que venias a hablar conmigo — expuso Itachi tratando de ampliar la platica y obtener algunos datos interesantes.

 

El mayor volvió a reír —Si, quería hablar con mi sobrino… pero el no esta por aquí, no es asi? Por lo tanto la platica se termino— subió a su auto y bajo la ventana para agregar algo antes de que sus 460 caballos de fuerza dejaran humo en el lugar —Deberías darte prisa en llamar ángel, no estaré aquí eternamente— finalizo marchándose del lugar.

 

Ambos shinobi lo miraron partir y dejaron la vista puesta en el auto hasta que se perdió en el horizonte. La brisa de media la tarde los trajo a la realidad, estaba cargado con un poco de frio y un curioso olor a verano que estremeció el cuerpo de el ojiazul causándole un escalofrió. Sintió entonces la punzada, bajo su mirada encontrando una línea roja y gruesa que encajaban a la perfección con los dedos del que ya se había ido.

 

Enfoco bien la mirada, perdiendo de vista su mano por un momento, concentrándose en el pequeño rectángulo negro del suelo. Lo levanto a pesar de no querer hacerlo, quizá el tipo fuese escoria pero tenia información.

 

—Déjalo en el piso, no tiene caso que tratemos con el — hablo después de un rato de silencio el ojinegro

 

—No me digas que hacer… maldición— refunfuño el otro tomando su muñeca, le dolía bastante aunque diera a entender lo contrario.

 

—Te hizo mucho daño? — pregunto el azabache acercándose a él y tomando su mano.

 

El rubio se sonrojo enseguida, recordando de inmediato que no era momento para estar con el Uchiha, habían pasado demasiadas cosas y su cerebro no había aclarado nada. Debía apartar su mano, pero no lo hizo al ver que el mayor la inspeccionaba con mucho cuidado, mejor coopero un poco, sintiendo como el pulgar de Itachi acariciaba en pequeños círculos su muñeca… tal vez si nadie decía nada del tema no tendrían que hablar de ello y el podría seguir junto al azabache sin miedo.

 

—Se pondrá morado— diagnostico, el rubio asintió sintiéndose tonto por de sus pensamientos fugases, el no quería pasar ni un momento mas junto a ese cretino. —Te llevare a la enfermería— comento tranquilamente quitando solo un poco la seriedad de su rostro.

 

El pelinegro tomo la mano sana del rubio y lo jalo hacia dentro del campus,  caminaron en silencio, Deidara no sabía bien que estaba esperando, mas palabras, alguna acción, quizá un movimiento, pero no hubo ninguna de las tres cosas, solo el silencio que atraía  a su cabecita amarilla un sinfín de pensamientos.

 

Avanzaron, mientras la adrenalina empezaba a correr por sus  venas por el miedo repentino que le provocaba quedarse a solas con el ojinegro, todo lo que sentía estando cerca lo sobrepasaba física y mentalmente ¿Cuánto tiempo mas su cerebro y su cuerpo planeaban confabularse en su contra? —Para, no creo que sea para tanto— detuvo sus pasos hablando por fin el ojiazul en un intento de parar la incómoda sensación en su estomago y los gritos en su cabeza que le alentaban a tener un contacto mas cercano con el Uchiha  —Estaré bien— aseguro el rubio poniéndose a una distancia que el consideraba como “a salvo” alejándose del contacto que quemaba placenteramente su piel. Sin embargo Deidara sintió que incluso su mirada, tan fija sobre el podría ocasionarle el mismo cosquilleo en la piel.

 

El Uchiha se rindió ante la necedad del rubio, todo quedo en silencio nuevamente solo existieron ellos bajo el sonido de las hojas contra el viento y los murmullos lejanos de la gente en la universidad.

 

El rubio no parecía soportarlo, entre mas mutismo había mas parecía concentrarse en los efectos tan extraños que el pelinegro causaba sobre el. Quiso alejarlos, pensando en cualquier cosa,  en el sujeto que acababan de conocer, en las respuestas que podría darles, como en que pronto encontrarían la salida de ese lugar, regresarían a casa, dejaría de sentirse tan raro, todo volvería a la normalidad y entonces…

 

“Y entonces… ¿qué?”

 

Su cabeza se detuvo de repente, ¿Qué pasaría cuando regresaran a casa? ¿Qué pretendía hacer? ¿Quería regresar?…

 

—Por que quieres regresar? — fue la última cuestión que le brindo su subconsciente y que menciono en voz alta mientras miraba perturbado el piso, pronto se dio cuenta que no tenia respuesta a ninguna de esas preguntas.

 

—Aun tengo cosas que hacer— respondió Itachi mirando al cielo a pesar de que el ojiazul se lo hubiese preguntado así mismo, entonces se dio cuenta de que había hablado en voz alta.

 

El rubio lo miro y le pareció que jamás había visto al pelinegro tan melancólico y que ese aire ausente lo hacía ver de alguna forma apuesto. Volteo la vista avergonzado olvidando el dilema que lo aquejaba hace unos pocos segundos y de nuevo toda su cabeza se lleno de Itachi.

 

—Deidara…— llamo haciendo que el mar y la oscuridad se encontraran sin embargo fue el pequeño que se tenso ante  lo que venía —sobre lo que paso hace un rato…yo…

 

—Deidara!! — se escucho el grito. Voltearon al mismo tiempo hacia su izquierda, ahí, corriendo a brincos se encontraba el pequeño Usumaki que saludo a ambos adultos al verse visto.

 

—Naruto…— susurro ilusionado, juro que en su vida, había amado tanto a alguien por ser oportuno.

 

—Como esta Itachi-san? Interrumpo algo? — saludo una vez que estuvo cerca de ambos.

 

—No, descuida, llegaste tu solo hasta aquí? — curioseo al no ver al supuesto padre de ambos rubios en el lugar.

 

—E estado memorizando el camino hasta acá desde la ventana de la maquina de papá— explico orgulloso de si mismo

 

—Muy bien hecho— alabó apenas sonriendo el Uchiha mientras alborotaba los rubios cabellos.  Deidara resintió con inquietud que era un poco injusto que se llevaran también cuando apenas se habían tratado. —Bueno, los dejo, iré con Shisui, quizá puede aclararme algunas cosas— hablo mientras caminaba a la entrada.

 

—Es…—el rubio callo enseguida, su mano que se extendía para alcanzar el brazo del mayor fue directo a su boca en un intento de que la palabra no fuera completada.

 

Itachi no escucho, siguió su camino dejando a ambos rubios detrás de el. Deidara concluyo que tenia que regresar a casa, por que entonces, estando allá  Itachi no haría que su corazón gritara incesantemente e su nombre

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Una de las cosas favoritas de Deidara (que quizá jamás reconocería) eran las burbujas, pequeños fragmentos de agua con jabón que sin lugar a dudas una de las cosas que mostraba el arte como era; efímero.

 

El siempre había pensado que mirar aquellas pequeñas burbujas llevaban a contemplar el fin de un ocaso, todos esos colores que asemejaban al atardecer (o al amanecer dependiendo de la luz) encerrados en una pequeña esfera que flotaba tan  frágil. Solo bastaba estirar su mano, apenas rozar la superficie y estas estallaba dejando atrás solo un momento de belleza.

 

Eran de esas cosas que uno podía contemplar eternamente y jamás se cansaría de ver, lo relajaba por eso ahora, mientras el agua caliente se llevaba sus problemas, el juntaba sus manos haciendo un pequeño circulo entre sus dedos dejando que el agua con jabón se filtrara entre ellos dejando una fina capa de agua, solo basto soplar un poco, antes de que la estructura redonda saliera y flotara para desaparecer unos centímetros mas allá.

 

—Es fabuloso, Como lo haces?... si yo lo hago mis burbujas revientan antes de convertirse en eso— hablo el rubio frente a él.

 

—Es por que no sabes hacer arte— respondió obteniendo un gruñido de inconformidad de parte del otro.

 

Estaban compartiendo la tina, como se había vuelto costumbre, a pesar de que Deidara ya se había quejado de lo reducido del espacio, siempre que el rubio menor no tomaba un baño con el se sentía extrañamente vacio.

 

—Entonces resumiendo… Dijiste que Madara Uchiha uno de los mas grandes ninja de la historia fue a tu escuela, intento seducirte y luego matarte por que el sabe cosas que nosotros no… y es el único que puede hacer que volvamos a casa— respiro el kitzune, quizá esas no habían sido las palabras de Deidara pero era una buena síntesis de lo que había pasado y hay que aclarar que mucho menos exagerado de lo que Deidara hizo ver.

 

—Si, mas o menos... — hablo el  pelilargo Intentando restarle importancia

 

—Eso esta muy bien pero, aun no me has dicho que te hizo Itachi-san—  naruto lo miraba acusador, después de todo había interrumpido un momento suceso importante entre el Uchiha menor y el, por mínimo merecía saber la verdad.

 

Sin embargo, Deidara no iba hablar de mas, su orgullo no lo dejaba—M… mejor  cuéntame que paso con el enano pelo de cacatúa… le diste ese ridículo almuerzo que hiciste no? — dijo el ojiazul desviando el tema.

 

El menor sintió algo cayendo en su cabeza, como una enorme roca hecha de vergüenza, se sonrojo mientras pensaba en todo lo que había pasado aquel día. El akatsuki espero, mediando sus reacciones, un poco intrigado por la historia.

 

—El… se burlo de mi almuerzo— dijo haciéndose bolita en el baño con la cara teñida en rojo, el mas grande dio tiempo al que el kitzune respirara a sabiendas de que esa no podía ser toda la historia— Pero… el dijo que estaba bien, si estábamos juntos… y…- de repente el rubio solo metió todo su cuerpo dentro del agua, provocando que el agua se meneara intensamente derramándose por el borde de la bañera, el pelilargo por un par de segundos no supo si preocuparse o no, el pequeño rubio no parecía querer salir del agua, pero no hubo opción una vez que se quedo sin aire — Maldición!! Dijimos cosas tan vergonzosas — grito al salir del agua, estrellando su cabeza un par de veces contra el margen de la tina.

 

—No pudo haber sido tan malo— quiso animarle un poco el mayor

 

—Claro que lo fue— rezongo el pequeño— Después de que llamaste estaba tan avergonzado de lo que dije que no podía besarlo hasta que terminara con sakura-chan —Deidara capto el por que el rubio había sonado molesto al contestar  su llamada, había interrumpido un momento intimo entre ambos chicos.

 

—Creo… que lo siento o algo así…—  en realidad no supo que decir, solo dijo lo que la gente común diría en una situación así, pero no porque realmente lo sintiese.  

 

—Esta bien — dijo desenfadado el rubio menor acomodándose de nueva cuenta en su posición frente a él — Creo que, no lo hubiera hecho de cualquier forma de haber  tenido la oportunidad— hablo cabizbajo aun avergonzado de si mismo. —Pensé que sería más fácil estar con la persona que amo una vez mis sentimientos fueran correspondidos…

 

—Pero…? —pregunto el rubio escuchándolo atento.

 

—Estoy tan feliz que siento que muero cuando estoy junto a él— termino su oración el pequeño, coloreándose de rojo una vez mas. Deidara lo miro sin entender, ¿Cómo estar feliz podría suponer un problema? —Se que no lo entiendes, yo tampoco lo entiendo bien…— dijo sonriéndole tiernamente — Iruka alguna vez me dijo que eso era el amor…

 

“Amor”

 

Era un sentimiento de por sí solo complicado; empezando por que nadie tenía una definición  única y objetiva de lo que era. También, estaba el hecho de que mas que un sentimiento parecía una enfermedad, con todos esos síntomas y reacciones que muchos decían que provocaba, además tenia que ser correspondido para que realmente todo fuera felicidad y eso muchas veces no garantizaba nada, realmente no servía de mucho cuando eras un ninja renegado. Sin embargo, aunque al mayor no le interesase mucho el tema se sintió repentinamente curioso.

 

—Como supiste que estabas enamorado del Uchiha? — no supo explicar porque pero necesitaba una respuesta

 

El kitzune pareció sorprenderse por la pregunta, aun así se tomo su tiempo para buscar una respuesta — No se cuándo es que paso… solo se de repente empecé a mirarlo de diferente forma y desde que eso paso todo pareció volverse un caos, mi cuerpo se sentía extraño cuando estábamos juntos y no importaba lo que pasara Sasuke era mi pensamiento mas recurrente, de repente el tiempo que pasaba junto a el era suficiente…

 

El pelilargo parpadeo algo sorprendido, algo se le hacia familiar en todo aquello que el menor decía. Aun así no lo creía posible.

 

 —Al principio negaba siempre que sintiera algo especial por el, fue hasta que casi lo pierdo que realmente pude ver con realidad lo que significaba para mi. —relato esta vez triste

 

Deidara entendió lo que el pequeño quiso decirle y trato de preguntarse cómo se sentiría si el Uchiha muriera y para su desencanto pareció que no sería nada fuera de lo normal. Aun así, pensó por un momento que imaginarlo y realmente pasar por algo como eso eran cosa muy diferentes.

 

—Lástima que duro tan poco — se lamento en voz baja, al menos su intensión era que las frases fueran solo para el, aun así Deidara escucho perfectamente. —Bueno,  ahora solo tenemos que hacer que hable y podremos volver… ya puedo ver la cara de sakura-chan cuando le diga lo que paso—  comento divertido el mas chico, tratando de dejar ir la melancolía que le atormento por unos minutos mientras imitaba las acciones del rubio en un fallida prueba de hacer burbujas

 

—Tu… quieres volver? — pregunto intrigado el rubio, sin dudas era Naruto de quien menos hubiera imaginado una repuesta positiva, se le veía tan cómodo en ese lugar que hubiera jurado que habría mas “peros” de su parte.

 

—No es que quiera volver realmente…— contesto mientras su sonrisa se perdía unos momentos— Solo que… tengo un sueño que cumplir— sonrió esta vez, tan radiantemente como siempre lo hacía, lleno de convicción en su futuro.

 

El rubio akatsuki lo miro sorprendido, no pensaba que el mas chico tuviera una faceta madura y eso lo hacía sentirse totalmente inseguro con las decisiones que en un principio eran firme par el, regresar ahora ya no le parecía tan atractivo como antes, le falta un propósito y tenía que encontrarlo antes de volver.

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El comedor estaba oscuro, las lámparas que iluminaban la estancia gracias al dimmer (una clase de apagador) brillaban a penas a media luz, había un enorme florero lleno de rosas blancas cortadas a penas esta mañana que decoraban la extensa mesa de roble. El tapiz oscuro de un estilo damasco, al parecer muy antiguo, ensombrecía mas el lugar dándole un tono algo lúgubre y tétrico.

 

La vista no parecía ser mejor, el gran ventanal que daba al frente del hombre que encabezaba la hilera de sillas a lo largo a la mesa, solo mostraba la negrura de una noche que apenas empezaba y a penas dejaba ver el jardín que bañado en la sombra parecía mas un bosque abandonado.

 

El hombre suspiro, se había dedicado a llenar las horas con una lectura ligera, sin embargo le parecía que los personajes principales de cumbres borrascosas, debido a la trama, no harían mejorar su estado de ánimo. Después de un rato, girar y doblar entre sus manos el separador del libro parecía una actividad mucho mas entretenida.

 

Su rostro impasible, miraba al infinito, mientras la culpa y todos esos sentimientos que había guardado  jugaban entre sus pensamientos. ¿Cuánto hacia ya que no se enamoraba?  7 quizá 8 años, pero nadie podía culparle, ese sentimiento, creía él;  era para personas que no cargaban pecados como los suyos, para quien tenia un futuro y una vida por delante. Pero él, el moriría pronto a manos de Sasuke.

 

En balde seria intentarlo,  lo sabia y aun así  todo aquello simplemente se desbordo de su pecho y había estado a punto de besar a su rubio compañero. Suspiro agotado, tratando de pensar de manera metódica. De nada serviría negarlo después de lo que hizo o lo que “casi” hizo.

 

—Que sucede “nii-san” perdiste tu encanto? — hablo una voz fría, con un tono de burla y resaltando el sarcasmo al llamarlo “hermano”. Itachi se quedo de piedra, no había odio los pasos del menor, a pesar de que el azulejo de la habitación hacia resonar con eco la planta de sus zapatos.  Sasuke se detuvo unos pasos después de la entrada, le miraba serio sin mucho interés, aunque, conociendo a su hermano, sería una forma casual de preguntarle sobre su estado de ánimo y siendo así tenía que ser muy obvio que estaba mal para que Sasuke pudiera notarlo, sin embargo, pensó, que su hermano podía llegar a ser tan intuitivo como él.

 

—Por que lo dices? — hablo tranquilo sonriendo ligeramente, un poco feliz de la preocupación de su hermano por el.

 

—Pareces angustiado y no trates de negarlo porque te conozco desde que nací— Sasuke avanzo hacia la mesa, arrastrando la silla ubicada a un lado de su hermano y se sentó en ella.

 

El pelilargo miro a su hermano, como analizando los posibles desenlaces de la platica y concluyo, que cualquier rumbo que tomara la conversación no tendría un buen fin. No obstante parecía ser el día de cometer estupideces de su parte, así que se arriesgo. 

 

—Casi beso a Deidara— soltó taciturno, esperando la reacción de menor que no hizo esperar, una mueca de entre horror y asombro, como cualquiera la pondría de saber que sus padres tuvieron intimidad alguna vez para “hacer” un hermanito.

 

Sasuke no podía creerlo aun, así que reacciono como dios le dio a entender; riendo como idiota —Je, je, Que? — pregunto intentando comprender.

 

—Es tan increíble? —Sonrió un poco mas pero no duro mucho— Dejándome llevar como un adolecente hormonal, me siento como un grandísimo idiota — se lamento el pelinegro masajeando sus sienes, ya para entonces su cabeza palpitaba de dolor.

 

El menor no dijo nada, solo miro a su hermano intentando recordar cuando había sido la última vez que lo había visto así, pero ni siquiera recordaba que hubiera habido una primera. —Bueno igual no lo hiciste no tienes nada que preocuparte no? — Sasuke sintió la necesidad de calmarlo como cuando eran niños e Itachi le animaba a él cuando se encontraba triste, solo que, después de tantos años y aislamiento no sabia como hacerlo.

 

—No es la acción en sí , si no lo que hay detrás de ella — hablo calmado mirando la mesa como si realmente fuese tan interesante— No espero que lo creas, pero no suelo besar a personas por las que no siento algo especial— explico dando a entender todo lo que conllevaba y Sasuke pareció entenderlo, pues se había sonrosado un poco.

 

—De todas formas no tienes que limitarte— hablo Sasuke un poco mas serio, provocando sorpresa en su hermano mayor e incluso en el al ver un cambio tan radical en el rostro del pelilargo. —Es decir, tu me dijiste que disfrutara cada momento con naruto— se cruzo de brazos como tratando de encubrir sus sentimientos al rubio —Eso es lo que hice hoy, tu deberías hacer lo mismo, aprovecha tu estadía aquí, vive lo que no has podido vivir... al menos considera seguir tus propios consejos para no quedar como un imbécil —Se quejo el azabache menor.

 

—Me temo que no es la misma situación — el azabache pelilargo coloco  su cabeza entra sus puños cerrado y recargo sus codos en la pared— Dudo que Deidara sienta algún tipo de afecto por mi… —

 

—Estas equivocado— le interrumpió ya exasperado, no recordaba que su hermano fuera tan indeciso —Ni siquiera lo conozco y la verdad no me interesa en lo mas mínimo lo que pase… pero Naruto piensa  que ese sujeto esta interesado en ti— bufo un tanto incomodo

 

Itachi no pudo evitar sonreír cálidamente, pensando en el rostro de Deidara justo antes de besarlo. Sasuke lo miraba atento, ¿Quién iba a decir que para sacar la paleta de emociones de Itachi habría que hablarle de amor?

 

—Gracias Sasuke, detrás de ese seño fruncido sigue el niño dulce que conozco—  bromeo tiernamente Itachi acariciando el cabello de su hermanito.

 

—Cierra la boca!! — le grito enfadado — No importa lo que digas te matare en cuanto tenga oportunidad! — exclamo con determinación.

 

—Estaré esperando el ese día— sonrió provocativo —Ahora,  ya que nos conocemos tanto mutuamente, por que no me cuentas por que estas tan enojado? Dudo que sea yo la causa principal— hablo calmado intentando tener una conversación decente con el menor.

 

—Es nada— contesto hermético cruzando sus brazos

 

—De verdad? Yo creí que estarías enojado por no poder besar a naruto-kun — sonrío divertido a ver la cara desencajada del otro— O quizá porque no te dejara besarlo, hasta que termines tu relación con tu compañero de cabello rosa—  la cara de Sasuke se tenso aun mas , adquiriendo un color rosado en las mejillas.

 

—Como… sabes eso?— hablo pausado, con un tic en su ojo izquierdo que sobresalía al intentar mantener la calma.

 

EL azabache pelilargo tomo su celular y lo abrió mostrando una foto que parecía ser tomada a distancia quizá desde al puerta que daba acceso a la azotea. — Sai-kun se encargo de contarle a todos sus contactos— dejo que el chico tomara el celular sin embargo le pareció una mala idea cuando la ira contenida en su cuerpo amenazaba con partir el aparatito en dos.

 

—Ese inútil — susurro con rencor— voy a cortarle las manos a ver si deja de estar de comunicativo— amenazo  al aire el azabache mas chico, con un aura tan negra que ni siquiera El Susanoo hubiera sido tan intimidante.

 

—Ya que estamos hablando de gente comunicativa, hoy paso algo, que estoy seguro te interesara

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 Bajo en la oscuridad total, con cuidado de no tropezar mientras se guiaba con la mano siguiendo con su mano el recorrido que hacia la pared hacia la escalera. Cambio su mano a la barandilla, quizá fuese una mejor idea prender las luces, pero no quería despertar a nadie en la casa además  a medio camino ya recorrido lo que menos deseaba era regresar a tientas al aparador.

 

Tanteo con sus pies el suelo, en busca del borde de la escalera y así, uno a uno fue bajando los peldaños con cuidado, no paso mucho antes de que se diera cuenta que había una luz tenue viniendo de la sala, iluminando así la cocina y parte de la escalera. Al no ser fuerte imagino que la luz  provenía de una de las lámparas de noche que adornaban los buros de la sala.

 

Se encamino así ahí, esforzando su vista para enfocar a la persona que ocupaba la estancia, ahí, vio a el primogénito de sus hijos, sentado mientas abrazaba un sillón mirando el televisor apagado como si de repente fuese a hacer algo impactante, pero nada pasaba. Entonces el chico volteo, notando el movimiento pausado que el deslumbrante cabello rojo tenia cuando la mujer caminaba.

 

—Que sucede cielo? No puedes dormir? — cuestiono la mujer de forma tierna sentándose a un lado de su hijo en el sofá.

 

El chico movió su cabeza en forma negativa, nadie con tantas dudas en la cabeza como el podría dormir.

 

—Ven, acuéstate— pidió amablemente la mujer ofreciendo su regazo como almohada. Deidara dudo unos minutos antes de dejarse llevar y poner su cabeza en las piernas de su nueva mamá. —Que sucede? Quieres contarme? — la pelirroja había comenzado a acariciar los cabellos rubios, enredando sus dedos entre las finas hebras doradas

 

—No sucede nada… o quizá si… no lo se… —hablo bajito dejándose apapachar por la ojiazul

 

—intenta explicarlo, quizá pueda ayudarte—

 

—Es que… tengo una duda que no puedo contestar— expreso el rubio con su voz aun bajita

 

—Mmm, veamos que puede hacer tu increíble mamá para responderla— bromeo la pelirroja sonriendo  y sintiendo los espasmos en el cuerpo del menor al momento de reírse. —Aunque te rías, tu madre es una persona muy sabia, así que pregunta

 

—En ese caso…tu crees que yo.. quizá… podría estar enamorado? —las caricias en su cabello se detuvieron, Deidara pensó que había dicho algo malo, pero pocos segundos después las caricias continuaron.

 

—Vayas, es una pegunta difícil— rio la mayor pensando muy seriamente lo que podría responder —Podríamos iniciar, por… que es el amor para ti?

 

—No se… supongo… que es… un sentimiento cálido que te hace querer a alguien sobre todas las coas no?

 

—Es una buena respuesta, dime sientes que quieres a esa persona sobre todas las cosas?

 

—No realmente —Kushina soltó una pequeña carcajada al tono enfadado de su hijo —Pero me hace sentir raro, me enojo y me emociono, tengo ganas de llorar y también de reír, mi corazón se para y se acelera, todo es tan contradictorio que me siento mal.

 

—Hay querido— suspiro la ojiazul sin dejar de pasar sus manos entre el cabello rubio —Siempre hay que tomar en cuenta que antes  de amar, hay que querer y antes de querer te tiene que gustar. Creo que ya te gusta mucho, que lo estas queriendo demasiado y que estas a punto de amarlo — Deidara se sonrojo, se sorprendió y se espanto la verdad hubiera esperado un “No” rotundo así hubiera sido mas fácil. —Deberías intentarlo, yo se que el amor puede traer dolor, pero también,  puede llevar consigo un gran alegría, las cosas malas siempre se verán opacada por los buenos momentos.

 

Deidara permaneció en silencio analizando con cuidado todo lo que salía de la boca de Kushina— Negar  lo que ya esta dentro de ti, no lo hará mas débil— el rubio pensó que no podía negar eso — Bien vamos a dormir, estoy segura de que una larga noche de sueño  te hará sentir mejor— la pelirroja hizo levantarse al chico y se levanto del sofá acompañando a su pequeño retoño hasta a su habitación.

 

—Oye k… mamá—llamo su atención abriendo la puerta de su cuarto— Que es el amor para ti? — pregunto curioso y  un poco apenado por la familiaridad que sentía al estar cerca del aquella mujer.

 

—Para  mi…entrega total—río dulcemente y beso la frente de su hijo deseándole buenas noches para ir a su cuarto.

 

40 años atrás

 

El sueño se desvanecía, había un sonido insistente, similar al que hace un reloj marcando las horas,  constaba pitido que iba y venia a compas. Empezó a ser consiente de repente de que el dolor se había ido, pero había sido remplazado por una enorme pesades en cada una de las partes de su cuerpo. Aun así, le quedaba una sensación punzante en su garganta, estaba reseca y algo dentro de ella le impedía tragar y respirar.

 

Lo primero que pensó al ser plenamente consciente fue que  cualquier cosa que haya pasado había hecho que lo llevaran a un hospital,  lo sabía por el débil aroma a antiséptico , el olor de la muerte y enfermedad que llevaba consigo la sangre y el alcohol.

 

Los segundo que dedujo, fue que aquel sonido irrítate, que sonaba a la par de su corazón era alguna clase de monitor cardiaco, que  debidó al pulso y en base a sus años de experiencia sabia que debía estar en una clase de sueño consiente, quizá algún tipo de droga había disminuido su dolor y su capacidad muscular.

 

Probablemente hubiera estado inconsciente durante horas, quizá hasta días. Cuando despertó, confirmo sus sospechas, el lugar brillo de forma tan blanca que le obligo a cerrar los ojos de nuevo, era de ya de día, la noche oscura había quedado atrás junto con el callejón mal oliente en el cual había despertado la primera vez.

 

Tenía la garganta obstruida , se volteo de forma lenta y torpe tosiendo frenéticamente mientras que con sus manos trataba inútilmente de sacar aquello de su faringe; escupió y jadeo  desesperadamente , ocasionando incluso espasmos en la boca de su estomago y el tubo respiratorio  mientras sus piernas hormigueaban negando a responderle de forma correcta.

 

De un momento a otro se cayo al suelo llevándose consigo los tripies que sujetaban el suero a sus manos y con el ataque de tos provocándole un horrible ardor en la nuca.

 

Sombras se hicieron presentes, una tras otra rodearon su cuerpo en shock, cargándole de nuevo a la cama.

 

—Joven tranquilícese— llamo la voz de una chica que sostenía firmemente sus hombros, intento comunicarse, llevando sus manos a su garganta, rasgándola con tal desesperación que se hizo sangrar el cuello — Por favor deténgase, lo entubamos para que pudiese respirar , si deja de moverse lo quitaremos.

 

Intento relajarse aun que la tos  provocándole estremecimientos y de la forma mas rápido que pudieron quitaron el tubo y pusieron una mascarilla de oxigeno en su lugar. Una vez mas tranquilo la enfermera líder hizo llamar a un corpulento doctor que le miro de forma amable, muy contrario a lo que su apariencia dejaba ver.

 

—Soy su doctor, dígame recuerda algo de lo que paso— negó con su cabeza, no quiso hablar, la laringe le quemaba horrores.

 

—Al parecer sufrió un accidente, conducía una motocicleta a muy alta velocidad, quizá un conductor imprudente  bloqueo su camino y termino estrellándose contra un poste no sé, como paso pero su cuerpo termino a 5 metros de la motocicleta, es un milagro que esté vivo. Debería cuidarse mejor para la próxima, se que los jóvenes como usted suelen ser muy impulsivos pero intente usar casco de ahora en adelante.

 

Asintió débilmente recobrando el aliento que había perdido durante su ataque.  —Llamen a sus padres díganles que ya pueden pasar a verlo— hablo de nuevo esta vez, dirigiéndose a la enfermera que minutos a tras le había atendido.  

 

El chico pensó por un momento, que el no tenia padres, quiso decirle a ese sujeto, que tenia la edad suficiente para ser su tatarabuelo, por obviedad, sus padres hace mucho que habían dejado de ser seres mortales.

 

Vio salir a los enfermeros salir, después de acomodar las cosas  y color nuevamente las intravenosas en su lugar. Fueron pocos segundos después, cuando lo que entro por esa puerta casi lo vuelve a noquear. Sintió un miedo escalofriante que le erizo lo bellos del brazo mientras ambas figuras se acercaban hasta estar a su lado.

 

La mujer lo abrazo, su cálido aroma inundo sus sentido, hacia ya tanto tiempo  que había olvidado por completo lo que se sentía estar junto a ella. Su cabello negro tenia  la suavidad de la seda y el brillo de un diamante, era tan hermosa como cuando su espectral cuerpo había sido enterrado.

 

El hombre solo lo miro reprobatoriamente para luego suspirar aliviado y posar su mano gruesa en el hombro. Su apariencia era igual a la que tenia cuando era niño, fuerte e imponente, causando respeto a cualquier persona que le mirara directamente. Pero así era Tajima Uchiha, así era su madre, así eran las cosas hace mas de ochenta años.

 

Se dejo abrazar por su madre, y dejo que su padre peleara con la enfermera por su comodidad. Se fueron tiempo después, la hora de visita había terminado y la recomendación del medico era un día mas para observación.

 

Dejo que la oscuridad llenara de nuevo todo su ser, sin embargo con la luna colándose en la ventana fue imposible que su risa, maniática, llena de triunfo y maldad fuera vista por esos mismos rayos de luz tenue que llenaban la estancia. Pero como no iba a reír ahora, lo había logrado, había evitado la muerte, había vuelto a vivir, había vuelto a tener 15 años ¿Qué importaba que ese no fuera el mundo que conocía? Tenia una vida mas para adaptarse y una mas para que su sueño se hiciera realidad.

 

Ahora solo tenia que esperar que Óbito hiciera su trabajo, pero era lo de menos, el lograría lo que fuera, al fin y al cabo, era Madara Uchiha.

Notas finales:

fue bueno? , espero que si el proximo capi es madadei asi que esperenlo -w-


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